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Blog de masallaesoteric
27 de Noviembre, 2010 · General

STEINER Y LA ANTROPOSOFIA

STEINER Y LA ANTROPOSOFIA

STEINER SEGUN LA WIKIPEDIA - ANTROPOSOFIA SEGUN WIKIPEDIA - RUDOLF STEINER : VIDA Y DOCTRINA - ANTROPOGENESIS SEGUN STEINER - LA VIGENCIA DE STEINER - ANTROPOSOFIA SEGUN STEINER - STEINER Y BLAVATSKY SEGUN GOLDSTERN - FAUSTO Y GOETHE PARA STEINER - EL MISTERIO DE LOS ROSACRUCES - LA TEOSOFIA ROSICRUCIANA - SOBRE CHRISTIAN ROSENKREUTZ - AHRIMAN,LA RAIZ DEL MAL - EL SIGNIFICADO OCULTO DE LA SANGRE - LA 8VA ESFERA,ELOHIM Y AHRIMAN - EL IMPULSO CRISTICO A LA HUMANIDAD - COMO ACTUA EL KARMA - DESARROLLO INTERNO DEL HOMBRE - CONOCIMIENTO DE MUNDOS SUPERIORES - GRADOS DE LA INICIACION - LA INICIACION - TRANSFORMACION ONIRICA Y CONCIENCIA - EL GUARDIAN DEL UMBRAL


STEINER SEGUN LA WIKIPEDIA :

Rudolf Steiner (27 de febrero de 1861 - 30 de marzo de 1925). Filósofo austriaco, autor de una prolija obra de contenido espiritual que se conoce como antroposofía. En palabras del propio autor:

La antroposofía es un camino cognitivo que conduce el espíritu del hombre hacia el espíritu del universo...

El propósito de Rudolf Steiner era desarrollar un camino espiritual adecuado a la conciencia del hombre occidental moderno, un camino cognitivo que, tomando como punto de partida el pensamiento, desarrollase una ciencia espiritual complementaria de las ciencias naturales.

Posteriormente, y sobre los principios de su concepción espiritual, desarrolló diversas disciplinas prácticas como la Pedagogía Waldorf, la agricultura biodinámica, la tripartición social, la medicina antroposófica y algunas disciplinas artísticas como la euritmia o el arte de la palabra.

Tabla de contenidos

1 Biografía 
1.1 Periodo de formación 
1.2 Periodo filosófico 
1.3 Periodo espiritual o antroposófico 
2 Obras de Rudolf Steiner 
3 Obras sobre Rudolf Steiner

Biografía

La biografía de Rudolf Steiner se puede dividir en tres periodos:

Periodo de formación (1861-1886) 
Periodo filosófico (1886-1902) 
Periodo espiritual o antroposófico (1902-1925)

Periodo de formación

Para comprender el temprano interés de Rudolf Steiner por la filosofía hace falta detenerse en un hecho de su infancia que comenta de pasada en su autobiografía y que guía de manera clara su formación posterior.

Distinguía entre objetos y procesos que se ven y otros que no se ven

Si esta confesión ya resulta chocante, no lo es menos su descripción de esos objetos que sólo él veía, pues los asemeja lejanamente a las formas y los teoremas de la geometría. Toda su formación posterior se encaminó a dar forma epistemológica a esta temprana experiencia cuyo primer fruto fue su Epistemología de la concepción goetheana del mundo. 
 

Periodo filosófico

Es un periodo marcado por el término de su formación filosófica y el desarrollo progresivo de sus ideas. Encargado de publicar y comentar la obra científica de Goethe para la edición de Kürschner, Steiner descubre implícita en Goethe la epistemología capaz de superar las fronteras de Kant y que le permite englobar las experiencias suprasensibles que Goethe intuía y que el propio Steiner percibía, un primer fruto de ese trabajo es la publicación, en 1886, de su Teoría del conocimiento basada en la concepción goetheana del Mundo. Luego, en 1891 se doctora en filosofía por la Universidad de Rostock con una tesis que luego, ampliada, publicaría con el título Verdad y ciencia. Tres años más tarde, en 1894 publica su obra filosófica más importante: La filosofía de la libertad. A tenor de la lectura de sus obras de esta época, estrictamente filosóficas, nada hace sospechar la cesura radical que se produjo en 1902 con su incorporación a la Sociedad Teosófica, momento en el que empieza a presentar de forma pública lo que luego se llamó antroposofía. 
 

Periodo espiritual o antroposófico

En este periodo Rudolf Steiner desarrolló su obra de contenido espiritual a través de varios escritos y principalmente de conferencias.

Se puede distinguir entre un periodo teosófico 1902-1912 y un periodo propiamente antroposófico 1912-1925, marcado por la ruptura con la Sociedad Teosófica y la fundación de la Sociedad antroposófica. Esta distinción, sin embargo, es puramente histórica pues se aprecia una continuidad en el trabajo de Rudolf Steiner. 
 

Obras de Rudolf Steiner

La filosofía de la libertad (Existen tres versiones actualmente en castellano, publicadas respectivamente por Ed. Rudolf Steiner, Madrid; Pau de Damasc, Barcelona; y Ed. Antroposofica, Buenos Aires) 
El nuevo orden social. Ed. Kier 
¿Cómo se alcanza el conocimiento de los mundos superiores? (La Iniciación) Ed.Rudolf Steiner, Madrid; Ed. Antroposofica, B.Aires 
La teosofía. Editorial Rudolf Steiner, Madrid - Ed. Antroposofica, Buenos Aires 
La ciencia oculta. Ed. Antroposofica, B.Aires 
Psicosofia. Ed. Antroposofica. B.Aires 
Misterio de los temperamentos. Ed. Antroposofica. B.Aires 
Goethe y su visión del mundo. Ed. Rudolf Steiner, Madrid 
Teoría del conocimiento. Ed. Rudolf Steiner, Madrid - Ed. Antroposofica, Buenos Aires 
El alfabeto. Ed. Antroposofica. B. Aires 
La leyenda del templo y la leyenda dorada. Ed. Antroposofica, B.Aires 
Naturaleza de los colores. Ed. Antroposofica, B.Aires 
Arte y ciencia del arte. Ed. Antroposofica, B.Aires 
Reencarnación y karma. Ed. Antroposofica. B.Aires 
Curso sobre agricultura biologico dinámica. Ed. Rudolf Steiner, Madrid

Obras sobre Rudolf Steiner :

Como obra introductoria véase de Stewart C. Easton

"El Hombre y el Mundo a la Luz de la Antroposofía" Ed. Rudolf Steiner, Madrid 
"El curso de mi vida" (autobiografía) Ed. Antroposofica. Buenos Aires ISBN 9789509559530


ANTROPOSOFIA SEGUN WIKIPEDIA :

ANTROPOSOFIA :

Antroposofía en el sentido más general es la obra de Rudolf Steiner. Se puede dividir en tres partes: el legado intelectual, el legado artístico y el legado disciplinar.

Tabla de contenidos

1 Legados 
1.1 Legado intelectual 
1.2 Legado artístico 
1.3 Legado disciplinar 
2 Rasgos de la antroposofía 
3 Evolución temática de la antroposofía 
4 Bibliografía 
  
 

Legados

Legado intelectual 
Se compone principalmente de:

Ensayos filosóficos, entre otros la Teoría del conocimiento implícita en la concepción Goetheana del Mundo, Verdad y ciencia, Los enigmas de la filosofía, Nietzsche, un luchador contra su época o La filosofía de la libertad, su obra más representativa. 
Ensayos espirituales o propiamente antroposóficos como Teosofía, La ciencia oculta, ¿Cómo se alcanza el conocimiento de los mundos superiores?, Directrices antroposóficas, etc., etc. 
Las recopilaciones de conferencias que forman la parte más voluminosa de su legado. La edición alemana de la obra completa que supera los 300 volúmenes.

Legado artístico

Rudolf Steiner cultivó en el ámbito literario la poesía y el drama. Tanto una como otra tienen un contenido espiritual acorde con su concepción del mundo.

El calendario del alma. Es un conjunto de 53 poesías que relacionan el estado espiritual de la persona con las semanas del año, siguiendo el calendario de las principales fiestas cristianas. 
Los Dramas-Misterio. Son obras de teatro de argumento espiritual en el que los personajes se ven sometidos a diversas pruebas relacionadas con lo que Rudolf Steiner llamaba el camino de la Iniciación. 
El primer y el segundo Goetheanum. Se trata de dos edificios que se erigieron consecutivamente en la localidad de Dornach, sede actual de la Sociedad antroposófica. El primer Goetheanum se quemó en la noche de San Silvestre de 1922. Sobre su solar se erige actualmente el segundo Goetheanum. En estos edificios se puede saborear a placer la estética antroposófica. 
Pintura. La pintura antroposófica tiene su sello particular afín en muchos casos a otros movimientos pictóricos. Por lo general su tema es espiritual y su técnica parte del color para llegar a la forma. 
Escultura: Rudolf Steiner esculpió en madera una obra de gran tamaño que se conoce como el Representante de la humanidad. En ella plasma su visión del bien y del mal en el hombre.

Legado disciplinar

Incluye todas aquellas disciplinas que se derivan directamente de la antroposofía como aplicaciones. Algunas están más desarrolladas que otras.

Pedagogía Waldorf 
Tripartición social. 
Euritmia. 
Agricultura biodinámica. 
Medicina antroposófica.

Rasgos de la antroposofía

Objetivo: La antroposofía busca elaborar una comprensión global del hombre y del mundo, aspiración antigua y atractiva de tantas épocas y personas. A poco que se tenga en cuenta este principio básico que guía a su autor se explica con facilidad la variedad temática y disciplinar de su obra. También se explica el alto grado de germinalidad de la misma. 
Metodología: La antroposofía describe lo que su autor llama los mundos espirituales, basándose en una metodología propia. Esta metodología está descrita desde un punto de vista filosófico en su libro La filosofía de la libertad y desde un punto de vista espiritual en su libro "¿Cómo se alcanza el conocimiento de los mundos superiores?". Es evidente la dificultad de fundamentar una epistemología que avale y respalde la posibilidad de un conocimiento espiritual. En ese sentido, es innegable y loable la preocupación que tuvo Rudolf Steiner durante toda su vida de desarrollar una metodología apropiada a objetos y sucesos de carácter espiritual. 
Historicidad: La antroposofía es, sobre todo, el fruto de un encuentro entre personas. En este caso de aquellas que en el primer cuarto del siglo XX se interesaron por la obra de Rudolf Steiner. En ese sentido es un movimiento histórico que lleva en su fisonomía actual la huella indeleble de la época y el lugar donde ocurrió. Si hubiese ocurrido en otro entorno geográfico e histórico la antroposofía tendría un perfil diferente. Así, se puede decir que lo hoy en día se entiende por antroposofía, más que la antroposofía en sí, es una perspectiva de la antroposofía.

Evolución temática de la antroposofía

La actividad de Rudolf Steiner como autor de contenidos espirituales comenzó en torno a 1902, momento en que tomó contacto con la Sociedad Teosófica. La huella de ese encuentro se refleja en la temática de sus conferencias y escritos, fundamentalmente espirituales. Se descubren de todos modos radicales diferencias con la espiritualidad de otros autores teosóficos. Estas diferencias fueron el germen de la ruptura posterior con el movimiento teosófico y la consolidación de la propia antroposofía. Se pueden citar las siguientes divergencias esenciales: 
La falta de una epistemología espiritual o mera preocupación por ella en el seno de la Sociedad Teosófica. 
El orientalismo imperante en los escritos teosóficos frente al que Rudolf Steiner quería desarrollar una espiritualidad de carácter occidental. 
El papel central del Cristo en la concepción espiritual de Rudolf Steiner. 
El constreñimiento de la teosofía a temas meramente espirituales. 
Si se mira la historia de la antroposofía retrospectivamente, empezando por el final (1925), se observa una preponderancia de contenidos de carácter social. En torno a 1919, Rudolf Steiner estableció su teoría de la Tripartición social, al entrar en contacto con industriales y obreros de las fábricas de Stuttgart. Sobre esa misma fecha, también en Stuttgart inauguró el primer colegio basado en la Pedagogía Waldorf. De 1924 son sus conferencias sobre agricultura biodinámica. Al contacto con profesionales médicos, propuso los principios de la medicina antroposófica. 
En todos los casos, la renovación temática se debió al acercamiento de otras personas que ya no se interesaban únicamente por el conocimiento espiritual, sino que querían extender esa espiritualidad a campos concretos de la actividad humana. Entre los comienzos de la antroposofía y los finales se sitúa la primera guerra mundial, hecho que determina la historia de la antroposofía, provocando en buena medida su renovación, como mero reflejo de la renovación social y cultural que sacudió centroeuropa. 
 

Bibliografía

Easton, Steward. El hombre y el mundo a la Luz de la Antroposofia 
Steiner, Rudolf. La filosofía de la libertad 
–. La Iniciación o Cómo se alcanza el conocimiento de los mundos superiores 
–. La Teosofía 
–. La ciencia oculta


RUDOLF STEINER : VIDA Y DOCTRINA

Rudolf Steiner nació en en Kraljevic, una pequeña ciudad en los límites de Austria y Hungría. Hijo del jefe de estación de ferrocarril , pasó su infancia sujeto a una metódica rutina, extraordinariamente escrupulosa en cuanto a los ritmos y a la puntualidad, lo que, probablemente, influyó en su posterior carácter. La educación en colegios de religiosos, que eran lo únicos disponibles en aquella localidad, afectaba tan negativamente a su poca común sensibilidad, que su padre se vio obligado a asumir su educación, en lo cual fue ayudado por la mencionada sensibilidad del niño Rudolf,en estrecha comunión con la naturaleza. Dotado desde su mas tierna infancia de capacidades clarividentes, su inmenso genio le capacitó para estructurarlas y regirlas mediante el poderoso intelecto del que se hallaba provisto. De esta manera fue elaborando una renovadora concepción del mundo y de la realidad, como nunca había sido expuesta a la consideración del pensamiento occidental.

En sus posteriores estudios en la Escuela secundaria, se dedicó a la rama de ciencias, pero por su iniciativa, a fin de poder sufragar sus estudios, se dedicó a dar clases particulares en las cuales se vio precisado de conocimientos literarios y filosóficos, que hubo de ir adquiriendo por sí mismo. En sus estudios superiores, en el Colegio Técnico de la Universidad de Viena, continuó esta tónica universitaria y onmiabarcante, construyendo así un elenco cultural prodigioso, que permitiría el que más tarde, en plena madurez, llevase a cabo la ingente labor que ha fructificado en la Enseñanza Antroposófica la cual implica las bases para una completa Civilización y Cultura dentro de la próxima Nueva Era. Ya en aquellos tempranos albores de su vida, actuando como preceptor de los niños de una familia acomodada, fue capaz de impulsar de una forma tan asombrosa al hijo menor, fuertemente subnormal, que, con el paso del tiempo y la asistencia de Steiner, ese niño disminuido mentalmente, llegaría a ser un destacado doctor en medicina. Las maravillosas dotes del joven Rudolf le conquistaron un puesto en las Archivos de Goethe, en la ciudad de Weimar, para lo cual le allanó mucho el camino su trabajo en la edición de los trabajos, científicos del famoso autor alemán, para la Deutsche National Literatur del Kuerschner, labor que realizó a los 23 años. Por aquel entonces, ya había comenzado a desarrollar la parte más incipiente de su trabajo creativo en una línea filosófica, con la obra VERDAD Y CIENCIA, que le valió el doctorado en filosofía por la Universidad de Rostock, a la cual siguió LA FILOSOFIA DE LA LIBERTAD. En este libro, postulaba su tesis acerca de que el pensamiento podía llegar a utilizarse como un órgano de percepción en el Mundo Espiritual. Así a los 29 años comenzó su trabajo más sólido, con los archivos de Goethe, lo que parece que le dio oportunidad de asimilar el pensamiento esotérico Rosicruciano del prestigioso autor, por el cual sentía una considerable inclinación. Sus elaboraciones sobre LA TEORIA DEL COLOR, de Goethe, influenciaron a su contemporáneo Kandisky, afamado pintor ruso. Asimismo trabajó también en la edición de las obras de Schopenhauer y en la biblioteca y archivos de Nietzsche, por medio de su amistad con la hermana de este gran filósofo. Más tarde, en 1897, se trasladó a Berlín, para colaborar en la REVISTA DE LITERATURA, especializada en obras dramáticas muy renovadoras, que raramente conseguían alcanzar los escenarios. Fue en Berlín donde comenzó a relacionarse con los movimientos sindicales entonces en germen, lo cual le posibilitó una forma de dar expresión a su inquietudes sociales. Devoto de la meditación, a la cual definía como - Esa experiencia del hombre total, por medio de la cual se alcanza el Mundo Espiritual, mucho mejor que mediante las ideas- dio una primera conferencia esotérica en un círculo teosófico, invitado por el Conde Brockdorff, como consecuencia de haber leído éste un artículo de Steiner acerca del relato esotérico del Goethe, LA SERPIENTE VERDE Y EL HERMOSO LIRIO. Así se inició una colaboración de diez años con la sociedad Teosófica, habiendo sido presentado a los dirigentes, Annie Bessant y el Coronel Olcott, y estableciéndose una relación inicial de mutuo aprecio, que culminó concediendo a Steiner la presidencia de la Rama Alemana de la S.T. No obstante, y desde un principio, Steiner se reservó el derecho de hablar únicamente acerca de aquellos extremos que él hubiera podido comprobar personalmente, por medio de su propia investigación clarividente en los mundos espirituales. En el año 1909, como consecuencia de la declaración de Krishnamurti como el Cristo Reencarnado, por parte de Annie Bessant ( afirmación más tarde desmentida por el propio Krishnamurti ) Steiner se desvinculó de la S.T. y estableció su propio sistema de estudio, bajo la denominación de Antroposofía.

El contenido de esta original presentación de la Ciencia Espiritual, es, en todos los casos, el resultado de la obra investigadora del genio alemán. Algunas de las líneas más destacadas pueden ser enumeradas muy brevemente. En el terreno del Sendero Iniciático, Steiner recalca que las técnicas deben ser adaptadas a las necesidades del moderno hombre occidental, Asimismo, señala que las características propias de este camino exigen un considerable perfeccionamiento moral antes de profundizar en el conocimiento técnico y teórico. En cuanto a sus descripciones del proceso de evolución de la Tierra, Steiner analiza lo descubierto mediante la observación de los Registros Akásicos. La experiencia espiritual más íntima de Steiner fue su percepción del acontecimiento del Gólgota, o la crucifixión, mediante la cual se introdujo en nuestro planeta el específico impulso Crístico que permitió equilibrar las influencias perturbadoras de las Entidades Oponentes a la Evolución, Luciféricas y Ahrimánicas. El estudio clarividente de los acontecimientos relatados en los Evangelios, permitió a Steiner el establecimiento de unas profundísimas bases esotéricas para el Cristianismo. Bases que, más tarde, serían utilizadas para la fundación de la llamada Comunidad Cristiana. A lo largo de sus años de máxima actividad, Steiner marcó pautas invaluables en los ámbitos de las matemáticas, astronomía, ciencia, medicina, educación, teología, filosofía, drama, danza, economía, política, agricultura, ganadería, y en todos y cada uno de los más diversos ámbitos del pensamiento y el esfuerzo humano. Personalidad polivalente y universal, únicamente cabría compararla con el inmenso genio de Leonardo Da Vinci.

Después de muchos años de absoluta entrega a su labor de divulgación y ayuda, enfermó de cáncer, Steiner, que, como siempre sucede con los hombres altamente avanzados, no se permitía emplear sus facultades en su propio provecho ( por la misma razón por la cual Jesús no se desclavó a sí mismo de la cruz), debilitado por el trabajo incesante, derivado de sus múltiples actividades y de las consultas inacabables a las que atendía personalmente hasta altas horas de la noche... Fuertemente sensibilizado por las destrucción de su obra maestra, el famoso Goethaneum, construcción totalmente realizada en madera, bajo los mismos principios que rigen la convección de un violín, y que estaba destinada a ser un centro de estudio y de reunión de investigadores espirituales de todo el mundo, que fue incendiado por un grupo de nazis poco antes de declararse la Segunda Guerra Mundial. Quebrantado en tanto ángulos de su poderosa personalidad, y con su labor ya adecuadamente delineada, Rudolf Steiner aceptó el descanso provisional de la desencarnación el día 30 de marzo de 1925, falleciendo en una cama portátil que se había hecho llevar a los pies de una gran escultura representando a Cristo venciendo al poder negativo de Ahrimán, que él había esculpido personalmente mientras sus fuerzas se lo habían permitido, y con los planos del nuevo Goethaneum sobre la colcha . Murió en medio de una actividad febril, tal como siempre había sido su costumbre, a despecho de las dificultades y los dolores, y al lado de la imagen del Ser que había presidido e informado toda su vida, el Cristo, que par él simboliza el puro amor a la humanidad toda.

Rudolf Steiner nació en Krakjevec (Hungría-Croacia) el 27 de febrero de 1861. Hijo de un empleado ferroviario, pasó su niñez en Neudörfl, un apartado y encantador pueblito austríaco. Cursó estudios en Wiener Neustadt, en la Technische Hochschule de Viena y finalmente en la Universidad de Rostock (doctorado en Filosofía). 
Cultivó especialmente ciencias y matemáticas, y la lectura de filósofos como Kant, Fichte, Schelling y Hegel, ganándose simultáneamente la vida como preceptor. Su más íntimo amigo en aquella época fue un herbolario ambulante (considerado por algunos un maestro espiritual) quien logró ejercer gran influencia sobre él. 
Desde niño había tenido un conocimiento intuitivo y clarividente de los aspectos ocultos de la naturaleza y el hombre y paulatinamente logró desarrollar una clarividencia consciente que le permitió acceso a planos más elevados. Fue gestando así su doctrina antroposófica o Ciencia Espiritual que pretende alcanzar el conocimiento del hombre, del mundo suprasensible y de las fuerzas espirituales que dominan la materia. Simultáneamente, su temprana preocupación por Goethe hizo que se le encomendara la edición comentada de la obra científica de este autor. La notable introducción que escribió para los primeros volúmenes hizo que fuera contratado por los Archivos Goethe y Schiller de Weimar, donde se radicó durante varios años y terminó su edición de la obra goethiana. De Weimar (donde tuvo lugar lo que él llama una profunda "revelación" de su mente), pasó a Berlín como editor de una revista literaria (1897) y anteriormente, desde 1894, ya había comenzado a publicar su larga serie de obras. Hacia 1901 se lanzó abiertamente a la enseñanza de la Ciencia Espiritual, habiendo aceptado el cargo de Secretario General de la Sección Alemana de la Sociedad Teosófica en 1902.

En 1906 fundó la logia "Mysteria Mystica Aeterna" como filial de la Ordo Templi Orientis, aunque trabajó con métodos diferentes a los de la O.T.O.

En 1913, discrepa con los altos mandos de la S.T. por el "caso Krishnamurti" y se separa de la misma, preparando la fundación de la Sociedad General Antroposófica, que se instalaría finalmente en Dornach, cerca de Basilea.

En ese lugar se instaló el primer Goetheanum (inaugurado en 1920), un gran edificio dedicado al cultivo de la espiritualidad, que fue destruido por el fuego en 1922.

La labor de Steiner como preceptor durante muchos años con alumnos de los más diversos orígenes y capacidades, le permitieron obtener una valiosa experiencia en el campo psicológico-pedagógico, que concretño en 1919 al fundar la Escuela Waldorf de Stuttgart, para desarrollar nuevos y radicales conceptos pedagógicos desde un punto de vista espiritual.

Steiner falleció en Dornach (Suiza) el 30 de marzo de 1925.

Algunas Obras:

La filosofía de la libertad

Teosofía

Metodología de la enseñanza y condiciones vitales de la educación

Cómo se adquiere el conocimiento de los mundos superiores

La Ciencia Oculta

Cristo y el Alma Humana

Karma, la ley del destino

Atlántida y Lemuria

La Vida después de la muerte

La ciencia espiritual y el arte de la educación

Los guías espirituales del hombre y la humanidad

El cristianismo como hecho místico

Significado oculto de la sangre

El evangelio según San Lucas

El evangelio según San Marcos

El evangelio según San Mateo

El evangelio según San Juan

El quinto evangelio

El nuevo orden social

De Jesús a Cristo

* EXTRAIDO DEL PORTAL UNICISTA.COM


ANTROPOGENESIS SEGUN STEINER :

Antropogénesis según Steiner 
Emilio Sáinz Ortega emilio@revistabiosofia.com

1. El origen y desarrollo de las Razas Humanas 
2. El desarrollo del 4º Principio 
3. La institucionalización en el hombre de su alma individual 
4. La vuelta a la tierra tras el pralaya planetario 
5. Razas humanas y sus Espíritus planetarios 
6. Los Espíritus raciales y los Elohim, Espíritus de la Forma 
7. Las Jerarquías Espirituales y los Dhyani Choans 
8. Los Rayos de influencia de los Elohim y de los Logos planetarios 
9. Las líneas raciales y los Espíritus de la Raza 
10. El desarrollo final de las Razas Atlantes

El origen y desarrollo de las Razas Humanas

Siendo como han sido numerosos los estudios e investigaciones esotéricas sobre el origen y desarrollo de las razas humanas a lo largo de la historia de nuestro planeta, y contando como hemos de hacerlo con las distintas interpretaciones de las diversas tradiciones religiosas y espirituales, además de las distintas investigaciones tanto científicas como antropológicas conocidas en los ámbitos técnicos, es evidente a estas alturas que son muchos los puntos que todavía quedan sumidos en la clave del misterio, y por tanto sujetos a todo tipo de presunciones e hipótesis. 
Partiendo de los estudios y tratados que en tal sentido nos han legado los principales autores teosóficos que han investigado sobre el tema, como son en primer lugar Helena P. Blavatsky en su enciclopédica "Doctrina Secreta", y en su misma estela de influencia teósofos como Annie Besant y Leadbeater, William Judge o A. Sinnet, y hasta posteriormente las incursiones sobre el tema intercaladas en los textos de Alice Bailey, nos encontramos con interpretaciones a veces diversas sobre algunos temas, que obviamente han quedado en el enigma de lo incógnito y arcano, y ha sido en su momento Rudolf Steiner quien ha venido a introducir, como resultado de sus propias investigaciones, toda una serie de novedades y particularidades, que, sin apartarse radicalmente o de manera esencial de la línea interpretativa general adelantada inicialmente por la Sra. Blavatsky, clarifica algunos puntos de particular interés que trataremos de referir sucintamente en este artículo. 
Así como hay un acuerdo generalizado indubitado acerca del origen común e indistinto de todas las Mónadas humanas, ha habido diferentes posiciones acerca del origen de la diversidad y distinción de las razas, así como de la interpretación causal de los rayos y características diversificadas que han dado lugar en su momento al nacimiento y desarrollo tanto de los diferentes pueblos, civilizaciones, culturas y naciones, con sus peculiares y propios rasgos distintivos. Y Steiner, haciendo uso de los dones de clarividencia propios de su graduación iniciática y de su misión esotérica, pudo introducirse en las esferas correspondientes a las cadenas y manvántaras previos al nuestro que clarificasen tales misterios en buena medida, y extrayendo esos conocimientos ocultos de los llamados Archivos Akhásicos, nos los ha transmitido fundamentalmente a través de las miles de conferencias que prodigó a lo largo de su existencia. 
 

El desarrollo del 4º Principio 
La misión esencial de la Tierra, decía en tal sentido Steiner, es sin duda el desarrollo del 4º Principio Humano: el Ego, el cuerpo mental inferior, es decir el Yo separativo o Kama Manas, y ello como resultado del desenvolvimiento previo en Cadenas y Manvántaras anteriores de los tres Principios básicos que conforman la estructura fundamental del ser humano. De manera que en la primera Cadena o Manvántara, correspondiente al antiguo Saturno, se desarrollaron los fundamentos del cuerpo físico en su fase mineral, en el segundo Manvantara, llamado del Sol, se consolidaron los fundamentos del cuerpo etérico del hombre y su fase vegetal, y en el tercero, el de la vieja Luna, se desarrolló el tercer principio o cuerpo astral del hombre, en su vivencia animal. 
 

Desde las dos primeras razas (Polar e Hiperbórea) y hasta la Edad Lemur, correspondiente a la Tercera Raíz, el ser humano carecía de un alma propia e individual, de manera que, al igual que los animales que le rodeaban, contaba únicamente con un alma grupal. Y nos estamos refiriendo a un tiempo en el que todavía y durante ese larguísimo período histórico, nos dice Steiner, la Tierra y la Luna estaban unidas formando un solo planeta, hasta que finalmente en el curso de dicha edad es cuando la jerarquía creadora de los Espíritus de la Forma separó a la Luna de la Tierra, con el fin de llevarse con ella lo más denso de entre la pesada materia de que hasta entonces estaba constituida la humanidad. Y es a resultas de dicha separación planetaria que se instituyó la separación de sexos del hombre, que hasta entonces había sido un ser andrógino, con lo que se produjo lo que se ha conocido por la "Primera Caída" del hombre, al ser necesaria la generación y procreación por la vía genital sexual, de forma tal que el sexo vino a causar grandes estragos en aquella humanidad, pues se mezclaban indiscriminadamente las diversas especies, creándose con ello toda clase de subproductos humanoides incapaces de desarrollar el Principio egóico al que estaban destinados los seres humanos. Los bellos Apolos de la Raza Hiperbórea degeneraron terriblemente, hasta que en un momento dado Jahvé, uno de los siete Elohim o Espíritus Planetarios, desarrolló en la naturaleza humana el llamado principio de la herencia con el fin de evitar más cruces y mezclas de especies animales y humanas diferentes. 
Ante tal degeneración generalizada algunas almas se negaron a descender a la Tierra y a crear en los cuerpos óseos y durísimos en que se convirtieron los cuerpos humanos, de manera que hubo un largo pralaya en el cual muchas mónadas humanas dejaron de encarnar en el planeta, con la consiguiente despoblación en el globo terráqueo, que parecía poner en peligro el plan de desenvolvimiento de los seres humanos. Según las investigaciones realizadas por Steiner un gran número de esas mónadas humanas y animales fueron transportadas para encarnar en los otros cinco planetas del sistema solar (Saturno, Júpiter, Marte, Venus y Mercurio), además de en el Sol y la Luna, con el consiguiente efecto y hándicap de que estas almas no pudieron en su consecuencia quedar bajo la dirección e influencia de los Espíritus de la Forma, residentes en el Sol, cuya tarea fundamental era la de guiar la evolución racial de la humanidad en la tierra. 
Cuando la Luna-tierra se separó del Sol durante el anterior tercer manvántara, continúa Steiner en sus estudios cosmológicos, ese planeta conjunto de Tierra y Luna todavía no rotaba en torno a su eje, pues para eso hubiera necesitado que habitase en él un Espíritu del Movimiento que le diese tal vida y actividad, de manera que durante la Edad Hiperbórea solo una cara de ese globo conjunto daba al Sol, exactamente como ahora ocurre con la Luna con relación a la Tierra, y así la actividad de los Espíritus de la Forma ubicados en el Sol, al no haber día y noche alternantes, era continua y permanente. Y así continuó ocurriendo hasta que con la extracción de la Luna y su separación de la Tierra en el transcurso de la Edad Lemur la Tierra empezó a rotar sobre sí misma, ocasionando así las noches y los días, lo cual dio lugar a una actividad alternante y ya no permanente de tales Espíritus de la Forma que al hacer su trabajo desde el Sol solo ejercían su influencia sobre la Tierra durante el día. 
  
 

La institucionalización en el hombre de su alma individual 
Con el principio de herencia imbuido por Javeh cada especie animal desarrolló su propia alma grupal totalmente ceñida a la evolución de la Tierra, y al llegar la Edad Atlante, la mayoría de las almas humanas ya se habían individualizado, separándose así definitivamente de su antigua alma grupal cuasianimal o de especie, comenzándo así la evolución del principio egoico o kama-manásico en cada mónada encarnante, aunque éstas conservaran la memoria de su alma grupal en el cuerpo etérico. Cuando la tierra empezó a rotar sobre su eje polar y se institucionalizó el ritmo ya definitivo de los días y las noches alternantes, la evolución humana y del ser individual más allá del alma grupal fue quedando ceñida a la encarnación en la tierra de todas las almas, pues era reencarnándose que recibirían la influencia y radiaciones energéticas de los seres espirituales superiores que a su vez sacrificaban sus cuerpos por ellos. Y así durante la vigilia del día el ego y el cuerpo astral trabajaban incorporados a sus cuerpo etérico y cuerpo físico, y por la noche esos ego y cuerpo astral se separaban de sus cuerpos físico y etérico, y libres del cuerpo mientras dormían, comunicaban con los seres superiores conocidos como Ángeles (equivalentes a los Pitris Lunares o Barishad en términos teosóficos), Arcángeles (los Pitris Agnishvattas) y Archai (los Asuras), de forma que con ese contacto los seres superiores podían influir en el ego y reparar los daños ocasionados al cuerpo astral durante el día por los espíritus luciféricos, todo lo cual permitiría mantener las memorias de esos seres y así evolucionar definitivamente fuera del ser grupal como seres individuales. 
Mientras tanto los verdaderos directores de la evolución, los llamados Espíritus de la Forma de la segunda jerarquía celestial, trabajaban a través de la luz del sol durante el día, ya que durante la noche su actividad había de parar e interrumpirse a causa de la falta de luminosidad y por tanto de la oscuridad, de manera que podía dudarse de que con tal ritmo los humanos pudieran evolucionar apropiadamente si los Espíritus de la Forma trabajaban solo a media jornada, teniendo en cuenta el hecho de que anteriormente cuando la Tierra no rotaba, su actividad era permanente día y noche. 
Resolvieron el problema enviando al Elohim Jahvé a la Luna, de entre los siete Espíritus de la Forma o Elohim, los cuales desde el manvántara lunar trabajaban desde el Sol para guiar la evolución humana. Desde allí ese Elohim irradiaría su influencia sobre la tierra durante las noches. Y mientras tanto los demás seres espirituales que no habían conseguido el rango jerárquico al que estaban destinados, y como necesitaban también un lugar donde continuar su desarrollo aparentemente interrumpido con la falta de mónadas humanas encarnantes en la Tierra por las razones dichas, encontraron tales lugares al desprenderse del Sol el planeta Mercurio para los Archai (los asuras de la cosmología teosófica), así como el planeta Venus donde residirían y evolucionarían los Arcángeles (los agnishvattas), y en la Luna permanecerían los Ángeles (o Pitris lunares). Y así, durante el día los otros seis Elohim emitían sus rayos de amor al hombre, y por la noche el Elohim Jahvé trabajaba en el ego y el cuerpo astral de los seres humanos mediante la luz reflejada del sol espiritual.

La vuelta a la tierra tras el pralaya planetario

Llegó el momento entonces, al final de la Edad Lemur, en que aquellas almas que habían sido enviadas a los distintos planetas tras la crisis racial producida por la división de sexos y la degeneración producida por la mezcolanza indiscriminada de especies, volvieran a poblar la Tierra. Y fue produciéndose paulatinamente dicho retorno desde entonces y hasta la 4ª subraza de la Atlante, de forma que con el regreso de tales individualidades se hicieron evidentes las diferenciaciones raciales de los distintos pueblos que iban habitando las distintas regiones del continente lemur primero y después del atlante, que arrastraban lógicamente la impronta y huellas características de las radiaciones energéticas de aquellos planetas en los que habían habitado durante encarnaciones sucesivas, y que a su vez obviamente se distinguían de aquellos cuyas mónadas habían podido permanecer en la tierra.

Como es sabido, y tal y como coinciden todos los eruditos e investigadores teosóficos, el continente Lemur nació en el Océano Indico, de donde son porciones residuales las actuales Australia y Nueva Zelanda, y en esas regiones la vida era tremendamente difícil entre la enorme y colosal actividad volcánica y los períodos glaciares con que se alternaba la conformación del planeta. Fue en ese período en el que vino a la existencia la pareja ancestral de los Adán y Eva del Génesis, de donde todos los seres humanos tenemos el tronco común de origen genético, tal y como es reconocido por la moderna antropología, y desde entonces y hasta mediados de la Edad Atlante sus descendientes pudieron vivir en cuerpos de una sustancia mucho más plástica que aquellos cuerpos humanos anteriores a la escisión lunar.

Durante la emergencia y conformación de la isla continental Atlante fueron surgiendo dos líneas humanas de evolución diferenciada: a) las generaciones provenientes de almas venidas de otros planetas, b) las almas directamente descendientes de Adán y Eva, que no habían experimentado el pralaya exterior, y que al haberse separado la mayoría de ellas del alma de grupo y haber individualizado, empezaron a tener por primera vez lo que sería el Karma individual humano. De manera que este segundo grupo que había permanecido encarnando en la Tierra, contaba con una experiencia kármica con la que no contaban los venidos del pralaya planetario externo, por cuya razón todas las generaciones procedentes de Adán y Eva llevan en sí mismos las influencias lunares dentro de sus cuerpos etérico y físico, pues vivieron en la tierra en la Edad lemur durante todo el tiempo en que la Luna y la Tierra permanecían unidas, hasta después cuando ya estaban separados ambos astros, mientras que el cuerpo astral y el ego tenían las influencias de los demás planetas traídas de los mismos cuando regresaron y encarnaron en la tierra después de que ya se habían separado la Tierra y la Luna.

En consecuencia, así como es común la unidad de los cuerpos físico y etérico de todos los hombres, al haberse formado durante los manvántaras o cadenas de Saturno y del Sol bajo la dirección estricta de los Espíritus de la Forma que trabajaban con la intermediación a sus órdenes de los Pîtris solares, no fue unitaria la formación y constitución del cuerpo astral y del ego o cuerpo mental inferior de los hombres, que tuvo que llegar posteriormente mucho más tarde en la historia de la evolución, a través de la labor de los Pitris lunares (o Barishad), y hasta en contra del plan general de evolución diseñado en principio por los Espíritus de la Forma, por las razones históricas atestiguadas por Steiner en el sentido recién expresado. Por las mismas razones la labor y función de los Pitris lunares está más asociada con los cuatro principios inferiores del cuaternario inferior y menos con los tres superiores. 
Como fuera que los espíritus luciféricos (los asuras), para completar su propia evolución necesitaban cuerpos o vainas humanas donde pudieran desarrollar sus 6º y 7º Principios, prefirieron humanos que tuvieran desarrollado el ego o 4º Principio (kama-manas), y ese tipo humano era representado precisamente por los descendientes de la pareja de Adán y Eva, por su mayor experiencia kármica, y es por eso que de la unión de esas almas más viejas con espíritus luciféricos surgieron reyes, leyes, profetas y en general los líderes de la humanidad, aunque posteriormente dichos espíritus acabaran mezclándose con los menos avanzados.

Razas humanas y sus Espíritus planetarios

Al contrario de lo previsto en el Plan Divino, y a causa del efecto de los Espíritus Planetarios en las almas humanas que habían habitado cada uno de sus planetas respectivos durante el pralaya espiritual externo, surgieron líneas raciales diferenciadas y marcadas por el sello distintivo de cada uno de los Logos o Espíritus Planetarios de tales planetas en los que habían encarnado momentánea pero reiteradamente. Cada uno de los logoi de los planetas decidió crear su propia raza o tronco racial, de forma que todas y cada una de las razas atlantes vendrán claramente influenciadas de manera diversa y se acabarán distinguiendo y definiendo ya sea como hombres de Júpiter, hombres de Saturno, hombres de Marte, etc, lo cual hacía que el Yo Superior de cada iniciado estuviera controlado por el Espíritu Planetario correspondiente, y que en vez de haber siete razas evolucionando bajo la guía de los Siete Elohim con el Cristo como líder de todos ellos, hubiera cinco razas (de cada uno de los cinco planetas) evolucionando separadamente, y cada una de ellas contemplando a su Logos Planetario respectivo como su Dios Superior (el equivalente a su Cristo interno, su Atma).

Esta diversidad de distintas evoluciones, en vez de una unitaria, ha producido una gran confusión entre los grandes líderes espirituales de la humanidad. Y así por ejemplo Mme. Blavatsky dice que Buddha es Mercurio, y es correcta en tal apreciación, afirma Steiner, pues para las mónadas encarnantes procedentes de aquel pralaya en Mercurio el Yo Superior de los iniciados es el Espíritu de Mercurio revelado a través de Buddha, por cuya razón ellos no reconocen a Cristo como su Yo o Espíritu Superior. De esta manera solo los iniciados Hijos del Sol, tras haber desarrollado sus 3 Principios Superiores podrán mirar al Cristo como su Yo Superior, de la misma manera que los iniciados de la raza de Júpiter, luego encarnados en Grecia, miraban a Zeus como su Yo o Dios Superior. El Atma o Dhyani Buddha grupal era pues diferente para cada iniciado, dependiendo del planeta y el espíritu planetario donde encarnaron durante el pralaya intermedio entre la separación de la luna y la tierra, ya que cada planeta era obviamente influenciado por una corriente de rayo distinta y característica de cada Logos. Por esta razón los adeptos espirituales no han podido ponerse de acuerdo nunca acerca de que sea el espíritu del Sol, Cristo, el más alto y superior de todos los Espíritus Planetarios.

Los Espíritus raciales y los Elohim, Espíritus de la Forma

Como el lector ya habrá adivinado un Espíritu Planetario es lo que en otros términos se conoce por Logos de un planeta. Y sería el equivalente, para otras tradiciones religiosas y esotéricas, lo que se denominó por los hindúes los Dhyanis Buddhas o Kumaras, lo mismo que para los gnósticos eran el Demiurgo y los Aeones, para los cabalistas los 7 Sephiroth, para los zoroastrianos los Star-Yazatas, y que para los cristianos fueron los llamados Ángeles Planetarios o 7 Espíritus ante la Presencia (o ante el Trono). Son la jerarquía angélica conocida por Virtudes, dentro de la Segunda Jerarquía de Dominaciones, Virtudes y Poderes (Espíritus de la Forma), que según se dice en términos jerárquicos esotéricos cristianos, están cuatro grados o estados por encima de la jerarquía de los seres humanos, y son conocidos exotéricamente por los mismos nombres de los antiguos planetas: Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Mercurio, Venus y Luna. 
Pero es importante recalcar que no debe de confundírseles y que son distintos de los Elohim antes mencionados o Espíritus de la Forma, que también son siete, quienes según interpretan los antropósofos, están tres grados o etapas jerárquicas por encima de la humanidad común. Seis de ellos habitan y trabajan desde el Sol, y el séptimo, Jahvé, como ya se ha explicitado, desde la Luna. 
El Sol y la Luna no están relacionados, ni siquiera físicamente con los otros cinco planetas, pues el Sol es superior a ellos, y la Luna es inferior. La Luna es un cadáver muerto, mientras que el Sol es una estrella fija, no un planeta, aunque hay que señalar que esotéricamente el Sol y la Luna ocultan a dos planetas aún por descubrir y manifestarse, pues no tienen todavía estado o cuerpo netamente físico. Se dice asimismo que el Sol eventualmente será sustituido por Vulcano, que está en la órbita de Mercurio, y que la Luna podría ser sustituida a su vez por Urano.

En contra de lo se cree en términos astrológicos convencionales, los otros tres planetas, Urano, Neptuno y Plutón no pertenecen strictu sensu a la formación de nuestro sistema solar, a pesar de su cercanía relativa, pero en su momento fueron capturados dentro del mismo, y como sea que rotan sobre su propio eje, también cuentan con su propio Espíritu Planetario, pero sin estar inmiscuidos en la evolución de la Tierra como los demás planetas. Y a su vez, esos dos planetas velados, si tenemos en cuenta el hecho de que todo planeta es una vida septenaria que evoluciona a través de siete estados o fases, permanecen ocultos porque solamente el 4º de tales cuerpos o estados evolutivos es físico, y los demás son etéricos o incluso astrales o meramente mentales, según su proceso de desarrollo. 
En consecuencia, si tenemos en cuenta que cada uno de aquellos 7 Espíritus de la Forma tiene su rayo respectivo característico, y que asimismo los 7 Espíritus Planetarios emanan otros tantos 7 Rayos propios, habremos de constatar que estamos sometidos a dos fuentes diversas de irradiación e influencia, que afectarán a todos y cada uno de los planetas de nuestro sistema solar, y que consecuentemente todos ellos repercutirán sobre la Tierra y sobre la humanidad, ocasionando el correspondiente conflicto o reacción esotérica.

Las Jerarquías Espirituales y los Dhyani Choans

Parecería a primera vista, a través de la investigación steineriana que se ha expuesto hasta ahora a lo largo del presente estudio de su interpretación antropogenética, que hubiera habido una desconexión o falta de coordinación cósmica entre las diversas jerarquías espirituales rectoras o progenitoras de nuestra humanidad y de las razas que históricamente han venido conformándola en las fases previas a la actual 5ª Raza Raíz. Sin embargo Steiner es rotundo a la hora de establecer que el gran movimiento unitario se plasmó y se produjo con la última venida del Cristo en la persona de Jesús, de manera que es Cristo, al mando de los 7 Elohim o Espíritus de la Forma, quien al fin y a la postre dirige toda la evolución de la Tierra, tras las sucesivas intervenciones y aportaciones jerárquicas celestiales en la estructuración de los diferentes principios constitutivos humanos, y así a su muerte en el Gólgota Cristo culminó una fase esencial de ese proceso al unirse íntimamente con la tierra, convirtiéndose en su Espíritu Planetario. A los 30 años el alma ya desarrollada de Jesús recibió al espíritu del cosmos y en aquel momento crucial del cambio de la evolución humana un hombre tomó en su alma la esencia divina espiritual del universo. Cristo entró en la misma tierra por un plazo de tres años, y desde entonces ese poder espiritual vive en la misma atmósfera que habitan nuestras almas. A partir de su muerte y resurrección la Tierra y la humanidad recibieron un impulso nuevo y revolucionario que cambió todo el proceso evolutivo, más allá de las fuerzas de la muerte que el hombre lleva consigo. Se cumplía así por fin el designio planificado por los Elohim o Espíritus de la Forma de cara a la constitución definitiva del ego humano.

A los efectos de que el lector pueda situar a los distintos Espíritus o Jerarquías celestiales intervinientes en la creación y desarrollo de las razas a los que se refiere habitualmente Steiner, que obviamente difieren de la nomenclatura de las Jerarquías creadoras de la tradición teosófica, y que son mencionados continuamente a lo largo del presente artículo, esencialmente en la línea de los seres angélicos de la tradición cristiana, a continuación reseñamos esta clasificación que sería la usada por los Antropósofos: 
 

Tales denominaciones, de origen fundamentalmente bíblico y cristiano, corresponden o equivalen a las distintas jerarquías y graduaciones que bajo el concepto general de origen sánscrito Dhyani Chohans ("Seres de contemplación" en su traducción literal), vienen referidas a esos arquitectos intelectuales o inteligencias cósmicas, que como seres espirituales superiores del mundo divino y como Jerarquía de Luz, incorporan en sí mismos la ideación del Logos Cósmico, conformando las leyes de acuerdo con las cuales funciona la naturaleza y la existencia. En un sentido esotérico tales seres son nosotros mismos ya que nacimos de ellos, son nuestras mónadas, nuestros átomos y nuestras almas, y por tanto su progenie está íntimamente unida a la humana, pues cada Principio humano tiene su fuente y su origen en estos seres espirituales. Un día nuestra humanidad, conocida en esos mismos términos por la cuarta jerarquía, formará parte de tales espíritus constructores de los seres que van detrás de nosotros en el orden evolutivo.

Los Rayos de influencia de los Elohim y de los Logos planetarios

Si la Luna hubiera permanecido unida a la Tierra la evolución humana habría sido distinta, y por eso, con el fin de mantener el equilibrio evolutivo temporalmente desestabilizado con dicha escisión geológica, los Espíritus de Sabiduría establecieron una colonia en la Luna, que mantendría la irradiación día y noche tras la separación lunar, a los efectos de que no quedase frenado el desarrollo evolutivo de la humanidad, para lo cual el Elohim Jahvé se trasladó allí, mientras los otros 6 Elohim permanecían ejerciendo su labor desde el Sol. La Luna, al no rotar sobre sí misma, no estaba (ni está en la actualidad) habitada por un Espíritu del Movimiento como los demás planetas, sino que estaba habitada por ese Espíritu de la Forma conocido en el Antiguo Testamento por el nombre de Jehováh.

Tenemos por tanto, sostiene Steiner, dos tipos de seres angélicos aplicando su influencia sobre la humanidad; por un lado la de los llamados Espíritus del Movimiento (o Espíritus Planetarios) de cada uno de los planetas, y por el otro la de los Espíritus de la Forma o Elohim, radicados en el Sol, cooperando ambas activamente en el desarrollo de las razas humanas. Las fuerzas creativas de los Elohim (Espíritus de la Forma) referenciados en el Génesis trabajaban durante el día mediante la luz solar, y el séptimo de ellos desde la Luna polarizaba durante la noche la luz reflejada del sol, mientras que al mismo tiempo, conjuntamente con estos rayos solares y lunar interactuaban los rayos planetarios emanados de los Espíritus del Movimiento de los 5 planetas rotantes en torno a su eje. Saturno, Júpiter, Marte, Venus y Mercurio.

Para explicitar esa duplicidad de Rayos a que se veía sometido el hombre, podemos señalar aquí, como complementación de toda esta investigación de Steiner sobre el desarrollo de las Razas y sus distintas características de Rayo según su procedencia planetaria praláyica, las referencias que por su lado realizó en este mismo sentido Alice Bailey sobre las diferencias de rayo existentes entre los diversos planetas, y que fueron precisadas muy concretamente por ella en su libro sobre Los Rayos (Tomo III del texto sobre Psicología Esotérica I) donde dejó sentado expresamente que: " Cada planeta es la encarnación de un Ser o Entidad, y cada planeta, como todo ser humano, es la expresión de dos fuerzas de rayo: la personalidad y el alma, y por tanto hay dos fuerzas esotéricas en conflicto en cada planeta", y establecía la siguiente relación de rayos y Planetas:

1. Vulcano - 1º rayo. 
2. Mercurio - 4º rayo. 
3. Venus - 5º rayo. 
4. Júpiter - 2º rayo. 
5. Saturno - 3º rayo. 
6. La Luna (velando un planeta oculto) - 4º rayo. 
7. El Sol (velando un planeta oculto) - 2º rayo. 
¿Son estas influencias de rayo del alma las referidas por Steiner como las procedentes de los Elohim? ¿Y son acaso las influencias del rayo de la personalidad que cohabitan con aquellas las de los Espíritus o Logos planetarios? Las respuestas a tales cuestiones y su desarrollo práctico forman parte del trabajo de investigación personal de cada discípulo en el sendero.

Las líneas raciales y los Espíritus de la Raza

En sus estudios e investigación el fundador de la Antroposofía constató que, tal y como ya hemos relatado, tras la vuelta a la Tierra de las almas provenientes del pralaya espiritual en aquellos planetas, cada uno de los Espíritus Planetarios, en colaboración con los Espíritus de la Forma, decidieron crear su propia línea racial separada, por medio de la creación de un cuerpo etérico racial distinto, formando así las llamadas cinco razas raíces. De esta forma siendo esencialmente unitaria y común la estructura corporal humana (el cuerpo físico) y el alma grupal inicial por causa de la intervención de los Espíritus de la Forma, las posteriores diversificaciones y modificaciones propias de cada una de las cinco razas fue realizada por medio de la intervención e influencia de los 5 Espíritus Planetarios, llamados también Espíritus de la Raza. 
Y fue de esta manera que surgieron sucesivamente las distintas razas: A) la cooperación del Espíritu de la Raza de Mercurio produjo la raza negra, reflejándose su actividad esencial en el sistema glandular. B) La labor del Espíritu de la Raza de Venus produjo la raza amarilla, reflejándose sus efectos fundamentalmente en la respiración, el plexo solar y el sistema nervioso simpático. C) Los esfuerzos del Espíritu de la Raza de Marte se centraron en la creación de la raza mongol, reflejándose a su vez su singularidad en la sangre. D) El espíritu de la Raza de Júpiter produjo la raza ario-caucasiana, el tipo predominante de la 5ª raza raíz, que empezó en la India y luego se desarrolló en dirección hacia Europa y Asia Menor, enfocando su actividad en la impresión de los sentidos y el sistema nervioso central, el cerebro y la médula espinal. E) Finalmente el espíritu de la Raza de Saturno se centró en la creación y desarrollo de la raza cobriza de los indios americanos, cuyo sistema glandular tiende a la osificación, decadencia y desaparición y muerte de la raza.

Sin embargo un evento muy especial y hasta revolucionario habría de tener lugar, hasta el punto de modificar estas cinco líneas raciales, a resultas del plan que los Espíritus de la Forma tenían de hacer encarnar al Espíritu de Cristo en la Tierra. De acuerdo con su proyecto inicial Cristo debería de haber encarnado a mediados de la Edad Atlante, con el objetivo fundamental de trabajar directamente sobre la constitución y desarrollo del ego humano. Pero hubo de retrasarse el descenso crístico planeado por varias causas sucesivas: una de ellas fue el freno materialista de las culturas matriarcales de los pueblos atlantes, siendo otra igualmente importante la invasión del cuerpo astral humana durante la Edad Lemur por parte de los Espíritus llamados Luciféricos, de manera que la venida del Cristo hubo de ser pospuesta hasta la futura Raza Aria. 
Para este acontecimiento tuvo que crearse un tipo especial de raza que pudiera servir de vehículo para la encarnación en la tierra del ego crístico y macro-cósmico. En ese sentido fue creada la raza o pueblo hebreo, mediante la formación de un cuerpo físico adecuado para albergar un espíritu de tan gran entidad, lo cual fue diseñado y preparado por el Elohim Jehová desde la Luna, quien trabajó en la línea de la sangre. Por cuya razón Jahvé es el Dios de los hebreos, y a tal fin centró su labor en la línea sanguínea de Abraham, Isaac y Jacob, a través de la Casa de David hasta llegar al nacimiento del hijo de la estirpe de Salomón, Jesús, en quien encarnó el Cristo.

El desarrollo final de las Razas Atlantes

Es un principio esotérico comúnmente aceptado que todas las personas en sus sucesivas encarnaciones han de pasar por las diversas razas, de forma que según se iba encarnando en lugares geográficos diferentes el hombre quedaba sometido a los rasgos raciales característicos de esos pueblos, siendo los Espíritus del Movimiento quienes controlaban los lugares geográficos y sus pueblos y etnias. Y así el desarrollo original del progreso evolutivo del hombre comenzó con la Raza de Mercurio en África, la raza negra, con las características propias de la infancia. Moviéndose en dirección hacia Asia, los Espíritus de Venus y Marte imprimieron en esas razas los caracteres de la juventud. Moviéndose luego en dirección Oeste hacia Europa, los Espíritus de Júpiter imprimieron en la raza humana los caracteres de la primera madurez. Y finalmente, en América los espíritus de Saturno imprimieron en la raza marrón o cobriza los caracteres dominantes del último tercio de la vida, o de la vejez y muerte.

Steiner decía que la evolución de la civilización humana asumía esta misma línea geográfica de desarrollo, que empezó en África, moviéndose primero en dirección a Asia, después hacia el oeste y Europa, para terminar en América. Y así constataba cómo los pueblos indígenas americanos y mexicanos, así como los de las Islas Caribes, como descendientes todos ellos de las razas atlantes, luchaban por sobrevivir, y cómo, bajo la influencia geográfica de los Espíritus de Saturno, estas culturas estaban destinadas a perecer, al haber acabado su ciclo de nacimiento, infancia, juventud, madurez, vejez y muerte.

Las razas Atlantes fueron la primera Raza Raíz que en sentido estricto se subdividió en siete subtipos raciales siguiendo la influencia de los Espíritus de la Forma y los espíritus raciales, bajo la dirección y guía de los Oráculos Atlantes, y así por ejemplo el Manú del Oráculo de Mercurio fue quien guió a los pueblos de África para crear y cultivar la raza Etíope. En ese sentido la Tierra había sido poblada por los distintos tipos raciales bajo la guía de los Oráculos de los Espíritus del Movimiento, por cuya razón los iniciados de cada Oráculo miraban a su Espíritu Planetario correspondiente como a su propio "Dios". No entramos en precisar las siete subrazas atlantes descritas por Steiner porque coinciden básicamente con las ya conocidas y enumeradas por otros autores teosóficos.

La tarea y objetivos de la Cuarta Raza Raíz, que habían sido básicamente el desarrollo de la memoria y el lenguaje se habían cumplido suficientemente, de la misma manera que el objetivo de la Quinta Raza Aria en su conjunto es desenvolver cumplidamente el Manas o pensamiento cognitivo. La raza atlante había llegado a su fin, de forma que sus actuales restos están irremisiblemente destinados a su total desaparición, como también ocurrirá eventualmente con nuestra Raza, dentro del irrevocable ascenso evolutivo de la humanidad hacia mayores y superiores estados y cotas de divinidad. 
 

Por

Emilio Sáinz Ortega 
Director de Redacción de Revista BIOSOPHIA 
emilio@revistabiosofia.com


LA VIGENCIA DE STEINER :

La Vigencia de Steiner 
Por Emilio Sáinz 
 

Siguiendo la linea editorial de la Redacción de esta revista, manifiesta desde el primer número, de preconizar y ponderar, por encima de cualquier adscripción sectaria a ninguna doctrina o filosofía de carácter excluyente, la intrínseca unidad de fondo de todas las ramas de la doctrina esotérica, y aunque dentro de esa vía unitaria y ecuménica pueda advertirse siempre una afinidad e interés inevitables hacia esa gran maestra referencial que es Helena P. Blavatsky y su nunca suficientemente ensalzada "Doctrina Secreta", queremos hacer honor y sencillo homenaje en este número a ese otro monumento del ocultismo, Rudolf Steiner, y es por ello que recogemos varios artículos en relación con su abundantísima y muchas veces todavía desconocida obra acerca del Cristianismo esotérico occidental y el impulso crístico que con sus tesis e investigaciones antroposóficas vino a aportar al esoterismo tradicional de todas las edades. 
 

Y en tal sentido, al acercarnos a la ingente y múltiple producción de Steiner, expresada más en cientos de conferencias por él expuestas a lo largo de su vida que en sus textos más conocidos, observamos, con relación a la teosofía blavatskiana, su reivindicación de las tradiciones esotéricas cristianas y occidentales, por encima y como superación y trascendencia de las filosofías budista e hinduista de Oriente fundamentalmente preconizadas por la Escuela Teosófica. En los dos trabajos cosmológicos más omnicomprehensivos aparecidos en los tiempos modernos sobre la cultura occidental del uno y de la otra ("La Doctrina Secreta" de Blavatsky y "La Ciencia Oculta" de Steiner) ¿existe una contradicción de principios o entre ambos libros y filosofías o por el contrario la citada obra de Steiner es más bien un suplemento que viene a completar el texto fundamental de la Sra. Blavatsky? 
 

Según los antropósofos que han venido interpretando hasta hoy a su maestro Steiner existe una teoría predominante en "La Doctrina Secreta" acerca del nacimiento y creación del mundo y del ser humano, que a la larga imposibilita al hombre occidental seguir el sendero del ocultismo oriental si no renuncia a su naturaleza europea y a sus raíces culturales y religiosas, que ha venido a ser corregida y ampliada por la descripción detallada en "La Ciencia Oculta" acerca de las condiciones, medios y pruebas de la iniciación específicamente formuladas y diseñadas para el discípulo occidental y europeo. Dicha teoría parte de la doble lucha que tanto en los cielos como en la tierra se produjo con la creación cósmica y que se tradujo en la doble "ideología" entre los Creadores que afirmaban la evolución cósmica y los seres que rechazaban la creación material: aquellos que seguían "el camino de la Luna" (Chandravancha, es decir la corriente del mundo material) y las almas que seguían "el camino del Sol" (Suryavancha, la corriente espiritual). Para Blavatsky, dicen tales antropósofos, el punto cardinal que materializa en la tierra esa oposición de fuerzas se produjo con la encarnación humana y la división de sexos a mediados del período Lemur: de un lado apareció la intelectualidad en el hombre y con ella su naturaleza solar, y de otro, con el sexo, su naturaleza lunar, de manera que el propósito de toda la existencia humana sería alcanzar la victoria del Sol –el espíritu- en el hombre sobre su tendencia lunar –la materia-, de tal forma que la significación real de la evolución cultural humana habría de ser el triunfo de la Luz de Oriente sobre la oscuridad del Oeste, que en este sentido espiritual sería el polo inferior de la cultura humana siendo la Luz del Este el polo superior, pero siempre preservando en este proceso la intelectualidad occidental como principal logro de los europeos. 
 

Es en este sentido que "La Doctrina Secreta", prosiguen Steiner y los antropósofos, mantiene una actitud moral muy definida entre arriba y abajo, espíritu y materia, el mal y el bien, entre Lucifer como ser espiritual de luz y guía de la humanidad y Jehovah, Dios de la Luna, como poder de la oscuridad que impulsa la procreación y por tanto el sexo, es decir entre Lucifer y Ahriman, siendo en esta polaridad Jehovah visto como el ser Ahrimánico (materialista y demoníaco) y en el extremo opuesto siendo Cristo el ser de luz y por tanto Luciférico. Sin embargo, mantienen los seguidores de Steiner, Madame Blavatsky pasó por encima y no pudo llegar a captar el verdadero sentido del Misterio del Gólgota (la bajada de la vida espiritual a la existencia en la tierra) y del auténtico esoterismo cristiano que encierra el sacrificio cósmico del Cristo, que por el contrario es un punto crucial y central en "El Silencio Oculto", y que vino a cambiar y modificar en mitad de nuestra actual 5ª subraza de la 5ª Raza raíz toda la evolución humana a lo largo de los siglos, tanto como pudo significar la separación de sexos en la época lemur. El impulso crístico que se produjo en el Misterio del Gólgota permite al hombre ir más allá del planteamiento estrictamente dualista del bien y el mal, y comprender que además del Misterio de la Luz y del Misterio de la Muerte existe un tercero y superior Misterio de la Vida y la Luz que pasó a través de la Muerte, y a aprender a ver también el mal arriba y alternativamente el bien abajo, de manera que el impulso radiante del Cristo pasa sobre el abismo entre la luz y la oscuridad y une los dos opuestos entre la luz y la oscuridad en un tercer elemento: el principio del amor cósmico, que hace posible la transformación del conocimiento en acción, de la oscuridad inferior en la luz superior.

"El Silencio Oculto" de Steiner y en general los antropósofos abundan, al contrario que Mme. Blavatsky, en toda serie de puntualizaciones e interpretaciones sobre los efectos tanto cósmicos como humanos de ese Misterio del Gólgota. Uno de ellos y fundamental es el referente a la conversión en aquel sagrado momento histórico de Lucifer, el Angel de la Luz y las Tinieblas, el Dios-Diosa andrógino, el Espíritu Santo y Satán al mismo tiempo, que más allá de ser un demonio como pregona la Iglesia Católica, es el arquetipo de la humanidad, el Prometeo encadenado al destino de cada hombre, el hijo pródigo que acepta el dolor y la proscripción de bajar a la tierra e imbuir el principio manásico en el hombre para conocer la libertad y la consciencia. El es el Hijo de la Luz, es la Mente en el hombre, es el Tentador y el Redentor que nos libra y salva del animalismo, es la emanación directa de la Mente Divina. El es la Luz Astral que sirve para crear y destruir, el Shiva-Rudra-Kali que crea y mata toda pasión sexual que domina nuestros sentidos, el torbellino de luz que nos arrastra al abismo y a la muerte. Su naturaleza es el fuego cuyo uso inteligente vivifica y cuyo exceso aniquila. Es el portador de la Luz, la luz/fuego como medio de purificación. La profecía decía que Lucifer, el espíritu levantisco y rebelde, el asura, se uniría al Cristo como el buen Espíritu, pues había de ser mediante él que se comprendería y llegaría al Cristo, así como mediante a través del Manas superior se llega a Buddhi para posteriormente llegar a unirse a Atma/Cristo. Lucifer se convirtió en ese Misterio en el Espíritu Santo en el hombre, el Espíritu del entendimiento independiente y la sabiduría que surge a la luz plena de la consciencia. El sería la antorcha y el portador de la Luz, y Cristo es esa Luz en toda alma humana.

Es a partir de su conversión en el Misterio del Gólgota que el Lucifer hasta entonces penitente se convirtió en el humilde y entregado puente sobre la esfera de falsedad que él había creado en el pasado. Y es en el posterior Pentecostés que se rindió totalmente al impulso de María (Sophia) y se hizo uno con ella, uniendo sus influencias y poderes, al aportar Lucifer al hombre su entusiasmo y alegría (se dice que los apóstoles estaban llenos de un "vino nuevo", que vendría a ser el entusiasmo dionisíaco de Lucifer), su cooperación al Buddhi de Sophia aportaría ese estado del alma Buddhi-Manas, que permitiría entrar al Cristo en las almas humanas, tal y como hizo en los apóstoles: en ese Pentecostés el Cristo que advino a María y a sus discípulos creó un ego común, un círculo de luz amor como órgano de revelación, una consciencia transpersonal con un punto central, María, cuyo nombre esotérico es "Virgen Sophia". 
 

De ahí la importancia fundamental que el Antroposofismo y el Hermetismo Cristiano dan al impulso que la venida, muerte y resurrección del Cristo Jesús, que vino a suponer en la evolución del ser humano sobre la tierra un punto perfectamente equiparable al momento histórico en la época lemur en que le fue insuflado al hombre el manas, intelecto o autoconciencia. El Cristo venía a dar un impulso absolutamente innovador al curso evolutivo al unir a los dos opuestos conocidos y completamente insoslayables de Luz y Oscuridad a un tercero de Amor, que permitiría al pueblo europeo y occidental en general tomar una vía práctica de progreso real, modificando e innovando así las vías iniciáticas del ocultismo oriental. 
 

En tal sentido Steiner, a través de sus propias investigaciones espirituales y científicas, identificaba cinco períodos posteriores al hundimiento y desaparición del continente atlante, que vienen a coincidir con las cinco primeras subrazas de la que H. Blavatsky llamó 5ª raza raíz o Raza Aria, y que según el pensador y filósofo antropósofo fueron sucesivamente: la antigua India, la antigua Persia, la época Egipto-Babilónica, la Greco-Romana y la que llamó 5ª Epoca Post-Atlante, cuyo comienzo ubicó cronológicamente entre los siglos XIV y XV de la era cristiana. Pues bien, este último período, en el que actualmente estamos viviendo, es aquél en el que la consciencia científica del hombre ha sido más desarrollada a lo largo de todos los tiempos, mediante el método intelectual de investigación científica y el juicio y discernimiento racional. Y a la vez en el curso del mismo es cuando el hombre ha logrado alcanzar las cotas más altas de desarrollo de su personalidad y de su ego individual y social, aquella estructura de la personalidad que obviamente ha terminado mostrándose como lo que es al fin y al cabo: limitada y finita. Pero al mismo tiempo esta etapa absolutamente necesaria de consecución de una consciencia egóica real no puede ser sino un estado de transición hacia algo superior, y sin embargo ha quedado demostrado que existe el peligro real en esta Quinta Epoca de que el hombre se quede estancado en el amor excesivo a su personalidad finita, de que empiece a temer lo infinito, es decir al mundo ilimitado del espíritu, de manera que a la larga el hombre se pueda convertir finalmente en un ser materialista y ateo. 
 

La gran tarea que ineludiblemente arrostra la humanidad entera dentro de esta 5ª Epoca (que como ha quedado dicho coincide con la de la 5ª subraza aria de la 5ª Raza raiz en la terminología tradicional teosófica) consistirá, afirma el investigador antroposófico, en la transformación alquímica de la vieja lógica racional en una nueva lógica moral, de manera que la consciencia científica éticamente indiferente llegue a transformarse ineludiblemente en consciencia auténticamente ética. La personalidad ha culminado ya su cénit de desarrollo en los pueblos que forman la vanguardia de la Humanidad, y como es ley que solo hay ascenso y descenso, metamorfosis o deformación, regeneración o degeneración, no hay otra vía posible para esa personalidad ya culminada y agotada que ascender o definitivamente afrontar su degeneración y muerte. Y, afirma el pensador antropósofo, solamente se logrará su superación y transcendencia mediante la vía espiritual, en que el hombre, al constatar su vacío abismal y la total limitación de sus facultades y alternativas, busque de nuevo en el mundo espiritual y divino con todas sus fuerzas la síntesis y la autotransformación, para llegar a ser un verdadero ciudadano del mundo. Para ello ha de haber un matrimonio real de ambos opuestos: la intelectualidad y la espiritualidad, la inteligencia y la sabiduría, la ciencia y la revelación, el esoterismo y la religión. En definitiva solo mediante la recuperación de la vía espiritual se llegará a producir esa síntesis o unión entre los opuestos masculino y femenino, mente y moral, intelecto y amor compasivo, ciencia y revelación, aquello que significa el matrimonio sagrado entre la inteligencia y la cálida sabiduría y compasión del corazón. 
 

Emilio Sáinz 
Sociedad Biosófica


ANTROPOSOFIA SEGUN STEINER :

ANTROPOSOFIA SEGUN STEINER :

Los Fundamentos de la Antroposofía

Conferencia pública, pronunciada por Rudolf Steiner, en Elberfeld, Alemania, en1922 
 

En nuestro tiempo frecuentemente se oye decir que, en épocas sombrías y caóticas de la vida espiritual, en que el alma humana ha perdido el ánimo, la confianza y la esperanza, toda clase de movimientos ocultos o místicos suelen encontrar el ambiente propicio para su actuar y, en el presente, acaso sucede que los que dan poca importancia al debido discernimiento, consideran que la Antroposofía también pertenece a tales movimientos. Las consideraciones de esta conferencia sobre los fundamentos de la Antroposofía han de mostrar cuán poco se justifica confundir el método científico antroposófico con aquello con que a veces se lo compara. Desde un principio, la Antroposofía se ha desarrollado sobre la base de la seriedad y una exactitud científicas, como en el campo de las ciencias naturales estas virtudes han sido cultivadas en el curso de los últimos tres o cuatro y hasta cinco siglos pero, principalmente, en el siglo XIX; mas lo que en el ámbito de dichas ciencias sólo puede desarrollarse dentro de determinados límites, la Antroposofía se propone ampliarlo hasta abarcar el conocimiento de los llamados mundos suprasensibles y la comprensión de los enigmas de la existencia, los que ante todo se refieren a los anhelos más profundos del alma humana, esto es, al deseo de investigar lo eterno del alma humana y su relación con los fundamentos divino - espirituales de la existencia.

Si bien la Antroposofía se desarrolla absolutamente sobre fundamentos científicos, también es cierto que, como ella tiene que responder a los grandes y profundos enigmas de la existencia, los que interesan a todos los seres humanos, debió desenvolverse de tal manera que ella resulte asequible al alma humana más sencilla y que corresponda a las necesidades de la vida práctica, como asimismo la vida anímica y espiritual de nuestro tiempo; quiere decir, a los anhelos que buscan el sostén interior y la firmeza del alma, la fuerza para el actuar y la fe en la humanidad y su destino. La Antroposofía igualmente debió responder a las más diversas aspiraciones sociales y principalmente las religiosas, en un sentido al que, en esta conferencia, he de referirme todo de acuerdo -vuelvo a destacarlo- con su fundamento científico. Pero con respecto a este fundamento, hay que agregar que, en cuanto a las posibilidades que se abren a la investigación en el campo de las ciencias naturales, la Antroposofía las tiene que tomar en consideración más seriamente de lo que piensan quienes creen que están basándose firmemente en el método de las ciencias naturales. A este respecto la Antroposofía ante todo tiene que referirse a lo que pensadores juiciosos de dichas ciencias reconocen como los límites del conocimiento.

Si nos servimos del método de investigación de las ciencias naturales, es decir de la observación del mundo físico sensible, del experimento y del pensar, para combinar los resultados de la observación y del experimento, lo que conduce a descubrir las leyes de la naturaleza, como habitualmente las reconocemos, llegamos a la concepción según la cual la investigación científica de las ciencias naturales tiene sus limites y que las mismas no son capaces de penetrar más allá del mundo sensible y sus leyes. Además, sobre la naturaleza humana las ciencias naturales, tampoco, pueden comprender más que aquello que como naturaleza físico sensible proviene de dicho mundo sensible; en fin que tal concepción tiene que contentarse con reconocer los limites con respecto a lo que constituye el valor, la naturaleza y la dignidad del ser humano, sin poder penetrar en lo verdaderamente anímico - espiritual del hombre.

La Antroposofía tiene que considerar con la debida exactitud justamente semejantes aspectos, si ella pretende que se la tome en serio: con toda claridad tiene que tomar en consideración que, meramente por arbitrariedad, no es posible, mediante el pensar desarrollado en las ciencias naturales, penetrar más allá del mundo de los sentidos; que no es posible alcanzarlo por arbitrariedad, debido a que el pensar mismo se ha educado y ha alcanzado su fuerza a través de la observación sensoria y que, debido a ello, entra inmediatamente en lo vacío, lo dudoso y lo poco satisfactorio si, abandonado a sí mismo, quiere penetrar en regiones más allá del mundo sensible. Sabido es que existen ciertas especulaciones filosóficas por las que el pensar, abandonado a sí mismo, pretende pasar de lo físicamente dado a lo suprasensible, mediante conclusiones lógicas de lo temporal a lo eterno. Mas aquel que sin prejuicios, por medio de semejantes conclusiones lógicas, quiere satisfacer sus anhelos anímicos de lo eterno, efectivamente llega a algo que no satisface, pues no tardará en darse cuenta de que: tan seguro como el pensar se siente cuando observa los seres y fenómenos de la naturaleza, tan poco seguro llega a ser el pensar abandonado a sí mismo, cuando trata de penetrar más allá de lo asequible a los sentidos. A raíz de ello existe la controversia de ciertos sistemas filosóficos el uno, según su peculiaridad subjetiva, trasciende el límite del mundo sensible a su manera y establece un sistema; el otro, se basa en otro sistema; pero por este camino no se llega a ninguna concepción armónica, sino que se crea algo que no satisface de modo alguno. La Antroposofía debe tener claramente presente lo que, con ánimo desapasionado, ha de sentirse frente al pensar abandonado a sí mismo, y con ello se le presenta uno de los escollos que debe esquivar para encontrar el camino que conduce a la investigación de lo eterno en la naturaleza humana y en el universo.

La Antroposofía tiene que reconocer los límites de conocimiento de las ciencias; y, por otro lado, tiene que dirigir la mirada hacia el hecho de que hombres de ánimo más profundo, en vista de esos límites del conocimiento, buscan en otros campos la ayuda que, para los grandes enigmas de la existencia, las ciencias naturales no les pueden ofrecer. Ellos tratan de encontrar ayuda en el recogimiento místico, es decir en lo que se suele llamar la visión interior del alma propia, pensando que, por el retiro en lo profundo del propio ser, se puede descubrir algo distinto de lo que se encuentra por medio de las ciencias naturales o a través de la conciencia común. Pero precisamente el que se dedica a la investigación de lo eterno tan seriamente como se lo puede hacer en el ámbito de la Antroposofía, tiene que decirse que también en este otro camino existen las ilusiones a las que muchas veces tales místicos se entregan. Quien es capaz de juzgar la vida anímica humana, libre de prejuicios, sabe lo que en toda la vida anímica significa la recordación humana. Los recuerdos tienen su origen en las percepciones sensorias exteriores; por ellas recibimos nuestras impresiones. Más tarde, a veces después de años, volvemos a extraer de la memoria las imágenes de tales impresiones y puede ser que nuestra alma haya recibido alguna impresión sensoria exterior, acaso de manera semiconsciente, sin haber observado el respectivo objeto con la atención necesaria. En tal caso, la impresión queda sumergida en lo más hondo de nuestra vida anímica; y, de un modo intencional o espontáneo, vuelve a surgir después de años. Y no tiene que aparecer necesariamente igual a como ha sido sumergida en el alma, sino que puede aparecer transformada, de manera tal que sólo el exacto conocedor de la vida anímica la reconoce. 
Lo que por una impresión exterior se suscita en el alma, se lo recibe impregnado de toda clase de sentimientos y de impulsos volitivos e, incluso, se lo recibe internamente en la constitución orgánico - corporal del hombre, en la constitución total del cuerpo humano; y, después de años, se podrá sacarlo del alma totalmente transformado. Quien juzgue de un modo confuso aquello que no es otra cosa que una impresión sensoria transformada, metamorfoseada por el alma, y sacada de ella mediante el recogimiento místico, podrá entonces creer que se trata de la revelación de algo eterno que no proviene del mundo físico exterior. La Antroposofía tiene que darse cuenta de que los místicos, que tratan de encontrar sus revelaciones de la referida manera, llegan a las más graves ilusiones y, por esta razón, ella tiene que reconocer que tal misticismo representa el segundo escollo; y que, además del escollo del límite de conocimiento de las ciencias naturales, tiene que esquivar el escollo de los limites de la propia vida anímica humana.

Primero, he tenido que expresar lo que antecede, con el fin de hacer notar cuán concienzudamente la Antroposofía examina las fuentes de errores posibles pues, por lo que sigue, he de describirles los senderos por los cuales la Antroposofía puede penetrar en los mundos espirituales suprasensibles; y con ello será necesario relatar aspectos paradójicos, todavía poco comunes en nuestro tiempo. Podría pensarse, y muchos lo creen, que la Antroposofía tampoco es otra cosa que una tentativa más o menos fantasiosa de penetrar mediante el conocimiento en mundos con los cuales la ciencia seria no debería ocuparse. La Antroposofía sabe cuál no es el método correcto de investigar lo espiritual ­ suprasensible, y, por lo tanto, también puede conocer el punto de partida que permite determinar la manera de cómo realmente se pueden hacer las investigaciones. Al darse cuenta de lo que son los caminos que pueden conducir a ilusiones y errores abre, a la vez, el paso a la verdadera, aunque todavía previslumbrante respuesta a lo que se presenta como una pregunta. La Antroposofía parte de lo que sigue. Con las fuerzas cognoscitivas comunes, como las que poseemos en la vida corriente y en la ciencia oficial, debido al límite de conocimiento de las ciencias naturales y del retiro místico, no se puede conocer más que la naturaleza exterior y lo que de ella la vida anímica humana puede captar. Por consiguiente, para alcanzar el conocimiento de lo que se halla más allá de la naturaleza exterior, se debe apelar a las fuerzas del alma que en ella están latentes en la existencia común, o mejor dicho, de las cuales el hombre no es consciente.

La Antroposofía quiere desenvolver esas fuerzas, que en el alma dormitan, para poder penetrar mediante las nuevas fuerzas cognoscitivas, una vez despertadas, en los mundos en que no es posible penetrar por medio de las fuerzas cognoscitivas comunes. Por parte de serios investigadores científicos ya se habla actualmente de toda clase de tuerzas anormales del alma humana o del organismo humano, fuerzas que darían prueba de que el ser humano está en relación con más esferas que aquellas que la biología o la fisiología comunes pueden mostrar. Pero la Antroposofía tampoco se vincula con semejantes fuerzas anormales de la vida anímica humana. Ella apela a las fuerzas normales del alma humana y sólo continúa desarrollándolas. Pero al comenzar hace falta lo que quisiera llamar: modestia intelectual. Es necesario poder decirse: comenzaremos como hemos sido de niño, durante la primera infancia cuando hemos entrado en el mundo, dotados de una vida anímica onírica, la que sólo nos permitía usar los propios miembros del cuerpo de un modo todavía poco hábil y orientarnos apenas o de ningún modo en el mundo. No obstante, por medio de la educación y por la vida misma, se han desarrollado, sacándolas de lo profundo de la naturaleza humana, las fuerzas que al principio habían estado latentes en las profundidades de la organización humana. En posesión de las fuerzas del alma, las que han sido desarrolladas por la educación y por la vida, habrá que decirse: en el alma humana, posiblemente, pueden hallarse latente otras fuerzas más y que éstas, desde un determinado punto de partida, también pueden desenvolverse ulteriormente del mismo modo que las fuerzas anímicas del niño se han desenvuelto hasta su punto evolutivo actual. 
Ciertamente sólo la práctica puede demostrar la verdad de lo que acabo de expresar; y la investigación antroposófica se desenvuelve en la práctica. Al respecto, se trata de que, ante todo, se considere la totalidad de la vida anímica humana y que las distintas fuerzas del alma continúen desarrollándose, a partir de su estado normal dentro de la vida humana. 
En primer lugar, se trata de la fuerza pensante del hombre, la formación de los pensamientos, por un lado, y por el otro, de la fuerza volitiva. Entre ambas, o sea, entre la fuerza del pensar, que se desarrolla a base de las impresiones exteriores, o también a través de la capacidad de orientación que la vida nos haya donado; entre esta fuerza pensante y la fuerza volitiva, por la que estamos situados en la vida con nuestra actividad humana, se halla lo anímico, la suma de nuestras impresiones y nuestros sentimientos. Para la ciencia antroposófica principalmente ha de tratarse desarrollar la fuerza del pensar y la fuerza de la voluntad, elevándolas a un grado más alto que, por la vida común, pueden alcanzar; pues no se puede investigar lo eterno por medio de disposiciones exteriores, sino únicamente a través de un íntimo desarrollo de las fuerzas del alma como tales. Pero al elevarse el desarrollo de la fuerza pensante, por un lado, y el de la fuerza volitiva, por el otro, a grados más altos de los que se alcanzan en la vida común, se elevará al mismo tiempo de algún modo y por sí solo, como lo veremos, lo que constituye el elemento anímico más profundo y más íntimo de la naturaleza humana, esto es la fuerza del animo (Gemütskraft). Por lo tanto, en primer lugar, se nos presenta la pregunta: ¿Cómo es posible desarrollar la fuerza del pensar para llegar al conocimiento de un grado evolutivo más alto que por la vida común se alcanza?

En mi libro ¿Cómo se alcanza el conocimiento de los mundos superiores? y en la segunda parte de mi Ciencia Oculta, como asimismo en otros libros, he descrito el sendero y los ejercicios respectivos; ahora voy a caracterizar, en primer lugar, lo fundamental del desarrollo de las facultades del alma humana, los pormenores correspondientes se encuentran en dichos libros. Para una conferencia introductoria será suficiente exponer lo fundamental con el fin de indicar el sentido y la esencia de la cuestión que nos ocupa.

Lo que en la vida común poseemos como fuerza del pensar se suscita por las impresiones sensorias que se producen de un modo viviente. Observamos el mundo que se nos presenta en colores y sonidos, los que causan en nosotros impresiones vivas y, en el alma, nos quedan entonces pensamientos que nos formamos según estas impresiones. Con razón calificamos estos pensamientos como pálidos, pues sabemos que, en la vida común, los mismos tienen para el alma menos intensidad que las impresiones sensorias; y, también, sabemos que de los pensamientos comunes que se producen a causa de las impresiones sensorias, en cierto modo, nos ocupamos pasivamente en comparación con la intensidad con que, en el alma, experimentamos dichas impresiones. Después, hay que tratar que la vivacidad que estas impresiones suscitan en el alma, sea considerada como ejemplo, según el cual la Antroposofía, quiere desarrollar la vida pensante misma de un modo más elevado y más fortalecido, con el fin de efectuar la investigación. Es preciso que la vida pensante se eleve, se incremente y se fortalezca mediante numerosos ejercicios interiores del alma. Lo que voy a describir aparecerá como algo sencillo pero, en general, la ciencia espiritual, como aquí la entendemos, no es más sencilla que las investigaciones en el observatorio astronómico, en los laboratorios químicos y físicos o en la clínica. Lo fundamental, que ahora describiré de un modo sencillo, requiere para su desarrollo, según la disposición que para ello se tenga, años, meses o semanas. De entre los numerosos ejercicios interiores del alma, solamente voy a escoger algo característico.

Se trata de que, en primer lugar, se fije la atención en el modo de cómo en la vida común se experimenta el pensar. Por extraño que suene el que libre de prejuicios, observe su propio pensar, tendría que decirse que la expresión "yo pienso" no es del todo correcta. El pensar se desenvuelve frente a los objetos exteriores. Sólo nos damos cuenta debido a que, en cierto modo, volvemos la mirada sobre el organismo físico y porque nos percibimos a nosotros mismos desde afuera, nos damos cuenta de que el pensamiento que nos formamos depende de nuestro organismo físico y, por lo tanto, decimos: "yo pienso". Pero para la conciencia común la expresión "yo pienso" no se justifica plenamente; y la ciencia de orientación antroposófica precisamente aspira a que dicha expresión realmente se vuelva justificada. A este fin procede, por ejemplo, a colocar una representación sencilla en el centro de la conciencia de toda la vida anímica. Se puede realizar de tal manera que la atención del alma se concentre exclusivamente sobre tal representación, lo que se alcanza a través del ejercitarse.

En los referidos libros, se describen los distintos ejercicios por los que se logra ser capaz de distraer la atención de todo lo demás que, desde afuera o desde adentro, pueda absorber la actividad del alma y para que, plenamente, a voluntad interior, tal como comúnmente se procede con relación a problemas matemático - aritméticos, el alma se abandone a esa representación sencilla. Resulta ser particularmente ventajoso lo que se debería tener en cuenta si tal representación no se extrae de la memoria, pues en la memoria existen, como al principio ya lo he dicho, las más diversas experiencias metamorfoseadas. Sí la representación simplemente se extrae de la memoria se entremezclan los más variados elementos de lo subconsciente e inconsciente, de modo que jamás se tendría la certeza de que en la conciencia sólo está presente aquello hacia lo cual se dirige la atención a voluntad y conscientemente; y esto es lo que importa. En virtud de ello es conveniente, por ejemplo, que se saque de un libro o de algo parecido lo que se desee emplear para concentrar sobre ello la atención y para que así se tenga algo totalmente nuevo como si se tratara de una impresión sensoria nueva a que el alma se abandona vivamente y que exclusivamente por sí sola absorba la atención. También se puede pedir a una persona, experta en estas cosas, el contenido de tal representación, a fin de estar seguro de tener algo totalmente nuevo para el alma. No hay que temer que, de esta manera, el otro pudiera ejercer un poder sugestivo sobre el alma, ya que no se trata de que el contenido de una representación ejerza efecto sobre el alma, sino que ella misma despliegue sus fuerzas verdaderamente propias con la más viva atención. Así como se puede fortalecer el músculo del brazo al utilizarlo trabajando, también es posible intensificar el pensar de la fuerza anímica, fortalecerlo por medio de la concentración sobre determinadas representaciones con la más viva atención, repitiendo tales ejercicios cotidianamente. Esto conducirá a que la vida pensante misma, independientemente de impresiones sensorias, paso a paso llegue a ser tan viviente y tan intensa como el alma comúnmente experimenta con vivacidad la impresión sensoria. Así como en comparación con la vivacidad de las impresiones sensorias, los pensamientos suelen ser pálidos, así también, por medio de los ejercicios del alma, por la meditación o concentración, es posible un pensar íntimamente fortalecido. Un pensar tan vivaz como lo es la impresión sensoria.

Lo expuesto ya les muestra que la ciencia de orientación antroposófica conduce a resultados contrarios a los que da el desenvolvimiento de ciertos estados anímicos humanos de índole patológica, enfermiza. Lo que el hombre desarrolla como visiones, alucinaciones, mediumnidad, la sugestión por hipnosis y cosas similares, tiende a lo contrario de lo que se entiende por continuar el desarrollo de la normal facultad pensante, según el método de la investigación antroposófica. Si el hombre emprende algo que le conduce a la alucinación, a la visión, haciéndole fácilmente sugestionable, sus fuerzas anímicas en cierto modo se apartan de las impresiones sensorias y fluyen en el organismo humano. Como alucinante, como visionario el hombre se torna dependiente de su organismo en mayor grado que con relación a las impresiones sensorias exteriores. Pero el ideal del sendero de conocimiento antroposófico, que se debe emprender, consiste precisamente en lo característico de lo que anímicamente se experimenta a causa de una impresión sensoria exterior. Por consiguiente, cuando el hombre ejercita la meditación y la concentración, deberá ante todo abandonarse, plenamente, a su voluntad y mediante la atención consciente, al contenido anímico que él mismo ha colocado en el centro de la conciencia. Por tal ejercicio se gana algo específicamente distinto de todos aquellos estados anímicos patológicos con que, únicamente por equivocación, el sendero antroposófico puede confundirse. Cuando el hombre se torna alucinante, visionario, cuando es víctima de la hipnosis, y cuando llega a ser susceptible de sugestiones, toda su personalidad se sumerge en la vida alucinatoria y visionaria; su conciencia común desaparece en lo que se experimenta en los estados alucinatorio y visionario. 
Ocurre lo contrario cuando la meditación y la concentración se efectúan de la manera que acabo de describir, ya que se desarrolla una especie de conciencia superior. Cuando el hombre, realmente. alcanza la facultad de un pensar intensificado, fortalecido, se desenvuelven fuerzas anímicas superiores; pero la conciencia común del hombre juicioso, como normalmente vive con relación al conocimiento y a sus deberes, subsiste plenamente al lado de la otra, en cierto sentido, segunda personalidad.

El hombre que posee la facultad cognoscitiva común se halla entonces junto a la segunda personalidad de la facultad cognoscitiva superior, controlando y criticando adecuadamente. He aquí una diferencia fundamental que se debe destacar claramente cuando se habla del conocimiento antroposófico. Si de la manera indicada se fortalece el pensar por medio de la meditación y la concentración, una vez alcanzado un determinado punto del desarrollo respectivo, se podrá decir: ahora realmente soy yo mismo, en mi propio ser, el que piensa; ahora he vivido con mi yo más intensamente en el mundo de mis pensamientos. De la misma manera a como por lo común experimento las impresiones sensorias exteriores, experimento ahora mi propio ser en el mero pensar. Pero el pensar también se transforma; y, ante la mirada del alma en cierto modo, ya no se parece más a los pensamientos pálidos que comúnmente se forman para el mundo de los sentidos. No es más el pensar abstracto, es el intenso pensar que se experimenta de un modo igual a como se experimentan los colores y los sonidos y, por él, se experimenta profundamente el propio ser, hasta se llega a un punto en que se sabe: ahora ya no se piensa por medio del instrumento corpóreo, como por lo común siempre se piensa. La Antroposofía también admite que el pensar común se basa en lo corpóreo.

Pero ahora el pensar se ha liberado del sistema nervioso, lo que se sabe por experiencia interior. Cuando tal instante ha llegado, se es consciente de que en verdad el alma misma vive en pensamientos, independientemente, pero en pensamientos que ya no son abstractos sino que son pensamientos en imágenes. En ese estado, por el que el alma se experimenta a sí misma interiormente, aparece ante el ojo del alma, en un determinado instante, en que el hombre alcanza la madurez respectiva, el primer resultado de la investigación antroposófica, el que consiste en que, ante el alma, se presenta, todo a un tiempo y como un gran cuadro, toda la vida transcurrida entre el nacimiento y el momento respectivo. Por lo común, el contenido de la vida terrenal nos es asequible mediante la recordación pero, por de pronto, como una corriente subconsciente o inconsciente en lo interno del alma. Intencional o espontáneamente, podemos, de vez en cuando, extraer de la corriente que se extiende hasta los primeros años de la niñez, algunos cuadros de memoria; pero lo que, en el alma, vive como una corriente de memoria más o menos inconsciente, no es aquello a que me refiero cuando hablo del cuadro de la vida, por el cual se nos presenta, todo a un tiempo, lo interior de nuestras experiencias en cuanto éstas representan el contenido de nuestra vida terrenal. En dicho cuadro de la vida no se trata de que tengamos ante nosotros acontecimientos separados entre sí, como los presenta la recordación, sino que tenemos ante nosotros lo que se puede reconocer como los impulsos a los cuales debemos nuestras facultades, es decir aquello que por el actuar de nuestro interior nos da las fuerzas morales, pero que desde nuestro interior también dirige las fuerzas del crecimiento corno asimismo la nutrición. Tenemos ante nosotros lo que, en los citados libros, he llamado el cuerpo de fuerzas formativas o si nos servimos de nombres antiguos que a este respecto siempre existieron: el cuerpo etéreo o cuerpo vital del ser humano.

Se trata, en segundo lugar, de una organización suprasensible. No es posible percibirla por conducto de las ciencias naturales comunes, ni tampoco por medio del pensar meramente lógico, sino que es preciso haber desarrollado lo que he caracterizado como el pensar fortalecido y que, en los referidos libros, he llamado el conocimiento imaginativo; pero no porque se tratase de imaginaciones ilusorias, sino porque tal pensar vive en el alma a modo de imágenes y porque este mismo pensar es conocimiento. Así que juntamente con el cuerpo físico exterior, delimitado en el espacio, se experimenta aquello que quisiera llamar un cuerpo - tiempo, un cuerpo que está en movimiento, al que ahora se puede percibir por el ojo del alma, cual un enorme cuadro de la vida, todo a un tiempo y que contiene -hasta donde alcanzamos percibir la vida terrenal- todo lo que interiormente nos ha constituido. Prácticamente, no es posible dibujar dicho cuerpo de fuerzas formativas. Si se lo quiere hacer, es necesario ser consciente de que se debe proceder como para pintar el relámpago, en cuyo caso sólo se puede expresar un instante. Lo que del cuerpo etéreo fuese posible dibujar o pintar, sería algo así corno un instante de la incesante movilidad de un rayo. Así se ha alcanzado el conocimiento de que, en su interior, el ser humano no solamente posee los resultados de las fuerzas corporales, químicas y físicas, sino que, por la visión, se ha llegado al conocimiento de que el hombre lleva en su interior algo que tiene el carácter de los pensamientos y que es asequible por medio de los pensamientos concentrados y fortalecidos. He aquí el primer resultado antroposófico, el hecho de conocer por la visión este primer miembro suprasensible de la naturaleza humana, esto es, el cuerpo de fuerzas formativas, el cuerpo etéreo.

Con el fin de dar otro paso más es necesario que no solamente se hagan los ejercicios de concentración y meditación de la manera descripta, sino que se preste atención a que -si bien uno puede abandonarse a la meditación y la concentración plenamente a voluntad y con íntimo discernimiento, tal como procede el matemático en sus operaciones aritméticas- también se está entonces enteramente entregado al contenido de la concentración, de modo que cuesta mucho volver a retirarse de aquello en que el alma con la más viva atención se ha concentrado. Debido a ello es necesario, paralelamente con los ejercicios de concentración, hacer otros ejercicios, totalmente distintos, los cuales tienen la finalidad de hacer desaparecer, conscientemente y también a voluntad, lo que con toda intención se ha colocado en la conciencia para el ejercicio de la concentración. Si, durante mucho tiempo y en sucesión rítmica, se hacen los ejercicios de suprimir con toda fuerza las representaciones colocadas en el centro de la conciencia, se alcanzará una singular facultad anímica de suma importancia para la ulterior actividad espiritual. Se alcanza lo que quisiera llamar la conciencia vacía dentro del pleno estado de vigilia.

Se comprenderá de qué se trata esto, si se considera lo que sucede cuando el hombre no recibe impresiones exteriores o si, las mismas, se presentan como inconsistentes en sí mismas, porque se producen monótonamente, repitiéndose constantemente, de modo que mitigan la atención, lo que -como lo sabemos- conduce a la conciencia opaca somnolienta. Pero no es posible alcanzar la conciencia vacía sin los ejercicios correspondientes. Únicamente si primero se han hecho los ejercicios para despertar en la conciencia los pensamientos fortalecidos y luego los ejercicios para borrarlos, se podrá mantener la conciencia tan intensa, tan despierta que la misma es capaz de conservar el estado de vigilia, cuando ella va quedando sin contenido. Pero, en primer lugar, es necesario saber crear esta conciencia vacía, si se quiere dar un paso más después de haber obtenido el primer resultado de la investigación antroposófica, o sea, la visión del cuadro de lo interior anímico que se ha formado desde el nacimiento. Después de haber hecho, durante el tiempo suficiente, los ejercicios para hacer desaparecer las representaciones, y cuando se haya alcanzado el debido estado de madurez, se tendrá la capacidad de suprimir igualmente el cuadro de la vida descrito, de suprimirlo después de haberlo colocado ante el ojo del alma. Cuando se logre borrar este cuadro de vida, esto es, todo nuestro ser humano interior, como éste se expresa en nuestro cuerpo como algo de incesante movilidad; repito: cuando se logre suprimir este ser humano interior, este hombre terrenal etéreo, este cuerpo de fuerzas formativas y no se llena la conciencia con impresiones exteriores, sino que se la deja vacía, se producirá el segundo grado de conocimiento superior.

Al primer grado lo he llamado el conocimiento imaginativo, el que se alcanza a través de la visión del propio interior subjetivo que es el cuadro de la vida, tal como lo he descrito. Al haberlo alcanzado, hay que tener presente con toda claridad que este primer grado del conocimiento superior da solamente la visión del propio interior, lo subjetivo. Sabiéndolo, no se caerá en ilusiones, ni mucho menos en visiones o alucinaciones. El investigador espiritual, en sentido antroposófico, juzga, por cierto, cada paso de su camino científico con absoluta claridad. Cuando por supresión del cuadro de la vida se alcanza la conciencia vacía, se obtiene el segundo grado del conocimiento suprasensible. Lo he llamado el conocimiento inspirativo. No hay que confundirlo con nada semejante a superstición o alguna cosa tradicional sino que, únicamente, hay que pensar en lo que yo mismo describo. Y cuando, al haberse creado la conciencia vacía por medio de la supresión del cuadro de la vida, del cuerpo de fuerzas formativas, aparece en el alma, a través de la inspiración, lo que el alma misma, antes del nacimiento o mejor dicho, antes de la concepción, había sido como ser puramente espiritual - anímico en el mundo espiritual anímico. Se alcanza entonces el instante de la investigación en que por visión espontánea se llega a conocer lo eterno de la naturaleza humana.

Así se evidencia que el que habla, desde el punto de vista antroposófico, no puede, mediante conceptos abstractos cualesquiera, demostrar la inmortalidad mediante conclusiones lógicas o algo parecido, sino que él debe describir, paso a paso, lo que el alma tiene que realizar por medio de íntimos ejercicios interiores, para alcanzar el punto en que ella pueda percibir lo que como algo eterno vive en el alma; repito, en que pueda percibir lo eterno del alma, en el momento en que por la concepción se había unido con las tuerzas físico corpóreas, provenientes de los padres y sus antepasados. Se puede preguntar: cuando por la inspiración se tiene la visión de algo espiritual - anímico, ¿cómo se sabe que se trata de lo espiritual - anímico del alma, de antes de la concepción? Sólo por medio de un parangón puedo hablar de lo que en dicho instante se presenta al alma como una experiencia espontánea. Quien tenga el recuerdo de alguna experiencia terrenal, tendrá en tal caso una imagen de lo vivido diez años atrás; y, según el contenido de la imagen, se daría cuenta de que, en el alma, no tiene el recuerdo de algo acontecido en la actualidad, sino que el contenido de la imagenle hace ver que se trata de algo acontecido diez años atrás. En cambio, el contenido de lo que se experimenta por la conciencia inspirada se manifiesta como algo muy distinto de lo que existe en el mundo físico - sensible, cuando el alma vive en el cuerpo. Se tiene la experiencia del tiempo, al igual que el recuerdo de lo vivido en la tierra, y la impresión misma indica que la visión se refiere a la vida prenatal, a lo que el alma había experimentado en el mundo puramente espiritual - anímico, antes de haber entrado en el seno materno, en lo físico - sensible que, a ella, envuelve durante la vida terrenal.

Después de haber alcanzado el grado del conocimiento inspirativo, con que se da la posibilidad de buscar el problema de la inmortalidad, hacia un lado, es decir, hacia el lado prenatal, se podrá ahora, mediante otros ejercicios cognoscitivos, tomar en consideración el otro aspecto del problema de la inmortalidad; y esto sólo se puede hacer por medio de ejercicios de voluntad. Los pormenores respectivos también se encuentran en los dos libros antes mencionados; pero aquí voy a indicar lo fundamental. La voluntad humana no piensa, no se parece al pensar común. Esto último surge interiormente, estimulado por impresiones exteriores, mientras que la voluntad se origina en lo interno del organismo mismo; peroen la vida común solo experimentamos la voluntad de una manera particular. Tomemos, por ejemplo, la decisión o el impulso volitivo más sencillo, el movimiento de una mano, el que se efectúa obedeciendo a un impulso volitivo, y preguntémonos: ¿qué es lo que de tal impulso volitivo tenemos en la conciencia? Comúnmente, no reflexionamos sobre este hecho, pero para la investigación bien ordenada es necesario basarse en un punto de partida seguro. Lo que ante todo tenemos es el pensamiento: queremos levantar o mover el brazo, la mano. Pero, por la conciencia común, no sabemos nada acerca de cómo tal pensamiento entra en la organización física, cómo estimula los músculos, cómo fluye sobre los huesos; en fin, cómo dentro de la organización física se desenvuelve lo que es la voluntad. Sólo por una nueva impresión exterior, sobre la que podemos formarnos un pensamiento, percibirnos el brazo levantado o la mano levantada.

Si realmente buscarnos el íntimo conocimiento del alma, hemos de decir que lo que ocurre entre el pensamiento primitivo, con que intentamos el movimiento del brazo o de la mano, y la última impresión, se substrae a la conciencia del mismo modo a como, desde el dormirse hasta el despertarse, la vida anímica se substrae a la conciencia, con excepción de los ensueños caóticos que surgen del sueño profundo. Se puede decir que solamente en cuanto a la vida del pensar y del representarse, el hombre está plenamente despierto, mientras que el elemento volitivo encierra en sí mismo un estado de sueño, incluso en el estado de vigilia; y por paradójico que suene hay que afirmar: entre el pensamiento, que conduce a un impulso volitivo, y el haber ejecutado la acción correspondiente existe una transición comparable con lo que sucede entre el dormirse y el despertarse.

El pensamiento se sumerge inconscientemente en el ámbito volitivo desconocido y vuelve a despertarse cuando observarnos la acción ejecutada. Cuanto más se penetre en lo enigmático del desenvolvimiento de la voluntad -sólo puedo expresarlo de un modo alusivo- tanto más se llega a ver que entre el pensamiento del propósito y aquel que se refiere a la observación de la ejecución realizada, efectivamente, existe en el hombre una especie de sueño profundo dentro del estado de vigilia. A este respecto se produce un notable cambio por medio de determinados ejercicios, a través de esfuerzos de voluntad. De entre los numerosos ejercicios volitivos, indicados en mis libros, voy a describir algunos.

Por ejemplo, se pueden hacer ejercicios de voluntad precisamente por ejercicios basados en el pensar. La vida anímica se caracteriza por el hecho de que, cuando se trata de describir algo anímico, las facultades que por medio del pensar abstracto tenemos que distinguir (el pensar, el sentir y el querer) en realidad no están abstractamente separadas entre sí sino que las mismas se entrelazan recíprocamente. La voluntad se entrelaza con el pensar cuando asociamos entre sí pensamientos y volvemos a separarlos, etc. Uno de los ejercicios de voluntad consiste en que, aquello que, según el curso de los sucesos exteriores se acostumbra a pensar endirección hacia adelante, se piensa, arbitrariamente, hacia atrás. Así, por ejemplo, se piensa una poesía dramática del quinto al primer acto, hacia atrás, es decir, empezando con las últimas escenas del quinto acto, hacia atráshasta las primeras escenas del primer acto; o también se piensa, interiormente, una poesía o una melodía desde el fin hacia el principio.

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Los Fundamentos de la Antroposofía II 
Continuación..... 
 

Compárese -repito que pareciera extraño- un ojo cuyo cuerpo vítreo esté enturbiado, enfermo de catarata, de modo que debido a la opacidad no sirve como órgano de la vista, compáreselo con el ojo sano y claro. Precisamente, por el hecho de que el ojo sano funciona sin que, conscientemente, nos demos cuenta de su existencia corpórea, funciona abnegadamente, por decirlo así, dentro de nuestro organismo y, precisamente, debido a esto nos sirve como órgano de la vista. Para la vida común -no se trata de penetrar en los mundos superiores por medio de algo abstracto, dañino, sino de un modo saludable para la vida común- para ella todo nuestro organismo físico funciona como gran ojo opaco y, mediante los ejercicios de voluntad todo nuestro organismo llega a ser transparente. La voluntad se espiritualiza. Penetramos entonces en lo que se halla entre los dos pensamientos: entre el pensamiento que se propone el fin de una acción y aquel que observa la acción concluida. Al hacerse nuestro organismo plenamente transparente para el alma, penetramos en el mundo espiritual. He aquí de qué se trata. Como el ojo no existe para sí mismo dentro del organismo, así también deja de existir todo el organismo físico, si se sigue haciendo dichos ejercicios de la voluntad: en cierto modo el organismo se torna transparente. Y así como el organismo físico funciona de tal manera que por sus instintos, impulsos, emociones, y todos sus procesos orgánicos, abraza nuestros impulsos volitivos, haciéndolos opacos, sumergiéndolos en un sueño profundo, así todo ahora se torna transparente, tal como a través de su cuerpo vítreo todo lo material del ojo resulta ser transparente. Y como resultado de haber hecho de todo nuestro organismo físico un órgano sensorio transparente, hemos ahora desarrollado hasta un grado superior, una fuerza del alma, la que, yo sé, muchos no la quieren considerar como fuerza de conocimiento. Ciertamente, tal como ella aparece en la vida común, no se la debe considerar como fuerza del conocimiento, pero como se la desarrolla a un grado más elevado, se convierte en fuerza de conocimiento. Me refiero a la fuerza del amor. En la vida común, la fuerza del amor es el elemento que, como hombres, ante todo nos da valor como seres sociales.

El amor es la fuerza más grande y más bella de la vida cotidiana, en lo individual y como amor social. Si lo desarrollamos a un grado más elevado, como esto se puede hacer por medio de los citados ejercicios de la voluntad y si, de la manera descripta, estos ejercicios conducen a que nuestro organismo se haga transparente, el amor se desarrolla a un grado más alto. Así, desarrollamos la fuerza para dar el paso a lo espiritual objetivo y, así, se alcanza el tercer grado cognoscitivo, que es el grado de la verdadera intuición, al que he llamado el conocimiento intuitivo.

La palabra intuición se usa también en la vida común -volveré a referirme a ella- pero aquí uso el término conocimiento intuitivo no como en la vida común sino en la forma como acabo de explicarlo. Se trata de un estado cognoscitivo en que el hombre se sitúa en lo espiritual, después de haber hecho su cuerpo transparente, convirtiéndolo en órgano sensorio. Y con este conocimiento se produce otra cosa más en la conciencia del alma: ahora somos conscientes de que con la voluntad, así liberada, el hombre puede vivir independientemente de la corporalidad. El hombre, mediante los pensamientos previamente intensificados, uniéndolos con la voluntad, en cierto modo vive fuera de su cuerpo; y esto le da la imagen-reflejo cognoscitiva del suceso de morir. Lo que con la muerte sucede: el hecho de que lo espiritual-anímico se desliga del cuerpo físico y que continúa viviendo en una existencia propia en el mundo espiritual-anímico, después de haber pasado el hombre por el portal de la muerte, esto se percibe como una imagen-reflejo cognoscitiva por medio del conocimiento intuitivo, al haber convertido, primeramente, en órgano sensorio todo nuestro organismo, por medio de ejercicios de voluntad. De la manera descrita, la inmortalidad reúne en sí la vida prenatal y la inmortalidad propiamente dicha; esto es, el hecho de que con la muerte física el alma no puede desaparecer. Lo eterno del alma humana se compone de la vida prenatal y de la inmortalidad. Se lo puede percibir por medio de la verdadera investigación antroposófica. Con ello, ante todo, se señala que el hombre aprende a conocer, por la visión, su propio ser eterno.

Pero cuando de tal manera el hombre aprende a conocer su propio ser anímico-espiritual, igualmente, se aprende a conocer el mundo circundante espiritual-anímico. Por el conocimiento inspirativo y el intuitivo llega a conocer el mundo espiritual-anímico, en que el alma vive antes de la concepción y después de la muerte: un mundo de verdaderas entidades espirituales. Así como ante nosotros se extiende el mundo sensible, al que percibimos por medio de los sentidos como el mundo en que viven los seres sensibles, así también ante el alma, que es consciente de su propia existencia espiritual-anímica, se extiende el mundo espiritual-anímico, del que hemos salido al producirse la concepción y el nacimiento y en el que volvemos a entrar a través del portal de muerte. Y así como de nosotros se desprende la propia corporalidad, también cesa lo que en sentido físico-corpóreo nos había unido con otros hombres y, en cuanto a nuestro ser espiritual-anímico, volvemos a encontrarnos con ellos. La inmortalidad, la morada en el mundo espiritual, se muestra efectivamente como resultado cognoscitivo. Además, para la visión que se puede desarrollar de la manera descripta, también se alcanza conocer aquel mundo espiritual-anímico que se halla escondido en la naturaleza espiritual, como lo están los colores y los sonidos en el mundo sensible, ese mundo espiritual-anímico que constantemente nos rodea y que no es posible investigar sobre la base de las leyes del conocimiento de las ciencias naturales, por medio del pensar abandonado a sí mismo. Y de por sí toda la naturaleza se nos presenta entonces como algo distinto de lo que ella es para la observación sensible. No como si la naturaleza exterior desapareciese en cuanto a sus cualidades y substancias materiales, sino que ella sigue existiendo para el conocimiento suprasensible, al igual que el hombre sano, dotado del sentido común, sigue existiendo al lado de la personalidad que se desarrolla por las fuerzas cognoscitivas superiores. Pero juntamente con la naturaleza exterior se nos presenta una naturaleza espiritual, suprasensible. Lo que parece ser una contradicción, lo voy a explicar mediante un ejemplo de tal visión espiritual dentro de la naturaleza.

Para la concepción científica común, el sol con sus contornos se presenta en el universo. Por la astronomía y la astrofísica construimos el aspecto del sol en cuanto existe y actúa en el espacio físico. Pero para la investigación que se basa en las facultades superiores, tal como las he descripto, el sol se presenta además como algo bien distinto, pues se llega a saber que aquello que, en el espacio existe como el cuerpo físico del sol, no es sino el vehículo, el cuerpo de algo espiritual; pero esta espiritualidad se extiende por todo el espacio a nuestro alcance. Las fuerzas solares obran en todo este espacio y estas fuerzas fluyen a través de los minerales, vegetales, animales y nuestra organización humana. Estas fuerzas solares, en cierto sentido, se hallan consolidadas y concentradas en lo espacial-físico exterior del cuerpo del sol; pero, también, existen por doquier. 
físico exterior del cuerpo del sol; pero, también, existen por doquier.

Así como llegamos a conocer la naturaleza exterior, expresándola mediante pensamientos abstractos y a través de la representación gráfica exterior, así también obra en lo profundo de la naturaleza espiritual de nuestro ser la base espiritual de la naturaleza. Si observamos los pensamientos abstractos en nuestro interior: son imágenes de la naturaleza física exterior. En cambio, si observamos lo espiritual del mundo exterior y si percibimos la fuerza solar en nuestro propio interior, sólo entonces llegamos a conocer nuestra organización, pues descubrimos la fuerza solar en la propia naturaleza humana, en todas las fuerzas que, intensamente, actúan mientras se desarrolla nuestro crecimiento; se trata de las fuerzas que, en nosotros, actúan durante la infancia, las fuerzas que, principalmente, emanan del cerebro y que, ante todo, son activas como fuerzas plásticas durante la niñez para formar nuestro organismo físico. Llegamos a conocer la expresión de la fuerza solar en nuestro propio organismo y conocemos, también, cada uno de los distintos órganos, a saber: el corazón, el pulmón, el cerebro, etc., en cuanto en ellos existe la expresión particular de las fuerzas solares. Los conocemos, a cada uno de ellos, con respecto a las fuerzas plásticas formativas en su relación con lo solar. Y no vacilo en describir, por lo menos en lo fundamental, todo esto que a los hombres de nuestro tiempo todavía les parece paradójico o fantasioso; pero se trata de resultados seguros de la investigación antroposófica.

Análogamente a como conocemos las fuerzas solares, también llegamos a conocer las fuerzas lunares; de la luna física conocemos los contornos físicos; pero las fuerzas lunares igualmente se extienden por todo el universo a nuestro alcance y estas fuerzas, a su vez, influyen en todos los reinos de la naturaleza, en lo mineral, lo vegetal, lo animal, como asimismo en nuestro organismo físico. En todo el organismo humano llegamos a conocer el íntimo obrar de las fuerzas lunares, las fuerzas catabólicas, las que son particularmente activas cuando nos encontramos en la fase evolutiva descendente, del envejecimiento. Pero estas fuerzas catabólicas, al igual que las fuerzas solares, siempre actúan en el proceso de la nutrición, tanto en la juventud como más tarde en la vida. Llegamos a conocer el hecho de que todo el cosmos influye en el organismo humano y esto, también, nos hace conocer todos los procesos que existen en el organismo humano, la relación del cosmos con la entidad humana. Y así como acabo de explicar lo fundamental de lo solar y de lo lunar, también es posible exponer otros aspectos cósmicos. De esta manera, se llega a conocer la relación entre la entidad humana y el espíritu de la naturaleza dentro del cosmos, de un modo más íntimo de lo que la ciencia común y la vida común la conocen.

Con lo expuesto, también, he arribado al punto en que es posible hablar de que la Antroposofía, si bien de la manera descripta se ha desarrollado como ciencia de lo suprasensible, no por eso deja de ser fecunda en cuanto a la vida práctica y en las distintas ciencias de todos los campos de la existencia. En primer lugar, he de destacar que, por el hecho de comprenderla en su relación con el cosmos, el conocimiento de la naturaleza humana se hace asequible en un sentido bien distinto de lo común. Ya el organismo físico humano se presenta, entonces, como una suma de procesos: lo que, comúnmente, aparece como corazón aislado, pulmón aislado, cerebro aislado, se convierte, de un modo antes desconocido, en procesos, en algo que va desarrollándose. Se llega a conocer que, de distintas maneras, en cada órgano actúan fuerzas constructivas, anabólicas, y fuerzas destructivas, catabólicas; así, se puede establecer una fisiología y una biología espirituales. Ante todo, dichos conocimientos resultan ser fecundos en el campo de la medicina, en cuanto a la patología y la terapéutica, la ciencia médica en general. Quien, de la referida manera, comprende el organismo humano, también llegará a conocer las fuerzas anormales anabólicas, esto es, los procesos proliferantes en el organismo humano, como asimismo las fuerzas anormales catabólicas, o sea, los procesos inflamatorios, etc., según sus causas. Además, con respecto a un anabolismo anormal, es decir, un proceso proliferante, por ejemplo, también se conocerá el proceso contrario por el obrar conjunto de lo solar y de lo lunar: se sabrá descubrir el correspondiente remedio en una planta, en un mineral.

Se sabrá que un proceso proliferante en el organismo humano se relaciona con un proceso catabólico en una planta, un mineral y cosas parecidas. En fin, en vez del mero tentar en cuanto a los remedios, se alcanza un claro conocimiento con respecto a cómo todo lo que existe en la naturaleza puede obrar en el organismo humano a través de los procesos catabólicos y anabólicos y por los procesos cósmicos que actúan en todos los seres. Exponiéndolo en sus pormenores impresiona de un modo tan fecundo que, efectivamente, numerosos médicos se sintieron inducidos a interesarse por lo racional de tal medicina. En Dornach, cerca de Basilea, Suiza, y también en Stuttgart ya existen institutos médico-terapéuticos, bajo la dirección de especialistas, los que van introduciendo en la medicina lo fructífero que, por la investigación antroposófica, sobre fundamentos espirituales, se puede añadir a lo que la investigación exterior de las ciencias naturales es capaz de encontrar con respecto al cuerpo humano y los medicamentos. Ante todo es preciso afirmar: ni en este campo ni tampoco en cualquier otro la Antroposofía tiende hacia una oposición injustificada contra el método científico de nuestro tiempo. Por el contrario, la Antroposofía, correctamente concebida, tiene su fundamento en el método estrictamente científico y de ningún modo tiende a combatir la medicina tradicional, sino que únicamente desea ampliar su desarrollo.

Lo artístico es otro campo. La Antroposofía existe desde hace dos decenio (desde principios del siglo veinte). En un momento determinado, sucedió que representantes de la concepción antroposófica del mundo sintieran la necesidad de construir, para la Antroposofía, la casa propia. Debido a circunstancias que no hace falta explicar, este edificio se construyó en Suiza, cerca de Basilea. Podemos preguntar: ¿cómo se hubiera hecho esta construcción por iniciativa de otro movimiento espiritual? Ciertamente, dentro de otro movimiento espiritual se hubiera llamado a un arquitecto y éste hubiera creado un edificio, según el estilo del Renacimiento, rococó, románico o gótico, o bien, una construcción mixta; en fin, un edificio simplemente como marco exterior de lo que en él se lleva a cabo.

La Antroposofía no lo puede hacer de tal manera, pues ella no quiere expresar ninguna teoría, nada que tenga que ver con el intelecto humano, nada que se podría realizar dentro del marco de un edificio cualquiera, sino que la Antroposofía se propone dirigirse al hombre como un todo. Del mismo modo que ella habla de todo el organismo humano como órgano sensorio, así también lo que, a través de ella, aparece en el mundo, es expresión de la totalidad del ser humano. No es imaginable que la cáscara de la nuez estuviese formada según otras leyes que las que forman la carne de la nuez. Algo parecido ocurre cuando la Antroposofía se propone construir un edificio, pintar, hacer esculturas, etc. Para crear el marco respectivo, se requiere que, en cierto modo, todo lo artístico emane de las mismas leyes en que se basan las ideas que, por la visión del mundo espiritual, se pronuncian desde el estrado. En virtud de ello, no se ha elegido un estilo arquitectónico común, ya existente, sino que se ha creado un estilo nuevo. Por imperfecto que se presente, se ha hecho algo nuevo. Se ha aspirado a algo que se puede caracterizar como sigue: en el edificio, construido en Dornach, la formación de cada pared, de cada columna, de cada escultura y pintura, debió ser la manifestación de lo mismo que las ideas que, desde el estrado, se expresan como Antroposofía y que, por la visión, se traen de los mundos superiores. La palabra que se pronuncia no es sino una forma por la que se expresa lo que, artísticamente, va formando el ambiente; todo está vertido en formas artísticas. Para dar la más íntima expresión de su teoría del arte, Goethe ha dicho: "El arte es una manifestación de las leyes ocultas de la naturaleza, las que, de otro modo, jamás se manifestarían"; y él ha expresado otra palabra significativa: "El que está por captar la revelación de los más íntimos secretos de la naturaleza, siente el profundo anhelo de su más digno intérprete, el arte". Este anhelo se siente más intensamente cuando, por la visión suprasensible, se revela en el alma el espíritu que obra en la naturaleza: lo que así se obtiene no son alegorías abstractas, antes bien, verdadera formación espiritual y, con ella, surge la sensibilidad con respecto al material para trasladar las formas espirituales a los distintos materiales como algo verdaderamente artístico. De tal manera, la Antroposofía va fecundando todos los campos artísticos.

En tercer lugar, se evidencia en la pedagogía lo fecundo de la Antroposofía, con nuevos impulsos para la vida. Al fundarse y al producirse el rápido crecimiento de la escuela libre "waldorf", en Stuttgart, esta nueva pedagogía ha sido descripta en muchas conferencias y en escritos. Se trata, precisamente, de transformar espontáneamente lo que la Antroposofía puede dar en habilidad, especialmente, en habilidad pedagógico-didáctica; pero no se trata de inculcar a los alumnos de las escuela ideas antroposóficas. En virtud de que la Antroposofía da un verdadero conocimiento del ser humano, proporciona, también, el fundamento espiritual para ejecutar lo que realmente existe como buenas máximas dadas por los grandes pedagogos del siglo XIX. Para la práctica pedagógico-didáctica es preciso poseer el verdadero conocimiento del ser humano; y si se conoce plenamente la totalidad del ser humano, constituido por cuerpo, alma y espíritu, será posible leer en la naturaleza del niño mismo el plan y los fines de la enseñanza, según todas las edades del educando.

Por último, y refiriéndome a otros campos más, quiero hacer constar que la Antroposofía, basándose en los conocimientos de todo lo concerniente al ser humano, también puede dar ideas fecundas para la vida social. Hemos visto que la aplicación unilateral del modo de pensar de las ciencias naturales llega a sus límites, sin poder comprender la verdadera naturaleza del ser humano, y que dicho modo de pensar tiene que surtir efectos destructivos cuando se vierte en los impulsos sociales. No creo que, en amplios círculos, ya existe el discernimiento libre de prejuicios para poder comprender cuán destructivo, para toda la civilización de la humanidad, resulta ser lo que, en el este de Europa, como consecuencia de la concepción que meramente se basa en lo natural, se ha convertido en realidad práctica como impulsos para la vida social y, al mismo tiempo, en ilusiones realizadas. Sobre toda la actual civilización se cierne, como una gran amenaza, lo que en el este de Europa ha tomado su comienzo destructivo. Si se profundizan también los impulsos sociales, pero sin basarse exteriormente en lo instintivo y lo meramente natural en el ser humano, y sin considerar las acciones humanas libres como meros instintos superiores, sino reconociendo la verdadera libertad espiritual del hombre como, según los principios antroposóficos he tratado de describirla, al principio de la década de 1890, en mi libro "La Filosofía de la Libertad", entonces se crearán impulsos sociales que tomarán en consideración la convivencia de los hombres, según la totalidad de su ser, y que podrán corregir y espiritualizar lo que, en la actualidad, se cierne como fuerza destructiva, cual un horrible espectro del futuro, sobre la civilización humana.

He mencionado algunos ejemplos para demostrar de qué manera la Antroposofía puede dar impulsos fructíferos para la vida. Si se considera libre de prejuicios la vida ética y moral, como en el referido libro "La Filosofía de la Libertad" he tratado de hacerlo, y de colocarla sobre una base segura, se encontrará el concepto de la intuición. En dicho libro, he podido mostrar que aquello que vive en la conciencia moral (en el fuero interior moral), se ha obtenido espontáneamente de los mundos espirituales, mediante una intuición inconsciente del pensar puro, esto es, mediante una inconsciente intuición moral. Los verdaderos impulsos morales, que surgen del fuero interior, son intuiciones morales provenientes del mundo espiritual, pero su verdad sólo se concibe por medio de los conocimientos inspirativos e intuitivos, como antes los he descripto desde puntos de vista antroposóficos.

Con sus conocimientos la Antroposofía también responde los sentimientos más íntimos y más importantes del alma humana; ante todo a la religiosidad. Decir que la Antroposofía quiere fundar una secta o una nueva religión equivaldría a una calumnia, pues al apoyarse en los fundamentos del conocimiento, como los he descripto, no puede propender a lo sectario, ni tampoco fundar una nueva religión. Pero a las distintas religiones y a los anhelos religiosos les ayuda, en un sentido favorable, mediante el conocimiento suprasensible; y se podría suponer que, justamente, los representantes de las distintas confesiones deberían sentir profunda satisfacción si, en nuestro tiempo, aparece una corriente espiritual que, a través del conocimiento, fundamenta lo que busca la fe. Tampoco se comprende que las autoridades de las distintas confesiones no consideren la Antroposofía como un fortalecimiento de la vida religiosa, sino muchas veces como algo opuesto. Si ellas llegaran a conocer la Antroposofía, según sus fundamentos, no meramente por un juicio superficial, podrían considerarla como el más firme sostén de la verdadera religiosidad y de la vida religiosa, pues is para la inquietud del alma, no sólo en el mundo de los sentidos, sino desde los mundos suprasensibles, se enciende la luz del conocimiento, esto no podrá influir desfavorablemente sobre la fe, sino que le da un fuerte apoyo de verdadera religiosidad y, también, en lo moral se abren para el alma poderosas fuentes de bondad. Para su actuar moral recibe el contenido, la seguridad y los fines de la vida, pues sabe considerarse como partícipe del mundo espiritual, así como el cuerpo físico forma parte del mundo sensible. Considerándose como partícipe del mundo espiritual, el hombre volverá a sentir su verdadero valor humano y alcanzará la verdadera ética y moral, dignas de un ser humano.

Permítaseme, por consiguiente, resumir mediante una imagen lo que he querido exponer como los fundamentos de la Antroposofía. Se nos presenta el ser humano, se nos presenta su corporalidad física, pero sólo conoceremos toda su naturaleza si nos damos cuenta de que su fisonomía es expresión de su alma; si consideramos sus movimientos como expresión y revelación de lo físico-natural de su corporalidad y si, a través de su existencia físico-corpórea, vemos translucir lo anímico-espiritual. Las ciencias naturales, plenamente reconocidas por la Antroposofía, en cuanto a sus designios justificados, nos dan en cierto modo los conocimientos del universo exterior. El conocimiento mismo de la naturaleza físico-sensible constituye algo corpóreo en su interpretación intelectual. Pero así como el ser humano sólo se nos presenta en su totalidad, si a través de aspecto físico-corpóreo se revela su ser anímico-espiritual; así también el conocimiento de la naturaleza se nos presenta en toda su amplitud, si a través de todo lo que la naturaleza nos ofrece como hechos, experimentos, revelaciones y sus propias leyes se expresa, como una maravillosa fisonomía, el conocimiento de un mundo espiritual-anímico. Para el cuerpo representado por el conocimiento que se nos presenta en las ciencias naturales exteriores, la Antroposofía quisiera ser al alma, el espiritual de un verdadero, amplio conocimiento del ser humano y del mundo.


STEINER Y BLAVATSKY SEGUN GOLDSTERN :

Historia de la Sociedad Teosófica 
Rudolf Steiner: Naturaleza viva 
Ana Débora Goldstern

rgoldstern@yahoo.com

"Nunca jamás olvidaré la impresión extraordinaria que me hizo este hombre al entrar en mi despacho. Tuve, por primera vez en mi vida, la convicción de encontrarme frente a una de esas personas sublimes, que tienen la percepción directa del más allá. Yo había descrito intuitiva y poéticamente hombres parecidos en mi libro Los Grandes Iniciados". 
Edouard Shuré.

Rudol Steiner -1861-1925-, nació en Kraljevec (antiguo Imperio Austro Húngaro). Hijo de una familia humilde, cursó estudios en la Escuela Técnica Superior de Viena. A los 23 años se doctoró con el título de Filósofo en la Universidad Alemana de Rostock. Contaba además con diplomas en Química, Física y Biología, materias que dominaba a la perfección. Desde su temprana infancia fenómenos de clarividencias se manifestaron en el joven Rudolf. Estos desarreglos paranormales lo obligaron a iniciar una búsqueda en el campo espiritual, con el objetivo de comprender y dominar estos estados, que él consideraba un signo inequívoco de la naturaleza humana y de la que había que desprenderse para evitar la confusión que estos causaban en la psique del hombre. Sin embargo su orientación futura en este campo se vio influenciada además por la presencia de un "Maestro desconocido", que a la edad de los 18 años "...lo inició en la manera correcta de ver más allá del tiempo y del espacio, y que además le indicó la necesidad de que adquiriera un conocimiento profundo de la mentalidad científica, para poder rebatir de este modo el materialismo imperante..."

A la edad de 25 se le encara la compilación de los trabajos científicos de Goethe para la edición de las obras completas, actividad que desarrolló por espacio de siete años, colaborando posteriormente en la edición de las obras de Schopenahauer. Su obra inmensa abarca la redacción de cerca de 6.000 escritos, entre Conferencias y Libros. A través de la Antroposofía, movimiento donde fundió conocimiento espiritual y científico, logró una alquimia que se irradió y aplicó en desarrollo de diversos campos sociales. Sus ramificaciones abarcan: 
Ecología: Steiner fue un precursor en esta disciplina, que plasmó en la creación de la Agricultura Biodinámica. Sus métodos se basan en el estudio de la influencia lunar, productos naturales y alquimia, evitando cualquier intromisión química que entorpezca el normal desarrollo de la cosecha.

Economía: Impulsó el desarrollo de Bancos Sociales cuyo fin no sea obtener sólo el Capital, sino conectar a pequeños inversores con proyectos de desarrollo. 
Educación: Creador del método pedagógico Waldorf, donde cada niño progresa según sus habilidades y necesidades.

Steiner es un genio desconocido y no reivindicado del pasado SXX. Una de las mentes más brillantes, que merecería ocupar un lugar más destacado en la Historia, y del que hasta el momento carece. Prometemos reparar esta omisión a través de un futuro trabajo que de a conocer aspectos desconocidos, como sucede hasta hoy, de una personalidad tan luminosa. Sólo intentamos ofrecer un paneo no muy abarcativo acerca de Steiner, para que el lector pueda comprender que las revelaciones que se van a citar a continuación en lo referido al caso Blavatsky-Mahatmas, no son productos de una mente menor , sino que se apoyan en la pluma de un hombre que para su época llegó a ser considerado una de las personalidades mejor informadas en cuanto a los temas esotéricos.

En 1899 la vida de Rudolf Steiner da un vuelco inesperado. El académico prestigioso publica un artículo fuera de lo común titulado: La Revelación Secreta de Goethe. En este ensayo basado en el misterioso cuento del literato alemán La Serpiente Verde y la Hermosa Azucena, Steiner descubre al público una faceta desconocida del escritor, resaltando los aspectos místicos del relato. El artículo trajo la atención de los Condes de Brockdorff, que lo invitaron a hablar en una de sus famosas tertulias semanales. Los Conde eran teósofos y fueron los primeros en darle una oportunidad para hablar sobre un tema que para Steiner estaba oculto en lo profundo de su alma: el de las facultades interiores de percepción espiritual que tenía desde la niñez y que fue desarrollando disciplinadamente desde entonces. Su incursión en la Sociedad Teosófica trajo críticas y recelos de sus antiguos colegas quiénes hasta llegaron a publicar un manifiesto atacándolo Pero Steiner veía que a su alrededor muchos aspectos de la cultura estaban en decadencia y se acercaba una profunda crisis

En el otoño de 1902 asume la dirección de la Sociedad Teosófica de Berlín. En 1903 crea la famosa revista teosofista Lucifer-Gnosis, y un año después publica el libro "Teosofía". Como vemos la relación de Steiner con el movimiento teosófico fue estrecha desde sus inicios, y se prolongó por espacio de varios años. Luego sobrevino la ruptura motivada entre otras causas por el affaire Krisamurti, que llevó a Steiner a alejarse definitivamente de la Sociedad Teosófica y fundar su propio movimiento, la Antroposofía que estaba más acorde con su pensamiento. Después de abandonar la dirección del movimiento teosófico berlinés, Steiner comienza a dictar una serie de Conferencias, donde en forma muy abierta da entender cuales fueron algunas de las discrepancias que influyeron en su partida.

I Conferencia

10 de octubre de 1915: 
" ... A mediados del siglo XIX, las palabras exotérico y esotérico cobraron un nuevo significado entre los iniciados: verdaderamente los ocultistas se dividieron en dos partidos: en esotéricos y exotéricos // Los esotéricos tenían el punto de vista de no transmitir ningún conocimiento del mundo espiritual sino a quiénes aceptaban la estricta obligación de mantener silencio y que querían pertenecer a una cofradía. Los exotéricos dijeron: esa actitud conduce a que se hundan en el materialismo los que no quieren afiliarse a semejante agrupación. Entonces los exotéricos propusieron un camino: el camino que seguimos hoy!. Nuestro camino actual es el que los exotéricos propusieron, o sea, publicar determinada parte de los conocimientos esotéricos..." 
"... Pero los esotéricos del siglo XIX no estaban dispuestos a entregar el conocimiento esotérico. Por eso, hubo que admitir otro método que entonces se presentó al mundo. // Así, con plena conciencia, se presentó el mediumnismo..." // "... El mediumnismo fue un recurso para hacer comprender a los hombres, que existe un mundo espiritual; los exotéricos y esotéricos se habían puesto de acuerdo en patrocinar el mediumnismo, para satisfacer las inclinaciones de la época... " // " ... Pero todo lo que se puede hacer por medio del mundo espiritual y el mundo de los iniciados, consiste, por lo pronto en experimentos con la humanidad: siempre hay que examinar qué grado de madurez alcanzó ..." // " ... La mayoría de los médiums informó de un mundo en que moran los muertos ..."// "... Lo que se logró fue de lo más triste para los iniciados: se obtuvo el peor resultado que podía obtenerse. Había dos posibilidades: una de ellas fue el uso de los médiums. Los médiums comunican algo, y lo que comunican sólo pueden aplicarlo al medio ambiente habitual que, sin duda contiene también elementos sensibles. Y la gente esperaba que los médiums irían a descubrir toda clase de leyes naturales ocultas y elementales ..." // " ... Los médiums fallaron: proporcionaron información que se suponía, venían precisamente de aquel mundo de los muertos ...."// " ... Los ocultistas se dieron cuenta, pues, que con ese ensayo no habían logrado otra cosa que difundir un gran error..."

II Conferencia

11 de octubre de 1915 
"... Las informaciones que entonces ya estaban publicadas por la Theosphical Society se había apoyado en investigaciones relacionadas con la investigación mediumnística -no se puede llamar trance-, y se establecieron las condiciones para que esa persona, que no se hallaba en un estado normal de conciencia, diera información acerca de lo que no se puede lograr con la conciencia normal...". // "... Así pues, la introducción de nuestro enfoque científico espiritual fue, desde el principio, algo completamente nuevo frente a los métodos de la Thesophical Society..." // Precisamente esa conversión fue significativa; tuvo lugar en 1904, y puso en evidencia que existía una diferencia esencial entre lo que hacemos aquí en la Ciencia Espiritual; y lo que se hace en el resto de Theosophical Society; que entonces no existía lo que tenemos en la Ciencia Espiritual, sino que la Theosphical Society continuaba el método que había surgido entre los exotéricos y esotéricos..."

Les dije que había fracasado aquel compromiso entre exotéricos y esotéricos que consistía en tratar de convencer al mundo materialista de que existe un mundo espiritual, recurriendo a los médiums// Qué fue lo que realmente demostró aquel extraño ensayo, resultado de ese compromiso relatado?. Puso en evidencia que determinada clase de iniciados arrebataron el mando a los que habían entrado en el compromiso// Lograron una gran influencia porque todo lo que se realizó por conducto de los médiums, no procedía del mundo de los muertos, sino del mundo de los vivientes. Estos eran, a la vez, los iniciadores que se ponían en contacto directo o remoto, con los médiums// Pero cuando, a los que pensaban poder pilotear, se les escapó el timón de sus manos, los ocultistas muy izquierdistas se apoderaron del mismo y trataron de comunicar al mundo a través de los médiums, sus propias teorías e ideas// 
" ...En ocultismo se es izquierdista si uno quiere lograr algún propósito con ayuda de la doctrina oculta que se representa, se es derechista si uno aspira a difundirla solamente por lo que ella misma es ..."// "...Tal fue, pues, la situación en que se encontraba entonces la dirección de los iniciados modernos, es decir, los exotéricos y esotéricos que habían formado el referido compromiso: se daban cuenta de que el asunto estaba en manos de personas que perseguían propósitos especiales..."

"... Pero luego entró en escena para los ocultistas, una personalidad que era medial en elevado grado: la señora H.P. Blavatsky, quién gracias a ciertos miembros subconscientes de su organismo, fue particularmente apropiada para captar mucho, muchísimo del mundo espiritual..." // "... Era pues un personaje que ofrecía comprobar nuevamente mucho de lo que, desde largo tiempo, ya no se sabía sino por tradición..." // Hubo un momento de gran significado que puedo describir como sigue: los ocultistas de la derecha que habían entrado en compromiso con el partido del medio, podían decirse: ahora ya es posible obtener verdades muy importantes por conducto de este personaje. En cambio los e izquierda podían decirse: con ayuda de esa persona, existe la posibilidad de lograr algo en el mundo, y de la manera más intensa. Empezó entonces una auténtica lucha por ese personaje: de una lado, con la sincera intención de ver comprobado mucho de lo que sabían los iniciados; del otro, para realizar los grandes propósitos especiales.." 
" Varias veces he aludido al primer período de la vida de H.P.B., y he mostrado que, efectivamente, se intentaba obtener de ella mucha información esotérica. Pero el asunto cambió relativamente pronto, debido a que ella cayó bajo la influencia de los de la izquierda. Y, a pesar de que H.P.B. sabía muy bien aquello que ella misma podía percibir por videncia propia, -de hecho ella era particularmente importante por no ser solamente un médium pasivo, sino que tenía una memoria extraordinaria para todo lo que se le había manifestado en los mundos superiores- ella, se hallaba, sin embargo, bajo la influencia de ciertos personajes cuando quería evocar manifestaciones del mundo espiritual. De ahí que siempre invoca a los mahatmas, lo que en realidad no debería hacerse. Pueden tener influencia, pero esto no tiene importancia cuando se trata de llevar adelante a la Humanidad..."

" ... H.P. Blavatsky llegó relativamente pronto al punto de tener que decidirse. Desde un lado, que pertenecía a la izquierda se enteró que ella era un personaje importante..." // " ... Fundamentalmente , ella era una persona muy honrada y trató, por lo pronto -después de haber recibido la información de aquel lado, que precisamente por su carácter honrado, no ha de haberle gustado al principio-, de llegar a un compromiso con una orden ocultista de Europa. Hubiera podido resultar algo muy bello, porque por su gran talento mediumnístico ella hubiera podido presentar comprobaciones fe fenomenal importancia para lo que los iniciados conocían en teoría y por el simbolismo. Pero ella, además de ser una persona totalmente honrada, tenía también algo de pícara; tenía cierto rasgos fundamental, propio de las personas que se inclinan hacia lo mediumnístico, es decir una actuación cambiante. Así que por momentos podía ser muy impertinente. Y en uno de esos momentos de impertinencia, puso condiciones inaceptables para aquella orden oculta que estaba dispuesta a hacer el experimento con ella. Y como sabía que, por medio de ella se podía lograr mucho, se decidió a probarlo con otras fraternidades, y así se acercó a una cofradía norteamericana cuya mayoría siempre vacilaba entre la derecha y la izquierda, pero de que todos modos, se hallaba ante la posibilidad de revelar factores de enorme importancia sobre el mundo espiritual..."

"Pero sucedió que, en ese mismo tiempo, otros cofrades izquierdistas, pusieron gran interés en la Blavatsky, cofrades que ya en aquel entonces perseguían sus propósitos especiales. // Por lo pronto, basta decir que eran cofrades con intereses especiales, sobre todo fuertes intereses políticos, que esperaban lograr algo político en Norteamérica con la ayuda de personas preparadas de antemano de manera ocultista. La consecuencia fue que en un momento dado, cuando la Blavatsky, por haber colaborado con la logia norteamericana, ya había conquistado enorme cantidad de conocimientos ocultos, tuvo que ser expulsada de aquella logia, porque se descubrió que había algo político en el fondo; ya no se podía tolerarla más.

" ... Además, a su salida de la logia norteamericana, la Blavatsky dejó traslucir que no estaba dispuesta a guardar silencio sobre aquello que sabía. Entonces se realizó algo que en ocultismo se llama presidio oculto, que consiste en que, mediante ciertas manipulaciones que sólo pueden hacer ciertos miembros de cofradías, practican maniobras que, en realidad, son inadmisibles, se logró que la Blavatsky viviera por algún tiempo en un mundo que proyectó hacia dentro todos sus conocimientos ocultos. // Esto se logró en la época en que la Blavatsky hubiera podido ser muy peligrosa, difundiendo ciertos hechos que precisamente pertenecen a lo más interesante en el horizonte del movimiento ocultista. Entonces oyeron de este asunto ciertos ocultistas hindúes que, por su parte, tenían mucha inclinación a la izquierda y que, sobre todo, estaban interesados en tergiversar el ocultismo que podía introducirse en el mundo a través de H.P.B., de modo que pudiera obrar favoreciendo los intereses particulares de aquellos ocultistas hindúes. Gracias a los esfuerzos de ellos, que conocían las prácticas correspondientes, se logró liberarla de su encierro en su aura, ella quedó libre otra vez, de modo que nuevamente podía utilizar correctamente sus poderes espirituales..." // Así se produjo una situación muy extraña. Los ocultistas hindúes querían hacer valer sus propios intereses particulares contra los intereses particulares de los otros, y para ello se servían de la Blavatsky, para poner en acción sus extraordinarias facultades, necesitaba hallarse bajo una influencia exterior: su disposición mediumnística había de generarse desde afuera, por eso fue posible lanzar al mundo, por conducto de ella, toda clase de influencia..."

Fue en aquel tiempo que la Blavatsky se asoció con Olcott, persona que inicialmente no tenía mayores intereses teosóficos, pero que poseía un gran talento de organización. // Además apareció en el horizonte espiritual de la Blavatsky un personaje (en cierto modo bajo la máscara de otra individualidad), representante de las tendencias que desde la India se querían introducir al mundo // Olcott, en sus escritos menciona que en 1874, dicho Mahatma Kuthumi había hecho una declaración sobre la individualidad que vivía dentro de él. Declaró llamarse en realidad John King, y haber sido la individualidad de un famoso pirata del SXVII. Esto aparece en el libro de Olcott, People from the other world (Gente del otro mundo). 
" ...Así este Mahatma Kut-Humi se hallaba incorporado el espíritu de un célebre pirata del siglo XVII, quién en el siglo XIX llevó a cabo los significativos fenómenos con la ayuda de la médium H.P. Blavatsky, y también de otros médiums. Trajo tazas de te desde lejos; hizo aparecer diversos documentos del ataúd del padre de Blavatsky, y cosas por el estilo..." //" ... El coronel Olcott se expresó de manera rara sobre este John King: insinuó que , posiblemente , no se trataba del espíritu de aquel pirata, sino de un miembro de una orden, que entre los hombres existe, como orden visible, en tanto que para sus realizaciones depende de influencias invisibles. Si es así, ese Mahatma habría sido miembro de una orden que durante toda su vida , se dedicaba a las actividades que señalé, las que pretendía comunicar al mundo por conducto de H.P.B., mezcladas con todas clases de intereses particulares. Estos consistían en que se quería difundir, sobre todo, una doctrina de la India..." (1)

Extensos los párrafos citados, pero valiosos y necesarios. Bajo la mirada de Steiner, el asunto Mahatmas-Teosofía adquiere una nueva dimensión. Intereses políticos, divisiones y antagonismos entre cofradías, el asunto excede y requiere mayor tratamiento del que nuestro conocimiento alcanza, sin embargo estas revelaciones arrojan alguna luz, iluminando las sombras que el tema provoca en los estudiosos. 
Steiner demuestra que los Maestros Teosóficos no fueron simples alucinaciones de la Blavatsky, sino que tras esas individualidades, escondidas bajo las máscaras de los denominados Mahatmas, se irradiaban concepciones muy concretas tanto en el ámbito político como religioso. ¿Provocación de los esoteristas hindúes en contra del imperialismo inglés de la época?. Come verán el asunto está muy lejos de resolverse, aunque creemos que tan lejos no estamos, faltan atar algunos cabos, que sólo los escritos post-mortem que legó Blavatsky a la Sociedad Teosófica podrán dilucidar, si alguna vez toman estado público... Aunque para ser sinceros lo vemos como algo un tanto imposibles en estos tiempos tan agitados...

Estamos seguros de haber cumplido con parte de nuestro objetivo central en cuanto a los Mahatmas, y que el lector haya entreabierto algunas de las puertas que sobre el tema pusimos a su disposición, bastante alejadas de las que se han dado a conocer hasta la fecha y ciertamente novedosas, en cuanto a su implicancia. Nuestra próxima incursión intentará avanzar en la decodificación de las Stanzas de Dzyan, base de la Doctrina Secreta y piedra basal del movimiento teosófico.

Notas

1. Véase Clarividencia Oculta y Moderna, por Rudolf Steiner. 
Publicado el 15 de noviembre de 2003


FAUSTO Y GOETHE PARA STEINER :

Fausto y la ascensión espiritual de Goethe

Rudolf Steiner

Seguido por "Goethe y Schiller"

En el transcurso de los largos años que consagró Goethe a la elaboración de su Fausto, ascendió a través de esta obra a la contemplación de cada vez más elevados misterios. 
La luz que dimana de tales misterios alumbra todos los fragmentos y todos los acontecimientos que completan el drama. Mefistófeles encarna cuanto ha de combatir el hombre y de cuanto ha de triunfar progresiva mente cuando anhela realizar la profunda experiencia de la vida. Mefistófeles es, pues, el íntimo adversario de todo cuanto tiende a ejecutar sobre los intersticios de su más elevado ser. 
Pero el que con plenitud considera las íntimas experiencias en las que intentó Goethe plasmar el misterio de su Mefistófeles, no descubre solamente un adversario espiritual de la humana naturaleza, sino dos. 
El uno emerge de nuestra naturaleza sentimental y espontánea y el otro de nuestras facultades de conocimiento. El individuo que participa de la naturaleza sentimental y espontánea se esfuerza en aislar el ser humano del resto del universo en el cual subyace la fuente y raíz de toda su existencia y persuade al hombre de que puede seguir por sí solo su camino apoyándose exclusivamente en sí mismo, en su ser interior. Trata de hacernos olvidar que pertenecemos al Universo como un dedo pertenece a nuestro organismo. Así como un dedo se condenaría a la muerte física si intentara vivir independientemente del resto del cuerpo, así nos condenaríamos a la muerte espiritual si nos separáramos del Todo. 
Existe en todo hombre una elementaria aspiración hacia esta mencionada escisión. No se adquiere la sabiduria oponiéndose ciegamente a tal tendencia, sinó subyugándola de acuerdo con 
cada particular naturaleza y transformándola de suerte que deje de ser un adversario para convertirse en un auxiliar de la vida. 
Cualquiera que como «Fausto» haya participado ya de las excelencias del mundo espiritual, se halla obligado a entablar contra esta potestad adversa, enemiga de la humana vida, una lucha 
mucho más consciente de la que generalmente sostienen los demás hombres. 
En tanto que personificación dramática, esta potestad puede ser denominada el «tentador luciferiano del hombre» y actúa al través de ciertas fuerzas recónditas de nuestra naturaleza, que tienden constantemente a intensificar el egoísmo. 
El segundo adversario de la humana naturaleza enfoca sus energías en las ilusiones que alimenta el hombre por el hecho de percibir un mundo exterior que sintetiza como representaciones de la inteligencia. 
Nuestra experiencia del mundo externo, que sostiene el conocimiento, reposa enteramente en las imágenes que el hombre se crea de este mundo. Y estas imágenes varían con la constitución de su alma, con el punto de vista en el cual se sitúa y con toda 
suerte de circunstancias. Y el espíritu de ilusión acaba de inmiscuirse en la génesis de tales imágenes, conturbando la relación de verdad que se establecería sin su intervención, entre todo hombre y el mundo exterior, entre él y sus semejantes. 
Personifica, por ejemplo, el espíritu de discordia y de combatividad que divide a los hombres y los conduce a entablar relaciones de las que el remordimiento y el dolor moral son corolarios. 
Podríamos, apelando a una figura de la mitología persa, llamar a esta potestad el espíritu arimánico. Las cualidades que tal mito confiere a su Arimán son suficientes para justificar aquí el empleo de tal apelación. 
Los dos adversarios de la humana sabiduría -adversario luciferiano y adversario arimánico- se presentan al hombre en el decurso de su evolución de una manera completamente distinta. 
El Mefistófeles de Goethe lleva impreso de manera bien incisa los rasgos arimanianos. Y sin embargo, el elemento luciferiano se halla igualmente patente en él. 
Una naturaleza como la de Fausto se halla mucho más fácilmente expuesta a las tentaciones de Arimán y a las de Lucifer que una naturaleza por completo desprovista de experiencias de índole espiritual. 
Podriamos imaginar a Goethe oponiendo a su "Fausto", en lugar de un solo Mefistófeles, los dos seres de que hemos hablado. Entonces Fausto hubiérase sentido atraído de aquí para allá, dado el carácter de sus peregrinaciones morales. Pero el Mefistófeles ideado por Goethe sintetiza a la vez los trazos arimánicos y los luciferianos. En la subconciencia del autor, Mefistófeles encarna una doble vida, y esta dualidad hace más difícil la exteriorización a medida que avanza Fausto en el sendero a recorrer. Este sendero no podía por menos que conducirle y ponerle en contacto con las dos potestades que combaten la humana vida. 
Aunque a algunos parezca paradoja, las relaciones que se establecieron entre la personalidad de Goethe y el poema faustiano y las particularidades del personaje de Mefistófeles, no dejan lugar a dudas: Mefistófeles fue la causa de las dificultades con las 
que tuviera Goethe que luchar en la elaboración del «poema de su vida». La idea de la dualidad de esta representación se observa en el último término de la perspectiva de su alma. 
Y como el destino de Fausto entrañaba forzosamente reflejos de los actos mefistofélicos, los obstáculos se opusieron perpétuamente a la concepción y al desenvolvimiento de su destino. La falta de unidad del «adversario» impedía a este personaje otorgar al drama los impulsos necesarios para la continuación normal de la historia de «Fausto». 
«En un juego grandioso, animado de una gracia consciente y a través de caracteres magistralmente descritos con delineaciones perpetuas en el último plano mistelioso de los mayores problemas planteados a la humanidad, este poema nos remonta finalmente 
al recogimiento de las emociones más nobles»-, escribía K. J .Schroer en la tercera edición de «Fausto». 
Y esto precisamente es lo que nos importa. Cuanto planeaba en la imaginación el autor de Fausto, aparecíasele como bajo la forma de «perpetuos esquemas en el último plano misterioso de los mayores problemas planteados a la humanidad». Nadie osaría oponerse a esta aserción de Schroer, inspirada por un profundo conocimiento de Goethe y por un inmenso amor por las concepciones goethianas. Nadie pretenderá que Schroer ha intentado interpretar el poema de Goethe en favor de alguna doctrina abstracta. 
Pero justamente porque contemplara la infinita perspectiva de los más elevados requerimientos hechos a la humanidad, Goethe vió engrandecerse ante la visión de su espíritu la figura tradicional del «diablo nórdico» y llegó a percibir su dualidad, porque 
todo espíritu seriamente observador comprenderá el lugar que la humana entidad ocupa en el Cosmos y le enfrenta fatalmente un día con la doble potestad de que nos hemos ocupado. 
La figura mefistofélica que flotara en el espíritu de Goethe al comenzar su poema, concuerda enteramente con la actitud de Fausto, al alejarse del «signo del Macrocosmos». Los conflictos interiores que surgían en aquel momento en él, le obligarían a afrontar al adversario espiritual que ataca lo más recóndito del alma, como adversario de carácter luciferiano. 
Más tarde se vio conducido Goethe a poner a su Fausto en conflicto con las potestades del mundo externo. A medida que avanzaba hacia la realización de la segunda parte de Fausto, esta necesidad imponíasele más imperiosamente. En la "Noche clásica de Walpurgis" que conduce a Fausto al verdadero hallazgo de Helena, potestades cósmicas, realizaciones del futuro universal, se funden con las experiencias del hombre. 
Por sus estudios científicos, por sus conceptos naturalistas, Goethe adquirió la posibilidad de tender un puente entre el futuro cósmico y la evolución humana. Tanteólo en su «Walpurgis Clásica». 
Para rendir plenamente justicia al valor poético de esta parte de «Fausto» precisa darse cuenta de que Goethe ha llegado a representar allí nociones de ciencia natural con virtiéndose en maestro y metamorfoseándolas en pura poesía, si bien nada subsiste de 
su aridez, de su abstracción conceptual, ya que se expanden en ondas de imágenes armoniosas. 
Pero hay toda vía más. En el cuadro magnífico en que termina el quinto acto de la segunda parte, Goethe realizó una unión magna entre el porvenir suprasensible del universo y la vida interior del hombre. 
No subsiste duda alguna en tal extremo. El espíritu de Goethe recorrió, en el decurso de su vida, una evolución que le condujo a visualizar la dualidad de las potestades cósmicas que combaten contra el hombre. Y en tanto proseguía la creación de su Fausto, 
experimentaba la necesidad de triunfar de su propio principio. 
Ya que la vida enderezó su Fausto hacia el Macrocosmos de la que el solo conocimiento le había, al comienzo, desviado. 
«¡Qué espectáculo! Mas ¡ay! ¡Nada más que un espectáculo!» 
En este espectáculo las fuerzas del futuro universal se patentizan y el espectáculo se convierte en vida. 
Porque los anhelos espirituales de Fausto conducen inevitablemente a poner al hombre en conflicto con las adversas potestades merced a las cuales el individuo, envuelto en una lucha universal se situa por sí mismo en el seno del Cosmos y desde allí se dispone valerosamente al combate.

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GOETHE Y SCHILLER

En la época en que trabó amistad con Goethe, Schiller se hallaba preocupado por infinidad de ideas expresadas en sus «Cartas sobre la educación estética del hombre". Las 
conversaciorles y la correspondencia que intermediara en aquellos tiempos entre Schiller y Goethe condujéronles al fin a las ideas en tales «Cartas» expresadas. 
Schiller planteóse la cuestión en la forma siguiente: ¿En qué estado de desenvolvimiento interior podía el hombre pretender al cumplimiento pleno de su misión? 
Cada hombre lleva en sí mismo un «ser ideal» que corresponde a sus aptitudes y a su individual misión. La grande labor de nuestra existencia estriba en sintonizarnos, a través de todas nuestras metamorfosis, con esta unidad de nuestra naturaleza. (Cuarta carta de Schiller). 
Schiller intentó tender un puente entre el hombre de la realidad cotidiana y el ser humano ideal. 
Existen en el hombre dos tendencias, que al manifestarse aisladamente se alejan de la ideal perfección. Son la tendencia sensual y la tendencia racional. Cuando la tendencia sensual prepondera, el hombre sucumbe a sus instintos y pasiones. Una fuerza de opacidad se mezcla a sus actos conscientes y turba su visión interior. Su actividad no es más que el reflejo de una necesidad subjetiva. 
Cuando la tendencia racional domina, se siente el hombre conducido a reprimir sus instintos y pasiones y se rinde a otra necesidad abstracta que no sustenta ninguna calidez interior. 
En ambos casos el hombre se halla sujeto a un yugo, En el primero la naturaleza sensual subyuga la espiritual. En el segundo, la espiritual reprime la sensual. 
Ni una ni otra de estas dos tendencias puede conducirnos por sí sola a la plena libertad, a la expansión del meollo personal de nuestro ser, porque significan la mitad del camino que dista de la naturaleza sensible a la pura espiritualidad. 
Su desenvolvimiento no puede efectuarse más que en la armonía de ambas naturalezas. No es conveniente ahogar la sensualidad, sino ennoblecerla. Es necesario que la espiritualidad se infunda en los instintos y las pasiones para que se conviertan en 
instrumentos de manifestación del espíritu. 
Y por lo que a la razón atañe, es preciso que intervenga en el alma humana para que elimine de los instintos y pasiones, toda violencia. Y hay que lograr que el hombre llegue a ejecutar cuanto le aconseje la razón como si se tratara de un hecho instintivo e imprimir en su realización toda la fuerza de pasión que sea capaz. 
«Cuando experimentamos un sentimiento apasionado ante una persona que no merece más que menosprecio, la fuerza sojuzgadora de la naturaleza se nos aparece en toda su crudeza. Cuando sentimos enemistad hacia un ser digno de nuestra estima, la fuerza sojuzgadora de la razón nos domina. Pero desde el momento en que nuestra preferencia y nuestra estima se conquistan simultáneamente, la tiranía de la naturaleza y la tiranía de la razón desaparecen y entonces comenzamos a amar realmente. 
Una liberada personalidad fuera aquella en que a través de la sensualidad se revelara tanta espiritualidad como mediante el ejercicio de la razón, y en la que la razón atesorara toda la elementaria fuerza pasional. 
Schiller anheló fundamentar la armonía de la vida colectiva en las sociedades humanas sobre el libre desenvolvimiento de la personalidad. La realización de una existencia plenamente humana se unificaba estrechamente en su espíritu con la de la armoniosa constitución de las sociedades humanas. Tal era la solución ofrendada por Schiller a los grandes problemas que la Revolución Francesa planteaba en aquellos tiempos ante la conciencia de la humanidad. 
Goethe se hallaba totalmente compenetrado con tales conceptos. El 26 de octubre de 1794 escribía a Schiller, con motivo de sus «Cartas estéticas» : "He leido de corrido y con inmenso placer, el manuscrito que habéis tenido a bien enviarme. Lo he devorado en una sola lectura. A semejanza de una bebida deliciosa bien acordada a nuestra naturaleza que se traga fácilmente y deja en la lengua una agradable sensación que comunica al sistema nervioso su acción benéfica, así vuestras cartas han sido para mí motivo de gozo y beneficio. Y no podía ser de otra manera, puesto que en ellas he hallado expuestas, de manera noble y lógica, ideas que tengo yo aceptadas durante mucho tiempo y que en parte he vivido y en parte anhelo vivir". 
En sus "Conversaciones" Goethe describe una familia fugada de regiones devastadas por la guerra. Las conversaciones habidas entre los distintos miembros de tal familia exteriorizan a nuestros ojos las diversas sugestiones desveladas en el espíritu de Goethe como resultado de su intercambio de ideas con Schiller. 
Las "Conversaciones" giran en torno de dos pensamientos fundamentales. El primero concierne a ciertos hombres que siempre creen reconocer, en los acontecimientos de su vida, relaciones emanadas de la realidad sensible. Los relatos que integran los "Emigrados" son, en parte, simples historias de tránsfugas. Los demás se relacionan con experiencias que parecen revelar, en vez de acontecimientos naturales, alguna circunstancia maravillosa. 
Goethe no compuso estos relatos seguramerltepara halago de cualquier superstición. El sentimiento que los inspirara era mucho más profundo. Nada más alejado de él que esta placentera sensación de pseudo misticismo que experimentan ciertas personas ante los relatos de hechos aparentemente sobrenaturales: hechos que los «estrechos límites» de la razón y los regulares encadenamientos de los hechos «no pueden explicar». 
Pero Goethe no cesaba de exponer la cuestión siguiente : ¿No existe caso en el alma humana la posibilidad de liberarse de las representaciones que son fruto de la percepción sensible y asir el mundo suprasensible por la pura percepción espiritual? 
Es normal para el ser humano aspirar a una actividad semejante que pondría en juego, en una forma original, sus facultades de conocimiento. Puede existir una relación real, aunque oculta para los sentidos y el entendimiento, entre nuestro mundo y un mundo suprasensible. Y la inclinación que ciertos seres experimentan hacia ciertos hechos inexplicables que parecen romper la natural concatenación de las causas, no es otra cosa que una deformación pueril de la nostalgia de toda alma hacia el mundo espiritual. 
Goethe interesóse mucho más por la particular orientación que toman las facultades del alma tendientes a la superstición, que por azaroso contenido de las historias que en los espíritus infantiles engendra el placer de lo inexplicable. 
La segunda de las dos ideas centrales en cuyo torno giran los relatos, concierne a la vida moral del hombre y consiste en que éste encauce sus móviles morales, no en la esfera de los sentidos, sino en un mundo de impulsiones superiores que lo eleven mucho más allá de la sensualidad. El dominio moral no puede existir más que cuando una multitud de energías suprasensibles irrumpen en la ordinaria vida del alma humana. 
Los rayos que emanan de estas dos ideas fundamentales se pierden en el infinito del mundo espiritual. Y funden todo el problema del íntímo ser humano y de sus relaciones con el mundo sensible por un lado y con el mundo suprasensible por el otro. 
Schiller abordó este problema en forma filosófica, en sus «Cartas estéticas». Mas para Goethe, el camino de la abstracción filosófica no era asequible. Y encarnó en imágenes todas las ideas que sobre tales temas sustentara. 
Artículos aparecidos en "Teosofía" de agosto y setiembre 1932, traducidos por Pepita Maynadé Mateos.

Digitalizado por Biblioteca Upasika www.upasika.tk

EL MISTERIO DE LOS ROSACRUCES :
Presentamos un trabajo realizado por Rudolf Steiner hace ya más de 90 años: "El Misterio de
los Rosacruces". Su lenguaje es un poco antiguo y teosófico, por lo que es conveniente leer
previamente este breve resumen de las ideas principales de su exposición. Empleamos palabras
más modernas y lo relacionamos con conocimientos actuales. Después de leer el artículo,
convendrá releer esta introducción. De esta manera, se asegurará una mejor comprensión.
Mis estudiantes recibirán una instrucción complementaria al respecto.
No todas las Escuelas Rosacruces, que hay muchas, están de acuerdo en si Christian
Rosenkreutz es sólo una leyenda o existió físicamente. No tampoco, todos aceptan la
reencarnación. Rudolf Steiner da por hecho la existencia de Rosenkreutz, como fundador de
la Rosacruz y le atribuye reencarnaciones conocidas. No nos pronunciamos al respecto,
dejándolo al estudio y reflexión de cada uno. Lo importante, esté de acuerdo el lector con estos
planteamientos o no, es extraer la enseñanza contenida en estos mitos.
Los mitos transmiten verdades esotéricas en formas de imágenes, las que impregnan el cuerpo
causal o intuicional, preparando de esta manera a la conciencia cerebral para comprenderlas
en su momento.
La mitología señala la existencia de dos tipos de seres humanos, con características bien
diferenciadas, producto de una generación distinta. Los creadores del arte y la ciencia o
descendientes de Caín, que dominan el fuego de lo astral, de las pasiones y los instintos; son
impulsivos y entusiastas, se inflaman con la sabiduría.
Los otros, descendientes de Seth (quien nace para reemplazar a Abel) son de religiosidad y
sabiduría beatíficas, desapasionados, sin entusiasmo y, por lo tanto, sin mayor poder de
realización.
Entre los descendientes de Caín, encontramos a Hiram, extraordinario arquitecto a quien se
le encarga la construcción del Templo del Rey Salomón. La obra culminante del Templo es el
mar u océano de bronce, el que no logra terminar bien debido a una conspiración envidiosa de
quienes se creían con derecho a ser maestros, sin merecerlo todavía (historia que siempre se
repite). La culminación de la obra será lograda por quienes descubran el secreto de ese mar de
bronce y de una escuadra de oro, oculta por Hiram antes de morir asesinado.
Para completar la obra, será necesario acceder al sancto-santorum, el lugar más sagrado de
todo templo, donde se encuentran la escuadra áurea y la palabra pérdida.
El Templo de Salomón representa el templo de las hermandades secretas. Los iniciados de ésta
se reúnen en el santum, ya que conocen el significado del mar de bronce y la escuadra de oro.
Si bien los poseedores de un espíritu religioso, descendientes de Seth, no han tenido fuerza
transformadora, por serles propia la pasividad relativa, los descendientes de Caín tienen otro
inconvenientes: les cuesta dominar el fuego de las pasiones o "kama". Kama es el apego a la
existencia, es la naturaleza pasional y emocional.
Se supone que con, el advenimiento del cristianismo, la religiosidad se libera de kama. Cristo
como amor encarnado, fluye con devoción hacia afuera, es decir, un deseo invertido, dirigido
ahora hacia lo superior, en vez de lo inferior. La religiosidad superior puede ser entusiasta.
Pero para ello debe haber un trabajo de cada persona, (trabajo sobre sí), desarrollando el cristo
interno individual, mediante el dominio del fuego. El aspecto Caín debe actuar para que
Cristo retorne a la tierra, renaciendo en cada uno.
La construcción cultural humana ha sido edificada (el Templo de Salomón). Solamente un
iniciado puede construir lo que falta para coronar esta obra. El secreto está oculto en la
fundición del mar de bronce y en la santa escuadra.
Si bien Cristo vino al mundo hace un par de milenios, la realización cristiana aún no se ha
completado, faltando este otro elemento que todos estos siglos han estado trabajando los
iniciados reales. Su trabajo, por ser transformador, motor de cambios, provoca efectos. "Quien
siembra vientos, cosecha tempestades". El piso parece temblar a los pies del iniciado, pues se
libera al ser humano, tendiendo a la completación y perfección divina. Pero el espíritu (viento,
aliento, "ruach") se convertirá en torbellino, produciendo en la etapa previa de la Nueva Era,
una lucha de todos contra todos.
La fusión se producirá cuando la religiosidad renuncie a la conquista de la tierra y la
sabiduría se dedique a conquistarla. Es decir, una conquista unida con la tierra por haber
vencido las pasiones. Unir el agua y el fuego en la medida justa para hacer el mar de bronce.
Este es el secreto de los rosacruces. El mar de bronce se origina cuando el agua de la sabiduría
serena se une con el fuego transformador. Esta acción es realizada por el maestro de Aula:
"Con el signo de la cruz yo te conjuro Gran Ser para ...". La escuadra representa la triada de
la individualidad, del yo superior: Espíritu (Atma), Intuicional (Buddhi) y Mente Superior
(Manas). Desde la individualidad eterna, los rosacruces buscan no solo la piedad religiosa,
sino también la ciencia esotérica, "una ciencia que no quiere conocer únicamente el mundo
físico, sino caminos a la sexta cultura" (Nueva Era).
La religión universal del futuro que posee el secreto del mar de bronce y de la escuadra de otro
tiene otro símbolo, la cruz con la corona de rosas.
Serval
EL MISTERIO DE LOS ROSACRUCES
Por Rudolf Steiner
Conferencia pronunciada en Berlín, el 4 de Noviembre de 1904.
Hemos hablado en otras oportunidades sobre distintos mitos cuyas imágenes contienen
verdades esotéricas. Estos mitos se dieron antes a los hombres, para transmitirles, en forma de
imágenes, verdades esotéricas para las cuales no estaban maduros todavía. Las imágenes se
apoderaban del Cuerpo Causal, preparando así a los hombres para que comprendieran
aquellas verdades de encarnaciones posteriores.
Hoy referiré una leyenda esotérica que data sólo de pocos siglos atrás, y que aún sigue viva en
múltiples aspectos.
Al comienzo del siglo XV apareció en Europa una personalidad que en Oriente había sido
iniciada en ciertos secretos, CHRISTIAN ROSENKREUTZ. Antes de que terminara su
encarnación de entonces, había iniciado a un pequeño grupo de personas, -apenas más de
diez-, en la materia de su propia iniciación, es decir, los había iniciado como en aquel entonces
era posible iniciar a un hombre europeo. La pequeña hermandad que se dio el nombre de
"Hermandad de los Rosacruces" -Fraternidad Rosae Crucis-, difundió un determinado mito
a través de otra hermandad más amplia y más esotérica.
Christian Rosenkreutz mismo había revelado en los más recluido de los Misterios Rosacruces,
ciertos secretos sólo perceptibles para los hombres que antes habían adquirido la preparación
necesaria. Pero, como dijimos, en la pequeña hermandad no fueron más de diez; ellos fueron
los verdaderos Rosacruces iniciados. Las enseñanzas de Christian Rosenkreutz, no eran
apropiadas para todos, pero se transmitieron al mundo en una especie de leyenda. Desde que
se dio a conocer el comienzo del sigo XV, fue relatada en amplios círculos, pero la
interpretación se redujo a los círculos más íntimos, maduros para ello.
El contenido del mito es más o menos el siguiente:
En tiempos remotos uno de los Elohim creó al ser humano, al que le dio el nombre de Eva.
Este Elohim se unió con Eva que dio a luz a Caín. El Elohim Javé o Jehová creó a Adán.
También Adán se unió con Eva y de esta alianza nació Abel. De manera que Caín es
directamente un hijo divino, mientras que Abel es el descendiente de Adán, creado como ser
humano, y Eva.
El Dios Javé recibía con agrado las ofrendas de Abel, pero no las de Caín que no había nacido
por su voluntad. La consecuencia fue que Caín, envidioso, cometió fratricidio, asestando el
golpe mortal a Abel. Por ello fue excluido de la comunidad de Javé. Se retiró a otra región
lejana donde fundó una generación propia.
De la alianza de Adán y Eva nació Seth, destinado a reemplazar a Abel. También la Biblia
nos habla de Seth. De este modo se formaron dos generaciones humanas: la generación de
Caín, descendiente de Eva y el Elohim, y la otra, descendiente de una pareja netamente
humana que se había unido según la voluntad de Javé.
De la generación de Caín provienen todos los que han creado las artes y la ciencia en la tierra,
por ejemplo, Metusael, el inventor de la escritura, la escritura Tau, y Tubal-Caín quien
enseñó al ser humano a trabajar los minerales metalíferos y el hierro. Así se generó esta línea
de la humanidad creada directamente por el Elohim, ella era la portadora de las artes y las
ciencias.
De esta rama genealógica procedió también Hiram que fue el heredero de lo que, en el correr
de los tiempos, los hijos de Caín habían acumulado en saber, arte y técnica. Hiram fue el
arquitecto más grande y magnífico que se pueda imaginar.
De la segunda línea, la generación de Seth, nació Salomón que se distinguía en todo lo que
provenía de Javé o Jehová. Poseía la sabiduría del mundo, todo lo que puede brindar la
sabiduría serena, luminosa, esclarecida, propia de los hijos de Jehová. Esta sabiduría se
expresa con palabras que llegan al corazón de los hombres, lo elevan, pero no puede realizar
una obra concreta en cuanto a la técnica, al arte y la ciencia. Fue una sabiduría directamente
inspirada por el Dios, no fue elaborada por el hombre, no surgió de la pasión humana, ni brotó
de la voluntad del hombre. Esta última era de los hijos de Caín, de los descendientes directos
del otro Elohim que fueron los trabajadores severos queriendo elaborarlo todo ellos mismos.
Ahora bien, Salomón decidió construir un templo, y encomendó la obra a Hiram, el
arquitecto de la línea de Caín. Fue justamente en el tiempo en que Balquis, la reina de Saba,
visitó a Jerusalén, porque había oído tanto el sabio Salomón. Y realmente quedó
profundamente impresionada de la alta sabiduría esclarecida y de la hermosura de Salomón.
Este le pidió la mano y ella aceptó desposarse con él. La reina se enteró también de la
construcción del templo y quiso conocer al arquitecto Hiram. Cuando lo vió, recibió
inmediatamente una honda impresión quedando cautiva por su mirada, lo que produjo una
tensión de celos entre Hiram y Salomón, el sabio. Este habría querido deshacerse de Hiram,
pero lo necesitaba para terminar el templo.
El templo se terminó en la fecha indicada, faltándole sólo una cosa: el mar de bronce. Este,
obra maestra de Hiram, representaría el océano labrado en bronce, y serviría como adorno del
templo. Hiram había preparado maravillosamente la mezcla de los metales, y todo esta listo
para la fundición. Pero ahora se inmiscuyeron tres oficiales a los que por ineficientes, Hiram
había negado el título de Maestro. Juraron venganza y quisieron frustrar la fundición del mar
de bronce. Un amigo de Hiram, enterado de la conjuración, se lo hizo saber a Salomón, para
que éste evitara la ejecución. Pero Salomón, celoso de Hiram, dejó que las cosas tomaran su
curso, para destruirlos. El resultado fue que Hiram tuvo que ver como la masa ígnea de los
metales se esparció, porque los tres conspiradores habían agregado a la aleación una
substancia indebida. Hiram quiso apagar las llamas echando agua, lo que sirvió sólo para
aumentar el desastre. Al borde de la desesperación, se le apareció Tubal-Caín, uno de sus
antepasados. Le dijo que se arrojara tranquilamente al fuego, porque era invulnerable. Hiram
obedeció y llegó al centro de la Tierra. Tubal-Caín lo condujo ante Caín quien se hallaba allí
en el estado divino original. Hiram fue introducido en el trabajo creativo del fuego, de la
fundición de los metales, etc. De Tubal-Caín recibió un martillo y una escuadra de oro que
debía llevar en el cuello. Hiram regresó y fue capaz de reparar el mal y terminar el mar de
bronce.
Hiram obtuvo luego la mano de la reina de Saba, pero fue asaltado y muerto por los tres
rufianes. Antes de morir, sin embargo, logró tirar la escuadra de otro a un pozo. Como nadie
sabía donde estaba Hiram, comenzaron a buscarlo; Salomón mismo se sintió muy asustado y
quiso investigar el caso. Como se temía que los tres sujetos traicionaran la antigua palabra
maestra, acordaron una palabra nueva. La primera palabra pronunciada al encontrar a
Hiram, sería la palabra maestra. Cuando Hiram fue encontrado, pudo decir todavía: "Tubal-
Caín predijo que tendré un hijo del cual descenderán muchos otros, que poblarán la tierra y
concluirán mi obra, el Templo". Entonces todavía indicó el lugar donde había caído la
escuadra áurea. La llevaron junto al mar de bronce y ambos fueron guardados en el
Sanctasantorum del templo. Sólo pueden encontrarlos aquellos que comprenden lo que
significa este leyenda de Salomón y su arquitecto Hiram.
Pasemos entonces a su interpretación. Ella describe el destino de la tercera, cuarta y quinta
época cultural de la Era Postatlante. El Templo es el templo de las hermandades secretas, es
decir, todo lo que la humanidad del cuarto y quinto período construye. El Sanctasantorum es
el lugar de reunión de las hermandades secretas que conocen el significado del mar de bronce
y la escuadra de oro.
Se trata, pues, de dos distintas generaciones humanas, una representada por Salomón -en
posesión de la sabiduría divina-, y la segunda la de los hijos de Caín -que dominan y saben
aplicar el fuego-. Este fuego no es el fuego físico, sino el fuego que arde en el espacio astral, el fuego de las pasiones, instintos, apetitos.
¿Y quiénes son los hijos de Caín? Según el sentido de esta leyenda son los hijos de aquellos
Elohim que durante la evolución lunar quedaron un poco rezagados. En la época lunar reina
Kama. Durante la misma evolución lunar penetró también la sabiduría en el kama. Hubo,
pues, dos clases de Elohim. La primera no se limitó a la alianza del fuego con la sabiduría,
ascendieron por encima de ella; y cuando formaron al hombre, ya no estaban dominados por
pasiones, de manera que lo dotaron de una sabiduría serena, acendrada. Esta es la verdadera
religión de Jehová o Javé, la sabiduría libre de pasiones. Los Elohim en los que la sabiduría
aún estaba unida en el fuego del período lunar, crearon los hijos de Caín.
De ahí que en los hijos de Seth tenemos a los hombres religiosos con la sabiduría esclarecida, y
en los hijos de Caín, los hombres impulsivos que se entusiasman e inflaman con la sabiduría.
Estas dos generaciones siguen trabajando a través de todas las épocas. Todas las artes y
ciencias nacieron de la pasión de los hijos de Caín, y toda la religiosidad y sabiduría beatificas,desapasionadas, sin entusiasmo, se generaron de los hijos de Seth.
Estos dos tipos han existido siempre hasta la cuarta época cultural de nuestra era postatlante.
En esta época tuvo lugar la fundación cristianismo, debido al cual la antigua religiosidad que
sólo fue una religiosidad inspirada desde arriba, se libera totalmente de kama. La nueva
religiosidad quedaba totalmente sumergida en el elemento que vino a la Tierra con Cristo.
Cristo no es solamente sabiduría, es el amor encarnado, un alto kama divino que es al mismo
tiempo Buddhi; un kama que fluye limpidamente con infinita devoción hacia afuera, es un
kama invertido. Buddhi es el kama invertido.
En el tipo de los hombres piadosos, en aquéllos que son hijos de la sabiduría, se prepara, en
consecuencia, una religiosidad superior que ahora si puede ser entusiasta. Es la religiosidad
que tiene su primer origen en la cuarta época cultural; pero esta corriente aún no puede
aunarse con los hijos de Caín. Son dos tendencias antagónicas, pues si el cristianismo se
apoderará inmediatamente de todos los hombres, podría invadirlos con amor, pero sin la
participación del corazón humano individual, particular. No sería una religiosidad libre, un
generar el Cristo en el alma como hermano, sino sólo como amo. Aún deben actuar los hijos
de Caín en toda nuestra quinta época cultural. Ellos obran en sus iniciados y elevan el templo
de la humanidad, construyéndolo con la ciencia y el arte mundanas.
Vemos entonces como el elemento mundano se desarrolla cada vez más en la cuarta y quinta
cultura postatlante, cuando toda la evolución histórica universal desemboca en el plano físico.
Con el elemento mundano el materialismo se desarrolla también el personal, el egoísmo, que
termina con la lucha de todos contra todos. El cristianismo era, en cierto sentido, un secreto
que sólo poseían unos pocos; sin embargo actuaba de tal manera que la humanidad de la
cuarta y quinta cultura comprendía que "todos los hombres son iguales ante Dios". Esta es
una ley fundamental del cristianismo, pero los hombres no la pueden comprender
enteramente, mientras que sean presos del materialismo.
Poco antes de la revolución francesa, Madamme D'Adhémar, dama de la corte de la reina
Marie-Antoinnette, recibió la visita de una persona que predijo todas las escenas importantes
de la revolución para advertirla a ella y a la corte de los que se estaba preparando. Era el
Conde de Saint Germain, la misma personalidad que en una encarnación anterior había
fundado la Orden de los Rosacruces. El defendía la idea de que todos los hombres tenían que
se conducidos pacíficamente de la cultura mundana a la verdadera cultura del cristianismo,
pero los poderes mundanales querían conquistar la libertad como por asalto, es decir,
materialmente. Aunque la revolución fue para él una consecuencia necesaria de la evolución
habida, quiso prevenirla.
El, Christian Rosenkreutz, en su encarnación del siglo XVIII, él, el guardián de los secretos
más íntimos del mar de bronce y de la escuadra de otro, previno a la humanidad para que
tomara un camino evolutivo lento. Lo hizo, aún sabiendo lo que sucedería.
Este es el curso que la evolución humana sigue -vista desde adentro- durante el cuarto y
quinto período de nuestra era postatlante. La construcción cultural humana ha sido
edificada: el gran Templo de Salomón, pero lo que ha de coronarlo, tienen que permanecer en
secreto. Únicamente un iniciado lo puede obstruir. Este iniciado fue malentendido,
traicionado y asesinado. El secreto aún puede de desvelado. Queda como secreto de pocos
iniciados del cristianismo. Está oculto en la fundición del mar de bronce y en la santa
escuadra. Es el secreto de Crhistian Rosenkreutz, quien vivió en una encarnación
sumamente elevada antes del nacimiento del Cristo y dijo unas palabras muy notables, dijo:
"Quién sembrará el viento, segará el torbellino". Ya dijo esto antes que lo dijera y escribiera
Oseas. Esta palabras son originales de Christian Rosenkreutz.
Esta expresión: Quien sembrará viento, segará el torbellino, es el lema, la máxima de nuestra
civilización y significa lo siguientes: vosotros libertareís al hombre; el Buddhi encarnado se
unirá con ésta, vuestra libertad y hará a los hombres iguales a Dios. Pero el espíritu (viento,
torbellino significa espíritu, ruach) devendrá torbellino (lucha de todos contra todos).
Primero: El cristianismo fue el cristianismo de la cruz y tuvo que desenvolverse a través de
una esfera netamente mundanal, el plano físico. Cristo en la cruz no fue, sin embargo, el
símbolo usado en los primeros comienzos del cristianismo. Sólo cuando éste se convirtió más
y más en política, se usó el símbolo del hijo de Dios crucificado, padeciendo en la cruz
formada en el cuerpo del mundo. Así continuará exotéricamente durante la cuarta y quinta
cultura. El cristianismo aún permanece ligado con la civilización enteramente material del
cuarto y quinto período postatlante. Sólo entremedio existe el verdadero cristianismo del
futuro que posee el secreto del mar de bronce y de la escuadra de otro. Este cristianismo tiene
ya otro símbolo; no ya el Cristo crucificado, sino la cruz con la corona de rosas; y éste será el
símbolo del nuevo cristianismo en sexta época cultural postatlante. Este cristianismo de la
sexta cultura se desarrollará del misterio de la hermandad Rosacruz y conocerá el mar de
bronce y la escuadra áurea.
Hiram es el representante de los iniciados hijos de Caín, pertenecientes a la cuarta y quinta
cultura. La Reina de Saba -todas las figuras femeninas del lenguaje esotérico se refieren al
alma- es el alma de la humanidad que tiene que decidirse por la religiosidad esclarecida que
renuncia a la conquista de la Tierra, o por la sabiduría dedicada a esta conquista; quiere decir,
a una conquista unida con la Tierra por haber vencido las pasiones. La Reina de Saba
representa la verdadera alma humana que se encuentra en el medio entre Hiram y Salomón y
se une con Hiram en la cuarta y quinta cultura, porque él todavía construye el Templo. El
mar de bronce es aquella fundición en que se mezcla el metal en la proporción correspondiente
con agua. Los tres oficiales lo hacen mal. La fundición se malogra. Hiram aprende de Tubal-
Caín los misterios del fuego, y ahora puede unir el agua y el fuego en la medida justa para
hacer el mar de bronce.
Este es el secreto de los Rosacruces. El mar de bronce se origina,
cuando el agua de la sabiduría serena se une con el fuego del espacio universal, el fuego de las
pasiones. De ahí debe nacer una combinación resistente como el "bronce", y que puede ser
trasladada a las edades futuras, cuando se agrega al secreto del mar de bronce, el de la santa
escuadra áurea, es decir, el secreto de Atma-Buddhi-Manas. Esta triada con todas sus
consecuencias, constituirá el contenido del cristianismo renovado de la sexta cultura, que es
preparada por los rosacruces. Lo que expresa el símbolo del mar de bronce se unirá con el
conocimiento de la reencarnación y el karma. Esta es la nueva enseñanza oculta que se
volverá a introducir en el cristianismo. Atma-Buddhi-Manas, la yoeldad superior, encierra el
secreto que se dará a conocer, cuando la sexta cultura esté madura para ello. Christian
Rosenkreutz ya no necesitará intervenir en advertencias de las luchas por venir, sino que
todo lo que ha significado lucha en el plano físico, encontrará la paz por el mar de bronce y la
escuadra de otro.
Esto es el curso de la historia universal hacia el futuro. La leyenda del Templo que Christian
Rosenkreutz difundió en el mundo por las hermandades, encierra la tarea que quieren
cumplir los rosacruces, es decir: no sólo enseñar la piedad religiosa, sino también ciencia
esotérica, una ciencia que no quiere conocer únicamente el mundo físico, sino también los
poderes espirituales para llegar por ambos caminos a la sexta cultura.
La oración es un deseo ardiente del alma de unión con su origen divino, una expresión
articulada de la aspiración. Es a la vez y al mismo tiempo, aspiración, compunción,
reverencia, adoración, alabanza, gratitud, comunión, invocación, deseo amoroso, ofrenda y
veneración.
 
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LA TEOSOFIA ROSICRUCIANA
14 Conferencias del 22 de mayo al 6 de junio de 1907
Rudolf Steiner
Primera conferencia, 22 de mayo de 1907
La nueva forma de la sabiduria
Lo que se expondra en estas conferencias se anuncia como "La Teosofia segun el me todo
rosicruciano". Con esto nos referimos a una sabiduria antiquisima y, a la vez, siempre nueva,
segun un me todo adecuado a nuestro tiempo, un me todo al que en realidad, en la forma de
expresarse en estas conferencias, se conoce desde el siglo XIV. Pero en lo que he de exponer
no hablare sobre historia rosicruciana.
Sabemos que en las escuelas elementales del presente, se ensen a una determinada
geometria de la cual forma parte, por ejemplo, el teorema de Pita goras. Lo elemental de esta
geometria se aprende independientemente de co mo ella misma ha sido creada, ya que el
alumno, que ahora aprende los primeros elementos de la geometria, nada sabe sobre
Euclides; sin embargo, lo que en los colegios se ensen a, es la geometria de Euclides. So lo
mucho ma s tarde, cuando ya se conoce la materia, el contenido, puede suceder que por la
historia de las ciencias se llegue a conocer en que forma originariamente aparecio en el curso
de la evolucio n de la humanidad, lo que ahora se aprende en todas las escuelas elementales.
Asi como para el discipulo que aprende la geometria elemental, no tiene ninguna importancia
la forma originaria en la que Euclides la dio a la humanidad, asi tampoco hemos de ocuparnos
de co mo, en el curso de la historia, se ha desarrollado la sabiduria rosicruciana. Y lo mismo
que el discipulo aprende segun los hechos mismos la genuina, verdadera geometria, asi
tambie n vamos a contemplar de porque si la sabiduria rosicruciana.
Por de pronto, el que conoce la historia y, principalmente, la historia exterior del movimiento
rosacruz, tal como se encuentra en la literatura, sabe muy poco del verdadero contenido de la
teosofia rosicruciana. La misma vive desde el siglo XIV como algo que es verdad
independientemente de su historia, lo mismo que la geometria es verdad y cognoscible,
independientemente de su historia y su paulatino desarrollo. En virtud de ello so lo hemos de
aludir ligeramente a ciertos hechos que la historia da a conocer.
Acontecio en el ano 1459 que una sublime individualidad espiritual, encarnada en la
personalidad humana que ante el mundo lleva el nombre de Christian Rosenkreutz, empezara
a actuar, hacie ndolo al principio como maestro de un pequen o circulo de discipulos iniciados.
En 1459, dentro de la fraternidad espiritual Rosae Crucis, estrictamente aislada del mundo,
Christian Rosenkreutz fue nombrado Eques lapidis aurei, caballero de la piedra a urea. En el
curso de estas conferencias, se vera cada vez ma s claramente lo que esto significa. La
sublime individualidad espiritual que entro en el plano fisico como la personalidad exterior de
Christian Rosenkreutz volvio a actuar siempre de nuevo "en el mismo cuerpo", como se dice
en el ocultismo, como conductor y maestro de la corriente rosicruciana. El significado de la
expresio n "siempre de nuevo en el mismo cuerpo", tambie n, lo llegaremos a conocer en el
curso de las pro ximas conferencias, cuando hablaremos sobre el destino del hombre despue s
de la muerte.
La sabiduria de que aqui hablamos existio hasta muy avanzado el siglo XVIII, aislada dentro
de una delimitada fraternidad, la que tenia reglas muy estrictas, propias para aislarla del
mundo exterior exote rico.
En el siglo XVIII dicha fraternidad tenia la misio n de hacer fluir, en la cultura de Europa
Central, por un camino espiritual, algo del saber esote rico; y a raiz de ello vemos que, dentro
de la cultura exote rica, suelen aparecer diversas cosas que, no obstante tener cara cter
exterior, exote rico, no son sino expresio n de sabiduria esote rica. En el curso de los siglos
unos y otros se esforzaron por llegar a comprender la sabiduria rosicruciana, pero sin
alcanzarlo. Leibniz, por ejemplo, vanamente ha hecho esfuerzos por acercarse a la fuente de
la sabiduria rosacruz. Pero como la luz del rela mpago dicha sabiduria centelleo en un escrito
exote rico que aparecio cuando Lessing se aproximaba a su ultima perfeccio n en el plano
fisico.
Mediante refiero a su obra "La educacio n del ge nero humano". Hay que saber leerla
entre lineas para descubrir lo que solo lograra el esoterico, por cierto- que la singular
contemplacio n final es una expresio n exterior de sabiduria rosicruciana.
Particularmente grandiosa se presenta esta sabiduria en la personalidad que refleja la cultura
europea finisecular del siglo XVIII, ma s precisamente, la cultura internacional, el genio de
Goethe. Cuando e l, relativamente joven, tuvo cierto contacto con una fuente rosicruciana,
recibio algo de una alta iniciacio n bastante extran a. Facilmente podria entenderse mal el que
hable de una iniciacio n de Goethe; debido a ello parece dado explicar lo particular de la
misma. En el tiempo entre el retirarse de la Universidad de Leipzig y su trasladarse a
Estrasburgo, sucedio algo sumamente extran o. Goethe tuvo entonces una experiencia que
influyo en lo profundo de su alma y que, exteriormente, se expreso en el hecho de que, hacia
el fin de su periodo en Leipzig, estuvo en peligro de morirse. En el curso de su enfermedad
tuvo una experiencia muy importante, una suerte de iniciacio n, sin ser consciente de la
misma al principio, pues se expreso en su alma como una cierta corriente poetica.
Fue un proceso singular la manera de co mo esta corriente siguio actuando y ponie ndose de
manifiesto en sus distintas producciones. Tal resplandor se nos presenta en el poema "Los
Secretos", el que por los amigos ma s intimos de Goethe ha sido calificado como una de sus
mas profundas creaciones y que, efectivamente, es de cara cter tan profundo que e l jama s
encontro la fuerza para terminar ese fragmento. La corriente cultural de aquella e poca aun no
tenia la fuerza para dar forma exterior a toda la profundidad de la vida que pulsa en dicho
poema, el que se debe entender como una de las fuentes mas hondas del alma de Goethe.
Para todos los comentadores de su obra resulta ser un misterio. Ma s tarde la referida
iniciacio n encontro mayor realidad y, finalmente, al ser cada vez mas consciente de la misma,
le fue posible crear esa singular poesia en prosa "El cuento de la serpiente verde y el bello
lirio", uno de los escritos mas profundos de la literatura mundial. Quien sepa interpretarlo de
la justa manera conocera mucho de la sabiduria rosacruz.
Pero en aquel tiempo, cuando la sabiduria rosicruciana deberia haber fluido en la cultura
general, sucedio que, en una forma sobre la que no hace falta decir algo ma s, se cometiera
una especie de traicio n mediante dicha sabiduria, de modo que ciertas ideas de la misma
trascendieron exote ricamente al mundo en general. Dicha traicion por un lado, y por el otro,
la necesidad de que, por un tiempo en el curso del siglo XIX, la cultura de Occidente del plano
fisico quedara libre de influencia por parte del esoterismo, las dos cosas condujeron a la
necesidad de que las fuentes de la sabiduria rosicruciana, y ante todo su gran fundador, quien
desde el tiempo arriba indicado siempre habia estado en el plano fisico, aparentemente
quedasen retirados de modo que, en la primera y en gran parte de la segunda mitad del siglo
XIX, no se podia descubrir mucho de la sabiduria rosicruciana. So lo en nuestro tiempo volvio
a ser posible abrir las fuentes de la misma a fin de hacerla fluir en la otra parte de la cultura
general; y cuando contemplemos esta cultura, llegaremos a conocer las causas del porque eso
debe tener lugar
Ahora quisiera indicarles dos hechos caracteristicos los que distinguen la sabiduria
rosicruciana y que son importantes en cuanto a su misio n universal. Uno se relaciona con la
posicio n del hombre frente a la sabiduria rosicruciana, la que es algo distinta de la forma
oculta de la sabiduria cristiana gno stica. Para comprender claramente esta posicio n particualr,
en primer lugar, debemos referirnos brevemente a dos hechos de la vida espiritual. El primero
de los dos hechos reside en lo que se llama la relacio n del discipulo con el maestro; y, a este
respecto, hemos de considerar dos aspectos: en primer lugar, hemos de considerar lo que se
llama clarividencia, despues, lo que se llama la fe en la autoridad. Con la palabra clarividencia en realidad una expresio n incompleta- se entiende no solo la vision, sino tambien la audicio n
espiritual. Las dos facultades son la fuente de toda sabiduria y de ninguna otra pueden
emanar conocimientos verdaderos de los mundos espirituales. Empero, para el me todo
rosicruciano existe una diferencia esencial entre el descubrimiento y la comprensio n de las
verdades espirituales.
Quien no haya desarrollado un grado superior de la facultad espiritual, quiere decir de la
clarividencia, no podra encontrar directamente en los mundos superiores una verdad
espiritual. La clarividencia es el requisito necesario para encontrar la verdad espiritual, pero
tan so lo para encontrarla, pues hasta ahora y lo mismo hasta un futuro lejano, ningun
verdadero centro rosa cruz ensen ara cosa alguna que no resulte comprensible para el
intelecto comun de la lo gica general. Esto es lo que importa. Si contra esta forma rosicruciana
de la teosofia se objeta que para la comprensio n se requiere clarividencia, esto no es cierto,
pues lo que importa no es la facultad de la percepcio n. Al que no es capaz de comprender la
sabiduria rosicruciana mediante el pensar, so lo le falta desarrollar suficientemente el intelecto logico.
Quien haga suyo todo lo que da la cultura del presente, todo cuanto logre alcanzar con
la debida paciencia y perseverancia, sin omitir esfuerzos por aprender, pora comprender y
entender lo que ensen a el maestro rosa cruz. En cambio, si de alguna manera alguien pone
dudas en la sabiduria rosicruciana, diciendo: no la comprendo, esto no se debe a que e l
todavia no sea capaz de elevarse a los planos superiores, sino a que le falta emplear
debidamente su intelecto lo gico, o bien que no quiere aportar suficiente cantidad de
experiencias de la vida cultural comun, a fin de poder comprender realmente.
SOBRE CHRISTIAN ROSENKREUTZ :
 
 Conferencia I: El misterio de Christian Rosenkreutz
Me llena de honda satisfacción estar por primera vez en esta Rama, de reciente fundación, que
lleva el sublime nombre de Christian Rosenkreutz, lo que me permite hablar por primera vez con
más amplitud sobre esta personalidad. ¿En que consiste el misterio de Christian Rosenkreutz? En
una sola noche no se puede agotar este tema; lo dividiremos en dos sesiones: dedicaremos
nuestra plática de hoy a la figura de Christian Rosenkreutz, y la de mañana a su obra.
Hablar sobre Christian Rosenkreutz presupone una gran confianza, no en la persona, sino en los
grandes secretos de la vida espiritual, de la misma manera que la fundación de una nueva Rama
presupone siempre la fe en esa vida espiritual.
Christian Rosenkreutz es una individualidad que actúa, lo mismo cuando mora en un cuerpo fisico
que cuando no lo habita; actúa, no sólo como entidad fisica mediante energias físicas, sino
también, y sobre todo, espiritualmente mediante energías superiores.
Como sabemos, el hombre vive no só1o para si mismo, sino vinculado a la gran evolución de la
humanidad. Cuando el hombre normal muere, su cuerpo etéreo se disuelve en el universo; pero
de ese cuerpo etéreo en vias de disolución, siempre se conserva una parte, de modo que estamos
circundados por doquiera, de restos de cuerpos etéreos, lo que puede ser benéfico o perjudicial
para nosotros, según seamos buenos o malos.
De los cuerpos etéreos de grandes individualidades irradian hacia nosotros efectos de gran
alcance. Asi, del cuerpo etéreo de Christian Rosenkreutz emana una gran fuerza que puede actuar
sobre nuestra alma y sobre nuestro espiritu.
Es nuestra tarea llegar a conocer estas fuerzas; a ellas apelamos como rosacruces.
En sentido estricto, el movimiento rosacruz tuvo su origen en el siglo XIII. En aquel entonces, esas fuerzas actuaban con vigor inusitado y dieron origen a una corriente vinculada con el nombre de Christian Rosenkreutz cuya continuidad en la vida espiritual sigue subsistiendo. Hay una ley según la cual esa corriente de energía espiritual debe manifestarse con particular intensidad cada 100 años más o menos.
De esto es manifestación hoy el movimiento teosófico. En sus últimas disertaciones exotéricas, el
propio Christian Rosenkreutz aludió a esta necesidad.
En el año de 1785, las revelaciones esotéricas reunidas por los rosacruces se compendiaron en la
obra "Los simbolos secretos de los rosacruces" de Hinricus Madathanus Theosophus. Esta
publicación contiene, aunque en cierto sentido limitado, alusiones a lo que como corriente
rosacruz había actuado durante los cien años anteriores y que sólo halló expresión en los trabajos reunidos y recopilados por Hinricus Madathanus Theosophus. Otros 100 años después, vemos
manifestarse el efecto de la corriente rosacruz en las obras de H. P. Blavatsky, particularmente en su libro "Isis sin velo".
He aqui una obra que contiene un acervo de sabiduria occidental oculta, no totalmente
aprovechada todavía, si bien el enfoque es a veces bastante confuso. Es interesante comparar
"Los simbolos secretos de los rosacruces" de Hinricus Madathanus Theosophus con la obra de
H. P. Blavatsky. En sus obras posteriores, ella se alejó de esa corriente espiritual rosacruz, por lo que hemos de saber distinguir entre sus primeras y sus posteriores publicaciones, aunque ya en las primeras haya infiltraciones de la mente poco critica de H. P.Blavatsky. El que digamos esto cuenta con el beneplácito de la propia H. P. Blavatsky aunque no pueda decírnoslo ahora de viva voz.
Si enfocamos la particularidad de la conciencia humana en el siglo XIII, notamos que la
clarividencia primitiva esa clarividencia elemental que los hombres de antaño poseían, habia
desaparecido paulatinamente. A mediados del siglo XIII se produjo un anticlimax a este respecto
y de repente ya no hubo clarividencia, sino que para todos se extendió
la obscuridad espiritual. Hasta los espíritus más iluminados, las personalidades más egregias y aun los iniciados, ya no tenían entonces acceso a los mundos espirituales, y sus afirmaciones respecto a esos mundos tenían que circunscribirse a lo que conservaban en el recuerdo. De los mundos espirituales sólo se sabia algo por tradición, o por los iniciados que evocaban el recuerdo de lo que habian experimentado anteriormente, pues durante una breve época, ni incluso ellos tenían una visión directa de esos mundos.
Este breve período de ofuscamiento fué necesario para preparar lo preeminente de nuestra
época, la civilización intelectualista que caracteriza la quinta época cultural post-atlante. (1) En la época cultural greco-latina no existía esa civilización en el mismo sentido; dominaba entonces la intuición directa en vez del pensamiento intelectual. El hombre se unió, se confundió con lo que veía y oía y hasta con lo que pensaba. En aquellos tiempos no se sutilizaba tanto como sucede y tiene que suceder hoy, pues en ello consiste la misión de la quinta época post-atlante. Más adelante volverá a alborear la clarividencia de los hombres, y surgirá la clarividencia del porvenir.
El origen de la corriente rosacruz cae en el siglo XlII. En aquel tiempo había que seleccionar las personas particularmente idóneas para la iniciación; ésta, sin embargo, sólo pudo tener lugar
transcurrido el breve tiempo de ofuscamiento.
En un lugar de Europa que no se puede mencionar todavía, aunque en un futuro no muy lejano sea
permitido identificarlo, se constituyó una logia de alta espiritualidad, un Colegio de doce hombres que habían asimilado la suma total de la sabiduría espiritual de los tiempos antiguos y del suyo propio. Esto quiere decir que durante ese período tenebroso vivían doce hombres, doce espíritus egregios, unidos para fomentar el progreso de la humanidad. Ninguno de ellos poseía la visión directa del mundo espiritual, pero todos podian resucitar dentro de si el recuerdo de lo que habian experimentado en una iniciación anterior. El karma de la humanidad había dispuesto que en siete de estos doce hombres se hallara incorporado lo que la humanid.ad habia conservado de los restos de la antigua época atlante. En mi "Ciencia Oculta" (2) ya se ha dicho que los siete antiguos Rishis, los santos instructores De la EPoca cultural de India primitiva, conseER
vaban y transmitian lo que había quedado de la época atlante.
Los siete hombres reencarnados en el siglo XIII, integrantes del Colegio de los Doce, eran los
que podían remontarse a las siete corrientes de la antigua época atlante de evolución humana ya
lo que persistía de estas siete corrientes. Cada una de esas siete individualidades no podía hacer fecunda para aquella época y para hoy más que una de esas corrientes.
A estos siete se incorporaron otros cuatro que no tenían la facultad de retrotraer su mirada, como los primeros siete sabios, hacia aquellos tiempos pristinos, si bien eran capaces de remontarse hasta la sabiduría oculta que la humanidad se había apropiado en los cuatro períodos culturales post-atlantes.
El primero de ellos podía captar la realidad cultural de la antigua India, el segundo
la de la Persia primitiva, el tercero la egipcio-caldeo-asiria y el cuarto la greco-latina.
Estos cuatro, unidos con los otros siete, integraron el colegio de Sabios del siglo XIII. El doceavo miembro era el que menos se asentaba en el pasado; plenamente intelectual tenía la función de cultivar sobre todo las ciencias exteriores.
Estas doce individualidades no vivían únicamente en las experiencias del ocultismo occidental, sino que las doce corrientes sapienciales confluian en un cuadro global. Alusión muy
peculiar a esto la hallamos en el poema de Goethe "Los Secretos".
De modo que hemos de referirnos a doce individualidades egregias y buscar, a mediados del siglo
XIII, el punto de partida de una cultura nueva. En ese tiempo se habia llegado a una especie de
nadir de la vida espiritual. El acceso a los mundos espirituales estaba vedado incluso a los más
desarrollados, y fue entonces cuando se constituyó aquella logia de alta espiritualidad. En un lugar de Europa no divulgado hasta ahora, se congregaron los doce hombres que presentaban la suma
del saber espiri tual de su época y que representaban las doce tendencias espirituales.
En este Colegio de los Doce existía en parte una clarividencia basada en recuerdos únicamente y
en parte una sabiduría de orden intelectual: los siete sucesores de los siete Rishis recordaban su antigua sabiduría; los otros cinco representaban la sabiduría de las cinco culturas post-atlantes.
De manera que en los Doce se conjugaba la suma total de la sabiduría atlante y post-atlante: once
de ellos, privados de la visión espiritual directa, alcanzaban su saber sumergiéndose
en los recuerdos de sus encarnaciones anteriores; y el doceavo era el que poseia en el más alto
grado la sabiduría intelectual de la suya.
Empero el punto de partida de una nueva cul tura sólo fue posible gracias a que un treceavo entró
en el círculo de los Doce. Este treceavo no era un erudito en el sentido de aquella época; era una individualidad que habia estado encarnada en tiempos del Misterio del Gólgota. En encarnaciones subsiguientes se habia preparado para su misión por un ánimo devoto y una vida de fervorosa entrega a Dios. Era una gran alma, un hombre devoto y profundamente místico que tenía innatas estas cualidades, no que las había adquirido simplemente. Si ustedes se imaginan a un joven muy devoto, en íntegra e incesante entrega a su Dios, tendrán ante sus ojos la imagen de cómo era la individualidad del treceavo. Este treceavo creció enteramente bajo el cuidado y la educación de los Doce y de cada uno de ellos recibió toda la sabiduría que eran capaces de darle. Se le educó con sumo esmero y de tal manera que sólo los Doce, y nadie más que ellos, pudieron ejercer una influencia sobre él.
Se le mantuvo aislado del resto del mundo. En aquella encarnación del siglo
XIII, era un niño muy endeble; de ahí que la educación que los Doce le otorgaron tuvo que influir
hasta en su cuerpo fisico. Los Doce, a su vez, profundamente compenetrados de sus respectivas
misiones espirituales y profundamente henchidos de Cristianismo, eran conscientes de que el
Cristianismo exterior de la Iglesia no era más que una caricatura del Cristianismo genuino.
Pletóricos de la grandeza del Cristianismo se les consideraba, exteriormente, como sus enemigos.
Cada uno de ellos estudiaba y profundizaba solamente un aspecto del Cristianismo, en aspiración
de reunir las diversas religiones en una gran unidad; estaban convencidos de que sus doce
corrientes abarcaban la totalidad de la vida espiritual y cada uno de ellos, en la medida de sus
fuerzas, ejercía su influencia sobre el discípulo. Su meta era llegar a la sintesis de todas las
religiones, pero sabían que esto no podía alcanzarse por teorías sino sólo por la reallzación de la vida espiritual. Y para esto fue necesaria la correspondiente educación del treceavo.
Mientras las energías espirituales del treceavo se acrecentaban infinitamente, sus fuerzas fisicasdisminuian sin cesar. Esto le llevó al extremo de que cesó casi toda conexión del discípulo con la vida exterior, todo su interés por el mundo fisico: vivia únicamente para el desarrollo espiritual,orientado por los Doce; en él existía un reflejo de la sabiduría de los Doce. Finalmente el treceavo rehusó todo alimento y lentamente se consumía. Entonces sobrevino un acontecimiento realizable sólo una vez en la historia, uno de esos acontecimientos que pueden tener lugar cuando las potencias macrocósmicas, en atención a sus frutos, obran en conjunto. Tras de algunos días, el cuerpo del treceavo se volvió completamente transparente y durante varios días estuvo como muerto. Entonces, en torno a él se reunieron los doce a ciertos intervalos, y en esos momentos fluia de su boca toda sabiduría. En breves fórmulas, comparables a rezos devotos, hacían fluir su sabiduría hacia el treceavo que yacía como si estuviera muerto.
Lo mejor es imaginarse a los Doce agrupados en forma de círculo en torno al
treceavo. Este estado terminó cuando el alma del treceavo, que había vivido una grandiosa
transformación, pareció despertar como alma nueva.
Existía en ella algo como un renacimiento de las doce sabidurías, de suerte que también los doce
sabios pudieron aprender algo enteramente nuevo de ese joven. También el cuerpo transparente
se vitalizó en forma tal que no puede compararse a nada. El treceavo pudo en adelante hablar de
vivencias completamente nuevas; y los doce pudieron comprender que él había pasado por la
Experiencia de Damasco: se trataba de una repetición de la visión que tuvo San Pablo en
Damasco. En el curso de pocas semanas, el treceavo transmitía en forma nueva la
sabiduría que habia recibido de los Doce. A lo que él les revelaba los Doce lo llamaban el
Cristianismo verdadero y el de la época en que vivian. El treceavo murió relativamente pronto y
los Doce se dieron a la tarea de transcribir en forma de imaginaciones única en que era posible
hacerlo, lo que el treceavo les habia revelado. Asi nacieron las figuras e imágenes simbólicas
contenidas en las obras de Hinricus Madathanus Theosophus, y también las comunicaciones de
H.P.Bla-vatsky en su obra "Isis sin velo". El proceso oculto hemos de imaginar que consistió en
que el fruto de la iniciación del treceavo se conservó en su cuerpo étereo postmortem y, por lo
tanto, persiste en el aura espiritual de la tierra.
Este fruto tuvo efecto inspirador sobre los Doce así como sobre sus discípulos posteriores, de
modo que de ellos pudo originarse la corriente rosacruz oculta. Y el cuerpo etéreo continuó
activo , y al reencarnarse el treceavo de nuevo, ya en el siglo XIV, compenetró el cuerpo etéreo
de éste. Más o menos nació a mediados del siglo y vivió en esa encarnación más
de 100 años; se educó en el círculo de los discípulos y sucesores de los Doce, de manera
semejante pero no tan ajeno al mundo como en su encarnación anterior. Al llegar a los 28 años de
edad surgió en pel un ideal extraño: Se sintió impelido a viajar ya salir de Europa. Primero fue a Damasco, y allí se repitió para él una vez más la Experiencia que San Pablo había tenido. Esta
experiencia debe considerarse como fruto de un germen de la encarnación anterior. Todas las
energías del maravilloso cuerpo etéreo de la individualidad del siglo XIII habían quedado intactas,y nada de él se desvaneció después de la muerte en el éter universal; era un cuer-
po etéreo íntegro permanente, intacto desde entonces en las esferas etéreas. Ese mismo cuerpo
etéreo, de sutil espiritualidad, iluminaba e irradiaba desde el mundo espiritual la nueva encarnación que esa individualidad tenía en el siglo XIV.
De ahí el impulso de volver a vivir el Evento de Damasco. Esta es la individualidad de Christian
Rosenkreutz; él era el treceavo en el círculo de los Doce y de esa encarnación en adelante se le
llamó así. Esotéricamente él ya era Christian Rosenkreutz en el siglo XIII, pero no se le dio este nombre exotéricamente hasta el siglo XIV y los discípulos del treceavo, los sucesores de los
Doce del siglo XIII, son los rosacruces.
Christian Rosenkreutz viajaba por todo el mundo conocido. Habiendo recibido instilada toda la
sabiduría de los Doce, fecundada por la gran Entidad de Cristo, le resultó fácil asimilar, en el
curso de siete alios, toda la sabiduría de esa época. Regresó a Europa después de siete años de
ausencia y aceptó como discípulos a los más avanzados de entre los discípulos y sucesores de los
Doce y fue entonces cuando propiamente comenzó la labor de los rosacruces.
Gracias a las irradiaciones del maravilloso cuerpo etéreo de Christian Rosenkreutz, fue posible
emprender un enfoque del mundo totalmente nuevo. Ahora bien, el trabajo realizado por los
rosacruces hasta nuestro tiempo ha sido externo e interno. El externo tuvo por objeto explorar lo
que se halla detrás de maya, mundo fenoménico concebido como imagen falaz. Todo el
macrocosmos se basa en un macrocosmos etéreo o cuerpo etéreo, en analogía al que tiene el
hombre. Existe cierta transición limítrofe de la sustancia más burda a la más fina. Dirijamos nuestra mirada sobre el límite entre la sustancia física y etérea. Nada en el mundo se parece a lo ¿que se encuentra entre la sustancia física y la etérea; no es ni oro ni plata, ni plomo ni cobre; es una sustancia incomparable con cualquier otra sustancia física: es la esencia de todas ellas.
Tenemos ahí una sustancia que está contenida en todas las demás substancias fisicas, de modo
que estas pueden considerarse como modificaciones de aquélla. Llegar a la visión clarividente de
esa sustancia ha sido preocupación de los rosacruces.
Ellos han considerado como preparación
para el desarrollo de esa visión la actividad acrecentada de las energías morales del alma,
actividad que luego hace visible la sustancia: en las energías morales del alma veian la potencia
para la visión. Los rosacruces efectivamente contemplaron y descubrieron esa sustancia;
encontraron que vive en forma determinada en el mundo, tanto en el macrocósmico como en el
humano. Fuera, en el exterior, la veneraron como el gran manto, el ropaje del universo; en el
interior, en el hombre la vieron brotar cuando en él existe una reacción armoniosa entre
pensamiento y voluntad. Veian las energias volitivas no sólo en el hombre, sino también en el
macrocosmos, por ejemplo, en el trueno y el relámpago. Asimismo, observaban
también las energías intelectivas, por una parte en el hombre y, por otra, en el mundo exterior, en el arco iris o en la aurora. Los rosacruces buscaban en las irradiaciones del cuerpo etéreo del treceavo, de Christian Rosenkreutz, la energía para realizar en la propia alma esa armonía entre voluntad y pensamiento.
Ha sido regla entre los rosacruces que todos sus descubrimientos permanecieran secretos por
cien años y que sólo transcurrido ese tiempo se comunicaran al mundo. Sólo después de una
labor de cien años sobre algo nuevo, se permitía hablar de él en forma adecuada. Así se preparó
del siglo XVII al siglo XVIII, lo que en 1785 halló expresión en el libro "Los símbolos secretos de los rosacruces".
También es de gran importancia saber que la inspiración rosacruz se transmite en cada siglo en
forma tal que su mensajero nunca se identifica exteriormente. Sólo los supremos iniciados lo
saben. Hasta hoy, por ejemplo, no se podía hablar públicamente de los acontecimientos de cien
años atrás, período fijado para que se caractericen, ya que es demasiado grande la tentación de
otorgar a una autoridad personificada, si es portadora de un mensaje, un culto de idolatría
fanática, lo peor que puede suceder. Este peligro es muy natural, y la discreción es una necesidad,
no sólo contra las tentaciones de la ambición y de la altanería, quizá neutralizables, sino,
sobretodo, contra los ataques astrales ocultos que se dirigirían continuamente hacia una
individualidad de esas caracteristicas. De ahí la importancia de no hablar de esos hechos durante
cien años.
A consecuencia de la labor rosacruz, el cuerpo etéreo de Christian Rosenkreutz se vigorizó y se
hizo más potente de siglo en siglo. Ejercía su influencia no sólo a través suyo, sino asimismo a
través de todos los que eran sus discipulos.
Desde el siglo XIV, Christian Rosenkreutz ha encanado una y otra vez. Todo lo que se promulga
como Teosofía recibe el vigor del cuerpo etéreo de Christian Rosenkreutz, y los que
la proclaman dejan que les haga sombra este cuerpo etéreo que puede actuar sobre ellos lo
mismo cuando Christian Rosenkreutz está encarnado que cuando no lo está.
En el siglo XVIII, el Conde de Saint-Germain fue la reencarnación esotérica de Christian
Rosenkreutz, sólo que ese nombre se atribuia también a otras personas, de modo que
no todo lo que en diversas partes se dice del Conde de Saint-Germain es válido para el auténtico
Christian Rosenkreutz.
También hoy Christian Rosenkreutz se halla encarnado. De las irradiaciones de su cuerpo etéreo
brotó la inspiración para la obra de H. P. Blavatsky "Isis sin velo". Esta misma influencia
de Christian Rosenkreutz actuó también, invisible, sobre Lessing y le inspiró su escrito sobre "La educación del género humano" (1780). Por el alud materialista se hizo más y más difícil lograr inspiraciones en sentido rosacruz. En el siglo XIX, el materialismo llegó a su pleamar. En
consecuencia, mucho pudo presentarse únicamente en rayos polirefractados. En 1851,
Wiedenmann (3) resolvió el problema de la inmortalidad, en el sentido de la reencarnación; su
escrito fue premiado.
Hacia 1850, Drossbach (4) escribió en sentido rcencarnacionista desde el punto de vista de la
psicología .
Asi es como también en el siglo XIX las irradiaciones del cuerpo etéreo de Christian Rosenkreutz
han seguido actuando. Y fue posible renovar la vida teosófica cuando, en 1899,
había expirado el pequeño Kali Yuga. Por esta razón, el acceso al mundo espiritual es hoy más
fácil, y el efecto espiritual es posible en mucha mayor medida. La entrega al ya poderoso cuerpo
etéreo de Christian Rosenkreutz significará para los hombres la nueva clarividencia y despertará
los poderes espirituales latentes, pero esto sólo será posible para las personas que sigan
correctamente la disciplina de Christian Rosenkreutz. Hasta ahora se requería para ello la
preparación rosacruz esotérica; el siglo XX .tiene la misión de procurar que este cuerpo
etéreo cobre tanto poder que pueda asimismo obrar exotéricamente. Los que reciban
su influencia, podrán vivir la Experiencia que San Pablo tuvo ante las puertas de Damasco.
Hasta ahora, ese cuerpo etéreo sólo ha influido sobre el movimiento rosacruz; en el siglo XX
habrá más y más personas que experimentarán ese efecto y de esta manera serán capaces de vivir
la aparición de Cristo en su cuerpo etéreo. La labor de los rosacruces hará posible que tengamos
la aparición etérea de Cristo y que aumente de día en día el número de quienes puedan percibirla.
Hemos de atribuir esta reaparición a la magna labor de los Doce y del treceavo miembro en los
siglos XIII y XIV.
Una vez convertidos ustedes en instrumentos de Christian Rosenkreutz, podrán estar seguros de
que hasta su más pequeño esfuerzo anímico tendrá valor para la eternidad.
Mañana nos ocuparemos de la obra de Christian Rosenkreutz. Un confuso instinto hacia la ciencia
del espíritu palpita hoy en la humanidad. Y podemos estar seguros de que por
doquiera que discípulos rosacruces trabajen seria. y conscientemente, crearán valores para la
eternidad. Toda labor espiritual, por pequeña que sea, nos hará ascender. Es necesario
brindar comprensión y veneración a la causa sagrada.
 
Conferencia II: La obra de Christian Rosenkreutz
Hoy me corresponde decirles algo sobre la obra de Christian Rosenkreutz, obra que comenzó
con el siglo XIII, que ha durado hasta hoy y que seguirá durando para toda la eternidad. El primer
acto de esta obra lo constituye , desde luego, lo que ayer dijimos de la iniciación de Christian
Rosenkreutz y sobre lo que tuvo lugar entre el Colegio de los Doce y el treceavo miembro. Al
renacer Christian Rosenkreutz en el siglo XIV, encarnación que duró más de cien
años, tuvo por misión, como obra principal, la instrucción de los Doce. Durante ese tiempo,
apenas conocieron a Christian Rosenkreutz, otras personas fuera de los Doce, lo que no quiere
decir que él no se hubiera mezclado con la gente, sino simplemente que los demás no lo
conocieron. En el fondo, sigue siendo lo mismo hasta hoy, pero el cuerpo etéreo de Christian
Rosenkretz actuaba siempre en el recinto de sus discípulos, y sus energías actuaban en círculos
cada vez más amplios, y hoy ya existen muchas personas susceptibles de ser compenetradas por
las energías de este cuerpo etéreo.
Christian Rosenkreutz escoge de una manera muy peculiar a los que quiere convertir en sus
discípulos. Se trata siempre de que el escogido sea consciente de uno o varios eventos de su vida.
Esta elección por parte de Christian Rosenkreutz se efectúa en forma especial: el candidato se ve
conducido a un punto de viraje decisivo, a una crisis kármica.
Supongamos, por ejemplo, que una persona está en trance de cometer un acto que puede
causarle la muerte.
Estos eventos pueden ser de la más variada índole: por ejemplo, una persona
camina por una vereda peligrosa y al llegar junto a un despeñadero sin darse cuenta de ello, oye
una voz que le dice ¡Detente!, y se para sin saber por qué. Puede haber miles de casos similares.
Hemos de notar, sin embargo, que esto no es más que la señal exterior, si bien la más importante
de la llamada espiritual exterior. El pre-requisito para la llamada interior es que el escogido se haya ocupado de algo espiritual, teosófico o de otra ciencia espiritual. El
suceso exterior que acabo de mencionar es un hecho del mundo físico, aunque no procede de una
voz humana; este hecho siempre tiene una estructura tal que el candidato sabe de seguro
que la voz procedió del mundo espiritual. En un principio puede creerse que existe un hombre
escondido por ahí, de quien la voz procede, pero cuando el discípulo tiene la madurez necesaria,
llega a comprender que ninguna persona física ha intervenido en su vida. En resumen: el discípulo
sabe de seguro que existen mensajes procedentes del mundo espiritual, y estas experiencias las
puede tener una sola vez o varias on el curso de su vida.
Ahora bien hemos de comprender el efecto que este suceso produce en el alma del discípulo. Se
dice a sí mismo: por gracia me ha sido concedida una nueva vida cuando la primera parecía
perdida.
Esta nueva vida por gracia concedida otorga al discípulo luz para toda su vida posterior. Tiene la clara sensación que se puede cifrar en las palabras "Sin esta mi vivencia rosacruz, yo habría
muerto". Sin aquel suceso la vida que sigue no tendría el mismo valor. Puede suceder, por cierto,
que alguna persona haya tenido una o varias de esas experiencias y no obstante, no encuentre
luego el camino a la teosofía o a la ciencia espiritual: en estos casos puede posteriormente ser el recuerdo de dichas experiencias lo que permita la realidad del encuentro. Muchos de los aquí
presentes pueden examinar el curso de su vida y encontrarán que en ello tuvieron lugar hechos
parecidos, aunque generalmente hoy pasen inadvertidos. En general, conviene que nos demos
cuenta de que salen a nuestro encuentro muchos sucesos importantes sin que los notemos. Sirva
pues, esto de alusión a la manera de cómo el rosacrucianismo elige a sus discípulos superiores.
Se presenta luego ante el discípulo la siguiente alternativa: o tal evento se cruza ante él sin dejar huella, en cuyo caso la impresión se borra y él no atribuye a ella importancia alguna; o bien intuyendo el significado de esa experiencia, llega a pensar: te encontrabas ante una crisis, crisis kármica; tu vida había de terminar en aquel momento, llegaba a su fin; un a modo de casualidad te salvó. Desde aquella hora, una segunda vida se halla, como si dijéramos, injerta en la primera.
Esta segunda vida la tienes que considerar como regalo, y vivirla de conformidad.
Si una experiencia de esta índole provoca en un hombre la actitud anímica de que, en adelante, su
vida ha de ser considerada como regalo, se convierte en adepto de Christian Rosenkreutz, ya que
ésta es la manera como él atrae a las almas hacia sí. Quien recuerde una experiencia de esta
índole, quien la viva conscientemente podrá decir: Christian Rosenkreutz, desde el mundo
espiritual, me dio una señal de que pertenecía a su corriente; confirió a mi karma la posibilidad
de una experiencia como la que tuve; me señaló un camino; he de seguirlo y ver cómo puedo
poner mis energías al servicio del rosacrucianismo. Los que no entendieron la señal, la entenderán
más tarde; pues el que la haya recibido ya no se emancipará de ella.
La posibilidad de que un hombre pueda tener una experiencia de la índole descrita, se debe a que
él, en el período entre su última muerte y su nacimiento a esta vida, se encontró con Christian
Rosenkreutz en el mundo espiritual; de ese momento parte la elección; fue entonces cuando
depositó en nosotros un impulso volitivo que después nos lleva a esas experiencias. Así es como
se producen las relaciones espirituales.
Para profundizar el tema, refirámonos ahora a la diferencia entre la enseñanza de Christian
Rosenkreutz en tiempos anteriores y en el actual. Antes, era más bien del tipo de las ciencias
naturales; ahora lo es más bien del tipo científico-espiritual. Así por ejemplo, antaño se hablaba de procesos naturales y se llamaba a esa ciencia alquimia o, en la medida en que se trataba de procesos extraterrestres, astrología. Hoy partimos más bien de la reflexión espiritual. Si, por ejemplo, estudiamos las sucesivas épocas culturales post-atlantes: la cultura india antigua, la persa,la egipcio-caldeo-babilónica y la greco-latina, este estudio nos aclara la naturaleza de la evolución psíquica humana. El rosacruz medieval estudiaba aquellos procesos naturales que consideraba como los procesos telúricos de la naturaleza.
He aquí el primer proceso importante: La salificación: el rosacruz medieval llamaba sal a todo
aquello que puede precipitarse o sedimentarse en una solución como sustancia sólida.
Sin embargo, al observar el rosacruz medieval esa salificación su concepto de ella era bien distinto
del que tiene el hombre actual; para que en aquél se operara la debida comprensión, la
contemplación del proceso debía suscitar en él la actitud de una plegaria. Por eso, el rosacruz de la Edad Media trató de darse cuenta de cuál habría de ser el proceso que debería tener
lugar, para que esa misma salificación se produjera tambien en el alma. Pensaba: la naturaleza
humana se aniquila continuamente, debido a sus instintos y pasiones. Nuestra vida sería
una desintegración, un proceso de putrefacción, si nos entregáramos únicamente a nuestros
apetitos. Si el hombre quiere realmente protegerse contra ese proceso de putrefacción, tiene que
entregarse continuamente a pensamientos puros que tiendan hacia lo espiritual. Había que
ennoblecer el pensamiento. Ese rosacruz sabía que, si en alguna encarnación no transmutaba sus
pasiones, nacería en la siguiente con determinadas disposiciones patológicas; en cambio, que si las purificaba, reencarnaría en un cuerpo sano. El proceso de superar, por la espiritualidad, las
fuerzas de putrefacción, puede considerarse como salificación microcóismica. Así
comprenderemos cómo aquel proceso natural pudo convertirse, para el rosacruz medieval, en la
más fervorosa plegaria. Al contemplar la salificación, los antiguos
rosacruces se decían con casto sentimiento de devoción: Aquí, las potencias divino-espirituales
han actuado, durante milenios, de la misma manera que en mí actúan los pensamientos puros. A
través de la naturaleza como maya, adoro los pensamientos de los Dioses, de las entidades
divino-espirituales; me hago similar al macrocosmos si la naturaleza suscita en mí sentimientos deesta categoría; en cambio, me separo de Dios, abandono el macrocosmos, si me limito a observar
el proceso exteriormente.
Otra experiencia era: la disolución, proceso natural que también conducía al rosacruz
medieval hacia la plegaria. Todo lo que es capaz de disolver, el rosacruz lo llamaba mercurio, lo
que le inducía a preguntar: ¿Cuál es la cualidad correlativa en el alma humana? ¿Qué factor
actúa en ella en forma semejante al mercurio del mundo exterior?
El rosacruz medieval sabía que ese factor significa cualquiera de las formas del amor, y distinguía,en analogía con las formas inferiores y superiores del amor, entre los procesos de disolución inferiores y los superiores. De esta manera, la contemplación del proceso de disolución se convirtió en otra fervorosa plegaria en la que el teósofo medieval expresaba: El amor de Dios ha actuado durante milenios en el mundo exterior, de manera parecida a como el amor actúa en mi interior.
El tercer proceso natural importante era para el teósofo medieval, la combustión, esto es, la
consunción por medio del fuego de una sustancia exterior. y también en este proceso de
combustión buscaba el rosacruz medieval la contraparte anímica que encontraba en su entrega
fervorosa a la Divinidad. Y llamaba azufre o sulfur a todo lo que fuera capaz de destruirse
mediante el fuego. En los estados evolutivos de la tierra veía el proceso de la purificación
paulatina, comparable a un proceso de combustión o un proceso sulfúreo. Así como sabía que en
un futuro la tierra sería purificada por el fuego, así también consideraba la entrega fervorosa a la Divinidad como un proceso de combustión. En los procesos telúricos reconocía la labor de unos
dioses que levantaban la mirada hacia otros superiores. Y, penetrado de profunda devoción y de
hondo sentimiento religioso, al contemplar la combustión se decía: en este acto los dioses
inferiores presentan su ofrenda a los dioses superiores, del mismo modo que yo lo hago al llevar a cabo un proceso de combustión en mi propio laboratorio. y sólo se consideraba digno de actuar
en esta forma en su laboratorio, si se sentía penetrado de una actitud de sacrificio, si sentía dentro de sí el deseo de entregarse en.ofrenda a los dioses. El poder de la llama henchía al teósofo medieval de profunda religiosidad que se manifestaba en las palabras: al observar la llama en el macrocosmos, intuyo en ella el pensamiento de los dioses, su amor y su actitud de sacrificio.
El rosacruz de la Edad Media llevó a cabo todos estos procesos en su propio laboratorio y luego
se entregó a la contemplación de la salificación, la disolución y la combustión, entregándose
siempre a sentimientos profundamente religiosos, lo que le llevaba a sentir su conexión con las
potencias macrocósmicas.
Estos trámites anímicos provocaban en él: l) Pensamientos divinos, 2) Amor divino, 3) Sacrificio
divino. Luego descubría que, al llevar a cabo un proceso de salificación, surgían en él
mismo pensamientos puros y purificantes; en el de disolución se sentía impulsado hacia el amor
penetrado de amor divino, y en el de combustión se sentía atizado hacia un servicio de ofrenda,
impelido a sacrificarse en aras del mundo. Esto era lo que vivía el experimentador.
Si, dotados de clari videncia , hubiéramos asistido a alguno de estos experimentos, habríamos
registrado un cambio en el aura de la persona que los hacía. Esta aura que, antes del experimento,se veía muy turbia, impregnada de los apetitos e instintos que esa persona había alimentado, se tornaba, como consecuencia del experimento, en aura de un solo color: en el experimento de salificación era cobrizo, correspondiente a los pensamientos divinos puros; en el de disolución, argentino, correspondiente al amor divino, y finalmente, en la combustión, áureo, característico de la ofrenda a la divinidad.
Los alquimistas decían que del aura habían hecho el cobre subjetivo, la plata subjetiva y el oro subjetivo. A consecuencia de ello, quien había pasado por semejante experiencia, quien había vivido semejante experimento en efectividad interior, se penetraba por completo de amor divino.
El resultado de esas manipulaciones era, pues, un hombre impregnado de pureza, de amor y de
voluntad para el sacrificio y, mediante este servicio de ofrenda, los teósofos medievales
preparaban cierta clarividencia. Así es como el teósofo medieval podía intuir la manera cómo los
seres espirituales tras del velo de maya, hacían nacer y perecer las cosas; así como comprender
cuáles de entre las aspiraciones del alma favorecen nuestro desarrollo y cuáles no. Conocía así
nuestras propias fuerzas generatrices y de descomposición.
Con base en la contemplación de la naturaleza, el teósofo medieval comprendió la ley de la
evolución ascendente y descendente, y expresó en imágenes y figuras imaginativas, la ciencia de
esta manera adquirida. Se trataba de una eslecie de conocimiento imaginativo, y resultado de ello
es lo que ayer comentamos como "Los símbolos secretos de los rosacruces".
Así es como trabajaron los mejores alquimistas del siglo XIV al XVIII, incluso hasta a principios
del XIX. Sobre esta labor realmente moral, ética e intelectual, nada se ha impreso,
pues lo que se ha divulgado sobre la alquimia en letra de imprenta, escrito por quienes se
ocuparon de ella como finalidad en sí, han sido únicamente los expcrimentos puramente
exteriores. El pseudo-alquimista pretendía producir sustancias; en los experimentos de
combustión de sustancias tan sólo le interesaba la ganancia del resultado material; en cambio, el
alquimista verdadero no atribuía importancia alguna al producto final; sólo le interesaban
las vivencias anímicas que se tenían durante la formación de la sustancia, los pensamientos y
vivencias que latían en su interior.
De ahí que fue una ley estricta para el teósofo medieval que en sus experimentos llegara a
producir oro o plata, no beneficiarse personalmente de ello; sólo le era permitido regalar los
metales producidos. El hombre de nuestra época ya no tiene una idea correcta de esos
experimentos; nada sabe de lo que vivió el que los llevaba a cabo; el que, por ejemplo, en los
procesos que condujeron a la obtención dol antimonio, los experimentadores registraban
importantes impresiones de orden moral: el teósofo medieval podía vivir en su laboratorio
verdaderos dramas anímicos.
Si esas cosas no hubieran tenido lugar en aquel entonces, hoy no podríamos dedicarnos al
rosacrucianismo en el sentido de la ciencia espiritual. Lo que el rosacruz medieval experimentaba
en presencia de los procesos naturales, era una ciencia natural sagrada; lo que él vivía a través de las actitudes de sacrificio espiritual, de los regocijos, de los inusitados fenómenos de la naturaleza,del dolor y la tristeza, de todos los incidentes agradables que lo exaltaban durante sus experimentos: todo esto tenía para él un efecto redentor y de liberación. Pero hoy yace en los repliegues más íntimos del alma todo lo que en aquellos tiempos se sembró en ella.
¿Como podernos volver a encontrar actualmente aquellas energías escondidas que conducían
entonces a la clarividencia? Buscándolas en la ciencia espiritual por medio de la meditación y la
concentración serias; entregándonos por entero a la vida interior del alma. Gracias a este
desarrollo interior la atención hacia la naturaleza paulatinamente vuelve a convertirse en una
ofrenda, sólo posible si los hombres se ocupan, con todo su ser, de lo que hemos llamado
ciencia espiritual. Para que en el porvenir vuelva a ser posible percibir la verdad espiritual detrás de la naturaleza, comprender lo espiritual detrás de maya, es indispensable que miles de personas se dediquen a la ciencia espiritual, lleven una vida interior. Entonces será posible que un grupo,pequeño al principio, pueda participar del evento de San Pablo en el camino de Damasco, y percibir al Cristo etéreo que, en forma suprasensible, desciende hacia los hombres.
Pero ante todo es nec esario que el hombre recobre la visión espiritual de la naturaleza. El que no conoce todo el significado íntimo del esfuerzo rosacruz puede creer que la humanidad está todavía en el mismo escalón de hace 2.000 años. Mientras el hombre no se sume a ese esfuerzo -solo posible a través de la ciencia del espíritu- no podrá llegar a la visión espiritual.
Por el Hecho del Bautismo en el Jordán, cuando Cristo descendió en el cuerpo de Jesús de
Nazaret, y por el Misterio del Gólgota, la humanidad obtuvo la facultad de ver y de vivir a Cristo todavía en nuestro milenio, más o menos a partir de 1930. Cristo pisó la tierra en un cuerpo físico una sola vez, y es necesario comprender este hecho. El retorno de Cristo significa tener de El una percepción suprasensible en el cuerpo etéreo. De ahí que todo aquel que quiera apreciar el curso correcto de la evolución, deberá conquistar la facultad de poder ver con el ojo espiritual.
No habría progreso en la humanidad, si Cristo tuviera que reaparecer en un cuerpo físico (5). La
próxima vez se manifestará en un cuerpo etéreo.
Lo que las diferentes confesiones religiosas podían suministrar fue recopilado por Christian
Rosenkreutz y el Colegio de los Doce. El efecto de esto será que lo que han dado las religiones
particulares, lo que sus adeptos han inspirado y deseado, se encuentra de nuevo en el impulso
crístico.La evolución de los próximos tres milenios ha de consistir en creer y fomentar la
comprensión de esto impulso crístico. Del siglo XX en adelante todas las religiones se reunirán en el Misterio Rosacruz. Y esto será posible en los próximos tres milenios debido a que ya no será necesario instruir a la hunanidad con base únicamente en documentos: por la visión de Cristo,ellos mismos comprenderán el Evento que San Pablo vivió en el camino de Damasco; la
humanidad misma pasará por la vivencia de San Pablo.
5.000 años después de la iluminación del Buda bajo el árbol Bodhi, aparecerá el Maitreya-Buda;
esto es, aproximadamente en el tercero do los milenios que siguen al nuestro. Él será el sucesor de Gautama Buda. Sobre este punto mo puede haber discusión entre los ocultistas auténticos; están de acuerdo los occidentales y los orientales. Dos son, pues, los hechos incontrovertibles:
Primero: que el Cristo no pudo aparecer en cuerpo físico más que una sola vez y que en el siglo
XX reaparecerá en cuerpo etéreo. Si bien es cierto que en el siglo XX surgirán grandes
individualidades como, por ejemplo, el Bodisatva que, como sucesor de Gautama Buda, se
convertirá dentro de unos 3.000 años en Maitreya Buda, ningún ocultista verdadero designará
como Cristo a un hombre físicamente encarnado en el siglo XX; ningún ocultista verdadero
esperará al Cristo en el siglo XX en un cuerpo físico (6). Todo ocultista auténtico considarará
semejante afirmación como incorrecta. Será función del Bodisatva llamar la atención sobre Cristo.
Segundo: el Bodisatva que apareció como Jeshu ben Pandira, sólo aparecerá como Maitreya
Buda 3.000 años después de nuestra época. Los auténticos ocultistas de la India se indignarían si
se afirmara que Maitreya Buda pudiera aparecer antes de ese tiempo. No es imposible, sin
embargo, que existan también en la India ciertos ocultistas que no sean ocultistas verdaderos y
que mencionen, por intereses particulares, la encarnación de un Maitreya Buda en nuestra época.
La entrega correcta a la teosofía rosacruz y la devoción correcta hacia Christian Rosenkreutz nos
preservará contra el peligro de caer en esos errores.
Todo esto se presenta en el rosacrucianismo de una forma accesible al escrutinio de la razón;
todo esto puede examinarse mediante el sano y cotidiano sentido común. No crean nada por mi
autoridad, sino recíbanlo todo como simple invitación a examen. Estoy sosegado y confiado: a
mayor examen, más razón encontrarán en la teosofía o ciencia espiritual. Cuando menos fe le
otorguen a la autoridad, más comprensión tendrán para Christian Rosenkreutz. La mejor manera
de conocerlo es ahondar con todo corazon en su individualidad y comprender que su espíritu
subsistirá para siempre; cuanto más nos acerquemos a él, más su energía nos fortalecerá. Si
invocamos la ayuda de este gran Guía siempre presente, podemos esperar de su cuerpo etéreo
mucha energía y auxilio.
También comprenderemos el extraño fenómeno del letal debilitamiento de Christian Rosenkrelitz,
si profundizamos correctamente la labor científico-espiritual. Recordemos que esta individualidad
vivió en el siglo XIII en un cuerpo físico enervado hasta la transparencia, en cuyo estado yació
como muerto durante varios días recibiendo de los Doce la sabiduría que ellos poseían y viviendo
precisamente también entonces el Hecho de Damasco .
¡Que el espíritu del rosacrucianismo verdadero inspire esta Rama de nuestra Sociedad y palpite
en ella, porque entonces el gran cuerpo etéreo de Christian Rosenkreutz está presente aqui con
tanta mayor intensidad!
Con esto doy por inaugurado el trabajo de esta Roma. Suplico a los aquí reunidos ayudar, en la
medida de sus fuerzas, a sus hermanos de Neuchatel así como mandarles muchos buenos
pensanientos para que el espíritu de la Rama aquí fundada persista para sier,lpre. Cuanto más nos
acerquemos a la elevada causa, tanto más rápidamente llegaremos a la meta. Yo mismo quiero
recordarlos, una y otra vez, nuestro gran trabajo prometedor y suplico al gran Guía de Occidente
que nos preste su ayuda.¡Que esta Rama sea uno de los ladrillos del templo que queremos erigir!
Dentro del espíritu de Christian Rosenkreutz inauguramos esta Rama y dentro de él trataremos de
llevar adelante el trabajo emprendido.
 
Notas
(1) véase Steiner, Rudolf: "La ciencia oculta", México 1957, págs. 259-260
(2) Ob. cit., pág. 237
(3) "Reflexiones sobre la inmortalidad como repetición de las vidas terrenales" (1851)
(4) "Renacimiento, o la solución del problema de la inmortalidad por el método empírico según leyes
naturales conocidas" (1844)
(5) Obvia crítica de Steiner a el "affaire Krishnamurti".
(6) La insistencia de Steiner sobre este punto se debe a su inminente separación de la Sociedad
Teosófica (1912), donde se proclamaba a Krishnamurti como el "Instructor del Mundo".
AHRIMAN,LA RAIZ DEL MAL :
AHRIMAN,LA RAIZ DEL MAL :
El Advenimiento de Ahriman
Un Ensayo Sobre las Fuerzas Profundas Detrás de la Crisis Mundial
Traducción del ensayo de Robert S. Mason
URL en inglés:http://www.geocities.com/Athens/Sparta/1105/ahriman.htm
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Última revisión el 08 de febrero de 2002 por: fer269@yahoo.es
Home Page: http://es.geocities.com/fer269es/
Gracias por tus comentarios
"Cabeza de Ahriman"
Tallada por Rudolf Steiner
RESUMEN: Un poderoso ser espiritual, llamado "Ahriman" (o "Satanás"), encarnará
en un cuerpo humano. Los términos "alma" y "espíritu" tienen claros
significados. La evolución cósmica terrestre es el resultado de los hechos de
los Dioses. El evento central de la evolución de la tierra fue la Encarnación
de Cristo. Poderes espirituales de oposición están activos: Lucifer, Ahriman,
Sorat. Ahriman es el inspirador de la ciencia materialista y el comercio, y
penetra la cultura moderna con fuerzas retardatarias. El pensamiento científico
ordinario es sólo semi-consciente; sin embargo, podemos pensar conscientemente.
Los espíritus opositores son necesarios en el plan evolutivo de los Dioses.
Ahriman se manifiesta sobre todo en intervalos de 666 años; el actual es 1998
años DC = 3x666. La ciencia Goetheana es una alternativa vital-positiva a la
ciencia ahrimánica. Ahriman encarnado se presentará probablemente como el
Cristo. El Cristo no reaparece en un cuerpo físico, sino en una forma
supra-física, etérica. Ahriman puede encarnar "macrocósmicamente" en nuestras
computadoras. La humanidad adquirirá nuevas facultades de pensamiento consciente
y clarividencia. Ahriman busca pervertir estas facultades, y desviar la
humanidad y la tierra de sus destinos en el plan evolutivo de los Dioses.
Sociedades secretas ahrimánicas influyen en política, finanzas, y cultura. Un
"Maitreya" falso está "surgiendo" como un Cristo falso. Una epistemología de
pensamientos conscientes apoya la expansión de conciencia a la percepción de
verdades espirituales. Bibliografía.
Tabla de contenidos
Resumen
0. Introducción del Traductor
1. Prólogo del autor
2. Alma y Espíritu
3. Seres Espirituales y Evolución Terrenal
4. Ahriman en los Tiempos Modernos
5. La Degradación del Lenguaje
6. La Ahrimanización de la Cultura
7. Bien y Mal
8. ¿Dónde y Cuándo?
9. Alguna Historia Oculta
10. Ciencia Baconiana y Goetheana
11. 666 de Nuevo
12. La Verdadera Segunda Venida
13. El Significado Oculto del Ordenador
14. Un Salto Evolutivo
15. Cambiando el Mal en Bien
16. La Época de la Conciencia
17. Algunas Políticas Ocultas
18. La Llegada de "Maitreya"
19. Consideraciones Epistemológicas
20. Comentarios bibliográficos y Enlaces
21. Conclusiones
0. INTRODUCCIÓN del traductor.
Todo aquel que haya traducido un trabajo sabe que, en el proceso, se llega a
percibir muchos rasgos de la personalidad del autor del texto. En mi caso, como
luego he podido confirmar por las relaciones mantenidas con el autor del ensayo
a través de correo electrónico, he llegado a percibir la honestidad y el rigor
de dicho autor.
Como no puede ser de otra forma, este traductor se ha supeditado, lo más
estrictamente que le ha sido posible a dicho rigor, circunstancia que puede ser
comprobada consultando el original, del cual se facilita la URL en la cabecera.
La honestidad del autor se refleja en las alusiones que hace a sus propias
limitaciones de conocimiento de algunos contextos y conceptos, reconociendo que
su trabajo "...... debe contener equivocaciones que derivan de mi propio (más o
menos) frágil control de la materia en cuestión.". Por otro lado indica que
"....... El lector debe asumir que este ensayo es casi totalmente derivado;
contiene escasamente alguna idea original propia". Sin embargo la integración de
los diferentes conceptos en su ensayo, manifiesta un discernimiento que se
evidencia en sus conclusiones, que sí son propias.
Me decidí a realizar esta traducción porque desde el primer momento me pareció
una estructuración muy interesante de conceptos, más o menos conocidos según el
nivel de implicación del interesado en estos temas, pero en todo caso
presentados con gran sencillez y claridad.
No obstante he de resaltar que la difícil y compleja problemática del Mal me
parece tratada desde un punto de vista que considero puede ser ampliada y
clarificada. Me explicaré.
Tal y como el autor indica, los conceptos con los que ha trabajado sobre el Mal,
fundamentalmente están basados en lo que ha podido comprender de autores como
Tradowsky o Prokofieff (actualmente está trabajando sobre el polémico autor ruso
Gennadij Bondarev, el cual dedica el capítulo XX de su libro "Crisis de la
Civilización" al "Bien y el Mal"). Estos autores tienen una concepción de las
entidades ahrimánicas y asúricas muy entremezclada y poco diferenciada en sus
características propias.
Aunque Mason llega a incluir esquemáticamente (ver sus gráficos) la acción de
los cuatro poderes implicados en el desarrollo humano, Cristo, Lucifer, Ahriman
y Sorat de una forma muy interesante, se puede percibir en sus desarrollos que
los dos últimos quedan poco diferenciados entre sí, tal y como, así mismo, se
puede percibir en las obras de los dos autores anteriormente aludidos a los que
hace referencia y en los que se basa, atribuyendo características netamente
asúricas a entidades ahrimánicas.
Las limitaciones que tuvo Steiner sobre el asunto del Mal, por un lado las
propias de la época (todo aquel que se dedica a profundizar en estos temas sabe
que no siempre se pueden hacer públicas algunas verdades que los Iniciados
conocen), y por otro lado las de los propios receptores de sus conocimientos,
reacios a que les hablara con profundidad de la problemática del Mal, hacen que
no dispongamos de referencias suficientes que clarifiquen las características
discriminatorias entre dichas entidades. Por ello, en la propia obra de Steiner
aparecen aludidas de manera que puede llevar a confusión.
Aquel que quiera encontrar referencias sobre la diferenciación entre los poderes
de Ahriman y Sorat y el despliegue de sus fuerzas a través de las entidades
ahrimánicas y asúricas por ellos gobernadas, podrá encontrarlas en los amplios
trabajos (amplitud que incluso se refleja en los títulos de sus obras) de Pedro
A. Quiñones.
A través de los muchos años que Pedro viene dedicando a esta problemática
(prácticamente toda su vida como él mismo indica y con mucha antelación a los
autores que ahora salen por todas partes indicándonos sus conocimientos al
respecto), y con base en su propia investigación, no se cansa de indicarnos que
Ahriman no es un Anti Cristo sino un Pseudo Cristo. Este factor es fundamental
para comprender la actuación de dicho ser que, por las limitaciones a las que,
como Lucifer, se ve sometido debido al mayor rango en jerarquía y poder de
Sorat, explica muchas de sus, a veces, contradictorias manifestaciones en "el
Juego de la Realidad", concepto acuñado por el propio Pedro.
Una de las características fundamentales que han de tener los conceptos que
aporte un investigador es la de operar como una ficha de "puzzle". La encuentras
y de repente la lógica integra todo un conjunto que anteriormente aparecía
oscuro e inconexo. Este valor añadido que encontramos reiteradamente en la
extensa obra de Steiner sobre el desarrollo humano, es encontrado en los
trabajos de Pedro que hacen referencia al Mal y en los cuales nos ofrece los
frutos de su investigación.
Quien desee encontrar las claves ocultas de los acontecimientos con los que hoy
día pretenden abrumarnos, podrá encontrarlas en los trabajos del Centro de
Estudios Rudolf Steiner de Barcelona (CERS), a través de cuyo portavoz
literario, Athenea, se difunde el importante trabajo de dicho grupo y cuyas
obras son en muchos casos firmadas por Pedro A. Quiñones, ocupándose él mismo de
aclarar que su esfuerzo no sería posible sin el trabajo del resto de personas
que forman el CERS.
En dichos trabajos se podrá discriminar:
Los esfuerzos del Cristo y sus huestes por elevar la semilla espiritual
depositada en el ser humano hasta la máxima expresión de su destino, como
seres de rango jerárquico expresando en el cosmos de manera individualizada
las cualidades del Logos Solar en su proceso creador y cuya máxima expresión
es el Amor a través del ejercicio de la Libertad. Se canalizan a través de
las corrientes de auténtica Fraternidad Universal, no por los numerosos
sucedáneos que existen tipo "New Age", fundamentalmente ahrimánicos, y que
son necesarios aprender a discriminar por la gran confusión que generan en
cualquier alma ingenua y desprevenida.
Las actuaciones en el ámbito astral de Lucifer y sus huestes para conducir
al ser humano a su destino ejerciendo una labor opositora, mediante la cual
el ser humano ha logrado obtener la iluminación necesaria en su intelecto
para iniciar sus propios procesos de auto conciencia y desarrollar los
conceptos intelectuales de los Arquetipos espirituales de Verdad, Belleza y
Bondad. Se canalizan a través de las corrientes del desarrollo auto
consciente intelectual del ser humano, y su máxima expresión la tenemos en
los clásicos griegos y su visión de los tres conceptos anteriormente
aludidos, plasmados en la cultura de la época.
Las de Ahriman y sus huestes a nivel etérico para atrapar en la forma el
impulso luciférico, ejerciendo una labor opositora mediante la cual
contrapesar las fuerzas centrifugas escapistas luciféricas, y que como
Pseudo Cristo quedan manifestadas fundamentalmente en el llamado "Estado del
Bienestar Social" de este mundo de materia (elemento éste que corresponde al
dominio asúrico). Se canalizan a través de las corrientes que buscan el
Cielo en la Tierra y cuya expresión más clara sería la sociedad anglosajona,
fundamentalmente la Americana, aunque se encuentre teñida por los
permanentes ataques desestabilizadores asúricos.
Las de Sorat y sus huestes asúricas, aportando a la forma ahrimánica la
pesada materia, producto de la descomposición del espíritu y de las cuales
son legítimos responsables y que, como auténtico Anti Cristo, Demonio Solar
o potencia polar a la del Cristo cuya máxima expresión es el Amor, se
expresa a través del Odio. Se canalizan a través de las corrientes
generadoras de destrucción y sufrimiento en el mundo, alimentándose o
recibiendo su tributo, como contraprestación por el trabajo aportado para el
desarrollo de la humanidad en la Tierra, en sangre humana y contra más
inocente sea ésta mejor (siendo su bocado más deseado el sufrimiento y
derramamiento de sangre infantil). Expresión de lo anterior son los
sacrificios humanos de determinadas culturas a través de la historia. En
ocasiones se presentan con la mascara de un aparente bien, como es el caso
de determinados organismos actuales que poseen una aureola de prestigio
mundial pero cuyas decisiones causan elevados niveles de sufrimiento en las
sociedades en las que se aplican sus recomendaciones. No obstante, como es
patente y manifiesto, sus acciones destructoras sobre el ser humano cada vez
aparecen de manera más descarnada y descarada. Y lo que nos queda por ver.
De esta manera se puede llegar a comprender, por ejemplo, que los
acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 sobre New York y Washington no
serían tanto un enfrentamiento entre "el Bien y el Mal" en términos absolutos
como pretende el presidente Bush, sino un ataque directo de determinadas fuerzas
de destrucción asúricas (las que se encarnan en las corrientes islámicas
fundamentalistas, de las cuales las corrientes puramente ahrimánicas
occidentales serían mutuas enemigas directas), contra el orden que persiguen
establecer en el mundo las mencionadas fuerzas ahrimánicas, pretendiendo, como
lo vienen intentando reiteradamente, desbancar en su tiempo a estas (Lucifer
encarnó hacia el año 3.000 A. de C. en Oriente, Cristo encarno en el siglo I en
Oriente Medio y Ahriman debería encarnarse a finales del siglo XX o comienzos
del XXI en Occidente. El tiempo de Sorat pertenece al futuro lejano). Sería muy
extenso diferenciar aquí entre las corrientes ahrimánicas empeñadas en el
establecimiento de la sociedad del bienestar occidental (y entre las que
podríamos incluir las implicadas en la "Llegada de Maitreya"), con las
corrientes asúricas imperantes incluso en el mismo sistema occidental,
fundamentalmente a través de sus cauces económicos y organismos como son el
Banco Mundial y el F.M.I, a través de los cuales se difunden supuestas políticas
estabilizadores de las estructuras económicas de terceros países, pero que sin
embargo generan infinitos sufrimientos para los seres humanos que integras
dichos países a través de sus deudas, como actualmente podemos ver en Argentina.
La comprensión de la integración de todas estas potencias en un proceso creador
macrocósmico en cuyos ciclos de manifestación se crea y se destruye es
fundamental. Este proceso gira alrededor del ser humano como reflejo
microcósmico del anterior, sujeto a un desarrollo progresivo de conciencia,
pasando por estadios de egoísmo individual para llegar a adquirir la auto
conciencia o conciencia de sí mismo, y en los que su perspectiva queda reducida
al máximo, llegando a límites en los que podemos ser víctimas de las fuerzas
manifestadas en el propio proceso. Sin embargo, la responsabilidad del proceso
se va depositando poco a poco en manos del propio ser humano.
Comienza a ser urgente la toma de conciencia por parte del máximo número posible
de individuos de las fuerzas que operan a través nuestro ya que, en la medida
que lo seamos y estén bajo nuestro control consciente, actuaran dentro de su
ámbito de competencia favoreciendo el proceso. En caso contrario, como
lamentablemente se comprueba cada vez con mayor frecuencia, las fuerzas de
destrucción que operan en la interioridad del ser humano, trascenderán
descontroladas a la sociedad ocasionando en el mundo manifestaciones de odio y
destrucción generadoras de caos.
Cada individuo ha de tomar conciencia de su responsabilidad para la conducción
del proceso desde estadios de conciencia egoísta, centrada en sí mismo, hasta el
encuentro con la semilla del Creador, común en todos nosotros.
A través de la WEB que se indica, tanto en el encabezado como en la firma de
esta introducción, esperamos poder dar suficientes referencias del trabajo que
desarrolla el CERS, el cual considero fundamental para comprender algunas de las
claves más importantes sobre el panorama que nos dibuja Robert S. Mason en su
ensayo y que, sorprendentemente, tiene muchas coincidencias con los
planteamientos del propio CERS. Quiero manifestar mi deseo e intención de
trabajar por conseguir que dichos escritos tengan una adecuada difusión
internacional como la que proporciona Internet. Es evidente que este cauce abre
la puerta a numerosos peligros de los cuales no estamos inadvertidos, pero la
inmensa potencialidad del mismo abre, también, la posibilidad a iniciativas como
la que yo he tenido con el trabajo de Mason, traduciendo al castellano un buen
trabajo (para mi consideración) esclarecedor de la problemática mundial actual.
La difusión del importante y diferenciador esfuerzo del CERS a través de
Internet, abrirá la posibilidad a que lectores bilingües hispano/anglo
parlantes, traduzcan dicha obra al idioma con el que una de las mayores parcelas
de la humanidad utilizan como único medio de expresión. Creo que el esfuerzo
merece la pena.
e-mail: fer269@yahoo.es
Home page: http://es.geocities.com/fer269es/
Micael, 29 de Septiembre de 2001
1. Prólogo del autor
Deseo traer ante el público, a través de la World Wide Web, alguna información
sobre los tremendos eventos que se aproximan. Soy consciente que mucho de lo
tratado aquí ya está en la Web, y que hay una sensación generalizada "en el
aire" de que algo grande está a punto de pasar en los próximos años: el cambio
del Milenio. Yo creo que esta sensación de "algo en el aire" es una percepción
correcta, aunque a veces sumamente tergiversada. La mayoría de la información en
este ensayo no es nueva; ha estado por lo menos abierta al público desde el
final de la Primera Guerra Mundial. Todavía no se ha extendido al amplio público
que necesita oírla. Espero que el advenimiento de la Web y los motores de
búsqueda pondrán disponible esta importante información a muchas personas
alrededor del mundo que no lo han encontrado todavía y sabrán darle el uso
adecuado Yo no exijo conocimientos especiales acerca de estas materias; He
utilizado informaciones ya publicadas exclusivamente. Espero que nadie tome mis
palabras en vano. Les pido a los lectores leer y reflexionar mediante esta
información, seguir las guías que doy, y hacer sus propias investigaciones.
Investigaciones concienzudas bien podrían causar algunos alzamientos
intelectuales, y cambiar el curso de algunas vidas; y esto es exactamente lo que
se necesita, muchas veces sobre y alrededor de todo el mundo.
Rudolf Steiner
1861-1925
Este ensayo está basado, directa o indirectamente, en la "ciencia espiritual",
o "Antroposofía", promulgada por Rudolf Steiner en el primer cuarto del siglo
XX. Digo "basado" porque esta exposición sólo puede súper simplificarse
groseramente, y debe contener equivocaciones que derivan de mi propio (más o
menos) frágil control de la materia en cuestión. El lector debe asumir que este
ensayo es casi totalmente derivado; contiene escasamente alguna idea original
propia. En interés de la legibilidad (y para dar un descanso a mis fatigados
recursos), no lleno el texto proporcionando citas. Si lo hiciera, casi cada
frase estaría anotada a pie de página. Proporciono algunos comentarios
bibliográficos que espero serán de utilidad al lector concienzudo. Es probable
que cientos, o miles, de personas en este mundo estén mejor calificados que yo
para escribir este informe. Lo he escrito porque:
1. No soy consciente que nadie más lo esté escribiendo, y
2. Necesita ser escrito y publicado, ahora.
Los eventos de los que hablo se basan en la aproximación de la encarnación de
un poderoso ser espiritual sobre-humano, siguiéndole los eventos políticos,
sociales, económicos, y culturales concomitantes. Las preparaciones para esta
encarnación se han estado elaborando durante los últimos cuatro siglos o más, y
el clímax está próximo a llegar. Este ser se llama "Ahriman" (del nombre de la
antigua Persia "Angra Mainyu", dado por el prehistórico Zarathrustra.) Podríamos
considerar que Ahriman es el mismo al que normalmente se llama "Satanás", sólo
que el concepto "Satanás" está muy confundido y mal entendido. Por consiguiente,
en este ensayo utilizaré el nombre "Ahriman", e intentaré dar una comprensión
más clara de su naturaleza y los objetivos que generalmente logra.
Comprendo que muchos no están inclinados a tomar la posibilidad de semejante
evento en serio, o en creer que las tales materias son conocidas, o puede
conocerse. No obstante, de nuevo yo le pido al lector que lea este ensayo con
una mente abierta, por lo menos lo bastante para recibir los pensamientos y
conceptos. Daré algunas consideraciones epistemológicas que apoyen la noción de
que tales materias se pueden conocer. Daré algunas referencias que ayudarán a
que los lectores lleven su propia investigación epistemológica, y así puedan
hacer una valoración adecuada de este informe. Ésta es una cuestión de alguna
importancia; es esencial para el futuro de la humanidad y de la tierra que
tantas personas como sea posible lleguen a estar despiertas y no sean cogidas
durmiendo por los eventos inminentes.
Una explicación completa de la naturaleza de Ahriman y su encarnación está más
allá del alcance de este ensayo (así como más allá de la comprensión de este
autor). Si mi explicación sólo es suficiente para que los lectores se hagan
suficientemente conscientes para ver la necesidad, y tener los medios, de
hacerse más consciente sobre estas materias, entonces habré cumplido mi
propósito.
2. Alma y Espíritu
En este ensayo que habla de asuntos "espirituales", me gustaría dar el enfoque
del concepto de "espíritu", junto con los conceptos de "alma" y "cuerpo"
(utilizando las expresiones de Steiner en su Teosofía.) El "cuerpo", por
supuesto, es la forma física, perceptible por los sentidos exteriores, en el
mundo que normalmente se percibe por los sentidos exteriores de las personas.
Por "alma" quiero decir el mundo interno de los sentimientos subjetivos y
sensaciones de un ser humano (o animal). La sensación de una percepción sensible
exterior (como el verde del césped), así como los sentimientos (de placer o
dolor), están en el alma. Asimismo, los actos del ser interno pasan a través del
alma por la voluntad, aunque la voluntad no es normalmente consciente. Podríamos
decir que los actos del mundo físicos pasan al alma a través de las sensaciones;
el alma vive en sus propios sentimientos, y actúa en el mundo a través de la
voluntad. Nosotros (generalmente) experimentamos sensaciones en vigilia,
sentimientos como en sueño, y voluntad como en sueño profundo,
inconscientemente.
Además de vivir en el mundo interno del alma, el ser humano puede vivir en el
mundo de los pensamientos. A través del pensar, tomamos contacto con el ser de
las cosas del mundo. Por "espíritu" quiero decir el ser del pensamiento.
Contrariamente al concepto erróneo común, el pensamiento no es subjetivo, sino
objetivo, ya que pertenece a todo el mundo, es accesible a todos. Muchas
personas pueden asir el mismo pensamiento y a través de ese contacto del
pensamiento la misma realidad objetiva, aunque ellos no experimenten
(normalmente) las mismas sensaciones y sentimientos. Como el mundo físico actúa
recíprocamente con el alma, así también lo hace el espíritu; Podemos invocar
pensamientos por nuestros actos de voluntad, y los pensamientos nos dan
sentimientos. Mucha de la confusión sobre la supuesta subjetividad del
pensamiento surge de la subjetividad de los sentimientos y sensaciones
conectadas con el pensar, así como del hecho que mucho de lo que normalmente
pasa por pensar apenas es pensamiento en absoluto, sino un tipo de
pseudo-pensamiento semi-consciente, automático. (En la actualidad, las personas
experimentan el pensamiento como si viniera, normalmente automáticamente, desde
el exterior, sin embargo, paradójicamente, el pensamiento, en esencia, es
objetivo y universal [como podemos ver bien en las matemáticas]. Diré más sobre
todo esto posteriormente.) Así, a través de nuestra experiencia de pensamiento,
podemos ligar una experiencia en sentido "empírico" al concepto de "espíritu".
(Todos esto, por supuesto, debe ser tomado sólo como una mera introducción a un
inmenso y profundo asunto. Por ahora, sólo intento responder a la opinión
extendida de que "alma" y "espíritu" son nebulosos términos sin sentido.) Y
mientras, normalmente, es verdad que apenas experimentamos nuestro pensamiento,
podemos intensificarlo para hacerlo consciente, y este desarrollo de conciencia
puede llevar a la percepción de mundos y seres de alma y espíritu -y así poner
la base de la "ciencia espiritual."
3. Seres Espirituales y Evolución Terrenal
Siguiendo las comunicaciones de esta ciencia del espíritu, hablaré de esos seres
espirituales, conocidos como "ángeles", que viven invisibles (a nuestros
sentidos, normalmente) y se comprometen en nuestros asuntos terrenales. (Esta
idea ha ido ganando aceptación en la cultura general en los años recientes, como
una ola de interés en los ángeles.) También hablaré de la existencia de otros
seres espirituales, superiores y más adelantados que los ángeles, llamados
"arcángeles" en teología o angelología. Investigaciones espirituales más
recientes (de Steiner), así como la tradición antigua (de Dionisio el
Areopagita, alumno de San Pablo) hablan de, por lo menos, nueve órdenes de
ángeles y seres supra-angélicos -que, todos juntos, son llamados las
"Jerarquías", a veces "coros de ángeles", o a veces los "Dioses". (Otros Seres
todavía superiores no se tratarán aquí.) Algunos de los nombres dados a las
nueve jerarquías, en orden ascendente, son:
Ángeles (Angeloi, Hijos del Crepúsculo, Hijos de Vida; todos los seres humanos
tienen ángeles individuales como guardianes y portadores de sus Yoes eternos)
Arcángeles (Archangeloi, Espíritus de Fuego; el "espíritu de un pueblo" es de
este rango)
Archai (singular "Archi"; Espíritus de la Personalidad, Principios Originales)
Principados (el "espíritu del tiempo" o "Zeitgeist" es de este rango)
Exusiai (Espíritus de la Forma, Potestades, Autoridades; los "Elohim" y
"Jehová" son de este rango)
Dynamis (Espíritus del Movimiento, Poderíos, Virtudes)
Kyriotetes (Espíritus de Sabiduría, Dominaciones)
Tronos (Espíritus de Voluntad)
Querubines (Espíritus de Armonía)
Serafines (Espíritus del Amor)
Aunque las doctrinas de Dionisio se consideraron por mucho tiempo heréticas, se
menciona la existencia de estos seres Jerárquicos en la Biblia. Los Ángeles, por
supuesto, se mencionan en muchos lugares. Algunos otros ejemplos son los
siguientes:
Arcángeles - Judas v.9; I Thes. 4: 16
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades - Rom. 8: 38; Col. 1: 16, 2: 15;
Eph. 1: 21, 3: 10
Querubines - Gen. 3: 24; Ex. 25: 18-20,22; Num. 7: 89; Ezk. 9: 3, Ch. 10; Ps.
18: 10
Serafines - Isa. 6: 21
Estos espíritus no son todos "angélicos", en el sentido de "buenos y santos".
Algunos, a veces, se oponen al orden regular o bueno del mundo. Ahriman ("el
Injusto Príncipe de este Mundo") es un Espíritu de la Forma "retrasado",
trabajando como un Archai, oponiéndose (en cierto sentido) al orden cósmico
correcto. (No obstante, esta oposición no es puramente "mala", como explicaré
más adelante.) Puesto que Ahriman es un espíritu de oposición, podríamos empezar
a comprender su naturaleza entendiendo a qué es a lo que él se opone: al plan de
los Dioses de desarrollo terrenal y humano. Pero la situación no es tan simple
como una lucha entre dos bandos; básico para la comprensión adecuada del proceso
del mundo es el reconocimiento de por lo menos tres tipos de influencia
espiritual en la evolución de la humanidad y el cosmos. (Debemos tener claro que
esta "evolución" es algo muy diferente del proceso material por azar, sin
sentido, concebido por los Darvinistas y teorías semejantes. Quiero significar a
través de "evolución" un proceso de desarrollo completamente determinado, pleno
de pensamiento iniciado y guiado por seres espirituales.)
Los Dioses normales (las jerarquías regulares) crean y alimentan el
desenvolvimiento del mundo y de la humanidad, para generar la posibilidad de que
los seres humanos alcancen el estado de divinidad como "Espíritus de Libertad y
Amor" - la décima jerarquía. (En la fase presente de la evolución, los seres
humanos progresan a través de periodos alternos de vidas terrenales y vidas
puramente espirituales: nacimiento, muerte, y reencarnación). Como el nombre
implica, esencial al cumplimiento de la tarea de la humanidad es la realización
de la "libertad" y no significa tanto libertad política como libertad espiritual
- que los seres humanos lleguen a ser individuos independientes, únicos que
actúen conscientemente como los creadores de sus propias obras. La sabiduría
oculta, redescubierta y hecha pública de forma independiente por Steiner (y muy
simplificada aquí, y de forma somera), explica esta evolución como creándose y
siendo guiada a través de siete grandes periodos cósmicos. Nosotros estamos
ahora en el cuarto gran periodo, llamado Periodo de la "Tierra". (Todos los
nombres de los periodos están aquí dados en orden de sucesión.) Los tres
periodos anteriores se llaman "Saturno", "Sol", y "Luna". Asimismo, éstos son
los periodos pasados de desarrollo cósmico, y no han de ser confundidos con los
cuerpo celestes actuales de los mismos nombres. Las mismas consideraciones para
los tres periodos futuros: "Júpiter", "Venus", y "Vulcano". El gran Periodo de
la Tierra comprende siete periodos menores de las cuales nosotros estamos en el
quinto. Estos cinco se llaman "Polar", "Hiperbóreo", "Lemúrico", "Atlante", y
"Post-Atlante". Y el Periodo Post-Atlante comprende siete épocas culturales de
las cuales, de nuevo, estamos en la quinta. Las cuatro anteriores se llaman
"Indú", "Persa", "Egipcio-Caldea", y "Greco-Romana". La historia registrada
sólo empieza con la Época Egipcio-Caldea; lo que es generalmente conocido de la
antigua India y la cultura Persa deriva de archivos elaborados en la tercera
época. -Estos nombres de épocas no implican que nada importante estuviera
pasando en otras regiones de la tierra, sino que los impulsos evolutivos
arquetípicos de los tiempos estuvieron centrados en las regiones designadas. Las
épocas duran aproximadamente 2160 años; y la presente, quinta época
poste-Atlante, empezó aproximadamente en 1413 DC. Ninguna de estas épocas han de
ser consideradas nítidamente diferenciadas; las transiciones pasan gradualmente,
los desarrollos futuros se preparan de antemano, e influencias pasadas quedan
después.
Nota: Este cálculo está simplificado al extremo, con el propósito de mantener un
armazón conceptual sencillo en el ensayo. Para obtener una idea tímida de lo
simplificado que se encuentra, basta considerar que en Antiguo Saturno el
"espacio" no existió; el "tiempo", paradójicamente, "comenzó" exclusivamente
durante esa era; y el único fenómeno cuasi-sensorio era un tipo de sustancia
calórica. Las condiciones en Antiguo Saturno eran tan inmensamente diferentes de
las condiciones terrenales que sólo podemos imaginarlas débilmente. De hecho,
quizás mejor que intentar imaginarse Antiguo Saturno como una existencia
meramente física, sería concebir este "calor" como una apariencia exterior del
"afecto anímico" de los Dioses-Creadores. El fundamento de la realidad es el
ser-espiritual y sus hechos. El "principio" podría pintarse así: los Tronos
ofrecieron en sacrificio parte de su propio ser a los Querubines; el calor de
este devoto sacrificio se elevó como humo, y de este humo ardiente nacieron los
Archai -Espíritus del Tiempo. Digamos: un acto sacramental, creativo de Seres
sagrados, visto "externamente" como "calor" y el "comienzo del tiempo". -Podemos
aproximarnos a estos Sagrados Misterios adecuadamente (sólo hechos públicos en
nuestro tiempo) con actitud interna reverente, invocando imágenes internas
imbuidas con devoto sentimiento de respeto, incluso hacia nuestra existencia
física, como un regalo de la propia sustancia del ser de los Dioses. –Y, de
nuevo, esto es dar sólo la concepción más opaca de estos tremendos hechos, y de
su lejanía de nuestro usual y materialista imaginar. Sólo condiciones muy
graduales, en eones inconcebibles, aproximó aquello al presente. Por ejemplo, un
tipo de "espacio" sólo entró en existencia en el Antiguo Sol, y así
sucesivamente. Siempre, la realidad "detrás de" las "apariencias externas", son
seres espirituales y sus obras.
El evento central del Periodo de la Tierra ocurrió durante la Época
Greco-Romana, en Palestina. Fue la encarnación de un Ser espiritual muy elevado,
un Dios de la corriente regular, llamado el "Cristo" -culminando en los eventos
que rodean su Crucifixión: el "Misterio del Gólgota". Este Evento fue el punto
de cambio de la evolución de la Tierra desde el descenso del espíritu en la
materia, hacia la ascensión retornando al espíritu, con los frutos obtenidos de
la estancia en la materia. (El propio Steiner no empezó con una visión del mundo
Cristiana. Él de manera independiente, e inesperadamente, redescubrió el "hecho
místico" de la Cristiandad durante el curso de su experimentación clarividente
consciente).
Además de los Dioses normales, una hueste de seres espirituales anormales,
llamados "luciféricos", también influye en la evolución terrenal. En cierto
sentido éstos se oponen a los planes de los Dioses normales, en favor de la
evolución. Los seres luciféricos intentan arrastrar a la humanidad lejos de la
evolución terrenal normal, hacia su propio cosmos de luz psíquico-espiritual
anormal. En el alma humana ellos inspiran orgullo, egoísmo, desinterés por el
prójimo, emociones ardientes, subjetividad, fantasía, y alucinación. En el
intelecto humano inspiran generalización, unificación, suposiciones, y la
construcción de imaginaciones más allá de la realidad. El lenguaje humano y el
pensamiento son de origen luciféricos; y también la auto-conciencia humana y la
capacidad de independencia y rebelión contra el orden cósmico de los Dioses
normales. También, la susceptibilidad para enfermar es originada por la
influencia luciférica. --Un elevado ser espiritual, en cierto sentido el líder
de las huestes luciféricas, "Lucifer", encarnó en un cuerpo humano, en la región
de China, en el Tercer Milenio A.C. Este evento provocó una revolución en la
conciencia humana. Hasta entonces, los seres humanos no podían usar los órganos
del intelecto y vivían por una especie de instinto. Lucifer fue el primero en
alcanzar con el intelecto la sabiduría de los Misterios hasta entonces revelada
por los Dioses a la humanidad en otras formas de conciencia. Los efectos de esta
encarnación inspiraron la sabiduría de la cultura pagana, a través de la Gnosis
de los primeros siglos DC, e incluso de forma tardía a principios del siglo XIX.
-Esta sabiduría no debe considerarse falsa en sí misma; es buena o mala
dependiendo de quién la posee, y para qué propósitos la usa. Los grandes
Iniciados paganos la tomaron para introducirse en la influencia luciférica y
cambiarla para el bien de la humanidad. Sólo a través de la influencia
luciférica la humanidad se ha elevado por encima del estado de puerilidad.
(Aparte de la cultura pagana de sabiduría sobre la Naturaleza fue la cultura
Hebraica la que [en cierto sentido] separó al ser humano de la Naturaleza, y la
que preparó una corriente hereditaria para proporcionar un cuerpo para la
encarnación de Cristo. En la cultura pagana el ser humano se sentía
perteneciente al cosmos estrellado, sin lo que nosotros conocemos en la
actualidad como impulsos morales. Los impulsos morales en el alma humana fueron
preparados por el Pueblo Hebreo y fomentados a través de la Cristiandad. La
Cristiandad es también una culminación y realización de la sabiduría pagana.
-Aquí "Cristiandad" no signiffica tanto "religión organizada" como los hechos e
influencia continuada del ser Cristo y Sus huestes, no necesariamente
restringido a las organizaciones religiosas formales).
Una tercera influencia espiritual trabajando en la evolución humana y terrenal
es la ahrimánica. La intención de Ahriman, y sus huestes, es congelar la tierra
en completa rigidez, para que no pase por los periodos de Júpiter, Venus, y
Vulcano, y hacer del hombre un ser totalmente terrenal e inindividualizado, no
libre, y divorciado del cosmos de los Dioses regulares. La tendencia ahrimánica
esencial es la materialización; cristalizar; oscurecer, imponer silencio, llevar
las fuerzas vivientes, móviles a formas fijas -en otras palabras, matar lo que
está vivo. Esta tendencia en sí misma, dentro de los límites apropiados, no es
mala; lo muerto, el mundo material es necesario para el plan de desarrollo
humano y cósmico de los Dioses regulares. La tendencia ahrimánica sólo es mala
cuando excede los límites apropiados, cuando extiende la mano a lo que debe
estar vivo -y Ahriman intenta exceder los límites apropiados. Una vez más, la
realidad básica del mundo son los seres espirituales junto con sus hechos, pero
Ahriman promueve la mentira, la ilusión de que la materia es la realidad básica
y la única realidad. De hecho, los espíritus ahrimánicos, no los "átomos" o
"partículas elementales", son la realidad detrás del mundo aparentemente
material. Ahriman vive en la mentira; él es un espíritu de la falsedad, el
"Padre de la Mentira."
4. Ahriman en la Actualidad
En la presente quinta época cultural, la influencia ahrimánica en la cultura
humana está alcanzando un punto crítico. La moderna revolución científica, desde
el Siglo XV, ha estado en gran parte inspirada por Ahriman. Él es el inspirador
del materialismo amoral, ateísta, mecanicista, y el tipo de talento que supone.
La intención de los Dioses regulares para la época presente (también llamada
"Época del Alma Consciente") es que la humanidad desarrolle la conciencia
incrementada, junto con la individualidad y la libertad espiritual que van con
esta conciencia. Ahriman se opone a esto; él quiere que el ser humano viva de
instintos inconscientes como un animal no individualizado e impulsivo
-inteligente, pero animal no obstante. (Ahriman es el maestro de la mentira de
que el ser humano es un animal: del Darwinismo y teorías similares.)
A la mente moderna podría parecerle una contradicción decir que Ahriman se opone
al incremento de conciencia porque promueve la inteligencia y la ciencia. Esto
es porque la mente moderna está tan encastillada en lo que generalmente se
considera que es el "pensamiento científico" que no tiene casi ninguna
concepción de la verdadera naturaleza del pensamiento consciente. (Steiner,
sobre todo en su libro La Filosofía de la Libertad [1894], ha sido nuestro
maestro del pensamiento real, pero la cultura intelectual en general no ha
aprendido la lección.) El hecho es que el pensamiento "científico" normal en
esta época, no importa cómo de inteligente, es apenas escasamente consciente
(posiblemente con algunas excepciones relativamente raras en los momentos de
"visión" o descubrimientos matemáticos). En el tipo de conciencia usual en
nuestra cultura "científica", sólo nos hacemos conscientes de los resultados
arraigados del pensamiento, después de que ha sido consumado; no somos
(normalmente) consciente del propio proceso del pensamiento. Y puesto que es
inconsciente, no es nuestra acción libre; es automático. Cuando pensamos de la
manera habitual en nuestra época, somos autómatas sensientes y actuamos por
instinto. (Este pensamiento instintivo en la amplia cultura había estado
inspirado por Jehová hasta aproximadamente 1840 DC. Desde entonces ha estado
inspirado por Ahriman y ha producido el torrente de materialismo del siglo XIX
que, ayudado por la retirada del espíritu del pueblo alemán, ahogó la vivencia
positiva del Romanticismo en la cultura). Y esto es lo que Ahriman quiere:
borrar cualquier rastro y toda posibilidad de conciencia humana libre,
individualizada; quiere que el ser humano no llegue a ser un individuo, sino
sólo un miembro de una especie general de pseudo-humanidad -ser un límite
inteligente de los animales de la tierra, un "homunculus".
Como indiqué, Ahriman es el inspirador del tipo más extremo de materialismo
"científico": de la doctrina según la cual no existe espíritu o alma en el
mundo; que la vida misma no está de hecho viva, sino que sólo es un conjunto de
procesos mecánicos; que la realidad se basa sólo en lo cuantitativo, que no hay
realidad en la cualidad -color, sonido, etc.; incluso que el ser interno del
hombre es una confluencia de fuerzas materiales. En el nivel emocional, él
trabaja en los instintos humanos subconscientes, inspirando el miedo, el odio,
el anhelo de poder y los impulsos destructivos del sexo. En el nivel mental,
inspira el pensamiento rígido y automático: (en frase de Steiner) pensamiento
casi íntegramente sin pensamientos, ligado al lenguaje, a las palabras literales
que fácilmente se vuelven vacías y a su vez fácilmente se vuelven mentiras.
-Este pensar "abstracto" está desprovisto de cualquier actividad interna
consciente y de cualquier conexión real a la experiencia viva, creando una
conciencia ensombrecida, sin luz, color, o imágenes.
5. La Degradación del Lenguaje
Según Steiner, es característico de la cultura presente, de cientifismo
ahrimánico e imperialismo económico angloamericano, que el idioma ha perdido su
significado espiritual instintivo; es decir, se ha perdido la conexión entre la
palabra literal y el impulso espiritual que constituye su significado.
Sin contenido real, espiritual, el idioma consiste sólo en "frases vacías", como
por ejemplo "rige por la voluntad de las personas", "el mundo libre", "libertad
individual", y así sucesivamente. Estas frases están ampliamente desprovistas de
realidad en nuestra estructura socio-política; aquí la profunda realidad es el
poder del dinero sobre los seres humanos y la vida. Y donde las frases huecas
rigen en el idioma, en lugar del contacto humano vivo en la vida social rigen
meros convencionalismos, y en lugar del interés humano vivo en la vida económica
rige la simple rutina. "Hay sólo un corto paso desde la frase vacía a la
mentira". De nuevo, esto es especialmente verdad en política y en economía, por
el predominio de las palabras vacías se hace posible la falsificación de
realidades -una potente arma en manos de aquellos que tienen intenciones ocultas
conscientes, para manipular a las personas hacia fines desviados. En nuestro
tiempo, personas en masa actúan como si estuvieran poseídas por fuerzas
malignas, porque, en cierto modo, lo están. Los demonios del materialismo hablan
a través de las palabras vacías. Un lenguaje en el que los demonios del
materialismo han tomado el lugar de los impulsos espirituales humanos sólo puede
llevar a la destrucción.
Ciertamente Steiner no fue el único en notar este aspecto de lenguaje actual.
George Orwell fue quizás al escritor más prominente en censurar esta tendencia.
Ver, por ejemplo, su ensayo clásico "Políticos y el Idioma inglés". Él previó la
deshumanización del idioma haciéndolo deliberadamente en la "nueva terminología"
de la pesadilla ahrimánica 1984. Sin tener aparente conocimiento de la ciencia
espiritual, y trabajando sólo con observación perspicaz y amor a la verdad, vio
lo que estaba pasando en el discurso político de Europa Occidental y llevado al
extremo en los regímenes totalitarios.
A nivel socio-político, el antídoto para este veneno de las palabras vacías es
la liberación de la vida cultural, sobre todo de la educación, del poder
político y financiero. (Como se esboza en el concepto de Steiner de la
"triformación social": separando el estado político-legal, la esfera
espiritual-cultural, y el sector económico - junto con la eliminación de
egotismo. [Egotismo: Afán o manía de hablar de sí mismo, de afirmar la propia
personalidad. N. del T. (Diccionario de la Lengua Española)]. y la coacción de
la economía.) En el nivel individual-personal, el antídoto es infundir el
pensamiento activo y creativo en el lenguaje, creando así un idioma en el que
las palabras apunten a los pensamientos, evocando pensamientos vivos en los
oyentes. Si no ponemos nuestras voluntades en crear nuestros pensamientos
originales, entonces palabras trilladas y frases hechas de pseudo-pensamientos,
vendrán automáticamente a la mente y nos llevarán junto con ellos, resultando un
"pensar casi completamente sin pensamientos". Podemos hacer el esfuerzo por lo
menos para resistirnos a estas frases hechas y generalizaciones que fácilmente
vienen a la mente, y formar cuadros mentales de personas en particular, cosas, y
eventos - y además, hacer originales formaciones verbales que describan estas
cosas e imágenes desde diferentes puntos de vista. El punto esencial es no
permitir que nuestros discursos y escritos estén determinados por influencias
inconscientes, sino que saquemos a través de nuestros propios esfuerzos las
nuevas y originales creaciones de pensamientos y los comuniquemos con
originales, fluidas y artísticas formaciones de palabras. No siempre tendremos
éxito plenamente; no siempre seremos poetas; pero si hacemos este esfuerzo
conscientemente, entonces llegaremos lejos en la recuperación de la perdida
espiritualidad humana del lenguaje, y por consiguiente, hacia la humanización de
la cultura. (Diré más sobre este asunto en otro contexto.) -Y, no casualmente,
progresaremos así hacia un vivir conscientemente en el pensamiento libre de las
palabras literales que son el "lenguaje" del mundo anímico-espiritual en el que
viviremos después de la muerte. -"Los hombres deben aprender a ver a través de
las palabras; tendrán que adquirir la capacidad de asir el gesto en el
lenguaje". [Del Síntoma a la Realidad en la Historia Moderna, pág. 124].
6. La Ahrimanización de la Cultura
En la esfera socio-cultural, la influencia de Ahriman se ve claramente por todas
partes, especialmente fuerte y creciendo cada vez más a lo largo del siglo XX. A
destacar entre las tendencias ahrimánicas son las siguientes:
El nacionalismo antagónico fundamentado en las etnias. (El nacionalismo social
moderado era un principio progresivo en el pasado, pero el nacionalismo étnico
es retrogrado y destructivo hoy.)
Políticas dogmáticas de partido, engendrando odio y rencor que se levantan del
rechazo para ver otros puntos de vista, igualmente válidos (o inválidos).
El sometimiento de la vida cultural (e.j. la medicina, la educación, la
investigación, la jurisprudencia penal) al poder político y económico.
La mecanización del estado político, limitado por todas partes por leyes
rígidas, ofreciendo espacios muy pequeños para la iniciativa humana libre.
En la vida cotidiana: Incultura, aburrimiento, y alienación, falta de interés
en el propio trabajo, incluso en el trabajo intelectual (Ahriman quiere un
conocimiento desprovisto de interés humano cálido y capacidad de integración,
para ser guardado en bibliotecas y no para que viva en las almas humanas.)
En medicina: materialista, mecanicista (y atroz) experimentación y
tratamiento, sin entender del individuo humano vivo (La práctica relacionada
con el embalsamamiento de cadáveres tiende a ligar la entidad humana a la
tierra, reflejo ahrimánico de la antigua momificación egipcia.)
En sociología: aceptación ciega de las estadísticas, y la creencia de que la
satisfacción de las necesidades económicas por sí mismas afianzarán el
bienestar humano.
En economía: la subyugación de toda la existencia e intereses humanos al
mecanismo inhumano e impersonal de la búsqueda del beneficio, a la "persona
artificial" de la corporación (En EE.UU. esto ha alcanzado tal estado que la
influencia humanizadora del movimiento obrero está diluyéndose y las
exigencias de "ganarse la vida", junto con otras tendencias ahrimánicas
destructivas, está destruyendo la familia humana -esto en el llamado "país más
rico del mundo." (La perspicaz sabiduría popular americana ha acuñado la frase
"Dólar Omnipotente".) El "Mammon" ahrimánico es arquetípicamente el dios de
"cochino lucro" y del poder del dinero por encima de la vida, así como de
todas las fuerzas más bajas y oscuras del ser humano; sus huestes también
atacan el cuerpo y el alma humana para adulterarlos y destruirlos.)
En la religión cristiana: interpretación estrecha y simplista de los
Evangelios, sin la apreciación necesaria para la sabiduría oculta,
imprescindible para una adecuada aproximación a los profundos misterios del
Ser Cristo.
En literatura: libros inspirados directamente por Ahriman, trabajos de gran
inteligencia que fomentan las metas de Ahriman (ej. algunas partes del
"Anticristo" y "Ecce Homo" de Nietzsche).
En la técnica: desarrollos muy refinados, pero sólo dirigidos a satisfacer las
necesidades animales y promoviendo la inmersión humana en el mundo de los
sentidos, excluyéndole del suprasensible.
En la visión del mundo: humanos como animales, animales (y todas las cosas
vivientes) como mecanismos, la no-existencia de alma y espíritu, y la
no-existencia de la realidad moral: la amoralidad.
Obviamente, estos impulsos imperan enloquecidamente en este mundo, y cada vez lo
harán más. Están, de hecho, acercándose a su clímax; son la preparación de la
encarnación del propio Ahriman en un cuerpo humano.
7. El Bien y el Mal
Resumamos esta descripción de la tríada de corrientes espirituales: Los
conflictos de la vida humana y espiritual no derivan de una guerra simple entre
dos bandos, el bien y el mal. Fue una de las grandes visiones de Steiner el
renovar la antigua enseñanza del "Termino Medio Dorado", del bien como el
termino medio entre los extremos contrarios. -Lucifer es demasiado caliente,
demasiado caprichoso, demasiado inestable; él inspira el fanatismo humano, el
misticismo falso, el calor sanguíneo, y la tendencia a huir de la realidad
terrenal por placeres imaginarios. Ahriman es demasiado frío, demasiado duro,
demasiado rígido; él intenta hacer a las personas secas, prosaicas,
reaccionarias, materialistas en pensamiento y obra -y endurece lo que serían los
pensamientos sanamente móviles y flexibles, los sentimientos e incluso los
cuerpos. Cristo, como Ejemplo de los Dioses regulares, representa el camino
intermedio entre el exceso y lo escaso, poseyendo el equilibrio de las
polaridades -y llevando a la humanidad a encontrar el saludable camino
intermedio. Visto de esta manera, Lucifer y Ahriman no son puramente el mal;
ambos traen las fuerzas evolutivas humanas y terrenales que se necesitan para el
bien, el desarrollo saludable y el cumplimiento de los planes de los Dioses. El
mal resulta sólo cuando los acontecimientos se salen del equilibrio y van a los
extremos. -Sin embargo, ni Lucifer ni Ahriman hacen simplemente oposición mutua;
en cierto sentido, ellos trabajan juntos en oposición al intento de los Dioses
para la evolución; ambos trabajan para impedir a la humanidad y a la Tierra
progresar juntos hacia Nuevo Júpiter. Lucifer atrae a los espíritus humanos
lejos de la encarnación terrenal hacia su propio "planeta" psíquico-espiritual
de luz; Ahriman empuja al espíritu humano individual fuera del organismo humano
y lejos de la Tierra, para que sólo un endurecido, mecanizado y fantasmal
organismo humano, desprovisto de individualidad libre y viviendo una especie de
vida animalizada instintiva, pero diestra, permanezca en los endurecidos
"escombros cósmicos" de la Tierra (rodeado con fuerzas de la Antigua Luna). La
tarea adecuada para la humanidad en el presente es llevar vidas saludables, de
progresiva alternancia entre lo terrenal y lo cósmico (vida, muerte, y
renacimiento), para así llevar a la Tierra hacia Nuevo Júpiter. - El misterio
profundo del mal es que, en un sentido superior, a la larga, sirve al bien. Esto
no implica que estaría justificado hacer el mal con la racionalización de que
resultaría el bien. " ...forzoso es que vengan escándalos; pero ¡ay del hombre
por quien el escándalo viene!" [Mateo 18;vii].
Nota: Éste es un asunto profundo, y no estoy totalmente seguro de su
comprensión. Mi impresión es que Steiner estaba desarrollando y desplegando sus
intuiciones durante su trayectoria, de manera que leyendo sólo uno de sus
tratamientos del asunto no dieran el cuadro entero. El cuadro que yo he dibujado
hasta ahora es este:
El verdadero cuadro de los funcionamientos del mal podría ser aún más complejo
que lo perfilado anteriormente. Steiner hizo algunas declaraciones que podrían
interpretarse como indicativas de una tercera corriente de espíritus opositores:
los "Asuras" (un término prestado de Oriente), que indica Archais retrasados que
trabajan para destruir el "yo" humano, el propio Ego. Los Asuras podrían ser
agentes del Anticristo real, el Demonio Solar conocido en ocultismo como "Sorat"
(o "Sorath"). En algunos pasajes Steiner identifica la Bestia 666 Apocalíptica
como Sorat, no diferenciando claramente los jefes ahrimánicos y soraticos.
Mientras parece exacto que la interpretación numerológica de la ortografía
hebrea de "Sorat" da el número 666, todavía la posición de Sorat respecto a
Lucifer y Ahriman no está totalmente clara (para este escritor). Una posible
solución a esta pregunta podría surgir de la imaginería del Apocalipsis: Micael
expulsa al Dragón del cielo; inmediatamente después surgen las dos "bestias" -la
primera del mar (Lucifer) y la segunda de la tierra (Ahriman). Así Lucifer y
Ahriman aparecen sobre la Tierra como dos seres o principios, pero son
descendencia de un espíritu de oposición -el Dragón- en el Cielo. Si
identificamos el Dragón, el Anticristo, como Sorat, podemos imaginarnos a
Lucifer y Ahriman como las manos izquierda y derecha de Sorat. Cristo se
esfuerza por mantener a Lucifer y Ahriman en equilibrio para que sirvan al bien,
mientras Sorat se esfuerza por mantenerlos fuera de equilibrio, trabajando para
la destrucción. Mientras Lucifer busca atraer al "yo" humano, el Ego, a su
propio planeta, y Ahriman busca endurecer la Tierra y el organismo humano para
que ningún Ego pueda vivir en un ser humano en la Tierra, Sorat -a través de los
asuras- busca destruir el propio Ego, junto con la Tierra. Sorat utiliza a
Lucifer y Ahriman como espíritus de seducción para enmascarar su propia
verdadera intención de pura destrucción. Y Sorat se manifiesta en la evolución
social como pura destrucción, sobre todo en las guerras y asesinatos de masas de
nuestro siglo. (Algunos sugieren que él se manifiesta en el organismo humano
como el destructor del sistema inmunológico -el llamado SIDA). Así, el verdadero
cuuadro podría parecer algo así:
8. ¿Dónde y Cuándo?
Steiner dice que la encarnación ahrimánica ocurrirá en Occidente durante el
Tercer Milenio. En su nomenclatura "Occidente" significa Bretaña y la América
angloparlante principalmente. Hay amplias razones para sospechar que el lugar
destinado para este evento será (Norte) América , por el efecto del entorno
natural americano en el cuerpo y en el alma humana, especialmente favorecedor de
las tendencias ahrimánicas. Según las intuiciones de Steiner, cada una de las
diversas regiones de la tierra tiene su especial efecto en el organismo humano.
En América la influencia ahrimánica es fuerte y asciende desde el centro de la
tierra, llevada por el electromagnetismo. Esto fortalece la entidad conocida en
ocultismo como el "doble" humano o "Doppelgeger". Este Doppelgeger es un ser
anímico ahrimánico con inteligencia y voluntad, pero sin yo individual
espiritual, y tiende a ligar el alma humana al cuerpo y endurece el pensamiento,
el sentimiento y la voluntad humana. Todos los seres humanos tienen un
Doppelgeger que vive en sus impulsos nerviosos, infundiendo en sus almas todas
clases de degradaciones, impulsos depresivos, así como instigando enfermedades
internas. (La electricidad es la "sub-natural", sombra rigidizante de las
fuerzas del alma.)- Las tendencias ahrimánicas en América son muy conocidas
incluso para aquéllos cuya percepción no esta vivificada a través del
conocimiento oculto; La cultura americana ha sido mucho tiempo célebre por su
violencia y "duro" materialismo y, más recientemente, por su degeneración y
decadencia.
Acerca de exactamente cuando ocurrirá la encarnación de Ahriman, Steiner (hasta
donde yo sé) no da un tiempo preciso. Por lo menos en un pasaje parece indicar
al termino del Tercer Milenio; en otros lugares indica el principio de ese
milenio. En muchos lugares apunta a una gran crisis al final de este siglo,
incluso una "Guerra de Todos contra Todos", cuando el poderío de la humanidad
del bien "se yerga sobre la tumba de la civilización". En todo caso, muy
probablemente parece que un mayor asalto ahrimánico - o la encarnación del
propio Ahriman, o el advenimiento del "falso profeta" del Apocalipsis, o algún
otro ataque- irrumpirá entre nosotros alrededor de 1998 DC. Para ver por qué
esto es así, necesitamos hacer unos simples cálculos, basado en el principio
oculto de los ritmos significativos en la historia. (Permita el lector escéptico
ser un verdadero escéptico e interrumpa el juicio, tomando la discusión
siguiente con una mente abierta a posibilidades insospechadas por la mente
materialista.)
9. Alguna Historia Oculta
Es un hecho, desconocido para la historia pero revelado por la investigación
espiritual de Steiner, que mientras la Encarnación de Cristo estaba ocurriendo
en Palestina otro drama asombroso ocurrió en México. Un alto iniciado de los
Misterios negativos, el "mago negro" más avanzado en el mundo, había alcanzado,
por repetidos asesinatos rituales de un tipo especialmente horrible, el umbral
del conocimiento de ciertos profundos secretos cósmicos. Este conocimiento le
habría dado la capacidad, como era su intención, de lograr las metas ahrimánicas
de convertir completamente rígida la Tierra, para así sacarla del desarrollo
progresivo hacia Nuevo Júpiter, y de ligar los organismos humanos como autómatas
a esa "escoria" de la tierra. Él fue frustrado en su intención por el elevado
Ser Solar "Vitzliputzli" encarnado, quién motivó al mago negro a ser crucificado
al mismo tiempo como la Crucifixión de JesuCristo - un reflejo devastador en el
continente americano de los Eventos en Palestina. (Desde entonces el alma de
este mago negro se ha retenido en una especie de "prisión".)
Recordemos que la Época Greco-Romana duró aproximadamente 2160 años, desde 747
AC hasta 1413 DC. El punto medio de esta época fue 1413 DC menos 2160/2, es
decir 333 DC. Consideremos (como una hipótesis) la enseñanza oculta de que los
eventos en la historia ocurren en momentos que, cuando ocurren, reflejan y
equilibran los eventos de tiempos equidistantes de un punto medio. Tomando 333
DC como el punto medio, el fiel del equilibrio, y en un lado el Nacimiento en
Palestina, en el otro lado de la balanza estaría 333 DC + 333, es decir 666 DC.
El gran evento, conocido de la historia, del Séptimo Siglo fue la ascensión del
Islam. Otro evento, no tan famoso pero aún conocido por la historia, fue el
traslado de la antigua filosofía griega (sobre todo los trabajos de Aristóteles,
probablemente incluso el trabajo perdido sobre alquimia) a la Academia de Jundi
Sabur (cerca de la actual Bagdad). Siguiendo la expulsión de los filósofos desde
la siria Edessa en 489 DC y desde Atenas en 529 DC, habían encontrado refugio en
lo que fue entonces el Imperio Persa, y en esa Academia siguieron sus
actividades. Entonces este conocimiento pasó a los Árabes Islámicos y una
ciencia, de particular inclinación, alcanzó un alto desarrollo bajo su
influencia, mientras Europa estuvo en las "Edades Oscuras". Sólo gradualmente,
después de muchos siglos, pasó esta ciencia de nuevo a Europa, donde desarrolló
la revolución científica moderna. De nuevo, la tendencia de la ciencia moderna,
tal como ella de hecho se ha desarrollado, es ahrimánica. El antepasado directo
del materialismo científico fue esta ciencia árabe que se derivó de la Academia
de Jundi Sabur. Así, en el otro lado del punto medio de los 333 DC desde el
Nacimiento en Palestina tuvo lugar el levantamiento de un activa y materialista
visión anti-Cristiana del mundo en Jundi Sabur.
La historia oculta (dada por Steiner) revela cómo ocurrió lo anterior: Sorat
quiso venir cerca de la manifestación física en 666 DC en Jundi Sabur, y
dispensar en los filósofos un conocimiento humano superior. Este conocimiento
iba a consistir en todo lo que la humanidad, bajo el plan de los Dioses
regulares, tenía que aprender a través de sus propios esfuerzos en la plenitud
del presente, la Epoca del Alma Consciente. Esta época empezó en 1413 DC, de
modo que su punto medio será 2493 DC. En otras palabras, Sorat quiso dar a la
humanidad, prematuramente y sin el esfuerzo y experiencia humana requeridos, el
conocimiento que sería correcto y saludable lograr por la humanidad a través del
trabajo y su evolución hacia la mitad del Tercer Milenio. El plan de los Dioses
regulares para la humanidad, en la Epoca del Alma Consciente, consiste en
adquirir, a través de la auto-educación y la auto-disciplina, la personalidad
humana libre, consciente e individualizada. Si a la humanidad del Siglo VII se
la hubiera dado este conocimiento avanzado en esa fase inmadura de desarrollo,
cuando las personas no podían pensar con plena consciencia, el resultado habría
sido desastroso. Simplemente consideremos cuánto mal ha hecho la humanidad con
la ciencia que hemos adquirido hasta ahora, en nuestra fase presente de madurez
(o inmadurez), y entonces intentemos imaginar lo que las personas relativamente
primitivas del Siglo VII habrían hecho con la ciencia de 2493 DC. - Este cuadro
es suficientemente malo, pero necesitamos recordar las visiones ocultas de
Steiner para empezar a lograr el cuadro completo. Si Sorat hubiera tenido éxito,
los humanos habríamos perdido la posibilidad de desarrollar nuestra verdadera
naturaleza, y nos habríamos vuelto autómatas animalizados y egoístas, sin la
posibilidad de desarrollarnos más allá. Habríamos llegado al límite terrestre, y
nunca podríamos pasar entonces hacia las fases de Júpiter, Venus y Vulcano. El
plan de los Dioses regulares se habría frustrado y los seres humanos no podrían
llegar a ser el Espíritu de Libertad y Amor. - Sin embargo, la ascensión del
Islam frustró este plan de Sorat. Es una profunda y misteriosa paradoja que el
Islam, que fue y es opuesto a la Cristiandad de muchas maneras, trabajó
concertadamente con el impulso de Cristo en la historia, tapando y
"desnaturalizando", esta ciencia de Sorat. Todavía, esta ciencia sobrevive, y
trabaja en la actualidad, pero lo peor se impidió durante aquellos tiempos. El
impulso debilitado de Jundi Sabur, como un cuasi-Aristotelismo deformado, pasó
de los árabes, desde Africa y España, a Francia, Inglaterra, y, a través de los
monasterios (ej. Roger Bacon), al otro lado del Continente. El "Realismo" de la
Escolástica Medieval (sobre todo el Aristotelismo renovado de Tomás de Aquino)
se opuso a esta influencia árabe y la ve, correctamente, como algo hostil a la
Cristiandad; pero con el declive y la decadencia del Aristotelismo Medieval, y
con el alborear del moderno "empirismo", anti-Aristotélico (ej. Francis Bacon),
la diluida aunque todavía poderosa ciencia de Sorat vino a dominar la cultura
del mundo.
10. Ciencia Baconiana y Goetheana
El verdadero espíritu de este tipo de cientificismo puede ser ilustrado por una
metáfora contundente acuñada al principio de esta época por el portavoz
originario del cientificismo, Francis Bacon. Él dijo, proponiendo el
experimentalismo científico, que debemos torturar a la Naturaleza y obligarla a
que conteste las preguntas que la hacemos. - Ésta imagen dirá suficiente a
aquéllos que mediten sobre ella: Buscando información por los motivos que sean,
estamos para torturar a la Diosa que nos dio nacimiento y alimento, hasta
provocarLa, a través de dolor y daño insufrible, dejar escapar secretos que
Ella, en su sabiduría, esconde de lo impuro y el egoísmo. - En muchas de las
llamadas "investigación fisiológica" y "entrenamiento médico" esto es incluso no
sólo una metáfora; la tortura hasta la muerte es bastante literal. Las víctimas
usuales son animales, pero demasiados "investigadores" no los utilizan
anteriormente a los "sujetos" humanos cuando tienen suficiente poder sobre
estos. E incluso un soplo ligero de conocimiento oculto nos muestra un
significado más profundo: El rito central del "Satanismo" o "magia negra" -a
veces burda, a veces sofisticada, es la tortura y muerte ritual deliberada de
animales y, a un nivel más avanzado, de humanos. Cuando es realizado de una
manera precisa, esta práctica confiere conocimiento y poder en el practicante;
también, afecta a la Tierra globalmente, endureciéndola y rigidizándola,
propósito ahrimánico característico. Así podemos ver hordas de "investigadores"
y estudiantes médicos - que hieren, dañan, y "sacrifican" a los animales-
sometiéndoles a una iniciación de magia negra ahrimánica inconsciente, que
endurece, embrutece y ahrimaniza sus almas, y a través de ellos también la
cultura, e incluso la propia Tierra. ("Sacrificio" es la palabra actual que
normalmente usan sin pensar que "dios" por contra los sacrifica a ellos). La
Vivisección es el verdadero acto arquetípico de la ciencia moderna tal como
generalmente es entendida y practicada.
En contraste con nuestra ciencia Baconiana, existe una tendencia científica poco
conocida, inaugurada por el poeta alemán Johann Wolfgang von Goethe. En la
cultura en general es principalmente conocido como autor de Fausto; pero también
fue científico, conocido (si quiera) por la predicción del descubrimiento del
hueso intermaxilar en los humanos, o, frecuentemente, por su teoría
anti-Newtoniana del color. Su modo de pensamiento científico tuvo forma
totalmente diferente del modo Baconiano-ahrimánico, y igualmente lo ilustró con
una metáfora contundente. Él dijo (en paráfrasis) que debemos acercarnos a la
Naturaleza como enamorados reverentes, y, quizás, Ella nos susurrará Sus
secretos íntimos. - El contraste con la metáfora de Bacon apenas podría ser más
duro. También, el método Goetheano de investigación científica, en contraste con
el experimentalismo amoral, es un método de auto-mejora y auto-desarrollo - una
reverente meditación sobre los hechos de la experiencia, en la confianza que
ellos nos hablarán. Este método científico, por supuesto, ha sido casi enterrado
bajo el alud Baconiano-ahrimánico, incluso en el propio país de Goethe. Y no fue
ningún mero accidente que la primera cita profesional de Steiner fuera revisar
los escritos científicos de Goethe, en el Archivo de Goethe-Schiller en Weimar.
Steiner y sus sucesores han desarrollado y extendido el método Goetheano a una
magnitud asombrosa, dándonos una esperanza razonable para la renovación de la
vida en nuestra lúgubre, y generadora de muerte, cultura científica. Steiner
también ha sido casi totalmente ignorado por los científicos Occidentales, algo
menos en Europa Central. También, la práctica de la ciencia
Goetheana-Steineriana tiene inmensas implicaciones para el alma del practicante,
así como para la Tierra en su globalidad. La ciencia espiritual ve el alma y el
espíritu en la Naturaleza, de una manera real, práctica, completamente
consecuente con los hechos "empíricos". Ella aproxima reverentemente al
laboratorio científico como un lugar santo, y al experimento como un sacramento,
como una revelación de los Espíritus-Creadores a través de los sagrados símbolos
de la Naturaleza. Esto sólo es congruente con el desarrollo moral del
científico, y con el fomento del plan de los Dioses para la evolución humana y
cósmica.
11. 666 de nuevo
El ritmo de 666 años continuó más allá; otro periodo acabó en 1332 DC. Alrededor
de este tiempo (hacia 1312) comenzó la cruel eliminación de los Caballeros
Templarios. Poco se conoce en la historia de la verdadera naturaleza de los
Templarios, debido a su naturaleza callada y las distorsiones inducidas en la
historia por sus vencedores enemigos. Estos Caballeros cultivaron una
Cristiandad esotérica que, aunque algo agrietada, tenía el potencial de producir
una civilización más humana en Europa. Esta posibilidad fue frustrada por el
poder del Rey francés, Felipe el Hermoso, y sus aliados en la Iglesia. Felipe, a
través de la tortura y muerte de los Templarios, y a través de la inspiración
material de su oro saqueado, logró cierto tipo de iniciación-conocimiento
ahrimánico, pero murió poco después. Los Templarios fueron o asesinados o
conducidos a la clandestinidad, y la cultura Medieval declinó hasta el
Renacimiento y la Reforma. El impulso Templario continuó subterraneamente, para
pasar a las "Logias", sobre todo a la Francmasonería de rito escocés y la de
York. Estas Logias trabajaron en oposición al Catolicismo romano (por lo menos
hasta el fin del Siglo XVIII, cuando se unieron en oposición a Napoleon), pero
el contenido esotérico se hizo decadente y ahrimanizado. No obstante, muchas de
las instituciones modernas de "democracia republicana liberal" (como la libertad
de expresión, de religión, y de prensa) son en gran medida debido a la
influencia de la Francmasonería, sobre todo en los EE.UU. - Ésta es una gran e
interesante historia, pero está más allá del alcance de este ensayo (así como
del conocimiento de este autor).
Y, por supuesto, otro ciclo de 666 años acaba alrededor de 1998 DC. Como ya se
dijo, está claro que la influencia ahrimánica en la cultura está construyendo
una especie de clímax. De hecho, como es obvio a todos los que tengan ojos para
ver, esta civilización en los EE.UU., a pesar de (o debido a) la marcha
triunfante de la tecnología, la cultura humana y la civilización están en
decadencia (a pesar de "la ascensión de los indicadores económicos"). Es una
suposición fácil que los tiempos entorno a 1998 DC son un periodo propicio para
una manifestación ahrimánica mayor: quizás la encarnación del propio Ahriman; o
desde 1998 = 3x666 años desde el Nacimiento del cuerpo para la encarnación de
Cristo, quizás el cuerpo que nazca sea el vehículo para Ahriman, posiblemente 30
años después; o quizás algún otro evento mayor, como el advenimiento del "falso
profeta" del Apocalipsis.
(Éstos son sólo tiempos próximos; los efectos exteriores de los eventos ocultos
[= "secretos"] sólo pueden manifestarse gradualmente. En 1998 no vimos titulares
de periódico que anunciaran un espectacular y "sobrenatural" evento. Pero si
nosotros hubiéramos estado vivos en 666 DC o 1332 DC tampoco habríamos estado
probablemente informados, por los entonces análogos titulares contemporáneos, de
que cualquier principal o "sobrenatural" evento había ocurrido. Esas
manifestaciones del mal no tuvieron pleno éxito de acuerdo al "plan"; otras
influencias intervinieron y moderaron los resultados. Las maquinaciones ocultas
apenas fueron conocidas públicamente. Cosas así también pueden ser verdad en el
presente: el curso real de los acontecimientos depende de muchas fuerzas
contendientes en la conciencia y voluntad de los seres humanos; y lo esencial
del forcejeo probablemente se esconderá [= "oculto"] público en general.
Viviremos y/o moriremos en los efectos exteriores de las causas ocultas,
incomprendiendolas [la mayoría de nosotros, probablemente] como es usual en los
cataclismos sociales. Este ensayo es un esfuerzo por disminuir la incomprensión,
y para alumbrar la atmósfera mental de este planeta, incluso un poquito.
Ciertamente, debido a que "los pensamientos son cosas", incluso un cambio ligero
en la conciencia puede influir en los eventos físicos en la dirección correcta).
Steiner apuntó repetidamente al cambio de Siglo/Milenio como un tiempo de
crisis. (Tal como ocurre en el cambio de cualquier milenio: cada 1000 años
Lucifer y Ahriman trabajan juntos con poderes especiales.) - También, el
antropósofo holandés Bernard Lievegoed, en su testamento en el lecho de muerte,
hizo los comentarios siguientes: "De las indicaciones de Rudolf Steiner, tenemos
que asumir que hacia 1998 Ahriman jugará un papel importante....... es parte del
desarrollo de la Tierra y de la humanidad que Ahriman estará una vez en tierra
en un cuerpo físico. En conferencias, Rudolf Steiner menciona un tiempo en el
tercer milenio: "antes incluso que una parte del tercer milenio después de
Cristo haya pasado". Sin embargo, en una reunión de jóvenes en Breslau, dijo que
Ahriman hará todo lo que esté en su poder para adelantar este momento tanto
cuando él puede. Steiner, entonces, menciona el año 1998. Dependerá del conjunto
de la humanidad el que Ahriman tenga éxito o no... Que tenga éxito dependerá de
que haya suficientes personas que vean a través de sus planes... En 1916 Rudolf
Steiner dijo que al principio del siglo XXI, el mal aparecerá en una forma que
en ese momento [1916] todavía no podría describirse... Mi estimación es que el
nadir de esta batalla caerá alrededor de los años 2020 a 2040. Entonces el
abismo de los demonios se abrirá. El Nacional Socialismo y el Bolchevismo
palidecerán comparado con esto. Millones de personas perecerán". [La Batalla por
el Alma; pp. 98-113].
Un cínico podría decir que estas predicciones permiten "espacio escurridizo"
suficiente para la encarnación de Ahriman: 1998, al principio del próximo
milenio, o incluso al final de ese milenio. - Asumiré que el tiempo predicho no
es muy preciso, pero creo no obstante que es muy probable que esta encarnación
ocurrirá en los próximos años a mediados de siglo o en el siglo. E incluso sin
la visión oculta, quien observa la decadencia socio/cultural del presente,
apenas puede evitar comprender algún tipo de cambio dislocado aproximándose.
De nuevo, no es seguro que la encarnación de Ahriman sea conocida públicamente
de manera directa: Steiner advierte que Ahriman quiere que la humanidad sea
inconsciente de su verdadera naturaleza y vea su advenimiento como progresivo y
bueno para el bienestar humano. Dice Steiner: "El que Ahriman pudiera andar
furtivamente en una humanidad desprevenida de su venida, le alegraría más que
nada. Es por esta razón que los sucesos y tendencias en las que Ahriman está
trabajando para su encarnación futura deben traerse a la luz". Ahriman
establecerá una escuela (posiblemente secreta) para potenciar las artes de la
"magia" y la clarividencia. Las aplicaciones técnicas de este espíritu sumamente
inteligente nos parecerán de hecho como "magia", incluso para lo avanzada que
podríamos considerar nuestra ciencia - la comprensión de Ahriman no está
limitada por el burdo materialismo que él cuela en la humanidad. Y la
clarividencia otorgada a los alumnos de Ahriman será fácil (no ganada a través
de larga preparación, de la purificación del alma y la auto-disciplina del
ocultismo legítimo). Dará visión espiritual, pero las visiones serán subjetivas
y engañosas; las personas tendrán visiones diferentes y contradictorias de los
mundos anímico espirituales y entrarán en confusión y conflicto.
Ahriman-encarnado será una figura abrumadoramente poderosa y impresionante,
cuando se manifieste. Y parece probable que, como Padre de la Mentira, se
presentará como lo que ciertamente no es: Cristo, en Su Segunda Venida. - Y de
nuevo, América, donde muchas personas religiosas están esperando la Segunda
Venida en un cuerpo físico, será especialmente susceptible a las decepciones de
Ahriman. Es totalmente posible que aquéllos que se aferran a los Evangelios, con
una interpretación literal superficialmente cerrada a las percepciones ocultas,
serán los mismos que seguirán al falso Cristo. (Para nosotros, la percepción
oculta es necesaria para entender lo que las Escrituras dicen literalmente,
porque ellas se escribieron en terminología oculta, con la conciencia superior.)
12. La Verdadera Segunda Venida
Otra tremenda revelación de la ciencia espiritual de Steiner corresponde a la
verdadera naturaleza de la Segunda Venida de Cristo. Steiner era inexorable en
que la encarnación física de Cristo puede pasar una vez y sólo una. "Así como un
par de balanzas puede tener un sólo punto de equilibrio, de la misma forma, en
la evolución de la Tierra, el evento de Gólgota tendrá lugar sólo una vez". El
hecho asombroso es que la Segunda Venida está ocurriendo en la actualidad, pero
inadvertidamente para la mayoría de la humanidad. (De hecho, el término "segunda
venida" no está en el Nuevo Testamento; la palabra griega es parusía y significa
"presencia activa" más o menos. Fue esta "presencia" lo que Saulo/Pablo
experimentó en el camino a Damasco; El ser Pablo es el "nacimiento prematuro" de
la humanidad a la nueva experiencia de la llegada de Cristo. Parusía se tradujo
al latín como "adventus" que significa "llegada", ayudando así a crear la
expectativa de una llegada física de Cristo. El término griego original parece
en consonancia con la explicación de Steiner. Ver San Pablo de Emil Bock.) De
hecho, esta es la fuerza impulsora tras las "apocalípticas" convulsiones y
forcejeos de nuestro tiempo. Como en la imagen dada en el Apocalipsis de Juan,
el abismo insondable se abre, Micael lanza el dragón y sus huestes hacia la
Tierra, las copas de la ira se derraman, y Babilonia es destruida - todo como
preparación del triunfo de Cristo que trae el Nuevo Cielo y la Nueva Tierra. La
mayoría de nosotros esta desprevenido de esta presente Segunda Venida porque no
está ocurriendo en el mundo visible, material, sino en la región "etérica" de la
Tierra. "Etérico" significa el sistema de "fuerzas formativas", colindante por
encima del mundo físico, que eleva la materia inerte al reino de lo vivo. Las
plantas, animales, y humanos, todos tienen etérico, "cuerpo" de fuerzas
formativas, y cuando el cuerpo etérico abandona el cuerpo físico, este se vuelve
materia ordinaria; en otras palabras, muere. La Tierra, siendo el cuerpo de un
Ser viviente, también tiene un cuerpo de fuerzas formativas, la "Tierra
etérica". Estas fuerzas etéricas se manifiestan sobre todo en los fenómenos
atmosféricos, como las formaciones de nubes. (Es la falsa ciencia ahrimánica la
que ve la formación de la nube como un proceso meramente material de evaporación
y condensación de "moléculas de agua"; éste es más bien un proceso de
des-materialización y re-materialización a través de los procesos de los
éteres.)
Con estos conceptos, podemos ver un nuevo significado en los versos de la Biblia
acerca de la Ascensión y el Retorno de Cristo. "......una nube lo recibió
quitándolo de sus ojos" (Hechos I;9) parece estar diciendo que Cristo ascendió
al etérico, región de las fuerzas formativas de la Tierra. Y la expresión de que
Él "...vendrá de la misma manera que lo habéis visto ir al cielo" (Hechos I;11)
parece decir que Él volverá de las regiones etéricas "Ved, viene con las
nubes...." (Apoc. I;7). La aserción de Steiner de que Cristo no vendrá de nuevo
encarnado parece estar en consonancia con la Biblia: "Si entonces os dicen: 'Ved
el Cristo esta aquí o allá' no lo creáis..... .Por tanto si os dicen: 'Está en
el desierto', no salgáis; 'Está en las bodegas', no lo creáis". (Mat.
XXIV;23,26) al contrario, la Segunda Venida será un tremendo evento, no limitado
a un lugar particular: "Porque, así como el relámpago sale del Oriente y brilla
hasta el Poniente, así será la Parusía del Hijo del Hombre." (Mat. XXIV;27). El
etérico es el físico superior, no limitado por las leyes de espacio material; La
aparición de Cristo en la Tierra etérica es en todas partes a la vez. Y puesto
que el etérico es el físico superior, algún grado de visión física superior, o
"clarividencia", se necesita para ver en él. Pocas personas en la fase presente
de evolución tienen este tipo de clarividencia, y algunos sólo pueden tenerlo
esporádicamente. Pero la Segunda Venida sólo está en su principio; la verdadera
clarividencia (como oposición a la engañosa clarividencia ahrimánica )
encontrará al Cristo etérico conscientemente en los siglos por venir. - Ahriman
teme la conciencia humana del Cristo etérico, y lucha contra ella. Es esencial
para nosotros entender el hecho de que quién vendrá no es Cristo, sino Ahriman:
"Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes señales y
prodigios...." (Mat. XXIV;24).
Steiner reveló el hecho oculto de que, desde el principio de la presente
regencia del Arcángel Solar Micael como Espíritu del Tiempo en 1879 DC, el
cuerpo etérico humano está volviéndose estrechamente compenetrado con el cuerpo
físico, abriendo así la posibilidad de una nueva clarividencia. 1933 DC (dos
ciclos de 950 años de la precesión de los nodos de Saturno desde la Crucifixión
y Resurrección en 33 DC) habría sido un tiempo especialmente propicio para el
comienzo de la percepción general del Cristo etérico. Pero fue dificultada por
la subida al poder de Hitler - expresión del propio Sorat "ascendiendo del
Abismo" - y por las convulsiones y perturbaciones que siguieron. Lo que se
dificultó en 1933 podría ser de nuevo propicio alrededor de 2000-2100 DC (como
reflejo de la llamada a Abraham alrededor de 2000-2100 AC). Podemos especular
que Ahriman, y Sorat, se opondrán a esta nueva conciencia de Cristo con,
incluso, más horrendos obstáculos.
13. El Significado Oculto del Ordenador
Una teoría muy interesante (de David B. Black) no sólo interpreta la
mecanización progresiva de la cultura como una influencia ahrimánica, sino como
la "encarnación macrocósmica" actual de Ahriman: Esto está llevándose a termino
a través del desarrollo del ordenador electrónico. Black señala los hitos en la
evolución de la computadora como los reflejos de los eventos espirituales en los
cielos. Por ejemplo, en la década de 1840, en torno al tiempo del abandono de
Jehová del pensamiento humano circunscrito en la sangre a Ahriman, se desarrolló
el álgebra Booleana. El año 1879 - tiempo del advenimiento de Micael como
Espíritu del Tiempo y la expulsión final del "dragón" hacia la Tierra - vio la
publicación de Frege Begriffschrift, un gran hito en el desarrollo de la "lógica
formal": la separación de la lógica de la "Palabra" espiritual. También en 1879:
Edison inventó la luz eléctrica (la luz es separada del Sol y se sumerge en la
"sub-naturaleza": "La electricidad es 'Luz ahrimánica'".); nacen Trotsky y
Stalin; Merganthaler inventó la Linotipia; Bessemer introdujo el proceso del
acero endurecido; y la Oficina del Censo americano contrató a Herman Hollerith
quién desarrolló la primera máquina clasificadora de tarjetas perforadas de gran
potencia.
- El Cristo "llegando en las nubes" en los tempranos años treinta se
reflejó en la Tierra por la publicación del "teorema de incompletitud" de Gödel
que demostró que una máquina realmente pensante es imposible, pero que también
condujo al desarrollo de la "teoría de la recursividad", armazón conceptual
esencial para la "inteligencia artificial" y la "vida artificial". También en
1930, por una sucesión de errores fortuitos, fue descubierto el planeta Plutón.
Plutón, por supuesto, es el dios del mundo subterráneo, y el descubrimiento de
"su" planeta fue un anuncio sincronizado de la liberación de los sub-materiales
"poderes del abismo" en la Tierra: después, los tránsitos de Saturno y Urano a
la posición del descubrimiento de Plutón marcaron el bombardeo de Hiroshima y la
explosión de la primera "bomba H". - Como es muy conocido, el desarrollo de la
computadora electrónica prosiguió exponencialmente, desde el desarrollo de von
Numann del "programa almacenado" al ordenador y el portátil. Un desarrollo menos
conocido fue el "efecto Josephson" que permite la construcción de
semiconductores desde materiales superconductores. Así, los circuitos eléctricos
pueden operar sin el calor "luciférico", y Ahriman, cuya naturaleza es "fría
helada", puede entrar totalmente en los dispositivos eléctricos. Cuando los
ordenadores de superconductores lleguen a ser más comunes, seres ahrimánicos
superiores a los "elementales" podrían encarnar de hecho en ellos, ya que
ninguna energía física se consume en un circuito del superconductores.
["Espíritus elementales" ahrimánicos habitan nuestras máquinas artificiales, así
como los "elementales" normales (o "espíritus de la naturaleza": gnomos,
ondinas, silfos y salamandras) trabajan en, y a lo largo de los procesos vivos
de la Naturaleza]. Black recapitula: "Luz sin Sol y lógica sin Palabras
entrelazadas, y a través de ellas llegó el ordenador". Así, mientras Ahriman
encarna "microcósmicamente" en un cuerpo humano, nosotros también podríamos
enfrentar la encarnación "macrocósmica" literal de Ahriman en nuestras máquinas.
14. Un Salto Evolutivo
La encarnación de seres espirituales superiores en cuerpos humanos tiene la
importancia especial de que abren nuevas posibilidades para el desarrollo
humano, debido a que, como así ha sido, el camino es clarificado por estos seres
encarnados que son los primeros en lograr estos desarrollos. Lucifer fue el
primero en usar los órganos del intelecto. Cristo fue el primero en redimir el
cuerpo humano "caído", y postrado a la muerte, con el Cuerpo de Resurrección.
(Esta no fue sino una de las tremendas obras de Cristo. Incluso una exposición
mínima del alcance de los logros de Su encarnación está lejos, más allá de los
límites de este ensayo. Baste decir, por ahora, que Steiner, por su conocimiento
iniciático clarividente, reveló que la Encarnación de Cristo fue el punto de
cambio de la evolución de la Tierra, y de la humanidad, del descenso en lo
físico a la ascensión en lo espiritual. No es que la evolución "cambiara en un
minuto"; el impulso descendente evidentemente todavía es muy grande; pero la
semilla para el crecimiento ascendente fue plantada. Los verdaderos "señalados"
algo han participado en el Cuerpo Redimido, como precursores de la evolución
futura.) Igualmente, Ahriman encarnado intentará inaugurar una nueva capacidad
humana, para sus propios fines: él desea traer el oscuro, cerebral,
semiconsciente y diestro "pensamiento" ahrimánico en el cuerpo etérico humano.
Éste sería un desarrollo especialmente maligno si se logra en el organismo
humano ordinario. Lo normal y saludable, en la fase presente de la evolución
humana, para el cuerpo etérico humano es disolver inmediatamente en el cosmos
los días siguientes a la muerte (después que "el conjunto de la propia vida pasa
ante nuestros ojos"). Después, la entidad anímico espiritual humana asciende a
las regiones superiores, donde se purifica y se prepara para una nueva vida en
la Tierra. Pero el materialismo en la vida terrenal endurece el cuerpo etérico
para que no se disuelva, permaneciendo próximo a la Tierra durante un tiempo más
largo, mientras la entidad humana fallecida sirve a Ahriman. Sólo lentamente y
de manera inconsciente tales espíritus muertos entran en los mundos del espíritu
para preparar una nueva encarnación. Ahriman desea ser el primero para así
endurecer el cuerpo etérico, volviéndose vehículo de un pensamiento automático,
intelectual y desprovisto de voluntad, y así conseguir guardar cuerpos etéricos
humanos permanentemente en la región de la Tierra. Entonces la Tierra se
volvería tan endurecida que no pasaría a la Época de Júpiter y los humanos se
volverían criaturas terrenales listas, animalizadas y fantasmales. El plan de
los Dioses para el ser humano y la evolución terrenal se frustrarían. Steiner lo
formuló esta manera: "Ahriman trabaja contra las palabras 'el Cielo y la Tierra
pasarán, pero Mis palabras no pasarán '. Él quiere que Sus palabras pasen y que
el cielo y tierra continúen". (Aquí podemos vislumbrar los motivos de los
sofisticados "satánicos" o "magos negros". Los acólitos de Ahriman buscan un
tipo de "inmortalidad" en el Tierra rodeada de escoria con las fuerzas de la
Antigua Luna, pero una inmortalidad con conciencia egoísta, terrenal, en lugar
de la conciencia cósmica del Yo espiritual individualizado.)
Los Dioses regulares quieren que las personas de la época presentes piensen, en
verdad, libres del cerebro físico, pero con un pensamiento auto-elaborado, libre
y consciente. Este desarrollo abriría gradualmente la posibilidad de la
reintegración de la humanidad en el cosmos espiritual y además el paso de la
Tierra a Nuevo Júpiter. La humanidad podría elevarse con el tiempo al rango de
Espíritus de Libertad y Amor, y no hundirse al nivel terrenal limitado,
animalizado y autómata diestro. - Por decirlo suavemente: mucho es lo que aquí
está en juego.
15. Cambiando el Mal en Bien
La necesidad de encarnación de Ahriman no es un evento perjudicial, como él
desea que sea. Esta encarnación es necesaria en la evolución terrenal humana y
puede cambiarse hacia el bien, si la enfrentamos de la manera correcta: En el
nivel mundano, podemos remediar el aburrimiento ahrimánico en la vida laboral e
intelectual, llenándolos de cálido entusiasmo luciférico, encontrando lo
interesante que hay en ellos e interesándonos en los objetivos, actos
impersonales y procesos. En el nivel psicológico, podemos remediar la ardiente y
emocional subjetividad luciférica, observando fríamente, como si fuera un
proceso natural externo.
(De hecho, podemos experimentar personalmente cómo el principio ahrimánico puede
ser una bendición si se aplica de la manera correcta, a través de la fría auto
contemplación objetiva en el pensamiento impersonal. - Y así será con la
encarnación de Ahriman: todo depende de la conciencia con la que la humanidad la
enfrente. Él quiere que seamos inconscientes; es nuestra responsabilidad
esforzarnos por ser más conscientes, y para inculcar la conciencia en tantas
personas como podamos. Tales son los motivos que subyacen en este ensayo).
En un nivel superior, podemos llegar a ser más conscientes del significado de
nuestras propias vidas, y del proceso mundial, estudiando y llenándonos de la
forma moderna de la sabiduría cósmica, dada por la ciencia espiritual
(principalmente de Steiner, pero también por otros). Ésta es una renovación de
la sabiduría que en otros tiempos se mantuvo escondida, u "oculta", en los
Misterios. Hoy es esencial que mucha de esta sabiduría llegue a ser conocida en
general, si la cultura humana no ha de sucumbir a Ahriman. - El conocimiento
ahrimánico mostrará lo que su habilidad puede, y no puede, producir desde las
fuerzas terrenales. Si nos enfrentamos con Ahriman conscientemente,
comprenderemos que la Tierra está haciéndose vieja y debe declinar físicamente,
morir en el futuro y entrar en los mundos espirituales, para renacer como Nuevo
Júpiter. Y a través de este declive, la humanidad se elevará sobre lo terrenal,
como la semilla de la planta agonizante sobrevive en invierno, germina y crece
en primavera.
16. La Época de la Conciencia
El principio fundamental en esta Epoca del Alma Consciente, es la emergencia en
el ser humano del pensamiento consciente, individualizado e independiente.
Simultáneas con la emergencia de esta fuerza del alma (como si fuera un
derivado) son las amplias posibilidades para el funcionamiento de las fuerzas de
Muerte y del Mal. Pero estos manejos están (como es característico de Ahriman)
tan falsificados que, por ejemplo, las instituciones culturales que generalmente
se consideran como más beneficiosas - la educación y la medicina - están de
hecho entre las peores portadoras de mal. (No implica que estas instituciones
deban ser destruidas, sino purificadas y renovadas - en parte por su liberación
del dinero y la política). Cuando esta época se haya cumplido (si ha alcanzado
sus potenciales), la cultura humana cambiará inmensamente. Por ejemplo, la
distinción entre gente "civilizada" y "primitiva" se habrá borrado, y un tipo de
"socialismo" moral se habrá vuelto instintivo.
Nuestra tarea específica para el Epoca del Alma Consciente es adquirir tres
grandes verdades, las mismas verdades que Sorat deseó endosar en la humanidad en
el Siglo VII, con su propio sesgo. Podríamos suponer que Ahriman encarnado
intentará insertarlos en nuestra cultura y tergiversarlos a sus propios fines
igualmente. Es la tarea de una humanidad alerta y consciente, adiestrada en la
ciencia espiritual y guiada por el Cristo, ganar estas tres verdades a través de
nuestro propio esfuerzo y usarlas para el buen desarrollo de la creación
terrenal.
La primera verdad concierne el Misterio del Nacimiento y la Muerte: que el alma
humana en el mundo físico no tiene sino la imagen de la verdadera vida anímica
que tenía antes de la concepción y tendrá de nuevo después de la muerte. La vida
en el mundo de los sentidos interrumpe la vida del alma suprasensible en el
mundo entre la muerte y el nuevo nacimiento para que podamos ganar, para el
espíritu, eso que sólo puede ganarse en el mundo de los sentidos. Para ver esta
verdad, debemos "mirar a Lucifer a los ojos", y así ver a través de las
distorsiones e ilusiones que despliega sobre el alma humana. El destino del
"Este" (significando las regiones eslavas y más al este) es dar lugar a un
"ocultismo eugenésico": El conocimiento de cómo traer, a través de la regulación
astrológica de la concepción, las entidades humanas correctas al nacimiento en
el momento correcto y hacer avanzar la evolución, o recíprocamente, traer las
entidades malas, para el impedimento de la evolución correcta. Así, este
ocultismo eugenésico puede causar gran bien o gran mal, dependiendo de cómo se
utilice.
La segunda verdad concierne el Misterio del Cuerpo: que el cuerpo humano no es
un trozo de materia, sino una forma que es espiritual en origen y a través de la
cual un flujo de sustancias están en constante intercambio. Este conocimiento
llevará a un verdadero arte médico la esencia de que hay que preservar intactas
las fuerzas curativas naturales del cuerpo. El destino del "Medio" (significando
Europa Central) es dar lugar a este "ocultismo higiénico" - que, por supuesto,
puede llevar a gran bien, pero también puede causar gran daño si se usa sin
concienciación estricta.
La tercera verdad concierne el Misterio de la Materia: que la realidad detrás de
la "substancia material" no son "átomos", "moléculas", o "últimas partículas",
sino espíritu - para ser exactos: espíritus ahrimánicos, en rítmicas ínter
relaciones. La verdadera imagen de la "materia sólida" no es una máquina, sino
un arco iris: una apariencia espiritual, resultado de procesos espirituales.
Físicos modernos, en algunas teorías avanzadas, pueden haber hecho algunos
vacilantes posicionamientos hacia esta verdad, pero lo muerto, la concepción
mecanicista del mundo todavía posee influencia sobre el cientifismo dominando el
mundo de la cultura. Este cientificismo es la mentira ahrimánica, el
descendiente de la influencia de Jundi Sabur que, aunque debilitado, desterró el
alma y el espíritu de la visión científica del mundo. Para ver a través de esta
mentira, debemos "mirar a Ahriman a los ojos" - una tarea peligrosa si no
estamos preparados por la ciencia espiritual. El destino del Oeste (significando
el mundo angloparlante principalmente) es dar lugar a un "ocultismo mecanicista"
que acarreará eficaces máquinas fantásticas basadas en el ritmo y la resonancia.
(El abandonado y legendario "motor Keely" fue un comienzo en esta dirección.)
Pero la introducción de tales eficaces máquinas causaría daño a la sociedad si
las esferas políticas, culturales, y económicas no se hacen mutuamente
independiente, y si no se destierra el egotismo de la economía. (Steiner
depositó las bases para esta sana re-clasificación social, en su concepto de la
"comunidad de naciones triformadas").
Ahriman busca desviar y pervertir estos tres desarrollos del destino de la Epoca
del Alma Consciente, a través de la actividad de los ángeles que rechazaron la
influencia del Cristo durante la Época Egipcio-Caldea. En los tiempos presentes,
los ángeles "Crísticos" vierten imágenes a raudales de las realidades del
espíritu en las profundas regiones del organismo del alma humana. Si el ser
humano no recibe estas imágenes conscientemente, se sumergen en el cuerpo
etérico y actúan como instintos inconscientes a través de la influencia de los
ángeles ahrimánicos. Estos instintos inconscientes trabajan contra las tres
tendencias progresivas evolutivas de las maneras siguientes:
1. Pervirtiendo el Ocultismo Eugenésico, impulsos sexuales destructivos
afectan la entera vida social, trabajando contra el desarrollo de la
hermandad humana consciente y haciendo una humanidad completamente egoísta y
completamente controlada por impulsos instintivos transportados en la
sangre.
2. Pervirtiendo el Ocultismo Higiénico, la medicina se vuelve materialista y
puede usarse para sanar o dañar, de acuerdo a propósitos egoístas.
3. Pervirtiendo el Ocultismo Mecanicista, son empleadas poderosas máquinas
eficaces como la de Keely, no controladas por las "vibraciones" de personas de
bien (buscando la liberación de los trabajadores), sino por personas egoístas
con el mal propósito de lograr poder y control sobre las masas.
Las primeras dos perversiones son evidentes, sin demasiados esfuerzos, en la
sociedad moderna; la tercera tiene que hacerse pública todavía. - De nuevo, la
dirección que tomen estas tres tendencias de la época presente depende de la
conciencia y voluntad humana.
17. Algunas Políticas Ocultas
Algunas poderosas sociedades secretas ahrimánicas unidas en Logias, en Gran
Bretaña y los EE.UU., se esfuerzan por guardar su versión de esta tercera verdad
(de la espiritualidad de la materia) como su propio secreto, y para asegurar que
el amplio público conoce sólo un burdo cientificismo ateísta-mecanicista en el
que el espíritu y el alma no tienen cabida. También se esfuerzan por dirigir
tendencias políticas y económicas sobre el mundo para que las potencialidades en
ciernes de los pueblos del Medio y Este de Europa estén bajo su dominio. La
historia de los tiempos modernos ha sido, muy en gran medida, el relato externo
de esta contienda. (Los crímenes de los grupos de poder angloamericanos secretos
incluyen la instigación de la Primera Guerra Mundial y el consecuente
establecimiento del régimen bolchevique en el Este. Éstos grupos de poder creen
que los pueblos angloparlantes están justificadamente destinados a dominar a los
Eslavos del Este en esta quinta época cultural, con el propósito de guiar sus
nacientes potencialidades que florecerán para llevar la cultura del mundo a la
sexta época - tal y como los romanos, durante la cuarta época, dominaron y
educaron Bretaña para su dirección futura hacia la quinta época. Tras este
concepto hay una verdad a medias: ésta es la época del alma de conciencia, y los
pueblos angloparlantes están dotados para desarrollar el alma de conciencia de
una manera instintiva, y es verdad que los eslavos están destinados a llevar la
cultura del mundo a la sexta época. Pero éstos grupos de poder buscan guiar, a
través de medios ilegítimos, hacia fines ahrimánicos ilegítimos, estas
potencialidades inherentes que están genéricamente "escritas en" el destino.)
Muchos historiadores y "la conspiración de derechas paranoica chiflada" tiene,
exclusivamente a través del sentido común y la observación con ojos abiertos de
los acontecimientos externos, discernida alguna actividad externa de la
influencia de estas sociedades secretas a través de sus semi-secretos
instrumentos: el Consejo de Relaciones Exteriores, la "Order of Skull and Bones"
(entre cuyos miembros están incluidos George Bush, Averell Harriman y un número
asombroso de poderosos americanos), la "Rhodes Scholarships", la "Round Table",
etc. Pero estos observadores, carecen del conocimiento oculto, sólo pueden
adivinar los verdaderos objetivos de los grupos de poder secretos. Las
sociedades "Anglófilas" pueden discrepar entre ellas sobre los medios y
detalles, pero esencialmente tratan de obtener el dominio del mundo (aunque
ciertamente no para el bien de las masas angloparlantes) y para influir en todas
las tendencias culturales en una dirección ahrimánica.
Ahora, en la "post Guerra Fría" Europa, los angloamericanos y los grupos de
poder Jesuitas-Católicos están trabajando para hacer juntos los arreglos básicos
de esta parte del "Nuevo Orden Mundial": Europa Central, de Francia a Polonia,
será dominada por los intereses Jesuíticos, mientras el "Este" (significando las
regiones, en términos generales, históricamente Cristiano-Ortodoxos) lo será por
el "Oeste" angloamericano. Este orden fomenta los objetivos de los
angloamericanos impidiendo la colaboración cultural entre Europa Central y los
eslavos Orientales e impide el levantamiento de una cultura Centro- Europea
fuerte, saludable e independiente que pudiera, de esta manera, mediar y
equilibrar el Este y el Oeste. Así, el presente avance hacia el "Nuevo Orden
Mundial" en Europa es una continuación de la política angloamericana a largo
plazo de borrar Europa Central (sobre todo Alemania) como una fuerza
politico-cultural y de controlar las futuras simientes, en preparación, en
Europa del Este - la misma política que llevó a la Primera Guerra Mundial y la
Revolución Bolchevique.
El objetivo ahrimánico más profundo de los angloamericanos es derrotar el plan
de los Dioses para la evolución de la Tierra, convirtiéndola en un montón de
escoria cósmica, oscura y helada, frecuentada por una humanidad de homúnculos
fantasmales circunscrita a la Tierra - y para afianzarse un lugar privilegiado
en este orden mundial ahrimánico: una inmortalidad ahrimánica, con conciencia
terrenal y con poder sobre el no iniciado. (El difunto profesor Carroll Quigley,
mentor del joven Wm. Jefferson Clinton, escribió el volumen bastante conocido
"Tragedy and Hope", y el trabajo menos conocido "The Anglo-American
Establishment" en el que describió, desde un punto de vista simpatizante,
algunas de las maquinaciones semi-secretas de los [en sus palabras] grupos de
poder "Anglófilos". Prominente entre éstos grupos "Anglófilos" era la sociedad
secreta organizada por Cecil Rhodes alrededor de 1891.
Entre sus miembros,incluido Wm. T. Stead [un espiritualista conocido de Annie Besant de la Sociedad Teosófica], estaban Lord Esher [consejero de la Reina Victoria], el Conde de
Rosebury, Nathan Rothschild, Alfred Milner [quien ocupó los puestos de
Secretario de Colonias, y Ministro de la Guerra durante la Primera Guerra
Mundial], H.A.L. Fisher [que fue Ministro de Educación], y A.J. Balfour. No
quiero dar a entender que Quigley, o Clinton [o todos aquellos trabajando para
los objetivos de éstos grupos de poder] eran, o son, totalmente consciente de
los objetivos más profundos tras los "Anglófilos", pero sí que ellos están más o
menos a sabiendas, o ignorantemente, bajo la influencia de ocultistas y
normalmente actuarán de la manera deseada por estos ocultista. En conjunto,
aquéllos que trabajan de acuerdo con los objetivos que genéricamente pueden
llamarse "de los grupos de poder angloamericanos" [ej. La Francmasonería (o por
lo menos algunas facciones de ella), C.F.R., la "Round Table", la "Rhodes
Scholarships", la "Skull and Bones", y sus instrumentos políticos y económicos
asociados] - o de los Jesuitas - algunos son muy conscientes de los verdaderos
objetivos ocultos. Esto es verdad incluso en la mayoría de los "iniciados",
porque la magia ceremonial de los rituales de iniciación trabaja en los cuerpos
etéricos de los acólitos para hacer de aquéllos iniciados más inferiores,
instrumentos receptivos y confiados para los deseos de los pocos que son más
conscientes. Este proceso podría asemejarse genéricamente a un tipo sofisticado
de "sugerencia post-hipnótica".
En general, debemos sospechar de cualquier
sociedad secreta que practique la magia ceremonial y sea administrada por
"grados" superiores. - No quiero decir que un grupo de poder super-secreto
"controla todo" sobre la Tierra; varios grupos de poder ocultos, ordenados en
varias y cambiantes alianzas y antagonismos, rivalizan por sus varios objetivos.
Los centros de las conspiraciones no quedan en el plano físico, y no importa
cuan grande es su poder, ellos no son omnipotentes. De nuevo, la fuerza original
tras de la agitación del presente día es la Venida del Cristo Etérico. Como dice
un viejo refrán: "Donde hay luz brillante, hay sombras profundas").
Pero mucho depende de nosotros, de la humanidad. Necesitamos hacernos
conscientes de éstos grupos de poder, así como de sus objetivos más profundos y
de los objetivos del propio Ahriman. Si no adquirimos esta conciencia vigilante,
Ahriman podría tener su espacio, y el futuro de la Tierra, y de la humanidad,
será oscuro y desolado. El futuro de la Tierra, así como el nuestro propio, es
nuestra responsabilidad. - Cualquier progreso real hacia un orden social
saludable depende del desarrollo de un nuevo tipo de pensamiento en la
humanidad. El presente pseudo-pensamiento ahrimánico circunscrito al cerebro es
inherentemente antisocial; él (subconscientemente) intenta dominar a otras
personas y adormecerlos. La mayoría de los presentes aspectos antisociales de la
sociedad proceden de la conciencia antisocial; el pseudo-pensamiento
circunscrito al cerebro es determinado por instintos subjetivos, inconscientes,
no por la concurrencia de la verdad objetiva, ni por el proceso intencionado del
propio pensamiento. Una sociedad antisocial es una imagen física de la
conciencia humana antisocial. Si la conciencia humana se hace armoniosa con la
realidad objetiva, entonces una sociedad verdaderamente social será posible. De
nuevo, todo depende de la conciencia - y de la voluntad - humana.
18. La Llegada de "Maitreya"
"Maitreya"
La discusión precedente puede ayudarnos a entender un evento que dentro de poco
será revelado: la "llegada" del llamado "Maitreya", estando promovido por
Benjamín Creme y otros. Según alegan "Maitreya" no sólo es el Cristo sino
también el Mesías, Krishna, y el Imán Mahdi. La historia es la siguiente:
En 1977 "Maitreya" abandonó su "antiguo retiro en los Himalaya" para residir de
incógnito en Londres. Según se alega él ha creado su propio cuerpo físico -un
"mayavirupa"- que puede aparecer en muchos lugares a la vez, según su
intención. No obstante, él tomó un avión supuestamente de Pakistán a Londres,
"llegando de las nubes". Él también aparece en sueños a muchas personas
alrededor del mundo. "Maitreya" es un ser humano muy avanzado, no un dios. Él ha
estado trabajando entre bastidores para inspirar muchos recientes eventos, como
el "movimiento medioambiental", el fin del Comunismo en la Unión Soviética, el
fin del apartheid en Africa del Sur, y el fin de la confrontación Este-Oeste.
Desde 1988 ha aparecido "milagrosamente" para hablar ante grupos religiosos del
mundo y efectuar curaciones milagrosas y "cargando" el agua con poderes
curativos. Se dice que otros fenómenos milagrosos alrededor del mundo emanan de
él: Las apariciones Marianas y las estatuas de Madonnas que lloran, "círculos
en las cosechas", "cruces de luz" hológrafa, y autostopistas misteriosos que
anuncian el Retorno de Cristo y después desaparecen.
Estos fenómenos están conduciendo a una rápida-aproximación del "Día de la
Declaración" cuando "Maitreya" anunciará su "verdadera identidad" en la radio y
televisión mundial, y oyentes (e incluso aquellos que no oyen) lo oirán
telepáticamente en sus propios idiomas -y, simultáneamente, espontáneas
curaciones ocurrirán en todo el mundo. Después de esto, "Maestros" (avanzados
iniciados que han alcanzado la fase en la que ellos ya no necesitan encarnar,
pero retornan a la tierra voluntariamente) la "Vanguardia" de "Maitreya" se
revelarán para apoyar sus esfuerzos. Uno de éstos "Maestros" será el "Maestro
Jesús" a quien el supuesto Cristo-Maitreya "protegió" desde el Bautismo a la
Crucifixión. -Las enseñanzas sociales de "Maitreya" se contraponen a las fuerzas
del mercado y apoyan el alivio de la inmensa disparidad entre ricos y pobres por
"el principio del compartir". Se obligará a los Gobiernos a instituir el reparto
después del próximo derrumbamiento de los mercados (que comenzará en Japón) y
los levantamientos resultantes. Bajo la conducción de "Maitreya" y los
"Maestros" una nueva civilización mundial surgirá, fundamentada en los
principios de: Reducción de la regulación, libertad, equilibrio medioambiental,
energía solar -y la garantía para todos de suficiente comida, ropa, vivienda,
cuidados médicos, y educación.
"¿Qué tiene de malo todo esto?" -Es bastante cierto que las incontroladas
"fuerzas del mercado", ayudadas por agentes en los gobiernos, están oprimiendo
penosamente a la humanidad; la distancia entre ricos y pobres es cruel y
peligrosa; el medio ambiente natural está degradándose; y así sucesiva y
sucesivamente. Podemos empezar a ver "lo que está equivocado" cuando
consideramos, como expliqué anteriormente, que Cristo aparece una vez y sólo una
vez en cuerpo físico, y que Su Segunda Venida está teniendo lugar ahora en el
entorno etérico supra-físico de la Tierra. Claramente esto es incoherente con el
supuesto Cristo-Maitreya que baja de los Himalaya para vivir en Londres y
aparece en el mundo perceptible a los sentidos físicos. Además, los partidarios
de "Maitreya" enseñan que la "energía del anti-Cristo" no se manifestará a
través de los individuos en la tierra, hasta que pasen 3000 años desde la
derrota de Hitler. De nuevo, éste es el reverso de la verdad, como expliqué
anteriormente: éste es el tiempo de máxima actividad del Anticristo, a través de
las influencias ahrimánica, llevando a la encarnación física de Ahriman.
Evidentemente, esto supone que Maitreya-Cristo es un impostor que intenta
falsificar los tremendos eventos forzándonos.
Recibimos una pista poderosa de la verdadera naturaleza de "Maitreya" en esta
declaración de sus partidarios: "Durante los últimos 100 años, las enseñanzas de
la Sabiduría Ancestral se han enseñado a través de individuos como Helena
Blavatsky, fundadora de la Sociedad Teosófica, y después por Alice A. Bailey y
Helena Roerich. En 1948, el retorno inminente del Cristo se reveló en el libro
de Alice Bailey, La Reaparición del Cristo" [Entrega Trimestral, No. 9]
Steiner y, siguiendo sus investigaciones, Sergei O. Prokofieff (nieto del
compositor) han descubierto las influencias ocultas detrás del Blavatsky,
Bailey, y Roerich. Esta historia, muy resumida, es como sigue: Alrededor de 1875
Blavatsky dio voz a algunas verdades de la sabiduría Occidental (Rosacruz), muy
alteradas, en su Isis Sin Velo. Ella cayó después bajo la influencia de un grupo
particular de ocultistas Orientales, Indo-Tibetanos que inspiraron su Doctrina
Secreta con su fuerte inclinación anti-cristiana. Estos inspiradores eran los
"mahatmas", los supuestos "Morya" y "Kut Humi". (La verdadera identidad de éstos
"mahatmas" es problemática.) Bajo su influencia, y la de A. P. Sinnet (cuyo
Budismo Esotérico estaba inspirado por los mismos "mahatmas"), la Sociedad
Teosófica tomó un decidido giro Oriental e incluso trasladó su oficina principal
de Nueva York a Madras. Las enseñanzas de los "mahatmas" derivaron de una
sabiduría oculta pre-Cristiana y sostuvieron a Lucifer por encima del Cristo,
pero también tenían un fuerte tinte materialista y ateísta. Este "materialismo
oculto" no negó la existencia de seres más elevados (hasta cierto punto), o la
vida post-mortem y la reencarnación del hombre bajo la ley del karma (de hecho,
el concepto de karma entró en la cultura Occidental principalmente a través de
la Sociedad Teosófica), pero negó la existencia de un Dios teísta y sostuvo que
los reinos más altos sólo consisten en materia refinada, sutil. Blavatsky viajó
a India y en una ubicación secreta en Tibet fue iniciada en estas enseñanzas.
Los "mahatmas" trataron de conseguir un tipo de venganza con el mundo Occidental
por haber oprimido al Este y suprimieron el ocultismo Oriental. Tenemos el
testimonio de Blavatsky (es un rumor) de que por lo menos uno de los "mahatmas"
incluso manifestó su odió y despreció por la raza blanca.
En un nivel más profundo, el objetivo era trabajar con Lucifer y Ahriman para
arrastrar a la humanidad al reino ilegítimo conocido en ocultismo como la
"Octava Esfera".
Este reino queda fuera de los siete grandes periodos normales de la serie
Saturno-Vulcano. Surgió a través de la introducción por Lucifer, en el Periodo
de la Tierra, de las fuerzas suprasensibles de la Antigua Luna conteniendo
imágenes reflejadas de los mundos superiores. Ahriman intenta tomar materia
densa terrenal, y unirla a estas imágenes para crear "imaginaciones
densificadas" o "espectros". Pensamientos materialistas en cerebros humanos,
sobre todo el "materialismo oculto" enseñado por los "mahatmas", fomenta en gran
medida este proceso. Si la evolución humana pudiera desviarse a esta Octava
Esfera, el plan de los Dioses para la evolución terrenal y humana sería
derrotada.
Más tarde, después de la muerte de la Señora Blavatsky, la Sociedad Teosófica,
bajo Annie Besant, intentó presentar al joven Krishnamurti como el Cristo, o
Maitreya, o ambos. Krishnamurti se preparó por varios años y pasó a través de
algunas "iniciaciones", pero después perdió la fe en su misión putativa, por lo
menos en parte debido a que su hermano enfermo murió a pesar de la convicción de
los "Maestros" en que él se recuperaría. Como es bien sabido, Krishnamurti
posteriormente repudió su nominación, y la empresa entera se derrumbó. (Este
asunto también llevó a la salida de Steiner de la Sociedad Teosófica -en la que
él había sido Secretario de la Sección alemana--y seguidamente a fundar la
Sociedad Antroposófica.) Helena Roerich (y su marido, el pintor Nicholas
Roerich) entró en escena en los años 1920's. Helena Roerich comenzó recibiendo
dictados telepáticos de un "mahatma", y empezó a escribir estas inspiraciones en
su trabajo de varios volúmenes Agni Yoga. Entonces comenzó una serie de viajes,
el más asombroso de ellos (1925-28) fue una expedición que, bajo bandera
americana, cruzó India, Tibet, Mongolia, y la nueva Unión Soviética.
Increíblemente, viajaron a Moscú -con ayuda del OGPU (después llamado "KGB")-
para encontrarse con altos comisarios bolcheviques, y para entregarles una carta
de los "mahatmas", junto con algo de tierra Tibetana para la tumba de "nuestro
hermano el Mahatma Lenin". Los "mahatmas" estaban cooperando de hecho con
sociedades secretas angloamericanas promoviendo el "experimento socialista" en
Rusia. Emisarios de los "mahatmas" incluso se habían encontrado con Marx en
Londres y con Lenin en Suiza. Aunque los angloamericanos e Indo-Tibetanos se
oponen mutuamente de alguna manera (los Indo-Tibetanos se opusieron al dominio
británico en India), ellos estaban unidos, por diferentes motivos, apoyando la
guerra Bolchevique contra la cultura y el pueblo rusos. El destino del Este
eslavo es crear una sociedad humana, inspirada en Cristo en la Sexta Época
Cultural; ambos grupos ocultos desean desviar este destino por otros caminos
-incluso por la destrucción de la civilización humana que habría sido el
resultado del Bolchevismo si hubiera tenido éxito. (Hoy, después de la "caída
del comunismo", Rusia, y mucha parte de Europa Oriental, está postrada, física y
moralmente. Rusia está penosamente herida, pero todavía no ha muerto; ella
podría elevarse todavía a su destino, si las "reformas del libre mercado" y
otras influencias Occidentales destructivas no la matan primero.) Incluso volver
del revés a los Indo-Tibetanos que estuvieron detrás de las depredaciones de las
"Hordas Mongoles" de Genghis Kan y sus sucesores que devastaron y esclavizaron
casi toda Rusia. Y aún hoy los partidarios del "Agni Yoga" están activos en
Rusia; Mikhail Gorbachev está entre ellos. -La oculta oficina principal del
"mahatma" Tibetano visitada por la expedición Roerich fue la misma que fue
visitada por H. Blavatsky. Éste es el "Shamballa terrenal" cuyo gobernante
superior, según H. Roerich, es el "Maitreya". (En su verdadero significado
"Shamballa" es un término Oriental para el mundo anímico espiritual que se
perdió a la percepción humana ordinaria con el declive de la clarividencia
atávica. El "retorno de Shamballa" se refiere a la próxima recuperación de esta
percepción con la nueva, y más alta clarividencia.)
Y es este mismo "Shamballa terrenal" y estos mismos "mahatmas" quiénes
inspiraron a Alice Bailey, y sus organizaciones, los "Servidores del Mundo" y su
"Escuela Secreta" (Escuela Arcana). El grupo de Creme utiliza la misma oración,
ahora llamada la "Meditación de la Transmisión", dada en "La Reaparición de
Cristo" de Bailey. Y, por supuesto, el "Cristo" de Bailey que "reaparecerá" no
es otro que este llamado "Maitreya".
La verdad, tal como fue dada por Steiner, sobre el auténtico Maitreya es
aproximadamente esta: Hay doce exaltados seres, llamados "Bodisatvas", que
sirven al Espíritu del Cristo en la guía de la humanidad. Uno de estos
Bodisatva encarnó en el siglo VI A.C. como Gautama, el cual ascendió al rango de
"Buddha". El Gautama Buddha desencarnado cooperó estrechamente con la misión de
Cristo-Jesús en Palestina, y después asumió una misión de redención en Marte. Su
sucesor fue "designado", por así decirlo, para ocupar su lugar en la Logia de
los Bodisatva, y este Bodisatva está destinado a llegar a ser el Maitreya
Buddha, "Quien Traerá el Bien", aproximadamente dos milenios y medio desde
ahora. Entretanto, él encarna repetidamente, por lo menos parcialmente, en la
tierra, al servicio del Cristo. Una de estas encarnaciones (o "incorporaciones"
-no realmente encarnaciones en el sentido usual) fue como Jeshu ben Pandira, el
esenio maestro y mártir (hacia 105 A.C.). Hoy este Maitreya-Bodisatva trabaja
para proclamar y fomentar la venida del Cristo Etérico. Cuando este Bodisatva
llegue a ser el Maitreya Buddha la Tierra y el organismo humano se constituirá
de manera muy diferente como ahora: el pensamiento, el habla y los hechos serán
moralmente coherentes.
Así es evidente que el supuesto "Maitreya" "apareciendo" actualmente no sólo es
un falso Cristo, sino también un falso Maitreya. Los "mahatmas" de "Shamballa"
tienen profundos conocimientos, habilidades e influencia de largo alcance, pero
ellos están muy limitados y falseados por su ceguera, u oposición, al Cristo. Su
visión oculta sólo se extiende a éste "sistema solar", y hacia atrás sólo a la
Antigua Luna. Ellos no comprenden al Cristo Cósmico Que descendió de los reinos
estelares al Sol y de allí a la Tierra. Ellos son básicamente luciféricos, con
fuertes tendencias ahrimánicas. No está claro (a este escritor) exactamente qué
papel jugará el pseudo-Maitreya en la encarnación de Ahriman: quizás él será el
vehículo corporal de Ahriman; quizás él trabaje en esa incómoda y problemática
alianza que a veces sostienen Lucifer y Ahriman. Pero lo que sí está claro es
que: si la humanidad lo acepta cuando él se presente, causará mucho mal. De
nuevo la conciencia de los seres humanos es esencial. Si los objetivos
declarados del pseudo-Maitreya parecen benignos, recuerda que, no hace mucho
tiempo, muchas personas inteligentes creyeron que el Bolchevismo sería la
inauguración de una civilización justa. Los "mahatmas" de "Shamballa" inspiraron
a Genghis Kan, Marx, y Lenin; ellos no deberían ser tomados a la ligera.
19. Consideraciones Epistemológicas
Algunos podrían decir: "Tu ocultista Steiner dice una cosa; estos Indo-Tibetanos
dice otra cosa; incluso otros dicen otras. ¿Qué escoger entre ellas, o ellos?;
es totalmente incomprensible de cualquier modo". - De nuevo, el objetivo en este
corto ensayo no es demostrar cosas de forma concluyente, sino ofrecer un poco de
información importante a un amplio público. Aquéllos que acojan estos conceptos
estarán prevenidos, por lo menos, para no ser pillados totalmente de improviso e
inadvertidos, por la avalancha de acontecimientos. Es de esperar que los así
advertidos no tomarán fácilmente al valor aparente de los fenómenos que rodean
al putativo "Maitreya" o "Cristo", y que no serán totalmente olvidados del
Cristo Etérico real. Y además: es de esperar que las personas tomarán la
información dada y empezarán sus propias investigaciones, e incluso se pondrán
en el "Sendero de Conocimiento". No hay ninguna necesidad de desanimarse y ser
derrotado por la complejidad y lo abstruso de este asunto-materia: la verdad
vive en el corazón humano, y nos habla a través de un "sentido de la realidad",
si de verdad la queremos escuchar. Aquéllos que tienen una real y persistente
voluntad-hacia-la-verdad, la encontrarán con el tiempo, aunque la mayoría pueda
desviarse temporalmente por caminos apartados. La Ley es: "Busca, y
encontrarás."
Muchas personas de hoy, especialmente las entrenadas en las ciencias, consideran
tales conceptos, seres espirituales, mundos espirituales, La Providencia divina,
etc., absurdos, imposibles, o por lo menos no concebibles. La epistemología
predominante de la cultura científico-técnica (normalmente asumida de forma
inconsciente), sostiene que cualquier "conocimiento" que podamos obtener,
considerado cierto o hipotético, sólo lo podemos ganar a través de los sentidos
físicos, matematizando y razonando de forma inductiva. Pero, podemos encontrar
otras aproximaciones para obtener conocimientos experimentales, principalmente
cuando somos enseñados por Steiner en los tiempos actuales. El cientificismo
matemático-mecanicista, limitado a los sentidos, es específico para un modo
particular de conciencia humana, la que prevalece en nuestro tiempo, pero no es
el único tipo de conciencia disponible para la humanidad. (Podríamos considerar
la "revolución psicodélica" como un esfuerzo confuso por abrir estos otros tipos
de conciencia). En tiempos antiguos la humanidad tenia una conciencia como de
ensueño de las realidades "suprasensible" (el llamado "animismo primitivo"). En
el curso de la evolución perdimos esta facultad para entrar profundamente en el
mundo de los sentidos, perdiendo nuestra calidad de miembro experimentador en el
cosmos espiritual, para así ganar la posibilidad de la individualidad y la
libertad.
Hemos alcanzado ahora la fase evolutiva en la que estamos equilibrados
para recobrar esta experiencia suprasensible ("clarividencia") a un nivel
superior; es decir, con la habilidad del pensamiento independiente y
auto-determinado. Y la práctica de este pensamiento conscientemente
auto-determinado, como opuesto al pensamiento ahrimánico, discutido
anteriormente, es la entrada a la verdadera clarividencia. Este mismo
pensamiento, conscientemente auto-determinado y liberado de la dependencia del
organismo humano subconsciente, es la primera fase de la clarividencia - un
"despertar" a un estado superior de conciencia que es justo tan
experimentalmente distinto como la despierta conciencia-diurna lo es de la
conciencia de sueño. Un desarrollo todavía superior de la clarividencia conduce
a experiencias que pueden describirse metafóricamente como "visión", "audición",
y "tacto" espiritual. Steiner ha dado instrucciones detalladas para el
desarrollo metódico y saludable de estas facultades superiores de experiencia.
Tomando en consideración otra figura de lenguaje, podríamos considerar el
desarrollo de estas facultades como el refinamiento del propio organismo humano
en un instrumento para la investigación científica, - así como pueden refinarse
y mejorarse las substancias minerales en, digamos, un telescopio - sólo que el
organismo humano consiste en cuerpo, vida, alma y espíritu y su refinamiento es
hacernos consciente de realidades suprasensibles. Rudolf Steiner logró este
auto-desarrollo a un grado superior, que nadie más que él ha dado a conocer
públicamente en nuestros tiempos, y sus enseñanzas sobre la "ciencia espiritual"
fluyen de su experiencia suprasensible. (Hay otras vías, dudosas - o
absolutamente malas -, de ganar algún tipo de experiencia suprasensible, pero
pueden llevar al engaño y/o a la ruina moral y espiritual).
Ahora bien, este conocimiento no esta completamente cerrado a aquéllos que no
tienen todavía clarividencia. Steiner enfatizó una y otra vez que aquéllos que
no tengan visión espiritual pueden, debido a que el verdadero pensamiento es una
especie de vivir en realidades espirituales, entender y creer, justificadamente,
la verdadera información dada por el vidente espiritual. [Las notas
bibliográficas que se indican a continuación se refieren a páginas de las
ediciones inglesas de los respectivos libros. N. del T.]. "Haría mal quien
dijera: 'No puedo aceptar las enseñanzas de la ciencia espiritual hasta que sea
vidente', dado que sin aplicación interior a los resultados de la investigación
espiritual no hay ninguna oportunidad de lograr el auténtico conocimiento
superior. Sería como si el niño, durante la gestación, se negara a las fuerzas
que le vienen de su madre, y se propusiera esperar hasta que pudiera procurarlas
por sí mismo. Así como el niño en embrión, en su sentimiento incipiente por la
vida, aprende a apreciar lo que se le ofrece, así puede el no-vidente apreciar
las verdades de la ciencia espiritual. Adentrarse en estas enseñanzas con un
sentimiento profundamente arraigado en favor de la verdad, y una facultad de
raciocinio clara, sana y crítica con todo alrededor, incluso es posibles antes
de que las cosas espirituales sean realmente percibidas. El conocimiento
esotérico debe estudiarse primero, para que este estudio se convierta en una
preparación para la clarividencia". [El Conocimiento de los Mundos Superiores
p.189 ss]. "....el pensamiento humano es capaz de abarcar más de lo que
comúnmente se supone, puesto que contiene de por sí una entidad interior en
conexión con el mundo suprasensible". [La Ciencia Oculta; P.294]." ... por el
verdadero pensamiento, nos encontramos en un mundo suprasensible lleno de vida".
[La Ciencia Oculta; p.295]. "... si leemos las comunicaciones sobre los hechos
suprasensibles de la manera correcta, vivimos en la corriente de la existencia
espiritual". [La Ciencia Oculta; P.18]. "Se requieren ciertos poderes para
descubrir las cosas referidas, pero si después de haber sido descubiertas se dan
a conocer, puede entenderlas todo aquel que este dispuesto, con lógica
desprejuiciada y un sentido saludable de la verdad". [Teosofía; p. xx]. "
...todo conocimiento de los mundos del alma y del espíritu yace en las
profundidades del alma humana. Pero es posible comprender no sólo lo que
nosotros mismos hemos extraído, sino también lo que otro ha extraído de las
profundidades de alma, aún cuando no hayamos dado todavía ningún paso por el
Sendero del Conocimiento. El discernimiento espiritual correcto despierta la
fuerza de la comprensión en cualquiera cuya naturaleza interna no este
oscurecida por prejuicios. El conocimiento inconsciente sale al encuentro de la
verdad espiritual descubierta por otro, y este encuentro no es fe ciega sino la
justa reacción del sano sentido común". [Teosofía; p.156.] "Los pensamientos
[presentados por el vidente] están, de hecho, presentes cuando [el lector
no-clarividente] se entrega a ellos; pero no puede pensarlos si no los recrea,
en cada caso, nuevamente en el alma. Lo importante es el hecho de que el
investigador espiritual despierta pensamientos en los oyentes y lectores que,
luego, ellos harán surgir de su propio interior...". [La Ciencia Oculta; p.296].
Podemos encontrar nuestro camino hacia la verdad sobre el alma y el espíritu a
través de nuestro saludable sentimiento humano por la realidad: "El sentimiento
por la verdad y el poder de comprensión es inherente en todo el mundo... Este
sentimiento, que quizás al principio no perciba nada en absoluto de lo que se le
habla [sobre los mundos superiores], es la misma fuerza mágica que abre los
'ojos del espíritu'. Este sentimiento surge en la oscuridad. El alma no ve, pero
por este mismo sentimiento llega a compenetrarse con el poder de la verdad; y
luego, gradualmente, la verdad se apodera del alma y abre en ella el sentido
superior." [Teosofía; p. xviii-xix]. Por supuesto, debemos aprender lo que es
tan duro para la mayoría de nosotros: distinguir entre un sentimiento saludable
por la verdad y el sentimiento de satisfacción de nuestros prejuicios egoístas.
La clave aquí es el auto-examen implacable y una preferencia sincera por la
realidad objetiva sobre nuestros intereses ciegos y egoístas y nuestros impulsos
subconscientes. Debemos tener un firme dominio del hecho de que la verdad es
verdad a pesar de nuestra ignorancia o resistencia, y tiene una enérgica
"Voluntad Real". De nuevo, la Ley es: "Busca, y encontrarás". Si realmente
amamos la verdad objetiva sobre todo lo demás, llegaremos a sentirnos saludable
y feliz en presencia de la verdad, y enfermo y afligido en presencia de la
mentira. Estos puros sentimientos y pensamientos objetivos son nuestra piedra de
toque de la realidad y gobierno, y, perseverando, desarrollarán en el futuro la
cognición superior personal, de primera mano, - quizás no en la encarnación
presente, pero la "Voluntad Real" es una realidad indestructible que lleva a
futuras vidas y a la eternidad. Por supuesto, pisar el "Sendero del
Conocimiento" no confiere infalibilidad inmediatamente.
En ocultismo las posibilidades para la ilusión y el engaño son inmensas.
Aún podríamos desviarnoscon el error; sin embargo, lo esencial es la pureza
del buscador esforzándose por la verdad.
En palabras de Steiner: "... la verdad es lo que guía a los
impulsos más altos y más nobles en favor de la evolución humana; debemos
apreciar más la verdad que a nosotros mismos. Si nuestra relación con la verdad
está guiada por estas palabras y todavía cometemos un error en esta vida, la
verdad será suficientemente firme para atraernos en la próxima encarnación. Se
compensarán los errores sinceros que cometemos en esta encarnación y se
redimirán en la próxima. Es mejor cometer un error sincero que adherirse
deshonestamente a dogmas. Después de todo, nuestro camino será iluminado por la
promesa de que la verdad prevalecerá finalmente, no por nuestra propia voluntad,
sino por su propio poder divino inherente". [La Guía Espiritual del Hombre y la
Humanidad; pp. 88-9]
Nota: Una de las cuestiones que ocasionan más engaño y confusión es la de la
reencarnación. Incluso muchos de aquéllos que de buena gana aceptan la realidad
de los mundos suprasensibles pueden caer en error fácilmente si no aprecian las
complejidades y posibilidades de engaño. Según Steiner, no sólo el espíritu
humano individual está sometido a la reencarnación en la Tierra, sino que
también lo está, en cierto modo, los cuerpos etéricos, astrales (es decir los
organismos anímicos), e incluso "copias" del Ego individual. Todos estos no son
necesariamente únicos e individualizados; podrían ser compartidos por muchos
seres humanos individuales encarnados. [Ver las conferencias en inglés
publicadas como "El Principio de Economía Espiritual"]. - es posible que alguien
con clarividencia insuficientemente desarrollada pudiera percibir
incorrectamente estos otros géneros de reaparición de entidades suprasensibles,
tomándolos por la verdadera reencarnación de individualidades humanas. Para ver
cómo y por qué, necesitamos un poco de comprensión de las fases de conocimiento
superior llamadas metafóricamente "visión, audición, y tacto espiritual".
Steiner llama estas fases (en sus especiales y estrictos significados)
"Imaginación", "Inspiración", e "Intuición". - "Tener conocimiento de un ser
sensible significa estar fuera de él y juzgarlo según la impresión externa.
Tener conocimiento de un ser espiritual a través de la intuición significa
hacerse uno completamente con él, haberse unido con su naturaleza interna. Paso
a paso el estudiante de lo espiritual asciende a tal conocimiento.
La Imaginación le conduce a experimentar las percepciones, no ya como atributos
exteriores de los seres, sino reconociendo en ellas emanaciones de algo
anímico-espiritual; la Inspiración le hace penetrar más profundamente en el
interior de ellos; por ella, llega a comprender lo que estos seres son el uno
para el otro; por la Intuición, penetra en los seres mismos". [La Ciencia
Oculta, pág. 310] - Y más adelante: "Lo que después de la muerte se desprende
del cuerpo físico, pasa en lo sucesivo por diversos estados; los primeros, los
que siguen inmediatamente a la muerte, podrían describirse, hasta cierto punto,
mediante el conocimiento imaginativo; pero lo que ocurre más tarde, sería
totalmente incomprensible para la Imaginación, si no viniera a secundarla la
Inspiración: sólo ella puede investigar la vida del hombre en el "país de los
espíritus" tras la etapa ya mencionada de su purificación.
si alguien pretendiera adquirir un conocimiento del hombre sólo por medio
de la Imaginación e Inspiración, se sustraería a su observación precisamente
por los procesos inherentes a lo más profundo de su ser, es decir, los que
se desenvuelven de encarnación en encarnación. Esto implica que sólo el
conocimiento intuitivo permite la investigación objetiva de las vidas terrenales
repetidas, y del karma" [La Ciencia Oculta, pp. 310-1].
En general, aquéllos de nosotros que no han alcanzado la "cognición intuitiva"
deben emplear gran cautela formándose juicios sobre nuestras propias identidades
individuales particulares en los casos de reencarnación. Podríamos ser engañados
por una percepción incompleta de la reaparición de partes no individualizadas
de la entidad humana. Juzgar éstos como seres "reencarnados" podrían ser
parcialmente verdad, en el sentido de que algunas "energías" humanas
suprasensibles están reapareciendo de hecho en el mundo físico, pero tales juicios
podrían estar seriamente desencaminados si se leen acrílicamente los profundos
significados acerca del destino de un individuo a través de las encarnaciones
terrenales repetidas.
Podríamos poner primero el pie en el Sendero del Conocimiento como escépticos,
pero si somos verdaderos y coherentes escépticos, debemos admitir que no podemos
exigir conocer la imposibilidad del conocimiento superior. Esto debe hacernos
imparciales y abrir la disposición a esa posibilidad. Con esta actitud, y con
una "Voluntad Real", podemos asimilar entonces los conceptos del conocimiento
superior (sin "fe ciega"), y su verdad pondrá de manifiesto el reconocimiento
incipiente en nuestras almas, porque la verdad ya está en nuestras almas.
Podríamos encontrar que este "conocimiento" es mucho más vivo y paradójico que
como lo concebimos en nuestro escepticismo. Dice Steiner: "Cuando miras la
realidad no llegas a conceptos que pueden ajustarse dentro de métodos, una cosa
siempre es al mismo tiempo y de una cierta manera otra cosa". [Ideas para una
Nueva Europa]. Incluso nuestro escepticismo puede llevar a la verdad, si nos
imbuimos con un deseo sincero en favor de la realidad. Steiner de nuevo: "Y
nuestra alta meta es esta: que podemos conocer más, exactamente cuánto todavía
necesitamos conocer. Entonces nos impregnaremos cada vez más con la verdad del
viejo dicho Socrático: 'Lo más que un hombre aprende, lo más que él conoce, qué
poco conoce.' Pero esta convicción sólo es buena cuando no es una confesión de
resignación pasiva y acomodaticia, sino que testifica el esfuerzo vivo y la
voluntad hacia un conocimiento permanentemente creciente.
El resultado correcto es ser inspirado cada vez más para esforzarse más allá:
para considerar cada nueva cosa aprendida como un paso hacia la adquisición
de fases todavía superiores". [De Jesús a Cristo]. Podemos, además, trabajar
sobre nosotros mismos, a través del entrenamiento apropiado, para empezar a
desarrollar nuestra propia percepción superior.
Conclusiones :
Recapitulemos un poco la historia, desde un punto de vista panorámico
ligeramente diferente, utilizando las intuiciones de Steiner en la interacción
de individuo y karma mundial:
El Espíritu del Tiempo gobernante, desde 1879 DC, es actualmente el Arcángel
Solar Micael (el "Semblante de Cristo"). Su gobierno anterior abarcó el tiempo
de Aristóteles y Alejandro. Micael es el administrador de la Inteligencia
Cósmica, y promotor del cosmopolitanismo. Las ideas para Platón habían estado
viviendo en los seres espirituales, accesibles a la visión superior. Su alumno
Aristóteles puso esta sabiduría pictórica en pensamientos conceptuales,
conveniente para la edad de la clarividencia perdida; Alejandro llevó esta
cultura del Pensamiento Griego a lo ancho del mundo, ambos al servicio de
Micael. Pero este pensamiento griego antiguo no era experimentado como viniendo
de dentro del ser humano; era más bien experimentado como viniendo del exterior,
como una percepción, una Pan-Inteligencia cósmica. Después, este Aristotelismo
se llevó sobre Jundi Sabur, y de allí a la cultura de Muslim de Arabia. Quizás
el defensor más inteligente y influyente de esta cultura árabe fue el Califa
Haroun al Rashid y sus seguidores, en el Siglo VIII DC. Esta cultura fue, como
se indicó anteriormente, inteligente en cierto modo, pero también anti evolutiva
ya que no apreció el Impulso Crístico y se contaminó con la influencia de
Sorat/Ahriman de Jundi Sabur. Alrededor de este tiempo la Inteligencia cósmica
empezó a "caer a la tierra", fuera del gobierno de Micael, en las "cabezas" de
los seres humanos; la Pan-Inteligencia se volvió individualizada, inteligencia
personal. Este proceso fue una preparación para lo que culminó después al
alborear la Época del Alma Consciente en el Siglo XV: los seres humanos
experimentaron sus pensamientos como saliendo de ellos, como una inteligencia
personal en libertad individual.
En 869 el funesto Octavo Concilio Ecuménico en Constantinopla declaró herética
la doctrina de la "tricotomía": es decir que el ser humano es cuerpo, alma y
espíritu y en consecuencia "fue proscrito el espíritu" en la Cristiandad
occidental, sumergiendo a la humanidad europea Occidental todavía más
profundamente en la experiencia material. Mientras este Concilio sucedía en
la Tierra, en el mundo anímico espiritual Haroun al Rashid,
y sus compañeros que habían muerto recientemente, contactaron con la
individualidad de Aristóteles y otros: Alejandro y los "Aristotélicos", junto
con los "Platónicos" y los Caballeros de la Tabla Redonda de Arturo. En esta
reunión Aristóteles y sus afines resolvieron traer a la Tierra una renovada y
cristianizada sabiduría conveniente para la época de la inteligencia
individualizada del Alma Consciente, pero al Rashid y su facción permanecieron
opuestos a esta cristianización.
Seguidamente, sobre la tierra, el impulso árabe fue llevado adelante por
filósofos como Avicenas y Averroes?, quiénes apoyaron
un Aristotelismo cuasi decadente y retrogrado que negó la individualidad
espiritual humana superviviente a la muerte. Los Platónicos descendieron a la
encarnación terrenal, a lo largo del Siglo XII, como maestros de la sabiduría
natural cristianizada de la Escuela de Chartes. (Esta sabiduría después inspiró
a Bruno Latini, y por consiguiente a su alumno Dante.) En el Siglo XIII los
Aristotélicos encarnaron en la Orden de los Dominicos, en la que, con la ayuda
de los Platónicos, entonces en el mundo espiritual, trajeron la doctrina de la
inteligencia individual humana y la inmortalidad, en el sutil pensamiento
conceptual de la Escolástica "Realista", en contra de los filósofos árabes. El
más grande de los Escolásticos fue el propio Aristóteles, encarnado como Tomas
de Aquino, el defensor de la realidad de la Pan-Inteligencia en la forma de
conceptos, los "universales" y de la realidad de la experiencia humana de la
inteligencia individual. Después del fin de la cultura Medieval y al principio
de la Época del Alma Consciente, el propio al Rashid encarnó como Francis Bacon,
fundador del cientifismo ahrimánico moderno. (Paradójicamente, Bacon fue
inspirado por un alto Iniciado, quién también inspiró a Shakespeare, Jacob
Boehme, y Jacob Balde. [Relaciones kármicas, Vol. II] De nuevo: la evolución no
es un simple conflicto mutuo entre "el bien" y "el mal", en cierto modo, una
"ciencia" empírica "hizo entrar" el desarrollo cultural.)
Ahriman quiere cambiar la ahora terrenal inteligencia humana, totalmente
individualizada y personal,para que degenere en mera destreza, manejada por los
instintos más bajos y divorciada de la realidad universal.
Pero mientras la ciencia Baconiana se estableció en la tierra, en el mundo anímico
espiritual los Platónicos y Aristotélicos eran convocados en una "escuela"
bajo la dirección de Micael.
Esta escuela preparó los impulsos que aparecieron más tarde en la Tierra como
renovación y vivificación de la cultura en la entrante Época de Micael.
(Entretanto, en los Siglos XV a XVIII, Ahriman había reunido una "escuela"
propia, con el propósito, entre otros, de preparar a sus acólitos humanos para
sus próximas encarnaciones, especialmente aquellos de nuestro tiempo. Esta
escuela era "subterránea" en el sentido que estaba bajo la superficie de la
tierra, y en el sentido que era "sub sensible", lo opuesto a lo suprasensible.)
Esta reunión celestial, alrededor de finales del XVIII y principios del XIX,
culminó en un poderoso Ritual, mientras en la Tierra el Movimiento Romántico
trajo vida a la cultura, antes del descenso profundo en el materialismo al final
del siglo XIX. (Goethe en una encarnación anterior había sido escultor, asociado
estrechamente a Platón.) Después de 1879 los Aristotélicos estaban encarnados
(conducidos, como Prokofieff y Lievegoed mantienen, por el propio
Aristóteles/Tomas como Rudolf Steiner) y traen a la Tierra el contenido de la
Escuela de Micael como Antroposofía ("ciencia espiritual"). (El propio Platón se
había encarnado hacia finales del siglo XIX como el erudito goetheano Karl
Julius Schroer, maestro de Rudolf Steiner en la Technische Hochschule de Viena.)
Brevemente antes de su muerte, Steiner profetizó que los Aristotélicos, junto
con los Platónicos, estarían de nuevo en la Tierra al frente de la batalla
contra Ahriman al final del siglo XX. ".. aquellos que se hallan con intensidad
plena dentro del Movimiento Antroposófico volverán al final del siglo, y otros
se unirán entonces con ellos, para evitar en el futuro, por estos medios, la
destrucción de la Tierra y de la civilización terrenal. Ésta es la misión del
Movimiento Antroposófico...". [Relaciones Kármicas, Vol. IV] -Las tropas están
pasando revista; los ejércitos están formando para la batalla: Las huestes de
Ahriman contra las huestes de Micael.
Nota: Este forcejeo es más complicado por el hecho de que, además de la próxima
encarnación física de Ahriman, una manifestación etérica de Ahriman, no física,
ocurrirá, con el objetivo de ocultar la aparición del Cristo Etérico. Este
objetivo está siendo fomentando por los "grupos de poder" ocultos supra
Masónicos, (o "hermandades") mencionadas anteriormente. Steiner dice: "Estas
hermandades de las que acabo de hablar, cuyo objetivo es desterrar las almas de
los hombres a la esfera materialista, también están preparando su objetivo para
asegurar que la venida de Cristo pase inadvertida en el siglo XX, que Su venida
como Ser etérico no sea notada por la humanidad. Este objetivo se está
desarrollando bajo la influencia de una idea muy definida, un impulso muy
definido de voluntad, para ganar la esfera de influencia que debe llegar a
nosotros a través de Cristo en los siglos vigésimo y posteriores, por otro ser,
para conquistar esa esfera para otro ser... Estas hermandades Occidentales
existen. Tratan de frustrar el impulso del Cristo y poner en su lugar otra
individualidad que nunca ha aparecido encarnada, un ser etérico de naturaleza
fuertemente ahrimánica". [Conferencia de 18 Nov., 1917; citado en "Kaspar
Hauser" de Tradowsky, pp. 198-9].
Prokofieff [en Los Orígenes Espirituales de Europa Oriental...], intenta
explicar las interrelaciones de Sorat, Lucifer, y Ahriman de esta manera: La
manifestación ahrimánica etérica será la de un ser todavía más poderoso que
"Ahriman" quien encarnará físicamente, "emisario" etérico del Demonio Solar,
Sorat. Este "emisario" fue el ser que inspiró el impulso demoníaco de Jundi
Shapur, y puede "incorporarse temporalmente" en el encarnado "Ahriman" en "los
momentos culminantes de la actividad terrenal de éste último." (El propio Sorat
entrará directamente sólo en la evolución terrenal del futuro distante.) Además,
este "emisario" trabaja a través de los espíritus luciféricos para inspirar el
Jesuitismo, a través de los espíritus ahrimánicos para inspirar las
"hermandades" Occidentales, y directamente para inspirar el Bolchevismo [y
quizás el Nazismo]. Prokofieff [en El Ciclo del Año...], intenta explicar el
presente incremento de fenómenos que rodean" a los "OVNI’s" como procedentes de
estas "hermandades" Occidentales qué buscan "... hacer aparecer un reino
espectral que será formado, de acuerdo con las intenciones de este Ser [etérico,
'emisario' ahrimánico], inmediatamente bajo la superficie de la Tierra en la
región de sus elementos sólidos y líquidos... Es decir, en esa esfera donde,
durante los siglos decimoquinto a decimoctavo, la escuela ahrimánica
sub-terrenal comenzó sus actividades... . y [la esfera] desde la que proceden
muchos de los llamados "fenómenos inexplicados" de nuestro tiempo,
equivocadamente atribuidos a influencias extra-terrestres". [pp. 299,410]. Como
se ha expresado anteriormente, éstos "hermanos" buscan endurecer sus cuerpos
etéricos para lograr una "inmortalidad ahrimánica" en el entorno de la Tierra, y
endurecerla, impidiéndola pasar a Nuevo Júpiter.
-Tradowsky, en su más reciente trabajo "Cristo y el Anticristo" explica una
visión similar, quizás algo diferente: ".. . tres fases [referente a Jundi
Shapur] son definidas: Sorat, la Bestia, como el impulsor; y el ser ahrimánico
como inspirador; un ser humano que, por así decirlo, propaga y actúa como el
representante en la Tierra de sus doctrinas. Aunque se dan indicaciones del
co-funcionamiento entre Sorat y los seres ahrimánicos que tienen varias
características en común". [pp. 21-2] Tradowsky parece ver el ritmo de 666 años
como perteneciendo más esencialmente a Sorat que a Ahriman. Aquí hay un
fragmento del mismo libro, citando la conferencia de Steiner a los sacerdotes de
la Comunidad de Cristianos en septiembre de 1924: "Podemos decir, como el
escritor del Apocalipsis diría, que antes de que el Cristo Etérico pueda ser
entendido propiamente por las personas, la humanidad debe de haber atravesado el
encuentro con la Bestia que hará su aparición en 1933... Al final del siglo
[1998] llegaremos al tiempo en el que Sorat, de nuevo, eleve su rostro más
poderoso desde el desbordamiento circundante de la evolución. Él se opondrá a la
visión de Cristo que aparecerá en el mundo etérico a aquéllos que estén
preparados para recibirlo en la primera mitad del siglo XX..." (es sorprendente
que Steiner designó el año exacto del acceso de Hitler al poder político como el
tiempo de la intervención directa de la Bestia Sorat en los asuntos terrenales.)
Los comentarios de Tradowsky: "... la situación presente [referente a Sorat] es
más peligrosa [que en 1933], sólo por la razón de que las personas imaginan que
es menos peligrosa... En la actualidad, sin embargo, la situación es la
contraria [vs. 1933]. Uno se expone a una contracorriente interna que es muy
engañosa debido a que arrastra gradualmente al alma, inadvertidamente en pasos
diminutos, de tal manera que la verdad y la realidad del mundo espiritual llegan
a estar cada vez más envueltas en el olvido. Verdaderamente, es tan difícil
agarrar a semejante huidizo enemigo debido a que hace todo lo posible para
permanecer inadvertido". [Pág. 48-9] Tradowsky aparentemente ve la incursión
presente de Sorat como diferente de la inminente encarnación de Ahriman, aunque
las dos están estrechamente relacionadas. Para algunos, éste puede parecer un
punto sutil, dada la horrenda y tremendamente crítica naturaleza de la crisis.
Sin embargo, al final puede no ser una distinción superflua; podemos necesitar
toda la comprensión que podamos conseguir para enfrentar la crisis
correctamente. De nuevo, remito al lector a este excelente libro, así como a las
1924 conferencias de Steiner, ambos ahora disponibles en inglés.
Steiner resume la naturaleza de la lucha entre Micael y Ahriman por la
Inteligencia anteriormente-cósmica y ahora-terrenal: "... en Ahriman se halla
ante nosotros un Ser cósmico de la Inteligencia más alta imaginable, un Ser
cósmico que ya ha apresado completamente la Inteligencia en el individuo, el
elemento personal. En cada dirección concebible Ahriman está en el grado
inteligente más alto, super-inteligente. Él tiene a sus ordenes una Inteligencia
deslumbrante, procedente del ser humano completo, con la única excepción de la
parte que, en la frente, adopta forma humana."
"Para reproducir a Ahriman en Imaginaciones humanas debemos ponerle una frente
huidiza, una expresión frívolamente cínica, en él todo sale de las fuerzas más
bajas, y sin embargo de estas fuerzas más bajas los beneficios de la
Inteligencia más alta. Si alguna vez entramos en discusión con Ahriman, seremos
destrozados inevitablemente por la lógica concluyente, la magnífica certeza de
intención con que él manipula sus argumentos. La pregunta verdaderamente
decisiva para el mundo de los hombres, en opinión de Ahriman, es esta:
¿Prevalecerán el talento o la estupidez? Y Ahriman llama estupidez a todo lo que
no encierra Inteligencia, en la individualidad personal total. Cada ser
ahrimánico está súper dotado con Inteligencia personal de la manera que acabo de
describir; crítico... repudiando todas las cosas ilógicas; insolente y
despectivo en los pensamientos."
"Cuando tenemos a Ahriman ante nosotros de esta manera, entonces también
sentiremos el gran contraste entre Ahriman y Micael. Micael no tiene relación en
lo más mínimo con la calidad personal de la Inteligencia. Sólo en el hombre está
siempre presente la tentación de hacer su Inteligencia personal al modelo de
Ahriman. A decir verdad, Ahriman tiene un juicio muy despectivo de Micael. Él
piensa que Micael es simple y tonto-tonto, inútil decir, comparado con él.
Micael no desea apoderarse de la Inteligencia y hacerla suya. Micael sólo
quiere, y ha querido a través de miles de años, a través de eones, administrar
la Pan-Inteligencia. Y ahora que otra vez los hombres tienen la Inteligencia,
debe ser administrada de nuevo por Micael como algo perteneciente a toda la
humanidad -como la Inteligencia común y universal que beneficia a todos los
hombres por igual". [... y en otro párrafo] "Nosotros los seres humanos debemos
hacerlo de hecho correctamente... si nos decimos: la idea de que podemos tener
talento exclusivamente por nosotros es tonta. Si queremos demostrarle algo
lógicamente a otra persona, la primera cosa que debemos dar por sentado es que
los mismos poderes de la lógica benefician a él como a nosotros. Y para una
tercera persona es de nuevo la misma lógica. Si cualquiera tuviera una lógica
propia, sería absurdo para nosotros quererle demostrar algo por nuestra lógica".
[Relaciones Kármicas, Vol. III]
Y, Steiner hace este concepto de "Inteligencia" más concreto: "¿Que es la
Inteligencia? Estas generalizaciones abstractas no existen por supuesto en
realidad. "Inteligencia" significa las mutuas relaciones de comportamiento entre
las Jerarquías superiores. Lo que ellas hacen, cómo ellas se relacionan entre
sí, lo que ellas son entre sí -esto es la Inteligencia Cósmica. Por
consiguiente, como seres humanos, debemos considerar el Reino que está más
cercano a nosotros. Concretamente hablando, la Inteligencia Cósmica será para
nosotros primero la suma total de los Seres de la Jerarquía de los Angeloi.
Estamos hablando concretamente de que no podemos decir `tanta Inteligencia',
sino 'tantos Angeloi'. Ésta es la realidad". -Alrededor de ese año fatal de 869
DC hhubo una división en el mundo de los ángeles: los otros seis "Arcángeles
Planetarios", que hasta entonces habían sido conducidos por Micael, "se
rebelaron" contra el gobierno-Solar, llevándose con ellos otros ángeles. Puesto
que los ángeles son los mensajeros de las individualidades humanas reencarnadas,
esta división causó "desorden" en el karma humano; mucho del caos en la reciente
historia es el resultado de este cisma. Y esos seres humanos cuyos ángeles se
alejaron de Micael"... reciben su Inteligencia personal como una sustancia
terminada por supuesto. Esto significa que funciona automáticamente en ellos, a
través de su naturaleza corporal. Funciona de tal forma que piensan, piensan
diestramente, pero no estando total, profunda y humanamente involucrada en lo
que ellos piensan".
[Relaciones Kármicas, Vol. IV] -Estos ángeles ahora-terrenales pueden
"incorporarse" en los seres humanos, y los más diestros
niegan el espíritu, cuando la conciencia humana disminuye o se embota: un tipo
muy real de "posesión" ahrimánica: "El esfuerzo perpetuo de Ahriman es
apropiarse de la inteligencia de los seres humanos y no permitirles comprender
lo que pueden alcanzar a través de su propia inteligencia... Los hombres deben
esforzarse con el tiempo por guardar su inteligencia bajo su propio control
individual, manteniéndose permanentemente vigilantes sobre ella... Ahriman toma
plena ventaja en los momentos en que, en la vida diaria, un hombre entra en un
estado de vértigo o aturdimiento, en un tipo de conciencia crepuscular, cuando
no se siente total y firmemente anclado en el mundo físico y empieza a rendirse
al remolino del universo, cuando él no está firme y con plena estabilidad en sus
propios pies como una individualidad... La mejor manera de protegernos es
desarrollar un pensamiento claro y exacto, no simplemente examinando rápidamente
por encima las cosas en el pensamiento, como es costumbre general hoy día.
Debemos ir aun más lejos e intentar evitar coloquialismos y jergas actuales.
Usando las primeras palabras que nos vienen, no del pensamiento sino de los
hábitos conversacionales, no estamos ejerciendo el pensamiento –aunque sea sólo
durante un muy corto espacio de tiempo. Éstos son momentos particularmente
peligrosos porque estas consideraciones no se tienen en cuenta. ¡Realmente
debemos tener cuidado para evitar usar palabras detrás de las que no hay ninguna
reflexión adecuada". [El Movimiento Oculto en el siglo XIX pp. 170 y ss.] Lo
importante realmente es cómo usamos el lenguaje!
[Lo que está pasando ahora en la humanidad no es ni más ni menos que una
adicional encarnación de la lógica (el Logos, "la Palabra") que es la
Inteligencia Cósmica. La "Palabra" se "hace carne" en las individualidades de
los seres humanos sobre la Tierra. El Cristo (Logos/lógica) está morando en los
seres humanos individuales. Ahriman -el Espíritu de la Mentira- busca falsificar
esta inteligencia separándola del Cosmos y haciéndola a ella , y a la humanidad,
totalmente terrenal. Pero así como la lógica (el Logos)) es universalmente
verdad para todos los seres humanos, una lógica/inteligencia completamente
individual, subjetiva es falsa -una mentira, una irrealidad. Pensar de verdad,
como un ser individual con Inteligencia universal, es un hecho importante para
la Tierra en conjunto, para toda la humanidad. Es un acto en la batalla por el
futuro de la Tierra, en favor de Micael contra Ahriman, en favor del Cristo
Cósmico Que descendió para hacerse el Espíritu de la Tierra.]
De nuevo, Steiner dice que el tiempo decisivo es el fin del siglo XX. "O nos
hallaremos ante la tumba de la civilización o cambiaremos a una cultura
espiritualizada. Podemos encarar una caída progresiva en la Guerra de Todos
contra Todos." (Esta Guerra se conoce en ocultismo como la catástrofe que
terminará con el Periodo Post-Atlante, como el Diluvio acabó con el Periodo
Atlante.) Estamos ayudados, a través de la presente Segunda Resurrección de
Cristo -en la conciencia de los seres humanos- posterior a la Segunda
Crucifixión de Cristo por el materialismo en las almas de los muertos, desde el
siglo XIX en adelante. Ahora podemos pensar ángel-pensamientos , tener
Cristo-pensamientos y Cristo-sentimientos sobre la Tierra. Esta habilidad se
está preparando, pero no ha de ser confundida con la percepción del Cristo
Etérico. Esta clarividencia natural que se dificultó en 1933 puede llegar a ser
posible de nuevo desde 2000 DC, como un reflejo del Hecho de Abraham alrededor
de 2000 A.C. Él fue el primer ser humano en transformar la clarividencia antigua
en cerebro-pensante: el reflejo de este acontecimiento será el rescate del
pensamiento del cerebro y su transformación en clarividencia libre, consciente.
[La fecha de 2000 A.C. para Abraham deriva de Stegmann. Prokofieff la fija
alrededor de 2100 A.C..]. No habrá ninguna curación realmente social a menos que
los seres humanos acojan al Cristo en sus almas.
En apariencia, las influencias del Cristo podrían parecer tan débiles, y las
influencias ahrimánicas tan poderosas, que podríamos perder el ánimo. Pero lo
recobramos recordando que el más grande y más poderoso evento de nuestro tiempo
es la venida del Cristo Etérico. Es la fuerza inadvertida impulsora detrás de
los estragos visibles de los Adversarios. Una nueva clarividencia está viniendo
como una evolución natural; Ahriman busca desviarla al límite terrenal,
pseudo-pensamiento intelectual del cuerpo etérico endurecido, para que el Cristo
Etérico pase por la humanidad inadvertido y otro (Ahriman) sea sustituido en Su
lugar. Pero la sabiduría cósmica en la mente humana tiene poder: los seres
humanos penetrados por esta sabiduría -la ciencia espiritual- instila horror en
los espíritus ahrimánicos. Si nos encontramos al Cristo Etérico y al terrenal
Ahriman conscientemente, con espíritu-voluntad, ambos eventos servirán al bien
de la humanidad y del mundo.
La batalla contra Ahriman en Occidente requerirá fuerza interna mayor que en
otra parte (como ya se indicó, debido a que la "geografía espiritual" del
continente americano generalmente favorece los Dobles y los espíritus
ahrimánicos), por consiguiente el beneficio de la eventual victoria puede ser el
mayor de todos. Ahriman puede ser derrotado en América, así como el mago negro
mexicano fue derrotado hace casi 2000 años por el ser-Solar Vitzliputzli. Y
nosotros tenemos la profecía de Steiner de que, mientras el materialismo
americano presente es fuerte, joven y pueril; está destinado a crecer más, en
una cultura espiritualizada -durante la sexta época (Eslava). El poder de
Ahriman es grande, sobre todo en América, pero el de Cristo es mayor. Todavía el
Cristo y Sus huestes (con Micael en la vanguardia) respetan y esperan la
libertad humana; y con libertad llega la responsabilidad. Si los seres humanos
alcanzan conscientemente el poder del Cristo, la Tierra puede ser ganada para
el bien.
Publicado en mayo de 1997 de por Robert S. Mason

 

 

EL SIGNIFICADO OCULTO DE LA SANGRE :

El significado oculto de la sangre
Rudolf Steiner
" La sangre es un fluido muy especial"
Todos sabréis, indudablemente, que el epígrafe de esta obrita está tomado del
Fausto, de Goethe. En dicho poema se dice que Fausto, el representante del más
elevado esfuerzo humano, entra en un pacto con los poderes malignos,
representados, en dicha obra, por Mefisófeles, el emisario del Infierno. Fausto está a punto de firmar un contrato con Mefistófeles, quien le pide lo firme con su propia sangre. Fausto, al principio, lo mira con curiosidad; pero sin embargo, Melistófeles emitió la siguiente sentencia que Goethe deseaba se considera con toda seriedad: "La sangre es un fluido muy especial".
Ahora bien, con referencia a este pasaje del Fausto de Goethe, nos encontramos con un rasgo curioso en los llamados comentadores de Goethe. Por supuesto, la literatura referente a la versión que de la Leyenda del Fausto hace Goethe es enorme. Es una literatura de tan estupendas dimensiones que se necesitarían bibliotecas enteras para almacenar tanto libro, y naturalmente, no nos es posible detenernos en los varios comentarios hechos por esos intérpretes de Goethe sobre ese pasaje particular.
Ninguna de las interpretaciones sugeridas arroja mayor luz, sobre la citada sentencia, que la explicación dada por uno de sus últimos comentadores, el profesor Minor. Él, como los demás, habla de la misma como si se tratara de una observación irónica de Mefistófeles, y refiriéndose al asunto hace la siguiente indicación, realmente curiosa, a la que es necesario prestar la mayor atención, porque es de sorprenderse el oír las extrañas conclusiones a que son capaces de arribar los comentadores de Goethe.
El profesor Minor hace notar que "el Mal es un enemigo de la "sangre" y añade que, como la sangre es la que sostiene y preserva la vida, el Mal, que es el enemigo de la raza humana, debe ser, por consiguiente, el enemigo de la sangre". Entonces -con toda exactitud- llama la atención sobre el hecho de que aun en las más antiguas versiones de la leyenda del Fausto -como sucede con toda las leyenda en general- la sangre siempre juega el mismo papel.
En una antigua obra sobre la materia se relata circunstancialmente que Fausto se
hizo una pequeña incisión en la mano izquierda con un cortaplumas, y que al tomar la pluma para firmar el contrato la sangre que brotaba de la herida formó las siguientes palabras: "¡Oh, hombre!, escápate". Todo esto es bastante auténtico; pero ahora viene la observación de que el Mal es un enemigo de la sangre y de que, por esta razón, Mefistófeles exigió que la firma se escribiera con sangre. Sería de preguntar cómo es que alguien desea una cosa por la que tiene tanta antipatía. La única explicación razonable que puede darse, no solamente sobre el significado de este pasaje de Goethe, sino también con referencia a todas las demás leyendas que trata del asunto, es que, para el diablo, la sangre era algo muy especial y que no era, en manera alguna, cuestión de indiferencia para él que el contrato se firmara con tinta ordinaria o con sangre.
Puede suponerse que el representante de los poderes del Mal cree -o, mejor dicho,
está convencido- de que tendrá a Fausto más sujeto o su poder si puede obtener,
aunque más no sea, que una gota de su sangre. Esto es evidente, y nadie puede dar
otra explicación al asunto. Fausto debe escribir su nombre con su propia sangre, no porque el diablo sea enemigo de ella, sino, más bien porque desea obtener poder
sobre la misma.
Ahora bien, en ese pasaje se oculta una observación digna de tenerse encuentra: que el que obtiene poder sobre la sangre de un hombre obtiene poder sobre el hombre mismo y que la sangre es un "fluido muy especial", porque es por ella que debe ganarse la batalla, por así decirlo, la lucha que se realiza en el hombre entre el bien y el mal.
Todas esas cosas que nos han legado las leyendas y los mitos de las diversas
naciones, y que se refieren a la humana vida, sufrirán un día una transformación
peculiar; referente a la plena concepción e interpretación de la humana naturaleza.
Ha pasado ya el tiempo en el que las leyendas, fábulas y mitos se miraban como
expresiones de la infancia de los pueblos. Ciertamente hemos ya pasado la época de
semi-ignorancia, cuando se decía irónicamente que las leyendas eran la expresión
poética del alma nacional.
Cualquiera que haya observado alguna vez el alma de un pueblo habrá visto que no se trata de ficciones imaginarias o cosa análoga, sino de algo mucho más profundo, y que es un hecho que las leyendas y tradiciones de los diversos pueblos son expresiones de poderes maravillosos y de extraordinarios acontecimientos.
Si, desde el nuevo punto de vista de la investigación espiritual, meditamos sobre las
antiguas leyendas y mitos, dejando que esas hermosas y potentes imágenes que nos
han transmitido los tiempos primoevales obren sobre nuestras mentes,
encontraremos, si nos hemos capacitado para nuestra obra con los métodos de la
ciencia oculta, que esas leyendas y mitos son expresiones de la más antigua y
profunda sabiduría.
Es muy cierto que al principio nos sentiremos inclinados a preguntar cómo es que, en un estado primitivo de desenvolvimiento y con ideas aún infantes, pudo el hombre representarse los enigmas del universo por medio de esas leyendas o cuentos de hadas, y cómo es que, cuando meditamos sobre ellos, vemos en esos relatos lo que las investigaciones ocultas actuales nos están revelando con mayor claridad.
Esto suele excitar la sorpresa al principio. Pero, sin embargo, el que penetra mas y
mas profundamente en los métodos por cuyo intermedio se crearon esas fábulas y
leyendas verá que su sorpresa se desvanece y que toda duda se disipa; ciertamente,
comprobará en esos mitos, no solo lo que se llama una visión sencilla y candorosa de las cosas, sino también la portentosa y profundísima expresión de la verdadera y primordial concepción del mundo.
Y mucho más puede aprenderse examinando completamente los fundamentos de esas leyendas y de esos mitos que absorbiéndose en la ciencia intelectual y experimental de nuestros días. Pero, para obrar en esa forma, el estudiante debe familiarizarse, por supuesto, con los métodos de investigación que pertenecen al dominio de la ciencia espiritual. Todo cuanto está contenido en esas leyendas y doctrinas antiguas sobre la sangre tiene la mayor importancia, desde que en aquellos remotos tiempos existía una sabiduría que permitía al hombre comprender el verdadero y amplísimo significado de la sangre, que es un "fluido muy especial" y que también es la vida que anima a todos los seres humanos.
No podemos, ahora, entrar en discusión respecto a la fuente de donde brotó esta
sabiduría de la antigüedad, si bien daremos sobre ello algunas indicaciones al final de esta obrita. Lo que ocupará nuestra atención será la sangre en sí misma, su
importancia respecto al hombre y la parte que desempeña en el progreso de la
humana civilización.
No examinaremos el asunto ni desde el punto de vista fisiológico ni desde el
meramente científico, sino que lo consideraremos desde el punto de vista de la
concepción espiritual del universo. Nos pondremos en más estrecho contacto con
nuestro tema si desde luego comprendemos el profundo significado de una antigua
máxima, la que está íntimamente relacionada con la civilización del antiguo Egipto, donde floreciera la excelsa sabiduría de Hermes. Es un axioma que forma la frase fundamental de toda ciencia, y que se conoce bajo el nombre de axioma hermético: "Como arriba es abajo".
Sabréis que hay muchas caprichosas interpretaciones de esta sentencia; sin embargo, la explicación que nos ocupará es la siguiente:
Para la ciencia espiritual es muy claro que el mundo al que el hombre tiene acceso
primario por medio de sus cinco sentidos no representa el mundo entero, y no es más que la expresión de un mundo más profundo oculto tras él, esto es, el mundo
espiritual. Ahora bien; este mundo espiritual se denomina -de acuerdo con el axioma hermético- el mundo superior, el mundo de "arriba" y el mundo de los sentidos que se despliega en torno nuestro, la existencia que conocemos por intermedio de nuestros sentidos y la que estudiamos mediante nuestra inteligencia, es el mundo inferior, el mundo de "abajo", la expresión de aquel mundo superior y espiritual. De esta suerte, el ocultista que contempla el mundo de los sentidos no ve en él nada final, sino más bien una especie de fisonomía, que reconoce como expresión de un mundo anímico y espiritual, de la misma manera que cuando miramos el aspecto externo de un hombre no nos detenemos en la forma del rostro o de sus gestos dedicando toda nuestra atención a ellos, sino que pasamos por encima de esos detalles para llegar al elemento espiritual que en ello se expresa.
Lo que todos hacemos instintivamente cuando nos encontramos frente a cualquier ser que posea un alma es lo que el ocultista o el espiritualista científico hacen respecto al mundo entero; y como "arriba es abajo", cuando este axioma se refiere al hombre se explica así: "Todo impulso que anima a su alma está expresado en su rostro". Un continente grosero y chocante es la expresión de un alma grosera, una sonrisa nos habla de una alegría interna; una lágrima, de un alma dolorida.
Apliquemos aquí el axioma hermético a la pregunta: "Qué es lo que, en verdad,
constituye la sabiduría? La ciencia espiritual ha sostenido siempre que la sabiduría
humana tiene algo que ver con la experiencia, y especialmente con las experiencias
penosas. Todo aquel que se debate en los brazos del dolor manifiesta en ese
sufrimiento una falta de armonía interna. Y todo aquel que se sobrepone al
sufrimiento y al dolor lleva en sí sus frutos y siempre afirmará que, mediante esos
sufrimientos, ha adquirido cierta sabiduría. "Las alegrías y los placeres de la vida,
todo cuanto la vida pueda ofrecerme en satisfacciones, todas esas cosas las recibiré
agradecido; pero, sin embargo, mas me disgustará olvidar mis dolores y sufrimientos pasados que verme privado de esos agradables dones de la vida, porque a mis dolores y sufrimientos es a quienes debo mi sabiduría."
Y de esta manera es como la ciencia oculta ha reconocido que la sabiduría es lo que
podría llamarse "sufrimiento cristalizado, dolor que ha sido conquistado y que, por consiguiente, se ha transmutado en su opuesto".
Es muy interesante remarcar que las investigaciones modernas más materialistas
han llegado por último exactamente a la misma conclusión. Recientemente se ha
publicado el libro sobre The Mimicry of Thought (la mímica del pensamiento), que
vale la pena leerse. No es obra de un teósofo, sino de un estudiante de la naturaleza
humana. El autor trata de demostrar como la vida interna del hombre; sus maneras de pensar, etc., se imprimen o expresan en su fisonomía. Este estudiante de la humana naturaleza llama la atención sobre el hecho de que siempre hay algo en la expresión del rostro de los pensadores, que es muy sugestivo y que uno podría
describir como "dolor absorbido".
Vemos, pues, que este principio está sostenido también hasta por los más
materialistas de nuestros días siendo la más brillante conformación del inmortal
axioma de la ciencia espiritual. Poco a poco penetraréis mas profundamente en él, y gradualmente encontraréis, punto por punto, que la sabiduría antigua reaparecerá en la ciencia de los tiempos modernos.
Las investigaciones ocultistas demuestran decisivamente que todas las cosas que nos rodean en este mundo -la base mineral, la cubierta vegetal y el mundo animal- deben ser considerados como la expresión fisonómica, o el "abajo" de un "arribo", o espíritu que se oculta tras ella. Desde el punto de vista oculto, las cosas que tenemos presentes en el mundo sensorial solo pueden comprenderse correctamente si nuestro conocimiento abarca también el "arriba" o arquetipo espiritual, los seres espirituales originales, de donde todas las cosas manifestadas proceden. Y por esta razón nos dedicaremos a aplicar nuestras mentes al estudio de lo que se oculta tras el fenómeno de la sangre, de aquello que toma por expresión fisonómico la sangre en el mundo sensible. Cuando comprendáis esta base espiritual de la sangre podréis realizar que el conocimiento de tales materias debe reaccionar completamente sobre el concepto mental de la vida.
En nuestros días nos asaltan cuestiones de la mayor importancia; preguntas
relacionadas con la educación no solamente de los niños, sino también de las
naciones. Y además nos encontramos ante problemas educacionales que la
humanidad tendrá que encarar en el futuro y que no pueden menos que ser
reconocidos por todos aquellos que saben del gran movimiento social actual y de las reclamaciones que por doquier se elevan, bien sea que estén incorporadas a la
cuestión femenina, al problema obrero o a la propaganda pacifista. Todas estas cosas preocupan intensamente a nuestras mentes ansiosas.
Pero todas esas cuestiones quedan iluminadas tan pronto como reconocemos la
naturaleza de la esencia espiritual que se oculta en la sangre. ¿Quién podría negar
que esta cuestión no esta estrechísimamente ligada a la raza, cosa que cada día se
hace más evidente? Y, sin embargo este problema de la raza es uno de los que no
podremos comprender hasta que comprendamos los misterios de la sangre y los
resultados producidos por la mezcla de las sangres de las diversas razas, cuya
importancia va en aumento conforme vamos librándonos de los antiguos métodos de investigación concernientes al asunto y conforme tratamos de aproximarnos a una comprensión más amplia y lúcida de la cuestión. Este problema es el de la
colonización, que empuja a las razas civilizadas a ponerse en contacto con los
salvajes, esto es: ¿Hasta qué punto son capaces de civilizarse los salvajes? ¿Cómo
puede un negro o cualquier otro salvaje convertirse en un civilizado? ¿Y de qué
manera se debe proceder con ellos? Vemos, pues, que tenemos que considerar no
solamente los sentimientos que emanan de una vaga moralidad, sino que también nos encontramos frente a grandes, serias y vitales problemas surgidos del mero hecho de la misma existencia.
Aquellos que no conocen las condiciones que gobiernan a los pueblos -bien sea que
estén en un grado superior o inferior de evolución, o que el uno o el otro sea o no una materia determinada por su sangre- no pueden, de ninguna manera, conocer un método apropiado para introducir la civilización en una raza extraña. Todos estos problemas surgen apenas se trata la cuestión de la sangre.
Lo que la sangre es en sí es presumible que todos lo sepáis, por las enseñanzas
corrientes de las ciencias naturales, y también sabréis que, en lo que toca al hombre y a los animales superiores, esta sangre es, prácticamente, el fluido vital.
El hombre interno se pone en contacto con lo externo por medio de la sangre, yen el decurso de ese proceso la sangre humana absorbe oxígeno, el que constituye el
verdadero aliento de vida. Mediante la absorción de este oxígeno la sangre sufre una renovación. La sangre que va en busca de ese oxígeno es una especie de veneno
para el organismo -un verdadero destructor y demoledor-, pero mediante la absorción de aquel esa sangre rojo azulada se transforma en un fluido rojo, dador de vida, por el proceso de la combustión. Esa sangre que pasa por todo el cuerpo, depositando por doquier sus partículas primitivas, tiene a su cargo la tarea de asimilar directamente los materiales del mundo externo y de aplicarlos, mediante el método más rápido posible, a la nutrición del cuerpo. Es necesario, para el hombre y los animales superiores, absorber primeramente esos materiales alimenticios en su sangre; entonces, una vez formada ésta, tiene que tomar el oxígeno del aire y construir y sustentar el cuerpo por su intermedio.
Alguien dotado de conocimiento anímico observó, no sin razón: "La sangre con su
circulación es semejante a un segundo ser y en relación con el hombre corporal, óseo, muscular y nervioso, actúa como una especie de mundo exterior". Porque es un hecho que todo ser humano está obteniendo continuamente su sustento de la sangre, y al mismo tiempo descarga en ella lo que ya no le sirve más. La sangre humana es, por consiguiente, un verdadero doble a quien se lleva constantemente consigo como inseparable compañero, y del que el hombre obtiene nueva fuerza dándole en cambio todo lo que ya no le sirve. Podríase llamar a la sangre, con toda propiedad, el "líquido vital del hombre", porque este fluido especial, constantemente cambiante, es seguramente tan importante para el hombre como la celulosa para los organismos inferiores.
El distinguido hombre de ciencia Ernst Hæckel, que ha penetrado profundamente en las cosas de la Naturaleza, en varios de sus populares libros ha llamado la atención sobre el hecho de que la sangre es, en realidad, el último factor que se origina en el organismo.
Si observamos el desenvolvimiento del embrión humano, encontraremos que los
rudimentos de los huesos y músculos se desarrollan antes de que aparezca la primera tendencia hacia la formación de la sangre.
La producción de la sangre, con toda su sutilísima organización de complicados vasos sanguíneos, aparece muy tarde en el desenvolvimiento del embrión, y de este
conocimiento natural se ha deducido correctamente que la producción de la sangre es lo último que se efectúa en la evolución del universo, y que otros poderes que en él están tienen que llegar hasta la cumbre de la sangre, por así decirlo, para que se
pueda realiza en ese punto evolutivo lo que deberá hacerse internamente en el ser
humano. Hasta que el embrión no haya repetido por sí mismo todos los estadios
primitivos del crecimiento humano, alcanzando así la conducción en la que estaba el mundo antes de la formación de la sangre, no puede realizar ese acto que corona la evolución: la transmutación y perfeccionamiento de todo lo hecho, convirtiéndolo en ese "fluido muy especial" que se llama sangre.
Si queremos conocer las misteriosas leyes del universo espiritual, que se oculta en la sangre, es necesario que nos familiaricemos un poco con algunos de los más
elementales conceptos de la Teosofía. Estos conceptos han sido ya emitidos en otras
obras, y veréis que estas ideas elementales de la Teosofía son el "arriba" y que este
"arriba" se expresa en las importantes leyes que gobiernan la sangre -así como el
resto de la vida y también tienen una fisonomía.
Los que ya conocen las leyes principales de la Teosofía espero que permitirán una
nueva repetición de ellas, en beneficio de los que estudian esto por vez primera. Y,
además, esta repetición servirá para hacer más y más claras estas leyes para los
primeros, al ver cómo se aplican en particular a casos nuevos y especiales. Por
supuesto, para aquellos que no saben nada de Teosofía, que no se han familiarizado aún con esas concepciones de la vida y del universo, lo que voy a decir en seguida les parecerá escasamente algo más que palabras encadenadas sin mayor contenido. Pero la falta no está siempre en que no haya ideas encerradas en las palabras por el hecho de que nada sugieran a una persona. En este caso podemos aplicar, con una ligera alteración, una observación del humorista Litchtemberg, que dijo: "Si una cabeza y un libro sufren una colisión, produciendo como resultado un sonido hueco, la culpa no la tiene necesariamente el libro".
Así suele suceder con nuestros contemporáneos cuando juzgan las verdades
teosóficas. Si estas verdades suenan en los oídos de muchos como meras palabras,
sin significado alguno, la culpa no es necesariamente de la Teosofía. Para aquello
que, sin embargo, han encontrado su camino en estas materias, comprenderán que
más allá y por encima de toda alusión a seres superiores, tales seres existen
realmente, aunque no se encuentren en el mundo de los sentidos.
El concepto teosófico del universo dice que el hombre, en lo que a nuestros sentidos
se revela en el mundo externo y en lo que a su forma concierne, no es sino una parte del ser humano completo, y que, en realidad, hay muchas otras partes tras del cuerpo físico. El hombre posee este cuerpo físico en común con los llamados minerales inanimados que nos rodean. Además de éste, sin embargo, el hombre posee el cuerpo etérico o vital. La palabra 'etérico' no se emplea aquí en el mismo sentido en que la aplica la ciencia material. Este cuerpo etérico o vital, según se le llama algunas veces, lejos de ser una ficción de la imaginación, es tan distintamente visible para los sentidos espiritual es del ocultista como los colores para el ojo físico. El clarividente puede ver perfectamente ese cuerpo etérico. Es el principio que provoca la vida en la materia inorgánica, el que arrancándola a la condición inanimada, la sumerge en el océano viviente. No se vaya a creer que este cuerpo es para el ocultista meramente algo que se añade a lo que carece de vida. Esto es precisamente lo que los científicos materialistas quieren hacer. Ellos son los que tratan de completar lo que ven con el microscopio inventando algo que llaman el principio vital.
Ahora bien, la investigación teosófica no adopta semejante punto de vista. Tiene un
principio fijo y no dice: "Aquí estoy yo como investigador, tal como soy. Todo cuanto exista en el mundo debe confirmarse con mi punto de vista actual. Lo que yo no puedo percibir no existe". Esta manera de argumentar es más o menos análoga a la que empleara un ciego diciendo que los colores son simplemente ensueños de la fantasía. El hombre que no sabe nada sobre un asunto no está en condiciones de juzgarlo, pero sí puede hacerlo aquel que, entre sus experiencias, cuenta con esa.
El hombre se encuentra en un estado de su evolución, y por esta razón dice la
Teosofía: "Si os quedáis como estáis no veréis el cuerpo etérico, y, por consiguiente, podréis hablar, en verdad, de los límites del conocimiento y del "ignorabimus"; pero si os desarrolláis y adquirís las necesarias facultades para el conocimiento de las cosas espirituales, no hablaréis más de las limitaciones del conocimiento, porque éstas solo existen mientras el hombre no desarrolla sus sentidos internos". Por esta razón, constituye al agnoticismo un peso tan abrumador en nuestra civilización, porque dice: "El hombre es así y así, y siendo así y así solo puede conocer ésto y aquello". Y a tal doctrina contestamos: "Aunque sea así y así hoy por hoy, tendrá que ver diferente mañana, y cuando sea diferente sabrá algo más que hoy no sabe".
De manera que la segunda parte del hombre es el cuerpo etérico, que posee en
común con el reino vegetal.
La tercera parte es lo que se llama cuerpo astral, nombre precioso y significativo,
que se explicará más tarde. Los teósofos que desean cambiarle el nombre no tienen
la menor idea de lo que esa denominación significa. Al cuerpo astral le está asignada la tarea, en el hombre y en el animal, de elevar la substancia vital hasta el plano de la sensación, de manera que, en la substancia vital, puedan moverse no solamente los fluidos, sino que también pueda expresarse en ella lo que se conocen como placer y dolor, alegría y tristeza. Y aquí tenéis, en seguida, la diferencia esencial entre la planta y el animal; pero existen algunos estados de transición entre ambos.
Una escuela naturalista muy reciente es de opinión que la sensación, en su sentido
literal, es también patrimonio de los vegetales; sin embargo, esto no es más que un
juego de palabras porque es obvio que ciertas plantas tienen una organización tan
posible que responden a determinadas cosas que se pongan en su contacto, pero ese
fenómeno no puede ser descripto como sensación. Para que pueda existir la
sensación tiene que formarse una imagen dentro del ser, como reflejo de lo que
produce la sensación. Y, por consiguiente si ciertos vegetales responden a estímulos
exteriores, eso no prueba que la planta conteste al estímulo por una sensación, esto
es, por la que experimenta internamente. Las experiencias internas tienen su asiento en el cuerpo astral. Vemos, pues, que lo que ha llegado al estado animal se compone de un cuerpo físico, de un cuerpo etérico o vital y de un cuerpo astral.
No obstante, el hombre está sobre el animal, pues posee algo distinto; y los
pensadores de todo tiempo saben en qué consiste esa superioridad. Ello se encuentra indicado en lo que Jean Paul dice en su autobiografía. Cuenta que podía recordar muy bien el día en el que se encontró por vez primera, siendo niño, en el patio de la granja de sus padres, y un pensamiento cruzó como un relámpago por su mente: "Él era un ego, un ser capaz de decirse íntimamente a sí mismo "yo" y cuenta que esto le hizo una profunda impresión".
Todas las llamadas ciencias externas del alma descuidan el punto más importante
que se encierra aquí. Por consiguiente, será necesario que, por unos instantes,
investiguemos y discutamos una argumentación muy sutil, pero que demuestra en qué punto se halla la cuestión.
En todos los idiomas humanos existe una pequeña palabra que difiere totalmente de todas las demás. Cualquiera puede poner nombre a las cosas que nos rodean; todos podemos llamar a una mesa, mesa, a una silla, silla. Pero hay una palabra, un nombre, que no se puede aplicar a nada, salvo a sí mismo, y esta es la palabra "yo".
Este "yo" tiene que surgir de lo más íntimo del alma misma; es el nombre que solo el alma puede aplicarse a sí misma. Cualquier otra persona es un "usted" para mí, y yo soy un "usted" para ella. Todas las religiones, han reconocido este "yo" como
expresión de ese principio anímico, por cuyo intermedio puede hablar el ser íntimo, la naturaleza divina. Aquí, pues, comienza aquello que nunca puede ser penetrado por los sentidos externos, lo que nunca puede ser nombrado desde el exterior de su real significado, pues debe surgir de lo más íntimo del ser. Aquí empieza el monólogo, el soliloquio del alma, por cuyo intermedio el yo divino hace conocer su presencia cuando el sendero está limpio y pronto para la venida del espíritu al alma humana.
En las religiones de las primitivas civilizaciones, entre los antiguos hebreos, por
ejemplo, este nombre se conocía como el indecible nombre de Dios, y cualquier otra
interpretación que la filología moderna pueda elegir será inexacta, porque se
encontrará que el nombre judío de Dios no tiene otro significado que el expresado, en nuestra palabra "yo".Un estremecimiento pasaba por los que se encontraban
congregados en el templo cuando los iniciados pronunciaban el "Nombre de Dios
Desconocido", cuando confusamente percibían lo que se entiende por esas palabras
que reverberaban en todo el templo: "Yo soy lo que soy". En estas palabras está
expresado el cuarto principio de la naturaleza humana, cuyo principio solo lo posee el hombre, de los seres que están sobre la tierra; y este yo, a su vez, encierra y desarrolla dentro de sí mismo los gérmenes de estados superiores de humanidad.
Solo nos es dable echar un vistazo sobre lo que, en el futuro, se desenvolverá por
medio de este cuarto principio.
Debemos indicar que el hombre se compone de un cuerpo físico, de un cuerpo etérico, de un cuerpo astral y de un ego, o ser interno real; y que, dentro de ese ser interno, están los rudimentos de tres estadios superiores de desenvolvimiento, lo que se originarán en la sangre. Esos tres estados son Manas, Buddhi y Atma.
Manas, el ser espiritual en contradistinción del ser corporal.
Buddhi, el Espíritu de Vida.
Atma, el espíritu real y verdadero del hombre, lejano ideal de la humanidad actual; el germen rudimentario, que está latente en él, alcanzará, en futuras edades, la perfección.
Siete colores hay en el arco iris, siete tonos en la escala, siete series de pesos
atómicos, siete grados en la escala del ser humano, y éstos, a su vez, se dividen en
cuatro grados inferiores y tres superiores.
Trataremos ahora de obtener una clara percepción de la manera cómo esa tríada
superior, espiritual, obtiene una expresión fisonómica en el cuaternario inferior; y de la forma en que se nos presenta en el mundo sensorial. Tenemos, en primer lugar, lo que se ha cristalizado en la forma del cuerpo físico humano, cuerpo que el hombre posee en común con todo lo que se llama naturaleza inanimada. Cuando hablamos teosóficamente del cuerpo físico, no queremos indicar lo que el ojo ve, sino más bien esa combinación de fuerzas que ha construido el cuerpo físico, esa fuerza viviente que existe tras la forma visible.
Observemos ahora un vegetal. Este ser posee un cuerpo etérico que eleva la
substancia física hasta la vida, esto es, que convierte la substancia en savia viviente.
¿Qué es lo que transforma las llamadas fuerzas inanimadas en savia viviente? Se le
llama cuerpo etérico, y este cuerpo hace precisamente el mismo trabajo en los
animales que en el hombre; hace que aquello que solo tiene existencia material
obtenga una configuración viviente, una forma que viva.
Este cuerpo etérico, a su vez, está compenetrado por un cuerpo astral. Y ¿qué es lo
que hace el cuerpo astral? Hace que la substancia que ya ha sido puesta en
movimiento experimente internamente la circulación de los fluidos que fluyen del
exterior, de tal manera que el movimiento externo se refleje en experiencias
internas.
Hemos, pues llegado al punto en el que podremos comprender al hombre en lo que
concierne al lugar que ocupa en el reino animal. Todas las substancias de que está
compuesto el hombre, tales como oxígeno, nitrógeno, hidrógeno, sulfuros, fósforo,
etcétera, se encuentran también en la naturaleza inanimada. Si eso que el cuerpo
etérico ha transformado en substancia viviente debe tener experiencias internas y
debe crear reflexiones internas de lo que tiene lugar externamente, entones el cuerpo etérico debe estar compenetrado por l oque se conoce como cuerpo astral, porque es el cuerpo astral el que genera la sensación. Pero en este estadio el cuerpo astral solo produce la sensación de una forma particular. El cuerpo etérico transmuta las substancias inorgánicas en fluidos vitales, y el cuerpo astral, a su vez, transforma las substancias vitales en substancias sencientes, pero -y es conveniente tomar nota de esto- ¿qué es lo que puede sentir un ser dotado de solo esos tres cuerpos? Se sentirá únicamente a sí mismo, su propio proceso vital: llevará una vida que está confinada en sí mismo.
Ahora bien; éste es un hecho interesantísimo y de inmensa importancia que no se
debe olvidar. Si consideramos a uno de los animales inferiores, ¿qué es lo que ha
realizado? Ha transformado la substancia inanimada en substancia viviente y la
substancia sensible solo puede encontrarse, en cualquier caso, donde existan por lo
menos los rudimentos de lo que, en un estado posterior, se presenta como sistema
nervioso desarrollado.
De esta suerte tenemos, pues, substancia inanimada, substancia viviente y
substancia compenetrada por nervios capaces de sensación. Si contemplamos un
cristal, tenemos que reconocer prima facie que es la expresión externa de ciertas
leyes naturales que rigen el reino inorgánico del mundo externo. Ningún cristal puede formarse sin el auxilio del alrededor ambiente natural. Ningún eslabón puede separarse de la cadena del Cosmos y colocarse aparte por sí mismo. Apenas se puede separar al hombre de su alrededor ambiente, pues si se le lleva a una altura de pocas millas sobre la tierra, muere indefectiblemente. Así como el hombre solo es concebible aquí, en el lugar en donde está, donde las fuerzas necesarias se combinan en él, así sucede también con el cristal y, por consiguiente, cualquiera que contemple un cristal correctamente, verá en él una imagen de la Naturaleza entera y de todo el Cosmos también. Lo que dijo Cuvier viene al caso exactamente: "Un anatómico competente podrá decir a qué animal perteneció un hueso, teniendo cada animal una clase particular de formaciones óseas".
De esta manera, todo el Cosmos vive en la forma de un cristal. E igualmente, todo el Cosmos se expresa en la substancia viviente de un ser individual. Los fluidos que
circulan a través de un ser son, al mismo tiempo, un pequeño mundo y la contraparte del gran mundo. Y cuando la substancia se ha hecho capaz de sensación, ¿qué es lo que hay en las sensaciones de los seres más elementales? Esas sensaciones son el reflejo de las leyes cósmicas, de manera que cada ser viviente percibe dentro de sí mismo, microcósmicamente todo el macrocosmos. La vida senciente de una criatura elemental es, pues, una imagen de la vida del universo, así como el cristal es una imagen de su forma. La conciencia de tales seres es, por supuesto, muy oscura.
Pero, no obstante, esa vaguedad de su consciencia está contrabalanceada por su
mayor alcance, porque esos seres elementales tienen todo el Cosmos en su obscura
conciencia. Ahora bien, en el hombre solamente existe una estructura más
complicada de los mismos, tres cuerpos que se encuentran en la mas sencilla de las
criaturas vivientes y sensibles.
Consideremos un hombre -sin tener en cuenta su sangre - como si estuviera formada por la sustancia del mundo físico que contuviera, como los vegetales, ciertos jugos que transformaran a aquella en sustancia viviente, en la que gradualmente se organizará un sistema nervioso.
El primer sistema nervioso es el llamado sistema simpático, y en el caso del hombre
se extiende a lo largo de toda la columna vertebral, a la que está ligado por pequeños filamentos laterales. Tiene también, a cada lado, series de nodos, de los que salen ramificaciones a todas partes, como a los pulmones, órganos digestivos, etc. Este sistema nervioso simpático produce, en primer término, la vida de sensación ya descripta. Pero; la conciencia del hombre no se extiende tan profundamente como para permitirle seguir los procesos cósmicos que se reflejan en esos nervios. Estos son un medio de expresión, y así como la vida humana está formada por el mundo cósmico que la rodea, así también este mundo cósmico se refleja nuevamente en el sistema nervioso simpático. Esos nervios viven una vida interna muy oscura, y si el hombre pudiera penetrar en su sistema simpático, manteniendo su sistema nervioso superior dormidos, vería, como en un estado de vida luminosa, la obra silenciosa de las poderosas leyes cósmicas.
En los tiempos pasados el hombre poseía una facultad clarividente que ahora ha sido sobrepasada, pero que se puede experimentar cuando, mediante procedimientos especiales, se suspende la actividad del sistema nervioso superior, liberando así la conciencia inferior o subliminal. En tales ocasiones el hombre vive en ese sistema nervioso que, en su forma particular, son un reflejo del mundo externo. Ciertos animales inferiores retienen todavía este estado de conciencia, y aunque oscuro e indistinto, es esencialmente mucho más amplio que la conciencia del hombre actual. Un mundo inmenso se refleja en la obscura vida interna, y no solo una pequeña sección como la que percibe el hombre contemporáneo. Pero en el caso del hombre ha tenido lugar algo más. Cuando la evolución ha avanzado tanto que se ha desarrollado el sistema nervioso simpático, de tal manera que todo el Cosmos se refleja en él, el ser evolucionante se abre nuevamente hacia afuera al llegar a ese punto; al sistema simpático se añade entonces la médula espinal. El sistema cerebroespinal evoluciona entonces los órganos que nos ponen en relación con el mundo externo.
El hombre, una vez llegado aquí, ya no actúa meramente como espejo para que en él se reflejan las leyes primordiales de la evolución cósmica, sino que establece una
relación entre la reflexión misma y el mundo externo. La unión del sistema simpático con el sistema cerebro-espinal expresa el cambio que ha tenido lugar primeramente en el cuerpo astral. El último ya no vive meramente la vida cósmica en un estado de conciencia oscuro, sino que le aduna su propia y especial existencia interna. El sistema simpático capacita a los seres para sentir lo que pasa fuera de ellos; el sistema cerebro-espinal permite percibir lo que ocurre dentro, y la forma mas elevada del sistema nervioso, como la que posee nuestra humanidad en general actualmente, toma del mas elevadamente desarrollado cuerpo astral materiales para la creación de imágenes o representaciones del mundo externo.
El hombre ha perdido el poder de percibir las primitivas obscuras imágenes del
mundo externo, pero, por otra arte, está ahora consciente de su vida interna, de un
nuevo mundo de imágenes, en las que, es cierto, solamente se refleja una pequeña
posición del mundo exterior, pero de una manera mas clara y mas perfecta que antes.
Y juntamente con esta transformación tiene lugar otro cambio en superiores estadios de desenvolvimiento. La transformación empieza así extendiéndose del cuerpo astral al cuerpo etérico. Así como el cuerpo etérico, en el proceso de su transformación, desarrolla al cuerpo astral, en la misma forma en que el sistema simpático se añade al sistema cerebro-espinal, así también aquel -después de recibir la circulación inferior de los fluidos- crece y se liberta del cuerpo etérico, transmutando esos fluidos inferiores y convirtiéndolos en lo que conocemos por sangre.
La sangre es, por consiguiente, la expresión del cuerpo etérico individualizado, así
como el sistema cerebro-espinal es la expresión del cuerpo astral individualizado. Y esta individualización es lo que produce el ego o "yo".
Habiendo, pues, considerado al hombre en su evolución, encontramos una cadena que se compone de cinco eslabones que afectan al cuerpo físico, al cuerpo etérico y al cuerpo astral, siendo dichos eslabones los siguientes:
1. Las fuerzas neutras, inorgánicas, físicas.
2. Los fluidos vitales, que también se encuentran en los vegetales.
3. El sistema nervioso inferior o simpático.
4. El cuerpo astral superior que se ha desarrollado del inferior y que encuentra su
expresión en el sistema cerebro-espinal.
5. El principio individualizador del cuerpo etérico.
Así como estos dos últimos principios han sido individualizados, así también el primer principio a través del cual entra la materia inanimada en el cuerpo humano, sirviendo para sustentarlo, también se individualiza, pero en nuestra humanidad actual encontramos solamente los primeros rudimentos de esta transformación.
Ya hemos visto como la sustancias externas e informes entran en el cuerpo humano y como el cuerpo etérico convierte esos materiales en formas vivientes; hemos visto
también que el cuerpo astral modela las imágenes del mundo externo y que estas
reflexiones del exterior se resuelven en experiencias internas y que esta vida interna se reproduce entonces en imágenes del mundo exterior.
Ahora bien; cuando esta metamorfosis se extiende al cuerpo etérico se forma la
sangre. Los vasos sanguíneos, así como el corazón, son la expresión del cuerpo
etérico transformado, y, en la misma forma, la médula espinal y el cerebro expresan al cuerpo astral transformado. Y de la misma manera como por medio del cerebro se experimenta internamente el mundo externo, así también, por medio de la sangre, este mundo interno se transforma en expresión externa del cuerpo del hombre. Es necesario hablar por medio de símiles con objeto de describir este complicado proceso que estamos considerando ahora.
La sangre absorbe las imágenes del mundo externo que el cerebro ha formado
internamente las transforma en fuerzas vivientes constructoras y con ellas sustenta
el cuerpo humano actual.
La sangre es, por consiguiente, el material que construye el cuerpo del hombre. Ante nosotros tenemos el proceso mediante el cual la sangre extrae de su alrededor
cósmico las mas elevadas sustancias que es posible obtener, o sea el oxígeno, el que
renueva la sangre y la provee de nueva vida. Y de esta manera la sangre se ve
obligada a abrirse al mundo externo.
Hemos, pues, seguido el sendero del mundo exterior al interior y viceversa del
mundo interno al externo. Dos cosas son posibles ahora. Vemos que la sangre se
origina cuando el hombre encara el mundo externo como ser independiente, cuando, aparte de las percepciones a las que el mundo externo ha dado lugar, él, a su vez, produce diferentes formas e imágenes por su propia cuenta, haciéndose así creador, creando la posibilidad de que el ego, al voluntad individual, venga a ser en su vida.
Un ser en quien este proceso no haya tenido lugar todavía no podrá decir yo. En la
sangre reside el principio para el desarrollo del ego. El yo solo puede expresarse
cuando el ser es capaz de formar, dentro de sí mismo, imágenes que ha obtenido del mundo externo. Un yo tiene que ser capaz de tomar al mundo externo en sí mismo y reproducirlo internamente.
Si el hombre solo estuviera dotado de un cerebro y no pudiera reproducir las
imágenes del mundo externo internamente y experimentarlas en sí, solo podría decir: "El mundo externo está en mí reflejado como en un espejo". Sin embargo, si puede construir una nueva forma para esta reflexión del mundo exterior, es un yo. Una criatura que solo posea un sistema nervioso simpático, solo refleja el mundo que la rodea, no percibe ese mundo exterior como ella misma, como su vida interna. El ser que posee un sistema cerebro-espinal percibe la reflexión como su propia vida interna Pero cuando el ser posee sangre, experimenta su vida interna como su propia forma. Mediante la sangre, ayudada por el oxigeno del mundo exterior, el cuerpo individual se forma de acuerdo con las imágenes de la vida interna. Esta formación se expresa como percepción del yo.
El ego se dirige en dos direcciones, y la sangre expresa esta facultad exteriormente.
La visión del ego está dirigida hacia adentro, su voluntad se dirige hacia afuera. Las fuerzas de la sangre se dirigen hacia adentro, forman al hombre interno y de nuevo vuelven hacia afuera, hacia el oxigeno del mundo exterior. Debido a esto el hombre se hunde en la inconsciencia cuando duerme; se sumerge en aquello que su
conciencia puede experimental en la sangre. Cuando, no obstante, abre nuevamente los ojos al mundo externo, su sangre añade a sus fuerzas constructoras las imágenes producidas por el cerebro y los sentidos.
De esta manera, la sangre permanece en el medio, por decirlo así, entre el mundo
interno de imágenes y el mundo externo de formas vivientes. Este fenómeno queda
aclarado cuando estudiamos dos fenómenos: la ascendencia -relación entre seres
conscientes- y la experiencia en el mundo de acontecimientos externos. La
ascendencia, o descendencia, nos coloca donde estamos, de acuerdo con la ley de las relaciones sanguíneas. Una persona nace de una raza, de una tribu, de una línea de antecesores, y lo que estos antecesores le han transmitido está expresado en su
sangre. En la sangre está almacenado, por así decirlo, todo l oque el pasado material ha edificado en le hombre; y en la sangre se están formando también todas las cosas que se preparan para el futuro.
Por lo tanto, cuando el hombre suprime temporalmente su consciencia superior,
cuando está sumido en hipnosis, o en un estado somnambúlico, o cuando es
atavísticamente clarividente, desciende a una conciencia inmensamente profunda, en la que se tiene el conocimiento ensoñativo de las grandes leyes cósmicas, pero, no obstante, las percibe mas claramente que en los mas vívidos ensueños del sueño
ordinario. En tales ocasiones, la actividad cerebral es nula, y durante los estados del mas profundo sonambulismo esta actividad queda también anulada en la medula espinal. El hombre experimenta las actividades de su sistema nervioso simpático; es decir, que en forma obscura y un tanto vaga siente la vida del Cosmos entero. En tales oportunidades la sangre ya no expresa las imágenes de la vida interna que se producen por medio del cerebro, sino que presenta las que el mundo externo ha formado en ella. Sin embargo, es necesario recordar que las fuerzas de sus antecesores han ayudado al hombre a ser lo que es.
Así como se hereda la forma de la nariz de los antecesores, también, se hereda la
forma de todo el cuerpo. En esos casos, en los que se suprime la conciencia de los
sentidos, se entren las imágenes del mundo externo; es decir, que sus ascendientes
están activos en su sangre; y, en esas ocasiones, se toma parte, confusa y
vagamente, en sus vidas remotas.
Todo cuando hay en el mundo está en estado de evolución, incluso a conciencia
humana. El hombre no siempre ha tenido la conciencia que ahora posee; cuando
retrocedemos hasta los tiempos de nuestros primitivos antecesores, nos encontramos con una conciencia de clase muy diferente. Actualmente el hombre, en su vida de vigilia, percibe las cosas externas por medio de sus sentidos y se forma idea sobre ellas. Estas ideas sobre el mundo externo obran en su sangre. Todo cuando lo ha impresionado, como resultado de la experiencia sensorial, es, por consiguiente, activo y vive en su sangre; su memoria está llena de esas experiencias de sus sentidos. Sin embargo, por otra parte, el hombre actual no tiene ya la conciencia de lo que posee en su vida interna corporal como herencia de sus antecesores. No sabe nada respecto a las formas de sus órganos internos; pero en los tiempos primitivos sucedía en otra forma. Entonces vivía en su sangre, no solamente lo que los sentidos habían recibido del mundo externo, sino también lo que está contenido en la forma corporal; y como esa forma corporal había sido heredada de sus antecesores, el hombre sentía la vida de éstos dentro de sí mismo.
Si meditamos sobre una forma superior de esta conciencia, notaremos como se
expresó esto también en una forma correspondiente de memoria. La persona que
experimenta solamente lo que percibe mediante sus sentidos, recuerda nada mas que los sucesos relacionados con esas experiencias sensoriales externas. Solo puede
recordar las cosas que haya experimentado así desde su infancia. Pero con el hombre prehistórico el caso era diferente. Este sentía lo que estaba dentro de él, y como esta experiencia interna era el resultado de la herencia, pasaba a través de las experiencias de sus antecesores, por medio de esa facultad intima. Y recordaba no solamente su propia infancia, sino también las experiencias de sus antecesores. Estas vidas de sus antecesores estaban, en realidad, siempre presentes en las imágenes que recibía su sangre, porque, por increíble, que parezca para los materialistas de nuestros días, hubo en un tiempo una forma de conciencia mediante la cual el hombre consideraba no sólo sus propias percepciones sensoriales como experiencias propias, sino también las experiencias de sus antecesores. Y en aquellos tiempos, cuan ellos decían: "He experimentado tal y tal cosa", aludían no solamente a lo que les había ocurrido a ellos en persona, sino también a las experiencias de sus antecesores, pues las recordaban perfectamente.
Esta consciencia primitiva era, en verdad, muy confusa y oscura, muy vaga si se la
compara con la conciencia de vigilia del hombre actual. Participaba mas de la
naturaleza de un sueño vivido, pero, por otra parte, abarcaba un estadio mucho
mayor que el de la conciencia actual. El hijo se sentía conectado al padre y al abuelo, sintiéndose como un solo yo, puesto que él sentía las experiencias de aquellos como si fueran las propias. Y como el hombre poseía esta conciencia y vivía no solamente en su propio mundo personal, sino también en la conciencia de las generaciones que lo precedieron y que estaba en él mismo, al nombrarse a sí mismo incluía en ese nombre a todos los que pertenecían a su línea ancestral. Padre, hijo, nieto, etc., se designaban por un solo nombre, común a todos ellos, que pasaba por todos ellos también en una palabra, una persona se sentía simplemente miembro de una línea de descendientes sin solución de continuidad. Y esta sensación era vivida y real.
Investigaremos ahora cómo se transformó esa forma de conciencia. Se produjo
mediante una causa muy conocida en la historia del ocultismo. Si retrocedemos hacia el pasado, encontraremos que hay un momento particular que permanece fuera de la historia de cada nación. Es el momento en el que un pueblo entra en una nueva fase de civilización, el momento en que deja de tener sus antiguas tradiciones, cuando cesa de poseer su antigua sabiduría, cuya sabiduría le fuera transmitida, a través de las sucesivas generaciones, por medio de la sangre. La nación posee, sin embargo, conciencia de ella y ésta se expresa en sus leyendas.
En los tiempos primitivos las tribus se mantenían alejadas unas de otras, y los
miembros individuales de la familia se casaban entre sí. Se ha demostrado que esto
ha sido así en todas las razas y con todos los pueblos; y el momento en el que se
rompió ese principio fue de la mayor importancia para la humanidad, cuando comenzó a introducirse sangre extraña y cuando las relaciones matrimoniales entre miembros de la misma familia fueron substituidas por casamientos con extranjeros, dando así lugar a la exogamia. La endogamia preserva a la sangre de la generación, permite que sea la misma sangre la que fluya en todos los miembros de la misma familia, durante generaciones enteras. La exogamia inocula nueva sangre en el hombre y este rompimiento del principio de la tribu, esta mezcla de sangre que, más o menos pronto, tiene lugar en todos los pueblos, significa el nacimiento del intelecto.
El punto importante es que, en los antiguos tiempos, había una vaga clarividencia de donde han brotado los mitos y las leyendas. Esta clarividencia podría existir entre las personas de la misma sangre, así como nuestra conciencia actual es le producto de la mezcla de sangres. El nacimiento del intelecto, de la razón, fue simultáneo con el advenimiento de la exogamia. Por sorprendente que ello pueda parecer, es, sin embargo, cierto. Es un hecho que se substanciará mas y mas por medio de la investigación externa. Y, en realidad, ya se han dado los primeros pasos en esta dirección.
Pero esta mezcla de sangre que se produce mediante la exogamia es también la
causa de la muerte de la clarividencia que se poseía en los primitivos días, para que la humanidad pudiera evolucionar y llegar a un grado superior de desenvolvimiento; y así como la persona que ha pasado por los estadios del desarrollo oculto recupera esta clarividencia y la transmuta en una nueva forma, así también nuestra clara conciencia de vigilia actual ha surgido de aquella confusa y vaga clarividencia que teníamos en la antigüedad.
Actualmente, todo cuando rodea al hombre está impreso en su sangre; y de ahí que el alrededor ambiente modele al hombre interno de acuerdo con el mundo externo. En el caso del hombre primitivo era aquel que estaba contenido dentro del cuerpo el que se expresaba más plenamente en la sangre. En esos primitivos tiempos se heredaba el recuerdo de las experiencias ancestrales y, junto con ellas, las buenas y las malas tendencias. En la sangre de los descendientes se encontraban las huellas de las tendencias de los antecesores. Ahora bien; cuando la sangre comenzó a mezclarse por medio de la exogamia, esa estrecha relación con los antecesores se fue cortando y el hombre comenzó a vivir una vida propia, personal. Comenzó a regular sus tendencias morales de acuerdo con lo que experimentaba en su propia vida personal.
De manera, pues, que en la sangre sin mezcla se expresa el poder de la vida
ancestral, y en la sangre mezclada el poder de la experiencia personal.
Los mitos y las leyendas nos hablan de estas cosas y dicen: "Lo que tiene poder
sobre tu sangre tiene poder sobre ti". Este poder tradicional cesó cuando no pudo
obrar más sobre la sangre, porque la última capacidad para responder a dicho poder se extinguió con la admisión de sangre extranjera. Esta afirmación es absolutamente exacta. Cualquiera que sea el poder que desee obtener dominio sobre el hombre debe obrar sobre él de tal manera que su acción se exprese en su sangre. Por consiguiente, si un poder maligno quisiera influenciar a un hombre tendría que empezar por influenciar su sangre. Este es el profundísimo significado espiritual de la vida del Fausto. Esta es la razón porque el representante del principio maligno dice: "Firma el pacto con tu sangre. Si obtengo tu nombre escrito con tu sangre, entonces te tengo a ti, por medio de aquello que domina a todo hombre; entonces te tendré ligado a mí por completo". Porque cualquiera que domine la sangre domina al hombre mismo o al ego del hombre.
Cuando dos agrupaciones de hombres se ponen en contacto, como sucede en la
colonización, entonces los que están familiarizados con las condiciones de la
evolución pueden predecir si una forma extraña de civilización podrá ser asimilada
por los otros. Tomemos, por ejemplo, un pueblo que sea el producto de su alrededor ambiente, en cuya sangre se haya asimilado este ambiente, y trátese de imprimir a ese pueblo una nueva forma de civilización. Esto sería imposible. Por esta razón ciertos pueblos aborígenes comienzan a decaer tan pronto como los colonizadores llegan a sus tierras.
Desde este punto de vista es de donde hay que considerar la cuestión, y la idea de
que se puedan forzar cambios sobre todos dejará de tener partidarios con el tiempo, porque es inútil pedir a la sangre mas de lo que ésta puede dar.
La ciencia moderna ha descubierto que si la sangre de un pequeño animal se mezcla con la de otro de especie diferente, la sangre del uno es fatal para el otro. Esto lo conocía el ocultismo desde hace edades enteras. Si se mezcla la sangre de un ser humano con la de los monos inferiores, el resultado es destructor para la especie, porque el primero está muy lejos de los segundos. Pero si se mezcla la sangre de un hombre con la de los monos superiores, no se produce la muerte. Y así como esta mezcla de sangres de diferentes especies animales produce la muerte cuando los tipos son muy remotos, así también las antigua clarividencia del hombre no desarrollado murió cuando su sangre se mezcló con la de otros que no pertenecían a la misma tribu.
Toda la vida intelectual de hoy en día es el producto de la mezcla de sangres, y el
tiempo no está muy lejos en el que el hombre comenzará a estudiar la influencia que aquella tuvo sobre la humana vida, y entonces se podrá retroceder paulatinamente por la historia de la humanidad, cuando las investigaciones partan de nuevo desde este punto de vista.
Hemos visto que la sangre mezclada con la sangre en el caso de especies animales
muy diferentes, mata; y que la sangre mezclada de especies animales análogas no
mata. El organismo físico del hombre sobrevive cuando la sangre extraña se pone en contacto con otra sangre, pero el poder clarividente perece bajo la influencia de esta mezcla o exogamia.
El hombre está constituido en tal forma que cuando la sangre se mezcla con otra que no le esté muy lejana en la escala evolutiva, nace el intelecto. Por este medio, la
clarividencia original que perteneció al hombre-animal inferior se destruyó, y una
nueva conciencia ocupó su lugar.
De esta suerte encontramos que, en un estadio superior del desenvolvimiento
humano, hay algo similar a lo que ocurre en un estado inferior del reino animal. En el último, la sangre extraña mata a la sangre extraña. En el reino humano la sangre extraña mata lo que está íntimamente ligado a la sangre de la tribu; la clarividencia vaga y confusa. Nuestra conciencia de vigilia, corriente, es, por consiguiente, el resultado de un proceso destructivo. En el decurso de la evolución, la vida mental producida por la endogamia ha quedado destruida, pero la exogamia ha dado nacimiento al intelecto, a la amplia y clara conciencia de vigilia actual.
Aquello que puede vivir en la sangre del hombre es lo que vive en su ego. Así como el cuerpo etérico es la expresión de los fluidos vitales y sus sistemas, y el cuerpo astral del sistema nervioso, así también la sangre es la expresión del yo o ego. El principio físico, el cuerpo etérico y el astral son el "arriba", el cuerpo físico, el sistema vital y el sistema nervioso son el "abajo". Esto tiene que recordarse cuidadosamente si hay que avanzar algo en la vida práctica. Por ejemplo, la individualidad de un pueblo puede ser destruida si, al colonizarlo, se exige de su sangre mas de lo que puede dar de sí, porque en la sangre es donde se expresa el ego. El hombre posee belleza y verdad solamente cuando su sangre las posee.
Mefistófeles obtiene posesión de la sangre de Fausto porque desea dominar a su
ego. De ahí que podamos decir que la sentencia que ha formado el tema de esta
obrita ha sido sacada de las mayores profundidades del conocimiento, porque en
verdad, "La sangre es un fluido muy especial".

 

 

LA 8VA ESFERA,ELOHIM Y AHRIMAN :

LA OCTAVA ESFERA LOS ELOHIM, LUCIFER, AHRIMAN
Y EL PRINCIPIO CRÍSTICO
Al comienzo de esta conferencia, Rudolf Steiner informa sobre
actividades antroposóficas (conferencias y representaciones de euritmia)
realizadas en Holanda, del 19 de Febrero hasta el 3 de Marzo de 1921; y
luego expone lo que sigue.
Lo que hoy deseo considerar, ha de ser un compendio de verdades que
desde distintos puntos de vista ya hemos expuesto, pero que siempre de nuevo
deben contemplarse, si con toda la profundidad del conocimiento
antroposófico queremos formarnos los impulsos para lo que en nuestro tiempo
el obrar humano exige.
Frecuentemente he hablado de las distintas corrientes que confluyen
para formar la totalidad del mundo en que el hombre se halla colocado y, al
respecto, conocemos los términos: lo luciférico, lo ahrimánico y lo que, en
cierto modo, constituye el estado de equilibrio de esas dos corrientes, y que se
caracteriza adecuadamente cuando hablamos de la corriente de Cristo. Al
misterio de estas tres corrientes, las de Lucifer, Ahrimán y Cristo, se ha dado
expresión, como ustedes saben, en la escultura central del Goetheanum.
Si consideramos al ser humano como formado por el conjunto de las
fuerzas del cosmos, podemos ver claramente que las referidas tres corrientes
ejercen sus influencias sobre él. Sabemos que en el ser humano es preciso
distinguir: primero, lo que principalmente se nos presenta como la
organización cefálica, en la que esencialmente se concentra el sistema
neurosensorio; segundo, el sistema rítmico que como parte más importante
abarca el ritmo respiratorio y la circulación sanguínea, es decir, todos los
procesos rítmicos; tercero, la parte de la naturaleza humana exterior que
consiste en el sistema metabólico, íntimamente relacionado con la función del
sistema de los miembros corporales. Pero también sabemos que este aspecto
ternario del ser humano puede considerarse en sentido anímico; pues la
organización neurosensoria, o cefálica, es esencialmente portadora de todo lo
que abarca la facultad de la representación, la vida pensante. La organización
rítmica es portadora de todo cuanto pertenece a la vida de los sentimientos; y
la organización metabólica es portadora de la vida volitiva.
Empero, hay que tener presente lo que sigue: la clara conciencia diurna,
la conciencia diurna plenamente iluminada, sólo la tenemos por el sistema
neurosensorio, por la vida representativa que se desarrolla a través del sistema
neurosensorio. El sistema rítmico, o bien, el torácico, es portador de la vida de
los sentimientos. En esta parte céntrica del alma se desarrollan los
sentimientos, con apoyo en el sistema rítmico. Esta vida de los sentimientos,
como muchas veces se ha caracterizado, no está impregnada de la clara
conciencia humana, como la tienen las representaciones. Considerando
objetivamente la vida anímica humana, hemos de decir: el grado de claridad
de la vida de los sentimientos no trasciende en intensidad la de los sueños;
éstos, si bien se desarrollan en imágenes, poseen el mismo grado de
conciencia o inconsciencia que los sentimientos, con la diferencia de que éstos
y aquéllos los experimentamos de distinta manera, ya que la vida de los
sentimientos no se desenvuelve en imágenes sino en la esencialidad de lo
anímico que no llega a tomar contornos firmes como las imágenes. Los
sueños, en cambio, se desarrollan en imágenes, a diferencia de los
sentimientos. Sin embargo, entre ambos no hay diferencia en cuanto a la
intensidad de conciencia. La vida volitiva, a su vez, la que corpóreamente se
apoya en el sistema del metabolismo y de los miembros corporales, se halla
totalmente sumida en la inconsciencia, al igual que el hombre lo está durante
el sueño, desde el dormirse hasta el despertarse. Con respecto a la vida
volitiva, el hombre en estado de vigilia es, en absoluto, un ser durmiente.
Ejerciendo la voluntad, el hombre en realidad no percibe otra cosa que el
resultado de su acción volitiva; y de este resultado se forma la representación,
al igual que él se representa lo demás. En cambio, la fuerza activa de la
voluntad, la vida anímica interior del querer, transcurre en el estado del sueño
profundo, mientras que en los sentimientos se vive soñando.
Pero consideremos más exactamente esta vida volitiva, en su estado
durmiente, o bien, su apoyo corpóreo, la vida durmiente del metabolismo y los
miembros corporales. Pues hay que tomar en consideración, que con todo su
ser, el hombre está situado no solamente dentro del mundo circundante físico
natural, sino también en el mundo espiritual. No importa el grado de
conciencia con que el hombre, en cualquier momento, se nos presente, él
pertenece con todo su ser, al cosmos espiritual. Considerando entonces la
voluntad, podemos decir (véase el dibujo):
Si toda esta parte (blanco) es el cosmos espiritual (al que por ahora no
voy a caracterizar más detalladamente, pues de lo universal del "cosmos
espiritual" sólo puede considerarse en cada caso una parte), esta pequeña parte
(rojo) sería la que corresponde a nuestra vida volitiva, o bien la del
metabolismo y los miembros corpóreos. De modo que, si nos figuramos la
vida volitiva en su carácter anímico, con la vida corpórea del metabolismo y
los miembros del cuerpo, y si entonces preguntamos: ¿En qué sentido
pertenece esto al cosmos espiritual?, podemos tomar este dibujo como
expresión de la relación que existe con el cosmos espiritual; y se nos presenta
la pregunta: ¿Qué es esta parte blanca? Sabemos que lo marcado como rojo
representa – anímicamente - la vida volitiva del hombre, o bien –
corpóreamente - la vida del metabolismo con los miembros del cuerpo; pero
¿Qué es aquello a que dicha vida pertenece?. Voy a expresarlo de otro modo.
Cuando consideramos algún órgano del cuerpo humano, por ejemplo el
hígado, diremos; el hígado forma parte de todo el organismo y tiene
determinada importancia dentro de éste. De la misma manera, tratándose de
un organismo gigante como lo es el organismo del universo, podemos
considerar como un miembro de éste todo el sistema humano del metabolismo
con los miembros corporales, o bien, el sistema de la voluntad. Y surge la
pregunta: ¿Cuál es este gran organismo cósmico dentro de cuyo seno se halla
la vida volitiva del hombre, su vida metabólico-corporal?.
Resulta que aquello en cuyo seno se halla el ser humano en cuanto a su
tercer sistema, es la vida cósmica de las entidades espirituales que en la Biblia
se llaman Elohim.
Efectivamente, tal como nosotros vivimos en la Naturaleza
física, la que percibimos mediante los sentidos, así también con esta parte de
nuestro ser, cuya actividad en realidad experimentamos en estado durmiente,
participamos de la vida de los Elohim.
Hablaremos más detalladamente sobre estos hechos; por ahora me
limito a caracterizarlos. Consideremos la vida de los Elohim dentro de toda
evolución cósmica. Según lo expuesto en mi libro "La Ciencia Oculta, en
bosquejo" los Elohim son los Espíritus de la Forma (Potestades) a cuyo grado
ascendieron desde estados evolutivos anteriores. Remontándonos llegamos al
eslabón evolutivo anterior, el cósmico estado lunar, en que los Espíritus de la
Forma fueron Principados. Si nos remontamos al estado evolutivo Sol, ellos
fueron Arcángeles; en el estado evolutivo Saturno, Ángeles. Quiere decir que
a partir de entonces estos Espíritus ascendieron hasta llegar al grado de
Elohim, o bien, de los Espíritus de la Forma.
Si ahora consideramos nuestro propio desarrollo, hemos de decirnos:
nosotros también participamos de la evolución, y podemos preguntar;
¿Cuándo llegaremos a la altura en que dichos Espíritus se hallan ahora?.
Habremos alcanzado esta altura después de haber pasado por los estados
evolutivos de Júpiter, Venus y Vulcano y al haber llegado a lo que entonces
vendrá. Sumando lo expuesto en mi "Ciencia Oculta", resultan siete escalones
evolutivos sucesivos, los que también podrían llamarse esferas evolutivas; y
los Espíritus de la Forma, los Elohim, han entrado en la octava esfera
evolutiva.
He aquí lo que caracteriza la posición de los Elohim: al formarse la
Tierra, habían llegado a aquel grado que para nosotros los hombres, debe
caracterizarse como estado evolutivo de Vulcano. Entonces ascendieron a la
octava esfera. Se nos presenta pues, la pregunta cósmica: ¿Cómo hemos de
considerar la evolución del ser humano?. El hombre, tal como antes había
pertenecido a la evolución de los Elohim, estuvo destinado a permanecer
dentro de esta evolución perteneciendo a ella. Los Elohim cumplieron su
evolución a través de los estados de Saturno, Sol, Luna, hasta el escalón que
acabo de describir, y durante esta evolución, como ella es descripta en mi
"Ciencia Oculta", siempre tuvieron en su seno al ser humano. Todo lo descrito
en dicho libro estuvo en el seno de los Elohim. Esta descripción está hecha de
un modo parecido a cómo, por ejemplo, podrían describirse los estados
evolutivos del hígado en el seno del hombre. Así también se entiende que toda
la evolución del hombre, tal como ha sido descripta, se llevó a cabo en el seno
de los Elohim.
Estado Evolutivo
Saturno 1 5
Sol 2 6
Luna 3 7
Tierra (hombre) 4 8 (Elohim)
Júpiter 5
Venus 6
Vulcano 7
(hombre) 8
Al formarse la Tierra, surgió la pregunta; ¿Seguirá el hombre como
miembro dependiente, dentro del magno organismo que ahora ascendió a su
octava esfera, el magno organismo cósmico de los Elohim, o alcanzará la
libertad haciéndose independiente?. Esta pregunta: ¿Alcanzará el hombre la
independencia?. Encontró su respuesta por un hecho cósmico bien definido.
Hemos visto que con respecto a nuestro sistema volitivo, en sentido anímico, y
nuestro sistema del metabolismo y los miembros, en sentido corpóreo, somos
parte de los Elohim y, como ya se ha dicho, dormimos. A este respecto, no nos
apartamos, pero sí nos apartamos con respecto a nuestro sistema cefálico.
¿Debido a qué ocurrió este apartarse?. Sucedió por el hecho de que
determinadas entidades espirituales, las que, si hubieran progresado
normalmente también habríanse convertido en Elohim; pero al no alcanzar el
grado de Elohim, quedaron retrasadas en el nivel de los Principados, o bien, de
los Arcángeles. Se trata pues, de entidades quienes, de haber progresado
normalmente, también serían Elohim, pero quedaron retrasadas.
Considerándolas en sentido oculto, estas entidades pertenecen a la misma
esfera a que también pertenecen los Ángeles y los Arcángeles; sin embargo,
no son de la misma naturaleza que los Ángeles y los Arcángeles, o los
Principados, sino que, en realidad, son de la característica de los Elohim, los
Espíritus de la Forma, pero de desarrollo retrasado. Por esta razón fueron a
situarse entre las huestes de los Ángeles y los Arcángeles, y su actuar se pone
de manifiesto dentro de esta misma esfera. Debido a ello, su actividad debió
limitarse a influir, no sobre la totalidad del ser humano, ni sobre aquello que
sólo sobre la Tierra ha sido adquirido por el hombre, o sea el sistema
metabólico-corporal, sino que ejercen su influencia sobre el sistema cefálico
del hombre. De modo que ahora decimos: con respecto al sistema cefálico del
hombre - como antipolo del sistema volitivo, o metabólico, véase dibujo, parte
rosada- no actúa el magno organismo cósmico de los Elohim, sino que sobre
este sistema cefálico ejercen su influencia los Elohim retrasados (ver dibujo,
amarillo). Es la misma esfera en que también actúan los Ángeles, Arcángeles
y Principados. Aquellas entidades, los Elohim retrasados, son los adversarios
de los otros Elohim; éstos desligaron al hombre de sí mismos, pero no
hubiesen podido darle libertad, puesto que su influencia va sobre la totalidad
del ser humano.
En cambio, la influencia de los Espíritus de la Forma
retrasados se limita a la cabeza, y con ello le dieron al hombre el intelecto, la
facultad de la razón. Esencialmente, ellos son los espíritus luciféricos y, como
resulta de lo expuesto, los que, en un nivel inferior, dan al hombre fuerza de
voluntad: los Elohim dan la voluntad a todo el hombre, aquéllos seres, sólo a
la cabeza. Sin esta influencia, la cabeza humana estaría llena de
representaciones, carentes de voluntad. Las representaciones no adquieren
intelectualidad sino cuando, compenetradas de voluntad, se convierten en
fuerza de discernimiento. Esto se debe a los referidos seres espirituales.
Lo expuesto nos enseña, desde cierto punto de vista, que para
contemplar los contrastes cósmicos, no corresponde servirse de conceptos
pedantescos. En cuanto a los espíritus luciféricos, no se justifica mirarlos con
desprecio, "por encima del hombro"; por el contrario, hay que tener presente
que se trata de espíritus de jerarquía muy superior a la del hombre mismo.
Mirándolo bien, son adversarios, no del hombre sino de los Elohim, por el
hecho de que son entidades retrasadas, seres espirituales que se limitan a
influir sobre la cabeza humana. Es importante, considerarlo de esta manera.
Si ahora nos representamos lo que, en realidad, estos espíritus
alcanzarían si tuviesen libertad de influir sobre la evolución humana, hemos
de decirnos: pues bien, al comienzo de la evolución terrestre los Elohim
ascendieron a la dignidad que les es propia; aquellos otros quedaron retrasados
en niveles anteriores de la evolución, por lo cual son portadores de lo que
particularmente se impregna al ser humano como fuerzas del pasado, es decir,
de los estados evolutivos de Saturno, Sol y Luna; son portadores de lo que al
hombre debe darse como lo proveniente de la sublime evolución pasada, por
la que el hombre ha pasado en aquellas tres metamorfosis de la evolución.
Considerando que por el haber quedado retrasados, oponiéndose en
cierto sentido a lo que los Elohim se propusieron hacer en cuanto al desarrollo
del hombre sobre la Tierra, también podemos caracterizar a aquellas
entidades, en su relación con el hombre, diciéndonos: aquellos seres
espirituales que en cierto sentido son Espíritus de la Forma (Potestades), pero
aparecen en el 'mundo espiritual conjuntamente con las huestes de los
Ángeles, Arcángeles y Principados, impregnan al hombre todo cuanto trata de
impedir que él descienda a la plena existencia terrenal.
Ellos quisieran retener al hombre en una esfera superior al reino
mineral, y que el hombre quedase limitado a vivir dentro de las condiciones
del brotar y crecer vegetal, de las de la vida animal y del mundo del hombre
mismo, sin que él descendiese al mundo muerto mineral. Principalmente, estos
seres no tienen ninguna propensión a contribuir a que el hombre entre en
contacto con todo cuanto tiene que ver con la técnica; esto es algo que en
cierto modo les causa furor. Quisieran retener al hombre en una esfera
espiritual, sin que descendiese a lo terrenal. Precisamente por ello son
adversarios de los Elohim, quienes a su tiempo densificaron al hombre,
haciéndolo polvo, como lo dice la Biblia, tirándolo abajo en el reino animal. A
ello, por cierto, le debe el hombre su libertad. Pero a estos espíritus que
quieren que el hombre quede ajeno a lo terrenal, no les interesa la libertad que
el hombre debe alcanzar dentro de lo terrenal.
En cierto modo, los Elohim colocaron al hombre en el mundo terrestre
mineral; pero esto condujo a que otros espíritus también pudiesen intervenir.
Hay que considerar en qué consiste la diferencia entre los espíritus de los
cuales ya he hablado y estos otros a que ahora he de referirme. Aquéllos se
hallan en la esfera de los Ángeles, Arcángeles y Principados, los encontramos
entre las huestes de estos espíritus, y son ellos quienes confieren a la cabeza
humana agilidad, sensatez vivaz, fantasía, actividad artística, etc. Empero, por
el hecho de que el hombre ha sido empujado en el reino mineral y que los
Elohim le han dado independencia; pero no la plena independencia, ya que el
hombre vive en ella en forma durmiente en cuanto a la voluntad y el sistema
metabólico-corporal; debido a todo ello pueden intervenir otros espíritus, los
que, en cierto sentido, van metiéndose en la evolución.
Los espíritus mencionados en primer lugar tomaron parte en la evolución,
pero dentro de ella quedaron retrasados; no pudieron cumplirla, pero son
Elohim retrasados que en el cosmos estuvieron con los Elohim, sólo que
tratan de impedir que el hombre descienda enteramente a la Tierra.
Pero él ha descendido a la Tierra,gracias a lo realizado por los Elohim.
De afuera se introducen entonces otros espíritus.
Los encontramos si dirigimos la mirada oculta sobre las entidades
jerárquicas Querubines, Serafines, Tronos. Entre las que pertenecen a esta
categoría también hay algunas que quedaron retrasadas, las que no lograron
alcanzar el grado evolutivo de esta jerarquía, sino que sólo llegaron a ser
Espíritus de la Sabiduría (Dominaciones). Estas entidades espirituales se
manifiestan de tal modo que se puede decir: ellas quisieran principiar en la
Tierra una creación totalmente nueva; propiamente quisieran conservar la
característica del hombre terrenal. Tal como por acción de los Elohim el
hombre adquirió su forma corpórea dentro del reino mineral, aquellas
entidades quisieran tomarlo como un principio y, partiendo del mismo,
proseguir la evolución. Quisieran borrar toda la evolución del pasado, como si
dijesen: ¡bah! el pasado poco nos importa; el hombre descendió al reino
mineral, pues bien ¡arranquémosle de los Elohim, quienes no nos hacen falta,
y comencemos una nueva evolución, con el hombre del reino mineral como
eslabón inicial, a partir del cual prosiga desenvolviéndose!.
Estas entidades son los seres ahrimánicos, quienes intentan borrar todo
el pasado, dejando como único resultado lo alcanzado por el hombre sobre la
Tierra.
Lo expuesto nos hace ver que los Elohim están en medio. Ellos
quisieran enlazar el pasado con el futuro. Los espíritus a que anteriormente me
he referido quisieran que el hombre quede compenetrado de su sublime
pasado, mientras que los otros espíritus quisieran borrar todo el pasado, quitar
a los Elohim lo que es el hombre creado del polvo de la tierra, para hacer un
nuevo principio, una nueva evolución, partiendo de nuestra Tierra. Olvidarse
de ese "globo" del cosmos, con Saturno, Sol y Luna, todo debería quedar sin
importancia para el hombre. Con la Tierra, que sería un nuevo Saturno,
debería comenzar una nueva evolución; después vendría el Sol y lo demás.
Esto representa el ideal de estas otras entidades; ellas invaden lo inconsciente
del hombre, la vida volitiva, la vida del metabolismo y de los miembros
corporales. Son entidades espirituales de aquel género que trata de infundir al
hombre un interés particular por todo lo mineral-mecánico y técnico.
Quisieran destruir todo cuanto de la Luna antigua ha venido a la Tierra, que
desapareciese el reino animal, el mundo físico-humano, el reino vegetal y que
del reino mineral tan sólo quedasen las leyes físicas. Particularmente quisieran
que el ser humano fuese sacado de la Tierra y que se formase un nuevo
Saturno, un nuevo mundo enteramente formado de máquinas; y así debería -
según el ideal de ellas - seguir la evolución. Su ideal en el campo científico
exterior tiende a materializar y mecanizarlo todo.
En lo religioso se nota claramente el contraste de estas dos fuerzas. En
tiempos pasados -lo he expuesto en otras conferencias pronunciadas aquí
mismo - el hombre principalmente estuvo - expuesto a los espíritus que
ejercen su influencia sobre la cabeza. En la filosofía de Platón, al referirse a la
eternidad del alma humana, se hablaba singularmente de la existencia prenatal,
es decir de lo que, en cierto modo, el hombre recuerda de su existencia
anterior. Empero, cuanto más llegamos a la Edad Media, esto deja de imperar
hasta que, finalmente, la Iglesia prohibió creer en la existencia prenatal; y
ahora lo considera como una herejía. Por un lado tenemos, pues, la propensión
al conocimiento de la preexistencia; por el otro lado figura la Iglesia
ahrimanizada que sólo acepta la continuación de la vida del hombre más allá
de la muerte y meramente como resultado de su existencia terrenal.
Esto se da como una profesión de fe: lo que el hombre experimenta aquí
en su cuerpo físico, lo lleva consigo por el portal de la muerte y sobre ello su
alma, siempre de nuevo, echa la mirada retrospectiva. De modo que - en este
sentido - toda la vida después de la muerte meramente resulta ser la
continuación de lo que había entre el nacimiento y la muerte: exactamente en
concordancia con las intenciones de los espíritus ahrimánicos. Se trata,
justamente, de las importantes preguntas que se presentan a la humanidad en
nuestro tiempo: ¿Persistirá la humanidad en la creencia ahrimánica de que
sólo debería hablarse de una vida después de la muerte, o volverá a despertar
la conciencia de la preexistencia y, además, a enlazar la preexistencia con la
postexistencia; la conciencia de lo que, entre la una y la otra, se ofrece como
equilibrio?.
He aquí lo que la ciencia espiritual tendrá que buscar: el principio
crístico, el equilibrio entre lo luciférico y lo ahrimánico; la preexistencia, por
un lado y la postexistencia, por el otro. Las importantes preguntas del presente
exigen que la humanidad, después de haberse abandonado durante un tiempo a
la creencia ahrimánica, de que sólo existe la postexistencia, vuelva a agregar
la conciencia, el conocimiento de la preexistencia, con el fin de llegar a la
comprensión de la humanidad en su plenitud.

 

 

EL IMPULSO CRISTICO A LA HUMANIDAD :

CUESTIONES ANTROPOSOFICAS
El impulso crístico en la humanidad
Por Andrés Piñán
Son muchas las conferencias en las que Steiner, ya desde 1908 hasta poco antes de su muerte en 1925 trató el tema del critianismo, y en particular respecto a la figura de Jesús de Nazareth y del papel fundamental desempeñado por el Cristo en la evolución humana, tema muy extenso y complejo, y por tanto muy difícil de resumir. No obstante, pecando en exceso de simplificación , podemos sacar algunas conclusiones sobre su visión del tema, que pueden únicamente considerarse como introductorias al mismo.
 
 
Hemos de creer a Steiner cuando manifiesta que la investigación espiritual que realiza tiene su base en la "lectura" directa de la conocida como Crónica del Akasha, ese "texto" oculto en el que se encuentra "inscrito" todo lo que ha acontecido en la historia del universo, todo un mundo energético al que se accede liberándose del espacio y del tiempo, para así poder percibir lo que sucedió en el pasado en su "carácter eterno" como si estuviera ocurriendo en la actualidad. Steiner nos dice que es únicamente con posterioridad a su labor de investigación oculta cuando acude a cotejar la información obtenida con los textos correspondientes, en este caso con las Sagradas Escrituras, especialmente con los relatos de los cuatro evangelios sinópticos.
Según manifiesta el propio Steiner, la misión que le fue impuesta por los mundos espirituales fue la de mostrar a los hombres la manera de llegar al conocimiento espiritual de forma "consciente" , para que no se dejaran caer en el materialismo imperante. Para ello, como iniciado moderno, trató de transmitir sus propias investigaciones en el mundo espiritual para el desarrollo espiritual del ser humano.
 
El papel de las Religiones
Ya en 1908 Steiner consideraba que el papel de la Religión era el de conectar nuevamente al hombre con el mundo suprasensible, conexión que ya había existido en tiempos Atlantes, en los que los hombres "conocían" lo espiritual por percepción directa clarividente. Cuando esta percepción directa se fue progresivamente perdiendo, pérdida necesaria para el desarrollo de la capacidad intelectiva, la conexión con los mundos superiores tuvo que ser redescubierta por el hombre mismo. De esta forma surgen las religiones reveladas, facilitadas por iniciados que aún poseían el anterior conocimiento clarividente y que el resto de los hombres debían aceptar mediante la fe.
Cada una de las distintas religiones, incluida la cristiana, tuvo una función que cumplir en una determinada época histórica. En la actualidad todas se han institucionalizado, fundándose iglesias y estableciéndose formas de rendir culto. Según Steiner, en un futuro lejano el hombre volverá a adquirir el conocimiento clarividente y podrá percibir nuevamente a seres espirituales, pero ya de forma consciente, con lo que no tendrá necesidad de religiones establecidas. Todo el sentimiento religioso será directamente dirigido a los seres espirituales, sin intermediaciones, y el conocimiento habrá reemplazado a la fe.
Con respecto al cristianismo Steiner deja claro que permanecerá como misión fundamental de la humanidad, durante toda su evolución terrestre, no solo mantener, sino incrementar su relación con el Cristo, ser espiritual que permanecerá para siempre unido al hombre. Todo el tiempo que le queda al hombre de permanecer en la tierra lo tendrá que ocupar en transformarse a si mismo por medio del impulso crístico.
 
La libertad del hombre y las fuerzas opositoras al Plan Divino
En el punto central de la evolución terrestre, el hombre se encontraba en el nivel mas bajo de su descenso a la materia, a merced de las fuerzas opuestas a la Voluntad Divina "personificadas" en seres o espíritus malignos, en dos categorías claramente identificadas por Steiner, y conocidos como seres luciféricos y ahrimánicos. La libertad implica la posibilidad de desobedecer a la Voluntad Divina. Para hacer posible la "desobediencia" del hombre ( y por tanto para que alcanzara su libertad) se les dio a estos seres, altamente elevados, la posibilidad de rebelarse ( sacrificándose y renunciando temporalmente a su propia evolución) para que pudieran influir directamente sobre el hombre, en especial sobre su mundo de sentimientos y voluntad.
Lucifer (portador de luz) y las fuerzas que representa, es el señor de lo ilusorio, apela al orgullo y la ambición humana y quiere hacer retroceder al hombre a su infancia cósmica para que no alcance su meta de libertad, haciéndole creer que es igual a los dioses, conocedor del bien y del mal.
Ahrimán (y las fuerzas que dirige) es el ser que dice al hombre que sólo es un ser humano, sin nada divino, que sólo existe la materia, que como hombre puede conquistar el mundo y ponerlo a su servicio mediante el desarrollo científico y tecnológico, incitándole al amor por el poder y las posesiones. La labor de los espíritus ahrimánicos , dotados de una astucia y poder sobrehumanos, es la de introducirse profundamente en el cuerpo astral del hombre haciéndole olvidar su origen divino. Desean que el hombre quede definitivamente atrapado en la materia, con una tecnología poderosa pero carente de espíritu.
Durante el "punto medio" de su evolución terrenal el hombre completó su descenso de los mundos espirituales, encarnándose plenamente en la tierra. Antes de que las fuerzas opositoras al Plan Divino pudieran adueñarse completamente del alma humana, los mundos divinos dieron al hombre la oportunidad de alcanzar su libertad espiritual y así dirigir su propia evolución. Y esto sólo podía realizarlo el Cristo mismo, haciéndose hombre y muriendo como tal en la cruz, regresando posteriormente a los mundos espirituales tras su resurrección y ascensión, en un proceso misterioso que se conoce como el" Misterio del Gólgota ". El hombre necesitaba la ayuda divina que recibió del Cristo para poder combatir esas fuerzas poderosas.
 
¿Quién era realmente el Cristo?
Según explica Steiner, lo expuesto en los Evangelios es una mínima parte de lo que podríamos conocer acerca de ese ser espiritual tan elevado, que se involucró directamente y para siempre en la evolución del hombre y la tierra. La imagen de Jesús se ve reemplazada por la de un Dios que se hizo hombre para ejecutar una acción trascendente, y que continúa ejerciendo, no sólo para el hombre, sino para toda la tierra. En la visión cosmológica esotérica de Steiner se hace referencia a las distintas "incorporaciones" anteriores a la actual de la tierra (ver su "Ciencia Oculta") y que él denominó como antiguo Saturno, antiguo Sol y antigua Luna. Nos dice que en la etapa planetaria de antiguo Sol, el Cristo era el "ser planetario" del Sol, dotado de la mayor de las disposiciones de autosacrificio y devoción, dispuesto al cumplimiento de cualquier tarea que se le asignara, en contraposición a Lucifer, plenamente henchido de orgullo y que entonces era el "ser planetario" de Venus. En el periodo ya de incorporación de la tierra, Cristo era el más elevado de los espíritus solares y puso límites a la influencia luciférica en el cuerpo astral humano.
En un pasado muy remoto ya sabía el Cristo que le sería necesario entrar en un cuerpo humano para poder controlar la influencia de las fuerzas opositoras al Plan Divino, e impulsar al hombre mediante el desarrollo de su propio Yo. Ya los antiguos indúes clarividentes, conocidos como los sagrados Rishis, sabían de la existencia del ser del Cristo en el Sol, así como el profeta Zaratustra en la segunda etapa post-atlante, que lo conocía como Ahura Mazdao y que habitaba en el Sol. Desde su morada en la esfera espiritual del Sol, el Cristo ya se preparaba y acercaba gradualmente a la tierra.
Afirma Steiner que la misión del pueblo hebreo había sido la de preparar, durante 42 generaciones (de Abraham a Jesús) un ser humano capaz de recibir en sí la tremenda fuerza de ese ser divino que habría de venir: el espíritu del Cristo. Ese ser divino habitó en las tres envolturas corporales de ese ser humano altamente desarrollado, pleno de sabiduría y amor , conocido como Jesús de Nazareth, que vivió como el Yo del mismo durante tres años, desde su encarnación en el bautismo por Juan en el río Jordán y hasta su muerte en la cruz.
 
La muerte y resurrección del Cristo
Según cuenta Steiner, el Misterio del Gólgota (la muerte y resurrección del Cristo) fue una obra de los mundos divinos ejecutada en el escenario humano y que nunca podrá ser plenamente comprendida por los hombres. Tendríamos que poder comprender, por ej. que la tierra misma fue transformada, haciéndose resplandeciente a la visión espiritual en el mismo momento en el que la sangre de Cristo se derramó sobre ella. Desde entonces el Cristo ha estado actuando en los mundos espirituales y en la tierra misma, y puede ser aceptado dentro del propio ser interior del hombre, ya que está activo como su Yo superior, y el Yo superior de la humanidad es el Cristo mismo.
Para Steiner , el advenimiento del Cristo es el máximo acontecimiento posible que le ha ocurrido a la humanidad ya que con él se le abrió al ser humano la posibilidad de su evolución futura, como un ser moralmente libre capaz de cumplir su destino divino asumiendo la plena responsabilidad de sus actos. El Yo superior, o "ser en si mismo" del hombre como naturaleza divina se pudo encarnar "dentro" del mismo gracias a la encarnación, muerte y resurrección del ser más elevado que se interesa por el hombre, y al que se llamó el Cristo.
 
El impulso crístico
Hemos de entender que, mediante el impulso crístico, el ser humano recibió la posibilidad de "ascender" de nuevo a los mundos espirituales con su recién adquirida conciencia terrenal, pero añadiendo a ella la conciencia de los mundos espirituales. Es difícil de comprender la trascendencia y significado de la acción del Cristo para la evolución de la humanidad, como la obra de un ser elevado que se hizo hombre y se sacrificó muriendo como tal para después resucitar, uniéndose así al destino humano para toda la eternidad.
En el futuro, nos dice Steiner, la forma en que el hombre puede progresar espiritualmente es permitiendo que su ser se llene del Cristo, en un acto libre y consciente de reconocimiento y cooperación con ese ser divino que ya ha empezado a manifestarse en el mundo etéreo próximo al hombre, y que se conoce como el Segundo Advenimiento.
La acción crística tuvo lugar en el escenario humano para todos los hombres. Ser cristiano, entonces, significa aceptar a Cristo como nuestro ser más elevado, y vivir de acuerdo con ello, en un acto totalmente libre en el que no es necesario formar parte de ninguna iglesia cristiana organizada. El alma ha de aprender a ser libre, y esta libertad la ha hecho posible la acción crística. Cristo solamente puede actuar a través del Yo del hombre y ayudarle a combatir las fuerzas del mal asentadas en su mundo de deseos y emociones, para que reconozca y resista las múltiples tentaciones que se le presenten.
Con la resurrección del Cristo se le dio al hombre la posibilidad de lo que los dioses habían proyectado para él: convertirse en un ser verdaderamente libre. Desde entonces, como dice S.Pablo, el Cristo puede vivir en su interior, pero sin privarle de su libertad. Es tarea del hombre darse cuenta de este hecho y pedir su ayuda frente a las fuerzas del mal, que interfieren en dicha libertad.
 
¿Quién fue Jesús de Nazareth?
Existe un gran misterio en torno a la figura de Jesús de Nazareth. Los relatos de los Evangelios de Mateo y Lucas difieren grandemente en el relato del nacimiento e infancia de Jesús. Según Steiner, en realidad hubo dos niños Jesús, cada uno de ellos descrito por un evangelista, pero por supuesto, un solo Cristo.
El niño descrito en el evangelio de Mateo, descendiente de los reyes de Judea, en una encarnación anterior había sido el gran profeta de la antigua Persia conocido como Zaratustra. Había reencarnado muchas veces y era un ser humano altamente iniciado, y que por tanto poseía extraordinarios dones naturales, en especial dotado de una gran sabiduría.
El Jesús descrito en el evangelio de Lucas, descendiente de Natán, hijo de David, nos dice Steiner que nunca había encarnado con anterioridad como ser humano, sino que su alma y espíritu habían sido preservados en lo que él llama la "logia materna" de la humanidad; no tenía karma, y por tanto tampoco influencia alguna de las fuerzas luciféricas o arithmánicas. Era un ser puro, que hoy consideraríamos retrasado, sin la más mínima sabiduría terrenal pero plenamente henchido de amor, misteriosamente dotado en su cuerpo astral de las fuerzas de la compasión, que desde el mundo espiritual le había incorporado el espíritu del Buda.
La existencia de dos niños explica, entre otras cosas, el que el descrito por Lucas, cuando sus padres lo hallaron al tercer día de haberse perdido, estaba discutiendo con los doctores en el Templo y haciéndoles preguntas, considerando milagroso el cambio producido en un niño considerado retrasado. Según Steiner, lo que había sucedido es que se había efectuado un misterioso cambio de personalidad , por el cual el Yo del Jesús que anteriormente había sido Zaratustra, había abandonado las tres envolturas corporales en las que había vivido anteriormente, pasando a ocupar las del Jesús descendiente de Natán, lo que explica la repentina sabiduría del niño. La presencia de ese Yo lleno de sabiduría, con la incorporación de las envolturas plenas de amor puro del Jesús natánico, produjo un ser humano tan avanzado y lleno de amor-sabiduría que fue capaz , a los treinta años, de donar sus envolturas plenamente desarrolladas al Cristo en el acto del bautismo por Juan en el río Jordán, y con las que tendría que vivir durante tres años hasta que las abandonó en la crucifixión.
La misión del Cristo comienza pues, siguiendo a Steiner, con la posesión del cuerpo más perfecto que nunca había existido en la tierra. No obstante , dicho cuerpo fue consumido en tres años por las tremendas fuerzas que vivían en él, hasta que ya no pudo contener al Yo Cristo. Ya hemos visto que lo que el Cristo hizo después del Misterio del Gólgota, fue tomar sobre si mismo las consecuencias de los actos humanos, en cuanto estos afectan a la tierra y al universo, haciendo con ello posible la futura evolución de la tierra.
 
Las principales conferencias de Rudolf Steiner sobre el tema del cristianismo son:
Comentarios a los evangelios: al de San Juan en Kassel, 1909,( Ed. R.Steiner Madrid 1988), idem en Hamburgo,1908( ed.Kier 1981); al de S.Lucas en Basilea,1909( ed. Kier 1979); al de S.Mateo en Berlín, 1909 y Berna ,1910(ed.Kier 1980); al de San Marcos en Berlín y Basilea, 1910,1911,1912(ed.Kier 1980).
De Jesús a Cristo, Karlsrushe 1911 (Ed. Antroposófica, México 1976)
Cristo y el alma humana, Norrkoping 1914(Ed. Antroposófica, México 1983)_
Cristo y el mundo espiritual, Leipzig, 1913
Sobre el impulso crístico y el desarrollo de la conciencia del yo, Berlín 1909y 1910
La guía espiritual del hombre y la humanidad, Copenhague 1911
El quinto evangelio, Colonia 1913,(ed.Kier 1982).
 
Andrés Piñán
Ldo. en Filosofía

 

 

COMO ACTUA EL KARMA :

¿CÓMO OBRA EL KARMA? :
El sueño ha sido llamado muchas veces el hermano menor de la muerte.
Esta metáfora es más profunda de lo que parece a primera vista; es un símbolo
real de las sendas espirituales del hombre, porque nos da una idea de la
relación que existe entre las distintas encarnaciones del espíritu humano, por
las que pasa este espíritu. En el trabajo precedente "Reencarnación y Karma"
hemos mostrado que el pensamiento moderno de las ciencias naturales, bien
entendido conduce de por sí a la antiquísima enseñanza sobre la evolución del
eterno ser espiritual del hombre a través de muchas vidas. Este conocimiento
va necesariamente seguido de la pregunta: ¿Cómo se vinculan estas vidas unas
con otras?. ¿En qué sentido es la vida de un hombre efecto de encarnaciones
anteriores y cómo llega a ser causa de otras siguientes?. La comparación con
el sueño nos ofrece una imagen de esta relación entre causa y efecto. * . Me
levanto por la mañana. Mis actividades fueron interrumpidas por la noche, y
no las puedo reasumir en forma arbitraria si en mi vida ha de reinar orden y
coordinación. Mis quehaceres de ayer han creado las condiciones para lo que
tendré que hacer hoy. Debo continuar de acuerdo con los resultados de la
actividad de la jornada pasada. En el pleno sentido de la palabra se puede
decir: Mis actividades de ayer forman mi destino de hoy. Yo mismo he creado
las causas a las que tendré que agregar los efectos. Vuelvo a encontrar las
causas después de haberme apartado de ellas por un corto tiempo; forman
parte de mi ser a pesar de esta separación.
Aún en otro sentido son míos los efectos de mis vivencias de ayer,
puesto que me cambiaron en cierto modo. Supongamos que ayer emprendí
algo que no logré más que a medias. Reflexiono para hallar el por qué de mi
malogramiento. Si me toca hacer algo semejante en otra oportunidad, evitaré
cometer los errores que he reconocido. Quiere decir que he adquirido una
nueva facultad. Las vivencias de ayer son así las causas de mis facultades de
hoy. El pasado permanece unido conmigo; vive en mi presente y seguirá
viviendo en mi futuro. Debido a mi pasado he creado la situación en la que me
hallo hoy. Y el sentido de la vida exige que permanezca unido a esta
situación. Sería absurdo que yo me construyese una casa y no la ocupase,
siempre que no intervinieran circunstancias especiales que lo impidiesen.
No podría hablar de haberme despertado esta mañana, sino que tendría
que haber sido creado de la nada, si los efectos de mis acciones de ayer no
constituyesen mi destino de hoy. Y el espíritu humano tendría que nacer de la
nada, ser creado cada vez de nuevo, si los resultados de sus vidas anteriores
no permaneciesen unidos con las posteriores. Realmente, el hombre no puede
vivir en situación alguna que no haya sido causada por su vida anterior. Es tan
imposible como les es imposible vivir fuera de las cavernas de Kentucky a los
animales que perdieron la facultad de la vista al inmigrar en ellas. Con su
acción, la inmigración en las cavernas, han creado las condiciones de su vida
posterior. Una vez que un ser ha sido activo, ya no vive aislado; ha vertido su
propio ser en sus acciones. Y toda su posterior evolución quedará vinculada á
las consecuencias de sus acciones. Este vínculo de una entidad con los
resultados de sus acciones es la ley del karma que gobierna el mundo entero.
La actividad convertida en destino: esto es karma.
Y el sueño es tan buen símil de la muerte, porque durante el sueño, el
hombre se encuentra realmente retirado del escenario en que le espera su
destino. Mientras dormimos, continúan los acontecimientos de este escenario.
Por un tiempo no tenemos influencia sobre ellos. Sin embargo, al despertar
volvemos a encontrar los efectos de nuestras acciones y debemos partir de
ellos. Nuestra personalidad se incorpora todas las mañanas nuevamente a
nuestro mundo de actividad. Lo que estuvo separado de nosotros durante la
noche, nos envuelve, por decirlo así, como un manto durante el día.
Lo mismo sucede con las acciones de nuestras encarnaciones anteriores.
Sus resultados están integrados al mundo en que habíamos estado encarnados,
pero nos pertenecen a nosotros, como la vida en las cavernas pertenece a los
animales que perdieron la vista debido a su estadía en la oscuridad. Así como
estos animales no pueden vivir, si no es en el medio al que se adaptaron, así el
espíritu humano no puede vivir si no es en el medio creado por sus propias
acciones y que le corresponde como tal.
Cada mañana se renueva la presencia de lo anímico en nuestro cuerpo.
Los investigadores de las ciencias naturales admiten, que no pueden
comprender este hecho mientras se limiten al uso de las leyes obtenidas en el
mundo físico. Recordemos lo que Du Boys-Reymond dice en su disertación
"Límites del conocimiento de la Naturaleza": "Si las ciencias naturales
(DuBoys-Reymond dice "astronómicas") penetrasen en un cerebro, por una u
otra razón inconsciente — por ejemplo, cuando duerme sin soñar — entonces
ya no habría secretos en él, y con el conocimiento científico del resto del
cuerpo habríamos descifrado toda esta máquina humana con su respiración, su
circulación, su metabolismo, su calor y así sucesivamente hasta la naturaleza
misma de la materia y la energía. El hombre que duerme sin soñar ofrece tan
pocos secretos como el mundo anterior al desarrollo de la conciencia. Pero
como el mundo se tornó doblemente incomprensible con los primeros
vestigios de conciencia, así se torna incomprensible el hombre durmiente
apenas asome la primera imagen del ensueño".
Esto no puede ser de otra manera, pues lo que el investigador describe aquí
como hombre que duerme sin soñar, es aquello de la naturaleza humana que
solamente está sujeto a las leyes físicas, pero que en el momento en que
vuelve a mostrarse animado,obedece a las leyes de la vida anímica.
Durmiendo, el cuerpo humano obedece a las leyes físicas; pero tan pronto
despierta el hombre, se enciende la luz de su obrar racional en la existencia
física. Podemos decir con Du Boys-Reymond: Un cuerpo dormido se puede examinar
desde todos los ángulos: suser anímico no se encontrará en él; pero este ser
anímico reasume el curso de su actividad racional allí donde lo interrumpió
al dormirse. De manera que,visto bajo este aspecto, el hombre pertenece a
dos mundos. En uno de ellos vive con el cuerpo, y esta vida corpórea puede
abarcarse con las leyes físicas;
en el otro vive espiritual e intelectualmente y de esta vida nada puede
conocerse mediante leyes físicas. Si queremos estudiar la vida física, tenemos
que recurrir a las leyes físicas de las ciencias naturales; pero si queremos
comprender la vida intelectual y espiritual, debemos conocer las leyes del
obrar racional; por ejemplo, las de la lógica, del Derecho, de las ciencias
económicas, de la estética, etc.
El cuerpo durmiente que sólo obedece a las leyes físicas, nunca podrá
realizar algo conforme a las leyes de la razón. El espíritu humano, empero,
introduce estas leyes en el mundo físico. La medida de su aporte en este
sentido determinará cuánto habrá de reencontrar, luego de una interrupción, al
retomar el hilo de su actividad.
Detengámonos unos momentos más en la imagen del sueño. El hombre
debe vincular su actividad de hoy con la de ayer, si la vida ha de tener sentido.
No podría hacerlo, si no se sintiese relacionado con dicha actividad. Yo no
podría retomar mi actividad de ayer, si no hallara nada de ella en mí. Si
hubiese olvidado todo lo que experimenté ayer, sería una persona nueva y no
podría retomar hilo alguno. Es la memoria la que me permite retomar mi
actividad de ayer. Esta memoria me une con los efectos de mí obrar. Aquello
que pertenece propiamente a mi vida racional, la lógica, por ejemplo, es la
misma hoy y ayer; puede aplicarse también a las cosas que no vi ni ayer ni
nunca. Mi memoria une mi actividad lógica de hoy con la de ayer, y si
dependiese únicamente de la lógica, podríamos comenzar efectivamente, todas
las mañanas, una nueva vida; pero la memoria conserva lo que nos une con
nuestro destino.
Resulta pues que todas las mañanas me vuelvo a encontrar como una
entidad triple. Encuentro mi cuerpo que durante mi sueño estuvo sometido a
las leyes meramente físicas. Me encuentro a mí mismo, a mi espíritu humano,
que es el mismo hoy que ayer, y que posee el don del obrar racional como
ayer. Y, conservado en mi memoria, encuentro todo lo que el día de ayer, y lo
que todo mi pasado ha hecho de mí.
Con esto también tenemos una imagen de la entidad ternaria del
hombre. Cada vez que el hombre vuelve a encarnarse, se encuentra en un
organismo físico sometido a las leyes de la Naturaleza exterior. Y en cada
encarnación se manifiesta el mismo espíritu del hombre y es, como tal, el ser
eterno de las diferentes encarnaciones. Cuerpo y espíritu se hallan uno
enfrente de otro. Entre ellos debe existir un eslabón, como lo es la memoria
entre mis hechos de ayer y los de hoy. Este eslabón es el alma. Ella conserva
los efectos de mis acciones de vidas anteriores y hace que el espíritu aparezca
en una nueva encarnación, dotado de todo aquello que en vidas anteriores ha
podido adquirir. Así se relacionan entre sí cuerpo, alma y espíritu. El espíritu
es eterno; el nacimiento y la muerte imperan en la corporalidad según las
leyes del mundo físico; el alma vuelve a unir, siempre de nuevo, el espíritu
con el cuerpo, tejiendo el destino con el hilo de nuestras acciones.
Al comparar el alma con la memoria también podemos referirnos a la
literatura científica actual. El naturalista Ewald Hering publicó (en 1870) un
trabajo titulado: "La memoria como función general de la materia
organizada". ERNST HAECKEL, cuyas ideas coinciden con las de Hering,
dice en su trabajo sobre la formación de las partículas de la vida: "Sin la
hipótesis de una memoria inconsciente de la materia viviente no podrían
explicarse realmente las funciones más importantes de la vida. Las facultades
de la representación mental y la concepción de ideas, del pensar y la
conciencia, de la ejercitación y la habituación, de la nutrición y reproducción,
se fundan en la función de la memoria inconsciente, cuya acción es mucho
más importante que la de la memoria consciente. Con razón dice Hering, que
nosotros debemos a la memoria casi todo lo que somos y tenemos". Haeckel
trata luego de atribuir a esta memoria inconsciente todos los procesos de la
herencia en los seres vivientes. Que los seres se parecen a sus procreadores,
que las cualidades de estos últimos se transmiten por herencia a los primeros,
se atribuye a la memoria inconsciente de lo viviente que guarda el recuerdo
de las formas precedentes a través de la reproducción. Aquí no cabe analizar la
veracidad de esta teoría; lo importante para nuestro propósito es que el
investigador de la ciencia natural se vea obligado a presumir una esencia
parecida a la memoria, allí donde se trata de algo que trasciende el nacimiento
y la muerte, algo que perdura más allá de la muerte. Donde las leyes de la
naturaleza física son insuficientes, se vale naturalmente de una fuerza
suprasensible.
Téngase bien presente que al hablar de la memoria como lo hicimos
aquí, se trata tan sólo de una comparación, de una imagen simbólica. No ha de
creerse que por alma se entiende algo simplemente idéntico a la memoria
consciente. En la vida cotidiana tampoco interviene siempre la memoria
consciente, si nos servimos de las vivencias del pasado. Conservamos los
frutos de estas vivencias, aunque no las recordemos siempre conscientemente.
¿Quién se acordará de todas las peripecias que tuvo que pasar para aprender a
escribir?. Es más, ¿quién llegó a vivirlas conscientemente en todos los
detalles?. El hábito, por ejemplo, es una especie de memoria inconsciente.
Con esta comparación con la memoria no quisimos más que proyectar una luz
sobre el elemento anímico que se interpone entre el cuerpo y el espíritu y obra
como intermediario entre lo eterno y el elemento material en la vida entre el
nacimiento y la muerte.
El espíritu que se vuelve a encarnar encuentra pues su destino como
resultado de sus acciones; y por medio del alma, unida a él, se establece su
enlace con este destino. Ahora cabe preguntar: ¿Cómo es posible que el
espíritu encuentre los resultados de sus acciones, considerando que al ser
reencarnado seguramente estará colocado en un mundo totalmente distinto del
de su vida anterior?. Esta pregunta se basa en una idea de la concatenación del
destino que ante todo fija la mirada en lo superficial de la vida. Si yo me
traslado de Europa a América, también me encuentro en un mundo totalmente
nuevo. Mi vida en América, sin embargo, dependerá en gran medida de mi
vida anterior en Europa. Si he sido mecánico en Europa, tendré otro destino en
América que si fui empleado de Banco. En el primer caso probablemente
estaré rodeado de máquinas, en el segundo, de papeles bancarios. Siempre es
la vida anterior que determina el mundo que me rodea y que en cierto modo
atrae hacia mí las cosas que tienen afinidad con aquella vida. Lo mismo
sucede con mi alma-espíritu. Ella se rodea necesariamente de aquello que le es
afín según su vida anterior. Nadie podrá decir que esto contradice a la
comparación de sueño y muerte, si tiene presente que se trata solamente de
una comparación, aunque, por cierto, de una comparación muy acertada.
Que yo encuentre al despertarme por la mañana, la situación creada por
mí mismo el día anterior, se debe directamente al curso de los hechos. Que yo
encuentre al reencarnarme, un mundo circundante que corresponde al
resultado de mis acciones en la vida anterior, se debe a la afinidad de mi almaespíritu
con las cosas que la rodean en la nueva vida.
Lo que me introduce directamente a este mundo son las cualidades de
mi alma-espíritu al encarnarse, pero sólo poseo estas cualidades, porque las
acciones de mis vidas anteriores las han impreso en mi alma-espíritu. De
manera que aquellas acciones son las verdaderas causas de las condiciones
que encuentro al nacer. Y lo que hago hoy, será una de las causas de las
condiciones que me serán deparadas en una vida posterior. De hecho, el
hombre crea así su destino. Esto sólo parece incomprensible, mientras
consideremos cada vida como si fuese única y no un eslabón en la cadena de
vidas sucesivas.
Realmente puede decirse que al hombre en la vida no le ocurrirá nada
que no esté determinado por las condiciones por él mismo creadas. La
comprensión de la ley del destino — el karma — también nos enseña "por qué
frecuentemente el bueno tiene que sufrir, mientras que el malo puede ser
feliz". Esta aparente disonancia dentro de los límites de una sola vida
desaparece, si la mirada se amplía a muchas vidas. Naturalmente la ley del
karma no puede concebirse cual un juez cualquiera o como la justicia
temporal. Esto equivaldría a imaginar a Dios como un anciano de barba
blanca. Es así como piensan muchos, y principalmente los opositores a la idea
del Karma parten de tales conceptos erróneos. Combaten un concepto que
ellos adjudican a los partidarios de la idea del karma y no aquel que sustentan
los verdaderos conocedores del tema.
¿Qué relación tiene el hombre con el mundo físico circundante, cuando
desciende a una nueva encarnación?. Esta relación resulta, por un lado, de su
alejamiento del mundo físico durante el tiempo transcurrido entre las dos
encarnaciones; y, por el otro lado, de su evolución durante este mismo tiempo.
Se entiende desde ya, que en esta evolución no puede influir el mundo físico,
puesto que el alma-espíritu se halla fuera de él. Todo lo que sucede en el
alma, debe surgir de ella, o bien del mundo suprafísico. El mundo de los
hechos físicos con él que estaba ligada, ya no ejerce una influencia directa
sobre ella. Lo que de ese mundo le ha quedado, es sólo aquello que hemos
comparado con la memoria.
Este "resto de memoria" consta de dos partes, que
se evidencian si se considera lo que ha contribuido a su formación. El espíritu
ha vivido en el cuerpo y en consecuencia ha entrado en contacto con el mundo
físico circundante. Por medio del cuerpo, este contacto dio origen a instintos,
impulsos, pasiones que a su vez motivaron acciones en el mundo externo. El
hombre obra bajo la influencia de estos instintos, impulsos y pasiones debido
a su ser corporal. Y éstos tienen un doble significado. Por un lado imprimen su
sello en las acciones externas que realiza el hombre; y por el otro lado forman
su carácter personal. La acción que ejecuto es la consecuencia de mis deseos;
y yo, como personalidad, soy la expresión de estos deseos. La acción se
imprime en el mundo externo; los deseos permanecen en el alma del mismo
modo que la idea, en mi memoria. Y así como se intensifica la representación
conceptual en mi memoria con cada nueva impresión de la misma índole, así
también se intensifica el deseo con cada nueva acción que realizo bajo su
influencia. De manera que debido a mi existencia corporal vive en mi alma un
gran número de impulsos, deseos y pasiones.
Su totalidad es llamada "cuerpo de los deseos" (kama rupa). Este "cuerpo de
los deseos" está íntimamenterelacionado con la existencia física, puesto que
se origina bajo la influencia dela corporalidad física. Por lo tanto, no
puede continuar su desarrollo desde elmomento en que el espíritu deja de
estar encarnado. El espíritu debe liberarsedel "cuerpo de los deseos",
en tanto había quedado relacionado a través de él
con la vida física finalizada. A la vida física le sigue otra en la que tiene lugar
esta liberación. Se podría preguntar: ¿no es destruido el "cuerpo de los
deseos" con la muerte?. La respuesta es: no, pues en la medida en que en cada
instante de la vida física la satisfacción es excedida por el deseo, éste subsiste
al haber cesado la posibilidad de su satisfacción. Sólo en el hombre sin deseos
frente al mundo sensorial no existe tal exceso; sólo él muere sin que retenga
en su espíritu un cúmulo de apetencias. Lo que de ellas haya quedado, debe
apagarse en cierto modo después de la muerte. El estado de esta paulatina
extinción se llama "estadía en el lugar de los deseos" (en el kama loca). Se
comprende fácilmente que este período debe durar tanto más, cuanto más
ligado a la vida sensorial haya estado el hombre.
La segunda parte del "resto de memoria" se forma de otra manera. Así
como el espíritu es atraído al pasado por los deseos, así lo orienta hacia el
porvenir esta segunda parte. La actividad desplegada en el cuerpo por el
espíritu le hizo conocer el mundo al que el cuerpo pertenece. Cada nuevo
esfuerzo, cada nueva experiencia, aumenta este conocimiento. Si una cosa se
hace por segunda vez, suele hacerse mejor. La experiencia, la vivencia se
imprime en el espíritu como un aumento de sus facultades. Nuestra
experiencia obra así sobre el futuro, y cuando ya no tengamos oportunidad de
hacer nuevas experiencias, nos queda el resultado de ellas como "resto de
memoria". Pero ninguna experiencia podría tener influencia en nosotros, si no
tuviésemos la facultad de sacarle provecho. Su significado para el futuro
depende de cómo la asimilemos y de lo que podamos hacer de ella. Una
vivencia era para Goethe otra cosa que para su mucamo y tenía otras
consecuencias para el primero que para el segundo. De manera que las
facultades que adquirimos a través de una experiencia, dependen del trabajo
espiritual que hacemos en conexión con ella. En todo momento de mi vida
poseo una determinada suma de resultados, obtenidos de mis experiencias, y
esta suma constituye la probabilidad de adquirir facultades que más tarde
podrán manifestarse.
Al terminar la encarnación, el espíritu humano lleva esta
suma de experiencias adquiridas, a la vida suprasensible. Encontrándose ahora
sin el vínculo corporal con la existencia física, y habiéndose liberado de los
deseos que lo habían atado a ella, queda con el fruto de sus experiencias. Y
este fruto se halla totalmente liberado de la influencia inmediata de la vida
pasada. Ahora el espíritu puede dedicarse exclusivamente a la transformación
de este fruto para el porvenir. Después de haber dejado la "región de los
deseos" el espíritu llega así a un estado en que las experiencias de sus vidas
anteriores se transforman en gérmenes, predisposiciones, facultades, etc., para
el futuro. La vida del espíritu en este estado se llama estadía en el "lugar de la
gloria" (devachan). ("Gloria" puede expresar un estado que hace olvidar todas
las preocupaciones por el pasado y en que el corazón late para el futuro
solamente). Se entiende que este estado durará tanto más cuanto mayor sea, al
morir, la posibilidad de adquirir nuevas facultades. Es natural que en este libro
no se pueda tratar de exponer todos los conocimientos que se refieren al
espíritu humano; sólo queremos mostrar cómo obra la ley del karma en la vida
física. Para ello, basta saber qué es lo que el espíritu lleva consigo al mundo
suprasensible, y lo que vuelve a traer de él a la nueva encarnación. Él trae los
resultados de las experiencias hechas en vidas anteriores convertidos en
cualidades de su ser. Para comprender la trascendencia de lo expuesto, basta
elucidarlo mediante el siguiente ejemplo: Kant dice: "Dos cosas llenan el alma
de admiración: el cielo estrellado en lo alto y la ley moral en mi alma". Toda
persona que piensa, debe admitir que el cielo estrellado no se ha creado de la
nada, sino que se ha formado paso a paso. Kant mismo trató de explicar la
formación paulatina del cosmos en su libro fundamental del año 1755. Pero
tampoco debe aceptarse el hecho de la ley moral sin explicación, porque
tampoco ella ha surgido de la nada. En las primeras encarnaciones por las que
ha pasado el hombre, la ley moral no habló en él como habló más tarde en
Kant.
El hombre primitivo actúa como corresponde a sus deseos, lleva las
experiencias de tal obrar consigo, a los estados suprasensibles, donde se
transforman en facultad superior. En una encarnación posterior, el hombre no
actúa meramente según sus deseos, sino que éstos ya comienzan a ser guiados
por los resultados de las experiencias anteriores. Y se necesitan muchas
encarnaciones hasta que el hombre, al principio enteramente entregado a sus
deseos, llegue a evidenciar la ley moral acrisolada, que Kant comparaba con
algo tan maravilloso como el cielo estrellado.
El mundo circundante en que nace el hombre al encarnarse nuevamente,
le aporta los resultados de sus acciones como su destino. El mismo entra en
este mundo que le rodea con las facultades que de sus vivencias anteriores se
ha forjado durante sus estados suprasensibles.
En consecuencia, sus experiencias en el mundo físico se desarrollarán
generalmente a un nivel tanto más elevado cuanto mayor sea el número de sus
encarnaciones pasadas, o cuanto mayor haya sido su esfuerzo durante sus
encarnaciones anteriores. El peregrinaje a través de las encarnaciones se
convierte así en una evolución ascendente El tesoro que sus experiencias
acumulan en su ser espiritual, será cada vez más rico; y así será cada vez
mayor la madurez con que enfrentará al mundo que lo rodea y a su destino.
Cada vez más se convertirá en dueño de su destino. Pues, lo que él adquiere a
través de sus experiencias, es precisamente la comprensión de las leyes del
mundo en que tienen lugar estas experiencias. Al principio, el espíritu se halla
desorientado en el mundo circundante; anda a tientas. Pero con cada nueva
encarnación se acrecienta la luz en su derredor. El espíritu adquiere el
conocimiento de las leyes del mundo circundante; con otras palabras: ejecuta,
con una conciencia cada vez más clara, lo que antes hacía en forma
semiconsciente. La influencia coercitiva del mundo circundante es cada vez
menor; cada vez más, el espíritu es capaz de determinarse a sí mismo; y este
espíritu que se autodetermina, es el espíritu libre. Actuar en la plena luz de la
conciencia es actuar libremente. (En mi "Filosofía de la Libertad" he tratado
de explicar la naturaleza esencial del espíritu humano libre). La plena libertad
del espíritu humano representa el supremo ideal de su evolución. No se puede
preguntar: ¿Es el hombre libre o no?. Los filósofos que plantean el problema
así, no llegarán nunca a pensamientos claros sobre el mismo, puesto que en el
estado actual de su evolución, el hombre no es libre, ni deja de serlo; se halla
en el camino hacia la libertad. En parte es libre, en parte no lo es. Es libre en
la medida en que haya adquirido conocimientos y conciencia del orden
universal. Que nuestro destino, nuestro karma nos toque con absoluta
necesidad, no restringe nuestra libertad. Pues cuando actuamos, enfrentamos
nuestro destino con el grado de independencia que hemos adquirido hasta ese
momento. Aquí no obra el destino, sino que actuamos nosotros de
conformidad con las leyes del destino.
Si enciendo un fósforo, la llama se produce según precisas leyes; pero
yo he provocado este efecto de esas leyes. Asimismo, sólo puedo ejecutar una
acción en el sentido de firmes leyes de mi karma; pero soy yo quien provoca
el efecto de esas leyes. Y a consecuencia de mi acción de hoy, se crea nuevo
karma, así como el fuego sigue produciendo sus efectos según precisas leyes
naturales, después que yo lo he encendido.
Así también puede elucidarse otra duda capaz de surgir con respecto al
obrar de la ley del karma. Podría decirse: si el karma es una ley inalterable,
sería absurdo prestar ayuda a otro. Pues lo que le toca, es consecuencia de su
karma, de manera que es absolutamente necesario que le toque esto o aquello.
Ciertamente, no me es posible anular los efectos del destino que el espíritu
humano se ha creado en encarnaciones anteriores. Pero se trata de cómo él
sabrá vivir con su destino y qué nuevo destino él pueda crearse bajo la
influencia del antiguo. Si le presto ayuda, puedo quizás contribuir a que, por
medio de sus acciones, su destino tome un giro favorable; en cambio, si me
abstengo de prestarle ayuda, podrá suceder lo contrario eventualmente.
Ciertamente, todo depende de si mi ayuda será sabia o no.
La evolución ascendente del espíritu humano se consigue en virtud de
sus progresos a través de sus encarnaciones sucesivas, y se evidencia por el
hecho de que el espíritu adquiere una comprensión cada vez más clara del
mundo en que se encarna. Pero las encarnaciones mismas pertenecen
asimismo a dicho mundo. También con relación a ellas, el espíritu evoluciona
desde el estado de inconciencia hasta el de la conciencia. Por la senda de su
evolución, el hombre llegará al punto en que será capaz de remontar con plena
conciencia la mirada retrospectiva a sus encarnaciones pasadas. Esta es una
idea de la que uno podrá burlarse; nada más fácil que criticarla con desprecio.
Quien lo haga, no tiene noción de la índole de tal verdad. La burla y la crítica
se sitúan cual un dragón delante de la puerta del santuario en cuyo interior se
revela esa verdad. Es evidente que las verdades que el hombre no puede
realizar sino en tiempos venideros, no pueden encontrarse en el presente como
hechos efectivos. El único camino para convencerse de la realidad de estas
verdades consiste en hacer esfuerzos con el fin de alcanzarla.
NOTAS:
* Me puedo imaginar que entre las personas educadas en las ciencias
naturales modernas habrá muchas que rechazarán estas ideas como totalmente
incongruentes. Cosa que comprendo perfectamente porque sé que las personas
que no tienen experiencias del mundo suprasensible, y que no tienen bastante
reserva y modestia para admitir que quizá pudieran aprender algo todavía,
deben sentirse impulsadas a la crítica negativa. Sin embargo, no deberían decir
que los hechos tratados aquí "contradicen la razón"; y que "no pueden ser
demostrados por la razón". La razón no puede hacer otra cosa que combinar y
sistematizar los hechos. Los hechos se experimentan pero no se "prueban
mediante el raciocinio". La razón no puede probar la existencia de una
ballena. Es necesario haberla visto, o al menos haber escuchado la descripción
de alguien que la vio. Lo mismo sucede con los hechos suprasensibles. Si una
persona aún no puede experimentarlos por sí misma, debe conocerlos a través
de otros que han hecho la experiencia. Yo puedo afirmar que los hechos
suprasensibles que describiré a continuación, son para aquel a quien fueron
abiertos los sentidos superiores, tan "reales" como la ballena.
COMENTARIOS DEL AUTOR
A raíz de preguntas formuladas por algunos lectores
PREGUNTA: Según la ley de la reencarnación debe pensarse que la
individualidad humana posee sus predisposiciones, facultades, etc., como
efecto de sus vidas anteriores. No contradice esto al hecho de que semejantes
predisposiciones y facultades, como p. ej. el ánimo moral, el talento musical y
otras son dadas por herencia directa de padres a hijos?.
Rudolf Steiner: Una interpretación correcta de las leyes de
reencarnación y karma no encuentra una discrepancia en lo expresado más
arriba. Pero también es cierto que sólo pueden heredarse directamente aquellas
cualidades del hombre que son propias de sus cuerpos físico y etéreo. Este
último es el portador de todas las funciones vitales (crecimiento y
reproducción). Todo lo que se relaciona con estas funciones puede
transmitirse directamente por herencia. En menor grado es hereditario aquello
que está ligado al así llamado cuerpo anímico, es decir, cierta disposición de
las sensaciones. Un agudo sentido de la vista, un oído bien desarrollado, etc.,
pueden ser consecuencia de que nuestros antepasados hayan adquirido o no
semejantes propiedades, susceptibles de ser transmitidas por herencia. En
cambio, no puede ser transmitido a los descendientes todo lo relativo al ser
espiritual propiamente dicho, p. ej. la precisión y claridad de la mente, la
fidelidad de la memoria, el sentido moral, las facultades cognoscitivas y
artísticas, etc.
Estas son cualidades inherentes a la individualidad que se
manifestarán como aptitudes, talento, carácter, etc., en la próxima
reencarnación. Pero ha de tenerse en cuenta que el mundo circundante en que
el hombre se reencarna, no es algo casual, sino que guarda una relación directa
y necesaria con su karma. Supóngase, por ejemplo, que una persona haya
adquirido la predisposición para una elevada moral en su vida terrenal
precedente. Que esta disposición se manifieste en su nueva encarnación, esto
radica en su karma y no sería posible si no se encarnara en un cuerpo de una
constitución bien definida. Esta constitución corporal debe ser heredada de los
antepasados. La individualidad que se dispone a encarnar, se siente atraída,
por una fuerza que le es inherente, hacia los padres que le pueden dar el
cuerpo apropiado. Esto se debe a que esta individualidad ya se une antes de
reencarnarse, con las fuerzas del mundo astral que propenden hacia
determinadas condiciones físicas. Por ello, el hombre nace en una familia que
puede transmitirle las características corporales que concuerdan con sus
disposiciones kármicas.
En el caso del valor moral podría pues parecer que la
cualidad misma haya sido heredada de los padres. En realidad, es así que
debido a su ser individual, la persona ha buscado la familia que le posibilite el
desarrollo del valor moral. También puede darse el caso, que las
individualidades de hijos y padres ya estuvieron unidas en vidas terrenales
anteriores y que volvieron a encontrarse precisamente por esta razón. Las
leyes kármicas son tan complicadas, que en ningún caso se puede formar un
juicio por las apariencias exteriores. Sólo puede hacerlo, en cierta medida, el
que posee sentidos espirituales, que le permitan percibir parte de los mundos
superiores. Quien sea capaz de observar el organismo anímico (cuerpo astral)
y el espíritu (cuerpo mental) además del cuerpo físico, podrá discernir
claramente entre lo que una persona ha heredado de sus antepasados y lo que
posee como algo propio por haberlo adquirido en vidas terrenales anteriores.
Estas cosas se confunden para la mirada común, y es fácil pensar que algo es
heredado, cuando en realidad, se debe a condiciones kármicas. El decir que los
hijos son dados a los padres como "obsequio", encierra una gran sabiduría. En
el sentido espiritual es absolutamente así. Pero les son dados hijos con ciertas
cualidades espirituales, porque son justamente ellos los que tienen la
posibilidad de encauzar el desarrollo de esas cualidades espirituales de sus
hijos.
PREGUNTA: Entre los argumentos de la ciencia espiritual ¿no se
admite la "casualidad" (coincidencia accidental)? Yo no me puedo imaginar,
p. ej. que si a causa de un incendio en la sala de un teatro mueren quinientas
personas, esto pueda concordar con el karma de cada uno de los implicados.
Rudolf Steiner: Las leyes del karma son tan complicadas, que nadie
debería extrañarse, si acontece algo que para el intelecto humano contradice
aparentemente la vigencia general de dichas leyes. Hay que tener presente que
nuestro intelecto se ha formado ante todo en el mundo físico y comúnmente
sólo admite lo que concuerda con lo aprendido en este mundo. Las leyes
kármicas, empero, pertenecen exclusivamente a los mundos superiores. Por
consiguiente, si quisiéramos suponer que algún incidente que nos toca, fuese
causado por el karma de la misma manera en que rigen las normas de la
justicia en la vida puramente física, tropezaríamos necesariamente con una
contradicción. Hay que ver claramente que un incidente que concierne
conjuntamente a muchas personas, puede tener, para cada una de ellas, un
significado distinto en los mundos superiores. Naturalmente, también puede
ser que concatenamientos kármicos entre un número de personas tengan por
efecto experiencias terrenales en común. Sólo el que sepa leer claramente en
los mundos superiores, podrá decir de qué se trata en cada caso. Si la
concatenación kármica de quinientas personas se manifiesta de tal manera que
todas ellas mueren al incendiarse un teatro, existen, entre otras, las siguientes
posibilidades:
Primero: Es posible que no haya ningún vínculo kármico entre una y
otra de las quinientas víctimas del accidente. La experiencia común de la
desgracia está en relación con las condiciones kármicas individuales como,
por ejemplo, las sombras de cincuenta personas proyectadas sobre una
pantalla, con los pensamientos y sentimientos de cada una de ellas. Quizás una
hora antes no tenían nada en común, y una hora después tampoco lo tendrán.
Lo que ellas experimentaron al estar reunidas en el mismo recinto, tendrá su
efecto para cada uno en particular. Y el haber estado reunidas, se refleja en la
presencia conjunta en la sombra sobre la pantalla. Pero quien del aspecto de
esta sombra dedujese algo concerniente a un lazo común entre estas personas,
cometería un grave error.
Segundo: Es posible que la experiencia en común de las quinientas
personas no tenga nada que ver con relaciones kármicas del pasado, pero que a
través de esta vivencia conjunta, se prepare algo que conduce a un encuentro
kármico en el futuro. Quizás estas quinientas personas emprendan una obra
común en un futuro lejano y la desgracia las haya unido para los mundos
superiores. La investigación espiritual nos enseña, por ejemplo, que
sociedades fundadas en el presente, deben su origen al hecho de que las
personas que se asocian han compartido una desgracia en un pasado lejano.
Tercero: Una desgracia común realmente puede ser el efecto de una
culpa colectiva de las personas en cuestión. Existe, por lo demás, un
sinnúmero de otras posibilidades. Así, por ejemplo, puede producirse una
combinación de los tres casos antes mencionados.
Es absolutamente justificado hablar de "casualidad" en el mundo físico.
Y tan cierta como es la proposición: "No existe la casualidad", cuando se trata
de todos los mundos, tan infundado sería borrar la palabra "casualidad",
cuando se trata tan sólo de la concatenación de las cosas en el mundo físico.
La coincidencia accidental (casualidad) en el mundo físico se produce
porque las cosas suceden en el espacio sensorial. Por el hecho de suceder en
este espacio, deben también obedecer a las leyes de este espacio. Pero en él
pueden coincidir exteriormente cosas que por lo pronto nada tienen que ver
una con otra, desde un punto de vista interior. Así como la imagen desfigurada
de mi cara reflejada por un espejo de superficie irregular, no tiene nada que
ver con mi verdadero semblante, así tampoco existe una necesidad de que las
causas que hacen caer una teja del techo de una casa, hiriéndome al pasar, se
relacionen con mi karma que viene del pasado. El error cometido en este caso,
consiste en que muchos tienen una idea demasiado simple de las relaciones
kármicas. Suponen, por ejemplo, que si la teja hirió a una persona, tiene que
ser que lo merece debido a su karma. Pero esto no es absolutamente necesario.
En la vida de todo hombre ocurren constantemente cosas que no tienen nada
que ver con una culpa o un mérito en su pasado. Semejantes acontecimientos
hallarán su desenlace en el futuro. El daño que sufro hoy sin culpa, será
compensado en el futuro. Una cosa es segura: No hay nada que quede sin
compensación kármica. Empero, deberá averiguarse en cada caso, si una
experiencia del hombre es efecto de su karma que viene del pasado, o causa de
un desenlace kármico del futuro. Y esto no se puede decidir mediante el
intelecto acostumbrado al mundo físico, sino únicamente por la experiencia y
la observación ocultas.
PREGUNTA: ¿Cómo se explica por la ley de reencarnación y karma
que un alma humana de elevado desarrollo deba reencarnarse en un niño
indefenso e inmaduro?. La idea de que siempre tengamos que empezar
nuevamente al nivel del niño, encierra para muchos algo inadmisible e ilógico.
Rudolf Steiner: La manera en que el hombre puede desempeñarse en el
mundo físico, depende enteramente de los órganos que posee. Ideas
superiores, por ejemplo, sólo pueden manifestarse en este mundo, si se cuenta
con un cerebro perfectamente constituido. Así como el pianista debe esperar
hasta que esté construido el piano para poder expresar sus ideas musicales, así
también debe esperar el alma hasta que las fuerzas del mundo físico le hayan
formado los órganos corporales, hasta que puedan dar expresión a las
facultades adquiridas por el alma en la vida precedente. Las fuerzas de la
Naturaleza deben seguir su camino como el alma, el suyo. Pero desde el
principio de la vida de un hombre existe una coordinación de las fuerzas del
alma y del cuerpo.
El alma trabaja en el cuerpo del niño, aún plástico y
flexible, de manera que pueda transformarse más adelante en portador de las
fuerzas adquiridas en vidas terrenales anteriores. Pues es en todo sentido
necesario que el ser humano reencarnado se adapte a las condiciones de la
nueva vida. Si entrase en ella con todos los atributos de sus vidas anteriores,
sería un ser extraño en el mundo que lo rodea, puesto que adquirió sus
facultades y fuerzas en condiciones de vida bien distintas y dentro de un
mundo circundante totalmente diferente. Durante el período de la infancia
debe producirse la armonización entre las condiciones anteriores y las
actuales. ¿Qué papel haría un antiguo romano, por más inteligente que fuera,
si entrase en nuestro mundo actual simplemente con las fuerzas adquiridas en
aquella época?. Una fuerza sólo puede aplicarse después de haberse
armonizado con el mundo circundante. Por ejemplo, cuando nace un genio, su
genialidad ya subyace en el núcleo más íntimo de su ser. Pero el cuerpo
espiritual inferior (Kama manas) y el cuerpo astral pueden adaptarse; están
indefinidos en cierta medida. Estas dos partes de la entidad humana son
transformadas. Para ello obran el núcleo íntimo desde dentro y el mundo
circundante desde fuera. Una vez concluido este trabajo, las dos partes pueden
servir de instrumentos para las fuerzas adquiridas. De manera que la idea de
que siempre tengamos que empezar de nuevo como niño, no encierra nada de
ilógico, ni de inadmisible. Inaguantable sería, en cambio, nacer como hombre
adulto y desarrollado en un mundo en que fuera un extraño.
PREGUNTA: ¿Son parecidas dos encarnaciones sucesivas, de manera
que un arquitecto vuelve a nacer como futuro arquitecto y un músico como
futuro músico?.
Rudolf Steiner: Esto puede suceder, pero no es la regla. En este campo
es fácil llegar a ideas erróneas, porque se piensa de un modo demasiado trivial
sobre las leyes de la reencarnación. Quien, por ejemplo, simpatiza con
regiones del Sur, cree haber vivido en tal país en una vida terrenal anterior.
Pero el núcleo espiritual del hombre no tiene nada que ver con semejantes
inclinaciones. Éstas sólo tienen importancia para la vida entre el nacimiento y
la muerte. Lo que obra de una encarnación a la otra se arraiga más
profundamente en el núcleo del ser humano. Tómese, por ejemplo, la vida de
un músico. Las armonías y los ritmos espirituales que se evidencian en los
sonidos, viven en el núcleo espiritual de este músico, pero los sonidos mismos
pertenecen al mundo físico. Pertenecen a las partes del hombre que nacen y
perecen. El ser humano espiritual que en una vida es el vehículo apropiado
para los sonidos, lo puede ser, en una vida posterior, para la concepción de
relaciones aritméticas y geométricas. Y el músico de antes será ahora
matemático. Justamente debido a la diversidad de sus vidas y ocupaciones, el
hombre, en el curso de sus encarnaciones, se convierte en un individuo
omnisciente. Pero, como queda dicho, existen excepciones a esta regla, que
entonces encuentran su explicación en las grandes leyes del mundo espiritual.
PREGUNTA: ¿Cómo puede entenderse, según las leyes del karma, que
una persona sea condenada a la idiotez por una enfermedad en su cerebro?.
Rudolf Steiner: Sobre estas cosas no debería hablarse en términos
especulativos o en base a alguna hipótesis, sino en base a la experiencia
científica espiritual. Por eso contestaré con un ejemplo tomado de la realidad.
Una persona había tenido que soportar en una vida anterior la desdicha de una
existencia en penumbras debido a un cerebro defectuoso. En el período entre
la muerte y un nuevo nacimiento, pudo madurar los resultados espirituales de
sus experiencias amargas, de la insensibilidad y la indiferencia de los demás, y
volvió a nacer como un verdadero genio en el campo de la beneficencia. Un
caso como éste muestra claramente, que es un error atribuir todo lo que sucede
en la vida al karma que viene del pasado. No hay que pensar que en todos los
casos un determinado aspecto del destino, sea consecuencia de una culpa del
pasado. Con la misma frecuencia también sucederá que una experiencia, en
vez de relacionarse con el pasado, sea causa de una compensación kármica en
el futuro.
Un idiota no siempre debe su destino a los hechos del pasado, pero
las consecuencias kármicas se producirán infaliblemente en el futuro. Así
como para un comerciante el estado de cada balance se define por los números
en sus libros de contabilidad, sin que esto impida que continuamente se
produzcan nuevos ingresos y expendios, así también pueden sumarse nuevos
acontecimientos, golpes del destino, etc., en la vida de un hombre, a pesar de
que el "balance de la vida" presenta, en cada momento un aspecto bien
definido. Por consiguiente, no debe pensarse en el karma como en un destino
del hombre que no admite modificaciones y en que todo se deba a la fatalidad,
sino en algo compatible con la libertad y la voluntad del hombre. Karma no
exige sumisión a un destino, inalterable; al contrario, da la seguridad de que
ninguna acción, ninguna experiencia del hombre queda sin su efecto o se
produce sin regla ni ley, sino que rige, una ley justa y compensativa en todo lo
que sucede. Precisamente, sin la ley del karma, prevalecería la arbitrariedad en
el mundo. Debido a la ley del karma puedo saber que cada uno de mis actos,
cada experiencia, se realiza dentro de una ley orgánica. Mi acción es libre,
mas su efecto está sometido a la ley del karma. Si el comerciante hace un
negocio, actúa libremente, el resultado, empero, se evidenciará en su balance,
que obedecerá a las leyes de contabilidad.

 

 

DESARROLLO INTERNO DEL HOMBRE :

EL DESARROLLO INTERIOR DEL HOMBRE
Una ponencia de Rudolf Steiner.
Berlin, 15 de Diciembre de 1904
 
Recientemente me he propuesto hacer un boceto sobre el ser del hombre y los tres mundos que le rodean: el mundo físico actual, el mundo del alma y el mundo del espíritu. Más adelante tengo planeado hablar de los conceptos antroposóficos principales sobre el origen del hombre, la tierra y los cuerpos celestiales en general. Así habremos repasado el punto de vista general en la teoría de la vida, según es desarrollada por la antroposofía.
 
De cualquier forma, hoy me gustaría presentar unas pocas sugerencias acerca de la manera en que el desarrollo interior del hombre debe progresar si desea llegar a sus propias conclusiones sobre los principios proclamados por la visión antroposófica del mundo. Hay que tener en mente que hay una gran diferencia entre llegar a un entendimiento de los conceptos presentados por un científico espiritual como una verdad obtenida a través de su cognición y su experiencia, y el desarrollo del alma y espíritu humanos que permite a una persona mantenerse en dicha cognición y percepción propias.
Uno tiene que distinguir entre un nivel elemental de desarrollo que lleva a la comprensión de las enseñanzas de un maestro espiritual experimentado, siguiéndolas como si fuera en pensamiento y en sentimiento y entendiéndolas como verdad dentro de unos límites, y un nivel avanzado en el cual uno obtiene las experiencias personales en el ámbito del espíritu y el alma. Este nivel elemental es nuestro tema de hoy. El nivel avanzado concierne la clarividencia y hasta el punto en que es posible siquiera dar ninguna indicación en público sobre la clarividencia, ese será el tópico de nuestra próxima presentación. El problema de cómo uno puede lograr el entendimiento personal de las verdades antroposóficas es el tema que nos ocupará hoy.
 
Solo podemos dar aquí unos pequeños apuntes ya que el entrenamiento que el alma y el espíritu humanos deben llevar a cabo para adquirir el entendimiento antes mencionado es muy extenso. Requiere un largo período de estudio interior y los numerosos detalles de este entrenamiento no se pueden elaborar en el curso de una breve charla. La información a la que nos podemos referir aquí es solo un pequeño apunte de lo que sería expresado en instrucciones personales. Dicho esto es necesario hacer notar antes de nada que la mayoría de la gente necesita en este campo la ayuda de un maestro personal. Algunos son de la opinión que una persona puede desarrollar el mismo habilidades interiores, fuerzas del alma y percepción espiritual por sus propios medios, y puede parecer desafortunado que en esta área vital de la vida una guía personalizada sea supuestamente necesaria. De cualquier modo, la naturaleza de esta guía da las suficientes garantías para que nadie, bajo ningún concepto, pueda llegar a tener ningún tipo de dependencia de otra persona. Nadie honra la dignidad del hombre y el respeto por el individuo más que el maestro de lo oculto. El instructor del desarrollo místico y antroposófico nunca da nada más que consejo.
 
Los más grandes maestros en este campo nunca hicieron más que sugerir y aconsejar. Se deja al libre albedrío del individuo hasta que punto pretende seguir estos consejos. Las tareas del espíritu y del alma que uno se propone dependen del individuo; la consideración por la libertad humana por parte del maestro es demasiado pronunciada como para pretender dar más que consejo. En esta área, todo lo que pueda ser expresado de cualquier manera, debe ser entendido con esta reserva.
Otro punto importante es que la parte principal de esta educación no se expresa en ninguna formalidad externa particular, tampoco requiere una medida externa definida. Esta educación es más bien un desarrollo completamente íntimo del alma humana y todos los grados significantes del desarrollo que uno debe llevar a cabo se dan lugar en la profundidad más íntima del ser. Precisamente aquí se lleva a cabo una transformación en la persona, pero no es necesario que nadie, ni siquiera su mejor amigo, note ninguna diferencia. Así, en privado, en tranquilidad y en reclusión el místico se entrena a sí mismo para adquirir el entendimiento de los mundos del alma y del espíritu. No se puede enfatizar lo suficiente que nadie que se proponga a sí mismo al desarrollo espiritual interior necesita cambiar su ocupación en ningún aspecto ni tampoco descuidar sus tareas diarias. Al contrario, aquel que crea que para su desarrollo interior es necesario más tiempo y como consecuencia descuida sus ordinarias obligaciones y de sus intentos de interiorización adentro de los mundos espirituales se convierte en un anti-social o en un miembro inferior de la sociedad descubrirá muy pronto que de esta manera se logra mucho menos.
 
Este entrenamiento interior progresa discretamente y sin prisa, en completa tranquilidad interior. Quiero hacer énfasis en este punto, que ninguna "regla especial" va a ser expuesta ahora sino descripciones de ese camino de desarrollo interior. Las directrices, cuando son observadas, sí requieren algo del aspirante sin lo cual nunca podrá lograr ninguna experiencia personal más elevada. Se trata de la resistencia. Aquel que no tiene paciencia y resistencia, quien no puede perseverar una y otra vez y seguir en completa calma las normas interiores que son aplicables aquí, generalmente no logrará nada en absoluto. Solo hay una rara excepción que hace posible el éxito sin la observación de estas reglas. Este es el caso en el cual un individuo esta muy avanzado en su camino de evolución como ser humano. En el caso de un individuo que en una reencarnación anterior ya ha obtenido un cierto nivel de clarividencia el curso del entrenamiento interior es bastante diferente y mucho más corto. Aquel que da las reglas correspondientes para el desarrollo interior ser consciente de este hecho y su trabajo entonces se limita a eliminar los obstáculos que bloqueen el camino hacia la iluminación.
Ya que las directrices en el camino a la iluminación varían con cada individuo, es una regla no recomendable el buscar el desarrollo místico sin guía personal. Aquel que expone las líneas a seguir debe conocer estrechamente a su pupilo, no en el sentido ordinario de la palabra sino en el sentido espiritual. Mientras el maestro de lo oculto no necesita conocer nada de la profesión de su pupilo, manera de vida, miembros de su familia, sí necesita adquirir un conocimiento íntimo de la condición de su alma y espíritu y de su nivel de desarrollo. Nos llevaría demasiado lejos exponer hoy las maneras y los métodos según los cuales el maestro de lo oculto adquiere este conocimiento. Serán discutidas en ponencias futuras sobre clarividencia.
El desarrollo interior está conectado con ciertas consecuencias para aquellos que se aventuran en este camino y deben darse cuenta que, como resultado, ciertas definidas cualidades aparecerán en su personalidad. Estas cualidades son síntomas y resultados directos del nivel de desarrollo interior y requieren observación cuidadosa. El maestro de lo oculto debe conocer cómo interpretar estos síntomas para asegurar la manera apropiada para proseguir en este desarrollo interior.
El desarrollo del hombre interior es el nacimiento en un nivel superior. Es el nacimiento del alma y el espíritu, no en el sentido figurativo, alegórico, pero como un hecho en el sentido literal de la palabra. Incluso en este rea un nacimiento no lo es sin consecuencias y el maestro de lo oculto debe saber como tratarlo.
Después de un contacto inicial con algunas de las enseñanzas básicas de la antroposofía tal como la reencarnación y el karma, la doctrina según la cual el alma humana se ha reencarnado en el pasado repetidas veces en un cuerpo físico y que continua retornando en futuras encarnaciones, y la enseñanza del karma, de la justicia compensatoria --la mayoría de la gente se preguntará como uno puede adquirir el entendimiento de estas por si mismo. Esta es la gran cuestión que confronta ahora a cada persona. Hay una regla dorada que debe ser observada, que eventualmente guiará a cualquiera a la comprensión deseada. Esta ha sido la experiencia común de todos quienes se han dedicado seriamente a los ejercicios en cuestión. No hay nadie que no pueda, de la manera más fácil posible, adquirir esta comprensión de la reencarnación y el karma.
De cualquier modo, como decía Goethe "aunque es fácil, lo fácil es difícil." Esto es así porque pocos son los que deciden emplear la fuerza de voluntad, resistencia y la paciencia necesarias para alcanzar ciertas condiciones definidas del alma y el espíritu esenciales para esta comprensión. La regla de oro es esta "vive tu vida como si la reencarnación y el karma fuesen verdades y llegarán a ser verdades para ti." Parece como si hubiese que alcanzar esto mediante la autosugestión pero no es el caso. El símbolo místico de la serpiente que se muerde su propia cola es un símbolo familiar. Este símbolo tiene varios significados profundos pero entre las muchas interpretaciones que contiene, una es la que aquí hemos expresado en la regla de oro.
Es evidente que la suposición inherente en esta regla de oro se niega a sí misma de la misma manera en que la serpiente se enrosca sobre sí misma. ¿ Cómo debemos entender esto? Si la reencarnación es un hecho, entonces ciertos esfuerzos hechos por el hombre y que tienen un efecto en su alma no pueden ser hechos en vano, sino que más adelante deben convertirse en la naturaleza del alma. Una de las grandes leyes del hombre que debe ser probada, íntimamente sobre su propio ser, es expresada en un antiguo texto Indio, "lo que piensas hoy, serás mañana." Aquel que cree en la reencarnación debe darse cuenta que una cualidad que desarrolla dentro de sí mismo, un pensamiento que imprime sobre sí mismo al mantenerlo constantemente en la mente, se convierte en algo permanente en su alma que volver a emerger una y otra vez. Siendo así, una persona que busca el desarrollo místico debe antes de nada hacer el esfuerzo de abandonar algunas inclinaciones que tuviese con anterioridad. Entonces, las nuevas inclinaciones deben ser adquiridas manteniendo constantemente en nuestra mente el pensamiento de ese tipo de inclinaciones, virtudes o características. Deben de ser incorporadas de tal manera en el Ser que la persona es capaz de alterar su alma con la fuerza de su voluntad. Esto debe ser probado tan objetivamente como una substancia química es probada en un experimento. Una persona que nunca haya intentado cambiar su alma, que nunca ha tomado la decisión inicial de desarrollar las cualidades de la resistencia, steadfastness y el pausado pensamiento lógico, o una persona que tiene esa decisión pero la ha abandonado porque no tuvo éxito en una semana, un mes, un año o una década, nunca logrará determinar nada en si mismo acerca de estas verdades.
Así es el íntimo sendero que el alma debe recorrer. Debe ser capaz de adquirir nuevas características, pensamientos e inclinaciones. Una persona debe tener la habilidad de emerger, en el momento que corresponda, con nuevos hábitos adquiridos por pura fuerza de voluntad. Una persona descuidada debe acostumbrarse a ser cuidadoso y ordenado y esto debe llevarse a cabo no a través de una presión externa sino por una firme resolución de la voluntad. Es especialmente efectivo en el caso de características insignificantes y pequeñas cosas. Cuanto más claramente perciba la persona los asuntos que le conciernen, mejor será su comprensión en el área de la verdad. Si, por ejemplo, una persona es capaz de observar objetivamente un gesto, una expresión facial o algún otro hábito insignificante, si se hace consciente de él como si estuviese observando a otra persona y entonces por pura fuerza de voluntad pone en el lugar del hábito o gesto algo que el mismo ha escogido, incorporándolo a sí mismo, esa persona está ya en el camino que lleva a la comprensión, por si mismo, de la gran ley de la reencarnación. Un químico puede dar descripciones de procesos que tienen lugar en un laboratorio. De forma parecida una persona puede establecer las directrices a probar sobre sí mismo. A trabes de alteraciones insignificantes se alcanzan las más altas cumbres.
 
Acerca del Karma, la gran ley de la justa compensación, su percepción y entendimiento puede ser obtenida si uno vive su vida como si el karma fuese un hecho. Si un desastre o sufrimiento te acaece, intenta mantener en mente que este sufrimiento o accidente no ha ocurrido por alguna milagrosa casualidad sino que debe haber una causa. No necesitas buscar la causa. Solo aquel que clarividentemente pueda disponer de una visión del karma podrá percibir la causa de un feliz evento, de una pena o de algún infortunio. Lo que sí es necesario es un cierto estado de ánimo, una sensación a la que rendirse para que puedas sentir cómo una pena o una alegría deben tener su causa y al mismo tiempo puedan causar otros eventos en el futuro. Aquel que se empapa con este estado de ánimo y ve su vida y todo lo que le sucede como si el karma fuese un hecho, encontrará que esta existencia se le hará cada vez más comprensible. Aquel que suprime su enfado cuando algo molesto le sucede y en su lugar piensa que, igual que una piedra rueda al ser empujada así ese algo molesto debe haber sucedido de acuerdo con alguna inevitable ley del universo, adquirirá la comprensión del karma. Tan cierto como que mañana te levantarás por la mañana, dadas las circunstancias necesarias y sin que tu salud sufra ningún cambio, es igualmente cierto que comprenderás la ley del karma si ves tu vida de esta manera.
Hay dos prerrequisitos para una persona que desee la educación espiritual; el aspirante debe ver la vida de esta manera. Pero no debe aceptar estas actitudes del pensamiento como si fuesen un dogma. Por el contrario, debe dejar abierta la posibilidad a que sean ciertas o no. No debe tener ni superstición ni dudas porque estos son los dos mayores obstáculos. Solo una persona que ve la vida de esta manera, con una mente abierta, está preparada para recibir instrucción mística.
 
Aún hay un tercer aspecto que debe ser considerado. Ningún maestro de lo oculto instruirá a una persona llena de supersticiones y prejuicios, o una que sea proclive a juicios insensatos o a caer víctima de cualquier ilusión. La regla de oro aplicable aquí es que, antes de dar el primer paso en la dirección de una aprendizaje superior una persona debe liberarse de cualquier pensamiento frívolo o posibilidad de confundir la ilusión con la realidad. Por encima de todo el aspirante a la iluminación espiritual debe ser una persona que se dedica a observaciones y pensamientos disciplinados. Si una persona se inclina hacia los prejuicios y la superstición en el mundo de la realidad de los sentidos enseguida tiende a ser corregida por la propia realidad de los sentidos. Sin embargo, si una persona no piensa lógicamente y se deja llevar por las fantasías entonces la corrección no es tan simple. Siendo así, es esencial que uno tenga su vida-del-pensamiento completamente a mano y que sea capaz de ejercer un control estricto sobre sus pensamientos antes de adentrarse en los mundos del espíritu y del alma. Uno que se inclina fácilmente hacia fantasías, supersticiones e ilusiones no está preparado para entrar en la educación previa a la enseñanza espiritual. Pero es fácil engañarse aquí. La liberación de las fantasías, ilusiones, prejuicios e ilusiones se obtiene con autodisciplina. Esta libertad no se adquiere fácilmente por cualquiera. Es necesario recordar hasta que punto la mayoría de la gente tiende a pensamientos torpes y descuidados y son incapaces de controlar su vida-del-pensamiento a través de su propia fuerza de voluntad.
Al sopesar las demandas de la vida diaria es evidente que es imposible liberarse completamente a sí mismo de las impresiones exteriores. Para poder hacerlo es necesario apartar un pequeño periodo de tiempo cada día. Este período de tiempo, que es necesario pero que no debe suponer un conflicto con nuestras obligaciones, es suficiente. Cinco minutos, o incluso menos, es bastante. Durante este breve período de tiempo una persona debe ser capaz de separarse de todas las impresiones sensoriales, de todo lo que le llega a través de los ojos, oídos y su sentido del tacto. Durante este breve período de tiempo debe volverse ciego y sordo a su entorno exterior. Todo lo que nos asalta desde el mundo exterior nos une con la sensualidad y el ordinario mundo diario. Todo esto debe ser silenciado y la total calma interior debe tomar su lugar. Cuando este silencio interior, este despojarse de todas las impresiones sensoriales se ha llevado a cabo la memoria de todas las impresiones sensoriales pasadas deben ser extinguidas también. Es suficiente sopesar durante un momento cómo estamos completamente atados a los asuntos del tiempo y del espacio, con todo lo que es temporal y mortal. Analiza el pensamiento que acaba de pasar por tu cabeza hace un momento y ve si no está asociado con algo de naturaleza transitoria. Este tipo de pensamientos no tienen valor para el desarrollo interior.
Así todos los pensamientos que nos conectan con asuntos finitos y transitorios deben ser silenciados. Entonces, cuando ese silencio ha sido producido en el alma y durante un rato nuestro entorno, ya sea de la era, la nación, la raza o del siglo en que vivimos, ha sido eliminado, el alma volverá a hablar por sí misma. Esto no sucederá inmediatamente. Primero el alma debe estar preparada para este punto y hay maneras y direcciones que traerán este sonido interior. El hombre debe rendirse a pensamientos, conceptos y sentimientos originados no en lo temporal sino en lo eterno. Su contenido no debe ser verdadero para hoy, ayer, un siglo o mañana sino para siempre. Este tipo de pensamientos se encuentran en los libros religiosos de todos los pueblos. Se encuentran, por ejemplo, en el Bhagavad Gita, el himno de la perfección humana. También se encuentran en el Antiguo y el Nuevo testamento, particularmente en el Gospel of St. John empezando por el capítulo decimotercero. Pensamientos efectivos también se encuentran en las cuatro primeras líneas del libro, Light on the Path de Mabel Collins, familiar para los miembros de los Movimientos Theosóficos y Anthroposóficos.
Estas cuatro líneas, grabadas en los muros interiores de cada templo de iniciación no dependen del tiempo y del espacio. No pertenecen a un hombre, una familia. No forman parte de una generación o de un siglo. Si no que se extienden a través de toda la evolución. Eran ciertas hace miles de años y lo seguirán siendo miles de años más. Despiertan las adormecidas facultades del alma; déjalas levantarse de su reino interior. Pero es necesario que esto sea entendido correctamente. No es suficiente asumir que se ha comprendido el sentido de estas frases. Uno debe permitir que estas palabras cobren vida en su propio ser interior. Uno debe permitir que el significado completo de estas palabras irradie en el interior de su ser, debe rendirse a él por completo. Uno debe aprender a amar esas palabras. Si una persona cree que ha comprendido el significado, solo entonces ha llegado el momento correcto para que esas palabras se levanten en el resplandecientes una y otra vez. La comprensión intelectual no es importante; el amor de esa verdad espiritual sí lo es. Cuanto más amor hacia esas verdades fluya a través de ti más poder de visión interior crecerá en nosotros. Esas palabras no deben ocuparnos uno o dos días sino semanas, meses y años hasta que finalmente se despierten en nosotros esos poderes del alma. Entonces finalmente llega cierto momento bien definido en que aún otra iluminación toma lugar.
Aquel que proclama verdades espirituales por su propia experiencia está familiarizado con esta vida de contemplación interior. Las grandes verdades espirituales que proclama cada día son una parte de una vasto panorama espiritual que puede ver con el poder interior del alma y el espíritu. Vuelve su vista a los reinos del alma y el espíritu. Aparta su mirada de la tierra para explorar los sistemas solares. Aún así este poder interior se extinguiría rápidamente si no se nutre cada nuevo día. Este es el secreto del investigador espiritual, que este inmenso panorama de universo y humanidad que ha pasado por su alma cientos de veces debe pasar de nuevo por su alma cada mañana. Una vez más comprenderlo todo no es lo importante sino aprender a amarlo más y más. Así cada mañana lleva a cabo una adoración divina durante la cual mira en reverencia a los grandes espíritus. Ha aprendido a repasar el panorama completo en unos pocos minutos. La gratitud hacia aquello que le ha dado el alma le llena por completo. Si no se sigue este camino de reverencia no es posible llegar a la claridad. Es esencial que las declaraciones del investigador espiritual estén formadas con esta claridad. Solo si este es el caso puede asumir la autoridad para hablar de las verdades del misticismo, las verdades de la antroposofía y de la ciencia espiritual. De esta manera funciona el investigador espiritual, y así debe empezar todo el mundo, de la manera más simple y elemental hasta que alcance la comprensión de estas enseñanzas.
La individualidad humana y la de los seres cósmicos es profunda. Uno no puede lograr nada en esta área sin paciencia, perseverancia y amorosa devoción hacia los poderes cósmicos. Estas son fuerzas que, como la electricidad en el mundo exterior, son poderosas en el mundo interior. No son solo fuerzas morales sino fuerzas de cognición. Cuando el aspirante a la iluminación es capaz de permitir que estas verdades residan en su interior durante un tiempo, si las ha aceptado en gratitud hacia aquellos que se las han revelado entonces finalmente alcanzará un punto especial, que más tarde o más temprano se hará accesible a todos aquellos que han permitido que la tranquilidad y el silencio den frutos en su alma. Este es el momento en el que su alma empieza a hablar, cuando su propio ser interior empieza a percibir las grandes verdades eternas. Entonces, de repente el mundo a su alrededor se ilumina de colores nunca vistos antes. Algo jamás oído se hace ahora audible. El mundo irradiará una nueva luz. Esta nueva luz, esta nueva irradiación llega a el desde el reino del alma. Es característico del mundo del alma que uno lo "vea". Es igualmente característico del mundo de los espíritus que uno lo "escuche".
Si se busca el auto-desarrollo en esta área entonces una parte de él viene a través de la obediencia y de la observación de una gran suma de reglas y directrices. Aquí solo puedo hacer un pequeño apunte de cómo esto es posible y de cómo puede ser experimentado. Es preciso seguir diligentemente estas reglas individuales, igual que el químico debe pesar y medir las más ínfimas substancias de un compuesto químico con los instrumentos más delicados. Una descripción de las reglas que se pueden dar en público se puede encontrar en mi libro, Conocimiento de Mundos Superiores y su Adquisición. Estas reglas ofrecen instrucciones específicas para seguir este camino. También requieren de una paciencia y una perseverancia diligentes.
Las reglas presentadas en este libro nunca se habían hecho públicas con anterioridad, cuando la instrucción de lo oculto solo se enseñaba en las escuelas de lo oculto. Este tipo de instrucción todavía se enseña en las escuelas de lo oculto porque es un proceso de enseñanza íntimo entre dos personas. No es bueno buscar esta instrucción por propia iniciativa, escuchando o leyendo reglas especiales de forma fragmentada en un lugar u otro. Toda la instrucción que uno puede recibir de diferentes lugares, y de hecho hay tiendas anunciando este tipo de instrucciones, no son más que pequeños fragmentos sacados del gran libro de la enseñanza de lo oculto. Una persona que las utiliza debe darse cuenta que se expone a una serie de peligros. No es conveniente ser introducido en los asuntos que conllevan una alteración actual del alma, a los aspectos más profundamente importantes de la vida del alma, a través de los canales comerciales. Los métodos de entrenamiento de lo oculto que se anuncian a cambio de una ganancia monetaria no solo carecen de ningún valor sino que además pueden ser peligrosos según en qué circunstancias. Es necesario que esto sea dicho porque en la edad actual hay tanto de este tipo de cosas que confrontan al hombre. Precisamente porque hay tantos de estos supuestos métodos ocultos abarrotando la escena actual se ha hecho necesario mostrar la imagen real.
Las reglas expuestas en el libro Conocimiento de Mundos Superiores y su Adquisición vienen de antiguas tradiciones. Los espíritus que guían la evolución han dado su permiso para la publicación de estas reglas porque es esencial que la verdad se dé a conocer, aunque aún solo es posible publicar una cierta cantidad. El resto ha de ser excluido porque las reglas más importantes solo se pueden desvelar de palabra.
Lo que se encuentra en Conocimiento de Mundos Superiores y su Adquisición es diferente de otros libros de instrucción en que es inofensivo. Solo se desvelan las guías que no pueden dañar a la persona, incluso si no son seguidas con paciencia y perseverancia. Incluso si la persona hace un uso impropio de ellas no podrían dañarla. Era necesario mencionar este punto porque ha surgido la pregunta de por qué y con qué autoridad se han publicado un conjunto de leyes esotéricas.
Otro punto de consideración es que para despertar en el mundo del alma uno debe tener órganos sensoriales en el mundo del alma igual que los tiene para el mundo material. Igual que el cuerpo, que tiene ojos y oídos, el alma y el espíritu deben poseer órganos para percibir la radiación del reino del alma y los sonidos del mundo del espíritu. Una persona que tenga experiencia en este campo, que es clarividente, puede actualmente percibir el proceso de desarrollo de ese tipo de órganos del alma en una persona que está llevando a cabo un entrenamiento interior. Son percibidos en su aura, envueltos en una nube de luz.
El aura de una persona que no se ha desarrollado espiritualmente se ve como una formación nebulosa. Cuando la persona duerme el aura flota sobre el cuerpo físico porque el cuerpo astral se separa durante el sueño. El aspecto del aura es de dos espirales enredadas como anillos de niebla. Se entrelazan el uno con el otro en continuas espirales, desapareciendo en reinos indefinibles. Cuando una persona comienza el entrenamiento de lo oculto su aura se define cada vez más. Los extremos indefinidos de la espiral desaparecen y las dos formaciones espirales entrelazadas se vuelven claramente organizadas. Se convierten en estructuras compactas y bien definidas. Ciertos órganos aparecen en el aura y son llamados chacras en el lenguaje esotérico. Estos son los órganos sensoriales del alma. Su estructura es delicada y para que florezcan hay que cuidarlos y protegerlos. No pueden desarrollarse bajo ninguna otra circunstancia. Quien se desvíe de esto nunca disfrutará la verdadera percepción espiritual. La persona debe suprimir todas las sensaciones y los sentimientos negativos dentro de sí para nutrir estos ojos del alma. Los chacras no pueden emerger si una persona se enfada a cada oportunidad. Hay que preservar la ecuanimidad y hay que practicar la paciencia. La furia y la cólera no permiten que aparezcan los ojos del alma, la prisa y los nervios no permiten su desarrollo.
Aún más, es necesario que el hombre se libere de algo que es difícil de apartar en nuestra civilización, el ansia de aprender "lo que es nuevo." Esto tiene una tremenda influencia en el órgano-alma. Si uno no puede hacerse con un periódico lo suficientemente rápido para contarle las noticias a algún otro, si una persona no puede ver o escuchar algo sin guardárselo, si no puede suprimir el deseo de transmitirlo, su alma nunca alcanzará el desarrollo. Es también necesario que uno adquiera una manera definida de juzgar a tus semejantes. Es difícil lograr una actitud acrítica, pero el entendimiento debe sustituir al criticismo. Si confrontas inmediatamente a tus semejantes con tu propia opinión obstaculizas la evolución del alma. Debemos escuchar al otro primero y este ejercicio es una manera muy efectiva de desarrollar los ojos del alma. Cualquiera que quiera alcanzar un nivel superior en esta dirección se lo debe a haber aprendido a abstenerse de criticar y de juzgar todo y a todo el mundo. ¿Cómo podemos ver y entender dentro del ser de una persona? No debemos condenar sino entender la personalidad del criminal, entender al criminal y al santo igual de bien. Se requiere empatía para todos y cada uno, esto es lo que quiere decir la "atención" oculta. Así, si la persona se conduce, con estricta autodisciplina, al punto de no evaluar a sus semejantes, a al resto del mundo de acuerdo con su juicio personal, opinión y prejuicio y en su lugar permite que ambos trabajen en él en silencio, entonces tiene la oportunidad de adquirir los poderes ocultos. Cada momento durante el cual una persona toma la determinación de resistirse a un pensamiento malvado acerca de sus semejantes es un momento ganado.
Un hombre sabio puede aprender de un niño. Una persona simplona puede considerar los dichos de un sabio parecidos a los balbuceos de un niño, convencido de que es superior a un niño y desconociendo la practicalidad de la sabiduría. Solo cuando ha aprendido a escuchar el tartamudeo de un niño como si fuera una revelación ha creado en él el poder que surge de su alma.
Finalmente uno no puede esperar que los ojos del alma se abran inmediatamente. Una persona que combate la ira, la cólera, la curiosidad y otras cualidades negativas está, para empezar, derribando los muros que encierran su alma. Este esfuerzo debe ser repetido constantemente. Una persona clarividente puede evaluar hasta dónde los delicados órganos del alma están floreciendo. Cuando las declaraciones humanas han perdido su agresividad y se han vuelto amables y llenas de comprensión hacia sus semejantes el órgano espiritual localizado junto a la laringe se despierta. Antes de que una persona se haga consciente de esto por si misma debe practicar durante mucho tiempo. Fueron necesarios millones de años para que se desarrollase el ojo físico en el hombre, desde unos minúsculos puntos hasta el comienzo de la lente y de ahí a la compleja estructura del ojo. El ojo del alma no necesita de tanto tiempo. En algunas personas es necesario varios meses, para tras más. Hay que tener paciencia. El momento en el que estas delicadas estructuras del alma comienzan a percibir por primera vez llega para todo el mundo, más tarde o más temprano. Eso si la persona continua los ejercicios y particularmente si desarrolla ciertas virtudes, las cuales las dificultades de la vida misma pueden desarrollar. Hay tres virtudes en particular que hay que desarrollar que casi pueden convertir a un hombre en clarividente, solo que hay que practicarlas con la necesaria intensidad y énfasis. Son estas: la autoconfianza emparejada con la humildad, el autocontrol junto con la gentileza y la presencia mental junto con la perseverancia.
Todo esto son líneas generales, y así deben verse. Son ejemplos de las direcciones que el pupilo espiritual debe seguir en los tres niveles hacia el despertar espiritual. Las tres fases de la enseñanza de lo oculto son llamadas preparación o catarsis, iluminación o iniciación. Durante la primera fase o nivel, el ser del hombre esta preparado de manera que permita emerger a las delicadas estructuras del alma. En el nivel de la iluminación el hombre adquiere la habilidad de percibir en el reino del alma, y a través de la iniciación obtiene la facultad de expresarse a sí mismo en el reino del espíritu. Lo que he dicho esta noche puede que sea difícil de entender para algunos, y aunque es realmente fácil, si es cierto aquí que lo fácil es difícil.
Cualquiera puede seguir el camino de lo oculto; no está cerrado para nadie. Los secretos residen están en el ser interior de cada persona. Solo se requiere un serio esfuerzo interior, el hombre debe intentar liberarse de todos los obstáculos que interrumpen esta vida interior. Hay que ser consciente de que las verdades más grandes y preclaras llegan a nosotros de la manera más íntima. Los más grandes sabios de la humanidad no descubrieron las grandes verdades siguiendo cualquier otro camino que no fuese el que aquí se menciona. Encontraron estas verdades porque encontraron el camino que lleva a su ser interior y porque sabían que la paciencia y la perseverancia eran requeridas para practicar los diferentes ejercicios.
Así, cuando una persona alcanza lo más profundo de su ser, cuando se aleja de los pensamientos que le asaltan desde el exterior y en vez de eso se concentra en los pensamientos que pertenecen a la eternidad, está avivando la llama dentro de sí que le iluminará los mundos del alma. Cuando una persona desarrolla dentro de sí las cualidades de la ecuanimidad, la calma interior y la paz igual que las otras virtudes aquí mencionadas, está alimentando a esta dama con la substancia adecuada. Si una persona es capaz de mantenerse en silencio y expresar solo pensamientos elevados, si vive una existencia llena de amor y su vida se convierte en una vida de devoción a lo divino, el mundo a su alrededor empezará a "sonar." Esto es lo que Pitágoras llamó "Música de las esferas". No se quería decir simbólicamente; es una realidad.
Solo es posible dar aquí pequeñas pistas que guíen en la dirección del camino que lleva a la puerta estrecha. Cualquiera puede alcanzar esta puerta estrecha y para aquel que no tiene miedo de las dificultades la puerta se abrirá. Entonces encontrará lo que todas las grandes ideologías religiosas y filosóficas han proclamado: La Verdad Única Eterna y la Vía de la Vida.
Traducido Gonzalo Pavillard

 

 

CONOCIMIENTO DE MUNDOS SUPERIORES :

CÓMO SE ADQUIERE EL CONOCIMIENTO DE LOS MUNDOS
SUPERIORES?
CONDICIONES
En todo hombre duermen facultades que le permiten adquirir conocimientos de los mundos
superiores. El místico, el gnóstico, el teósofo, siempre han hablado de un mundo anímico y de un
mundo espiritual, tan reales para ellos como el que ven nuestros ojos físicos y toca nuestra mano. Al escucharlos puede uno decirse en cada momento a sí mismo: "Estas experiencias yo también puedo tenerlas si desarrollo ciertos poderes que hasta ahora duermen aún en mi". El problema consiste en saber cómo empezar el desarrollo de estas facultades latentes, para lo cual sólo quienes las posean,ya pueden aconsejar o enseñar. Desde que existe el género humano ha existido siempre una disciplina mediante la cual loa hombres dotados de facultades superiores han impartido su enseñanza a quienes aspiraban tenerlas. Este entrenamiento se ha denominado disciplina oculta, esotérica, y la enseñanza recibida ha sido llamada enseñanza oculta, esotérica, o ciencia espiritual.
Taldenominación provoca, por su naturaleza, malas interpretaciones. Podría uno sentirse tentado a creerque los instructores de esta disciplina pretendían aparecer como una especie de hombrea
privilegiados que arbitrariamente rehusaran comunicar su saber a sus semejantes. Y quizá se llegaraa pensar que tras de ese saber no había nada de valioso, pues uno podía tender a imaginar que si se tratara de un auténtico conocimiento no habría necesidad de ocultarlo como un misterio, sino alcontrario, podría hacerse público para que la humanidad entera se aprovechara de sus beneficios.
Los iniciados en la naturaleza de esta sabiduría superior, en modo alguno se asombran al oír hablar asi a los no iniciados, pues sólo pueden comprender en qué consiste el misterio de la iniciación quienes, hasta cierto grado, la han experimentado en el conocimiento superior de la existencia.
La pregunta que naturalmente surge es: si esto es así, ¿cómo suscitar en el no iniciado interés humano alguno hacia esa pretendida ciencia oculta? ¿Cómo y por qué habría de buscar algo cuya naturaleza no puede llegar a concebir? Semejante pregunta descansa en una idea completamente errónea de la verdadera naturaleza del conocimiento esotérico, pues en realidad no hay diferencia entre ese conocimiento y todo el que corresponda al saber y poder humanos. Este saber oculto no es para el hombre común un misterio mayor que lo es la escritura para aquel que no la ha estudiado. Y asi como cualquier persona puede aprender a escribir sí emplea los métodos adecuados, así también todo hombre puede llegar a ser discípulo, y hasta maestro de la ciencia oculta, si busca los caminos apropiados. En un aspecto difieren aquí las condiciones de aquellas que corresponden al conocimiento externo y es: que la posibilidad de saber leer y escribir puede no estar al alcance de algunos por su pobreza material o por las condiciones del medio ambiente en que nacieron; en cambio para la adquisición del saber y de las facultades de los mundos superiores no hay obstáculo que se oponga a una busca sincera.
Muchos se imaginan que es necesario buscar en un lugar determinado a los maestros del
conocimiento superior para recibir sus explicaciones. Al respecto dos cosas son ciertas: la primera es que quien aspire seriamente al saber superior, no escatimará esfuerzo alguno ni retrocederá ante ningún obstáculo para encontrar al maestro que le inicie en los misterios superiores del universo. Por otra parte, el neófito puede estar seguro de que la iniciación saldrá a su encuentro de todas maneras,si late en él un esfuerzo serio y sincero para alcanzar el conocimiento; pues existe una ley natural entre todos los iniciados que les impide rechazar a cualquier hombre digno del conocimiento. Pero existe también otra ley, tan natural como la primera, que les prohíbe impartir la menor parte del conocimiento esotérico a quien carezca de méritos para recibirlo. Y un iniciado es tanto más perfecto cuanto más estrictamente observe estas dos leyes. El circulo espiritual que une a todos los iniciados no pertenece al mundo exterior, pero esas dos leyes constituyen los broches de ese vinculo. "Podrías vivir en intima amistad con un iniciado, pero siempre existiría un abismo en relación con su ser esencial hasta convertirte también en iniciado; podrías poseer todo su corazón y su afectó, pero no te
haría partícipe de sus conocimientos hasta que estuvieses maduro para recibirlos.
Podrías adularlo,torturarlo; nada le inducirá a revelarte cosa alguna que no deba trasmitirte, ya que tu grado de evolución no te permite acoger en el alma, como es debido, este misterio".
Minuciosamente precisados hállanse los caminos que el hambre debe recorrer para adquirir la
madurez que le permita recibir el conocimiento superior. El derrotero que ha de seguir ha sido trazado con caracteres indelebles, eternos, en loa mundos espirituales, donde loa iniciados guardan los misterios superiores. En los tiempos antiguos que precedieron a nuestra "historia", los templos del Espíritu eran exteriormente visibles. Hoy día, por haberse distanciado tanto nuestra vida de lo espiritual, estos templos no son accesibles a los ojos materiales, si bien existen, por doquiera espiritualmente y aquel que los busque podrá encontrarlos.
Sólo en su propia alma hallará el hombre los medios para que se abran los labios de un iniciado; si desarrolla en sí mismo determinadas cualidades hasta cieno grado de elevación pasarán a ser suyoslos sublimes tesoros del espíritu.
Condición previa es cierta disposición fundamental del alma, denominada en la ciencia espiritual el sendero de la veneración, de la devoción hacia la verdad y al conocimiento. Sólo aquel que tenga esa disposición fundamental puede llegar a ser discípulo de la ciencia oculta. Quien tenga experiencia en ese dominio sabe qué disposiciones se observan, desde la infancia, en aquellos que más adelante llegarán a ser discípulos. Existen niños que contemplan con temor reverencial a ciertas personas.
Sienten por ellas un respeto profundamente arraigado en su corazón, que les imposibilita todo
pensamiento rudimentario de critica u oposición. Tales niños, al llegar a la adolescencia, se sienten felices al levantar sus ojos hacia algo digno de veneración. De las filas de niños semejantes salen muchos discípulos de la ciencia oculta. "¿Te has detenido alguna vea ante la puerta de una persona a quien veneras, y has sentido en esta tu primera visita, algo como un temor reverencial al mover el pestillo para, entrar en el cuarto que para ti es un santuario? En este caso has experimentado un sentimiento que puede ser el germen para tu futuro discipulado en la ciencia oculta". Es una bendición para todo ser humano en proceso de desarrollo una disposición de esa índole, y no se crea que facilita la tendencia hacia la sumisión o la esclavitud. La devoción al principio manifiesta con respecto a personas, se transforma al trasponer la infancia, en devoción hacia la verdad y el conocimiento. La experiencia patentiza que los hombres de cabeza erguida son aquellos que han aprendido a venerar donde la veneración se justifica y ella siempre está indicada cuando surge de las profundidades del corazón humano.
Si no cultivamos en nuestro interior un arraigado sentimiento de que existe algo por encima de
nosotros, nunca encontraremos el poder de desarrollarnos hacia el nivel superior. El iniciado ha
conquistado la capacidad de levantar la cabeza hacia las cumbres del conocimiento, al conducir su
corazón hacia las profundidades de la veneración y de la devoción. Las cimas espirituales no se
pueden alcanzar sino a través del portal de la humildad. "Sólo puedes llegar a un verdadero
conocimiento si has aprendido a apreciarlo", y si bien es cierto que el hombre tiene derecho a ver la
luz frente a frente, este derecho ha de adquirirse. En la vida espiritual existen leyes como en la vida
material: si frotamos una varilla de vidrio con una substancia adecuada, aquélla se electriza, es decir,
logra el poder de atraer objetos pequeños. Este fenómeno corresponde a una ley natural asaz
conocida por todo aquel que tenga nociones de física. De la misma manera se sabe, si se conocen
loa elementos de la ciencia oculta, que todo sentimiento de verdadera devoción cultivado en el alma
desarrolla una fuerza que, tarde o temprano, hará adelantar al hombre por el sendero del
conocimiento,
Quien se halle dotado de este sentimiento de devoción o tenga la fortuna de que una educación
apropiada se lo haya inculcado, se encontrará en posesión de un valioso caudal cuando más tarde
busque acceso a los conocimientos superiores. En cambio, el que no aporte esta preparación,
encontrará dificultades desde sus primeros pasos en el sendero del conocimiento, salvo que se
preocupe por desarrollar en sí mismo esta actitud devota imponiéndose una rigurosa autoeducación.
Hoy día es particularmente importante prestar completa, atención a este punto. Nuestra civilización
tiende más bien a criticar, juzgar y condenar, que a admirar y venerar altruistamente; hasta nuestros
hijos, critican mucho más que veneran. Empero, toda crítica, todo juicio desfavorable, expulsa del
alma las fuerzas que le permiten llegar al conocimiento superior, en el mismo grado en que la
veneración desinteresada las desarrolla. Al decir esto no queremos acusar a nuestra civilización; no
se trata aquí de criticarla. Debemos la grandeza de nuestra cultura precisamente a la crítica, al juicio
humano autoconcíente y a la costumbre de escudriñar todo y retener lo bueno. Jamás el hombre
hubiera alcanzado la ciencia, la industria, los transportes y la legislación de nuestra época, si no
hubiera aplicado por doquiera el patrón de su juicio crítico. Mas lo que hemos ganado así en el
dominio ¿e la cultura externa, tuvimos que pagarlo con una merma correspondiente del conocimiento
superior y de la vida espiritual. Hemos de insistir en que en el saber superior no se trata de la
veneración a personas, sino a la verdad y al conocimiento.
Sin embargo, hay una cosa que ha de ser tenida en cuenta; al hombre sumergido por completo en la
civilización materialista contemporánea le es muy difícil avanzar en el conocimiento de los mundos
superiores: sólo lo logrará trabajando intensamente sobre sí mismo. En los tiempos en que las
condiciones de la vida material eran sencillas, el progreso espiritual era más fácil de lograr. Lo
venerable y lo digno de adoración se destacaban mejor de las demás cosas del mundo. En nuestra
época de crítica, los ideales pierden categoría; otros sentimientos ocupan el lugar del respeto, da la
veneración, de la adoración y de la admiración. Nuestra época rechaza cada vez más estos
sentimientos y solamente en un grado muy reducido pueden ser cultivados en el hombre a través de
su vida cotidiana. El que busque el conocimiento superior deberá crear esos sentimientos en si
mismo, instilarlos en su alma, no por medio del estudio, sino a través de la vida. Quien quiera, por lo
tanto, llegar al discipulado, deberá desarrollar, por una autoeducación rigurosa, una vida interna de
devoción; buscar en el medio ambiente, o en sus propias experiencias, todo cuanto pueda suscitarle
sentimientos de admiración o reverencia. Si al encontrarme con una persona la reprendo por sus
debilidades, me despojo de mi poder cognoscitivo superior, en tanto que si trato de penetrar con
afecto en sus buenas cualidades, aumento ese poder. El discípulo debe estar siempre atento a
observar estas instrucciones. Los investigadores espirituales experimentados saben cuánta energía
deben a la actitud de considerar siempre el lado bueno de todas las cosas, rechazando todo juicio
desfavorable, actitud que no se circunscribe a reglas externas de conducta, sino al contrario, satura
hasta lo más intimo de nuestra alma. El poder que tiene el hombre de perfeccionarse y transformarse
completamente con el tiempo debe consumarse en su vida más intima, en su vida cogitativa: no basta
con demostrar respeto en mi actitud exterior; el respeto debe saturar mis pensamientos. El discípulo
ha de comenzar, pues, por otorgar a la devoción un lugar en su vida cogitativa, estar siempre alerta
contra todo sentimiento de menosprecio o denigración que pueda existir en su conciencia, y
esforzarse especialmente en el cultivo de pensamientos devotos.
Cada momento en que nos disponemos a pasar revista de lo que nuestra conciencia contiene de
juicios desfavorables, denigrantes o críticos con respecto al mundo y a la vida: cada uno de esos
momentos nos aproxima al conocimiento superior. Y rápidamente avanzamos si en tales ocasiones
henchimos nuestra conciencia tan sólo de pensamientos de admiración, de estima y de veneración
hacia el mundo y la vida. Los versados en estas materias saben que en tales instantes se despiertan
en el hombre poderes que, de lo contrario, permanecerían latentes, y que así se abren los ojos
espirituales del hombre; que asi empieza él a percibir cosas en torno suyo que antes no veía; así
comienza a darse cuenta de que anteriormente sólo había entrado en relación con una parte del
mundo circundante. Toda persona que sale a un encuentro le presenta un aspecto completamente
nuevo. Naturalmente que esta regla de conducta no basta para que él pueda, percibir, por ejemplo, el
aura humana: necesita de una disciplina más elevada; pero el paso anterior para elevarse
precisamente hasta ella es la rigurosa disciplina de la devoción.1
Sin ruido, inadvertido por el mundo exterior, se lleva a cabo la entrada del discípulo en el "sendero del
conocimiento". Ningún cambio se observa en él; cumple sus deberes como antes y sigue ocupándose
de sus quehaceres como siempre. La transformación tiene lugar solamente en los repliegues de su
alma, a resguardo de toda mirada. Al principio, la disposición, básica de devoción a todo lo
verdaderamente venerable impregna su vida interior y de ella irradia. Esta disposición constituye el
centro de toda su vida psíquica. Asi como el sol vivifica con sus rayos todo lo viviente, de igual modo
la veneración vivifica el alma del discípulo,
En el primer momento no es fácil creer que sentimientos tales como la veneración, el respeto, etc.,
tengan algo que ver con la cognición. Esto se debe al hecho de considerar la cognición como una
facultad en si, sin relación con los demás aspectos que integran la vida interior. Creyéndolo asi no se
tiene en cuenta que es el alma la que ejercita la facultad1 cognoscitiva, y que los sentimientos son
para ella lo que los alimentos para el cuerpo. Este cesaría en su actividad si le diéramos piedras en
vez de pan; lo mismo ocurre con el alma. Las substancias nutritivas que la hacen sana y vigorosa,
vigorosa sobre todo para la actividad cognoscitiva, son la veneración, la estima, la devoción. El
desdén, la antipatía, el menosprecio frente a lo digno de respeto, dan por resultado la paralización y
el marchitamiento de la actividad cognoscitiva. Para el investigador espiritual este hecho se hace
visible en el aura humana. Un alma que asimila sentimientos de veneración y devoción provoca un
cambio en su aura. Ciertos colores espirituales que pueden llamarse tonalidades de matiz rojo
amarillento o rojo café, desaparecen y son reemplazados por otros rojo azulados. Asi se acrecienta el
poder cognoscitivo y este se torna receptivo para hechos del medio circundante de los que antes no
se tenia noción. La veneración despierta en el alma una fuerza simpática mediante la cual atraemos
cualidades de los seres que nos rodean, cualidades que, de lo contrario, permanecerían ocultas.
Lo que puede alcanzarse por la devoción se vuelve aun más efectivo si se enriquece con otro nuevo
sentimiento: aprender a entregarse cada vez menos a las impresiones del mundo exterior y
desarrollar, en cambio, una vida interior activa. El que siempre ande a caza de nuevas sensaciones,
siempre en busca de "atractivos", no encontrara el camino de la ciencia oculta. El discípulo no deberá
insensibilizarse a las impresiones del mundo externo, sino hacerse receptivo a ellas guiado por el
caudal de su vida interior. La persona dotada de una gran sensibilidad tiene una experiencia distinta
de la que afecta a un hombre insensible al atravesar una hermosa región montañosa. Solo nuestras
experiencias internas nos develan las bellezas del mundo externo. Por ejemplo, una persona hace un
viaje por mar y pocas experiencias internas se deslizan en su alma; en cambio, otra percibirá el
lenguaje eterno del Espíritu cósmico y se descorrerá ante ella el velo que cubre los misterios de la
creación. Es necesario mantener el contacto con nuestros propios sentimientos y representaciones
para poder establecer autenticas relaciones con el mundo externo. Este rebosa de esplendor divino
en todos sus fenómenos, pero es necesario haber experimentado antes lo divino en la propia alma
para des-cubrirlo en el mundo circundante.
1 El "sendero del conocimiento" se describa sinópticamente en el último capitulo del libro "Teosofía", Introducción al Conocimiento
Suprasensible del Mundo y del Destino Humano". Aquí daremos conslderaclones detalladas de orden práctico.
El discípulo deberá reservar momentos de su vida para ensimismarse en la calma y la soledad. No se
dedicara entonces a los asuntos de su propio yo, pues esto produciría efectos contraproducentes a
los deseados. Dejara mas bien que en estos momentos persistan las experiencias y mensajes del
mundo externo, y toda flor, todo animal, toda acción le revelaran, en el silencio, insospechados
secretos. De esta manera se preparara para recibir, con ojos totalmente distintos, nuevas impresiones
del mundo exterior. Quien solo quiere gozar del desfile interrumpido de las sensaciones, embota su
poder cognoscitivo; pero si después del goce permite que este le revele algo, fomenta y educa su
poder cognoscitivo. Por tanto, el discípulo, además de dejar que el goce reverbere, por decirlo asi, en
él, debe acostumbrarse a renunciar a nuevos placeres para dedicarse a elaborar, en actividad interior,
lo gozado. Aquí deberá el discípulo superar un grave y peligroso escollo: el que en vez de trabajar
realmente sobre sí mismo, caiga en la antitesis de querer a la postre agotar el goce. Conviene no
desestimar las inmensas fuentes de error que se abren aquí pues el camino del discípulo va por
entre una hueste de tentadores de su alma que tienden a endurecer su yo, aprisionarlo en sí mismo,
en lugar de que precisamente se abra al mundo. Tiene que buscar el goce, puesto que solo por su
medio puede acercársele el mundo exterior, considerando que si se insensibiliza para con el goce,
viene a ser como una planta que se encontrara imposibilitada de extraer de la tierra los zumos
nutritivos; que si se detiene en él, se encierra dentro de sí, en cuyo caso será algo para sí mismo y
nada para el mundo. Por intensos que sean su vida interior y el cultivo de su yo, el mundo lo rechaza;
esta muerto para él. El discípulo considera el goce solo como instrumento de propio ennoblecimiento
para bien del mundo. El goce es para él como un mensajero que lo informa respecto del mundo, y
después de haber recibido sus enseñanzas, sigue adelante, hacia el trabajo. No aprende para
acumular conocimientos como si fueran su tesoro personal, sino para dedicarlo aprendido al servicio
del mundo.
En toda ciencia oculta existe un principio que nadie debe, transgredir si quiere alcanzar un objetivo
cualquiera. Cualquiera disciplina oculta debe grabar en el discípulo este principio: Todo conocimiento
que busques meramente para enriquecer tu propio saber y para acumular tesoros personales, te
desviará del sendero; pero todo conocimiento que busques para madurar en la tarea del
ennoblecimiento humano y de la evolución cósmica, te hará adelantar un paso mas. Esta ley requiere
una observancia inexorable. Nadie puede considerarse, discípulo antes de haber hecho de esta regla
la pauta de su vida. Brevemente puede sintetizarse esta verdad de la disciplina espiritual como sigue:
Toda idea que para ti no se convierta en ideal, destruye una fuerza de tu alma; toda idea que se
convierta en ideal, crea dentro de ti fuerzas vitales.
 
QUIETUD INTERIOR
Al comenzar sus estudios se conduce al discípulo hacia el sendero de la veneración y desarrollo de la
vida interior. La ciencia espiritual le ofrece, además, reglas practicas cuya observancia le permite
hollar ese sendero y desarrollar esa vida interior. De ninguna manera son arbitrarias estas reglas
practicas; se fundamentan en experiencias y en una sabiduría antiquísimas, y se imparten por igual
doquiera se enseñen los caminos hacia el conocimiento superior. Todos los verdaderos instructores
de la vida espiritual estan de acuerdo sobre el contenido de estas reglas, aunque se sirvan a veces
de términos diferentes. La disparidad, secundaria y más bien aparente, pro-cede de hechos que no es
menester discutir aquí.
Ningún instructor de la vida espiritual pretende, mediante tales reglas, ejercer dominio sobre otras
personas ni menoscabar su independencia. En verdad nadie sabe estimar y salva-guardar la
independencia humana como los investigadores de la ciencia espiritual. Ya hemos dicho en paginas
precedentes que es espiritual el vinculo que une a todos los iniciados y que dos leyes naturales
constituyen los broches que los mantienen unidos. Pero siempre que el iniciado deja su retiro
espiritual para acercarse al mundo, recurre a una tercera ley. Es como sigue: "Ajusta cada uno de tus
actos, cada una de tus palabras, de manera que no infrinjas el libre albedrío de persona alguna".
Quien reconozca que los verdaderos instructores de la vida espiritual respetan profundamente este
principio, se convencerá de que su independencia no sufre merma alguna al seguir las reglas
practicas que se le ofrecen.
Una de las reglas primeras es la que puede expresarse aproximadamente en los siguientes términos
del lenguaje corriente: "Procura reservarte momentos de quietud interior y aprende entonces a
discernir lo esencial de lo secundario", recordando que es asi como puede expresarse esta regla
practica en "términos del lenguaje corriente". Originalmente, todas las reglas y enseñanzas de la
ciencia espiritual se daban por medio del lenguaje simbólico, lenguaje que necesitamos comprender
previamente para captar las reglas en todo su significado y alcance. Esta comprensión requiere, sin
embargo, que se hayan dado los primeros pasos en la ciencia oculta, y que estos pasos se den
mediante la estricta observancia de las reglas, tal como aquí se explican. El camino hallase
despejado para todo aquel que posea una voluntad firme.
Sencilla es la regla que concierne a los momentos de quietud interior y sencilla es tambien su
observancia. Mas solo conduce a su objetivo si se cumple con ser sencilla, con seriedad y rigor.
¿Cómo hacerlo? Sin demora vamos a explicarlo.
El discípulo dedicara un breve tiempo a algo que no corresponda a su vida cotidiana, y ese algo al
que se consagrara entonces será, pues, totalmente distinto de sus habituales ocupaciones. Tambien
el género de su actividad deberá ser completamente distinto de las tareas que llenan el resto de su
Jornada. Esto no implica que no haya relación entre lo que haga en esos momentos de aislamiento y
sus labores ordinarias. Al contrario: el hombre que se dedica a buscarlos en forma apropiada, no
tardara en descubrir que, gracias a ellos, adquiere la fuerza cabal para sus quehaceres corrientes.
Tampoco hay que imaginar que la observancia de esta regla pueda mermar el tiempo necesario para
los demás deberes. Si verdaderamente no se dispone de mas tiempo, cinco minutos al día bastarían.
Lo importante es como se emplean.
Durante ese intervalo, el discípulo dejará por completo de lado su vida habitual; su vida mental y
emotiva habrá de tener otros matices. Como espectador observara sus placeres, dolores,
preocupaciones, experiencias, acciones; todo esto desfilara ante su alma, y lo contemplara desde un
punto de vista mas elevado. Para familiarizarnos con esta actitud pensemos cuan distintas a las
propias se nos presentan en la vida corriente las experiencias y acciones de los demás. No podría de
otro modo, pues nos hallamos entretejidos en todo lo que experimentamos o hacemos, en tanto que
observamos, en calidad de meros espectadores, lo que ocurre a los demás. Lo que debe perseguirse
en los momentos de recogimiento es afrontar y juzgar nuestras propias experiencias y acciones como
si fuesen tenidas o ejecutadas, no por nosotros, sino por otra persona. Tomemos, por ejemplo, el
caso de que a alguien aflige una gran desgracia. ¡Cuán distinta la considera de otra igual que afligiera
a su prójimo! Tal actitud no puede ser tildada de injusta; esta condicionada por la naturaleza humana.
Algo parecido a lo que ocurre en tales casos extraordinarios es aplicable tambien para los asuntos de
la vida corriente. El discípulo deberá buscar el poder para enfrentarse consigo mismo, en ciertas
ocasiones, como si fuera un extraño; observarse con la serenidad de un juez. Si lo logra, las vivencias
personales se le aparecerán bajo una nueva luz. Mientras se halle mezclado con ellas, seguirá tan
vinculado a lo secundario como a lo esencial. Mas si llega a la quietud interior, que hace posible una
vision de con junto, entonces lo secundario se separará de lo esencial. La pesadumbre y la alegría,
todo pensamiento y toda resolución, se nos presentan distintas si nos observamos como
espectadores. Es como si hubiéramos pasado un día por un lugar, mirando lo más pequeño a la
misma distancia que lo más grande y al declinar la tarde ascendiéramos a una colina vecina para
abarcar con una sola mirada todo el con junto; entonces las proporciones reciprocas de todas las
partes nos parecerían distintas de como las veíamos antes. No es posible ni necesario lograr este
desprendimiento frente a las vicisitudes presentes; pero con las pasadas el discípulo si debe
esforzarse por lograrlo. El valor de tal introspección tranquila no depende tanto de qué es lo que uno
perciba, sino de saber encontrar dentro de sí la fuerza que desarrolla tal quietud interior.
Es que cada ser humano, al lado de lo que podríamos llamar el "hombre cotidiano", lleva en su
interior un hombre superior, que permanece oculto hasta que se le despierta; y solamente cada uno
en lo personal puede despertarlo dentro de si. En tanto esto no se logre, persisten ocultas las
facultades superiores latentes que conducen al conocimiento suprasensible. Es, pues, fundamental la
paz interior y mientras no se sientan sus efectos, es necesario perseverar en la observación formal y
estricta de la regla enunciada. Para toda persona que asi proceda, un día llegara en, que le
circundara la luz espiritual y en que vera desplegarse un mundo completamente nuevo, con un ojo
antes desconocido.
Ningun cambio debe ocurrir en la vida exterior del discípulo por el hecho de comenzar a observar esta
regla. Seguirá cumpliendo sus deberes como antes, continuara sufriendo al principio las mismas
tribulaciones y gozando los mismos placeres. De ninguna manera se apartara del vivir cotidiano; por
el contrario, durante el resto del día podrá dedicarse mas in-tensamente a ese vivir, porque en sus
instantes de recogimiento alcanza una vida mas elevada. Poco a poco será esta la que comience a
ejercer su influencia sobre la existencia ordinaria. El hombre entero se tornara más sosegado;
adquirirá mas acierto en todos sus actos y ya no se dejará turbar por cualquier incidente.
Paulatinamente el novicio llegara a tomar él mismo la dirección de su existencia en vez de
abandonarla a las circunstancias y a las influencias exteriores. Pronto notará que fuente de vigor
representan para él esos instantes de aislamiento. Comenzara a no enojarse por cosas que antes le
irritaban; dejara de inspirarle temor lo que antes se lo producía; adquirirá una concepción de la vida
enteramente nueva. Antes se sentía tal vez temeroso al emprender tal o cual tarea y se decía: "Mis
energías no bastaran para cumplir ese trabajo como yo quisiera hacerlo"; pero ahora ya no le
sobrecogerá este pensamiento, sino otro muy distinto. Ahora se dirá: "Reuniré todas mis fuerzas para
dar cima a esta tarea lo mejor que me sea posible". Superara todo pensamiento que pudiera inspirarle
timidez, porque sabe que precisamente ella podría estorbar el cumplimiento de su deber y que, en
todo caso, no le ayudaría a desempeñar mejor sus quehaceres. Asi, en la concepción de la vida del
discípulo, se van deslizando sucesivamente pensamientos fecundos y provechosos que sustituyen los
que anteriormente le estorbaban y debilitaban. Asi comienza a conducir su nave sobre los mares de
la vida con rumbo seguro y firme, en vez de ser echada de un lado a otro como juguete de las olas.
Esta calma y esta serenidad reaccionan sobre el ser entero y favorecen el crecimiento del hombre
interior y, con el, el desarrollo de las facultades internas que le conducen al conocimiento superior.
Caminando en esta dirección, el discípulo llegara poco a poco al punto de poder determinar por si
mismo la acción que sobre él deben ejercer las impresiones externas. Por ejemplo, oye alguna
palabra con la cual un tercero desea molestarle o irritarle; antes de su discipulado seguramente lo
habría conseguido; pero ahora que ya huella el sendero es capaz de arrancar a la palabra el aguijón
hiriente o irritante antes que penetre en su interior. Tomemos otro ejemplo: un hombre se impacienta
fácilmente cuando tiene que esperar. Entra en el sendero, y en sus instantes de recogimiento se
compenetra en tal forma del sentimiento de la inutilidad de la impaciencia excesiva que en adelante
este sentimiento se le hará presente cada vez que vaya a dejarse arrebatar por la impaciencia. la
irritación que amenazaba apoderarse de el desaparece y el tiempo que hubiera malgastado dejando
que la impaciencia embargase su mente será ocupado quizá por una observación útil que puede
hacer durante la espera.
Hay que darse cuenta del alcance de todo lo expuesto. Recordemos que dentro del ser humano el
"hombre superior" se encuentra en constante evolución; pero que solo la calma y la serenidad
descritas hacen posible un desenvolvimiento ordenado. Los vaivenes de la vida externa cohibirían por
todos lados al ser interior, si el hombre, en vez de ser el dominador de la vida, se dejara dominar por
ella. Seria como una planta que creciera entre las grietas de una roca: languidecería hasta que se le
diera mas espacio. Para el ser interior no existe fuerza externa alguna que pueda darle este espacio;
solo puede lograrlo por la quietud interior que el mismo proporcione a su alma. Las circunstancias
exteriores solo pueden modificar su situación exterior; jamás despertar al "hombre espiritual" interno.
Es en sí mismo donde el discípulo debe engendrar ese ser nuevo y superior.
Este "hombre superior" se convierte entonces en el "soberano", que con mano segura dirige la
conducta del hombre ordinario. En tanto que este gobierne y mande, el ser interno es su esclavo y,
por tanto, no puede desplegar sus fuerzas. Mientras dependa de algo ajeno a mí el que me enoje o
no, no soy dueño de mí mismo, o dicho mejor aun, no he encontrado todavía a mi "soberano". Tengo
que desarrollar la facultad de permitir que se acerquen a mí las impresiones del mundo exterior en la
medida tan solo que yo mismo determine. Hasta entonces no me habré convertido en discípulo de la
ciencia oculta. Únicamente en la medida en que trate de desarrollar diligentemente ese poder, el
discípulo llegara a su meta. No importa el progreso que realice en un tiempo dado, sino tan solo su
actitud de búsqueda. Muchos han luchado durante años enteros sin notar progreso alguno apreciable;
pero quienes no desesperaron, sino que permanecieron inquebrantables, súbitamente alcanzaron la
"victoria interior".
Sin duda en muchas situaciones de la vida es necesaria una gran energia para conseguir esos
instantes de quietud interior, pero cuanto mayor sea el esfuerzo necesario, tanto mayor será el
resultado obtenido. En el discipulado todo depende de la energia, de la veracidad interior y de la
sinceridad absoluta con que nos enfrentamos con nosotros mismos y con todas nuestras actuaciones
como si se tratara de extraños.
Pero este nacimiento del propio ser superior solamente representa un aspecto de la actividad interna
del discípulo; hay que agregar algo más. Aunque el hombre consiga adoptar la actitud de espectador
de sí mismo, seguirá siendo él el objeto de su contemplación y tomara en cuenta únicamente las
experiencias y acciones en que se encuentre implicado por las condiciones particulares de su
existencia: pero el debe trascender este nivel; elevarse hasta lo puramente humano, que nada tiene
que ver con su posición particular; avanzar hasta la contemplación de aquello que le afectaría como
hombre, aunque viviera en circunstancias y lugar completamente distintos. De esta manera surge en
el algo que sobrepasa los limites de lo personal. Llegado este momento dirige su mirada hacia
mundos más elevados que aquellos con los que la vida cotidiana le pone en contacto. El hombre
comienza asi a sentir y a darse cuenta de que pertenece a tales mundos superiores, acerca de los
cuales nada pueden enseñarle sus sentidos ni sus ocupaciones cotidianas. Poco a poco va
trasladando a su interior el centro de su ser, desde donde oirá las voces que le hablan en los
momentos de quietud; donde se llevara a cabo la comunión con el mundo espiritual. Se ha apartado
de la vida corriente; se han apagado los ruidos de esa vida; el silencio reina en torno suyo. Hace a un
lado lo que se encuentra en su derredor e incluso todo lo que le recuerda tales impresiones del
mundo externo. La calma interior de la contemplación y la comunión con el mundo puramente
espiritual llenan toda su alma.
Esta contemplación silenciosa debe convertirse en una necesidad natural de la vida del discípulo, en
este momento sumergido en un mundo de pensamientos. Tiene que desarrollar un sentimiento vivo
para la silenciosa actividad del pensamiento; aprender a amar lo que en su ser vierte el Espíritu.
Pronto dejara de considerar este mundo mental como menos real que las cosas de la vida ordinaria
que lo rodean. Comenzara a relacionarse con sus pensamientos como lo hace con objetos del
espacio, hasta que llegue el momento en que empiece a sentir que lo que se revela en la actividad
silenciosa de pensamiento es algo mucho más elevado, mucho más real que las cosas materiales, y
encontrara que en este mundo del pensamiento hay algo que posee vida. Comprenderá que los
pensamientos no son simples imagenes vanas, sino que a través ellos le hablan seres ocultos, y,
surgiendo del silencio, empieza a serle perceptible algo como un lenguaje. Antes percibía sonidos
mediante su oído; ahora estos resuenan en su alma:; un lenguaje, un verbo interior, se le revela.
Inefable es la felicidad que siente el discípulo cuando experimenta por vez primera este instante.
Sobre todo su mundo exterior se derrama una luz que le viene de dentro; comienza para el una
segunda existencia; y lo inunda una corriente divina de un mundo de bienaventuranza divina.
Esta vida del alma en el pensamiento, vida que se va desenvolviendo gradualmente hasta
convertirse en una vida de esencia espiritual, se llama en la gnosis y en la ciencia oculta meditación,
es decir, reflexión contemplativa. Esta meditación es el medio para la adquisición del conocimiento
suprasensible; Mas en tales momentos el discípulo no debe abandonarse al' goce de sentimientos;
no debe tener en su alma emociones vagas, con lo que solo impediría la adquisición del verdadero
conocimiento espiritual. Sus pensamientos deben tomar perfiles claros, concisos, definidos. En
este esfuerzo encontrara apoyo si, en vez de apegarse ciegamente a los pensamientos que le vienen
a la mente, se satura con los pensamientos elevados que hombres avanzados y ya poseídos por el
Espíritu han concebido en tales momentos. Debe tomar como punto de partida los escritos que tienen
su origen en semejante revelación obtenida por la meditacion, y que se encuentran en la literatura
mística, gnóstica, o en la literatura de la ciencia espiritual contemporánea. En ellas se le ofrece
material para su meditación. Los mismos investigadores del Espíritu han consignado en tales
escrituras los pensamientos de la ciencia divina; el Espíritu los ha proclamado al mundo por medio de
sus mensajeros.
Mediante estas meditaciones se produce una transformación completa del discípulo. Comienza a
formarse conceptos completamente nuevos acerca de la realidad. Todas las cosas adquieren para el
un valor nuevo. Nunca se insiste suficientemente en que esta transformación no convertirá al
discípulo en un extraño a la vida; en ningun caso lo alejara de sus deberes cotidianos. El discípulo
comprenderá que la acción más trivial que tenga que llevar a cabo, la experiencia más insignificante
que le acontezca, estan ligadas con los grandes seres y acontecimientos cósmicos. Una vez que esta
conexión se le ha revelado claramente en sus momentos de contemplación, se entrega a sus
ocupaciones diarias con nueva y mayor energía, porque ahora se da cuenta que sus labores han sido
realizadas y sus sufrimientos padecidos en aras de una gran totalidad cósmico-espiritual. Fuerza para
la vida y no lasitud, es lo que nace de la meditacion.
El discípulo atraviesa la existencia con paso seguro. Se mantiene erguido sea cual fuere lo que ella le aporte. Antes ignoraba por que trabajaba o sufría; ahora si lo sabe. Es obvio que esta actividad meditativa conduce mas seguramente a la meta si se practica bajo la guía de personas
experimentadas, que conozcan por ellas mismas la mejor forma de obrar. Búsquense, pues, el
consejo y las instrucciones de tales guías, con lo que realmente no se pierde la libertad. Lo que de otra manera no seria mas que andar a tientas, se convierte bajo tal dirección en un trabajo precise Quienquiera que acuda a quienes tengan conocimiento y experiencia en estas materias, no tocara nunca en vano su puerta. Debe tenerse presente que se busca solo el consejo de un amigo y no el despotismo de una persona que aspire a dominar. Siempre se comprobará que los que
verdaderamente saben son los más modestos, y que nada hay más ajeno a su naturaleza que la
llamada ambición de poder.
Cuando por medio de la meditacion el hombre se eleva al lo que le une al Espíritu, comienza a
vivificar aquello que es eterno en él y que no esta limitado por el nacimiento y la muerte. Solo pueden dudar de tal ser eterno los que no lo h experimentado. La meditacion es, pues, el camino que conduce al hombre al conocimiento, a la contemplación de su entelequia eterna e indestructible; y solo mediante la meditacion puede llegar a tal conocimiento. El gnosticismo y la ciencia espiritual
hablan de la eternidad de esa entelequia y de su reencarnación. Muchas veces se pregunta ¿por qué
el hombre no sabe nada de sus experiencias mas allá del nacimiento y de la muerte? No es asi como
debiera formularse la pregunta, sino ¿cómo se puede adquirir tal conocimiento? En la meditacion
adecua-da se ofrece el camino. Mediante ella se revive la memoria de experiencias que trascienden
los limites del nacimiento y de la muerte. Cada uno puede adquirir ese saber; cada uno posee latente la facultad de conocer y de contemplar por si mismo lo que enseñan el misticismo genuino, la ciencia espiritual, la Antroposofía y el gnosticismo.1 Solo hay que elegir los me-dios adecuados. Un ser dotado de ojos y de oídos puede percibir los colores y los sonidos, pero incluso el ojo no podría percibir nada si faltara la luz que hace visibles los objetos. La ciencia oculta suministra los medios para desarrollar los ojos y oídos espirituales y para encender la luz espiritual.
1) En otros de sus escritos, el autor hace Una clara distinción entre ciertos rasgos del gnosticismo justamente descartados por la filosofía
moderna, y otros que constituyen un aporte positivo e Inalienable a la historia espiritual de la humanidad. (N. del Tr.)
Los medios de la disciplina espiritual se pueden designar como de tres grados: (1) Probación, que
desarrolla los sentidos espirituales. (2) Iluminación, que enciende la luz espiritual. (3) Iniciación, que
establece el trato con las entidades espirituales superiores.

 

 

GRADOS DE LA INICIACION :

LOS GRADOS DE INICIACIÓN
La información que sigue forma parte de una disciplina espiritual; cuyo nombre y naturaleza conocerá
claramente todo aquel que la aplique con acierto. Se refiere a los tres grados que conducen a través
del entrenamiento de la vida espiritual, hasta cierto nivel de iniciación. Mas aquí solo se explicara lo
que sea posible decir en publico, meras indicaciones de una doctrina más íntima y profunda. En la
disciplina oculta propiamente dicha se sigue un curso bien definido; ciertos ejercicios tienen por objeto
conducir al alma humana a una relación consciente con el mundo espiritual. Entre esos ejercicios y
las paginas que siguen hay aproximadamente la misma relación que existe entre la enseñanza
impartida por una escuela superior estrictamente disciplinada y la instrucción incidental de una
escuela preparatoria. Con todo, la observancia seria y perseverante de lo que aquí se indica, puede
conducir a la verdadera disciplina espiritual; con la advertencia de que los ensayos atolondrados,
hechos sin seriedad ni perseverancia, no producirán resultado alguno. El éxito del estudio oculto
depende de que, en primer lugar, se observe lo que ya se ha expuesto en paginas anteriores y que
luego se proceda sobre esta base.
Las tres etapas que la mencionada tradición especifica son las siguientes: 1a. Probación; 2a.
Iluminación; y 3a. Iniciación. No es del todo necesario que estas tres etapas sean sucesivas, es decir,
que se haya completado la primera antes de pasar a la segunda o esta antes de entrar en la tercera.
En ciertos aspectos es posible participar de la iluminación, y aun de la iniciación, en tanto que los
otros estan todavía en preparación o probación. Sin embargo, será necesario haber pasado cierto
tiempo en la etapa probatoria antes de que pueda lograrse cualquier iluminación; y esta, a su vez,
debe alcanzarse por lo menos parcialmente, antes de entrar en la etapa iniciática. Para mayor
claridad, sin embargo, se describirán estas tres etapas, una tras otra.
 
PROBACIÓN
La Probación consiste en un cultivo bien definido de la vida afectiva y mental, mediante el cual los
cuerpos anímico y espiritual quedaran dotados de sentidos y órganos superiores de actividad, de la
misma manera que las fuerzas de la naturaleza proveen al cuerpo físico de órganos plasmados de la
informe materia viva.
Para empezar hay que dirigir la atención del alma sobre ciertos procesos del mundo que nos
circunda. Tales procesos son, por una parte, los de la vida que germina, crece y florece, y por la otra,
los fenómenos relacionados con el marchitamiento, la decadencia y la muerte. Por todas partes estos
procesos se presentan simultáneamente a la mirada del hombre y evocan naturalmente en él en toda
ocasión sentimientos y pensamientos. Sin embargo, en circunstancias ordinarias, él no se entrega
suficientemente a esos sentimientos y pensamientos, pasa con demasiada rapidez de una impresión
a otra, en lugar de fijar su atención, intensa y conscientemente sobre tales fenómenos. Dondequiera
que el discípulo encuentre una forma bien determinada del crecer y florecer, apartara de su alma
toda otra imagen y se abandonara, durante corto tiempo, exclusivamente a esta sola impresión.
Pronto comprobara que un sentimiento que antes se deslizaba rápidamente a través de su alma,
ahora se expande, asumiendo una forma potente y vigorosa. Dejara que esa nueva forma de
sentimiento reverbere sosegadamente en él, aquietando por completo su vida interior. Se abstraerá
del mundo exterior para vibrar únicamente con lo que su alma exprese ante los fenómenos de este
crecer y florecer.
No deben esperarse resaltados favorables si los sentidos se hallan torpes con respecto al mundo.
Primero contémplense los objetos con tanta intensidad y nitidez como sea posible; luego déjese que
el sentimiento que surge en el alma, el pensamiento que brota del interior, se apodera del discípulo.
Lo que importa es saber dirigir la atención hacia ambos fenómenos con perfecto equilibrio interior. Si
se logra la calma necesaria y uno se abandona a lo que emerge del alma, al cabo de cierto tiempo se
tendrá la experiencia de observar que brotan del alma un nuevo género de sentimientos y
pensamientos antes desconocidos. Cuanto más a menudo se preste atención sobre algo en proceso
de crecimiento, de floración y de expansión y, alternativamente, sobre algo que se marchita y muere,
tanto más vividos se tornarán estos sentimientos. Y, del mismo modo que se forman los ojos y los
oídos del cuerpo físico de la materia viva bajo la acción de las fuerzas naturales, asi van formándose
los órganos de la clarividencia a partir de los sentimientos y pensamientos así engendrados. Los
procesos del crecimiento y de expansión dan lugar a un tipo de sentimiento bien determinado,
mientras que otro tipo, no menos preciso, surge en presencia del marchitamiento y de la
desintegración; pero esto sólo ocurre si el cultivo de esos sentimientos se lleva a cabo con arreglo a
las instrucciones que preceden. Es posible describir, de un modo aproximado, la naturaleza de esos
sentimientos, y su concepción plena está al alcance de todo aquel que personalmente viva estas
experiencias interiores. Aquel que frecuentemente haya dirigido su atención hacia los fenómenos ¿el
crecimiento, de la floración y del devenir, recibirá una sensación remotamente semejante a la que
produce la salida del sol, en tanto que los fenómenos de decadencia y marchites darán origen a una
sensación que, del mismo modo, es comparable al lento ascenso de la luna sobre el horizonte. Estos
dos sentimientos son dos fuerzas que, debidamente cultivadas e intensificadas, conducen a los más
significativos efectos espirituales, así como abren un mundo nuevo al estudiante que metódica y
deliberadamente se abandona a ellas: el mundo anímico, el llamado plano astral, que comienza a
alborear ante él. El crecimiento y la descomposición dejan de ser fenómenos que produzcan
las indefinidas impresiones de antaño; se torna en líneas y figuras espirituales cuya existencia no
había pechado antes y cuya forma diferenciada depende de los d rentes fenómenos. Una flor que se
abre, un animal que ere o un árbol que se seca, evocan en su alma líneas bien determinadas. El
mundo anímico, o plano astral, se desenvuelven lentamente ante el discípulo. No hay arbitrariedad
en SUS líneas y figuras. Dos discípulos que hayan llegando al correspondiente grado de desarrollo
espiritual observaran siempre las mismas líneas y figuras en relación con el mismo fenómeno. Asi dos
personas de vista normal ven redonda una mesa redonda y no una de ellas la ve redonda y la otra
cuadrada, del mismo modo se presenta a dos almas la misma figura espiritual contemplar una flor
abierta. Del mismo modo que la historia natural describe las formas de las plantas y de los animal asi
tambien el conocedor de la ciencia oculta describe o dibuja las formas espirituales de los procesos del
crecimiento y de desintegración, clasificándolas por géneros y especies.
Cuando el discípulo este ya bastante avanzado para ve las formas espirituales de los fenómenos
perceptibles a su ojo físico, no estará muy lejos del momento en que ya pueda observar lo que no
tiene existencia física y que, por tanto, permanece totalmente oculto para aquel que no ha sido
instruida en la ciencia espiritual.
Sin embargo, es necesario insistir en que el investigador espiritual no debe perderse en reflexiones
acerca de lo que significa una u otra cosa, aspecto intelectual que lo desvían del recto camino. El
discípulo debe contemplar el mundo externo con sentidos despiertos y sanos y con perspicacia, y
entregarse después al sentimiento que en el se suscita. No debe tratar de deducir por medio de
especulaciones intelectuales el significado de las cosas; ellas mismas deben descubrírselo.1
 
1) Puede decirse que un sentido artístico aunado a una naturaleza reposada e Introspectiva, constituye la más favorable condición
preliminar para el desarrollo de las facultades espirituales. Ese sentido penetra más allá de la superficie de las cosas y asi llegan hasta su
misterio.
Otro punto importante es lo que la ciencia oculta llama la orientación en los mundos superiores. Se
llega a ella compenetrándose de la convicción de que los sentimientos y los pensamientos son
realidades, tal como lo son las sillas y las mesas del mundo físico sensible. En el mundo anímico y en
el mundo mental, los pensamientos y los sentimientos actúan recíprocamente los unos sobre los
otros, tal como lo hacen las cosas sensibles del mundo físico. Mientras el discípulo no se haya
compenetrado intensamente de esta verdad, no creara que un pensamiento erróneo de su mente
pueda ejercer, sobre otros que existan en el mundo mental, una influencia tan nefasta como la que
ejerce una bala disparada a ciegas sobre los objetos físicos con que choque. Quizá no se permitiría
jamás realizar un acto externo que considerara contrario a la razón, pero no rehuiría el fomentar
pensamientos y sentimientos impropios, estimándolos inofensivos para el resto del mundo. Sin
embargo, solo se puede avanzar en la ciencia oculta si se vigilan los pensamientos y sentimientos
con el mismo cuidado con que observamos nuestros pasos en el mundo físico. Si uno se encuentra
frente a un muro, no intentara pasar a través de él, sino que dará la vuelta: se adaptara a las leyes
que rigen el mundo material. Leyes semejantes existen en los niveles afectivo y mental; si bien no
pueden imponerse al hombre desde el exterior, deben emerger de la vida misma de su alma. Esto se
alcanza absteniéndose en todo tiempo de pensamientos y sentimientos impropios. Es necesario
suprimir durante este periodo toda divagación arbitraria y veleidosa, toda fantasía indisciplinada y
todo flujo y reflujo accidental de emociones. Esto no embota la sensibilidad; antes al contrario, pronto
puede comprobarse que, al regular el curso de la vida interior, la sensibilidad y la verdadera fantasía
creadora comienzan a enriquecerse. En vez de un sentimentalismo banal y de concatenaciones
caprichosas de ideas, surgirán sentimientos significativos y pensamientos fecundos, sentimientos y
pensamientos que permitirán al discípulo orientarse en el mundo espiritual, y lograr una posición
correcta respecto a la realidad de ese mundo. Resulta asi para el discípulo una consecuencia bien
definida: del mismo modo que el hombre físico encuentra su camino entre las cosas terrenas,
asimismo su disciplina lo conduce ahora a través de los procesos de crecimiento y marchites,
procesos que el ya ha llegado a conocer en la forma antes descrita. Observara, por una parte, todo lo
que crece y se desarrolla y, por la otra, todo lo que se marchita y perece, tal como corresponde para
su propio progreso y el del universo.
El discípulo tiene que practicar, además, cierta disciplina en relación con el mundo del sonido.
Conviene distinguir entre el sonido causado por lo llamado inanimado, v.g., un cuerpo que cae, una
campana, un instrumento musical, y el sonido emitido por los seres vivos, animales u hombres. Al oír
una campana se percibe un sonido, asociándolo con una sensación agradable; al escuchar el grito de
un animal se percibirá en él, además de la impresión sensoria, la manifestación de una experiencia
interna del animal, ya sea de placer o de dolor. Este ultimo es el género de sonidos de que debe
ocuparse el discípulo en un principio. Aplicara toda su atención al hecho de que recibe, mediante el
sonido, una información de algo que se encuentra fuera de su propia alma; se sumergirá en ese algo
extraño; unirá estrechamente su propio sentimiento al dolor o al placer que ese sonido le revele y se
sobrepondrá a lo que signifique para él, agradable o desagradable, simpático o antipático, para dejar
que su alma se sature de lo que ocurre en el ser del cual procede el sonido. A través de estos
ejercicios realizados metódica y deliberadamente, se asimilara la facultad de vibrar al unísono, por
decirlo asi, con el ser del que emana el sonido. Para una persona dotada de sentido musical,
semejante cultivo de su vida emotiva será más fácil que para otra que no lo tenga; .pero no hay que
creer que el mero sentido musical pueda sustituir la actividad interna. El discípulo debe aprender a
sentir en esta forma con respecto a toda la naturaleza para que se geste una nueva facultad en su
vida mental y afectiva; para que la naturaleza entera, con sus resonancias, comience a susurrar al
hombre sus misterios. Lo que antes era para su alma incoherente ruido, se convierte en lenguaje
inteligible de la naturaleza; allí donde antes solo había percibido un sonido de la llamada naturaleza
inanimada, ahora se le revela un nuevo lenguaje del alma. Progresando en este cultivo de sus
sentimientos, pronto comprobara que puede oír algo cuya existencia antes no sospechaba: comienza
a oír con el alma.
 
Precisa agregar algo mas a lo que precede para poder llegar a la cima de lo accesible en esa región.
De gran importancia para el desarrollo del discípulo es la manera como escucha las palabras de los
demás. Debe acostumbrarse a hacerlo en tal forma que su propio ser interior permanezca en silencio
absoluto Si alguien emite una opinión y otro la escucha, surge generalmente en este último un
sentimiento de aprobación o desaprobación, y no faltará quienes se crean en el deber de manifestar
en el acto su aquiescencia y muy especialmente su disentimiento. El discípulo debe acallar todo
impulso interior de aprobación y de contradicción. No se trata de cambiar repentina e íntegramente de
conducta, ni de esforzarse por el continuo logro de este completo silencio interior. Que comience a
hacerlo en ciertos casos particulares elegidos a propósito. Entonces, poco a poco, esta nueva manera
de escuchar se ira deslizando en sus hábitos y, por si misma, llegará a formar parte de ellos. En la
búsqueda espiritual esto se practica sistemáticamente: el discípulo se siente obligado, en vía de prac-
tica y por un tiempo determinado, a escuchar los pensamientos más contradictorios, y a callar
totalmente todo impulso de aprobación y, sobre todo, toda critica desfavorable. La medula del asunto
estriba en que no solo se evite todo juicio intelectual, sino tambien todo sentimiento de desagrado, de
disentimiento y hasta de aprobación. En particular el discípulo debe observarse muy atentamente
para darse cuenta si tales sentimientos, quizá desaparecidos de la superficie, persisten aun en lo más
recóndito de su alma. Por ejemplo, debe escuchar las afirmaciones de personas que en algún sentido
le sean notoriamente inferiores, y evitar al hacerlo, todo sentimiento de superioridad. Para todos es
útil escuchar de esta manera a los niños; hasta el más sabio puede aprender incalculablemente de
ellos. Asi, el estudiante aprende a escuchar las palabras de otro con perfecto desprendimiento, con
total abstracción de su propia persona, de sus opiniones y de su manera de sentir. Si se ejercita asi a
escuchar sin actitud de critica, aun en los casos en que se expresen las opiniones más contrarias a
las suyas, o cuando se cometan ante él los disparates más grandes, aprenderá poco a poco a
fundirse con la individualidad de otro hombre y a identificarse con ella. A través de las palabras,
escuchándolas, podrá penetrar en el alma del que habla. Gracias a ejercicios prolongados de esta
índole, el sonido se convierte en el medio apropiado para percibir el alma y el espíritu. Es cierto que
para ello se requiere una autodisciplina rigurosísima; pero ella conduce a una meta sublime. Cuando
estos ejercicios se practican junto; con los anteriormente descritos, relativos a los sonidos en la
naturaleza, el alma desarrolla un nuevo sentido auditivo y es capaz de percibir manifestaciones del
mundo espiritual que no hallan expresión mediante sonidos perceptibles por el oído físico. La
percepción del "Verbo Interior" despierta, y paulatinamente se le revelan al discípulo verdades del
mundo espiritual. Se halla en condiciones de escuchar un lenguaje expresado en forma espiritual.1
Todas las verdades superiores se alcanzan través del influjo del Verbo Interior, y lo que puede
transmitir un verdadero investigador espiritual lo ha recibido de este modo. Esto no quiere decir que
sea inútil dedicarse a la lectura de los textos de ciencia oculta antes que uno mismo pueda percibir
ese influjo interne Al contrario, la lectura de esos escritos y el recibir las enseñanzas de los
investigadores espirituales son, por si mismos, medios para, llegar al conocimiento personal. Cada
frase que escuchamos de la ciencia oculta es apropiada para dirigir nuestra mente hacia el punto que
debe alcanzar si el alma tiene que experimentar un positivo progreso. A todo cuanto antes se ha
indicado debe agregarse el estudio asiduo de lo que transmiten los investigadores espirituales. En
toda disciplina oculta este estudio forma parte de la probación, y todo otro procedimiento será
inefectivo si no existe la debida receptividad para las enseñanzas del investigador espiritual, pues
procedentes del Verbo Interior y de su viviente influjo, estan dotadas de vida espiritual. No son meras
palabras, sino poderes vivos. Cuando se siguen las palabras de un iniciado, cuando se lee un libro
que surge de verdaderas experiencias internas, obran en el alma energías que la hacen clarividente,
tal como las fuerzas de la naturaleza crearon nuestros ojos y nuestros oídos de la substancia vital.
1) Los seres espirituales de los que trata la ciencia oculta solo pueden hablar a quienes hayan llegado a la receptividad interior mediante
una captación Impersonal, sin dejarse influir por opiniones y sentimientos personales. Mientras el estudiante oponga su propia opinión o
sentimiento a lo que oye, los seres del mundo espiritual permanecen callados.
ILUMINACIÓN
La iluminación parte de procesos muy sencillos. Aquí también se trata de desarrollar ciertos
sentimientos y pensamientos que se hallan latentes en todo ser humano y que deben despertar.
Únicamente cuando estos sencillos procesos se llevan a cabo con firme paciencia y perseverancia
infinita se llega a la percepción de las "formas luminosas internas". El primer paso consiste en
observar, de manera especial, diversos seres naturales: por ejemplo, una piedra transparente de
hermosas facetas (un cristal), una planta y un animal. Concéntrese primeramente toda atención en
comparar la piedra con el animal de tal modo que los pensamientos lleguen al alma, acompañados
de intensos sentimientos, sin permitir que otro pensamiento ni sentimiento se introduzca ni perturbe lo
que ha de ser observación intensa concentrada. El discípulo se dirá: "La piedra tiene forma; tambien
el animal; la piedra permanece inmóvil en su lugar; no asi el animal que cambia de lugar. Es el
instinto, el deseo, lo que origina la movilidad del animal, instinto a cuyo servicio se halla tambien su
forma: los órganos y los miembros del animal estan modelados de acuerdo con los instintos; no asi la
forma de la piedra, estructurada por una energia carente de deseo".1 Al sumergirse uno intensamente
en estos pensamientos observando la piedra y el animal con atención sostenida, brotan en el alma
dos géneros de sentimientos muy distintos: el uno emanado de la piedra, el otro del animal.
Probablemente no se tendrá buen éxito al empezar, pero, poco a poco, con pacientes ejercicios,
surgirán estos sentimientos. Lo indispensable es perseverar en su práctica. Al principio existirán
dichos sentimientos solo mientras dure la observación, después persistirán, hasta que finalmente se
transformen en algo que perdura en el alma. Llegado este momento basta que el discípulo se
ensimisme para que ambos sentimientos aparezcan incluso sin observación de objeto externo alguno.
De estos sentimientos y de los pensamientos que los acompañan se forman los órganos de la
clarividencia. Si sigue a las anteriores la observación de la planta, se notara que el sentimiento que
ella provoca ocupa el punto medio, entre los que se derivan de la piedra y del animal tanto por su
carácter como por su grado de intensidad. Los órganos que en este caso se forman son los ojos
espirituales, con los que paulatinamente se aprende a ver algo asi como colores psíquicos y
espirituales. Pero el mundo espiritual, con sus líneas y sus figuras, permanecerá obscuro en tanto
que el estudiante no haya asimilado mas que lo que se ha descrito como "probación"; con la ayuda de
la iluminación ese mundo se aclara. Es necesario insistir una vez más que las palabras "obscuro" y
"claro", asi como las demás expresiones empleadas, solo indican aproximadamente lo que se quiere
decir. No puede ser de otra manera al recurrir al lenguaje corriente que solamente es adecuado para
el mundo físico. Ahora bien, la ciencia oculta denomina "azul", o "azul-rojizo", lo que para los órganos
de la clarividencia emana de la piedra, y "rojo", o "rojo-amarillento", lo que se percibe como
procedente del animal; en realidad, lo que se ve son colores de orden espiritual. El color que emana
de la planta es "verde", y tiende paulatinamente hacia un rosado claro etéreo. La planta es el ente de
la naturaleza cuya constitución en los mundos superiores hace recordar, en cierto modo, la que tiene
en el mundo físico. No sucede lo mismo con la piedra y el animal. Hay que tener presente que los
colores arriba mencionados representan solamente la tonalidad principal de los reinos mineral,
vegetal y animal, pues en realidad existen todos los matices intermedios. Toda piedra, toda planta,
todo animal, posee el suyo particular. Además, existen los seres de los mundos superiores que nunca
encarnan físicamente y que despliegan colores ora admirables, ora horribles. La variedad de colores
en esos mundos superiores es infinitamente mayor que en el mundo físico.
Una vez alcanzada la facultad de ver con los "ojos espirituales", el hombre encuentra, tarde o
temprano, a tales seres, superiores o inferiores al hombre, seres que jamás entran en la realidad
física.
 
1) El hecho a que se hace aquí referencia en su relación con la contemplación de los cristales, ha sido tergiversado de diversas maneras
por quienes han oído hablar de ello solo en una forma, externa (exotérica) y así es como han surgido practicas tales como la "visión en el
cristal", etc. Tales prácticas se basan en interpretaciones erróneas. Se describen en muchos libros, pero nunca son el tópico de las
genuinas enseñanzas esotéricas.
Al llegar a este punto, muchos son los caminos que se abren ante el hombre, pero no es aconsejable
ir más lejos sin observar cuidadosamente lo que el investigador espiritual haya dicho o impartido.
Siempre lo mejor es seguir las indicaciones de tal dirección experimentada. Por otra parte, si un
hombre tiene en si la fuerza y la perseverancia para adquirir los grados rudimentarios de la
iluminación, seguramente buscara y encontrara la guía acertada.
En todo caso se requiere una precaución sin la cual lo más sensato es renunciar a todo discipulado
oculto: el discípulo no ha de perder ninguna de sus cualidades de hombre noble y bueno ni su
receptividad para toda realidad física; por el contrario, durante su discipulado debe aumentar
continuamente su fuerza moral, su pureza interior y su poder de observación. Por ejemplo, durante
los ejercicios iniciales de la iluminación, ha de procurar que crezca constantemente la simpatía
hacia todo hombre y todo animal, asi como la sensibilidad a las bellezas de la naturaleza. De
descuidarlo se embotarían sus sentimientos y su sensibilidad por tales ejercicios; su corazón se
endurecería, su mente se tornaría indolente, y todo ello lo conduciría a peligrosos resultados.
El cómo se lleva a cabo la iluminación ascendiendo el discípulo, gracias a los ejercicios antes
descritos, desde la piedra, la planta y el animal hasta el hombre; y el cómo, tras esa iluminación, se
presenta finalmente la unión del alma con el mundo espiritual, lo que conduce a la iniciación, es lo
que se tratara en los capítulos siguientes, hasta donde sea posible.
En nuestra época son muchas las personas que buscan el camino hacia la ciencia oculta, búsqueda
a veces por medios peligrosos y hasta reprobables. Por este motivo, quienes conozcan algún
aspecto de la verdad de este asunto deben proporcionar a los demás la posibilidad de aprender
algo de la disciplina oculta. En lo que corresponda se imparte en esta obra esta posibilidad para
impedir que el error llegue a causar graves daños. Por el método que se señala, nadie puede correr
peligro si no trata de forzar las circunstancias. Lo siguiente ha de tenerse presente: ninguna persona
debe consagrar a los ejercicios más tiempo y energías que los que su situación y deberes le
permitan. No ha de pretender cambiar nada de las ccondiciones externas de su vida para seguir el
sendero oculto. Si se desean resultados serios, hay que tener paciencia; saber interrumpir la
meditacion después de algunos minutos, continuar tranquilamente el trabajo acostumbrado, y ningun
recuerdo de los ejercicios ha de mezclarse con las actividades cotidianas. El que no ha aprendido a
esperar, en el mejor y más alto sentido de la palabra, no sirve para discípulo y no llegará jamás a
resultados de un valor real.
 
DOMINIO DEL PENSAMIENTO Y DEL SENTIMIENTO
Cuando el discípulo busca el camino de la ciencia oculta por los métodos descritos en el
capítulo anterior, debe fortificarse con un pensamiento persistente en el curso de su labor: repetirse
constantemente que quizá ha realizado progresos bastante notables después de algún tiempo,
aunque no se le evidencie en la forma que el posiblemente esperaba. Quien no tenga esta actitud
interna, puede desarmarse y abandonar todo esfuerzo al cabo de poco tiempo. Las energías y
facultades que hay que desarrollar son, al principio, de índole sumamente delicada, y difieren
completamente en su naturaleza de la idea previamente formada por el estudiante, solo acostum-
brado a ocuparse del mundo físico. Ocultos a sus sentidos y pensamientos el mundo espiritual y
el anímico, no es de extrañar que no le sea posible darse cuenta inmediatamente de los poderes
espirituales y psíquicos que en el se desenvuelven. En esto radica una posible fuente de duda para
todo aquel que huelle el sendero sin acogerse a la experiencia de log investigadores competentes.
El investigador espiritual se dará cuenta del progreso del discípulo mucho antes de que éste tenga
conciencia de ese progreso; sabe como se van formando los delicados ojos espirituales antes que su
discípulo sea consciente de ello y gran parte de sus instrucciones tienden precisamente a evitar que
el discípulo, por no haber llegado al conocimiento propio de sus progresos, pierda la confianza, la
paciencia y la perseverancia. El instructor espiritual no puede dar a su discípulo nada que este no
posea ya en estado latente, y su misión ha de limitarse a ayudarle en el despertar de sus facultades
adormecidas. Ello no obstante, lo que transmite de sus propias experiencias es sostén para el
discípulo que quiere abrirse paso de la oscuridad a la luz.
Muchos abandonan el sendero de la ciencia espiritual poco después de haber entrado en él, porque
no notan inmediatamente sus progresos. Incluso cuando se presentan las primeras experiencias
superiores, el discípulo a menudo las considera ilusorias, pues había formado ideas muy distintas
de lo que pensaba iba a experimentar y se desanima, ya sea porque considera fútiles estas primeras
experiencias, ya sea porque le parezcan de poca categoría para conducirle en tiempo no lejano a un
resultado apreciable. El Animo y la confianza en si mismo son las dos antorchas que nunca deben
apagarse en el sendero hacia la ciencia espiritual. Además no irá muy lejos quien no sea capaz de
repetir con toda paciencia, sin cansarse, un ejercicio en el que aparentemente haya fracasado un sin-
numero de veces.
Mucho antes de tener la percepción clara del avance logrado, surge de las profundidades del alma un
sentimiento indefinido de que se halla en buen camino. Conviene cultivarlo y vigorizarlo, ya que
puede convertirse en seguro guía. Ante todo es necesario eliminar la idea de que para llegar al
conocimiento superior se requieren prácticas extrañas y misteriosas: hemos de partir de los
sentimientos y pensamientos que integran la vida cotidiana y darles otro rumbo; esto es todo. Que
cada uno empiece por decirse: "En mi propio mundo mental y afectivo yacen ocultos los misterios
más sublimes, inadvertidos hasta ahora". Lo que quiere decir, en último análisis, que si bien el
hombre es una integración de cuerpo, alma y espíritu, solo es propiamente consciente de su cuerpo,
mas no de su alma ni de su espíritu. El discípulo adquiere conciencia del alma y del espíritu tal
como el hombre común la tiene de su cuerpo.
De ahi que sea importante dar la correcta orientación a los sentimientos y los pensamientos, con lo
cual se desarrolla la facultad de percibir lo que es invisible en la vida corriente. En lo que sigue se va
a mostrar uno de los medios para lograrlo, en verdad algo muy sencillo, como casi todo lo que se ha
descrito hasta aquí, pero de las mayores consecuencias si hay perseverancia y si el estudiante posee
la disposición de animo que se necesita.
El estudiante observara la semilla de una planta y tratara de suscitar intensamente ante este
insignificante objeto los pensamientos apropiados, asi como desarrollar, por su medio, ciertos
sentimientos. Que primero capte con claridad lo que realmente ve con sus ojos, describiéndose a sí
mismo la forma, el color y todos los demás atributos de esa simiente. Luego que se haga la
siguiente reflexión: "De esta semilla, si se siembra, nacerá una planta de compleja estructura".
Represéntese mentalmente esta planta; créese imaginativamente y luego reflexiónese en el sentido
de: "Lo que ahora estoy concibiendo con mi mente, las energías de la tierra y de la luz lo harán
realmente surgir después de esta semilla. Si tuviera ante mi un objeto artificial que imitara tan
perfectamente esta semilla que mis ojos no pudieran distinguirla de una verdadera, ningun poder
terrestre o lumínico seria capaz de producir una planta con ella". Quien conciba esta idea con nitidez,
derivando de ella una experiencia interior, podrá formar tambien el siguiente pensamiento,
acompañándolo del sentimiento adecuado. Se dirá: "Lo que surgirá mas adelante de la semilla, existe
ya en ella, en estado latente, como potencialidad de la planta entera. Esa potencialidad no mora en la
imitación artificial; sin embargo, para mi vista, una y otra son idénticas. Existe, pues, en la semilla
verdadera, algo invisible no contenido en la imitación". Es en ese algo invisible donde hay que
concentrar el pensamiento y el sentimiento.1 Imagine el estudiante que ese algo invisible se
transformara, mas adelante, en planta visible, cuya forma y color podrá contemplar, y concéntrese en
la idea: "Lo invisible se hará visible; si yo no fuera capaz de pensar, no podría sentir ahora presente lo
que solo será visible mas tarde".
1) Aquel que objetara que al examen microscópico el grano verdadero se distingue de su imitación, demostraría que no ha comprendido de
que se trata. La Intención no es analizar el objeto sensible que uno tiene ante sí, sino utilizarlo para el desenvolvimiento de las fuerzas
psíquico-espirituales.
Debe darse particular énfasis al siguiente punto: lo que se piensa debe tambien sentirse
intensamente. Con toda calma, el anterior pensamiento debe convertirse en experiencia consciente
del alma con exclusión de todo otro pensamiento o perturbación, siendo necesario reservarse el
tiempo suficiente para, que el pensamiento y el sentimiento que con el se relaciona, se incrusten en el
alma, por decirlo asi. Si esto se logra correctamente, entonces, al cabo de cierto tiempo,
posiblemente después de muchos ensayos, se sentirá surgir una fuerza interior capaz de crear una
nueva facultad de percepción. La semilla parecerá como envuelta en una nubecilla luminosa percibida
de manera sensible-suprasensible, como una especie de llama cuyo centro evoca la misma
sensación que se experimenta bajo la impresión del color lila, y el borde evoca la misma sensación
que produce un color azulado. Asi se torna visible lo que antes era invisible, creado por los
pensamientos y los sentimientos que el discípulo ha despertado dentro de sí. Considerando que la
planta no será visible sino mas tarde, lo invisible a los sentidos se revela en esos instantes en forma
espiritualmente visible.
No es de extrañar que muchos consideren todo esto como una ilusión y se pregunten: "¿De que me
sirven tales alucinaciones, tales quimeras?", y no pocos desistirán de su primer empeño y
abandonaran el sendero. Pero lo importante aquí es precisamente no confundir la fantasía con la
realidad espiritual en esta fase difícil de la evolución humana; más aun, sentirse animado para
continuar adelante sin temor ni pusilanimidad. Por otra parte, hemos de insistir en el constante cultivo
del sentido común que sabe distinguir entre lo real y lo ilusorio. Durante todos estos ejercicios el
discípulo no debe perder jamás el complete y consciente dominio de si mismo; así como pensar con
la misma claridad y acierto con que enfoca los detalles y acontecimientos de la vida cotidiana. Seria
fatal entregarse a quimeras, perder el claro juicio, o la cordura. Seria gravísimo error el que, debido a
estos ejercicios, el hombre perdiera su equilibrio mental y se viera impedido de juzgar las cosas de la
vida cotidiana tan sana y acertada-mente como antes. Por tanto, el discípulo debe examinarse
continuamente para cerciorarse de que no sufre alteración alguna, de que sigue siendo el mismo
hombre en medio de las circunstancias de la vida. Un apoyo firme en sí mismo y un sentido claro
para todo; eso es lo que es preciso conservar. Ante todo hay que tener sumo cuidado de no
abandonarse a vagas ensoñaciones ni entregarse a la practica de cualquier ejercicio que se le
sugiera. El encauce mental aquí enunciado ha sido probado y practicado desde la mas remota
antigüedad en las escuelas ocultas; y solo esta orientación es la que se transmite en estas paginas.
El que quisiera poner en practica otra por el mismo concebida o sobre la que hubiese oído o leído
aquí o allá, caería en error y pronto se encontraría en camino de las más absurdas quimeras.
Como siguiente ejercicio puede el discípulo practicar este otro: Colóquese frente a una planta en
plena floración y concéntrese la mente en la idea de que un día esa planta se marchitara y perecerá.
"Nada perdurara de lo que tengo ahora ante mis ojos; pero llegado ese periodo la planta ya habrá
engendrado en su organismo semillas que llegaran a convertirse en nuevas plantas. Y otra vez me
doy cuenta de que en lo que mis ojos ven existe algo oculto que me es imposible percibir. Me
compenetrare con el pensamiento: "Esta planta, con su forma y colores habrá dejado de existir en lo
futuro; pero al engendrar semillas me lleva a pensar que no se aniquila en la nada. Lo que preserva a
la planta de la desaparición se mantiene tan invisible a mi vista como la planta estaba antes oculta en
el grano de la semilla. Existe, pues, en la planta algo que mis ojos no pueden ver. Si dejo que en mi
viva este pensamiento, y a él uno el correspondiente sentimiento, al cabo de cierto tiempo se
desarrollara un poder en mi alma que se convertirá en una nueva percepción". De la planta emerge
una especie de llama espiritual, mayor en tamaño a la descrita anteriormente. Esta llama produce
aproximadamente la sensación del color azul-verdoso en su parte media y rojo-amarillento en su
borde exterior.
Los colores aquí descritos no se perciben de la misma manera como los ojos físicos ven los colores;
sino que la percepción espiritual da lugar a una sensación parecida a la impresión física del color.
Tener la percepción espiritual de lo "azul", significa que se siente algo similar a lo que se
experimentando la mirada del ojo físico descansa sobre el color azul. Esto debe tenerlo en cuenta
quien pretenda avanzar hacia las percepciones espirituales. De lo contrario no esperaría de lo
espiritual mas que una repetición de lo físico, lo que le conduciría a la más amarga decepción.
Quien haya llegado a este grado de vision espiritual se hallara en posesión de un rico tesoro, pues se
le revelarán los objetos del mundo externo, no solamente en su modo de ser actual, sino tambien en
su proceso de crecimiento y decadencia; comenzara a percibir en todas las cosas el Espíritu del que
nada sabe el ojo físico. Y es así como habrá dado los primeros pasos para llegar a comprender, por
propia vision, el misterio del nacimiento y de la muerte. Para los sentidos exteriores, un ser nace con
el alumbramiento y perece con la muerte. Las cosas parecen asi solo porque los sentidos no perciben
el espíritu escondido en ese ser. Para el espíritu el nacimiento y la muerte son solo una metamorfosis
similar a la transformación que se opera en la planta ante nuestros ojos cuando del capullo surge la
flor. Para reconocer esto por propia vision se necesita despertar el sentido espiritual requerido
mediante los métodos aquí señalados.
Para acallar desde un principio otra objeción que pudieran hacer ciertas personas dotadas de alguna
experiencia psíquica, agregaremos lo siguiente: no queremos negar que haya caminos más cortos y
métodos más sencillos asi como que existan personas que han llegado por su propia vision a
comprender el fenómeno del nacimiento y de la muerte, sin haber pasado antes por las etapas
descritas en esta obra. Efectivamente hay quienes poseen disposiciones psíquicas notables cuyo
desarrollo requiere tan solo un leve impulse Pero tales personas constituyen la excepción, mientras
que la senda aquí indicada es camino seguro y valido para todos. Es posible, ciertamente, adquirir
algunos conocimientos químicos por medios excepcionales; mas para llegar a ser químico hay que
seguir los métodos reconocidos y dignos de confianza.
Seria un error de graves consecuencias suponer que con solo imaginarse la planta o la semilla, con
solo representársela imaginativamente, se pueda llegar a la meta. Pueden ciertamente lograrse
resultados pero de una manera menos segura que la indicada. La vision a la cual se llegara seria, en
la mayoría de los casos, espejismo de la fantasía, sin realizarse la autentica vision espiritual. No se
trata de crear visiones caprichosas, sino de que la realidad las cree dentro de uno mismo. La verdad
ha de surgir de las profundidades de mi propia alma, conjurada, no por mi yo ordinario, sino por los
seres cuya realidad espiritual pretendo percibir.
Cuando el discípulo, mediante tales ejercicios ha encontrado dentro de sí los rudimentos de la vision
espiritual, ya puede elevarse hasta la contemplación del hombre mismo. Al principio debe elegir
fenómenos sencillos de la vida humana; pero antes de hacerlo debe esforzarse en alcanzar la mas
completa pureza de su naturaleza moral. El discípulo rechazara todo pensamiento que pueda tender
a una aplicación de los conocimientos asi adquiridos para satisfacer sus instintos egoístas. Se
obligara a no utilizar jamás para el mal cualquier poder que pudiere adquirir sobre sus semejantes. De
ahi que todo aquel que quiera conocer por vision personal los misterios de la naturaleza humana
deba observar la regla de oro de la verdadera ciencia espiritual, y que reza asi: si intentas dar un
paso hacia el conocimiento de las verdades ocultas, da tres pasos hacia el perfeccionamiento de tu
carácter. El que observe esta regla puede practicar ejercicios de la índole siguiente:
Evóquese la imagen de una persona a quien se haya observado cuando ansiaba algo. Concéntrese
la atención sobre el deseo mismo. Lo mejor es evocar el momento en que el deseo había alcanzado
su mayor intensidad, siendo todavía inseguro si esa persona podría o no satisfacer su deseo.
Reflexiónese luego con intensidad sobre lo que de esto pueda recordarse manteniendo interiormente
la más completa calma. Trátese, en la medida de lo posible, de permanecer ciego y sordo para todo
lo que acontezca en torno suyo, y póngase especial atención de que surja en el alma un sentimiento,
suscitado por la imagen representada. Permítase que ese sentimiento ascienda en uno mismo como
una nube sobre un horizonte sereno. Naturalmente que, por regla general, la observación quedara
interrumpida por no haber observado a la persona en cuestión durante suficiente tiempo en el estado
de alma referido. El intento puede ser vano centenares de veces; mas no se debe perder la paciencia.
Después de numerosos ensayos, el alma llegara a experimentar un sentimiento que corresponde al
estado de animo de la persona observada y se notara, además, debido a ese sentimiento, que
después de algún tiempo crece en el alma una energia que se convierte en vision espiritual del
estado psíquico de la otra persona. Aparecerá en el campo visual una imagen que da la impresión de
algo luminoso, imagen que es la llamada manifestacion astral del estado de deseo observado en
aquella alma. Una vez mas la impresión de esta imagen puede ser descrita como semejante a una
llama de centro rojo amarillento y borde azul rojizo o lila. Es menester tratar con delicadeza tal vision
espiritual y lo mejor es no hablar de ella con nadie, a no ser con el propio guía, si se tiene. Porque si
se intenta describir tal fenómeno por medio de palabras inadecuadas, frecuentemente se cae en
crasos errores; se emplean las palabras usuales, no acuñadas para expresar semejantes cosas y, por
tanto, demasiado burdas y torpes. Por otra parte el intento de expresar con palabras estas
experiencias lleva a la tentación de hacer deslizar, entre las percepciones genuinas, toda clase de
fantasías. Otra regla importante se impone aquí al discípulo: "Aprende a guardar silencio sobre tus
visiones espirituales; debes callar aun ante ti mismo; no trates de expresar en palabras, ni de analizar
con un intelecto desmañado, lo que percibes en espíritu. Abandónate despreocupadamente a tu
vision espiritual sin perturbarla con demasiadas sutilezas, pues considera que al principio tu
capacidad de reflexionar no iguala, en modo alguno, a tu nuevo poder perceptivo. Tu facultad
razonadora la conquistaste en tu vida limitada hasta ahora al mundo físico y sensible; y lo que ahora
estas conquistando sobrepasa esos limites. Abstente, pues, de aplicar a esas nuevas y más elevadas
percepciones, el patrón de las antiguas". Solo aquel que ya tenga alguna certeza en la observación
de experiencias Interiores, podrá hablar de ellas, estimulando asi a sus semejantes.
Otro ejercicio puede completar lo ya descrito. Concéntrese de la misma manera la atención sobre el
momento mismo en que a una persona se le satisface algún deseo, la realización de una esperanza.
Si se observan las mismas reglas y las mis-mas precauciones que en el caso precedente se llegara
nueva-mente a una vision espiritual. Se vera aparecer una forma-llama espiritual cuyo centro provoca
la sensación de lo amarillo y cuyo borde es experimentado como de color verde.
Observaciones de esta índole sobre nuestros semejantes pueden ser causa para el observador de un
defecto moral: tornarse insensible e incomprensivo, y hay que evitar, por todos los medios, que esto
suceda. Tales observaciones deben llevarse a cabo solamente por quien ya haya alcanzado un nivel
tal que tenga la certidumbre absoluta de que los pensamientos son realidades; por consiguiente no
deberá permitirse pensar de los demás en forma que los pensamientos sean incompatibles con el
más profundo respeto a la dignidad y a la libertad humanas. No debe, pues, entrar jamás en nuestro
ánimo la idea de que un hombre pueda ser para nosotros simple objeto de observación, por lo que
paralelamente a cada observación oculta de la naturaleza humana, la auto-educación debe tender a
respetar sin reserva el fuero interno de cada individuo y a reconocer la sagrada e inviolable
naturaleza de lo que mora en todo ser humano. Ha de saturarnos un sentimiento de temor reverente
ante todo lo humano, aun cuando se trate de representaciones recordativas.
Baste con estos dos ejemplos para ilustrar como puede lograrse la iluminación interior de la
naturaleza humana, ya que sirvieron cuando menos para indicar el camino a seguir. Aquel que pueda
encontrar el silencio y la calma interior indispensables para tal observación, se dará cuenta de haber
conseguido una profunda transformación interna. Así alcanzara pronto el punto en que este
enriquecimiento interior de su ser le confiera confianza y serenidad para su conducta externa,
transformación que redundara en beneficio de su alma. Y asi irá progresando, y asi ira descubriendo
caminos y medios para penetrar cada vez mas en aquella parte de la naturaleza humana que esta
oculta a los sentidos exteriores, asi como llegará a la madurez necesaria para poder contemplar las
relaciones misteriosas entre la naturaleza humana y todo lo que existe en el universo. Siguiendo este
camino, el hombre se aproxima más y más al momento en que podrá comenzar a dar los primeros
pasos en la iniciación, si bien antes de darlos una cosa más hace falta cuya necesidad al principio no
capta el discípulo. Mas tarde sí.
Lo que el candidato debe aportar a la iniciación es valor e intrepidez desarrollados en determinado
sentido. El discípulo debe buscar las oportunidades favorables al desarrollo de esas virtudes, asi
como cultivarlas metódicamente en la instrucción oculta. La vida misma es, sobre todo en ese
sentido, una buena, quizá la mejor, escuela oculta. El discípulo debe saber enfrentarse serenamente
a un peligro, tratar de superar las dificultades sin temor. Por ejemplo, frente a un peligro debe in-
mediatamente fortalecer su ánimo y llegar a la convicción de que: mi miedo de nada me sirve; no
debo sentirlo; pensare solamente en lo que hay que hacer. Y debe progresar hasta lograr que, en
ocasiones en que antes estaba temeroso, sentimientos tales como el "tener miedo" o el
"desalentarse" se conviertan en imposibilidades, al menos para su sentir mas intimo. Mediante tal
auto educación, el hombre desarrolla dentro de sí ciertos poderes bien definidos, necesarios para la
iniciación en los misterios superiores. Asi como el hombre físico necesita fuerzas nerviosas para
utilizar sus sentidos corpóreos, del mismo modo el hombre psíquico tiene necesidad de la energia
que solo se desarrolla en las naturalezas intrépidas y valerosas. Quien penetra en los misterios
superiores ve cosas que permanecen ocultas a la vista del hombre ordinario debido a los engaños de
los sentidos; pero estos sentidos físicos que nos impiden contemplar la verdad superior, son
precisamente por eso los bienhechores del hombre. Gracias a ellos ocúltanse para él cosas que le
causarían una turbación tremenda por no estar debidamente preparado, y cuya vista no podría
soportar. El discípulo debe capacitarse para resistir tales visiones. Pierde ciertos apoyos del mundo
exterior que se debían precisamente a la circunstancia de que él era presa de la ilusión. La situación
es como si a alguien se le señalase un peligro al que hubiera estado expuesto durante mucho
tiempo sin saberlo. Antes no sentía temor; pero ahora que lo sabe será presa del miedo, aunque no
haya aumentado el peligro al conocerlo.
Las energías que actúan en el inverso son destructivas y constructivas; el destino de los seres que lo
habitan es nacer y perecer. El vidente contemplara la acción de esas energías y el curso de ese
destino; y ha de quitársele el velo que en la vida ordinaria cubre sus ojos espirituales. Tengamos
presente, sin embargo, que el hombre mismo se halla íntimamente vinculado a dichas energías y a
dicho destino: en su propia naturaleza existen fuerzas destructivas y constructivas, y su propia alma
se le presenta tan desnuda como los demás objetos. Ante este conocimiento de sí mismo el discípulo
no debe perder vigor, y para que no le falte, debe aportarlo en exceso. El camino es aprender a
mantenerse sereno y tranquilo interiormente en las circunstancias difíciles de la vida y a cultivar
dentro de si una firme confianza en las fuerzas benéficas de la existencia. Debe estar preparado para
descubrir que ciertos móviles que hasta ahora le impulsaban dejan de hacerlo y para darse cuenta
que antes frecuentemente pensaba y obraba porque era presa de la ignorancia. Dejaran de existir los
motivos que antes le inducían. Por ejemplo, anteriormente obraba a menudo por vanidad; ahora
comprenderá cuan indeciblemente fútil es toda vanidad para el que sabe; o bien por avaricia; ahora
vera cuan destructiva es la avaricia. Y tendrá que desarrollar incentivos completamente nuevos para
actuar y pensar, para lo cual es precisamente necesario el valor y la intrepidez.
Sobre todo se trata de cultivar ese valor y esa intrepidez en lo mas intimo de la vida cogitativa. El
discípulo debe aprender a no descorazonarse por fracaso alguno y ser capaz de pensar: "Voy a
olvidar que nuevamente he fracasado en esta empresa y tratare de nuevo como si nada hubiera
acontecido". Asi se abre paso hacia la convicción de que los manantiales de energia del universo
donde puede abrevar son inagotables. Aspira continuamente a lo espiritual que puede elevarlo y
sostenerlo, aunque numerosas veces su ser terrenal haya resultado impotente y débil. Debe ser
capaz de vivir mirando hacia el porvenir, sin dejarse turbar en esta aspiración por experiencia alguna
del pasado. Cuando el hombre posea estas cualidades hasta cierto grado, estará maduro para
conocer los verdaderos nombres de las cosas, lo que constituye la clave del saber superior,
considerando que la iniciación consiste en aprender a designar las cosas del mundo por los nombres
que tienen en el espíritu de sus divinos autores, nombres que encierran el secreto de las cosas. La
diferencia entre el lenguaje de los iniciados y el de los no iniciados consiste en que los primeros
conocen el nombre por el cual los seres fueron creados. El próximo capítulo tratará de la iniciación
propiamente, hasta donde sea posible.

 

  
  
  
 

LA INICIACION :

LA INICIACIÓN
La iniciación es el grado más alto de una disciplina oculta sobre el cual pueden aun darse
indicaciones en una obra escrita, inteligibles pura la generalidad. Toda referencia sobre lo que existe
más allá de ella es difícil de comprender; sin embargo, podrá encontrar el camino todo aquel que
haya pasado por los misterios menores, a través de probación, iluminación e iniciación.
Sin la iniciación, el hombre no podría adquirir el saber y la fuerza que ella le confiere, sino en un
futuro muy lejano, después de numerosas encarnaciones y por un camino y bajo una forma muy
distintos. Quien ahora se inicie, experimenta algo que, de lo contrario, no conocería sino mucho más
tarde y en circunstancias muy diferentes.
El hombre es accesible a los misterios de la existencia sola en la medida que corresponde a su grado
de madurez, y es por esta razón, la única, por la que existen obstáculos en el sendero hada loa
grados superiores del saber y del poder. Nadie debe usar un arma de fuego hasta que tenga bastante
experiencia para manejarla sin causar desgracias. Si una persona fuera iniciada hoy sin requisito
alguno, carecería de la experiencia que ira adquiriendo durante sus futuras encarnaciones,
experiencia indispensable antes que, dentro del curso normal de su evolución, se le revelen los
misterios respectivos. De ahi que haya que sustituir aquellas experiencias por otra cosa en el umbral
de la iniciación. El sustituto para dicha experiencia futura son las primeras instrucciones que se
imparten al candidato a la iniciación. Se trata de las llamadas "pruebas" que él tiene que sufrir y que
corresponden a la consecuencia normal de su evolución interna si se llevan debidamente a cabo los
ejercicios, tal como han sido descritos en capítulos anteriores.
Estas "pruebas" se mencionan frecuentemente en libros y sus reseñas provocan, por lo regular, una
idea bastante errónea de su naturaleza. Y es que quien no haya pasado por la probación y la
iluminación nada puede conocer de ellas; no puede, por lo tanto, tampoco describirlas
adecuadamente.
El candidato debe llegar a conocer ciertas cosas y hechos que pertenecen a los mundos superiores.
Mas solo puede verlos oírlos si esta capacitado para las percepciones espirituales en forma de
figuras, colores y sonidos, etc., mencionados al tratar de la probación y de la iluminación.
La primera "prueba" consiste en adquirir una visión mas adecuada de las cualidades corpóreas de las
cosas inanimadas y, posteriormente, de las plantas, de los animales y del ser humano, que la que
tiene el hombre común. Con esto no nos referimos a lo que hoy día se llama conocimiento científico,
pues no se trata aquí de ciencia sino de videncia. Por regla general, el procedimiento consiste en que
el candidato llega a comprender como los objetos de la naturaleza y los seres animados se
manifiestan al oído y a la visión espirituales. En cierta manera, aparecen entonces ante el observador
sin velo, desnudas. Las cualidades que se perciben son las que estan ocultas para el ojo y el oído
físicos; para la percepción sensoria estan como cubiertas de un velo que se desvanece ante el
candidato mediante el fenómeno denominado "purificación por el fuego espiritual". De ahí que esta
primera prueba se llame la "prueba del fuego".
Para ciertas personas la vida ordinaria misma constituye una iniciación mas o menos inconsciente por
la "prueba del fuego": son aquellas que pasan por amplias experiencias de una índole tal que su
confianza en si mismas, su valor y su firmeza se vigorizan de manera sana, aprendiendo a la vez a
soportar el dolor, las decepciones y los fracasos de sus empresas con grandeza de alma y sobre todo
con calma y fuerza inquebrantable. Quien ha pasado por tales experiencias es muchas veces un
iniciado sin darse cuenta cabal de ello, y le falta muy poco para abrir sus ojos y sus oídos espirituales
y convertirse en clarividente. No debe olvidarse que una "prueba del fuego" genuina no tiene por
objeto satisfacer la curiosidad del candidato. Ciertamente aprenderá a conocer verdades
extraordinarias, de las que otros no tienen idea; pero esta adquisición del conocimiento no es meta,
sino solamente medio de llegar a ella. La meta consiste en adquirir, gracias al conocimiento de los
mundos superiores, una mayor y más firme confianza en sí mismo, un valor de grado elevado, una
grandeza de alma y una perseverancia tales que generalmente no pueden adquirirse en el mundo
inferior.
Después de la "prueba del fuego", el candidato puede aun retroceder, en cuyo caso continuaría su
existencia fortificado moral y físicamente, y probablemente no reanudaría su iniciación sino en una
encarnación subsecuente. Pero en su encarnación actual sería un miembro de la sociedad humana
más útil que antes. Sea cual fuere la situación en que se encontrare, su firmeza, su circunspección,
su entereza y su influencia bienhechora sobre sus semejantes, habrían aumentado.
Si el candidato, después de pasar por la "prueba del fuego", quiere continuar su disciplina oculta,
deberá recibir instrucción sobre cierto sistema de escritura que en ella se emplea. Las enseñanzas
ocultas propiamente tales, se dan a conocer en tal sistema de escritura, pues lo que constituye el
carácter "oculto" de las cosas, no puede expresarse directamente, ya sea en palabras del lenguaje
común o por la escritura corriente. Los que han aprendido de los iniciados, traducen sus enseñanzas
al lenguaje común lo mejor que se puede. La escritura oculta, grabada en forma permanente en el
mundo espiritual, se revelara al alma cuando esta haya adquirido la percepción superior; no se
aprende a leerla como una escritura artificial. El candidato, por una expansión del alma, se acerca a
la cognición clarividente y durante esta expansión comienza a desenvolverse, cual facultad psíquica,
una energia que le impulsa a descifrar los acontecimientos y los seres del mundo espiritual como si
fueran los caracteres de una escritura. Podría ocurrir que esta energía y, con ella, la experiencia de la
prueba respectiva, surgieran por si solas en el curso de la evolución progresiva del alma. Sin
embargo, se llega a la meta con más seguridad si se siguen las instrucciones de los investigadores
espirituales experimentados que tengan facilidad en descifrar la escritura oculta.
Los signos de la escritura oculta no son ideados arbitrariamente, sino que corresponden a las fuerzas
que operan en el mundo. Gracias a estos signos se aprende el lenguaje de las cosas. El candidato
comprobara pronto que los signos que aprende a conocer corresponden a las figuras, colorea,
sonidos, que aprendió a percibir durante su probación e iluminación; descubrirá que todo lo anterior
solo era como un deletreo, y que ahora comienza a leer en el mundo superior. Se le revelará en un
gran conjunto todo lo que antes era solamente figura, sonido y color aislados. Por primera vez
alcanza la completa certidumbre en la observación de los mundos superiores. Antes, nunca podría
afirmar si las cosas que había visto las había visto correctamente; ahora, por fin se hace tambien
posible un regular entendimiento entre el candidato y el iniciado en los dominios del saber superior.
Cualquiera que sea la relación entre un iniciado y otra persona en la vida ordinaria, aquél sólo puede
impartir el saber superior en su forma inmediata valiéndose de este lenguaje de signos.
Por medio de él el discípulo llegará a conocer también ciertas reglas de conducta para la vida, ciertos
deberes de los que antes no tenía idea alguna. Una vez que conozca aquellas, será capaz de realizar
actos de un significado y alcance que los de un profano nunca podrán tenerlos. Obra desde los
mundos superiores. Las instrucciones para tales actos solo pueden captarse y entenderse en dicha
escritura.
Hemos de manifestar, sin embargo, que hay personas capaces de llevar a cabo inconscientemente
tales actos, es decir, sin haber cursado la disciplina oculta. Tales "benefactores del mundo y de la
humanidad" pasan por la vida derramando bendiciones y beneficios; poseen, por razones que no
hemos de discutir aquí, facultades que parecen sobrenaturales. Lo único que los distingue del
discípulo es que este actúa conscientemente y con Clara e Integra vision. El discípulo adquiere,
mediante el estudio adecuado, los dones que aquellos han recibido de las potencies superiores para
bien del mundo. Los privilegiados de Dios merecen veneración sincera, sin que esto implique
que deba considerarse superflua la disciplina oculta.
Una vez que el discípulo haya aprendido la mencionada escritura simbólica, ha de sufrir otra
"pruebo"; demostrar si puede moverse con toda libertad y seguridad en el mundo superior. En la vida
ordinaria, el hombre actúa movido por causas externas; realiza tal o cual trabajo, porque las
circunstancias le imponen este o aquel deber. Huelga insistir en que el discípulo no debe desatender
ninguno de sus deberes en la vida ordinaria por el hecho de vivir en mundos superiores. Ningun
deber en el mundo superior puede obligar a alguien a descuidar un solo deber de su vida corriente. Al
convertirse en discípulo, el padre de familia sigue siendo buen padre de familia, la madre sigue
siendo una buena madre, y ni el funcionario, ni el soldado, ni persona alguna deben sentirse
desviados del cumplimiento de sus obligaciones. Por el contrario, todas las cualidades que
constituyen la eficiencia de una persona en la vida, aumentan en el discípulo en un grado del cual el
no iniciado no puede formarse idea. Y si el no iniciado tiene a veces otra impresión — lo que solo
ocurre en casos aislados— eso proviene de que no siempre es capaz de juzgar equitativamente al
iniciado. Lo que hace este ultimo no es siempre comprensible para el primero. Pero esto solo se
observa en casos particulares, como ya queda dicho,
En este grado iniciático existen deberes para los cuales no hay móvil externo alguno. Las
circunstancias exteriores no inducirán al discípulo a la acción, sino que se supeditara a las reglas de
conducta que se le han revelado en el lenguaje oculto, En esta segunda "prueba" debe demostrar
que, conducido por alguna de esas reglas, actúa con la misma seguridad y firmeza con que un
funcionario cumple los deberes que le corresponden. Con este objeto, y en el curso de su disciplina
oculta, el candidato se encontrara ante determinada tarea. Debe realizar una acción motivada por las
percepciones resultantes de lo quo aprendió durante la probación y la iluminación. La índole de su
acción debe comprenderla por la escritura asimilada con anterioridad. Si reconoce su deber y obra
correctamente, abr salido airoso de esta prueba. Se comprueba el éxito por el cambio que se
produce, gracias a la acción llevada a cabo, en las figures, colores y sonidos percibidos por los ojos y
oídos espirituales. En el curso de la discipline oculta se precisa exactamente como aparecen y se
experimentan esas figuras, colorea, sonidos después de la acción, y el candidato debe saber como
provocar tal cambio. A esta prueba se le llama la "prueba del agua", porque al actuar en estas
regiones superiores, el hombre hallase privado de los apoyos que se derivan de las condiciones
externas al igual que el nadador carece de sólido apoyo cuando se encuentra en aguas profundas. El
procedimiento debe repetirás hasta que el candidato logre absoluto equilibrio y seguridad perfecta.
Yace también la importancia de esta prueba en la adquisición de una cualidad que desarrolla el
hombre en breve tiempo mediante experiencias en el mundo superior a tan alto grado que requeriría
muchas encarnaciones dentro de la evolución normal para alcanzarlo. El punto esencial es el
siguiente: para producir el cambio referido, el candidato solo debe dejarse guiar por loa resultados de
su percepción superior y por la escritura oculta. Si entremezclara en la acción algo de sus deseos,
opiniones, y siguiera, aunque solo fuera por un momento, su propio capricho en vez de las leyes
reconocidas como correctas, se produciría un resultado muy distinto del que se busca: el candidato
perdería la dirección hacia su objetivo y el resultado seria la confusión. De ahí que esta prueba
ofrezca al hombre amplia ocasión para desarrollar el dominio de sí mismo, lo esencial e importante.
Esta prueba, pues, puede ser fácilmente trascendida por quienes, antes de la iniciación, hayan tenido
oportunidad en su vida de adquirir ese dominio de sí mismo. El que haya conquistado la facultad de
supeditarse a principios o ideales elevados, dejando de lado sus caprichos y predilecciones
personales, y cumplido su deber incluso en los casos en que sus inclinaciones y simpatías hayan
tratado de desviarle de ese deber, ya es inconscientemente un iniciado en medio de la vida ordinaria.
Poco le falta para triunfar de esa prueba. De hecho, se necesita un cierto grado de inconsciente
iniciación en la vida ordinaria para pasar la segunda prueba. Al igual que las personas que no han
aprendido a escribir debidamente en la juventud, tropezaran con dificultades para salvar esa
deficiencia en la edad madura, asi también será difícil desarrollar el grado necesario de dominio de al
mismo al ponerse en contacto con loa mundos superiores, si no se ha adquirido cierto grado de esa
facultad en la vida cotidiana. Las cosas del mundo físico no se alteran, sean cuales fueren nuestros
deseos, anhelos e inclinaciones; no así en los mundos superiores donde todo esto es causa que
genera efectos. Si queremos producir un resultado particular en esos mundos, es necesario que
seamos completamente dueños de nosotros mismos y nos atengamos exclusivamente a las reglas
apropiadas, sin obedecer capricho alguno,
Una cualidad humana de particular importancia en esta fase de la iniciación, es el juicio acertado e
incuestionablemente sano. Esta cualidad debe haber sido objeto de cultivo en todas las fases
precedentes, pero es en este periodo en el que se pondrá en evidencia si el candidato se halla
capacitado para seguir el verdadero sendero del conocimiento. Solo podía progresar si sabe discernir
entre la realidad y la ilusión, la fantasmagoría vana, la superstición, asi como toda clase de
espejismos. Al principio ese discernimiento es más difícil en las fases superiores de la existencia que
en las inferiores. Todo prejuicio, toda opinión rutinaria debe desaparecer; sólo la verdad ha de servir
de guía. Hay que estar siempre dispuesto a abandonar inmediatamente toda idea, toda opinión, toda
tendencia, cuando el pensamiento lógico asi lo exija. La certidumbre de los mundos superiores sólo
puede adquirirse cuando se está presto a renunciar a la propia opinión.
Las personas cuya mentalidad tiende a la fantasía y a la superstición no pueden progresar en el
sendero oculto, Un bien de gran valor ha de adquirir el discípulo: dejar de dudar de la existencia de
loa mundos superiores, pues con sus leyes se revelan a su mirada; pero ellos le son inasequibles en
tanto sea presa de espejismos e ilusiones. Seria fatal para él que la fantasía y los prejuicios
arrastrasen su intelecto. Es por eso que los soñadores y quiméricos, al igual que la gente
supersticiosa son tan poco adecuados, para el sendero oculto. Nunca insistiremos suficientemente en
ello. El ensueño, la ilusión y las supersticiones, son los enemigos más peligrosos que acechan en el
sendero del conocimiento. Sin embargo, no hay que creer que el discípulo se vea privado de un
sentido poético de la vida o de la facultad del entusiasmo por el hecho he hallarse, en el portal que
conduce a la segunda prueba iniciática, estas palabras: "Abandona todo prejuicio"; o por haber leído
ya en la puerta que conduce a la primera: "Sin buen sentido común, serán vanos todos tus pasos".
Cuando el candidato ha progresado suficientemente en ese sentido, le aguarda la tercera "prueba",
que no le señala ningun objetivo definido: todo se deja en sus propias manos. Se halla en tal situación
que nada lo impele a obrar, solo y por si mismo debe encontrar su camino. No existe cosa ni persona
que pueda estimularlo a obrar. Nada ni nadie pueden darle la fuerza que necesita: únicamente el
mismo. Si fallara en encontrar dentro de al esta fuerza, quedaría pronto en el mismo lugar que antes;
pero pocos serán loa que, habiendo pasado airosamente por las pruebas anteriores, carezcan de esa
fuerza al llegar a este punto. O se ha fracasado ya antes, o se tiene éxito en este momento. Todo lo
que el candidato necesita es entrar rápidamente en conexión consigo mismo, pues aquí debe
encontrar a su "Yo superior" en el sentido más real de la palabra. Debe decidirse con rapidez a captar
en todo la inspiración del Espíritu. Ya no es posible la vacilación o la duda; de existir, aunque fuera
sólo por un instante, se demostraría que no hay madurez todavía. Todo cuanto impida prestar oído a!
Espíritu debe vencerse valientemente. Lo fundamental en esta situación es mostrar presencia de
ánimo, cualidad cuyo desarrollo perfecto es asimismo la meta en esta etapa de la evolución. Como
todos loa estímulos que antes tenia para actuar y hasta para pensar, dejan de existir, el discípulo no
debe perderse a si mismo, so pena de caer en la inercia: el único punto firme que puede servirle de
sostén lo hallara dentro de si. Nadie que lea esto sin estar familiarizado con estos tópicos, debiera
sentir antipatía por este principio de confinación en sí mismo, porque el éxito en esta prueba significa
para el candidato la más perfecta bienaventuranza.
Para esta etapa, lo mismo que en los casos anteriores, la vida ordinaria es para muchos una
disciplina oculta. Si una persona ha llegado a ser capaz de tomar decisiones inmediatas sin demora ni
vacilación al verse confrontada súbitamente con alguna tarea o problema de la vida, la vida misma ha
significado disciplina, Las situaciones apropiadas son aquellas en las que la acción eficaz depende de
una rápida resolución. Quien este listo para obrar frente a una desgracia inminente cuando unos
momentos de vacilación significarían su actualización; quien sepa convertir en cualidad personal
permanente este don de decidir con prontitud, habrá alcanzado, sin saberlo, la madurez para la
tercera "prueba", ya que lo que importa para ella es el desarrollo de una cabal presencia de ánimo.
En la disciplina oculta se la denomina "prueba del aire", porque el candidato no se puede apoyar en el
terreno firme de loa motivos externos, ni en sus experiencias de los colores, figuras, que ha conocido
en la Probación y en la Iluminación, sino exclusivamente en sí mismo.
Cuando el discípulo ha pasado por esta prueba puede entrar en el "templo del conocimiento
superior", al cual podemos referirnos solo en forma muy alusiva. El requisito que ahora se impone se
caracteriza a menudo diciendo que el discípulo debe prestar "juramento" de no "traicionar" las
enseñanzas ocultas; pero estas expresiones de "juramento" y "traicionar" no son, en manera alguna,
adecuadas y en verdad inducen al error. No se trata de un juramento en el sentido ordinario de la
palabra; sino más bien de una experiencia que se presenta en esta etapa evolutiva. El discípulo
aprende cómo poner en práctica el saber oculto y como utilizarlo en servicio de la humanidad;
comienza a comprender realmente el mundo. No se trata de privar a los demás de las verdades
superiores, sino más bien de saber presentarlas juiciosamente y son el tacto necesario. El silencio
sobre ellas se refiere a algo completamente distinto. El discípulo se asimila, pues, esta sutil cualidad
en relación con mucho que anteriormente constituía tema de conversación y, especialmente, en
relación con la manera en que se conducían semejantes conversaciones. Un pobre iniciado seria
quien no pusiera al servicio del mundo, y en la medida más amplia posible, los conocimientos
superiores que hubiera adquirido. La única limitación para transmitir el conocimiento en estas
materias es la falta de comprensión por parte de quien lo recibe. Es cierto que los misterios
superiores no se prestan para conversaciones triviales; pero no existe "prohibición" alguna de hablar
de ellos para quien se haya elevado al grado de evolución descrito. Ninguna otra persona ni ser le
impone "juramento" alguno en ese sentido: todo se deja bajo su propia responsabilidad. Lo que
aprende es a resolver exclusivamente por si mismo lo que tiene que hacer en cada situación. Y el
"juramento" significa simplemente que se ha vuelto capaz de asumir tal responsabilidad.
Cuando el candidato haya alcanzado la madurez necesaria por las experiencias descritas, recibirá lo
que se llama simbólicamente el "elixir del olvido". Esto significa que se le transmite el secreto de
cómo obrar sin encontrarse continuamente turbado por la memoria inferior. Esto le es necesario pues
él ha de tener siempre plena confianza en la actualidad inmediata. Tiene que saber destruir los velos
del recuerdo que circundan al hombre en cada instante de su vida. "Si juzgo lo que se me presenta
hoy, de acuerdo con lo que experimenté ayer, me expongo a múltiples errores". Naturalmente esto no
quiere decir que deba renunciar a la experiencia ya adquirida en la vida, sino retenerla siempre como
presente hasta donde sea posible. El iniciado debe tener la facultad de juzgar toda nueva experiencia
por si misma, dejándola obrar sobre su ánimo sin que el pasado la enturbie. "Debo estar preparado
en todo momento para que cada cosa o cada ser pueda revelarme algo completamente nuevo. Si
juzgo lo nuevo de acuerdo con lo antiguo, estoy sujeto a error. El recuerdo de las experiencias
pasadas me es de suma utilidad, precisamente porque me permite percibir lo nuevo; de no tener
cierta experiencia, tal vez estarla ciego a las cualidades existentes en el objeto o en el ser que a mi
viniera". La experiencia debe servir precisamente para captar lo nuevo, no para juzgarlo en virtud de
lo antiguo. El iniciado adquiere en este sentido facultades bien definidas que le revelan muchas
cosas, ocultas para el no iniciado.
El segundo "elixir" que se ofrece al iniciado es el del "recuerdo". Gracias a él adquiere la facultad de
tener siempre presentes en su alma los misterios superiores; no bastaría el recuerdo ordinario. Debe
el discípulo identificarse por completo con las verdades superiores y ser uno con ellas. No es
suficiente conocerlas, sino tener la capacidad de manifestarlas e infundirlas en acciones vivas, en
forma tan común y natural como el comer y el beber. Esas verdades han de transformarse en
practica, habito, tendencia. No debe haber necesidad de reflexionar sobre ellas en el sentido
ordinario; han de convertirse en expresión viva a través del hombre mismo, fluir en él como las
funciones vitales en su organismo. Así el hombre va acercándose progresivamente, en un sentido
espiritual, a la misma altura en que lo sitúa la naturaleza en un sentido físico.
ASPECTOS PRÁCTICOS
Cuando el hombre cultiva SUS sentimientos, sus pensamientos y sus estados de ánimo practicando
loa métodos descritos en los capítulos de Probación, Iluminación e Iniciación, provoca en su alma y
en su espíritu una estructura similar a la que la naturaleza ha creado en su cuerpo físico. Antes de
este cultivo, el alma y el espíritu son masas indiferenciadas que el clarividente percibe como volutas
nebulosas entrelazadas produciendo la impresión de un color de fulgor mortecino que va
principalmente del rojizo al rojizo pardo o al amarillo rojizo; después, empiezan a resplandecer
espiritualmente en colorea verde amarillento o azul verdoso, y presentan una estructura ordenada. El
discípulo alcanza este resultado, y así los conocimientos superiores, si introduce en sus sentimientos,
pensamientos y estados de animo, a] mismo sistema estructurado con que la naturaleza ha dotado al
cuerpo de órganos que le permiten ver, oír, digerir, respirar, hablar. Poco a poco el discípulo va
aprendiendo a respirar y ver con su alma; a oír y hablar, con su espíritu.
Trataremos aquí, mas de cerca, algunos aspectos prácticos que forman parte de la educación
superior del alma y del espíritu. Las reglas son de tal índole que cualquiera puede ponerlas en
practica, no importando sus logros en la observancia de otras, y asi conseguir cierto avance en la
ciencia oculta,
Debe particularmente cultivarse la paciencia. Cada síntoma de impaciencia paraliza y hasta destruye
las facultades SUperiores latentes en el hombre; no hay que esperar de un día a otro una visión
inconmensurable de los mundos superiores, pues en tal caso seguirá la desilusión. La satisfacción
por cada pequeño éxito, así como la calma y la serenidad, deben apoderarse cada vez más del
alma. Se comprende que el discípulo espere los resultados con impaciencia, pero mientras no la do-
mine no obtendrá fruto alguno. No es conveniente, sin embargo combatirla en el sentido ordinario de
la palabra, pues el resultado seria acrecentarla engañándonos a nosotros mismos ya que en realidad
ha arraigado más firmemente aun en las reconditeces del alma. Sólo se logra el triunfo cuando el
discípulo se abandona a un pensamiento bien determinado, y lo llega a asimilar completamente. Este
pensamiento es el siguiente: "Ciertamente debo hacer todo lo necesario para desarrollar mi alma y mi
espíritu, pero esperaré con la mayor calma hasta que las potencias superiores me juzguen digno de
la iluminación". Si este pensamiento se apodera del hombre con bastante intensidad para convertirse
en parte de su naturaleza, se está hollando el buen camino. Este rasgo termina por reflejarse hasta
en el exterior del discípulo: su mirada se tranquiliza, sus movimientos son seguros, bien determinadas
sus decisiones, y todo lo que pueda considerarse nerviosidad va desapareciendo de él. Aquí son de
tenerse en cuenta ciertas reglas de conducta, aparentemente insignificantes y de poco valor. Por
ejemplo: alguien nos ofende. Antes de nuestro oculto discipulado dirigiríamos nuestro resentimiento
contra el ofensor; una oleada de cólera surgiría de nuestro fuero interno. Después, por el contrario,
nace el siguiente pensamiento: "Esa ofensa en nada afecta mi propio valer", y obraremos según
proceda, pero con toda calma y serenidad, sin dejar que el enojo influya en nuestra actitud. No se
trata, naturalmente, de sufrir cualquier ofensa en actitud pasiva, sino meramente el comportarnos con
la misma calma y compostura frente a una ofensa a nuestra propia persona que si se tratara de
castigar una ofensa hecha a otra persona en cuyo favor tuviéramos el derecho de intervenir. Hay que
tener siempre en cuenta que los resultados de la disciplina oculta no se manifiestan por cambios
externos bruscos, sino por transformaciones delicadas y silenciosas del sentir y del pensar.
La paciencia ejerce un atractivo efecto sobre loa tesoros del saber superior; la impaciencia los
ahuyenta. Con el desasosiego y el apresuramiento nada puede adquirirse en los dominios superiores
de la existencia. Ante todo, es necesario acallar el ansia inmoderada y la codicia, dos cualidades del
alma que hacen retroceder avergonzado a todo saber superior, pues por más precioso que sea ese
conocimiento no debe codiciarse para que llegue a ser nuestro. Tampoco lo obtendrá jamás quien lo
desee con fines egoístas. Este conocimiento exige de él, desde lo más profundo de su alma,
sinceridad absoluta frente a sí mismo, en ningun aspecto engaño respecto de sí. Es preciso
contemplar de frente y con sentimiento de autentica veracidad las propias faltas, debilidades e
insuficiencias.—"Desde el momento mismo en que busques una excusa para cualquiera de tus
imperfecciones, levantarás un obstáculo en el camino del progreso y únicamente serán superables
por el esclarecimiento de ti mismo". Sólo hay un medio para librarse de los defectos y debilidades:
reconocerlos correctamente. Todo dormita en el alma humana y puede despertarse. También la
inteligencia y la razón son susceptibles de mejora si se estudian con calma y serenidad las causas de
sus lagunas. Semejante autoconocimiento es, naturalmente, difícil por ser sumamente poderosa la
tentación a engañarse respecto de uno mismo. Por eso, quien se acostumbre a ser sincero consigo
mismo, se abre las puertas que conducen a una comprensión mas elevada.
El discípulo debe rehuir toda curiosidad; desacostumbrarse, en la medida de lo posible, de hacer
preguntas para satisfacer su propia ansia de saber. Sólo preguntará cuando el conocimiento pueda
contribuir a perfeccionarle para el servicio de la evolución, lo que no implica atrofia de su sensibilidad
para el saber, en aspecto alguno. Prestara fervorosa atención a cuanto sirva a ese objetivo, y buscará
toda clase de oportunidades para esa devota actitud.
La disciplina oculta requiere muy especialmente del discípulo la educación del deseo. No se trata de
que se convierta en un ser sin deseos, pues todo lo que hemos de alcanzar hemos de desearlo, y el
deseo siempre quedara satisfecho cuando se apoye en una fuerza bien determinada, derivada del
verdadero conocimiento. Una de las reglas de oro para el discípulo es: "de ninguna manera desear
algo antes de saber si es lo debido en el dominio correspondiente". El sabio escruta las leyes del
universo y luego sus deseos se truecan en poderes que llevan en sí mismos su realización. Cabe
mencionar un ejemplo ilustrativo: Muchas personas desearían conocer, por propia observación, algo
de su vida prenatal. Tal deseo no tiene objeto ni puede tener éxito mientras la persona en cuestión no
se haya asimilado, mediante el estudio oculto y en la forma más sutil e intima, el conocimiento de las
leyes que gobiernan la naturaleza de lo eterno. Una vez adquirido este conocimiento, si después
quiere ir más lejos, su deseo ennoblecido y purificado le capacita para hacerlo.
Tampoco tiene sentido decir: Quiero precisamente conocer mi vida anterior y estudiare con este
propósito. Por el contrario, es menester abandonar por completo ese deseo, eliminarlo y empezar a
estudiar sin esa intención. El placer y la devoción deben desarrollarse por lo que aprendemos, sin el
propósito mencionado; solo asi se aprende a fomentar el deseo respectivo en forma tal que lleve
consigo su propia realización.
* * *
Si me encolerizo o enojo, levanto alrededor de mi una barrera en el mundo anímico, y las energías
que debieran desarrollar mis ojos psíquicos no pueden llegar hasta mí. Cuando, por ejemplo, una
persona me hace enojar, envía una corriente anímica al mundo anímico, corriente que no puedo
percibir mientras me enoje, ya que mi propio enfado la oculta. Naturalmente que esto no ha de
llevarme a creer que si me he liberado del enojo lograre enseguida una vision anímica (astral), ya
que para tal fin es necesario que antes desarrolle el ojo psíquico. Sus rudimentos existen en todo ser
humano; pero el ojo permanece inactivo en tanto que el hombre sea susceptible de enojo, sin que
baste una ligera lucha tibia contra el enojo para que ese ojo se vivifique. Hay que perseverar
combatiendo el enojo, sin cansarse y con paciencia, y llegara el día en que se advierta que el ojo del
alma se ha desarrollado. Cierto es que para alcanzar tal objetivo no basta combatir únicamente el
enojo; muchos son los que se impacientan y se toman escépticos porque durante anos han venido
combatiendo ciertas inclinaciones del alma sin alcanzar la clarividencia. Lo que han hecho en realidad
es cultivar ciertas cualidades dejando que otras se desenvolvieran desenfrenadamente. El don de la
clarividencia no puede manifestarse antes que hayan quedado dominadas todas las propensiones
que puedan impedir el desarrollo de las facultades latentes. Indudablemente, los rudimentos de la
visión o de la audición espiritual comienzan a manifestarse antes de llegar ese momento, pero son
sólo brotes endebles, sujetos a toda clase de errores, y pueden fácilmente atrofiarse si se lea priva de
cuidado y protección esmerados.
Otros defectos que, como la cólera y el enojo, deben superarse, son la pusilanimidad, la superstición,
el prejuicio, la vanidad y la ambición, la curiosidad y la locuacidad innecesaria, así como el hacer
distingos entre los hombres por sus características exteriores de categoría, origen, raza, etc.
Difícilmente se comprende en nuestros días que el luchar contra tales defectos tenga algo que ver
con el aumento del poder cognoscitivo, pero todo ocultista sabe que todo esto tiene mucha mas
influencia que el aumento de la inteligencia o la practica de ejercicios artificiales. Particularmente fácil
es que se origine confusión entre quienes creen que para ser intrépido deba uno convertirse en
temerario; que para combatir, los prejuicios de clase o de raza, etc., haya que rehuir toda
diferenciación entre las personas. En verdad no juzgamos sensatamente mientras seamos todavía
presa de prejuicios. Hasta en el sentido ordinario es cierto que el temor de un fenómeno nos impide
juzgarlo con discernimiento y que un prejuicio de raza nos impide penetrar en el alma de otro hombre.
Es ese sentido ordinario el que el discípulo debe desarrollar con toda finura y sutileza.
También constituye un obstáculo para el entrenamiento oculto el que Me hable sin que cada palabra
esté purificada a fondo por la reflexión. Y hay que tomar aquí en cuenta un punto que sólo podemos
explicar mediante un ejemplo. Si alguien me dice algo a lo cual debo contestar, tendré que
esforzarme en considerar su opinión, su sentimiento y hasta sus prejuicios más aun que lo que sea mi
aportación instantánea al tema tratado. En esto ha de ponerse de manifiesto un refinado tacto en el
trato con el prójimo a cuyo cultivo debe el discípulo consagrarse con fervor. Aprenderá a juzgar que
importancia puede tener para su interlocutor el que él oponga su propia opinión a la suya, lo que no
implica de ninguna manera renunciar a su manera de pensar. Ni por asomo se pretende sugerir tal
cosa. Lo que procede es que pe escuche con la mayor atención lo que dice el otro para determinar
después, según lo escuchado, la forma de replica. En semejantes ocasiones, un pensamiento
particular se repite en el discípulo una y otra vez, y su actitud es acertada si tal pensamiento vive en
él hasta convertirse en parte integrante de su ser. Helo aquí: "Lo importante no es que yo sostenga
una opinión distinta de la de mi semejante. sino que el pueda encontrar por al mismo lo que sea
correcto, si mi punto de vista significa algo para lograrlo". Merced a pensamientos de semejante
índole, el carácter y los modales del discípulo van adquiriendo un sello de dulzura, uno de los resortes
esenciales de toda disciplina oculta. La aspereza ahuyenta las estructuras psíquicas en torno, a las
cuales corresponde despertar el ojo de su alma; la dulzura elimina los obstáculos y devela loa
órganos.
Paralelamente a la dulzura, se desarrollara al punto otro rasgo del alma: la tranquila atención hacia
todas las sutilezas de la vida psíquica que nos circunda, en tanto que se mantiene una perfecta
quietud de las emociones de la propia alma. Cuando el hombre ha alcanzado esto, las vibraciones
psíquicas que le rodean obran sobre é y determinan el crecimiento y la organización progresiva del
alma, tal como la planta se desarrolla bajo la luz del sol. La dulzura y el silencio interior,
acompañados de la verdadera paciencia, abren el alma al mundo psíquico y el espíritu al mundo
espiritual. "Permanece en la calma y en el recogimiento; cierra los sentidos a las impresiones
recibidas antes de tu discipulado; acalla a todos los pensamientos que antes solían fluctuar en tu
alma; mantente tranquilo y en silencio interiormente; espera con paciencia y los mundos superiores
comenzaran a modelar tus ojos psíquicos y tus oídos espirituales. No esperes poder ver ni oír
inmediatamente en los mundos del alma y del espíritu, ya que todo lo que haces sólo contribuye a
desarrollar tus sentidos superiores; pero serás capaz de ver con tu alma y de oír con tu espíritu
cuando poseas esos sentidos. Habiendo perseverado así por algún tiempo en la calma y en el
recogimiento, atiende tus quehaceres corrientes profundamente compenetrado del siguiente
pensamiento: "Día llegara, cuando esté maduro para ello, en que reciba lo que me ha sido asignado";
y evita estrictamente atraer hacia ti, por capricho, algo de las potencias superiores". Tales son los
preceptos que recibe todo discípulo de su instructor a la entrada del sendero oculto. Si los observa se
perfecciona; si los desacata, vano es todo su trabajo. Pero estas instrucciones sólo son difíciles para
quien no tenga paciencia ni perseverancia, pues no existen otros obstáculos que los que uno mismo
pone en su camino y que pueden evitarse si realmente uno quiere. Hay que insistir sin cesar sobre
este punto, porque mucha gente se forma una idea completamente errónea de las dificultades del
sendero. En cierto modo es más fácil dar loa primeros pesos en este sendero que vencer las más
triviales dificultades de la vida cotidiana sin la ayuda de la disciplina oculta. Por lo demás, aquí sólo
pudieron impartirse las instrucciones que no implican peligro alguno para la salud física psíquica. Hay
otros caminos que conducen con mayor rapidez a la meta, pero ellos nada tienen que ver con lo aquí
expuesto, porque pueden ejercer sobre el ser humano ciertos efectos que todo ocultista
experimentado procura evitar. Como algunos detalles de tales métodos trascienden continuamente al
publico, en preciso prevenir expresamente contra su aplicación. Por motivos que sólo son
comprensibles para el iniciado, esos métodos no pueden jamás transmitirse públicamente en su
verdadera forma, y los fragmentos que se revelan aquí o allí no pueden conducir a nada provechoso y
sí en cambio a la ruina de la salud, de la felicidad y de la paz del alma. El que no quiera entregarse a
potencias tenebrosas cuya esencia y origen verdaderos no puede conocer, deberá evitar
orientaciones de cata índole.
Por último, podemos dar algunos detalles sobre el medio ambiente indicado para la práctica de los
ejercicios de la disciplina oculta. No deja esto de tener su importancia, aunque las condiciones varían
casi con cada individuo. Aquel que hace sus ejercicios en un medio lleno de intereses egoístas,
agitado, como, por ejemplo, el de la lucha por la vida que caracteriza nuestra época, debe tener en
cuenta que estos intereses no carecen de influencia sobre el desenvolvimiento de sus órganos
psíquicos, si bien es cierto que las leyes propias de estos órganos lo bastante fuertes para impedir
que esta influencia pudiera ser fatalmente nociva. Así como la más desfavorable realidad no podrá
ser nunca causa de que una azucena se convierta en cardo, tampoco los intereses egoístas de las
grandes ciudades modernas podrán hacer que el ojo del alma se convierta en cosa distinta de lo que
debe ser. Pero, en todo caso, es bueno para el discípulo rodearse, de vez en cuando, de la paz
sosegada, de la dignidad interior y de la tranquilidad de la naturaleza. Particularmente favorecido se
vera aquel discípulo que pueda practicar siempre su disciplina esotérica rodeado del verdor de las
plantas o en las montañas bañadas del sol, donde la naturaleza teje dulcemente su tela de suave
sencillez. Un medio semejante desarrolla los órganos interiores dentro de una armonía inconcebible
en una ciudad moderna. También significa ya cierta ventaja sobre el hombre de la ciudad el haber
podido, al menos en la infancia, respirar el aire de loa pinares, contemplar las cumbres nevadas y
observar la actividad silenciosa de los animales en los bosques y de los insectos. No obstante,
ninguno de los que se ven precisados a vivir en la ciudad, debe dejar de nutrir sus órganos psíquicos
y espirituales, en vías de formación, con las enseñanzas inspiradas de la investigación espiritual.
Aquel cuyos ojos no pueden contemplar día tras día, en cada primavera, el verde follaje de los
bosques, debería, en su lugar, alimentar su corazón con las enseñanzas sublimes del Bhagavad Gita,
del Evangelio según San Juan, de Tomas de Kempis, así como con las descripciones de los
resultados de la Ciencia Espiritual. Muchos caminos existen para ascender a las cumbres de la
percepción interior, pero hay que saber elegir el más apropiado. El iniciado puede decir mucho sobre
tales caminos, mucho que pudiera parecer singular al no iniciado. Por ejemplo, alguien pudiera estar
muy adelantado en el sendero; pudiera encontrarse, por decirlo así, ante la inminente apertura de los
ojos del alma y los oídos del espíritu. Entonces tiene la suerte de hacer un viaje por un mar tranquilo,
o quizá tempestuoso, y la venda cae de esos ojos; súbitamente se convierte en vidente.—Otro puede
haber llegado igualmente tan lejos que esa venda sólo ha de ser aflojada, lo que acontece merced a
un golpe del destino. A otra persona ese golpe quizá le habría paralizado su fuerza y minado su
energia; para el discípulo señala el punto de partida de la iluminación.— Un tercero habrá
perseverado largos años en paciencia y permanecido así sin obtener resultados tangibles. De
repente, al estar sentado tranquilamente en su habitación silenciosa, se hace la luz espiritual en
torno suyo; los muros desaparecen, se tornan transparentes para el alma. Un mundo nuevo Se
despliega ante sus ojos o resuena en sus oídos espirituales que asi han aprendido a percibir.
ALGUNOS EFECTOS DE LA INICIACIÓN
Es uno de los principios básicos de la verdadera ciencia oculta, que quien se consagre a ella ha de
hacerlo con plena conciencia; no debe emprender ni practicar nada sin tener conocimiento de su
efecto. Un maestro de la ciencia oculta al dar un consejo o instrucción, advertirá siempre al mismo
tiempo todo lo que, como consecuencia, pueda producirse en el cuerpo, alma y espíritu de quien
aspire al conocimiento superior.
Me concrete a puntualizar aquí algunos de los efectos de la ciencia oculta en el alma del discípulo; si
bien he de advertir que solamente quien conozca las indicaciones dadas en este libro, podrá
emprender con plena conciencia los ejercicios que conducen al conocimiento de los mundos
suprasensibles y podrá caracterizarse como un verdadero discípulo. En la genuina disciplina oculta, el
andar a tientas en las tinieblas es sumamente perjudicial, y quien no se esfuerce en seguirla
plenamente consciente, quizás se convierta en médium pero nunca será un clarividente en sentido de
la ciencia esotérica.
El discípulo que practique, de acuerdo con estas instrucciones, los ejercicios descritos en los
capítulos anteriores, observara ciertos cambios en su llamado organismo anímico, organismo solo
perceptible al clarividente. Puede comparársele a una nube de variable luminosidad psíquico-
espiritual en cuyo centro se encuentra el cuerpo físico del hombre;1
En ese organismo se vuelven espiritualmente visibles los instintos, apetitos, pasiones, ideas. Por
ejemplo, un deseo sensual se percibe dentro de esta esfera como una irradiación rojiza oscura, de
forma determinada; un pensamiento puro y noble por una irradiación de color rojizo violeta; el
concepto claro del pensador lógico, como una forma de color amarillento de contornos nítidamente
marcados; el pensamiento confuso de un cerebro indisciplinado se presenta como una figura de con-
tornos borrosos; las ideas de hombrea de opiniones estrechas o fanáticas aparecen con contornos
rígidos e inmóviles; ]as de las personas accesibles a las opiniones de los demás, ostentan contornos
movibles y cambiantes.2
1) En la obra "Teosofía" del mismo autor (Editorial Antroposófica México-Buenos Aires 1963), se encontrara una descripción de este
fenómeno.
2) En éstas y en todas las descripciones siguientes hay que tener en cuenta Que por "ver" un color fe quiere expresar su percepción
espiritual. Cuando en el conocí miento clarividente se nabla de ver el rojo, eso significa tener una experiencia psíquico-espiritual que
equivale a la experiencia sensoria de percibir el color rojo. El término "veo tojo" se usa para adaptarse al lenguaje corriente del clarividente.
Quien no tenga eso presenta podrá fácilmente confundir ln visión del color con una genuina experiencia espiritual.
Cuanto más progresa el hombre en su evolución psíquica, tentó más se va estructurando
regularmente su organismo psíquico. Este organismo es confuso e indiferenciado en las personas
cuya vida anímica no está desarrollada; no obstante, para el clarividente, hasta tal tipo de organismo
parece como un sistema que claramente se destaca del medio circundante. Ese sistema se extiende
desde el interior de la cabeza hasta la parte media del cuerpo físico, y aparece como una especie de
cuerpo independiente, provisto de ciertos órganos. Trataremos aquí ahora de aquellos de estos
órganos que pueden percibirse espiritualmente junto a los siguientes órganos físicos; el primero entre
los ojos; el segundo cerca de la laringe; el tercero en la región del corazón; el cuarto cerca de la
llamada boca del estómago; y el quinto y el sexto con asiento en el abdomen. En la ciencia oculta
estos órganos se llaman "ruedas", o también "flores de loto", a causa de su parecido con ruedas o
flores. Pero es necesario darse cuenta de que tal expresión no es más acertada que cuando
llamamos "pabellón" a la parte exterior del oído. Así como en este caso no se trata de un "pabellón",
tampoco en aquél se trata más que de una denominación metafórica.1
Ahora bien, en el hombre no evolucionado esas "flores de loto" son fijas, inmóviles y de colores
obscuros; en el clarividente, en cambio, están en movimiento y matizadas de brillantes colores. En el
médium sucede algo parecido, pero de otra manera. No entraremos aquí en los detalles respectivos.
Cuando el discípulo comienza a practicar sus ejercicios, el primer efecto es que se aclaran las "flores
de loto"; después empiezan a girar. La facultad de la clarividencia nace en este momento, ya que
estas "flores" son los órganos sensorios psíquicos, y su rotación pone de manifiesto que se está
efectuando una percepción suprasensible. Nadie puede percibir objetos suprasensibles antes que sus
sentidos astrales hayan evolucionado de este modo.2
Gracias al órgano espiritual situado junto a la laringe, es posible penetrar en forma clarividente en la
manera de pensar de otros seres animados y obtener un conocimiento profundo de las verdaderas
leyes de los fenómenos naturales. El órgano lindante con el corazón revela a la cognición clarividente
el modo de sentir de otras almas. Quien lo haya desarrollado puede comprobar también ciertas
fuerzas recónditas en los animales y plantas. Mediante el sentido que reside cerca de la llamada boca
del estómago se adquieren conocimientos de las facultades y dotes de las almas; además, este
órgano permite descubrir el papel que desempeñan, en la economía de la naturaleza, los animales,
las plantas, las piedras, los metales y los fenómenos atmosféricos.
El órgano cerca de la laringe posee dieciséis "pétalos" o "radios de rueda"; el junto al corazón, doce;
el que se halla a la boca del estómago, diez.
Hay ciertas actividades del alma relacionadas con la formación de estos órganos, y aquel que las
practica en forma bien definida contribuye, en cierto modo, al desenvolvimiento de los
correspondientes órganos de percepción espiritual. En el loto de dieciséis pétalos, ocho pétalos ya
han sido formados en un pasado remoto durante una etapa anterior a la de la evolución humana. El
hombre no ha contribuido en nada por sí mismo a esta formación. Los ha recibido como un don de la
naturaleza cuando se encontraba todavía en un vago y ensoñador estado de conciencia. En aquella
etapa dé la evolución humana estaban en actividad, pero en forma sólo compatible con ese estado de
semiconsciencia. Al entrar el hombre a un estado de mayor conciencia, los pétalos se oscurecieron y
suspendieron su actividad, y puede ahora el mismo hombre desarrollar los otros ocho pétalos
mediante ejercicios conscientes. En esta forma el loto entero se tornará luminoso y móvil. La
adquisición de ciertas facultades depende del desarrollo de cada uno de los dieciséis pétalos, en la
inteligencia, como ya hemos dicho, de que solamente ocho puede el hombre desarrollar
conscientemente: los otros ocho surgirán por sí solos.
1) El ejemplo aludido (pabellón del oído) sustituye al ejemplo utilizado en el original alemán (Lungenflugel — lóbulo del pulmón), el cual
perdería todo el valor ilustrativo si se tradujera literalmente ni castellano, (N.d.Tr.)
2) Para esta percepción de "rotación" e incluso la de las "flores de loto", rigen las mismas observaciones que figuran en la nota de la Pág.
90 (Para esta edición digital es la Pág. ) respecto a "ver" los colores.
El desenvolvimiento se realiza de la siguiente manera: el hombre debe concentrar su atención y
esmero en ciertas actividades del alma regularmente ejecutadas en forma desatenta y descuidada.
Estas actividades son ocho. La primera corresponde al modo cómo se adquieren las
representaciones a las que el hombre suele generalmente entregarse. En la vida ordinaria el hombre
suele entregarse a ellas en forma totalmente desorganizada: oye tal o cual cosa, ve este o aquel
objeto y amolda sus conceptos a esas percepciones. Al proceder en esa forma, el loto de dieciséis
pétalos permanece inactivo, pues no entra en actividad hasta que se lleva a cabo una especie de
autoeducación. Para lograrla el discípulo tiene que vigilar sus representaciones, cada una de las
cuales habrá de adquirir para él un carácter significativo, de simbolizar un mensaje determinado
procedente de los objetos del mundo exterior. No se dará por satisfecho con representaciones que
carezcan de tal significado. Encauzará su actividad mental para que refleje fielmente el mundo
exterior y aspirará a desterrar de su alma las representaciones inexactas.
La segunda actividad del alma se refiere, de manera similar, a las resoluciones del hombre. Aun para
resolver lo más insignificante, debe basarse en una deliberación fundada y comprensiva y alejar de su
alma toda acción irreflexiva, todo acto insustancial. Sus actos obedecerán siempre a motivos delibe-
rados, abstrayéndose de todo lo que no se halle así justificado.
La tercera actividad se refiere al hablar. Sólo saldrá de los labios del discípulo lo que tenga sentido y
significado. Puesto que el "hablar por hablar" lo aparta de su camino, evitará la conversación banal, la
charla, confusa y abigarrada sobre multitud de tópicos. Esto no quiere decir que se aleje del trato con
sus semejantes, ya que precisamente en este trato sus palabras han de adquirir significado. Hablará
y responderá a todos, pero pensando en lo que dice y de una manera enteramente deliberada. Nunca
dirá nada sin fundamento. Tratará de no hablar ni demasiado poco ni en exceso.
La cuarta actividad del alma se refiere a la regulación de los actos externos. El discípulo trata de
armonizarlos con los de sus semejantes y con los hechos de su medio ambiente. Se abstendrá de
todo aquello que pueda perturbar a los demás o que esté en contradicción con lo que pasa a su
derredor. Ajustará su obrar en perfecto acuerdo con el ambiente y con su situación en la vida. Cuando
un móvil exterior lo lleve a actuar, examinará con cuidado los medios para responder lo mejor posible
a ese móvil. Al actuar espontáneamente, pesará con la mayor precisión los efectos de sus actos.
El quinto punto consiste en la organización de toda su vida: el discípulo tratará de vivir con arreglo a
las leyes del espíritu y de la naturaleza; de abstenerse por igual de la precipitación que de la
indolencia; de considerarse igualmente ajeno a la actividad exagerada que a la desidia.. Enfocará la
vida como un medio de trabajo y se conducirá de acuerdo con esa idea; regulará el cuidado de su
salud y de sus hábitos de manera tal que culminen en una existencia armoniosa.
El sexto punto se refiere a la aspiración humana: el discípulo examinará sus facultades y sus
capacidades y obrará a la luz de un tal conocimiento de sí mismo; no intentará ejecutar lo que esté
fuera de su alcance, pero no tratará de omitir nada que caiga dentro de sus posibilidades. Por otra
parte, él mismo se fijará objetivos que concuerden con los ideales y con los altos deberes del ser
humano. No se considerará, de manera irreflexiva, como una rueda del engranaje social, sino que
tratará de comprender su labor, dirigiendo su mirada más allá de la vida cotidiana. Se esforzará por
cumplir sus obligaciones cada vez mejor y con mayor perfección.
La séptima actividad de su alma se refiere al esfuerzo de aprender de la vida todo lo posible. Nada ha
de pasar ante el discípulo sin brindarle ocasión de acumular experiencias que le sean útiles. Si se
equivocó al cumplir algún deber, o lo cumplió mal, esto le dará motivo para obrar más correcto y
perfectamente en casos semejantes más tarde. Y con fines análogos contemplará las acciones de los
demás. Tratará de acumular un rico tesoro de experiencias y de recurrir a él siempre con atención; y
nunca hará nada sin observar retrospectivamente esas experiencias, ya que de ellas puede derivar
ayuda en sus resoluciones y actos.
Por último, el octavo punto consiste en que el discípulo dé una mirada, de vez en cuando, a su propio
interior; que se ensimisme, delibere en silencio, forme y examine los principios que rigen su vida,
pase revista a sus conocimientos, pondere sus deberes, reflexione sobre el contenido y el fin de la
vida. Ya hemos hablado de todo esto en capítulos precedentes, aquí lo enumeramos meramente con
referencia al desenvolvimiento del loto de dieciséis pétalos. Mediante la observancia de los ejercicios
mencionados, este loto se vuelve más y más perfecto y su desarrollo otorga el don de la clarividencia.
Cuanto mejor armonicen los pensamientos y palabras del discípulo con los hechos del mundo
exterior, tanto más rápidamente se desarrolla este don. El que piensa o dice algo que se aparta de la
verdad, destruye algo en el germen del loto de dieciséis pétalos. La veracidad, la sinceridad y la
lealtad son fuerzas constructivas; la mentira, la falsedad y la deslealtad, son fuerzas destructivas. Y el
discípulo ha de saber que no bastan buenas intenciones, sino que se requieren actos realizados. Si
pienso o digo algo contrario a la verdad, algo destruyo en mi órgano de percepción espiritual, por más
excelentes que hayan sido mis intenciones. Es un caso semejante al del niño que se quema cuando
intenta coger el fuego, aunque obre por ignorancia. La ordenación de las actividades del alma en la
dirección indicada permite al loto de dieciséis pétalos irradiar en colores resplandecientes, dándole un
movimiento armonioso. Recordemos, sin embargo, que el don de la clarividencia aquí descrito no
puede empezar a manifestarse sino cuando el desarrollo del alma ha alcanzado cierto grado; no se
manifiesta este don mientras sea un esfuerzo penoso el orientar la vida en esta dirección; el discípulo
no está aún maduro mientras las actividades descritas requieran una atención particular. Sólo cuando
ha llegado el momento en que ese modo de vivir se ha convertido en segunda naturaleza, aparecen
los primeros gérmenes de la clarividencia. Todo lo aquí indicado no debe ser penoso, sino llegar a
convertirse en algo natural. El discípulo no ha de tener necesidad de vigilarse y aguijonearse
constantemente; el vivir de este modo ha de ser un hábito.
Existen ciertas instrucciones para desarrollar de manera diferente el loto de dieciséis pétalos; pero la
verdadera ciencia oculta las rechaza todas, ya que conducen al quebranto de la salud física y a la
ruina moral. Esas instrucciones son más fáciles de seguir que las aquí descritas, pero tan sólo la ob-
servancia de éstas, por fastidiosa y penosa que sea, conduce con toda seguridad a la meta y no
puede menos que vigorizar moralmente.
El desenvolvimiento deformado de una flor de loto, de presentarse cierta clarividencia, no sólo da
lugar a ilusiones e ideas fantásticas, sino que provoca extravíos e inestabilidad en la vida ordinaria;
puede causar timidez, envidia, vanidad, arrogancia, incluso en personas que antes no hayan tenido
semejantes defectos. Ya hemos dicho que ocho de los dieciséis pétalos de esta flor de loto ya se
habían desarrollado en un pasado remoto y que reaparecen por sí solos en el curso de la disciplina
oculta. El discípulo debe concentrar todo esfuerzo a los otros ocho pétalos. De practicar
incorrectamente esta disciplina, puede suceder fácilmente que los pétalos precedentemente
desarrollados reaparezcan solos y que los nuevos queden en estado de atrofia. Esto se produce
particularmente si durante la disciplina no hay lógica y sensatez en el pensar. Es de suma importancia
que el discípulo sea persona de buen discernimiento y de ideas claras. Es, además, importante que
procure expresarse con la mayor claridad. Las personas que comienzan a vislumbrar algo de los
mundos suprasensibles fácilmente se tornan locuaces en lo que atañe a sus visiones y con esto
detienen su evolución normal. Cuanto menos hablen de estas cosas, tanto mejor será, ya que sólo los
que hubiesen alcanzado cierto grado de lucidez debieran referirse a ello. Al comienzo de su entre-
namiento, los discípulos generalmente se asombran de la escasa "curiosidad" que los hombres
espiritualmente experimentados demuestran hacia lo que explican de sus propias experiencias. Lo
mejor sería que guardaran silencio absoluto sobre ellas y hablaran tan sólo de la facilidad o dificultad
que tienen de practicar los ejercicios o de seguir las instrucciones, porque el ya iniciado cuenta con
medios completamente diferentes a los relatos del discípulo para apreciar los progresos de éste. Esa
locuacidad siempre da por resultado cierto endurecimiento de los respectivos ocho pétalos de la flor
de loto de dieciséis pétalos que debieran permanecer tiernos y flexibles. Ilustraremos nuestras
palabras con un ejemplo tomado para mayor claridad, no de la vida suprasensible, sino de la
ordinaria. Supongamos que oigo una noticia e inmediatamente me formo un juicio sobre ella. Luego
recibo otra noticia sobre el mismo asunto que no concuerda con la primera, lo que me obliga a modifi-
car el juicio que ya me había formado. El resultado es una influencia perjudicial para mi loto de
dieciséis pétalos. El caso habría sido completamente distinto si hubiera suspendido mi juicio sobre el
asunto, tanto en pensamiento como en palabra, hasta tener datos seguros para juzgar. La cautela en
formar y emitir juicios se convierte paulatinamente en una característica peculiar del discípulo. Por
otro lado, aumenta su receptividad para impresiones y experiencias que, en silencio, deja desfilar
ante sí, con objeto de obtener el máximum de datos para formar su propia opinión. Esta cautela
provoca matices azulado-rojizos o rosados en los pétalos de la flor de loto, mientras que, en el caso
contrario, se presentan matices de rojo sombrío o anaranjado.1
El loto de doce pétalos en la región del corazón se desarrolla en forma similar a la del de dieciséis
pétalos. También de este loto la mitad de los pétalos existía y estaba en actividad en una etapa
anterior de la evolución humana; mitad que no requiere, pues, especial cultivo en la disciplina oculta:
aparecen espontáneamente y comienzan a girar cuando se han cultivado los otros seis pétalos.
También para favorecer este desenvolvimiento, el discípulo debe orientar conscientemente y en un
sentido determinado, ciertas actividades del alma.
Ahora bien, hay que comprender que las percepciones de cada uno de los sentidos espirituales o
psíquicos tiene distinto carácter. Las percepciones trasmitidas por las flores de loto de doce y de
dieciséis pétalos son diferentes. Esta última percibe en forma de figuras los pensamientos y la
mentalidad de otras almas, así como las leyes que rigen los fenómenos de la naturaleza; pero esas
figuras no son inmóviles y rígidas, sino de formas móviles, llenas de vida. El clarividente que haya
desarrollado este sentido, podrá describir la forma en la cual se manifiesta cada pensamiento y cada
ley de la naturaleza. Un pensamiento de venganza, por ejemplo, aparece como figura aflechada,
dentada, mientras que un pensamiento amoroso muchas veces tiene la forma de una flor que se
abre, etc. Los pensamientos precisos y significativos producen figuras armoniosas y simétricas; los
confusos tienen contornos corrugados. El loto de doce pétalos ofrece percepciones que se pueden
definir de manera aproximada como calor y frío anímicos. Un clarividente dotado de este sentido
siente que de las figuras que percibe mediante el loto de dieciséis pétalos, emanan tal calor — y tal
frío anímico. Imaginemos un clarividente que tuviera desarrollado el loto de dieciséis pétalos, no así
el de doce: percibiría un pensamiento benévolo únicamente bajo la forma antes descrita; en cambio,
el que hubiera desarrollado ambos órganos, sentiría, además, esa emanación del pensamiento que
sólo puede calificarse como calor anímico. Señalaremos de paso que la disciplina oculta nunca
desarrolla un órgano sin el otro, de manera que el ejemplo que hemos expuesto debe considerarse
como hipotético para mayor lucidez. Por el desenvolvimiento del loto de doce pétalos el clarividente
adquiere una comprensión profunda de los fenómenos naturales. Todo cuanto es manifestación de
crecimiento o de evolución, desprende calor anímico, y todo cuanto está en proceso de
marchitamiento, destrucción o desintegración, presenta las características de frío anímico.
El desarrollo de ese sentido se fomenta de esta manera: en primer lugar, el discípulo empezará por
regular el curso del pensamiento, lo que se llama dominio mental. En tanto que el loto de dieciséis
pétalos requiere para su desenvolvimiento pensamientos ajustados a la verdad y que tengan un
significado, el de doce pétalos se desarrolla por el dominio interior de la vida mental. Los
pensamientos que vagan como fuegos fatuos y que se enlazan por concatenaciones puramente
fortuitas y no de una manera razonable y lógica, destruyen la estructura de este loto. Cuanto más se
logre una sucesión normal de los pensamientos y así se evite toda digresión ilógica, tanto más
adecuada será la forma que este órgano desarrolle. Cuando el discípulo oiga expresar pensamientos
ilógicos, se representará inmediatamente el pensamiento correcto respectivo. No debe naturalmente
sustraerse al trato de personas tal vez carentes de lógica para así favorecer su progreso, ni tampoco
1) El versado en la materia se dará cuenta que las condiciones relacionadas con el desenvolvimiento del loto, de dieciséis pétalos
corresponden a las Instrucciones que el Buda dio a sus discípulos para el "sendero". (Pero aquí no se trata de enseñar budismo sino de
describir condiciones de desenvolvimiento resultantes de la Ciencia Espiritual misma. Su concordancia con ciertas enseñanzas del Buda no
es razón para no tenerlas por ciertas en sí mismas.
sentirse impulsado a corregir cuanto de irrazonable se exprese en derredor suyo. El discípulo tratará
más bien de encauzar silenciosamente, conforme a la lógica y la razón, los pensamientos que lo
invadan desde fuera, y conservará en todo momento la orientación de sus propios pensamientos.
En segundo lugar procurará el discípulo introducir en sus actos la misma concatenación lógica, o sea
el dominio de la acción. Toda inestabilidad, toda discordancia en el obrar, ejerce una influencia
perniciosa sobre la mencionada flor de loto. Después de un acto, el discípulo regulará la siguiente
acción de tal manera que sea la consecuencia lógica de la precedente. El que hoy obre de una
manera y mañana de otra, no desarrollará jamás la facultad descrita.
El tercer requerimiento es el cultivo de la perseverancia. El discípulo no se dejará desviar por
influencia alguna del objetivo que se haya impuesto, en tanto que lo considere acertada meta. Los
obstáculos le servirán de estímulo y no lo apartarán de su camino.
El cuarto requisito es la tolerancia hacia los hombres, hacia los demás seres, incluso hacia las
circunstancias. El discípulo evitará toda crítica superflua de lo imperfecto y malo; por el contrario,
tratará de comprender todo lo que hasta él llegue. Al igual que el sol que no niega su luz al malvado,
así tampoco el discípulo le negará su interés comprensivo. Si le sucede algún percance no se dejará
arrastrar por juicios desfavorables, sino que aceptará lo que la necesidad le imponga y procurará
transmutarlo lo mejor que pueda para que se convierta en un bien. No considerará las opiniones de
los demás exclusivamente desde su propio punto de vista, sino que se esforzará por colocarse en el
de ellos.
La quinta cualidad es la actitud libre de prejuicio hacia todo lo que la vida ofrezca. En este momento
cabe hablar de fe y confianza, de esa confianza que el discípulo brinda a todo hombre, a toda criatura
viviente, de esa confianza que satura todas sus acciones. Al referírsele algún hecho nunca se dirá:
"No lo creo porque está en contradicción con mi opinión actual", por el contrario, siempre estará a
punto para comprobar y rectificar su propio criterio de acuerdo con otro nuevo. Se mantendrá en
actitud receptiva ante lo que hasta él llegue, y confiará en la eficacia de lo que emprenda; desterrará
de su carácter la aprensión y el escepticismo. Protegerá su fe en el poder de sus intenciones: cien
fracasos no pueden arrebatarle esta fe "que mueve las montañas".
La sexta cualidad es la adquisición de cierto equilibrio interno (ecuanimidad). El discípulo se esfuerza
en conservar esta ecuanimidad, tanto frente al dolor como frente a la alegría, para evitar la fluctuación
entre el séptimo cielo del regocijo y las honduras de la desesperación. La desgracia y el peligro, así
como la dicha y la prosperidad, lo encontrarán siempre por igual escudado.
Los lectores de la ciencia espiritual reconocerán en las seis cualidades descritas los "seis atributos"
que debe desarrollar el aspirante a la iniciación. Lo que se ha pretendido es mostrar su relación con el
órgano psíquico conocido como la flor de loto de doce pétalos. Nuevamente es la disciplina oculta la
que puede dar instrucciones especiales para que madure esta flor de loto. La perfecta simetría de su
forma depende del desarrollo de las cualidades mencionadas, así como el descuido en su cultivo nos
la convierte en una caricatura de lo que debe ser. En este último caso, de adquirir cierta clarividencia,
las cualidades en cuestión podrían tomar rumbo hacia el mal en vez de hacia el bien. El estudiante
podría tornarse particularmente intolerante, miedoso, misántropo; adquirir, por ejemplo, cierta
sensibilidad respecto al modo de ser de otras almas y de ahí rehuirlas u odiarlas. Su actitud puede
llegar a tal grado, a causa del frío anímico que lo embarga, que sea incapaz de escuchar opiniones
opuestas a la suya, o adopte frente a ellas una conducta censurable.
Si a cuanto hemos dicho se añade la observación de ciertas reglas sólo oralmente transmisibles del
instructor a su discípulo, se acelera el desenvolvimiento de esta flor de loto. Bastan, sin embargo, las
instrucciones que preceden como introducción a la genuina disciplina oculta; incluso serán útiles a
quien no pueda o no quiera seguir tal disciplina, ya que siempre se dejarán sentir sus efectos sobre el
organismo psíquico, aunque sea lentamente. En lo que concierna al discípulo, es indispensable el
cumplimiento de estos principios, ya que si intentara introducirse en el ocultismo sin tenerlos en
cuenta, penetraría en los mundos superiores con órganos deficientes, y en lugar de captar la verdad
sería víctima de engaños e ilusiones. Aunque clarividente en cierto sentido, su ceguera sería, en el
fondo, mayor: podía sentirse seguro en el mundo físico que le servía de base; ahora ve lo que está
tras de él y, antes que el mundo superior constituya una genuina realidad, pierde toda la confianza en
el mundo sensible. Corre el peligro de verse privado por completo de la capacidad de discernir lo
verdadero de lo falso, y de carecer así de toda orientación en la vida. Es por esta razón que la
paciencia es fundamental en estos casos. Siempre hay que tomar en cuenta que la ciencia oculta no
puede ir en sus instrucciones más allá de lo que sea compatible con el firme propósito de desarrollar
normalmente las "flores de loto", pues si llegaran a la madurez antes de haber adquirido gra-
dualmente la forma que les corresponde, surgirían como verdaderas caricaturas de estas flores. Las
indicaciones especiales de la ciencia espiritual conducen, pues, a la madurez, mientras que la forma
será el resultado de las normas de conducta arriba descritas.
El desenvolvimiento de la flor de loto de diez pétalos requiere un cultivo psíquico de una índole
particularmente delicada; el dominio consciente de las mismas impresiones sensorias. Este dominio
es particularmente importante en los pasos iniciales de la clarividencia para evitar muchas ilusiones y
veleidades espirituales. En general, el hombre no se da cuenta de las influencias que determinan y
producen sus divagaciones y sus recuerdos. Tomemos por ejemplo, el caso siguiente: una persona
viaja en tren absorbida por un pensamiento; de súbito este pensamiento toma otra dirección; recuerda
entonces alguna experiencia que le ha acontecido años atrás y enlaza este recuerdo con sus
pensamientos presentes. No se ha dado cuenta que su mirada se posó en alguien que se parecía a
una persona relacionada con la experiencia que revive. No tiene conciencia de lo que ha visto; pero sí
percibe el efecto e imagina que el recuerdo ha sido "espontáneo". ¡Cuántas cosas acontecen así en
la vida! ¡Cómo se enlazan en nuestra vida las cosas aprendidas u oídas, sin que nuestra conciencia
se dé cuenta de la asociación! Otro ejemplo: una persona no puede soportar cierto color, sin ser
consciente que esto le sucede porque el maestro que la atormentaba hace mucho años vestía un
traje del color que rechaza. Innumerables son las ilusiones que se basan en asociaciones de este
tipo. Algunas cosas se graban en el alma sin llegar a incorporarse en la conciencia. Puede darse el si-
guiente caso: alguien lee en el periódico la noticia de la muerte de una personalidad conocida. Afirma
ahora con plena convicción haber tenido "ayer" un "presentimiento" de esta muerte, aunque nada
había visto ni oído que hubiera podido sugerirle semejante idea. Y, efectivamente, es cierto que
"ayer" le vino, como "espontáneamente", el pensamiento de que iba a morir esa persona. Sólo que se
le escapó un detalle: unas horas antes de que le viniera ese pensamiento, se encontraba de visita en
casa de algún amigo, donde había un diario en la mesa, y aunque no lo leyó, sus ojos fueron a dar
sobre la noticia de la gravo enfermedad de la persona en cuestión. Esta impresión no llegó a su
conciencia; pero tuvo como efecto el "presentimiento".
Cuando se reflexiona sobre todo esto uno puede darse cuenta de cuántas ilusiones y fantasías se
derivan de ello, ilusiones y fantasías que deben absolutamente evitarse por quien pretenda
desarrollar la flor de loto de diez pétalos, el órgano que permite percibir cualidades recónditas del
alma. Sin embargo, esas percepciones sólo son dignas de crédito si el discípulo se ha hecho inmune
a tales ilusiones. Con ese objeto el discípulo debe adquirir el dominio de todo cuanto le impresiona
del mundo exterior hasta el punto de poder cerrar el paso a toda impresión que no quiera recibir. Sólo
mediante una vida interior intensa cultiva el discípulo esta facultad, y gracias al esfuerzo de su
voluntad sólo podrán causarle impresión los objetos sobre los que enfoque su atención, a la vez que
logrará sustraerse a toda impresión que intencionalmente no busque. No verá más que lo que quiera
ver, y aquello hacia lo cual no dirija su atención dejará efectivamente de existir. Cuanto más vivido e
intenso se vuelva el trabajo interior del alma, tanto mayor será ese poder, tanto mayor será la
capacidad de evitar que su ojo y su oído vaguen sin rumbo, que sólo existan para él los objetos hacia
los cuales dirija sus sentidos. Practicará el poder de no oír nada, aun en medio del mayor barullo, si
no quiere oír; hará que sus ojos sean insensibles a los objetos que no mire intencionalmente, es
decir, acorazará su alma contra toda impresión no consciente. Es en este sentido que el discípulo
deberá dedicar especial esmero a su vida cogitativa: escogerá un pensamiento determinado
procurando que no se vinculen con él otros pensamientos que los que él Quiera asociar consciente y
voluntariamente. Rechazará las divagaciones fortuitas y, antes de enlazar un pensamiento con otro,
investigará cuidadosamente de dónde procede este último. Irá todavía más lejos: cuando, por
ejemplo, sienta cierta antipatía con respecto a no importa qué cosa, se empeñará en combatirla y
establecer una relación consciente con el objeto en cuestión. De esta manera, los elementos
inconscientes que invaden su alma van disminuyendo progresivamente. Sólo mediante esta
autodisciplina rigurosa, la flor de loto de diez pétalos irá adquiriendo la forma que debiera tener. La
vida interior del discípulo debe ser una vida de atención y hay que saber alejar todo aquello a lo cual
no se quiere o no se debe prestar atención. Cuando a la autodisciplina se le agrega la meditación
conforme a las instrucciones de la Ciencia Espiritual, se ve madurar de manera normal la flor de loto
en la región del epigástrico, y lo que antes se percibía tan sólo como forma y calor mediante los
sentidos espirituales citados, aparece ahora espiritualmente luminoso y coloreado. Así se revelan, por
ejemplo, las dotes y facultades de las almas, así como las fuerzas y los atributos ocultos de la
naturaleza. El aura coloreado de los seres vivientes se torna visible, y todo lo que nos rodea nos
revela sus cualidades anímicas. Debe tenerse en cuenta que es precisamente en esa etapa de la
evolución donde se requiere el mayor esmero, por el intensísimo juego de los recuerdos no
conscientes. De no ser así, muchos poseerían tal sentido, ya que surge casi inmediatamente después
que el hombre domina en verdad las impresiones de sus sentidos hasta el punto de someterlas por
completo a su atención o rechazo. Este sentido psíquico sólo permanece inactivo mientras el poder
de los sentidos físicos lo ensordece y embota.
El cultivo de la flor de loto de seis pétalos, situada en el centro del cuerpo ofrece más dificultades que
el de la anterior, por requerir la completa supeditación del hombre a la conciencia del Yo, de modo
que cuerpo, alma y espíritu formen un conjunto de perfecta armonía. Las funciones del cuerpo, las
inclinaciones del alma, los pensamientos y las ideas del espíritu, deben hallarse en completa
consonancia. El cuerpo debe ser ennoblecido y purificado de manera que sus órganos sólo tiendan a
lo que esté al servicio del alma y del espíritu; el alma no debe ser impulsada por apetitos y pasiones
corporales antagónicas al pensar puro y noble; el espíritu, por su parte, no debe tener necesidad de
imponer al alma mandatos y leyes como un amo hacia su esclavo; es el alma quien aprende a obe-
decerlos por su propia y libre inclinación. El discípulo no considerará el deber como una imposición a
la que se supedite a pesar suyo, sino como algo que practica porque lo ama. Dirigirá su alma hacia la
libertad, y mantendrá el equilibrio entre lo sensual y lo espiritual. Debe sentirse libre de entregarse a
las funciones de los sentidos porque éstos se hallarán suficientemente depurados para que no
puedan envilecerlo; no tendrá necesidad de refrenar sus pasiones, en tanto que ellas, por sí mismas,
se orientan hacia el bien. Mientras el hombre tenga 'necesidad de mortificarse no podrá alcanzar
ciertos grados de la disciplina oculta, ya que para ella una virtud lograda por represión carece de
valor. Mientras subsista un apetito, se verá perturbado el desarrollo oculto, aun en el caso de que el
discípulo no lo satisfaga. Es indiferente que el deseo ataña al cuerpo o al alma. Si, por ejemplo,
alguien se priva voluntariamente de determinado estimulante con el fin de purificarse por la privación
del goce, esto sólo le será útil si su salud no se afecta por esta abstinencia. Si sufre, demuestra que
el cuerpo requiere ese estimulante y entonces la privación carece de valor. En tal caso muy bien
puede ocurrir que tenga que renunciar momentáneamente a su anhelado ideal y esperar a que se
presenten condiciones más favorables respecto de las disposiciones de su cuerpo y de su alma,
quizá hasta una vida futura. En ciertos casos es mucho más meritorio renunciar sabiamente que
ansiar un objetivo que en las circunstancias del caso está fuera del alcance. Tal renuncia razonable
es más beneficiosa para la evolución que la actitud opuesta.
El desarrollo de la flor de loto dé seis pétalos permite la comunicación con seres que pertenecen a
mundos superiores, siempre y cuando su existencia se manifieste en el mundo anímico. La disciplina
oculta no recomienda, sin embargo el desenvolvimiento de este loto antes que el discípulo haya
avanzado lo bastante en el sendero para permitirle elevar su espíritu a un mundo todavía superior. La
entrada en el mundo espiritual propiamente dicho deberá acompañar siempre el cultivo de las flores
de loto, ya que, de no ser así, el discípulo podría caer en confusión e incertidumbre, Aprendería a ver,
si, pero carecería de la facultad de juzgar correctamente lo visto. Ahora bien, la posesión de las
cualidades necesarias para el desenvolvimiento del loto de seis pétalos constituye ya cierta garantía
contra la confusión y la inestabilidad, pues no será fácil arrastrar al error a quien haya alcanzado el
perfecto equilibrio entre la sensualidad (cuerpo), la pasión (alma) y la idea (espíritu). Sin embargo,
hace falta algo más que esta garantía cuando, por el desenvolvimiento del loto de seis pétalos, el
hombre llegue a percibir seres que pertenecen a un mundo por completo diferente del que conocen
sus sentidos físicos. No le basta el desarrollo de las flores de loto para adquirir la seguridad necesaria
en tales mundos; necesita otros órganos más elevados. Trataremos ahora del cultivo de estos
órganos; después consideraremos las otras flores de loto así como la organización ulterior del cuerpo
anímico.1
El desarrollo del cuerpo anímico permite al hombre percibir fenómenos suprasensibles, más aquel
que quiera orientarse de veras en ese mundo no debe detenerse en este estado evolutivo. No es
suficiente la mera movilidad de las flores de loto; el hombre debe ser capaz de regular y vigilar, por sí
solo y en plena conciencia, el movimiento de sus órganos espirituales. De lo contrario se convertiría
en juguete de energías y potencias que actúan sobre él desde el exterior. A fin de evitarlo ha de
adquirir la facultad de oír lo que se llama "palabra interna", lo que significa desenvolvimiento no
solamente del cuerpo anímico, sino también del etéreo, ese organismo sutil aparece al clarividente
como una especie de doble del cuerpo físico y que podría considerarse como un eslabón entre el
Cuerpo físico y el anímico.2 Quien está dotado de facultades clarividentes, tiene la posibilidad de
hacer completa abstracción del cuerpo físico de una persona. Esto corresponde, en un plano
superior, a un ejercicio de atención en un plano inferior. Al igual que una persona puede desviar su
atención de un objeto tenga ante sí hasta que éste deje de existir para ella, puede así el clarividente
hacer abstracción de un cuerpo físico hasta el grado de que llegue a serle físicamente transparente.
Aplicando este poder ante una persona sólo queda visible para el ojo psíquico el llamado cuerpo
etéreo y, además, el cuerpo anímico, que sobre pasa y compenetra los otros dos. El cuerpo etéreo es
aproximadamente del mismo tamaño y forma que el físico; ocupa, pues, más o menos el mismo
espacio que este. Es una estructura de una organización sumamente delicada y sutil,3 con un color
básico diferente de los siete colores del arco iris. El que pueda percibirlo conocerá un color que
propiamente no existe para el ojo físico y que, más o menos, podría compararse con el de la flor
recién abierta del durazno. Si queremos limitarnos exclusivamente al cuerpo etéreo, hemos de
eliminar del campo de observación igualmente al cuerpo anímico mediante un ejercicio de atención
análogo al descrito anteriormente, pues de lo contrario sufriría el cuerpo etéreo constante alteración a
consecuencia de su interpenetración con el Cuerpo anímico.
Ahora bien, las partículas del cuerpo etéreo están, en el hombre, en continuo movimiento, pues
innumerables corrientes circulan en todos sentidos. Estas corrientes mantienen y regulan la vida.
Todo cuerpo que tiene vida, incluso las plantas y los animales, posee cuerpo etéreo. Hasta en los
minerales puede el observador atento descubrir rudimentos de él. En un principio, estas corrientes y
estos movimientos escapan por completo a la voluntad y a la conciencia humana, de la misma
manera que en el cuerpo físico las funciones del corazón o del estómago son independientes de la
voluntad, y persiste esta independencia en tanto que el hombre no se dedique a desarrollarse con
miras a la adquisición de facultades suprasensibles, pues la evolución superior consiste
precisamente, en determinada etapa, en agregar a las corrientes y los movimientos del cuerpo etéreo
1) La expresión "cuerpo anímico", tomada; literalmente, encierra evidentemente una contradicción, lo que sucede con muchas expresiones
de la ciencia espiritual. La, utilizamos, sin embargo, porgue la impresión espiritual que se tiene mediante la facultad clarividente corresponde
a la percepción física que se tiene del cuerpo físico.
2) Compárese esta descripción con la correspondiente dada en el libro "Teosofía" del mismo autor. (México-Buenos Aires 1963).
3) Ruego a los físicos que no mal interpreten esta expresión "cuerpo etéreo" ha palabra "éter" es un simple medio de expresar la sutilidad
de la-, estructura en cuestión. No es forzoso relacionarlo con el "éter" del que tratan las hipótesis de la física.
independientes de la conciencia, otros producidos por el propio hombre conscientemente.
Cuando la disciplina oculta ha llegado al punto en el que comienzan a girar las flores de loto descritas
en los párrafos precedentes, mucho ha logrado el discípulo para despertar en su cuerpo etéreo
ciertas corrientes y movimientos bien definidos. Esta disciplina da lugar a la formación de una especie
de centro en la región cardíaca física de donde irradian corrientes y movimientos en múltiples
variedades de colores y formas. Este centro, en realidad, no es un mero punto, sino una estructura
muy compleja, un órgano prodigioso. Brilla y cintilla espiritualmente dentro de los más diversos
matices de colores, desplegando formas de gran regularidad y rápida transformación. Otras formas y
corrientes cromáticas parten de este órgano hacia las demás partes del cuerpo, las trascienden y sa-
turan e iluminan todo el cuerpo astral. Las corrientes más importantes fluyen hacia las flores de loto.
Circulan por todos los pétalos y regulan su rotación, luego escapan por los extremos de los mismos y
se pierden en el espacio exterior. Cuanto más evolucionado está un hombre, tanto mayor es la circun-
ferencia hasta la que se propagan estos rayos.
La flor de loto de doce pétalos tiene una estrecha conexión con este centro. Fluyen hacia él
directamente las corrientes, lo atraviesan y, por un lado, se dirigen a los lotos de dieciséis y de dos
pétalos, y por el otro lado a los de ocho, seis y cuatro pétalos. Debido a esto hay que tener sumo
cuidado en el desarrollo de la flor de loto de doce pétalos pues cualquier negligencia daría origen a
una formación irregular de todo este sistema orgánico. Lo que antecede da una idea de cuan delicada
e íntima es la disciplina oculta y con cuánta exactitud hay que proceder para que todo se desarrolle
normalmente. Se comprenderá también fácilmente que sólo puede dar instrucciones para el
desarrollo de las facultades suprasensibles quien haya experimentado por sí mismo lo que se
proponga cultivar en otro, y quien se encuentre plenamente capacitado para darse cuenta de si sus
indicaciones producen los resultados correctos.
Si el discípulo cumple las instrucciones que se le han dado, introduce en su cuerpo etéreo corrientes
y movimientos que están en armonía con las leyes y la evolución del mundo al cual pertenece el ser
humano. De ahí que estas instrucciones siempre Sean como un trasunto de las grandes leyes de la
evolución cósmica. Corresponden a los ejercicios de meditación concentración y otros similares que,
de practicarse como es debido, producirán los efectos descritos. En ciertas ocasiones el discípulo
debe dejar que estas instrucciones saturen su alma de contenido, para que interiormente se sienta en
plenitud impregnado de él. Al principio se eligen temas sencillos, apropiados, sobre todo, para
intensificar y concentrar el pensar sensato y razonado. De este modo, el pensar se emancipará de
toda impresión o experiencia sensoria, concentrándose como en un punto, que quedará bajo el
dominio completo del hombre. Así se forma un centro provisional para las corrientes del cuerpo eté-
reo. Este centro no está aún en la región del corazón, sino en la cabeza, en donde se presenta al
clarividente como el punto de partida de movimientos y corrientes. Sólo una disciplina oculta que
empiece por formar este centro tendrá completo éxito, pues si se despertara desde el principio en la
región del corazón, el neófito, aunque indudablemente podría lograr ciertos destellos de los mundos
superiores, no podría en verdad comprender las relaciones entre los mundos superiores y el de
nuestros sentidos, comprensión que representa un requisito sine qua non para el hombre en su actual
fase evolutiva. El clarividente jamás debe convertirse en iluso ni dejar de pisar terreno firme.
El centro existente en la cabeza después de suficientemente consolidado, será trasladado hacia
abajo, hacia la región de la laringe, lo que se consigue mediante otros ejercicios de concentración.
Como resultado, las corrientes del cuerpo etéreo partirán de esa región e iluminarán el espacio astral
que rodea al hombre.
La práctica constante de estos ejercicios capacita al discípulo para determinar por sí mismo la
posición de su cuerpo etéreo. Antes, esta posición dependía de las fuerzas procedentes del exterior o
emitidas por el cuerpo físico, pero mediante un desarrollo posterior el hombre puede dirigir su cuerpo
etéreo hacia todos lados, facultad que se desarrolla gracias a las corrientes que circulan
aproximadamente a lo largo de las manos, partiendo del loto de dos pétalos situado en la región de
los ojos. Todo esto es posible gracias a que las radiaciones procedentes de la laringe asumen formas
redondas, parte de las cuales fluye hacia el loto de dos pétalos de donde se propagan, en ondulantes
corrientes, a lo largo de las manos. En proceso posterior estas corrientes se subdividen y ramifican en
la forma más delicada, entrelazándose para formar algo así como un tejido que circunda al cuerpo
etéreo como si fuera una malla. Hasta ese momento el cuerpo etéreo no estaba cerrado al mundo
exterior, por lo que las corrientes de vida procedentes del océano universal entraban y salían
directamente; ahora estas corrientes externas deberán pasar a través de esa membrana. Así, el
hombre se vuelve sensible a estas corrientes externas; las percibe. Ahora ha llegado ya el momento
de dar a todo este sistema de corrientes y movimientos su centro en la región del corazón, lo que se
logra también mediante la continuación de los ejercicios de concentración y meditación. Alcanzada
esta etapa el estudiante recibe el don de la palabra interna, desde cuyo instante todo adquiere para él
un nuevo significado. Todas las cosas, por decirlo así, se tornan espiritualmente audibles y le hablan
de su esencia íntima. Las corrientes anteriormente descritas le ponen en relación con el ser interno
del universo del que forma parte. Su vida comienza a entrelazarse con la vida de su medio ambiente
y puede dejar que después resuene en los movimientos de sus flores de loto.
Así, el hombre penetra en el mundo espiritual, de donde adquiere una nueva comprensión de todo
cuanto han dicho los grandes instructores de la humanidad. Las prédicas del Buda, y los Evangelios,
por ejemplo, le producen un efecto distinto, te impregnan de una felicidad insospechada hasta
entonces. Y es que la vibración de las palabras allí contenidas sigue los movimientos y los ritmos que
él mismo desarrolló dentro de sí. Por propia e inmediata experiencia sabe que hombres tales como el
Buda o los Evangelistas, no expresan sus revelaciones personales, sino aquellas que les infundió la
esencia íntima de las cosas. Señalemos aquí un hecho que se nos hace inteligible sólo por lo que
antecede. Las personas de nuestra actual etapa evolutiva no captan las muchas repeticiones en las
máximas del Buda; en cambio, para el discípulo de la ciencia oculta llegan a ser una fuerza sobre la
que gustoso reposa sus sentidos internos, pues corresponden a ciertos movimientos rítmicos del
cuerpo etéreo. La devota entrega a ellas, en completa quietud interior, crea una armonía con tales
vibraciones, y como ellas son a su vez trasunto de ciertos ritmos cósmicos, que en ciertos puntos
también se repiten y periódicamente vuelven a modos anteriores, el individuo que presta oído a las
palabras del Buda aúna su vida a la de los misterios cósmicos.
La ciencia espiritual define cuatro cualidades que el hombre debe adquirir en el llamado sendero de
prueba para elevarse al conocimiento superior: la primera es la facultad de discernir lo real de lo
aparente y la verdad de la mera opinión. La segunda cualidad es la apreciación debida de lo
verdadero y de lo real frente a la simple apariencia. La tercera consiste en la práctica de los seis
atributos ya descritos en páginas precedentes: dominio del pensamiento, dominio de la acción,
perseverancia, tolerancia, fe y ecuanimidad. La cuarta corresponde al amor a la libertad interna.
Una comprensión meramente intelectual de lo inherente a estas cualidades no es de la menor
utilidad; deben ser incorporadas al alma, de modo que formen la base de hábitos internos. Tomemos,
por ejemplo, la primera cualidad: el discernimiento entre lo real y lo aparente. El hombre tiene que
disciplinarse hasta el punto de discernir siempre espontáneamente, en todo objeto que se le presente,
los elementos secundarios y los que tienen significación e importancia. Sólo puede lograr esto si con
toda calma y paciencia renueva estas tentativas en cada observación del mundo exterior. Al final, la
vista se posa con toda naturalidad en lo verdadero, tal como antes se contentaba con lo accidental.
"Todo lo perecedero sólo es parábola"1: verdad que se convierte en convicción palmaria del alma.
Otro tanto se puede decir con respecto a las otras tres cualidades.
Ahora bien, estos cuatro hábitos psíquicos producen, efectivamente, una transformación del delicado
1) Goethe, Fausto II. (N del Tr.).
cuerpo etéreo humano. El primero, o sea, el discernimiento entre lo real y lo aparente, crea en la
cabeza el referido centro y prepara el de la laringe. El auténtico desarrollo de este centro requiere, na-
turalmente, los ejercicios de concentración arriba descritos: éstos preparan las flores de loto, en tanto
que los cuatro hábitos las hacen madurar. Una vez preparado el centro en la región de la laringe, la
apreciación correcta de lo verdadero frente a la apariencia accidental da por resultado el dominio libre
del cuerpo etéreo, así como su revestimiento y delimitación por la malla mencionada. Si el hombre
adquiere esta facultad estimativa, paulatinamente se le tornan perceptibles las realidades espirituales;
pero no se crea que sólo tengan valor actos que parezcan significativos conforme a un criterio
puramente intelectual: la acción más trivial, lo más insignificante, tienen algo de importante dentro de
la gran economía cósmica, y se trata precisamente de adquirir la conciencia de esta importancia. Lo
esencial es una apreciación correcta y no un menosprecio de lo que corresponda a la vida cotidiana.
Las seis virtudes que componen la tercera cualidad ya han sido tratadas anteriormente; guardan
relación con el desenvolvimiento del loto de doce pétalos en la región del corazón y, como ya
indicamos, es a este centro a donde debe dirigirse la corriente vital del cuerpo etéreo. La cuarta
cualidad, o sea el anhelo de liberación, sirve para hacer madurar el órgano etéreo que está junto el
corazón, y una vez transformada esta cualidad en hábito del alma, el hombre se liberta de todo lo que
se deriva exclusivamente de sus facultades personales; deja de considerar las cosas desde su
punto de vista particular; desaparecen los estrechos límites de su propio ser que lo encadenaban a
este punto de vista, y se revelan a su yo interno los misterios del mundo espiritual. He aquí la
liberación, ya que aquellas Cadenas obligaban al hombre a valorar cosas y seres de acuerdo con su
peculiar característica personal. El discípulo tiene que emanciparse de este modo personal de
considerar las cosas.
De lo que antecede claramente se deduce que las instrucciones impartidas por la ciencia oculta
ejercen una influencia determinante hasta en lo más íntimo de la naturaleza humana. De esta índole
son las instrucciones que se refieren a las cuatro cualidades, en una u otra forma encontradas en
todas las concepciones del mundo que tienen en cuenta el mundo espiritual. Los fundadores de
semejantes concepciones no han dado a la humanidad esas enseñanzas partiendo de un vago senti-
miento, sino en virtud de ser grandes iniciados. Basándose en su experiencia espiritual formularon
sus preceptos morales, pues sabían cómo actúan éstos sobre los elementos sutiles de la
naturaleza humana y deseaban que sus adeptos desarrollaran gradualmente esa naturaleza más
sutil. Vivir de acuerdo con tales concepciones del mundo significa trabajar por el propio
perfeccionamiento espiritual, único camino para que el hombre pueda servir al universo. La propia
perfección en ningún sentido es medro personal, ya que el hombre imperfecto es un servidor
imperfecto de la humanidad y del mundo; cuanto más perfecto sea el hombre, tanto mejor sirve al
conjunto. "Si la rosa es bella, embellece al jardín".
De ahí que los fundadores de las grandes cosmogonías sean grandes iniciados. Lo que de ellos
emana se difunde en las almas humanas y así, junto con la humanidad, avanza el mundo entero. Los
iniciados han trabajado conscientemente para intensificar este proceso de la evolución humana y el
contenido de sus enseñanzas sólo puede ser comprendido si se tiene en cuenta que se derivan del
conocimiento de las reconditeces de la naturaleza humana. Los iniciados eran hombres con facul-
tades cognoscitivas muy desarrolladas que dieron forma a los ideales de la humanidad basándose en
su propia experiencia espiritual; el hombre se acerca a ellos, a estos grandes guías, si, por propio
desarrollo, se eleva hasta su altura.
Cuando comienza el desarrollo del cuerpo etéreo del hombre, se abre ante él una vida
completamente nueva, y la disciplina oculta debe brindarle, a su debido tiempo, las explicaciones que
le capaciten para adaptarse a esa nueva existencia. El loto de dieciséis pétalos, por ejemplo, le
permite percibir espiritualmente figuras de un mundo superior; después tiene que darse cuenta que
estas figuras son distintas según los objetos o seres que las han engendrado. Lo primero que alcanza
a comprobar es que sus propios pensamientos y sentimientos ejercen sobre algunas de estas figuras
una intensa influencia; sobre otras una más leve y sobre algunas ninguna. Cierto género de figuras se
modifica inmediatamente si al contemplarlas el observador piensa: "Esto es bello", y durante su
observación se desvía hacia: "Esto es útil". Particular característica de las formas procedentes de
minerales o de objetos artificiales, es que se transforman bajo la influencia de todo pensamiento o
sentimiento que el observador les dirija. Es menor en las formas pertenecientes a plantas y todavía
menor en las correspondientes a animales. Estas figuras también tienen movilidad y vida, movilidad
que se debe sólo en parte a la influencia de los sentimientos y pensamientos humanos; en otros as-
pectos es provocada por causas más allá de la influencia humana. Ahora bien, dentro de este mundo
se presenta una especie de formas que, al principio, se sustrae casi por completo a la influencia
humana. El discípulo puede estar convencido que estas formas no proceden de los minerales, ni
de los objetos artificiales, ni tampoco de las plantas o de los animales. Para lograr una completa
comprensión debe detenerse ante las formas que le consta hállanse engrendadas por sentimientos,
instintos y pasiones de otros seres humanos, y podrá darse cuenta que, incluso sobre ellas, ejercen
influencia sus pensamientos y sus sentimientos, aunque sea relativamente poca. Dentro del mundo
de estas formas quedará, pues, cierto remanente, sobre el cual tal influencia es infinitamente
pequeña. El neófito poco es lo que puede percibir más allá de este remanente, y tan sólo por la
observación de sí mismo puede obtener datos sobre su naturaleza. Aprenderá entonces cuáles son
las formas que él mismo produce, ya que su voluntad, sus deseos, etc., se expresan a través de
estas formas. Un instinto que more en él, un deseo que le llene, una intención que él abrigue, todo
ello se manifiesta en tales formas: de hecho, todo su carácter se manifiesta en tal mundo de formas.
Así, mediante sus pensamientos y sentimientos, puede el hombre influir conscientemente sobre todas
las formas que no procedan de él mismo; en cambio, deja de ejercer influencia, una vez creadas,
sobre aquellas que, mediante su propio ser, nacieron en el mundo superior. De lo dicho se deduce
que la vida interior humana, los instintos, deseos y representaciones del hombre, aparecen en un
plano superior como figuras externas, al igual que los demás objetos y seres. Para la cognición
superior, el mundo interior se convierte en parte del mundo exterior. Del mismo modo que en el
mundo físico, si estamos rodeados de espejos podemos contemplar la forma de nuestro cuerpo,
asimismo, en el mundo superior, la entidad psíquica del hombre se le aparece como una imagen
refleja.
En esta fase de su desarrollo, el discípulo se halla en condiciones de trascender la ilusión que se
debe a la limitación de su personalidad. Puede observarse a sí mismo como mundo externo en la
misma forma en que antes consideraba exterior todo lo que afectaba a sus sentidos. Así aprende, por
gradual experiencia, a tratarse a sí mismo como anteriormente trataba a los seres que le rodeaban.
Si el estudiante obtuviera la visión de los mundos espirituales sin la suficiente preparación respecto a
su naturaleza, se hallaría observando la estampa de su propio alma como un enigma. Allí le aparecen
las imágenes de sus propios deseos y pasiones como figuras de forma animal o, algunas veces, de
forma humana. Aunque las formas animales de ese mundo no son completamente iguales a las del
físico, no dejan de tener cierta semejanza. Ahora bien, al entrar en él, hay que adquirir una manera de
juzgar completamente nueva, ya que las cosas realmente pertenecientes a la naturaleza interior del
hombre, además de presentársele como mundo exterior, parecen como imágenes invertidas, reflejos,
de lo que son en realidad. Al percibir, por ejemplo, un número, hay que leerlo invertido como imagen
reflejada en un espejo; 265 se convertiría en 562. Una esfera se percibe como si el observador
estuviera en su centro, perspectiva central que luego debe someterse a una transformación
adecuadla. Del mismo modo aparecen como en un espejo las cualidades del alma. Un deseo hacia
un objeto exterior se nos presenta como una imagen que se mueve hacia la persona misma que
abriga ese deseo y las pasiones que residen en la parte inferior de la naturaleza humana pueden
asumir la forma de animales u otras figuras semejantes lanzadas sobre el individuo. En realidad,
estas pasiones tienden hacia lo externo buscando en él su satisfacción; pero esta tendencia hacia
afuera se manifiesta, en su imagen refleja, bajo forma de ataque contra el individuo que las posee.
Si el discípulo, antes de elevarse a la visión superior, ha llegado a ser consciente de sus propias
cualidades mediante una observación reposada y sincera de sí mismo, en el momento en que se
enfrenta con su ser interno como imagen refleja exterior, logrará el valor y la fuerza necesarios para
conducirse como corresponda. Los que no han logrado conocerse suficientemente mediante la propia
investigación, no se reconocerán en su imagen refleja y la considerarán ajena realidad; o también
pueden sentirse intimidados por lo que ven e, incapaces de soportarlo, engañarse en el sentido de
tratar de persuadirse que todo ello no es sino engendro de la fantasía que a nada conduce. En ambos
casos, por haber alcanzado la perdona en cuestión prematuramente cierto grado de desarrollo
fatalmente obstruiría su propio progreso.
Es indispensable que el discípulo experimente este aspecto espiritual de su propio yo antes de
avanzar en planos superiores, ya que, si se ha dado cuenta plenamente de la naturaleza de su propia
personalidad en el mundo físico, podrá compararla con la imagen de esta personalidad y que es lo
primero que se le presenta en el mundo superior. Podrá relacionar lo superior con algo ya conocido,
porque tendrá un punto de apoyo en tierra firme. De lo contrario, cualesquiera que fueren los seres
espirituales que se le presentasen, se encontraría incapaz de descubrir su naturaleza y esencia y
pronto sentiría hundirse el suelo bajo sus pies. Por tanto, nunca se insistirá bastante que el seguro
acceso al mundo superior es el que se consigue por medio del conocimiento y de la genuina aprecia-
ción de la propia personalidad.
Lo primero que el discípulo encuentra en su ascenso al mundo superior es, pues, imágenes
espirituales, ya que la realidad que corresponde a tales imágenes hállase dentro de él mismo. El
discípulo debe, por tanto, haber llegado a cierto grado de madurez para conformarse por lo pronto
con estas imágenes y no ansiar una percepción inmediata de las realidades mismas. Dentro de este
mundo de imágenes pronto encontrará, sin embargo, algo completamente nuevo. Su yo inferior se le
presenta como imágenes reflejas, pero de ellas ha de surgir la verdadera realidad de su Yo superior.
Destacándose de la imagen de la personalidad inferior se hace visible la forma del Yo espiritual. Y es
sólo de este último de donde parten los hilos que se entretejen con otras realidades espirituales su-
periores.
Ha llegado entonces el momento de utilizar el loto de dos pétalos, situado en la región de los ojos.
Cuando éste comienza a agitarse el hombre encuentra la posibilidad de poner en contacto su Yo
superior con seres espirituales superiores. Las corrientes que parten de esa flor de loto se dirigen
hacia las entidades superiores en forma tal, que el hombre tiene completa conciencia de los
movimientos respectivos. Del mismo modo que la luz hace visibles los objetos físicos, así también
esas corrientes tornan visibles a los seres espirituales de los mundos superiores.
Ahondando las verdades fundamentales derivadas de la ciencia espiritual, el discípulo aprende a
poner en movimiento y a dirigir las corrientes de la flor de loto situada entre los ojos.
En esta fase del desarrollo se comprueba, ante todo, el valor de un criterio sano y la disciplina del
pensamiento claro y lógico. Basta considerar que el Yo superior del hombre, latente en él en estado
germinativo e inconsciente, nace entonces a la existencia consciente. No se trata de algo meramente
metafórico, sino de un nacimiento efectivo en el mundo espiritual; y el ser que nace, el Yo superior,
debe entrar al mundo provisto los órganos y aptitudes para poder vivir. Así como la naturaleza cuida
de que el niño nazca con oídos y ojos bien plasmado, así también las leyes de la evolución
individual suministrar al Yo superior las capacidades con que entre a la existencia. Las leyes que
rigen el desarrollo de los órganos superiores del espíritu no son otras que las sanas leyes de la razón
y la moral de nuestro mundo terreno. Así como el niño madura en el seno de la madre, así también
el hombre espiritual madura dentro de su entidad corpórea; y del mismo modo que la salud del niño
depende del normal funcionamiento de las leyes naturales en el seno de la madre, así también la
salud del hombre espiritual está condicionada por las leyes del sentido común y de la razón que
obran en la vida física. Nadie puede dar a luz a un Yo superior sano si no vive y piensa sanamente en
el mundo físico; la base de todo desarrollo espiritual genuino es una vida en armonía con las leyes de
la naturaleza y de la razón. Tal como el niño vive ya en el seno de la madre de acuerdo con las leyes
naturales, no perceptible a sentidos hasta después de su nacimiento, así también el Yo superior del
hombre vive ya con arreglo a las leyes del mundo espiritual durante la existencia física. Y lo mismo
que el niño, impulsado por un vago instinto vital, asimila las necesarias 'energías, así también puede
el hombre asimilar las energías del mundo espiritual antes de nacer su Yo superior. De hecho ha de
ser así si éste ha de entrar al mundo como un ser completamente desarrollado. Sería un error decir:
"No puedo aceptar las enseñanzas de la Ciencia Espiritual antes de convertirme en vidente"; pues sin
profundizar los resultados de la investigación espiritual no existe perspectiva alguna de adquirir un
genuino conocimiento superior. Sería como si un niño, durante su gestación, rehusara las energías
que le transmite su madre y pretendiese esperar hasta obtenerlas por sí mismo. Tal como el
embrión infantil aprecia, mediante su sentido vital, lo que se le ofrece, así también puede apreciar la
verdad de las enseñanzas de la Ciencia Espiritual aquel que no haya alcanzado la clarividencia. Aun
antes de percibir las realidades espirituales ya puede existir una comprensión de estas enseñanzas,
basada en el sentimiento de la verdad y en un juicio claro, sano y circunspecto. Hay que empezar por
estudiar las enseñanzas esotéricas precisamente como preparación para la clarividencia; de lo
contrario, es decir, si se logra sin esta base, sería comparable a un niño que naciera con ojos y oídos,
pero sin cerebro. Desplegaríase ante él todo un mundo de colores y sonidos; pero no sabría qué
hacer con ellos.
Lo que el hombre comprendía antes mediante su sentido de la verdad, su intelecto y su razón, todo
esto se vuelve experiencia propia para él en esta etapa del discipulado; tiene conocimiento inmediato
de su Yo superior y comprende que éste se halla conectado con entidades espirituales más elevadas
con las que constituye un todo unido. Se dará cuenta de que su yo inferior tiene su origen en un
mundo superior, se le revelará que su naturaleza superior sobrevive a la inferior, y sabrá distinguir lo
perecedero de lo permanente en él, es decir, llegará a comprender, por propia experiencia, la doctrina
de la encarnación del Yo superior en el inferior. Comprenderá claramente que él es parte de un
complejo espiritual y que sus cualidades y destinos dependen de esta integración. Aprenderá a
conocer la ley de su vida, su Karma; se dará cuenta de que su yo inferior, tal como integra su vida en
el presente, no es sino una de las múltiples configuraciones que el superior puede adoptar, y verá
ante sí la posibilidad de actuar sobre él desde su Yo superior hacia un grado de perfección cada vez
más alto. Ahora podrá discernir también las diferencias que existen entre los hombres en relación con
su grado de perfeccionamiento; darse cuenta de que hay seres superiores que ya han alcanzado los
grados que todavía se yerguen ante él; comprender que las enseñanzas y actos de tales hombres
proceden de la inspiración de un mundo superior. Debe este conocimiento a su primer vislumbre
personal de ese mundo, y los llamados " grandes iniciados de la humanidad" empiezan a adquirir
realidad para él.
He aquí los dones que obtiene el discípulo en esta fase de su desarrollo: íntimo conocimiento de su
Yo superior; captación de la doctrina de la encarnación de este Yo superior en uno inferior;
penetración de las leyes que regulan la vida en él mundo físico de acuerdo con sus conexiones
espirituales, esto es, la ley del Karma; y, finalmente, interna comprensión de la existencia de los
grandes iniciados.
Cuando el discípulo ha alcanzado este grado se dice que se desvanecido toda duda. Su fe anterior,
basada en la razón y en el sano pensar, queda reemplazada por un pleno saber y comprensión que
nada puede quebrantar.
Las religiones, en sus ceremonias, sacramentos y ritos, han presentado trasuntos exteriormente
visibles de acontecimientos y seres espirituales superiores. Sólo quienes no hayan penetrado
todavía las profundidades de las grandes religiones podrán desconocer este hecho. Mas aquel
que tenga una percepción personal de la realidad espiritual, comprenderá el significado de aquellos
cultos exteriormente visibles. El mismo servicio religioso será entonces para él un trasunto de su
propia comunión con el mundo espiritual.
He tratado de mostrar cómo el discípulo, por el ascenso nivel, se convierte realmente en un ser
humano nuevo. Puede ahora, gracias a una progresiva madurez, alcanzar la facultad de dirigir,
mediante las corrientes de su cuerpo etéreo, el elemento vital propiamente superior, y así
emanciparse en alto grado de su cuerpo físico.
TRANSFORMACION ONIRICA Y CONCIENCIA :
TRANSFORMACIÓN DE LA VIDA DE LOS SUEÑOS
Un indicio de que el discípulo ha alcanzado, o está por alcanzar, el grado de evolución descrito en el
capítulo anterior, el cambio que se produce en la vida de sus sueños. Antes los sueños eran confusos
y caprichosos; ahora comienzan a tener un carácter ordenado. Las imágenes empiezan a
eslabonarse en forma razonable, tal como sucede con las representaciones de la vida cotidiana,
pudiendo discernirse en ellas, causas y efectos. El contenido mismo de los sueños se va igualmente
modificando: en tanto que anteriormente sólo percibían reminiscencias de la vida diurna, impresiones
transformadas del medio circundante o de sus propias condiciones físicas, ahora surgen imágenes de
un mundo antes desconocido. Al principio, no se altera el carácter general de la vida de los sueños,
es decir, éstos siguen distinguiéndose de las representaciones de la vigilia por la peculiaridad de que
manifiestan simbólicamente lo que quieren expresar. Ningún observador ato dejará de notar este
carácter simbólico de los sueños: ejemplo, se sueña haber cogido un animal repugnante y se siente
en la mano una sensación desagradable; al despertar, descubre que la mano estrechaba una punta
de la colcha; percepción no se presenta en toda su realidad, sino por medio de una imagen simbólica;
o quizá se sueña en que se huye de un perseguidor, hallándose uno sobrecogido de miedo, y al
despertar uno advierte que durante el sueño tuvo un exceso de palpitaciones; una digestión pesada
engendra también sueños inquietantes. De la misma manera, lo que ocurre en torno del durmiente
se refleja simbólicamente en sus sueños: un reloj que da la hora puede evocar la imagen de un
desfile de soldados marchando al son del tambor. Una silla que cae puede dar origen a todo un
drama soñado, en el que el ruido producido por la caída se refleja como un disparo, y así podríamos
continuar. También el sueño ordenado del discípulo cuyo cuerpo etéreo empieza a desarrollarse,
retiene este modo simbólico de expresión, pero dejará de reflejar meramente los hechos del medio
ambiente material y del propio cuerpo físico, pues conforme vayan regulándose los sueños motivados
por estas últimas causas, se entremezclarán en ellos imágenes que expresan objetos y situaciones
de otro mundo: he aquí las primeras experiencias más allá de la conciencia ordinaria.
Sin embargo, ningún verdadero ocultista tomará las experiencias transmitidas por el sueño como
base de información fidedigna; deberán simplemente considerarse como presagios de un desarrollo
superior. Pronto, y como resultado, los sueños del discípulo dejarán de sustraerse a la juiciosa
dirección de la razón; por el contrario, ésta los regulará y ordenará tal como lo hace con las
representaciones e impresiones de la vigilia. Se desvanece, pues, más y más, la diferencia entre la
conciencia de la vida del sueño y la de la vigilia: el que sueña sigue despierto, en toda la extensión de
la palabra, es decir, se siente dueño y en completo dominio de sus representaciones pictóricas.
Al estar soñando, el hombre se encuentra, efectivamente, en un mundo distinto del de los sentidos
corporales; pero mientras no tenga sus órganos espirituales desarrollados, sólo es capaz de
formarse, respecto de ese mundo, las consabidas ideas confusas. Ese mundo no tiene para él más
realidad que la que tendría el mundo sensible para un ser apenas dotado de las formas más
rudimentarias del ojo: De ahí que el hombre no pueda ver en aquel mundo más que las
reminiscencias y reflejos de la vida ordinaria. Estos le son perceptibles durante el sueño, porque la
misma alma entreteje sus experiencias diurnas, en forma de imágenes, en la sustancia que constituye
aquel otro mundo. Adviértase que el hombre, paralelamente con su vida diurna ordinaria y consciente,
vive una segunda vida inconsciente en aquel otro mundo. Graba en él, en forma de huella, todo
cuanto percibe y piensa; huella que sólo se torna visible cuando las flores de loto están desarrolladas.
Ahora bien, en todo ser humano existen ya ciertos débiles rudimentos de esas flores. Debido a esto
no puede percibir nada durante la vigilia: son demasiado suaves las impresiones que recibe. El que
no podamos ver las estrellas durante el día se basa en razones similares: su visibilidad se extingue
por el potente esplendor del sol. Del mismo modo, las débiles impresiones espirituales no pueden
hacerse sentir frente a las poderosas impresiones que reciben los sentidos físicos. En cambio,
durante el sueño, cerradas las ventanas de los sentidos, esas otras impresiones empiezan a fulgurar
confusamente y el soñador adquiere conciencia de fenómenos que tienen lugar en otro mundo. Pero
como ya se ha explicado, estas experiencias son, al principio meras huellas que la propia actividad
representativa, ligada a sentidos físicos, ha grabado en el mundo espiritual. Sólo las desarrolladas
flores de loto hacen posible que fenómenos no ''pertenecientes al mundo físico puedan manifestarse
en éste; y el cuerpo etéreo, una vez desarrollado nos confiere la plena comprensión de tales
manifestaciones procedentes de otros mundos. He ahí el comienzo de la vida y la actividad en un
mundo nuevo; y al llegar este momento la disciplina oculta tendrá que fijar al discípulo una doble
meta: primeramente deberá aprender a darse cuenta completa de todo cuanto observe en sus
sueños, como si estuviera despierto, y, una vez logrado, deberá tratar de llevar a cabo las mismas
observaciones durante el estado ordinario de la vigilia. Controlará su atención hacia las impresiones
espirituales para que puedan conservarse frente a las impresiones sensorias sin desvanecerse,
persistir sin interrupción junto a ellas y simultáneamente con ellas.
Cuando el discípulo haya adquirido 'esta facultad, aparecerá ante sus ojos espirituales algo del
cuadro descrito en el capítulo precedente, y podrá discernir lo que el mundo espiritual contiene como
causa del mundo físico. Por encima de todo será capaz de reconocer su Yo superior en el mundo
material. Su próxima tarea consiste ahora en expandir su alma, por decirlo así, hasta llenar este Yo
superior, esto es, hasta considerarlo realmente como su verdadero ser propio y obrar conforme a este
concepto. Comprenderá y experimentará, cada vez con más intensidad, que su cuerpo físico y lo que
anteriormente llamaba su "yo", ya no son sino instrumentos de su "Yo" superior, y frente a su yo
inferior adquirirá un sentimiento análogo al que invade a una persona limitada al mundo sensible
cuando se halla frente a un instrumento o vehículo del que hace uso. Al igual que nadie considera el
vehículo en el cual viaja como parte de su "yo", aunque diga "yo viajo", así también el hombre
evolucionado, al decir "yo atravieso la puerta", expresa realmente la idea "yo llevo mi cuerpo a través
de la puerta". Sólo que esto ha de ser para él un concepto tan natural, que ni por un momento pierda
terreno firme en el mundo físico ni se aleje nunca del mundo sensible. Si el discípulo ha de evitar el
convertirse en un iluso visionario, no debe empobrecer su vida en el mundo material, sino
enriquecerla por esta conciencia superior, tal como la enriquece el que se vale de un tren, en vez de
sus pies, para recorrer cierta distancia.
Cuando el discípulo se haya elevado a tal vida en su Yo superior, o más bien ya durante el proceso
de adquisición de la conciencia superior, aprenderá cómo despertar el poder perceptivo espiritual en
el órgano del corazón y cómo dirigirlo mediante las corrientes descritas en el capítulo precedente.
Este poder perceptivo es un elemento de una substancialidad superior que emana del órgano en
cuestión y que, con bello resplandor, fluye a través de las flores de loto en movimiento y de los demás
conductos del cuerpo etéreo desarrollado. De allí irradia hacia el exterior, hacia el mundo espiritual
circundante, haciéndolo espiritualmente visible, al igual que la luz solar, al caer sobre los objetos
materiales, los torna visibles.
La apreciación de cómo se genera este poder perceptivo en el órgano junto al corazón, no se alcanza
sino en el curso mismo de su paulatino desarrollo.
Cuando el discípulo haya aprendido a proyectar este órgano ¿de percepción por todo su cuerpo
etéreo y hacia el mundo exterior para iluminar los objetos, sólo entonces el mundo espiritual, en su
conjunto de seres y objetos, le será claramente perceptible. Esto nos lleva a comprender que el pleno
conocimiento de un objeto del mundo espiritual sólo es posible si el hombre mismo proyecta sobre
aquél la luz espiritual. Ahora bien, el "yo" que crea este órgano de percepción, reside, no dentro,
sino fuera del cuerpo físico, como hemos mostrado. El órgano de la región del corazón no es sino el
lugar donde el hombre enciende, desde fuera, este órgano de luz espiritual. Si lo encendiera en otra
parte, las percepciones espirituales realizadas por este órgano carecerían de relación con el mundo
físico. Todas las realidades espirituales superiores deben estar relacionadas con el mundo físico y
precisamente el hombre ha de ser el medio de acción sobre ese mundo. Es a través del órgano de la
región del corazón que el Yo superior sujeta al yo sensible y lo convierte en su instrumento.
Ahora bien, el sentimiento que el hombre evolucionado tiene frente a las cosas del mundo espiritual,
difiere del que tiene el hombre sensorio frente al mundo físico. El hombre sensorio se encuentra en
determinado lugar del mundo sensible, teniendo "fuera de él" los objetos que percibe. En cambio, el
hombre espiritualmente evolucionado se siente como unido a los objetos espirituales de su
percepción, como "en el interior" de ellos. En realidad, vaga de un lugar a otro del mundo espiritual,
por lo que en el lenguaje de la ciencia oculta se le llama también el "vagabundo"; carece de hogar al
principio. Sin embargo, si permaneciera en ese estado de mero vagabundeo, no podría determinar
objeto alguno en el espacio espiritual. Así como un objeto o lugar en el espacio físico se determina
relacionándolo con algún punto de referencia, así también hay que hacerlo en el otro mundo. Allí
también el hombre tiene que escoger algún lugar, investigarlo con detenimiento y apoderarse
espiritualmente de él. En este lugar tiene que establecer su hogar espiritual y relacionar con él todo lo
demás. En él mundo terrenal el hombre lo percibe todo desde el punto de vista de su hogar, y así
observamos que un berlinés da de Londres una descripción distinta que un parisiense. Y, no
obstante, hay diferencia entre el hogar espiritual y el hogar físico. Hemos nacido en este último sin
nuestra participación y absorbido instintivamente durante la juventud cierto caudal de
representaciones que, en adelante, lo coloran todo involuntariamente. En cambio, el hogar espiritual
ha sido formado por el discípulo con plena conciencia. Por tanto, con este hogar como base, formará
su juicio en plena y clara libertad. Esta fundación de un hogar espiritual se llama, en el lenguaje de la
ciencia oculta, "construir la morada".
La visión espiritual, en este grado de desarrollo, se extiende primeramente a las contrapartes
espirituales del mundo físico, en cuanto existan en el llamado mundo astral, donde se encuentra todo
lo que es de naturaleza similar a los instintos, sentimientos, pasiones y deseos humanos, ya que
todos los objetos sensibles que rodean al hombre se relacionan con aquellas características
humanas. Un cristal, por ejemplo, es moldeado por energías que, bajo la percepción espiritual,
aparecen como un impulso activo del hombre. Fuerzas similares hacen que la savia circule por los
vasos de la planta, que las flores se abran y las cápsulas de las semillas revienten. Para los órganos
desarrollados de la percepción espiritual, todas estas fuerzas cobran forma y color, al igual que los
objetos del mundo físico tienen forma y color para los ojos corporales. En esta fase de su desarrollo,
el discípulo no solamente ve el cristal o la planta, sino también las consabidas fuerzas espirituales.
Los instintos le son perceptibles, no solamente por las manifestaciones vitales externas de hombres y
animales, sino también como objetos inmediatos, tal como ve las mesas y las sillas en el mundo
físico. Todo el conjunto de instintos, apetitos, deseos y pasiones, tanto de un animal como de un ser
humano, constituye la nube astral 0 aura que los envuelve.
Además, el clarividente puede percibir, en este grado de su desarrollo, objetos que se substraen casi,
o por completo, a la percepción sensoria. Puede, por ejemplo, notar la diferencia astral entre una
habitación llena de gente de baja mentalidad y otra llena de personas de espíritu elevado; no
solamente la atmósfera física, sino también la espiritual de un hospital, se distingue de la de un salón
de baile; una ciudad comercial tiene otra atmósfera astral que una ciudad universitaria. En las fases
iniciales de la clarividencia, la facultad perceptiva frente a semejantes fenómenos está poco
desarrollada; su relación con las percepciones antes referidas, es igual a la relación de la conciencia
del sueño con la vigilia; pero el despertar será completo paulatinamente también en lo tocante, a este
grado.
La más alta conquista del clarividente que ha alcanzado el susodicho grado de visión, es la que le
revela las reacciones astrales de los instintos y pasiones de los animales y seres humanos. Una
acción cariñosa va acompañada de un fenómeno astral muy distinto del de una acción inspirada por
el odio. El deseo desmesurado produce una contraparte astral repugnante, mientras que un
sentimiento engendrado por una aspiración noble crea una contraparte hermosa. Estas contrapartes
sólo son débilmente visibles durante la vida terrenal del hombre, pues mengua mucho su intensidad
durante la vida del mundo sensorial. Por ejemplo, el deseo de un objeto produce determinada imagen
refleja, además de la forma bajo la cual el deseo mismo aparece en el mundo astral; sin embargo, si
el deseo es satisfecho por la obtención del objeto físico, o si, al menos, existe la posibilidad de
satisfacerlo, entonces la imagen correlativa no pasa de débil vislumbre. No adquiere su cabal
intensidad sino después de la muerte del individuo, cuando el alma, de acuerdo con su naturaleza,
sigue abrigando tal deseo, sin poder ya satisfacerlo, porque le faltan tanto el objeto como el órgano
corpóreo. Una persona de placeres sensuales, continúa teniendo, después de la muerte, el deseo de
darle gusto a su paladar, por ejemplo; pero le falta la posibilidad de satisfacer ese deseo porque ya no
tiene paladar. Esto da por resultado que el deseo engendre una contraimagen particularmente vehe-
mente, por la cual el alma se siente atormentada. Las experiencias suscitadas después de la muerte
por las contraimágenes de la naturaleza anímica inferior, se llaman "las experiencias en el reino
anímico", especialmente en el lugar del deseo. Sólo cuando el alma se ha depurado de todo deseo
que tienda hacia el mundo terrenal, es cuando se desvanecen esas experiencias; y sólo entonces
asciende a regiones superiores, al mundo del Espíritu. Si bien esas contrapartes son débiles durante
la vida terrenal, no por ello dejan de estar presentes acompañando al hombre como predisposición
desiderativa, lo mismo que al cometa su cauda. El clarividente puede percibirlas, si ha alcanzado el
escalón respectivo de su desarrollo.
Por semejantes experiencias y otras afines pasa el discípulo durante el estado descrito. En este
grado de su evolución aún no puede adquirir experiencias espirituales más elevadas, sino que tiene
que ascender por encima de este nivel.
LA CONTINUIDAD DE LA CONCIENCIA :
La vida humana transcurre en tres estados que se alternan: vigilia, sueño con ensueños y sueño
profundo. Comprenderemos cómo adquirir el conocimiento superior de los mundos espirituales si
estudiamos los cambios que, respecto de estos tres estados, tiene que sufrir el que intenta buscar tal
conocimiento. Antes de someterse a disciplina alguna para aquel logro, la conciencia humana es
continuamente interrumpida por los intervalos de reposo del sueño durante los cuales el alma no
tiene conciencia del mundo exterior ni de sí misma. Sólo de tiempo en tiempo emergen del océano
brumoso de la inconsciencia los sueños, relacionados con acontecimientos del mundo circundante o
con el estado del propio cuerpo. Generalmente, los sueños sólo se interpretan como una
manifestación particular de la vida del sueño, por lo que comúnmente se habla nada más de dos
estados: el sueño y la vigilia. Para la ciencia oculta, sin embargo, los sueños tienen su
significado independiente de los otros dos estados. En el capítulo precedente se describieron las
manifestaciones que sufren los sueños de aquel que pretende ascender al conocimiento superior.
Sus sueños dejan de carecer de sentido, de ser irregulares e incoherentes y se van integrando cada
vez más a un orbe regulado y coherente. Continuando el desarrollo, este orbe nuevo, nacido del
mundo de los sueños, no sólo se equipara a la realidad sensible exterior, en lo que corresponde a su
intrínseca veracidad, sino que en él se revelan hechos que representan una realidad superior, en toda
la extensión de la palabra. Misterios y enigmas yacen ocultos doquiera en el mundo sensible, mundo
que nos permite ver los efectos de ciertos hechos superiores, pero, concretada la percepción
meramente a los sentidos, de ninguna manera llegar hasta las causas. Estas causas se revelan en
parte al discípulo que se encuentra en dicho estado, estado en el qué, aunque originalmente derivado
de la vida de los sueños, de ninguna manera permanece estacionario. Sin embargo, mientras no ten-
ga asimismo tales percepciones durante la vigilia, el discípulo no puede considerarlas como
conocimiento genuino. Logrará, al fin, desarrollar la facultad de trasladar a la conciencia de vigilia el
estado que él mismo se ha creado, nacido en la vida, de los sueños. De esta manera, el mundo
sensible se habrá enriquecido para él con algo completamente nuevo. Así como una persona, ciega
de nacimiento y operada con éxito, reconocerá que los objetos en su derredor se enriquecen con todo
cuanto el ojo percibe, así también aquel que, de la manera indicada, se haya convertido en
clarividente, percibirá todo el mundo circundante como dotado de nuevas cualidades, objetos, seres.
Ya no tendrá necesidad de esperar los sueños' para vivir en otro mundo sino que, en cualquier
momento puede lograr el estado descrito con el fin de una percepción superior. Este estado adquirirá
para él un significado parecido al que tiene en la vida ordinaria, la percepción de las cosas mediante
los sentidos activos, en contraste con esos mismos sentidos en estado inactivo. Verdaderamente
puede decirse que el discípulo abre sus sentidos psíquicos y percibe lo inasequible a los sentidos
corporales.
Ahora bien, este estado no constituye sino una transición hacia etapas del conocimiento todavía
superiores. Si el discípulo continúa sus ejercicios esotéricos, descubrirá, a su debido tiempo, que el
cambio radical antes citado no abarca solamente la vida de sus sueños, sino que la transformación se
extiende también hacia lo que antes era el sueño profundo, es decir, sin soñar. Notará que
conscientes experiencias aisladas empiezan a interrumpir la completa insensibilidad que antes
caracterizaba el dormir, pues que de entre las tinieblas profundas del sueño emergen percepciones
de un género antes desconocido. Naturalmente, no es cosa fácil describirlas, ya que adaptado
nuestro lenguaje sólo al mundo sensible, únicamente ofrece términos aproximados para algo que no
forma parte de él. Con todo, y puesto que tenemos que utilizar estas palabras para la descripción
de los mundos superiores, habremos de recurrir al libre uso de parábolas. Es posible proceder en
esta forma considerando que todo el mundo está relacionado. Las cosas y los seres de los mundos
superiores tienen vínculos con el mundo físico hasta el grado de permitir, con cierta buena voluntad,
que podamos tener idea de esos mundos superiores, aun mediante el uso de términos acuñados para
el mundo sensible. Algo no debe perderse de vista, sin embargo: el que las descripciones de los
mundos suprasensibles tienen que expresarse, en gran parte, en forma de parábola o símbolo. De
ahí que las palabras del lenguaje corriente se utilicen sólo para una parte de la disciplina oculta; para
lo demás el discípulo aprenderá, como resultado muy natural de su ascenso, un modo simbólico de
expresión. El conocimiento de este lenguaje se adquiere en el curso mismo de la disciplina oculta, lo
cual no impide que se aprenda algo de la naturaleza de los mundos superiores aun mediante
descripciones tan elementales como las que aquí ofrecemos.
Para dar una idea de las expresiones que por primera vez surgen del océano de la inconsciencia que
caracteriza el sueño profundo, lo mejor será compararlas a una especie de audición. Podría hablarse
de una percepción de sonidos y palabras. Así como las experiencias que se tienen al dormir soñando,
guardan cierto parentesco con una especie de visión de entre las percepciones sensorias, los hechos
observados en el sueño profundo pueden sugerirnos impresiones auditivas. Hacemos notar aquí, de
paso, que también en los mundos espirituales la facultad de la visión es de índole superior a la
auditiva. Allí también los colores son de superior categoría a los sonidos y a las palabras. Sin
embargo, las primeras percepciones del discípulo en ese mundo todavía no se extienden a aquellos
colores superiores, sino sólo a los sonidos inferiores; pero como el hombre, de acuerdo con su
general desenvolvimiento, tiene más afinidad con el mundo que se le revela en los sueños, puede
desde un principio percibir en él los colores. Se halla menos preparado para el mundo superior que se
le hace consciente en el sueño profundo; por lo que su manifestación se lleva a cabo mediante
sonidos y palabras; será más tarde que el discípulo podrá también allí ascender a colores y formas.
Ahora bien, tan pronto como el discípulo se dé cuenta de tener esas experiencias durante el sueño
profundo, su primera finalidad es conseguir que sean tan claras y nítidas como posible. Al principio,
esto es muy difícil, pues extremadamente tenue es la percepción de lo que se experimenta en este
estado en su inicio. Al despertar, el discípulo sí sabe que ha tenido una experiencia; pero ignora por
completo su naturaleza. Lo más importante en esta situación inicial es permanecer tranquilo y sereno,
sin dejarse llevar en ningún momento por la impaciencia o el desasosiego, totalmente,
contraproducentes: en lugar de acelerar el progreso lo dilatarían. El discípulo tiene que entregarse
plácidamente a lo que recibe como regalo; reprimir toda violencia. Si en un momento dado no puede
darse cuenta de las experiencias tenidas durante el sueño, esperará con paciencia hasta que le sea
posible, y este momento llegará con toda seguridad. La facultad perceptiva, si el discípulo aguardó
con paciencia y serenidad, se convertirá en posesión segura, en tanto que si surgiera
momentáneamente como resultado de un imperativo violento, quizá se perdería del todo por mucho
tiempo.
Una vez adquirida esta facultad perceptiva y lograda la clara y lúcida conciencia de las experiencias
del sueño, el discípulo deberá dirigir su atención hacia lo siguiente. Las experiencias que hemos
descrito son de dos clases, claramente diferenciadas: las primeras totalmente ajenas a todo cuanto el
estudiante jamás haya conocido. Ellas pueden ser fuente de placer y de virtud, pero por el
momento, no debe pretender investigarlas. Ellas son las primeras precursoras del mundo espiritual
superior en el que el discípulo no se orientará sino más adelante. En la otra clase de experiencias el
observador atento descubre cierta relación con el mundo ordinario en que vive. Los temas de sus
reflexiones en la vida cotidiana, los misterios de las cosas que le rodean y que quisiera comprender
sin que le sea posible con su intelecto ordinario, sobre todo esto le dan la clave las experiencias
vividas durante el sueño. Durante su diario vivir el hombre reflexiona sobre lo que constituye su medio
ambiente; su mente se esfuerza en entender las relaciones que existen entre las cosas; trata de
captar, por medio de conceptos, lo que perciben sus sentidos. A esta búsqueda se refieren sus
experiencias durante el sueño. Lo que antes eran conceptos oscuros y nebulosos, cobra ahora
sonoridad viviente, sólo comparable a los sonidos y palabras del mundo sensible; cada vez más le
parecerá al discípulo como si la solución de los enigmas que le llevan a reflexionar le fuese
susurrada en sonidos y palabras desde un mundo superior. Y será capaz de relacionar con la vida
ordinaria lo que así le llega de ese mundo. Lo que antes sólo era accesible a su pensamiento, ahora
se convierte en vivencia, tan clara y substancial como pueda serlo la experiencia más vivida de
nuestro mundo sensible. Las cosas y los seres del mundo sensible en manera alguna son sólo lo que
parecen ser a la percepción sensoria, sino que son expresión y efluvio de un mundo espiritual. Este
mundo del Espíritu, otrora oculto para el discípulo, ahora resuena para él desde la totalidad de su
medio circundante.
Fácil es de comprender que esta facultad perceptiva superior sólo puede resultar benéfica para el
hombre, si los sentidos psíquicos que se le han despertado están en perfecto orden, lo mismo que los
órganos sensorios ordinarios sólo son útiles para la observación exacta del mundo si están regular y
normalmente constituidos. Es el hombre mismo quien desenvuelve esos sentidos superiores
mediante los ejercicios indicados por la Ciencia Espiritual, entre los que figura la concentración, esto
es, el enfoque de la atención sobre representaciones y conceptos bien definidos, relacionados con los
misterios del universo, y la meditación, que es la vida en tales ideas, así como el abismarse
completamente en ellas en forma correcta. Mediante la concentración y la meditación, el hombre
actúa sobre su alma y desarrolla en ella los órganos psíquicos de la percepción. Mientras así se
dedique a las tareas de la concentración y de la meditación, su alma irá creciendo dentro de su
cuerpo lo mismo que el embrión crece en el seno de la madre. Cuando las experiencias aisladas que
hemos descrito empiecen a aparecer durante el sueño, es que se acerca el momento del nacimiento
del alma liberada: literalmente se ha convertido en un nuevo ser, gestado y madurado por el hombre
mismo. De ahí que los esfuerzos de la concentración y la meditación requieran una esmerada y
exacta observación porque contienen las leyes inherentes a la germinación y madurez del ser
psíquico superior del hombre. Este ser psíquico debe aparecer en su nacimiento como un organismo
armonioso y bien proporcionado; de sufrir alguna omisión en la observación de las reglas, en vez de
un ser normal resultaría, en la esfera espiritual, un aborto incapaz de la vida.
El que este ser psíquico empiece a nacer durante el sueño profundo, se comprende fácilmente si se
tiene en cuenta que este organismo, endeble y todavía poco resistente, no podría subsistir contra las
brusquedades y asperezas de esta vida en el caso de aparecer durante la vida ordinaria: su actividad
quedaría anulada frente a la del cuerpo. Durante el sueño, sin embargo, cuando el cuerpo descansa
en lo que corresponde a su actividad dependiente de la percepción sensoria, la actividad del alma
superior, tan delicada e inconspicua al principio, puede hacerse evidente. De nuevo procure el
discípulo no considerar como válido conocimiento las experiencias adquiridas durante el sueño,
mientras no se halle capacitado para trasladar también su despierta alma superior a la conciencia de
la vigilia. La adquisición de esta facultad le permite percibir el mundo espiritual en su propio carácter
íntimo durante y dentro de las experiencias cotidianas; es decir, puede concebir psíquicamente, como
sonidos y palabras, los secretos existentes en su derredor.
En esta fase de su desarrollo, el discípulo tiene que darse cuenta de que se encuentra, por lo pronto,
ante experiencias espirituales más o menos aisladas e inconexas. Tiene, pues, que abstenerse de
construir, con base en ellas, sistema alguno de conocimiento acabado, ni tan siquiera coherente,
pues en tal caso, toda clase de conceptos e ideas fantásticas se deslizarían en el alma, y fácilmente
se llegaría a construir un mundo que nada tendría que ver con el verdadero mundo espiritual. El
discípulo tiene que practicar continuamente el más riguroso dominio de sí mismo, y el más indicado
método consiste en esforzarse por percibir, con creciente claridad, las genuinas experiencias aisladas
y en esperar la espontánea llegada de nuevas experiencias, que puedan asociarse, como por propia
afinidad, con las precedentes. En virtud del poder del mundo espiritual donde encontró su camino, y
por medio de la constante aplicación de los ejercicios adecuados, el discípulo experimenta una
expansión progresiva de la conciencia durante el sueño profundo. Más y más experiencias emergen
de la inconsciencia, y son cada vez más cortos los períodos inconscientes de la vida del sueño. En
esta forma van asociándose cada vez más estas experiencias aisladas, por sí mismas, sin que esta
genuina Unión se vea perturbada por otra clase de combinaciones e inferencias, que en todo caso
tendrían su origen en un intelecto acostumbrado al mundo sensible. Cuanto menos se entremezclen
indebidamente los hábitos de pensar de nuestro mundo material en las vivencias superiores, tanto
mejor será. Conduciéndose así, el discípulo va acercándose progresivamente a aquella etapa del
sendero del conocimiento superior que le permita transformar en estados completamente
conscientes, los antes inconscientes de la vida del sueño. Durante el reposo del cuerpo, el discípulo
vivirá dentro de un medio tan real como lo es el de la vigilia. Huelga decir que* al principio, la realidad
que se observa durante el sueño es distinta de la realidad sensible que rodea el cuerpo físico, y el
discípulo aprende, o tiene que aprender, a relacionar con su medio sensible circundante sus
experiencias superiores obtenidas durante el sueño, si no quiere dejar de pisar terreno firme dentro
del mundo sensible y convertirse en visionario. Al principio, sin embargo, el mundo captado durante el
sueño es una revelación completamente nueva. Esta etapa importante de la evolución, caracterizada
por la perdurabilidad de la conciencia durante el sueño, se llama, en la Ciencia Espiritual, "continuidad
de la conciencia". El estado a que aquí se alude representa, para cierto grado del desarrollo, una
especie de "ideal", asequible al extremo de un largo camino. Lo que el discípulo conoce primero es la
expansión de la conciencia hacia dos estados psíquicos: en uno de ellos, el primero, antes sólo
percibía sueños desordenados; el segundo corresponde al sueño inconsciente, sin sueños.
Aquel que haya alcanzado este grado continuará teniendo experiencias y enriqueciendo sus
conocimientos durante los períodos en que su cuerpo físico se encuentre en reposo y en los que su
alma no reciba impresiones mediante los órganos sensorios.
 
DISOCIACIÓN DE LA PERSONALIDAD
DURANTE LA DISCIPLINA ESPIRITUAL
Durante el sueño, el alma humana no recibe mensaje alguno mediante los órganos sensorios, lo que
implica que las percepciones del mundo exterior ordinario no fluyen hacia ella. En cierto sentido el
alma está positivamente fuera de la parte de la entidad humana, —el llamado cuerpo físico—, que
durante la vigilia hace posibles las percepciones sensorias y el pensar; está conectada solamente con
los principios más sutiles, —cuerpo etéreo y astral—, que se sustraen a la observación de los sen-
tidos físicos. Mas no es de imaginar que la actividad de estos principios más sutiles vaya a
suspenderse durante el sueño. Tal como el cuerpo físico está conectado con las cosas y los seres del
mundo material, siendo afectado por ellos y afectándolos a su vez, así también el alma vive en un
mundo superior, vida que persiste durante el sueño. Efectivamente, durante el sueño el alma se halla
en plena actividad, si bien nada podemos saber de ésta en tanto no tengamos los órganos de la
percepción espiritual que nos permiten observar durante el sueño lo que pasa en torno nuestro y lo
que nosotros mismos estamos haciendo, en analogía a como durante el día observamos nuestro
medio físico con nuestros sentidos ordinarios. Como se expuso en los capítulos precedentes, la
disciplina oculta consiste en el desarrollo de tales órganos de la percepción espiritual.
Ahora bien, si por la disciplina oculta se transforma la vida del estudiante durante el sueño tal como
se ha descrito en el capítulo anterior, entonces será él capaz de darse cuenta cabal, mientras esté en
tal estado, de lo que sucede en torno suyo; de orientarse a voluntad en su medio ambiente, tal como
durante la vigilia encuentra su camino mediante las sentidos ordinarios. Es oportuno notar aquí que la
percepción del medio sensible ordinario requiere un grado superior de clarividencia, lo que ya ha sido
indicado en el capítulo precedente. En la fase inicial de su desarrollo, el discípulo sólo percibe cosas
pertenecientes a otro mundo, sin que sea capaz de discernir su conexión con los objetos del mundo
exterior.
Estas características de la vida durante el sueño y los sueños ilustran lo que continuamente sucede
en el ser humano. El alma vive ininterrumpidamente en los mundos superiores donde despliega su
actividad y donde cobra los impulsos para su incesante acción sobre el cuerpo físico; pero el hombre
ordinario no tiene conciencia de esta su vida superior, conciencia que adquirirá el discípulo y de este
modo transformará toda su vida. En tanto que el alma no es vidente en sentido superior, es guiada
por elevados seres cósmicos. Y al igual que la vida de un ciego será distinta si recobra la vista
mediante una operación, ya no necesitará de guía, asimismo cambiará la vida del hombre gracias a la
disciplina oculta. Se emancipará de la necesidad de ser conducido y se guiará por sí mismo. Es obvio
que desde ese momento estará sujeto a errores no sospechados por la conciencia ordinaria; actuará
desde un mundo de donde anteriormente lo influían potencias superiores sin que él hubiera tenido
conciencia de ello. Estas potencias superiores están ordenadas por la armonía universal cósmica; y el
discípulo se sustraerá a ella, ya que, en lo sucesivo, él mismo tendrá que ejecutar actos que antes
habían sido realizados para él, sin su participación.
A esto obedece que en los libros que tratan de estas materias se hable frecuentemente de los
peligros inherentes al ascenso a los mundos superiores, peligros cuyas descripciones pueden
intimidar a temperamentos apocados. Conviene insistir que tales peligros sólo existen si se descuidan
las precauciones necesarias; en tanto que, si realmente se adoptan las medidas aconsejadas, se
llevará a cabo el ascenso a través de vivencias cuya potencia y magnitud, a pesar de sobrepasar la
más osada fantasía del hombre, no podrá acarrear perjuicio alguno para la salud o la vida; El
discípulo se encontrará con potencias que por doquiera amenazan la vida y le será posible incluso
valerse de ciertas energías y seres que existen más allá de la percepción sensoria. Imperiosa es la
tentación de adueñarse de esas fuerzas para fines de un interés personal ilícito o para hacer mal uso
de ellas en su equívoco conocimiento de los mundos superiores. Algunas de estas importantes
experiencias, por ejemplo el encuentro con el "guardián del umbral", se describirán en los capítulos
siguientes. Sin embargo, hay que considerar que las potencias hostiles a la vida están presentes,
aun cuando no se las conozca. Sin duda su relación con el hombre está, en este caso, determinada
por poderes superiores, relación que se modifica al entrar el individuo conscientemente en el mundo
que antes se le mantenía oculto. Pero al mismo tiempo esto irá acompañado de una exaltación de la
propia existencia y de un enriquecimiento de su vida por un amplio y nuevo campo de experiencias.
El peligro verdadero puede surgir si el discípulo, por impaciencia o arrogancia, asume demasiado
pronto cierta independencia frente a las realidades del mundo superior; si no puede esperar hasta
comprender realmente las leyes suprasensibles. En estos dominios, la humildad y la modestia son
palabras menos vanas que en la vida ordinaria. Si el discípulo posee estas cualidades en el mejor
sentido, podrá estar seguro de su paso a la vida superior, sin peligro para todo lo que comúnmente
se llama salud y vida. Ante todo, no debe surgir discordancia alguna entre las experiencias superiores
y los hechos y requerimientos de la vida cotidiana. El hombre, evidentemente, ha de buscar su misión
en esta Tierra, y quien pretenda rehuirla, tratando de escapar hacia otro mundo, puede estar seguro
de que nunca alcanzará su meta. A pesar de esto no hay que olvidar que los sentidos no perciben
sino una parte del mundo, y que en la espiritual residen los seres que se manifiestan en los
acontecimientos dé la material. El ser humanó ha de participar del Espíritu para poder llevar sus
manifestaciones a la realidad sensible; ha de transformar la Tierra implantando en ella lo que ha
captado en planos superiores; sólo porque el hombre no puede verdaderamente actuar en la tierra si
no participa de esos mundos donde se mantienen ocultas las fuerzas creadoras sólo por esto ha de
tener el anhelo de ascender hasta ellos. Nadie que se acerque a la disciplina oculta con esta
disposición de ánimo y que esté dispuesto a no desviarse, ni por un momento, de la pauta así
marcada, tendrá que temer el menor peligro. Nadie deberá permitir que la posibilidad de tales peligros
le lleve a desistir de esa disciplina; por el contrario, tal perspectiva debe ser para el hombre intenso
acicate que le mueva a adquirir las cualidades que son indispensables al verdadero discípulo de la
ciencia oculta.
Hechas estas observaciones preliminares con el fin de descartar todo elemento de terror, vamos a
describir algunos de los "peligros". Es verdad que se operan grandes cambios en los cuerpos más
sutiles del discípulo, cambios relacionados con ciertos procesos evolutivos de tres fundamentales
energías psíquicas: la de la voluntad, del sentimiento y del pensamiento. Antes de que se lleve a cabo
el entrenamiento oculto, estas tres fuerzas están sujetas a una definida relación prescrita por leyes
cósmicas superiores. El ser humano no quiere 1, siente o piensa arbitrariamente.
Cuando, por ejemplo, surge determinado pensamiento en la conciencia, con él se asocia, de acuerdo
con leyes naturales, un sentimiento peculiar; o se vincula con una volición en secuela igualmente
natural. Veamos las reacciones naturales: si al entrar a una habitación encontramos su atmósfera
pesada, abrimos las ventanas; si oímos llamar nuestro nombre, atendemos la llamada; si se nos
pregunta, contestamos; si percibimos un objeto mal oliente, experimentamos repugnancia. He ahí
sencillas asociaciones entre el pensar, el sentir y el querer. Al examinar la vida humana,
comprobaremos que todo en ella está basado en tales asociaciones y que la vida ni siquiera se
califica de "normal" si no se observa en ella tal asociación entre ese pensar, sentir y querer, resultado
de las leyes de la naturaleza humana. Consideraríase como contrario a estas leyes si alguien, por
ejemplo, experimentara placer al percibir un objeto mal oliente o si no respondiese al hacérsele una
pregunta. Los éxitos que se esperan de una buena educación o de una adecuada instrucción se
basan en el supuesto de que se puede establecer en el alumno la asociación entre pensar, sentir y
querer, ligada con la naturaleza humana. Si se le imparten ciertas nociones, es para que más
adelante las asocie debidamente' con sus sentimientos y voliciones.
Todo esto parte del hecho de que en forma debidamente definida los centros de las tres energías, —
pensar, sentir, querer—, se asocian con los vehículos más sutiles del alma humana. Esta existente
asociación del organismo psíquico más delicado tiene su contraparte en el grosero cuerpo físico.
También en este último tienen una conexión bien definida con los del pensar y del sentir los órganos
de la voluntad: determinado pensamiento evoca un sentimiento o una actividad volitiva. En el curso
del desarrollo superior del hombre quedan rotos los vínculos entre las tres fuerzas fundamentales. Al
principio, esta ruptura sólo acontece dentro del organismo psíquico más sutil; pero en una etapa más
elevada, la separación abarcará también el cuerpo físico. Es un hecho que durante el desarrollo
espiritual el cerebro humano se divide en tres partes separadas, separación que por no ser
perceptible a los sentidos ordinarios, no puede demostrarse con los instrumentos más sensibles; no
obstante, la separación se efectúa y el clarividente sí tiene medios de observarla. El cerebro del
clarividente avanzado se divide, pues, en tres centros de actividad independiente: el cerebro del
pensamiento, el del sentimiento y el de la voluntad.
 
1) En lo que sigue, el verbo querer Implicará manifestación de voluntad. (N. d. Tr.).
Así, los órganos del pensar, del sentir y del querer, quedan emancipados de toda dependencia
recíproca. En adelante, ya no dependerá la asociación de sus leyes inmanentes, ya que la despierta
conciencia superior del hombre será la que la rija. El cambio psíquico que el discípulo observa es que
ya no se establece conexión alguna entre una representación y un sentimiento, o entre un sentimiento
y una volición, etc., a menos que él mismo la cree. Ningún impulso lo impele de un sentimiento a una
acción, sino es él quien, libremente, engendra tal impulso. Ahora puede encararse, libre de todo
sentimiento, ante un hecho que, antes de su discipulado, le habría suscitado un amor ferviente o un
odio amargo; puede permanecer inactivo frente a un pensamiento que antes le habría impulsado a la
acción como si fuera espontánea; en cambio, puede realizar actos por decisión de su voluntad,
decisión que carece del más ligero móvil para todo aquel que no haya sufrido la disciplina oculta. La
coronación de los esfuerzos del discípulo es el absoluto dominio de la actividad coordinada de las tres
fuerzas del alma; actividad supeditada a su propia responsabilidad.
Sólo mediante esta transformación de su ser, puede el hombre entrar en relación consciente con
ciertas fuerzas y seres suprasensibles, puesto que existe una afinidad entre las energías de su propia
alma y ciertas fuerzas fundamentales del mundo. Por ejemplo, la fuerza inherente a la voluntad puede
afectar determinadas cosas y seres del mundo superior, y también percibirlos; pero esto sólo le será
posible cuando se haya liberado de la conexión que, dentro del alma, la vinculaba con el sentir y el
pensar. Una vez desligada esta conexión, puede exteriorizarse la actividad volitiva, y otro tanto ocurre
con las fuerzas del pensar y del sentir. Un sentimiento de odio que alguien emite es visible para el
clarividente cual fina nube luminosa de tinte determinado; y el clarividente puede rechazar ese
sentimiento tal como el hombre físico detener el golpe que se le dirija. En el mundo suprasensible, el
odio se convierte en fenómeno visible; pero el clarividente sólo puede percibirlo en tanto que es capaz
de proyectar hacia fuera la fuerza inherente en su sensibilidad, del mismo modo que el hombre co-
rriente ofrece al mundo exterior la receptividad de su ojo. Y lo que decimos del odio, ocurre también
con hechos mucho más importantes del mundo físico. El discípulo puede entrar en consciente
relación con ellos por la liberación de las energías fundamentales de su alma.
Debido a esta separación de las energías del pensar, del sentir y del querer, surge la posibilidad, si el
discípulo desatiende los preceptos de la ciencia oculta, de un triple extravío en el curso evolutivo del
hombre. Tal extravío puede ocurrir si las conexiones se cortan antes que la conciencia superior haya
desarrollado su poder cognoscitivo lo suficiente para poder manejar como es debido las riendas que
hacen posible que las fuerzas separadas se combinen en una libre actividad armoniosa. Por regla
general, las tres energías fundamentales del hombre, en cualquier momento de la vida no están
igualmente avanzadas en su desarrollo. En algunas personas el pensar se ha adelantado al sentir y al
querer; en otras cualquier energía psíquica predomina sobre sus hermanas. Ahora bien, mientras se
mantenga la conexión de estas fuerzas tal como está establecido por las superiores leyes cósmicas,
el predominio de una u otra de esas energías no puede causar irregularidad que, en un sentido
superior, resulte dañina. Una voluntad predominante queda compensada por el pensar y el sentir, y
así se evita que la voluntad incurra en excesos. Sin embargo, cuando alguien en quien señoree la
voluntad emprenda la disciplina oculta, el pensamiento y el sentimiento dejarán de ejercer su
influencia reguladora sobre ella, la que tratará incesantemente de imponer su enorme poder. Si,
entonces, tal persona no ha avanzado lo suficiente para poder dominar su conciencia superior y
crear por sí misma la armonía, la voluntad seguirá desenfrenada su propio camino, supeditando
continuamente a su poseedor. El sentir y el pensar caerán en una impotencia absoluta y el hombre
actuará como aguijoneado por una voluntad tiránica que lo esclaviza. El resultado será un carácter
despótico, que pasa desenfrenadamente de una acción a otra.
La segunda aberración se produce cuando el sentimiento se emancipa de las leyes que lo controlan.
Una persona inclinada a la veneración puede hundirse en una dependencia ilimitada, hasta el grado
de perder toda voluntad y todo pensamiento personales. En este caso, en vez de llegar al
conocimiento superior, tal persona se vería condenada a la más lastimosa anulación y debilidad; en
otro aspecto, de tratarse de un temperamento inclinado hacia el misticismo, podría verse arrastrado
por un arrebato religioso sin medida.
El tercer mal surge cuando existe el predominio del pensar, cuyo resultado es una naturaleza
contemplativa, hostil a la vida y recluida dentro de sí misma. Para ese tipo de personas el mundo
carece de importancia, salvo en cuanto les suministra oportunidad de satisfacer su sed de saber,
exaltada hasta lo increíble. Ningún pensamiento las impulsa a una acción o a un sentimiento;
aparecen como seres indiferentes y fríos rehuyendo todo contacto con la realidad ordinaria: les
repugna o, en todo caso, ha perdido para ellos todo significado.
He aquí, pues, los tres extraviados caminos hacia los cuales puede el discípulo ir a parar: el
despotismo del carácter, el emocionalismo sentimental, y el frío, impasible esfuerzo hacia el saber.
Desde el punto- de vista externo, así como del materialista de la medicina oficial, tal persona
descarriada apenas si se distingue, sobre todo en grado, de un demente, o cuando menos de un
profundo neurótico. Claro está que el discípulo no debe parecerse a ella. Lo esencial para él es que
las tres energías fundamentales del alma, el pensar, el sentir y el querer, se hayan desarrollado
armoniosamente antes de desligarse de su conexión inherente y de subordinarse a la liberada
conciencia superior, pues una vez cometido el error y arrastrada en el desenfreno una de las fuerzas
psíquicas fundamentales, el alma superior nace como un aborto. La fuerza indómita satura por
completo la personalidad del hombre y, por mucho tiempo, no hay esperanza de restablecer el
equilibrio. Lo que en una persona sin disciplina oculta aparece como inocente predisposición, a saber,
el predominio del pensar, del sentir o del querer, se intensifica a tal grado en el discípulo que el
predominio ahoga el elemento humano universal, necesario para la vida.
Sin embargo, todo esto no se torna peligroso hasta el momento en que el discípulo adquiera la
facultad de experimentar, durante la vigilia, lo mismo que experimenta su conciencia en el sueño. En
cuanto se trate solamente de iluminar los intervalos del sueño, la vida de los sentidos, regulada por
las leyes cósmicas universales, seguirá reaccionando durante la vigilia sobre el equilibrio psíquico
perturbado tendiendo a restablecerlo. De ahí que sea tan esencial que la vida de la vigilia del
discípulo sea en todo sentido ordenada y sana. Cuanto mejor capacitado esté para satisfacer las
exigencias que el mundo exterior demande de una constitución sana y vigorosa de cuerpo, alma y
espíritu, tanto mejor para él. En cambio, le sería muy perjudicial si su vida de vigilia le afectara de
manera provocativa o irritante, es decir, si externas influencias destructivas o inhibidoras se sumaran
a los grandes cambios que ocurren en su interior. El discípulo buscará todo cuanto, de acuerdo con
sus poderes y facultades, tienda a favorecer una convivencia serena y armoniosa con su medio
ambiente, y evitará todo lo que mengüe esta armonía e introduzca desasosiego e inquietud en su
vida. Lo importante no es tanto el desembarazarse superficialmente del desasosiego y de la
inquietud, sino más bien el procurar que el estado de ánimo, las intenciones, los pensamientos y la
salud corpórea, no estén expuestos por su causa a continuas fluctuaciones. Todo esto no es tan fácil
de cumplir para el discípulo como lo era antes de la disciplina oculta ya que las experiencias
superiores, entretejidas ahora en su Vida, obran sin interrupción sobre toda su existencia. Si en
alguna de ellas existe una anomalía, ésta le acecha continuamente para desviarlo, en la primera
oportunidad, del camino recto. Por tanto, no debe el discípulo descuidar nada de cuanto le permita
mantener el dominio completo de todo su ser; nunca debe faltarle presencia de ánimo, ni una
reposada perspicacia en todas las situaciones en que se encuentre. En el fondo, una disciplina oculta
genuina engendra por sí misma todas estas cualidades, y, a medida que el discípulo avanza, aprende
a conocer los peligros y a adquirir simultáneamente y en el momento oportuno el poder completo para
vencerlos.
 

 

 

EL GUARDIAN DEL UMBRAL:

EL GUARDIÁN DEL UMBRAL
Entre las experiencias importantes del discípulo que asciende a los mundos superiores, figura su
encuentro con el "guardián del umbral"; no con uno propiamente, sino con dos: el "menor" y el
"mayor". El discípulo encontrará al primero cuando empiecen a desligarse, en la forma anteriormente
descrita, los lazos de unión entre el querer, el pensar y el sentir, en los cuerpos más sutiles, el astral y
el etéreo. El encuentro con el "guardián mayor del umbral" ocurrirá cuando esta separación de las
conexiones se extienda también a las partes físicas del cuerpo, particularmente, al principio, al
cerebro.
El "guardián menor del umbral" es un ser autónomo; no existe para el hombre antes que éste haya
alcanzado el grado respectivo de desarrollo. Aquí pueden indicarse algunas de sus características
más esenciales.
Comenzaremos por tratar de describir, en forma narrativa, el encuentro del discípulo con ese
"guardián", encuentro que hace al discípulo consciente de que su pensar, su sentir y su querer, se
han desligado de su conexión inherente.
Es un ser espectral y amedrentador que se levantará ante el discípulo y que hará necesaria toda su
presencia de ánimo y toda su confianza en la firmeza de su sendero, para la adquisición de todo lo
cual tuvo amplia oportunidad en el curso previo de su disciplina.
El "guardián" patentiza su significado aproximadamente en las siguientes palabras: "Hasta ahora,
potencias para ti invisibles dirigieron tu destino. Gracias a su actividad, durante el curso de tus vidas
anteriores hasta el momento presente, tus buenas acciones recibieron su recompensa y tus malas
acciones suscitaron resultados funestos. Bajo su influencia, tu carácter se ha ido formando con tus
experiencias de la vida y con tus pensamientos: forjaron tu destino. Fueron ellas las que te asignaron
en cada una de tus encarnaciones la medida del goce y del dolor, de acuerdo con tu conducta en
pasadas existencias. Reinaban sobre ti como la ley omnímoda del Karma. Estas potencias te
eximirán ahora de parte de la influencia restrictiva que sobre ti ejercían y que te queda, en
consecuencia, traspasada. Varios han sido los golpes que el destino te ha infligido y sin saber el por
qué: eran las consecuencias de una mala acción en una de tus vidas anteriores. Encontraste felicidad
y alegría y las aceptaste tal como vinieron: eran igualmente los frutos de pasadas acciones. Tu
carácter presenta rasgos hermosos y lacras repugnantes: tú mismo has causado unos y otras con tus
experiencias y pensamientos anteriores, que si bien te eran desconocidos se te hacían evidentes en
sus efectos. Las potencias kármicas, sin embargo, veían todas las acciones de tus vidas pretéritas,
todos tus pensamientos y sentimientos más recónditos, y determinaron consecuentemente tu modo
actual de ser y de vivir.
"De ahora en adelante, a ti mismo se te revelarán todos los aspectos buenos y malos y de lo que
hiciste. Han estado entretejidos hasta ahora en tu propio ser; estaban dentro de ti y tú no podías
verlos, como no puedes ver tu propio cerebro con los ojos físicos. Mas ahora se liberarán de ti, se
separarán de tu personalidad; asumirán una forma independiente que te será visible, tal como puedes
ver las piedras y las plantas del mundo exterior. Y... yo soy ese mismo ser, que modeló un cuerpo con
tus acciones nobles y viles. Mi forma espectral está tejida con la substancia del libro de cuentas de tu
propia vida. Invisible me llevaste hasta ahora dentro de ti; y benéfico para ti ha sido el que así fuera,
pues la sabiduría de tu destino, aunque oculta para ti, ha trabajado hasta ahora desde tu interior, para
borrar de mi aspecto aquellas lacras repugnantes. Ahora que he salido de ti, también se ha alejado
esta sabiduría oculta, y en adelante no se ocupará más de ti; dejará ese trabajo únicamente en tus
propias manos. Necesito convertirme en ser perfecto y glorioso; de lo contrario, sería presa de la
corrupción, y si esto último sucediera, te arrastraría conmigo a un mundo oscuro y depravado. Para
evitarlo, tu propia sabiduría tendrá que ensancharse hasta que pueda hacerse cargo de la tarea de
aquella sabiduría oculta, que se ha separado de ti. Una vez que hayas cruzado mi umbral, ya no me
apartaré ni un instante de tu lado, como forma visible para ti. Cuando en lo futuro obres o pienses
incorrectamente, al punto notarás tu falta como una desfiguración repugnante y demoníaca de mi
forma; sólo cuando te hayas purificado de manera que ya no te sea posible cometer maldad alguna,
será cuando me habré transformado en ser de belleza radiante. Entonces podré unirme nuevamente
a ti formando contigo un solo ser, en beneficio de tu actividad futura.
"Mi umbral está formado por los temores y vacilaciones que todavía subsisten en ti ante el esfuerzo
que necesitas para asumir personalmente la responsabilidad íntegra de todo cuanto hagas y pienses.
En tanto perdure en ti la menor huella de temor para dirigir tú mismo tu destino, carecerá este umbral
de lo que necesite contener. Y mientras le falte una piedra tan sólo, tendrás que detenerte como
paralizado ante él o tropezar con él. No trates de atravesarlo antes de sentirte completamente libre de
miedo y dispuesto a la más alta responsabilidad.
"Hasta ahora, yo sólo salía de tu personalidad cuando la muerte te llamaba de tus vidas terrenales,
pero aun entonces, mi forma permanecía velada para ti. Sólo me veían las potencias que dirigían tu
destino y según mi aspecto plasmaban, durante los intervalos entre la muerte y un nuevo nacimiento,
la fuerza y la capacidad que necesitabas para embellecer mi forma, en beneficio de tu progreso en
una nueva vida terrenal.
Era yo precisamente quien, por mi imperfección, obligaba una y otra vez a las potencias del destino a
que reencarnaras de nuevo. Presente estaba en la hora de cada una de tus muertes, y por mí, los
dirigentes del Karma disponían de tu renacimiento. Solamente por esta inconsciente transformación
mía hacia la perfección en el curso de tales encarnaciones, te habrías sustraído a las potencias de la
muerte y entrado en la inmortalidad identificado conmigo.
"Y así como en la hora de la muerte estuve siempre a tu lado, aunque invisible, heme ahora ante ti en
forma visible; y cuando hayas cruzado mi umbral, entrarás en aquellos reinos en los que otrora sólo
tenías acceso después de la muerte física. Penetrarás en ellos plenamente consciente y, en adelante,
aunque sigas peregrinando físicamente visible sobre la tierra, peregrinarás también por el reino de la
muerte, —en realidad el reino de la vida eterna. Yo soy también de veras el ángel de la muerte; pero
al mismo tiempo el portador de una inagotable vida superior. Morirás por mí con tu cuerpo aún vivo,
para renacer a la existencia imperecedera.
"En el reino al que vas a entrar, conocerás seres suprasensibles, y la bienaventuranza será tu
herencia; pero yo mismo he de ser tu primera visión de ese mundo, ya que yo soy tu propia creación.
Antes vivía yo de tu propia vida; ahora, empero, tú me despertaste a una existencia individual, y heme
aquí, patrón visible de tus acciones futuras y quizá tu reproche perpetuo. Me has formado, mas con
ello contrajiste a la vez el deber de transformarme",
Lo que se ha bosquejado aquí en forma narrativa no hay que interpretarlo como algo simbólico, sino
como una vivencia intensamente real del discípulo.1
 
 
1) Por lo anterior queda: claramente establecido que el "guardián del umbral" es una forma astral que se revela a la despierta videncia
superior del discípulo. A este encuentro suprasensible le conduce la ciencia oculta. Hacer visible al "guardián del umbral" para los sentidos
físicos, es una manipulación de la magia inferior. La operación consiste en producir una nube de substancia tenue, una especie de incienso,
compuesto de cierto número de substancias en una mezcla determinada. El poder desarrollado del mago puede ejercer una acción
plasmante sobre el incienso. El que esté suficientemente preparado para la visión superior no necesita visualizaciones sensibles; y aquel
que, sin la debida preparación, viere frente a sí su Karma no redimido en forma de un ser sensible y vivo, correrla el riesgo de extraviarse
por caminos equivocados. No debiera aspirar a esta experiencia. En "Zanoni" de Bulwer Lytton, se da una descripción novelesca de este
"Guardián del umbral".
 
El guardián tiene que prevenir al discípulo que no siga adelante, si no siente dentro de sí la fuerza
necesaria para cumplir los requisitos expuestos en esa exhortación. Por terrible que sea la aparición
de este guardián, sólo es el efecto de la vida pasada del propio discípulo, su propia personalidad
surgida de él mismo hacia una vida independiente. Este despertar tiene lugar por la disociación de la
voluntad, del pensamiento y del sentimiento. Sentir por primera vez que, personalmente, se dio origen
a un ser espiritual, es ya de por sí una vivencia de profundo significado. La preparación del discípulo
debe haberlo capacitado para soportar esta visión terrible sin temor alguno, así como, en el momento
del encuentro, suficientemente fortalecido para emprender con plena conciencia la responsabilidad dé
transformar y embellecer el "guardián".
Una consecuencia del encuentro venturoso con el "guardián" del umbral es que la siguiente muerte
física del discípulo, será un acontecimiento completamente distinto de las anteriores. Será consciente
de su muerte, se despojará de su cuerpo físico tal como se deshace de un vestido gastado o quizá
inutilizado por un súbito desgarrón. La muerte física ya no será un hecho de especial importancia
para él, sino para los suyos, limitada todavía su percepción al mundo sensible. Para ellos el discípulo
"muere", en tanto que, para él, nada trascendente ocurre: el mundo suprasensible al que entra no le
es desconocido: existía antes de su muerte y es el mismo mundo el que se le presenta, después de
ella.
El "guardián" del umbral hállase vinculado con otras cosas. El individuo pertenece a una familia, a un
pueblo, a una raza, y su actividad en este mundo depende del hecho de pertenecer a tales
comunidades; también su carácter individual tiene que ver con ellas. Mas la actividad consciente de
los individuos no es lo único que hay que tomar en cuenta al considerar una familia, una tribu, un
pueblo o una raza. Las familias, naciones, razas, además de su característica, tienen su destino. Para
quien se limite a sus sentidos, todo ello no pasará de ser conceptos generales, y el pensador
materialista, con sus prejuicios, verá con desdén al investigador oculto al oír que para éste lo
distintivo de la familia o del pueblo, el destino de la tribu o de la raza, corresponde a seres reales, tal
como el carácter y el destino de un individuo es expresión de una personalidad real. El investigador
espiritual se relacionará con mundos superiores de los que son miembros las personalidades
individuales, tal como los brazos, las piernas y la cabeza, lo son del ser humano. En la vida de una
familia, de un pueblo o de una raza, entran en juego, además de las acciones de los individuos, los de
seres reales que son el alma-grupo familiar, nacional, o el espíritu de la raza. En cierto sentido, hasta
puede decirse que los individuos aislados son meramente los órganos ejecutivos de esas almas-
grupo familiares, de esos espíritus raciales. No se afirma sino la verdad cuando decimos, por ejemplo,
que un alma-grupo nacional, para llevar a cabo algún trabajo, se sirve de todo individuo perteneciente
a este pueblo o nación. El alma-grupo nacional no desciende a la realidad sensible, sino que mora en
mundos superiores, y para actuar en el mundo de los sentidos físicos, se sirve de los órganos físicos
del individuo. Su actividad es comparable, en un sentido superior, a la de un arquitecto que recurre a
sus obreros para los pormenores de la construcción. En el verdadero sentido de la palabra, el alma-
grupo familiar, nacional o racial, asigna su trabajo a todo individuo: sin que el hombre corriente haya
sido iniciado en el plan superior de ese trabajo, colabora inconscientemente en las tareas de las
almas-grupo nacionales, raciales, etc. Desde el momento de su contacto con el "guardián del umbral",
ya no es suficiente que conozca su tarea como personalidad particular, sino que tendrá que colaborar
conscientemente en la misión de su pueblo, de su raza. La ampliación de su horizonte
necesariamente le impone deberes mayores. Lo que realmente ocurre es que el discípulo agrega un
cuerpo nuevo a su cuerpo psíquico más sutil, se pone una vestidura adicional. Antes caminaba por el
mundo provisto de las envolturas que cubrían su personalidad, y sus obligaciones hacia su
comunidad, su pueblo, su raza, eran dirigidas por los Espíritus superiores, si bien realizadas a través
de él; ahora, por revelación del "guardián del umbral", sabe que estos Espíritus le retirarán en
adelante su mano dirigente y que tendrá que separarse del círculo de su comunidad. El resultado
sería que, como un individuo aislado, se endurecería completamente y se degradaría al no adquirir
los poderes inherentes de los espíritus nacionales y raciales. No faltará quien diga: "ya me he
libertado enteramente de toda conexión de linaje o raza; sólo quiero ser un hombre, nada más que un
hombre". A lo que hay que responder: "¿quién te ha conducido a esta libertad? ¿No ha sido tu familia
la que te situó en el mundo donde te encuentras? ¿No es tu linaje, tu pueblo, tu raza, los que te han
moldeado como eres? Ellos te educaron, y si ahora, por encima de todo prejuicio, tú eres uno de los
porta-antorchas y bienhechores de tu grupo y hasta de tu raza, todo esto lo debes a la educación de
ellos recibida. Aunque digas que no eres "nada más que un hombre", el haber llegado a serlo, lo
debes a los espíritus de tus comunidades". Sólo el discípulo de la ciencia oculta aprenderá lo que
significa al estar completamente abandonado por los espíritus nacionales, familiares o raciales; él
solamente experimentará por sí mismo cuan escaso es el valor de aquella educación para la vida que
ahora le aguarda, pues todo lo que le ha sido inculcado por dicha educación se desvanece por
completo al romperse los vínculos entre la voluntad, el pensamiento y el sentimiento. Mira hacia atrás
observando los resultados de toda su educación previa, tal como miraría a una casa que estuviera
desmoronándose y que tuviera que reconstruir en forma nueva. También aquí se trata de algo más
que de una expresión meramente simbólica, al decir que cuando el "guardián del umbral" ha
enunciado sus primeras palabras, del lugar en que se encuentra se levantará un torbellino que
extingue todas las luces espirituales que hasta ahora habían iluminado el sendero de la vida del
discípulo. Este se encontrará sumergido en completa oscuridad, sólo mitigada por la luminosidad que
emana del mismo "guardián". Y de entre las tinieblas resonarán sus exhortaciones ulteriores: "No
cruces mi umbral mientras no estés seguro de poder iluminar tú mismo la oscuridad en la cual
penetras; no des ni un solo paso adelante mientras no tengas la certidumbre de que tienes bastante
aceite en tu propia lámpara. Las lámparas de los guías, que hasta ahora te conducían, te faltarán en
lo futuro". Tras estas palabras, el discípulo tiene que volverse y mirar hacia atrás. El "guardián del
umbral" descorre el velo que hasta ahora había ocultado profundos misterios de la vida. Los espíritus
nacionales, raciales o familiares, se le revelarán ahora en toda su actividad; y el discípulo
comprenderá claramente de qué manera se le había conducido y se dará cuenta, no menos
claramente, de que en adelante ya no disfrutará de tal dirección. Esta es la segunda advertencia
recibida de su guardián ante el umbral.
Sin preparación, nadie podría soportar el aspecto arriba bosquejado; pero la disciplina superior que
capacita al discípulo para avanzar hasta allí, lo capacita asimismo para que pueda encontrar la fuerza
necesaria en el momento oportuno. En verdad el entrenamiento puede aun ser tan armonioso, que la
entrada a la vida nueva queda exenta de cualquier carácter inquietante o tumultuoso. En este caso
las experiencias del discípulo ante el umbral irán acompañadas de una premonición de aquella
bienaventuranza que constituirá la nota fundamental de su vida recién despierta. El sentimiento de
una nueva libertad predominará sobre todo lo demás; y, basado en ese sentimiento, sus nuevos
deberes y responsabilidades se le aparecerán como algo que le corresponde necesariamente en
determinado escalón de la vida.
 
LA VIDA Y LA MUERTE EL GUARDIÁN MAYOR DEL UMBRAL
Hemos puesto de relieve en el capítulo anterior la gran importancia que tiene para el hombre el
encuentro con el llamado "guardián menor del umbral", importancia que se debe a que percibe este
guardián como un ser suprasensible que él mismo ha engendrado y cuyo cuerpo es la manifestación
de las consecuencias, anteriormente invisibles, de las propias acciones, sentimientos y pensamientos
del discípulo. Estas fuerzas invisibles se han trocado en la causa de su destino y de su carácter; y el
discípulo llega a comprender cómo él mismo, en el pasado, echó los cimientos del presente. Así, su
propia esencia se le aparece revelada hasta cierto grado: por ejemplo, sabe por qué tiene ciertas
inclinaciones y hábitos; de dónde han procedido ciertos golpes que ha sufrido del destino; se da
cuenta del por qué ama una cosa y odia otra, del porqué una cosa le hace feliz y otra desdichado. La
vida visible se le vuelve comprensible por sus causas invisibles; se le revelan ante su mirada los
factores esenciales de la vida; la enfermedad y la salud, la muerte y el nacimiento; observa que antes
de su nacimiento tejió las causas que necesariamente tuvieron que conducirlo a una nueva vida.
Conoce aquel ser que lleva dentro de sí, creado dentro del mundo visible de una manera imperfecta,
pero sólo perfectible en este mismo mundo, ya que en ningún otro existe oportunidad alguna de
trabajar para su perfeccionamiento. Comprende, además, que la muerte no puede separarlo
definitivamente de este mundo, y así se dice: "Antaño vine por primera vez a esta realidad física
porque necesitaba la vida de este mundo para la adquisición de cualidades que no hubiera podido
lograr en ningún otro. Debo permanecer ligado a este mundo hasta haber desarrollado dentro de mi
ser, todo cuanto sólo aquí puede conquistarse. No llegaré a ser, algún día, un colaborador útil en otro
mundo, si no adquiero, en este mundo sensible, las facultades requeridas". Una de las experiencias
más importantes del iniciado consiste, pues, en que adquiere un conocimiento y una estimación del
verdadero valor de la naturaleza visible, mejores que los que le era posible tener antes de su
disciplina espiritual, comprensión que debe justamente a su visión del mundo suprasensible. Aquel
que no posea tal facultad y que, quizá por esta razón, se imagine que las regiones suprasensibles
son infinitamente más valiosas, podrá menospreciar el mundo sensible; pero el vidente sabrá que, sin
las experiencias de la realidad visible, se vería reducido a una impotencia absoluta en la realidad
invisible. Para poder vivir en ésta, le es necesario poseer facultades e instrumentos que únicamente
puede adquirir en el mundo visible. No puede existir la conciencia del mundo invisible sin vista
espiritual, y esta videncia del mundo "superior" se desarrolla gradualmente a través de las
experiencias en el "inferior". Nadie puede nacer en el mundo superior con ojos espirituales si no los
ha desarrollado en el mundo sensible, al igual que un niño no podría nacer con ojos físicos si éstos no
se hubieran formado ya en el seno de la madre.
Esta consideración hace comprensible el por qué el "umbral" del mundo suprasensible esté
custodiado por un "guardián". De ninguna manera alcanza una visión real de esas regiones quien
carezca de las facultades necesarias. De ahí que se corra un velo sobre los fenómenos superiores
cada vez que, al morir, el hombre entre a otro mundo incapacitado aún para actuar en él. Sólo le será
dable contemplarlos cuando haya llegado a la madurez completa.
Cuando el discípulo entra en aquel mundo la vida adquiere para él un sentido enteramente nuevo;
ve en el mundo sensible el semillero de un mundo superior, de manera que, en cierto sentido, el
mundo "superior", sin el "inferior" parece deficiente. Dos perspectivas se le abren: una hacia el
pasado, otra hacia lo futuro. Su mirada se extiende a un pasado cuando la realidad sensible no
existía aún; ya hace tiempo que se encuentra por encima del prejuicio de que el mundo suprasensible
se ha desarrollado del sensible. Sabe que en el principio existía lo suprasensible y que de él
evolucionó todo lo sensible. Ve que él mismo, antes de venir por vez primera a lo físico, pertenecía a
lo suprasensible y que este prístino mundo suprasensible necesitaba pasar por el sensible, para que
fuera posible su evolución ulterior. Sólo cuando en el reino de lo sensible se hayan desarrollado seres
con las facultades correspondientes será cuando el mundo suprasensible podrá reanudar su curso.
Esos seres son los hombres; ellos deben su modo actual a una etapa imperfecta de la existencia
espiritual y se les conduce, dentro de esta etapa, hacia aquella perfección que los hará aptos para la
continuación de su obra en beneficio del mundo superior. Desde aquí la perspectiva se dirige hacia lo
futuro, y muestra una fase más perfecta del mundo suprasensible que contendrá los frutos cultivados
en el mundo sensible. Este mundo sensible, como tal, será trascendido; mas sus resultados se
incorporarán a un mundo superior.
Así se comprende la enfermedad y la muerte en el mundo sensible. La muerte no es sino la expresión
de que el prístino mundo suprasensible ha llegado a un punto más allá del cual no podría progresar
por sí mismo. Una muerte universal hubiera sido necesaria si este mundo no hubiera recibido un
nuevo impulso vital, y así, esta nueva vida se ha convertido en una lucha contra la muerte universal.
De entre los remanentes de un mundo en estado de endurecimiento y descomposición, brotaron y
florecieron las simientes de un mundo nuevo. De ahí que existan en el mundo la muerte y la vida. La
mutación se efectúa lentamente: las partes decadentes del mundo antiguo persisten adheridas a los
nuevos gérmenes de vida que de ellas surgieron. Este hecho halla su expresión más clara en el
hombre mismo: lleva como su envoltura lo que ha conservado de aquel mundo antiguo y dentro de
ella se desarrolla el germen del ser que vivirá en el porvenir. Así, el hombre es un ser de doble
aspecto: mortal e inmortal; lo mortal está en su fase final, lo inmortal en la inicial. Mas sólo dentro de
este mundo doble, cuya expresión es la sensualidad física, es donde el hombre adquiere las
facultades necesarias para conducirlo a la inmortalidad. Su tarea consiste precisamente en cosechar
de lo mortal, los frutos para lo inmortal. Al contemplar su propio ser, tal como él mismo lo ha forjado
en el pasado, tiene que decirse: "Llevo dentro de mí los elementos de un mundo en decadencia que
se hallan activos dentro de mí y cuyo poder sólo poco a poco puedo aniquilar, gracias a los nuevos
elementos inmortales que nacen a la vida". Así, el camino del hombre conduce de la muerte hacia la
vida. Si, a la hora de su muerte, pudiera hablar consigo mismo con plena conciencia, tendría que
decirse: "lo perecedero ha sido mi maestro; mi muerte es un efecto de todo el pasado, al que estoy
vinculado; mas el suelo de lo mortal hizo madurar los gérmenes de mi vida inmortal, los que llevo
conmigo a otro mundo. Si no entran en juego más que el pasado, nunca hubiera yo podido haber
nacido; la vida del pasado llegó a su fin con el nacimiento. La vida en el mundo sensible es
arrebatada a la muerte universal por el nuevo germen vital. El período entre el nacimiento y la muerte
es tan sólo la expresión cuantitativa de lo que la vida nueva ha arrebatado al pasado moribundo, y la
enfermedad no es sino el efecto prolongado de las proporciones moribundas de ese pasado".
Todo esto nos capacita para responder a la pregunta de por qué el hombre avanza, sólo mediante un
trabajo gradual, del error y la imperfección hacia la verdad y el bien. Sus acciones, sentimientos y
pensamientos están dominados, al principio, por lo perecedero y mortal, origen de sus órganos
sensorios. De ahí que estos órganos, y cuanto sobre ellos actúa, estén destinados a perecer. No son
los instintos, impulsos, pasiones, ni los órganos respectivos, los que representen lo imperecedero; lo
imperecedero latirá sólo en la obra realizada por esos órganos. Sólo cuando el hombre haya extraído
de lo perecedero todo lo que sea posible, será cuando pueda descartar los elementos que le servían
de base para su desarrollo y cuya expresión es el mundo de los sentidos físicos.
Así, el primer "guardián del umbral" se yergue ante el hombre como la imagen de su doble
naturaleza, mezclada de lo perecedero y de lo imperecedero; y su aspecto demuestra claramente
cuánto le falta todavía para alcanzar aquella figura luminosa y sublime, que de nuevo pueda habitar
en el mundo puro y espiritual.
Se hace visible para el hombre el grado de complicaciones todavía existente con la naturaleza física.
En este enmarañamiento se patentizan desde luego los instintos, impulsos, apetitos, deseos
interesados y toda forma de egoísmo; así como su subordinación a una raza, a un pueblo, ya que
pueblos y razas no son sino escalones evolutivos que conducen hacia la humanidad pura. Una raza o
un pueblo se encontrará a un nivel tanto más elevado, cuanto más perfectamente sus componentes
representen el tipo puro e ideal de la humanidad, y cuanto más hayan avanzado en su camino de lo
físico y perecedero a lo suprasensible e imperecedero. Por tanto, la evolución del ser humano a
través de las reencarnaciones hacia formas nacionales y raciales cada vez más elevadas, es un
proceso de liberación al final del cual el hombre aparecerá con armoniosa perfección. De manera
semejante, el paso a través de formas de moralidad y religión cada vez más puras, también es un
proceso de perfeccionamiento, ya que cada grado moral sigue conteniendo, al lado de los gérmenes
ideales del futuro, el afán de lo perecedero.
Ahora bien, en el "guardián del umbral" descrito, únicamente se presentan los resultados del pasado
y solamente contiene aquellos gérmenes de lo futuro que han sido implantados durante el tiempo
transcurrido.' Mas el hombre debe llevar al futuro mundo suprasensible todo cuanto pueda extraer del
mundo sensible. Si se conformara con aportar solamente lo que el pasado haya entretejido en su
contra-imagen, sólo en parte cumpliría su tarea terrenal. Por esta razón, al cabo de cierto tiempo, el
"guardián mayor" se une al "guardián menor del umbral". Nuevamente se describirá en forma
narrativa lo que sucede cuando el hombre encuentra este segundo "guardián".
Cuando el discípulo ha reconocido los elementos de los cuales debe liberarse, se presenta ante él,
cerrándole el paso, un ser sublime y luminoso cuya belleza es difícil de describir con las palabras de
nuestro lenguaje. Este encuentro tendrá lugar cuando la disociación de los órganos del pensar, del
sentir y del querer se extienda al cuerpo físico, de modo que sus relaciones recíprocas y a no estén
reguladas por sí mismas, sino por la conciencia superior, emancipada por completo de las
condiciones físicas. Los órganos del pensar, del sentir y del querer se habrán convertido entonces en
instrumentos a la disposición del alma humana que ejerce su predominio desde las regiones
suprasensibles. El alma, liberada así de todo vínculo físico, se enfrenta con el segundo "guardián del
umbral", que habla más o menos como sigue:
"Te has liberado del mundo de los sentidos, y has conquistado la ciudadanía del mundo
suprasensible desde donde podrás actuar en adelante. Por tu parte, ya no necesitarás de tu
corporalidad física en su forma actual. Si tu intención fuera solamente adquirir la facultad de morar en
este mundo suprasensible, ya no tendrías necesidad de regresar al físico; empero, ahora ¡mírame!
Date cuenta de cuan infinitamente estoy por encima de todo cuanto hasta ahora has hecho de ti.
Llegaste a tu grado actual de perfección gracias a las facultades que pudiste desarrollar en el mundo
sensible, mientras dependías todavía de él; pero desde este momento ha de empezar para ti una
nueva era en la cual tus fuerzas liberadas han de seguir trabajando en el mundo sensible. Hasta
ahora te has redimido sólo a ti mismo; en adelante, ya libre, podrás colaborar en la liberación dé
todos tus compañeros del mundo terrenal. Hasta hoy luchaste como individuo; ahora has de buscar tu
lugar en el conjunto, para que no sólo tú llegues al mundo suprasensible, sino contigo traigas también
a todo lo demás que existe en el físico. Día llegará en que puedas unirte a mí, pero yo no puedo
disfrutar de bienaventuranza en tanto que otros permanezcan sin redimir. Como ser liberado
individual podrías entrar desde luego en el reino de lo suprasensible, pero quedarías entonces
obligado a mirar hacia abajo, hacia los seres del mundo sensible que todavía no lo trascendieron;
habrías apartado tu destino del suyo, a pesar de estar tú con ellos inseparablemente unido. Todos
tuvisteis que descender al mundo sensible a fin de sacar de él las fuerzas necesarias para un mundo
superior. Si te separaras de ellos harías mal uso de unas fuerzas que sólo en comunidad con ellos
pudiste desarrollar. Tú no hubieras podido descender si ellos no hubieran descendido, y sin ellos<
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